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La Costa del Granito Rosa es un lugar diferente.

Situada en la Bretaña Francesa, el


litoral que ocupa esta región está cubierto de grandes bloques de granito de un
color rosa pálido casi gris que hacen que sea un lugar único y digno de ver. Por
suerte yo estuve allí y pese a que la historia que viene a continuación siempre la
imaginé en la Playa de Las Canteras, aún no sé por qué a última hora pensé situarla
allí. Sea como fuere aquí va...

9 minutos (más) en la Costa del Granito Rosa

Hasta aquí viene todo el mundo. Niños y mayores, hombres y mujeres. Gentes del
lugar y turistas extranjeros, los de siempre, los nuevos y los que aún estén por venir,
conocidos, desconocidos, ella y él... Pongamos que eran las 17:02.

En la Costa del Granito Rosa el tiempo pasa como siempre muy lento. El viento
frenado por los bloques avanza sigiloso y una chica que no llego a distinguir
permanece quieta, sentada cara al mar leyendo un libro que no llega a entretenerle
más que el vuelo de las gaviotas sobre las aguas del Atlántico. Un perro salta y
juega en la arena blanca mientras su dueño recoge piedras que tira para que su
mascota las encuentre.

En la Costa del Granito Rosa el perro juguetón y activo se acerca a la chica


distraída y su dueño exaltado corre hacia el sitio por si el perro molestaba. La chica
acariciaba el lomo del animal y al llegar su dueño éste salió corriendo por la playa
mientras ellos dos se quedaron mirando fijamente y en súbito silencio. Así pudieron
estar un minuto...

En la Costa del Granito Rosa dos desconocidos se invitan a conversar y un perro


juega por la zona. Ella le pide que se siente y él acepta gustoso. Ella le cede parte
de la manta que usaba para sentarse en la arena blanca y ambos se sitúan uno al
lado del otro mientras se intercambian vivencias, biografías y chistes varios de
merienda en la tarde que se conocieron poco a poco. Y así pudieron estar los dos
unos 2 minutos más...

En la Costa del Granito Rosa dos desconocidos retornaron al silencio y esta vez ya
a la misma altura de estatura y emoción se miraron frente a frente mientras sentían
nerviosos que el espacio que les separaba entre sus rostros iba en disminución
lentamente pero sin vacilar. Al término del recorrido se encontraron sus labios y la
piel con la piel hizo contacto al principio fugaz y temeroso pero pronto convertido en
voraz y eterno. Así estuvieron otros dos minutos...

En la Costa del Granito Rosa un ladrido devolvió a los desconocidos al mundo


terrenal y una vez más se quedaron frente a frente, exhaustos y felices mientras
volvían a conversar, con más soltura y confianza, como si se conociesen de toda la
vida. Algo así les pasaba o eso parecía. Él hacía aspavientos con las manos y ella
asentía cada vez más bruscamente mientras poco a poco el tono de sus voces se
iba elevando por encima del oleaje y el perro no cesó de ladrar. Poco estuvieron en
este estado de incomodidad. Tan solo un minuto.

En la Costa del Granito Rosa una pareja lloraba mientras nadie más les hacía caso.
Ella negaba con la cabeza y él le agarraba por la barbilla y se miraban, con ojos
vidriosos y sinceros, pero doloridos. Se abrazaron fuerte, muy fuerte. Lloraron más y
se dijeron cosas al oído. Perdones y disculpas, lo siento y jamases desfilando por
las bocas de quienes tiempo atrás se besaron y ahora solo se pueden despedir.
Arrepentimientos y dolor pero sinceridad y crudeza era lo que les cubría. Abrazados
una vez más se mantuvo el silencio por dos minutos más...

En la Costa del Granito Rosa un joven se levantó en busca de su perro de la manta


en la que se encontraba con una chica que retomaba la lectura de un libro que no le
entusiasmaba en absoluto. Él debió decir "adiós" y ella no debió responder nada. El
caso es que el chico siguió su rumbo por la playa con su perro al que le lanzaba
piedras para que éste las fuese a buscar; la chica seguía más atenta de las gaviotas
que de las palabras que leía y todo esto sucedió en un sólo minuto.

En las Costa del Granito Rosa ahora son exactamente las 17:11 y niños y mayores,
hombres y mujeres pasean con gente del lugar, extranjeros de turismo, los de
siempre, los nuevos, los que aún estén por venir, ella, el y su historia...

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