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EMPRESAS MUNICIPALES DE CALI

EMCALI E.I.C.E E.S.P.


PRUEBA DE JARRAS

1. Consideraciones Generales.

La prueba de jarras es una técnica de laboratorio que pretende realizar


una simulación de el proceso de clarificación del agua que se lleva a
cabo en la planta, de manera que permite evaluar a escala y de una
manera rápida la acción que ejerce sobre el proceso de clarificación la
variación de los diferentes parámetros como velocidad y/o tiempo de
agitación, gradientes de velocidad producidos, dosificación de diversos
compuestos químicos solos o en combinaciones, etc.

La prueba de jarras se usa para:

Evaluar, determinar y optimizar las variables químicas del proceso de


coagulación y/o floculación, esto es, medir el desempeño de uno o
varios productos químicos dados, coagulante, floculante, etc., y
encontrar la dosificación adecuada, tanto en términos de calidad final
del agua obtenida, como en términos económicos.
Determinar la concentración de la solución de coagulante más
apropiada para utilizar en la planta.
Encontrar el punto o etapa de dosificación adecuado para el producto
que se ensaya.
Evaluar y comparar el desempeño de una combinación de productos
frente a:
Forma y secuencia de dosificación óptima de cada uno de ellos.
Punto o etapa ideal de dosificación.
Influencia en el proceso de la concentración de los químicos dosificados.
Determinación del pH óptimo de coagulación.
En operación, tomar decisiones rápidas sobre la dosificación de químicos
a utilizar de acuerdo a las variaciones en la calidad del agua cruda.
Evaluar los efectos de modificaciones en las condiciones de operación
de la planta sobre el proceso de clarificación.

2. Equipo Necesario.

Para la prueba de jarras usualmente se utiliza un dispositivo que


permite trabajar simultáneamente 6 jarras, y que consiste en 6 paletas
interconectadas a un regulador de velocidad, con el cual se puede dar la
misma velocidad de agitación, y durante el mismo tiempo, a las 6 jarras.
Comercialmente se encuentran equipo capaces de operar entre 0 y 400
r.p.m. El agitador mecánico se encuentra instalado sobre un iluminador
de flóculos preferentemente con una base blanca, que le sirve como
soporte. Lo ideal es que la iluminación este en ángulo recto a la
dirección del observador, o sea, arriba o debajo de los vasos. Deben de
evitarse fuentes de luz que generen mucho calor, produciendo
diferencias de temperatura entre el agua de las jarras y el agua cruda
de la planta, lo que se traduce en diferencias de viscosidad,choque de
partículas, y en general, en una serie de parámetros, que finalmente
producen un efecto significativo en la coagulación y sedimentación.

Las jarras o vasos a usar deben ser de 2 lt preferentemente, o de 1 lt


alternativamente. Se debe evitar usas vasos más pequeños, debido a la
dificultad de obtener precisión en la dosificación de pequeños
volúmenes de coagulantes, ayudantes de coagulación o de floculación,
en jarras con volúmenes más pequeños. También es común el uso de
jarras cuadradas, aún cuando se producen modificaciones en los
gradientes de velocidad, así como puntos muertos en las esquinas,
debido al cambio de sección. Cuando se utilicen jarras de vidrio, se
debe evitar en lo posible el lavado de las mismas con detergentes,
porque muchos de éstos tienen compuestos aniónicos que son
fuertemente absorbidos por las paredes de las jarras de vidrio, que de
no ser completamente removidos, pueden afectar la prueba en forma
significativa.

En cada una de las 6 jarras se coloca igual cantidad de agua a tratar (1


o 2 lt), a la cual se le han medido los parámetros iniciales: temperatura,
pH, turbiedad, color, y alcalinidad como mínimo. En cada jarra se coloca
una dosificación de químico que aumenta gradualmente y en la misma
proporción, respecto a la jarra anterior. Es muy importante que la
dosificación de químicos se realice de manera rápida, y en lo posible,
simultánea a cada jarra, puesto que de lo contrario se causan resultados
erróneos. Los estudios muestran que las diferencias que existen en el
tiempo de adición de los reactivos químicos o soluciones a las diferentes
jarras afectan apreciablemente los resultados, particularmente cuando
se usan ayudantes de coagulación. También puede afectar los
resultados la velocidad de adición, la cual debe de ser lo más rápida
posible. La práctica común de adicionar los coagulantes a cada vaso
mediante el uso de una pipeta graduada conduce a que la velocidad de
adición del reactivo químico sea muy lenta y se presenten diferencias
considerables en cuanto al tiempo de agitación del coagulante en la
primera jarra, en comparación con el tiempo de agitación del coagulante
en la última jarra, hecho que distorsiona los resultados. Los equipos
comerciales olvidan este detalle, que puede evitarse mediante el
montaje de un dispositivo que contiene vasos dosificadores unidos en un
soporte de diseño adecuado, el cual puede ser sostenido en las manos,
o puede montarse sobre la unidad de agitación. Otra alternativa es
utilizar jeringas dosificadoras, previamente llenadas con la cantidad
adecuada de coagulante o floculante, que toman menos tiempo al
dosificar que la práctica de la pipeta graduada. En el momento de
vaciar el contenido de las jeringas se debe inyectar profundamente en la
correspondiente jarra para que la dispersión sea lo más rápida posible.
En términos generales, se recomienda aplicar las dosis en un punto fijo
localizado en o cerca del eje impulsor de la paleta durante una mezcla
rápida a alta velocidad.

2.1. Equipo Adicional.

Además del equipo de pruebas de jarras se requiere de un cronómetro


para controlar el tiempo de duración de las diferentes etapas. Y para la
medición de los parámetros del agua se requiere de un turbidímetro, un
colorímetro, un peachímetro, un termómetro, y de bureta, reactivos y
soluciones para medir la alcalinidad.

3. Proceso de Clarificación.

En la prueba de jarras se simulan básicamente las etapas de


coagulación (desestabilización de la carga negativa de los sólidos
suspendidos y partículas coloidales), floculación (aglomeración de
partículas desestabilizadas), y sedimentación (asentamiento del floc por
gravedad), de acuerdo a las condiciones de operación de la planta. Una
vez realizada la simulación, se miden de nuevo los mismos parámetros
iniciales a fin de comparar y determinar en cual jarra y bajo que
condiciones se obtuvo la mejor calidad de agua. Por lo general,
paralelamente se hace una valoración económica de los resultados
obtenidos.

Los resultados que se obtienen en la prueba de jarras dependen


esencialmente de:

Naturaleza del agua a tratar. (pH, turbiedad, color, alcalinidad,


naturaleza de los sólidos suspendidos, temperatura, etc.)
Naturaleza de los químicos a adicionar, y secuencia de adición.
Tiempo y velocidad de agitación durante las etapas de coagulación y
floculación, y tiempo de sedimentación. (Gradientes de velocidad
producidos)
pH del sistema.

La variación de uno o varios de las anteriores condiciones conduce a


resultados sustancialmente diferentes. Por ello, la confiabilidad de los
resultados obtenidos en pruebas de jarras depende de la precisión con
la cual se hallan controlado las condiciones de simulación de las
diferentes etapas (velocidad de agitación y duración de la etapa), y más
aún cuando, por lo general, se requiere de varias corridas para obtener
los mejores resultados. Es en este punto donde se precisa que todas las
pruebas o corridas que se realicen sean similares entre sí, y poder
asegurar una correspondencia entre ellas, a fin de obtener conclusiones
válidas.

3.1. Etapa de Coagulación.

En esta etapa se adicionan los químicos coagulantes y/o ayudantes de


coagulación. Se define como coagulantes aquellos compuestos, como
las sales de hierro o aluminio, capaces de formar un floc, y que pueden
efectuar la coagulación al ser añadidos al agua. Los ayudante de
coagulación son sustancias que producen poco o ningún floc al ser
usadas solas, pero que mejoran los resultados obtenidos con simples
coagulantes. Los coagulantes desestabilizan las cargas negativas de las
partículas en suspensión. Estas cargas, por ser similares generan
fuerzas de repulsión entre partículas, que impiden que se unan para
formar aglomerados más grandes y más fácilmente sedimentables. Los
coagulantes más usados son las sales de aluminio y de hierro, que al
ser adicionados al agua aportan cargas positivas que neutralizan las
cargas negativas que trae el agua, permitiendo que las partículas
puedan acercarse lo suficientemente como para ser desestabilizadas y
atraídas por la fuerza de Van der Waals. Se debe tener cuidado con la
dosificación a emplear de coagulante, ya que si se aplica en exceso, las
partículas, después de neutralizadas, se cargaran superficialmente de
cargas positivas, que impedirán, a su vez, la aglomeración y rápida
sedimentación, por la repulsión generada por cargas similares y se
dispersarán en el agua.

En la adición de coagulante debe tenerse en cuenta de que para cada


valor de turbiedad existe una dosificación óptima que produce el agua
más clara posible. Si se adiciona menos de esta dosis, las cargas que se
agregan no son suficientes para producir una buena coagulación, y por
ende, una buena clarificación. A su vez, por encima de la dosificación
óptima el exceso de cargas positivas produce una dispersión de las
partículas, que enturbia el agua. Lo anterior explica porqué cuando hay
apreciable turbiedad remanente en el agua sedimentada en una planta
de tratamiento, no siempre la solución es aumentar la dosificación de
coagulantes y/o floculantes. Muchas veces la solución es bajar la
dosificación. La coagulación a dosis óptima se presenta cuando las
cargas de las partículas suspendidas es aún ligeramente negativa.

Cuando se grafica la turbiedad residual en función de la dosis de


coagulante aplicada, se observa que, inicialmente, la turbiedad residual
o remanente disminuye a medida que aumenta la dosificación, hasta
llegar a un punto en que se produce una turbiedad remanente mínima
(dosis óptima). Las adiciones posteriores de coagulante producen un
aumento progresivo de la turbiedad residual, o sea que el agua se
enturbia por exceso de dosificación.

En la etapa de coagulación es muy importante el tiempo y la magnitud


de la agitación suministrada, pues lo ideal es que el coagulante se
distribuya rápidamente a todo el volumen disponible, a fin de que se
produzca una mezcla instantánea que le permita afectar a todas las
partículas. Al adicionar sulfato de aluminio Al2(SO4)3 al agua, se disocia
enseguida en los iones Al+3 y SO4=. El ion trivalente Al+3 es muy
efectivo en la desestabilización de coloides cargados negativamente al
neutralizar parte de la carga de la partícula combinandose con ella,
reacción que se lleva a cabo en aproximadamente 10 segundos. En
aquellas partes de la solución en donde el sulfato de aluminio se
encuentra muy concentrado se excede el producto de solubilidad de los
hidróxidos metálicos como el Al(OH)3 (también ocurre lo mismo con las
sales de hierro), o sea que, puntualmente, la solución no es capaz de
disolver estos hidróxidos, entonces, al formarse el hidróxido de aluminio
Al(OH)3 , se ocasiona la precipitación rápida y prematura de los
hidróxidos gelatinosos que adsorben iones positivos de la solución, ya
que la velocidad de precipitación de un hidróxido metálico depende del
grado de sobresaturación. Cuando las condiciones son las apropiadas,
esta adsorción le permite formar un sol cargado positivamente, que a su
vez le da cierta capacidad de neutralizar cargas negativas coloidales,
permitiendo la aglomeración y floculación de dichas cargas alrededor de
su gelatinosa masa. Casi siempre se forma un exceso de sol de
hidróxido de aluminio, y se ha encontrado que la presencia de iones
negativos presentes en el agua, aparte de los hidróxidos, y
particularmente el sulfato, son efectivos para aumentar la velocidad de
precipitación. Además, como las partículas coloidales pueden servir
como núcleos para formar precipitados, la velocidad de precipitación
aumenta con el aumento en la concentración de partículas coloidales.

Sin embargo, el ion trivalente Al+3 es mucho más efectivo en la


desestabilización de coloides negativos, y en la posterior formación de
flóculos que el Al(OH)3 . Por ello se requiere de una vigorosa agitación
que permita que el sulfato de aluminio se distribuya rápida y
uniformemente por toda la solución, y que se consuma principalmente
en la formación de Al+3 floculado, para que establezca contacto con
todas las partículas coloidales antes de que otros cambios menos
deseables ocurran. Además, la aglomeración de partículas depende de
que haya choques entre ellas, y estos son propiciados por una buena
velocidad de mezclado.

Los coagulantes de hierro y aluminio producen cationes metálicos que


reaccionan inmediatamente con el agua para formar iones acuimetálicos
e hidrógeno, mientras que los aniones permanecen libres o combinados
con otros cationes. Para el alumbre se produce:

Al+3 + H2O ---------( Al(OH)+2 + H+

Al+3 + 2H2O ---------( Al(OH)2+ + 2H+

7Al+3 + 17H2O ---------( Al7(OH)17+4 + 17H+

Al+3 + 3H2O ---------( Al(OH)3 + 3H+

Los iones acuimetálicos son adsorbidos por el coloide negativo y


neutralizan su carga superficial permitiendo la coagulación por
adsorción y neutralización de la carga, que es posiblemente el
fenómeno predominante en soluciones de alta concentración de
coloides.

En la simulación en prueba de jarras la coagulación usualmente se lleva


a cabo con una velocidad de agitación entre 100 y 200 R.P.M., por un
período de 1 a 2 minutos. La elección de el tiempo y la velocidad de
agitación depende de una ciudadosa observación de las condiciones y
gradientes de velocidad reales que se tienen en la planta. Por lo
general, quienes diseñan y construyen las plantas, dejan establecido el
diseño de la prueba de jarras, de acuerdo a las condiciones reales de
operación. Las investigaciones demuestran que para cada tipo de agua
existen parámetros de diseño específicos que optimizan los procesos de
clarificación, produciendo la máxima eficiencia remocional.

Durante la coagulación se debe tener un adecuado control del pH,


puesto que el sulfato de aluminio es muy sensible a él. La solubilización
del sulfato de aluminio en agua produce iones H+ que bajan el pH del
agua mediante la siguiente reacción general:

Al2(SO4)3 + 6 H2O -----( 2 Al(OH) 3 + 6 H+ + 3 SO4=

Los iones hidrógeno hacen descender el pH a tal punto que se impide la


ulterior formación de Al(OH)3 a no ser que sean eliminados de la
solución. Una drástica disminución del pH, por debajo de 5, impide la
completa precipitación de los iones coagulados.

La alcalinidad presente en el agua sirve de amortiguador para la caída


del pH, mediante las siguientes reacciones:

Al2(SO4)3 + 6 OH- ----( 2 Al(OH) 3 + 3 SO4=


Al2(SO4)3 + 6 HCO3- ----( 2 Al(OH) 3 + 3 SO4= + 6
CO2

Se calcula que por cada parte de sulfato de aluminio agregada al agua,


se consume aproximadamente ½ parte de alcalinidad. Esta
aproximación proviene de la suma de dos reacciones: La solubilización
del sulfato de aluminio en agua, y la reacción de el ácido producido en
esa reacción con los bicarbonatos presentes en las aguas naturales:

Al2(SO4)3.14H2O + 6 H2O -----( 2 Al(OH) 3 + 3 H2SO4= +


14 H2O

3Ca(HCO3)2 + 3H2SO4 -----( 3CaSO4 + 6CO2 +


6H2O
_____________________________________________________________________

Al2(SO4)3.14H2O + 3Ca(HCO3)2 ---( 2 Al(OH) 3 + 3CaSO4 +6CO2 +


14H2O
600 3 x 100 = 300 6x
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La anterior ecuación general es la que comúnmente utilizan la mayoría


de los autores para el tratamiento de agua. De ella se deduce
estequiométricamente que 600 partes de aluminio consumen 300 partes
de alcalinidad, o sea que 1 mg/l de alumbre consume 0.5 mg/l de
alcalinidad, y además, que 600 parte de alumbre producen 264 partes
de CO2, o sea que 1 mg/l de alumbre produce 0.44 mg/l de CO2, lo cual
es indeseable porque incrementa la corrosividad del agua. Se presenta
también una conversión de bicarbonato de calcio en sulfato de calcio, o
sea que se reduce la dureza carbonácea y se aumenta la dureza no
carbonácea, más difícil de remover.

Si el agua no contiene alcalinidad natural suficiente para reaccionar con


el alumbre, es necesario añadirla, normalmente con soda o carbonato
liviano, o con cal. La cal es menos costosa pero incrementa el
contenido de dureza no carbonácea. La soda incrementa la
corrosividad. Se debe considerar también que el agua debe disponer de
una alcalinidad residual, como mínimo de 12 ppm, que sirve para
mantener el sistema a un pH>5 que asegure la precipitación completa.
La cantidad requerida por la reacción se puede calcular sabiendo que:

1 mg/l de alumbre reacciona con:


0.5 mg/l de alcalinidad natural como CaCO3
0.33 mg/l de cal viva al 85%
0.39 mg/l de cal hidratada del 95%
0.53 mg/l de carbonato liviano como Na2CO3
Todos los cationes metálicos son hidratados por el agua. Especies tales
como Fe+3 y Al+3 en realidad no existen en el agua, sino que se
presentan como complejos acuosos. Fe (H2O)6+3 y Al (H2O)6+3. Estos
iones son ácidos en el sentido de que son donadores de protones. Si la
sal de hierro o de aluminio está presente en una concentración menor
que la solubilidad del hidróxido metálico, el metal formará monómeros,
dímeros y quizás pequeños complejos poliméricos de hidróxido metálico,
además del ion acuoso-metálico libre.

Las siguientes son algunas de las reacciones que ocurren para el


aluminio en solución acuosa:

Al (H2O)6+3 + H2O ------( Al (H2O)5 (OH)+2 +


H3O+

Al (H2O)5 (OH)+2 + H2O ------( Al (H2O)4 (OH)2+ +


H3O+

Al (H2O)4 (OH)2+ + H2O ------( Al (H2O)3 (OH)3 +


H3O+

Al (H2O)5 (OH)+2 + Al (H2O)5 (OH)+2 ------( Al2 (H2O)8


(OH)2+4 + 2H2O

Similares reacciones ocurren para las sales de hierro.

A las primeras tres reacciones se les suele llamar hidrólisis, que es un


término anticuado, ya que en realidad son reacciones ácido-base iguales
a cualquier otra. La cuarta reacción es entre dos monómeros para
formar un dímero, Al2 (H2O)8 (OH)2+4. Otros polímeros que se cree
que están presentes en soluciones acuosas de aluminio son: Al8
(OH)20+4, Al7 (OH)17+3, Al13 (OH)34+5 y Al6 (OH)15+3.

Los iones acuoso-metálicos del aluminio y hierro no sólo reaccionan con


el agua, sino también con la alcalinidad. Incluso las reacciones con la
alcalinidad son más favorables, o sea, que los iones acuoso-metálicos
tienen una mayor tendencia a reaccionar con la alcalinidad, de la
siguiente manera:

Al (H2O)6+3 + HCO3- ------( Al (H2O)5 (OH)+2 + H2CO3

Al (H2O)6+3 + CO3-2 ------( Al (H2O)5 (OH)+2 +


HCO3-

Al (H2O)6+3 + OH- ------( Al (H2O)5 (OH)+2 + H2O


Similares reacciones suceden con los compuestos Al (H2O)5 (OH)+2 y Al
(H2O)4 (OH)+.

Todas las anteriores reacciones finalmente conforman un sistema que


bajo condiciones controladas y apropiadas producen una buena
coagulación del agua.

3.2. Etapa de Floculación.

En esta etapa las partículas coaguladas chocan entre sí, inducidas por
su movimiento relativo, formando aglomeraciones más grandes,
conocidas como floc, que pueden apreciarse a simple vista. La agitación
en esta etapa no debe ser demasiado fuerte, pues podría llegar a
romper los flóculos formados, que ya no volverían a unirse,
dispersándolos y haciendo más lenta su sedimentación, produciendo
una baja calidad del efluente. La agitación lenta promueve un mezclado
apropiado para que el choque entre aglomeraciones, partículas y/o floc
produzcan flóculos cada vez más grandes, y de buen peso para una
rápida sedimentación.

Las colisiones entre las partículas son causadas por:


Colisiones causadas por el movimiento de las moléculas, debido a la
energía térmica, o sea, por el movimiento Browniano.
Colisiones causadas por el movimiento del agua.

Las variables más importantes en el proceso de floculación, por ser las


más fácilmente controlables, son la dosis de coagulante (o de
floculante), la intensidad con que la suspensión es agitada en el tanque
de floculación, y el tiempo de floculación.

Una buena floculación depende sustancialmente de una buena


coagulación, y por ello, se puede decir que la floculación es sensible a
las características físico-químicas del agua cruda, tales como la
alcalinidad, el pH, la turbiedad, etc. Además, algunos iones pueden
influir en el equilibrio físico-químico del sistema, en la generación de
cadenas poliméricas de los hidróxidos que se forman, o en la interacción
de estos polímeros con las partículas coloidales, afectando el tiempo de
floculación. Por ejemplo, la presencia de iones sulfato SO4-2 tiene
marcada influencia en el tiempo de formación de los flóculos, en función
del pH, y experimentalmente se ha demostrado que la adición de ion
sulfato reduce el tiempo de formación.

La concentración y la naturaleza de las partículas que producen la


turbiedad también tienen una notable influencia en el proceso de
floculación, puesto que, en todos los modelos matemáticos que explican
floculación, la velocidad de formación de los flóculos es proporcional a la
concentración de partículas. Por regla general, es más fácil flocular
aguas con elevada turbiedad y que presenten una amplia distribución de
tamaños de partículas. Mientras que partículas de tamaño mayor, como
la arena fina, acarreadas durante los picos de elevada turbiedad, y que
podrían ser removidas en tanques de sedimentación simple, interfieren
con la floculación, inhibiendo o impidiendo el proceso. Si la turbiedad
del agua cruda fuese permanentemente mayor a 1.000 UTJ, sería
indispensable la utilización de un tanque de pre-sedimentación.

En todos los modelos matemáticos propuestos para la floculación la


velocidad de aglomeración de las partículas es proporcional al tiempo
que dure esta etapa. Para cada conjunto de condiciones, existe un
tiempo óptimo para la floculación, normalmente entre 20 y 40 minutos,
que puede determinarse a través de ensayos de jarras. La permanencia
del agua en el floculador durante un tiempo ostensiblemente inferior o
superior al óptimo produce como resultado agua de calidad inferior,
tanto más acentuado este efecto cuanto mayor sea la diferencia con el
tiempo óptimo de floculación. Por ello es necesario adoptar medidas
para aproximar el tiempo real de retención en el tanque de floculación al
tiempo nominal encontrado como óptimo.

Experimentalmente se ha encontrado que entre mayor sea el número de


compartimientos del tanque de floculación, menores son los
cortocircuitos que se presentan en el agua, es decir, en un tanque de un
solo compartimiento, cerca del 40% del agua se escapa del tanque en
un tiempo menor que la mitad del tiempo nominal teórico, mientras que
con 5 compartimientos en serie en este mismo tanque se redujo esta
proporción a cerca de un 10%. Por razones de orden práctico y
económico, el número de cámaras de los floculadores convencionales no
es muy grande, no sobrepasando, generalmente, los 6 floculadores. Sin
embargo se recomienda un mínimo de 3 cámaras.

Como es obvio, la geometría de los equipos influye también en el


desarrollo de la etapa, es decir, de si el floculador es hidráulico,
mecánico, con manto de lodos, etc. Pero esta es una consideración
importante en el diseño de estos equipos, más no en el tema que nos
incumbe.

Los coagulantes metálicos, como las sales de aluminio y hierro, actúan a


la vez como floculantes, formando lodos voluminosos que enredan y
atrapan partículas coloidales desestabilizadas.

Las etapas de coagulación y floculación preparan y acondicionan las


partículas que trae el agua para que sedimenten en un tiempo
razonable, mucho menor del que necesitarían si se las dejase
sedimentar naturalmente. Se calcula que la arena gruesa sedimenta a
una velocidad de 10 cm/seg, y la arena fina a 8 mm/seg. Pero el limo,
las bacterias y las partículas coloidales tienen una velocidad de
sedimentación tan lenta, que pueden requerir entre 230 días a 6 años
para recorrer una distancia vertical descendente de 30 cm.

En la prueba de jarras, la floculación se realiza durante 10 a 30 minutos,


con una agitación de 10 a 60 R.P.M.

3.3. Etapa de Sedimentación.

En esta etapa el floc ya ha alcanzado un buen tamaño y peso,


conveniente para su precipitación por acción de la fuerza de gravedad, y
al descender, se adhieren y aglutinan con las partículas que encuentran
a en su caída libre, de manera que realizan un barrido que ayuda
mucho a la clarificación del agua. La precipitación del floc se realiza a
una velocidad que disminuye a medida que el floc se aproxima al fondo
del recipiente (o del tanque de sedimentación o del clarificador). Se
produce entonces en la parte superior una zona de agua clarificada,
mientras que en la parte media inferior se ve la concentración del floc
sedimentando. Es en esta zona donde disminuye la velocidad de
sedimentación como consecuencia de la concentración del floc, y de la
velocidad ascendente del agua desplazada por el floc desde el fondo del
recipiente hacia la parte superior. En el fondo del recipiente o tanque se
concentra el floc sedimentado o lodo, que lentamente se va
compactando.

En la prueba de jarras, usualmente la etapa de sedimentación toma


entre 10 y 15 minutos, sin agitación alguna, naturalmente. En caso de
utilizar jarras con estatores o deflectores, estos ayudan a minimizar la
rotación persistente del agua dentro del vaso durante al periodo de
sedimentación.

3.4. Sistema de Toma de Muestras.

Una vez transcurrido el tiempo de sedimentación se succiona el agua


sobrenadante a la misma profundidad en cada una de las jarras. Esta
profundidad puede ser de 3 a 5 cm por debajo del nivel del agua. Para
este efecto puede utilizarse una pipeta volumétrica de 50 ml, una
jeringa de 50 o 60 ml, o un sifón, preferiblemente torcido en dirección
horizontal en el punto de muestreo, para que sea representativo de una
profundidad determinada. El sifón debe de construirse de manera que
permita dar iguales velocidades de flujo en cada vaso, de manera que
se disminuya al máximo la posibilidad de arrastre de sedimentos. El
flujo puede regularse mediante una pinza de presión, y el sifón puede
estar sostenido por un flotador de icopor, el cual ayuda a mantener
constante la altura de toma de la muestra y el nivel del agua.

También puede utilizarse una jerinda de 50 o 60 ml.

3.5. Uso de Polímeros.

En el tratamiento del agua se han utilizado polímeros naturales como el


almidón, o sintéticos. Los polímeros son compuestos orgánicos de alto
peso molecular, que pueden ser catiónicos, aniónicos o no iónicos, de
manera que su efectividad depende de la naturaleza del agua en la que
han de actuar, y de su propia naturaleza. Si un polímero contiene
grupos ionizantes es denominado polielectrolito. Las algas son
rápidamente coaguladas con polielectrolitos catiónicos. Los no iónicos al
disolverse producen tanto iones positivos como negativos, y pueden
usarse como coagulantes o ayudante de coagulación, pero se utilizan
dosis más grandes que las de los otros dos tipos. Los polímeros pueden
ser sólidos o líquidos. Los sólidos son generalmente poliacrilamida, o
poliacrilamida hidrolizada, y son no iónicos o catiónicos, conteniendo de
10 a 60% de polímero activo.

En los últimos años se ha incrementado el uso de polielectrolitos,


principalmente como floculantes, pero también como ayudantes de
coagulación o coagulantes primarios. Existe una gran variedad de
ayudantes de coagulación, varios de los cuales sólo pueden utilizarse en
proceso industriales, o en aguas servidas (residuales), porque son
tóxicos o cancerígenos. Otros en cambio están aprobados para ser
usados en la potabilización de agua. Es por esto que la primera
condición que debe llenar un polielectrolito en la potabilización de agua
es que no sea peligroso para la salud en las condiciones y a las
concentraciones que se use en planta.

Se basan en monómeros que se repiten muchas veces a lo largo de sus


cadenas, formando variadas estructuras químicas que poseen muchas
ramificaciones, en las cuales tienen innumerables “sitios activos”, que
son los lugares en los cuales se adhieren las partículas.

Presentan la gran ventaja de que, cuando las partículas no pueden


acercarse entre sí debido a las fuerzas de repulsión que generan sus
cargas, las largas ramificaciones del polímero las atrapan, de manera
que se produce la floculación en condiciones en las cuales esta no
hubiera sido posible sin el uso del polímero. Las reacciones del polímero
son rápidas, toman aproximadamente 10 segundos

Los polímeros se usan en soluciones diluidas, para asegurar su buena


mezcla, y en dosificaciones muy pequeñas, entre 0.01 y 1.0 ppm, y por
lo general, reemplazan una pequeña cantidad de sal metálica, de
manera que se obtiene un ahorro al reducir la dosis del coagulante que
compensa el alto costo del polímero. La razón de la baja dosificación de
polímero es que en sus largas ramificaciones existen enormes
cantidades de sitios activos en los cuales puede atrapar partículas,
coágulos o floc. Las dosis excesivas de polímeros también producen
dispersión de partículas y enturbiamiento del agua.

Al reemplazar parte del sulfato de aluminio, la disminución del pH que


se produce es menor, y por ello se requiere de una menor adición de cal
en el momento de acondicionar el agua para su salida a la red de
distribución, lo que conlleva a otro ahorro económico. Otra ventaja
adicional del polímero es que son poco afectados por el pH del sistema,
y a su vez, no producen variación en el pH del agua. El floc que produce
el polímero es menos voluminoso, y por tanto, más denso, de mayor
velocidad de sedimentación, y más fácilmente desecable.

Para la dosificación de polímeros se debe tener mucho cuidado en la


elección del punto de aplicación, de acuerdo a su peso molecular y
tiempo de maduración. Este tiempo de maduración se refiere a que el
polímero, en su estado puro, por lo general, viene “enrollado”. Al
solubilizarse en agua y completar su maduración, el polímero se
desenrolla, de manera que sus sitios activos quedan completamente
expuestos. Si el polímero no tiene suficiente tiempo de maduración, no
está completamente “desenrollado” ni tiene expuestos todos sus sitios
activos, por lo que puede estarse desperdiciando o sobredosificando,
con lo cual puede producir una posterior obstrucción en los filtros,
además del sobrecosto económico. Los polímeros pueden dosificarse en
diferentes puntos, según el tipo de polímero, su naturaleza y su
“performance”: antes del coagulante, en la tubería de alimentación del
agua cruda, e incluso cerca de la bocatoma, con el coagulante, en el
mismo punto de dosificación del sulfato de aluminio, o después del
coagulante, directamente en la campana de coagulación, dependiendo
de

Para la determinación del punto óptimo de aplicación es conveniente


ensayar en pruebas de jarras las diferentes alternativas, y comparar los
resultados obtenidos en cuanto a la calidad final del agua.

4. Principales Parámetros Físico-químicos del agua en el Proceso de


Clarificación.

Para obtener conclusiones mediante la prueba de jarras que permitan


tomar decisiones acertadas es necesario realizar una cuidadosa
medición de los principales parámetros de el agua cruda y clarificada.
Por lo general, los parámetros más importantes a medir son turbiedad,
color, temperatura, pH y alcalinidad.
4.1. Turbiedad.

4.1.1. Descripción: Se considera el parámetro más importante para


evaluar el proceso de clarificación. La turbiedad es una parámetro físico
del agua, que da una medida de la cantidad de materia en suspensión
que tiene una muestra de agua, como arcilla, cieno, materia orgánica e
inorgánica finamente dividida y en suspensión, microorganismos,
plancton, etc. El principio de esta medición se basa en que las
diminutas partículas impiden el paso de la luz a través del líquido,
haciendo que la luz se disperse, se absorba o se reemita en varias
direcciones, en vez de transmitirse en línea recta a través de la muestra,
produciendo un efecto óptico causado por la dispersión e interferencia
de los rayos luminosos, en forma tal, que puede medirse
cuantitativamente. Entre mayor sea la intensidad de la luz dispersada,
mayor será la turbiedad. Lamentablemente esta determinación no se
relaciona en ningún caso con el número de partículas de turbiedad, ni
siquiera con la masa total, sino que la dispersión causada es
directamente proporcional al tamaño de las partículas.

4.1.2. Medición: Para ello se utiliza un turbidímetro convencional que


mide la intensidad de la luz que pasa a través de una muestra de agua,
como el turbidímetro Hellige, que en su diseño utiliza el principio de
transmisión de la luz. En el pasado fue muy popular el uso del
turbidímetro de bujía de Jackson, que consta de un tubo de vidrio
calibrado para obtener lecturas directas de turbidez, una bujía estándar
y un soporte que alinea la bujía y el tubo de vidrio. La turbiedad de la
muestra se mide añadiendo despacio la muestra de agua en el tubo de
vidrio calibrado que se encuentra alineado con la bujía debajo de él,
hasta lograr que la imagen de la bujía justamente desaparezca. Este
instrumento es bastante rudimentario, y está sujeto a muchas
interferencias, pues no depende de un patrón primario, ya que, por este
método la lectura obtenida de turbiedad depende de la absorción y
reemisión de la luz que entra en la muestra, así como de las
características de observación del ojo humano. También es
desventajoso que la turbiedad más baja que puede leerse por este
medio es de 25 UTJ (Unidades de Turbiedad de Jackson).

Actualmente, el turbidímetro más utilizado es el que mide la intensidad


de la luz que es dispersada y reemitida por las partículas en suspensión
presentes en la muestra, generalmente desde una dirección situada a
90º de la dirección original del haz de luz incidente, y a los cuales se les
denomina turbidímetros nefelométricos, como el turbidímetro Hach
2100A. La turbiedad se mide en el turbidímetro, y el resultado se
expresa en Unidades Nefelométricas de Turbiedad (NTU). El método
nefelométrico es el método instrumental preferido para medir la
turbiedad porque es el más sensible que el método visual del
turbidímetro de Jackson, y que el método instrumental de medida por
comparación de la intensidad del rayo de luz incidente con la intensidad
del rayo de luz transmitido a través de la muestra, puesto que este
método no es lo suficientemente sensible para medir la pequeña
diferencia entre estas dos intensidades en soluciones diluidas.

El Decreto 475 de 1.998 , que fija las Normas Técnicas de Calidad del
Agua Potable dice que el máximo valor admisible para este parámetro
es 5 NTU. La lectura de la turbiedad sirve para determinar el grado de
tratamiento requerido por una fuente de agua cruda, su filtrabilidad y
tasa de filtración adecuada, la efectividad de los procesos de
coagulación, floculación y sedimentación, y la conveniencia de su
consumo en industrias procesadoras de alimentos y bebidas.

4.1.3. Procedimiento: Para leer la turbiedad en un turbidímetro


nefelométrico se toma la celda de vidrio del turbidímetro, teniendo
cuidado de que se encuentre completamente limpia; de no ser así
enjuague tres veces con agua destilada. Tenga cuidado de que las
paredes de la celda estén libres de grasas, y lave con jabón de ser
necesario. La celda no debe estar manchada ni rallada. Llene la celda
con la muestra de agua a la que se le va a medir la turbiedad hasta la
marca, sin que le queden burbujas al interior del líquido, pues pueden
causar errores en la medición; selle la celda con la tapa rosca y limpie
las paredes externas con el paño que trae el equipo, o en su defecto,
con un pañuelo desechable muy suave. Introduzca la celda en el
turbidímetro y espere que el aparato dé la lectura. Los turbidímetros
HACH 2100 N y 2100 AN se encuentran programados para buscar
automáticamente el rango. Trate de tomar un promedio de las primeras
5 lecturas que registradas por el aparato, y tenga en cuenta que para el
agua cruda, el agua coagulada y/o floculada el valor de la lectura
disminuye con el tiempo, pues las partículas y/o el floc sedimentan,
haciendo que la turbiedad disminuya.

4.2. Color.

4.2.1. Descripción: Esta es una característica que adquiere el agua al


entrar en contacto con deshechos orgánicos, hojas, madera, raíces,
tierra, humus, taninos, algas, residuos industriales, hierro, manganeso, y
en general, con todo tipo de impurezas vegetales y/o minerales. El color
es producto de partículas coloidales cargadas negativamente. En
muchas aguas crudas el problema predominante es el color, en lugar de
la turbiedad. En estos casos es fundamental la medición del color antes
y después del proceso de clarificación, para caracterizar el ensayo.

Existen dos tipos de color: el color aparente y el color verdadero. El


color aparente se debe a la pigmentación que confieren al agua los
sólidos suspendidos que contiene, y que pueden removerse mediante
filtración o centrifugación de la muestra. El color verdadero se debe a
partículas extremadamente pequeñas, o a finísimas gotas en
suspensión, que requieren de un tratamiento químico para ser
removidas del agua. Comunmente, el término color se refiere al color
verdadero del agua, y se acostumbra a medirlo conjuntamente con el
pH, pues la intensidad del color normalmente aumenta con el pH, como
lo demuestra la siguiente tabla con valores experimentales:
_____________________________________________________________________
Muestra Color % de aumento de color
_____________________________________________________________________
pH=2 pH=10
A 160 270 67
B 237 412 74
C 102 182 78
D 71 130 83
E 50 82 64
F 54 82 62
G 190 290 73
H 42 86 105
I 330 440 30
J 150 265 77

4.2.2. Medición: Este parámetro puede medirse mediante comparación


visual con soluciones coloreadas de concentraciones conocidas, o con
discos especiales de color previamente calibrados. El método que se ha
establecido como normalizado es el de comparación platino-cobalto, y la
unidad de color es la producida por 1 mg/l de platino en forma de ion
cloroplatino. Por definición, una solución preparada con 1.246 g de
cloroplatino de potasio y 1 g de cloruro cobaltoso cristalizado disueltos
en 100 ml de HCl concentrado y diluido a 1 litro con agua destilada tiene
un color de 500 unidades.

Para la medición del color puede utilizarse también discos de color


ubicados dentro de una caja metálica, o de otro material que contenga
los tubos comparadores de la muestra y del agua destilada incolora,
pero por lo general se utilizan los discos de vidrio, ya que dan resultados
acordes con los obtenidos por el método platino-cobalto, y su uso es
reconocido.

Para realizar la lectura de color, debe eliminarse primero la turbiedad y


el color aparente mediante un filtro de membrana, o por centrifugado, o
en última instancia por dilución. Esta última se recomienda
especialmente para aguas muy coloreadas y/o muy turbias. La dilución
debe realizarse con agua destilada, y debe tenerse en cuenta al final de
la lectura, así: Si realiza una dilución mitad de agua de la muestra y
mitad de agua destilada, el valor de color de la lectura debe
multiplicarse por dos. Si la dilución es de 1/3 de agua de la muestra y
2/3 de agua destilada, la lectura de color debe multiplicarse por tres,
etc.

4.2.3. Procedimiento: La lectura del color en el Aquatester Orbeco -


Hellege, se realiza utilizando discos de diferentes escalas. El resultado
de esta lectura se expresa en Unidades de Platino - Cobalto (UPC). El
Decreto dice que el máximo valor admisible para este parámetro en el
agua potable es de 15 UPC.

La comparación de color se efectúa mediante el uso de celdas de vidrio


o tubos Nessler, de forma alta, y de 50 ml. Para leer el color se toman
dos celdas de vidrio del aquatester, teniendo cuidado de que se
encuentren sin rayones ni manchas, completamente limpias y libres de
grasa; de no ser así enjuague tres veces con agua destilada, o lave con
jabón si es necesario. Llene una de las celda hasta la marca con agua
destilada, sin que queden burbujas al interior del líquido que dificulten la
medición; tape con la tapa esmerilada y limpie la superficie de ésta con
un paño suave o un pañuelo desechable y coloque en el compartimiento
izquierdo del Aquatester. Esta celda sirve de blanco para realizar las
comparaciones de la muestra problema con los diferentes colores del
disco de medición. Tome la otra celda y coloque en ella la muestra de
agua a la que se le va a medir el color; tape la celda con la tapa de
vidrio esmerilado y limpie la superficie de la tapa con un paño suave, o
en su defecto, con un pañuelo desechable. Introduzca la celda en el
compartimiento derecho del aquatester, prenda el bombillo y compare
el color de la muestra problema, con los diferentes colores de los discos.
Aumente o disminuya los colores de comparación girando el disco. Si
ninguno de los colores le parece el apropiado ensaye con un disco de
otra graduación o rango. Cuando encuentre el color más parecido,
tenga en cuenta el factor de dilución, si requirió de diluir la muestra.

La remoción de color es necesaria por diferentes razones:


Salud: El color puede deberse a deshechos orgánicos tóxicos. Además,
las sustancias húmicas que forman parte del color intervienen en la
formación de trihalometanos, de los cuales se ha demostrado que son
cancerígenos en roedores.
Estéticas: El consumidor prefiere, para uso doméstico, utilizar agua
clara y sin color.
Sabor: Se ha demostrado que el color imparte sabor al agua.
Demanda de Cloro: La presencia de color aumenta la demanda de cloro
del agua.
Nutrientes: Las sustancias que componen el color pueden actuar como
nutrientes para bacterias y algas.
Requerimientos Industriales: Muchas industrias exigen poco color en el
agua que utilizan.
Resinas de intercambio de aniones: El color ensucia y daña las resinas
de intercambio de aniones.
Análisis: El color interfiere con los métodos colorimétricos de análisis.
Productividad: El exceso de color puede reducir la productividad del
agua.
Quelación: El color puede aumentar la concentración de hierro soluble,
manganeso y plomo en el agua y estabilizar su presencia por medio de
la quelación. (Formación de dos o más enlaces coordinados entre un
compuesto orgánico y un metal)

4.3. pH.

4.3.1. Descripción: El pH es una medida de la concentración de los


iones hidrógeno en solución, o más exactamente, la actividad del ion
hidrogeno.

En general, se usa para expresar la intensidad de la condición ácida o


alcalina de una solución, sin que esto quiera decir que mida la acidez
total o la alcalinidad total. En el suministro de aguas, no sólo es
importante con respecto a la coagulación química, sino también en la
desinfección, el ablandamiento y el control de la corrosión.

El pH se define como el logaritmo del inverso de la concentración del ion


hidrógeno, o sea:

pH = log 1 = - Log10 [H+]


[H+]

El valor de pH está entre 1 y 14. Para un pH de 7.0 el agua es neutra.


Si el pH está entre 1.0 y menos de 7.0 el agua es ácida, y para valores
de pH entre más de 7.0 y 14 el agua es alcalina.

Desde hace mucho tiempo se sabe que la efectividad de la coagulación


depende directamente del pH, por lo que es básico medir este
parámetro antes y después de la clarificación. En el proceso de
producción de agua potable, deberá tenerse en cuenta que el proceso
de coagulación con sulfato de aluminio sucede siempre y cuando el
agua se encuentre en un rango de pH adecuado. Las aguas blandas
(con poca cantidad de iones de Calcio y Magnesio, o sea, menos de 100
mg/lt de dureza total, expresada como CaCO3), y de bajo contenido
mineral se coagulan mejor en un rango de pH entre 5.8 y 6.4, mientras
que las aguas duras (Alto contenido de Ca+2 y Mg+2) se coagulan más
fácilmente a pH entre 6.8 y 7.8. Si el agua contiene mucho color, el pH
de coagulación deberá estar entre 5.0 y 6.0 puesto que en este rango se
produce el “flóculo coloreado”, mediante una reacción un poco más
compleja que la que produce el flóculo de hidróxido de aluminio común.
Para el agua potable en la red de distribución, el decreto dice que
deberá tener un pH entre 6.5 y 9.0.

4.3.2. Medición: Generalmente se utilizan dos métodos para


determinar el valor del pH. El método colorimétrico que emplea
indicadores, o sea, sustancias que exhiben diferentes colores de
acuerdo con el pH de la solución, y el método electrométrico, en el cual
se mide el potencial de un electrodo sensitivo a pH con referencia a un
electrodo estándar.

El método colorimétrico no requiere equipo costoso, pero está sujeto a


interferencias causadas por la existencia de color, turbiedad, alto
contenido de sales, material coloidal, cloro libre y otros oxidantes o
agentes reductores; los indicadores están además expuestos a
deterioros, así como los estándares de color con los cuales son
comparados. Para estimaciones rápidas y aproximadas el método
colorimétrico es adecuado, especialmente en el terreno, pero para
determinaciones de laboratorio el método estándar es el electrométrico.
En este se utiliza el peachímetro o potenciómetro, que consisten en un
electrodo de vidrio, en combinación con un electrodo de calomel, usado
como electrodo de referencia, que dispone de un compensador de
temperatura. Este medidor debe calibrarse con una solución
amortiguadora fresca, cuyo pH esté en el rango de operación deseada.

Debería medirse el pH con una sensibilidad de 0.01 unidades. En


términos generales, para la medición de pH en aguas naturales y en
aguas tratadas en plantas de potabilización, se requiere como mínimo
una precisión de 0.05 unidades.

4.3.3. Procedimiento: Tome el electrodo del peachímetro y enjuáguelo


con agua destilada usando un frasco lavador, o en su defecto, un frasco
con válvula de spray. Asegúrese de que queda libre de grasas y sólidos
suspendidos. Introduzca el electrodo del peachímetro en una muestra
de agua problema, y espere que las lecturas del aparato se estabilicen.

4.4. Alcalinidad.

4.4.1. Descripción: La alcalinidad del agua puede definirse como su


capacidad para neutralizar ácidos, como su capacidad para reaccionar
con iones hidrógeno, como su capacidad para aceptar protones, o como
la medida de su contenido total de substancias alcalinas (productoras de
iones OH-). La determinación de la alcalinidad total y de las distintas
formas de alcalinidad es importante en el proceso de coagulación
química porque nos permite evaluar la capacidad tampona del agua.

En la coagulación química del agua, las substancias usadas como


coagulantes reaccionan para formar precipitados hidróxidos insolubles.
Los iones H+ originados reaccionan con la alcalinidad del agua, y por
tanto, la alcalinidad actúa como buffer del agua en el intervalo de pH en
el que el coagulante puede ser efectivo. Por consiguiente, para que
ocurra una coagulación química completa y efectiva, es necesario un
exceso de alcalinidad. Se estima que la coagulación consume media
parte de alcalinidad, expresada como CaCO3 , por cada parte de sulfato
de aluminio agregada al agua cruda. Si la alcalinidad no es suficiente,
se debe agregar cal primaria o carbonato liviano, Na2CO3.

En aguas naturales superficiales la alcalinidad se debe,


primordialmente, a la presencia de tres clases de compuestos:
carbonato, CO3= , bicarbonato HCO3- e hidróxidos OH-. En algunas
aguas es posible encontrar otra clase de compuestos, como boratos,
silicatos, fosfatos, etc., que contribuyen a su alcalinidad, pero de una
manera tan insignificante que pueden ignorarse.

4.4.2. Medición: La alcalinidad del agua se determina por titulación con


ácido sulfúrico 0.02N, y se expresa como mg/l de carbonato de calcio
CaCO3 equivalente a la alcalinidad determinada.

Las reacciones de hidrolización son las siguientes:

CO3= + H2O ----( HCO3- + OH-

HCO3- + H2O ----( H2CO3 + OH-

La titulación se efectúa en dos etapas sucesivas, definidas por los


puntos de equivalencia para los bicarbonatos y el ácido carbónico, los
cuales se indican electrométricamnte por medio de indicadores. El
método clásico para el cálculo de la alcalinidad total y de las distintas
formas de alcalinidad (hidróxidos, carbonatos y bicarbonatos) consiste
en la observación de los puntos de inflexión de las curvas de titulación
para estos compuestos, suponiendo que alcalinidades por hidróxidos y
carbonatos no pueden coexistir en la misma muestra.

Del análisis de las curvas de titulación obtenidas experimentalmente al


graficar el pH en función de los ml de H2SO4 añadidos, se demuestra
que:

La concentración de iones OH- libres se neutraliza cuando ocurre el


cambio brusco de pH a un valor mayor de 8.3.
La mitad de los carbonatos se neutraliza a pH 8.3 y la totalidad a pH 4.5.
Los bicarbonatos son neutralizados a pH 4.5

En la titulación con H2SO4 0.02N, los iones hidrógeno del ácido


reaccionan con la alcalinidad de acuerdo con las siguientes ecuaciones:

H+ + OH- ----( H2O

H+ + CO3= ----( HCO3-

H+ + HCO3- ----( H2CO3

Según lo anterior, la fenolftaleína y el metil naranja, o el metacresol


púrpura y el bromocresol verde, son los indicadores usados para la
determinación de la alcalinidad. La fenolftaleína da un color rosado a
pH mayores de 8.3 y vira a incolora para valores de pH menores de 8.3;
el metil naranja es de color amarillo en presencia de las formas de
alcalinidad, o sea a pH mayor de 4.5, y vira a color naranja en
condiciones ácidas; el metacresol púrpura cambia a color a pH 8.3 y el
bromocresol verde a pH 4.5.

La norma para el agua potable final que ha de consumirse dice que el


máximo valor admisible para la alcalinidad total, expresada como mg/lt
de CaCO3, es de 100.

4.4.3. Procedimiento:

4.4.3.1. Alcalinidad a la fenolftaleína.

En un erlenmeyer de 250 ml se toman 100 ml de la muestra y se


agregan 5 gotas de fenolftaleína. Si la muestra permanece incolora,
significa que no tiene alcalinidad a la fenolftaleína, e indica también que
está ácida, por la presencia de bióxido de carbono, CO2.

Si al agregar las 5 gotas de fenolftaleína la muestra se torna rosada,


indica que la muestra tiene “alcalinidad a la fenolftaleína, F”, y para
determinar el valor de esta, debe titularse con una solución de ácido
sulfúrico, H2SO4, al 0.02N, hasta que vire de rosa a incoloro. El valor de
F es el volumen gastado en la titulación, en ml, multiplicado por 10, y
expresado en mg/lt de CaCO3.

4.4.3.2. Alcalinidad total.

A la misma muestra anterior, y luego del vire de rosa a incoloro, se le


agregan 4 o 5 gotas de indicador mixto; la muestra ha de tomar un
color azul. Se continua la titulación con ácido sulfúrico al 0.02N hasta
que vire de azul a rosado salmón. El valor de la alcalinidad total T es el
volumen gastado en las dos titulaciones, en ml, multiplicado por 10, y se
expresa en mg/lt de CaCO3. Para calcular la relación de alcalinidades
debida a los diferentes iones: hidróxidos OH-, carbonato, CO3= y
bicarbonato HCO3- , aplique la siguiente tabla:

Valores de F y T OH- CO3= HCO3-

Si F=0 0 0 T
Si F<1/2 T 0 2F T-2F
Si F=1/2 T 0 2F 0
Si F>1/2 T 2F-T 2(T-F) 0
Si F=T T 0 0

4.5. Temperatura.

4.5.1. Descripción: La temperatura es una medida de la energía de una


materia dada. Su medición es muy importante porque otros parámetros
como el sabor, el olor, la viscosidad, la actividad biológica, el grado de
saturación de diferentes sustancias, etc. dependen de ella.

4.5.2. Medición: Para obtener buenas conclusiones y resultados, la


temperatura debe tomarse en el sitio de muestreo. Su determinación
puede realizarse con un termómetro de mercurio de buena calidad.

4.5.3. Procedimiento: Sumerja el termómetro en la muestra y espere el


tiempo necesario para que la temperatura se estabilice. Si utiliza
termómetro de mercurio, tenga en cuenta que este es venenoso, y debe
prevenirse cualquier posible rotura en agua utilizada para consumo.

Existen otros parámetros importantes, como la acidez, la conductividad,


la dureza, etc., pero con la medición de los anteriores es suficiente para
evaluar la eficiencia y el desempeño de el proceso de clarificación.
También son importantes el olor y el sabor, que con frecuencia ocurren
juntos y son prácticamente indistinguibles y difíciles de medir. Su
determinación es importante para evaluar la calidad del agua, su
aceptabilidad por parte del consumidor, y en caso de contaminación,
para determinar la posible fuente de contaminación. Pero su
determinación es muy difícil, pues la percepción y sensibilidad varía de
un individuo a otro, e incluso con un mismo individuo no se obtendrán
los mismos resultados de un día a otro. El olor y el sabor aumentan al
aumentar la temperatura.

A veces es útil medir la concentración residual del coagulante en las


jarras después del proceso de clarificación. No siempre se obtiene la
más baja concentración de coagulante residual en la jarra que produce
la más baja turbiedad, en especial cuando se usan pequeñas cantidades
de coagulante. Además, debe tenerse en cuenta que la solubilidad del
aluminio en el rango de 0.2 a 0.4 mg/l depende del pH del agua.

4.6. Diferencias entre la naturaleza de la turbiedad y de el color.

4.6.1. Tamaño de las partículas coloidales.

Los contaminantes causantes de la turbiedad y de el color son partículas


coloidales de diferente tamaño. No hay límites definidos de tamaño
para las partículas coloidales, pero por lo general, se considera que
tienen una dimensión entre 1 y 1.000 milimicrones aproximadamente.

Mientras que las partículas causantes de la turbiedad son arenas, arcilla,


sedimento, materia orgánica e inorgánica finamente dividida, plancton y
otros organismos microscópicos, en su mayoría mayores de 1.000
milimicrones, que pueden ser retenidas el papel filtro, las partículas
causantes del color verdadero se encuentran en solución verdadera, o
sea que las partículas individuales son de dimensiones moleculares, esto
es, de 10-6 milímetros, que equivale a un milimicrón.

En otras palabras, los componentes del color son partículas que se


hayan en el límite inferior en el cual una partícula se considera coloidal,
mientras que los componentes de la turbiedad se hayan en el límite
superior.

Los investigadores han demostrado que los filtros de membrana


comerciales, con poros de 3.5 m( retienen el 91% del color original,
mientras que los poros de 10 m( retienen sólo el 13%. Esto indica que
el tamaño de las partículas de color varía entre 13.5 y 10 m(, lo que se
acerca bastante al límite entre dispersión coloidal y solución verdadera.

Otra diferencia importante, es que, por lo general, las sustancias que


causan turbiedad son inorgánicas, mientras que las que causan color
usualmente son orgánicas.

4.6.2. Afinidad de los coloides con el agua: coloides hidrofílicos y


coloides hidrofóbicos.

Es muy importante también que el color se forma por coloides


hidrofílicos con propiedades muy distintas a los coloides hidrofóbicos
causantes de la turbiedad. Los coloides hidrofílicos muestran gran
atracción por el agua, mientras que los hidrofóbicos, muestran menos
atracción. El calificativo hidrofóbico (fobia al agua) es impropio, ya que
si una sustancia repele completamente un medio potencial de
dispersión, no podría siquiera ser mojada, y tampoco habría dispersión.
Lo cierto es que las sustancias hidrofóbicas muestran una atracción
considerablemente menor por el agua que las hidrofílicas.

Los coloides hidrofóbicos son termodinámicamente inestables con


respecto a la formación de grandes cristales no coloidales, con
excepciones como las arcillas que son cristales con una estructura
atómica reticular, o sea, en forma de red. Los análisis de arcilla han
demostrado que ésta se compone principalmente de sílice, aluminio y
agua, y frecuentemente contiene cantidades apreciables de hierro,
álcalis y tierra alcalina.

Los coloides hidrofílicos comprenden soluciones verdaderas, ya sea de


moléculas grandes o agregados de moléculas pequeñas, llamados
micelas, cuyas dimensiones están dentro de los límites coloidales.
Abarcan varios polímeros sintéticos y naturales y numerosas sustancias
de significación biológica como proteínas, ácidos nucleicos, almidones y
otras macromoléculas. La suspensiones coloidales compuestas de
coloides hidrofílicos pueden deshidratarse y convertirse en el material
original, y pueden de nuevo rehidratarse y redispersarse, de manera
indefinida; por ello se les llama coloides reversibles. Los coloides
hidrofóbicos se obtienen generalmente por medios físicos o químicos, y
no se dispersan espontáneamente en el agua; por ello se les llama
coloides irreversibles.

En la coagulación los coloides hidrofílicos reaccionan químicamente con


el agua y con los coagulantes; los hidrofóbicos no reaccionan con el
agua y su coagulación se logra predominantemente por reacciones
físicas y no químicas. En los coloides hidrofílicos la estabilidad se
mantiene por la hidratación, pues las moléculas de agua son atraídas a
la superficie de las partículas y actúan como una barrera para el
contacto entre ellas. En los coloides hidrofóbicos la estabilidad se
mantiene predominantemente por un fenómeno eléctrico, conocido
como la teoría de la doble capa, o sea, por la existencia de una carga
opuesta envolvente a dicha superficie.

Las diferencias de opinión entre los investigadores sobre la naturaleza


del color orgánico en el agua, es decir, si el color está compuesto por
sustancias en solución verdadera o en estado coloidal, pueden
resolverse si consideramos que el color orgánico es un coloide hidrfílico
que consiste de moléculas grandes en solución. Las soluciones de
coloides hidrofílicos y las de moléculas más pequeñas difieren
únicamente en que el gran tamaño de las moléculas o micelas conlleva
propiedades y técnicas de estudio diferentes.

4.6.3. Propiedades de los coloides.

Los coloides tiene una variedad de interesantes propiedades, que al


comprenderlas y estudiarlas, nos permiten tener una mejor visón de los
mecanismos que conlleva el proceso de clarificación. Por ello las
describimos a continuación:

4.6.3.1. Propiedades cinéticas.

Movimiento Browniano: Es un movimiento constante e irregular que


realizan las partículas coloidales dentro de la fase líquida, y que son
consecuencia del bombardeo desigual y casual de las partículas en
suspensión por las moléculas del líquido. Con el incremento de
temperatura las moléculas en el líquido adquieren mayor energía
cinética, y en consecuencia, el movimiento browniano aumenta. Este
movimiento sólo puede explicar la estabilidad de las dispersiones
coloidales más pequeñas, porque para partículas mayores, los factores
más importantes son corrientes de convección termal y velocidades
bajas de sedimentación.
Difusión: Tiene una relación estrecha con el movimiento Browniano. El
movimiento constante de las moléculas de agua ocasiona que las
partículas coloidales que se encuentran en movimiento browniano
constante tengan tendencia a dispersarse por todas partes de la
solución. La velocidad de difusión es menor que la velocidad media de
las partículas en movimiento Browniano.

4.6.3.2. Propiedades ópticas.

Efecto Tyndall-Faraday: Describe el fenómeno de dispersión de la luz al


pasar a través de una suspensión coloidal. La dispersión es
directamente proporcional al tamaño de las partículas. El efecto
Tyndall-Faraday se utiliza en la determinación de la turbiedad por medio
de un nefelómetro. Esta determinación no se relaciona,
infortunadamente, con el número de partículas de turbiedad, ni con la
masa total de partículas en el agua, sino con el tamaño de las
partículas.

4.6.3.3. Propiedades de superficie.

Las partículas coloidales se caracterizan por tener una gran superficie


específica, definida como relación entre el área superficial y la masa. La
gran superficie específica da a los coloides una gran capacidad de
adsorción. Esto ocasiona que los coloides absorban iones en cantidades
desiguales dando origen a la formación de una carga eléctrica que
contribuye a su estabilidad en la solución, lo que aunado al movimiento
browniano hace que sea prácticamente imposible sedimentar las
impurezas coloidales sin tratamiento químico previo.

4.6.3.4. Propiedades electrocinéticas.


Son muy importantes para comprender la estabilidad de las dispersiones
coloidales. Al pasar una corriente directa a través de una solución
coloidal, las partículas son arrastradas a los electrodos positivos o a los
negativos, según la carga eléctrica que posean. Este fenómeno,
conocido como electroféresis, nos indica que las partículas coloidales
tienen carga eléctrica, y que se mueven en dirección al electrodo de
signo opuesto a la carga de la partícula. Casi todos los coloides tienen
carga negativa y se trasladan hacia el electrodo positivo.

4.6.3.5. Fuerzas de Van der Waals.

Esta es la principal fuerza de atracción entre las partículas coloidales.


La fuerza de Van der Waals es una fuerza débil de origen eléctrico, que
siempre es atractiva, y decrece rápidamente con la distancia, y se debe
a la interacción de dipolos permanentes o inducidos de en las partículas.

4.6.3.6. Teoría de la doble capa.

Esta teoría establece que las partículas hidrofóbicas suspendidas en el


agua transportan cargas eléctricas en su superficie, la cual es
comúnmente negativa para las aguas superficiales. El grado de
estabilidad de la partícula es determinado por un valor llamado
potencial zeta, que está relacionado con la carga de la partícula y la
distancia a través de la cual la carga es efectiva.

Según la teoría, las partículas coloidales se caracterizan por poseer dos


capas eléctricas alrededor de ellas, y de las cuales derivan su
estabilidad en la solución. La capa interna contiene tanto cationes como
aniones, pero en suma, su carga neta es negativa. La capa externa
contiene cationes intercambiables como Na+, K+, Ca+2, H+, etc. El
potencial zeta se refiere al contorno entre el solvente adherido a la
partícula en su movimiento, y el solvente que puede moverse con
respecto a la partícula. Dicho contorno o plano de corte es
esencialmente la separación entre el agua de hidratación y el agua libre.
En otras palabras, el potencial zeta es la medida, en milivoltios, del
potencial eléctrico entre la capa fija y la capa exterior de iones de carga
contraria que rodean el coloide.

La estabilidad de los coloides depende de la resultante entre las fuerzas


de repulsión, ocasionadas por el potencial zeta, y las fuerzas de
atracción, explicadas por Van der Waals como producto de la interacción
de los dipolos de las moléculas. Para lograr la aglomeración de las
partículas se debe reducir la fuerza de repulsión, de manera que las
partículas puedan acercarse lo suficiente como para que las fuerzas de
Van der Waals prevalezcan y permitan una colisión entre ellas, como
resultado de la cual se producen aglomeraciones fácilmente
sedimentables. La reducción de las fuerzas de repulsión se logra
mediante dos mecanismos básicamente:

Ajustando el pH al punto isoeléctrico, o sea, al pH en el cual la carga


neta de la partícula se anula, y el potencial zeta se hace cero.
Añadiendo iones de carga eléctrica contraria a la de los coloides que se
quiere remover, lo cual produce, además de la disminución de la carga
eléctrica neta del coloide con respecto al resto de la solución, un
aumento de concentración de iones en la solución, reduciendo la
distancia a través de la cual la carga es efectiva.

4.7. Relaciones entre la alcalinidad, el pH y la acidez.

La acidez de un agua puede definirse como su capacidad para


neutralizar bases, como su capacidad para reaccionar con iones
hidróxilo, como su capacidad para ceder protones, o como la medida de
su contenido total de sustancias ácidas.

La determinación de la acidez es de importancia debido a las


características corrosivas de las agua ácidas y al costo que supone la
remoción y el control de las substancias que producen corrosión. El
factor de corrosión en la mayoría de las aguas es el CO2, especialmente
cuando está acompañado de oxígeno, pero en residuos industriales es la
acidez mineral.

Como decíamos, la causa más común de acidez en las aguas naturales


es el CO2, producto de la disolución del dióxido de carbono atmosférico,
mientras que la respiración de la vida animal en el suelo, así como la
combustión completa de materias orgánicas, son responsables de que
las aguas de pozo lleguen a contener varios cientos de mg/lt de CO2. El
bióxido de carbono, CO2, al reaccionar con el agua, produce ácido
carbónico, H2CO3. Puede haber presentes ácidos más débiles, pero a
concentraciones insignificantes. El nivel atmosférico promedio de CO2
es de 0.04%, del cual el agua de lluvia disuelve menos de 1 mg/lt. Los
ácidos como el carbónico, H2CO3 incrementan la corrosividad y
agresividad del agua, y pueden corroer las tuberías. El CO2 puede
también estar disuelto en el agua como resultado de las reacciones de
los coagulantes químicos usados en el tratamiento.

En las ecuaciones:

CO2 + H2O ----( H2CO3 ----( HCO3- +


H+

M (HCO3- )2 ----( M++ + 2 HCO3-


HCO3- ----( CO3= + H+

CO3= + H2O ----( HCO3- + OH-

Puede observarse que el dióxido de carbono y las tres formas de


alcalinidad forman parte de un sistema que existe en equilibrio en aguas
naturales, ya que todas las ecuaciones incluyen HCO3 . Cualquier
cambio en la concentración de alguno de los miembros del sistema
causará una modificación del equilibrio, alterará la concentración de los
otros iones y producirá un cambio en el pH. Alternativamente, un
cambio de pH modificará también las relaciones existentes.

Cuando se mide el pH con exactitud, es posible calcular la cantidad de


CO2 existente a partir de las expresiones para las constantes de
ionización del ácido carbónico. Existen también ábacos y gráficos que
permiten determinar e contenido de CO2, bicarbonatos e hidróxidos, a
partir de los valores de pH, alcalinidad total, temperatura y el contenido
de sólidos disueltos o residuo filtrable.

En términos generales, se ha demostrado que para que exista acidez


mineral, el pH debe ser menor de 4.5, y además, que para que exista
alcalinidad cáustica, el pH debe ser mayor de 10.0.

5. Principales diferencias entre la prueba de jarras y el proceso real.

Existen claras diferencias entre la prueba de jarras y el proceso real:

5.1 En el proceso real existe un flujo continuo de manera que la masa


sufre un tratamiento desigual, puesto que parte de ella queda retenida
durante largo tiempo, mientras que otra parte pasa casi de inmediato.
En la prueba de jarras el agua queda retenida durante todo el tiempo
que dura el ensayo.
5.2. La escala de las jarras no guarda relación con la escala del floc, por
cuanto este se produce a escala real, mientras que las jarras son cientos
de veces más pequeñas que los reactores o tanques. Por tanto, la
proporción entre la escala de turbulencia que se produce en uno y otro
caso, y el tamaño del floc es diferente, lo que afecta la velocidad de
aglutinamiento de las partículas.
5.3. En la prueba de jarras la formación de los primerss núcleos de floc
es una reacción que demora algún tiempo en llevarse a cabo. De estos
núcleos depende el choque y la aglomeración de partículas, necesarias
para la clarificación. En el proceso real el floc siempre está presente en
los reactores o piscinas, por lo que los choques y aglomeraciones se
producen inmediatamente después de que el agua y los químicos entran
a la etapa de mezcla lenta, por lo que no se requiere del tiempo para la
formación de los núcleos de floc que requiere la prueba de jarras.
5.4. Los tiempos de cada etapa son mayores en la planta, por lo que los
procesos de clarificación se llevan a cabo de una manera más completa
en el proceso real, que en la prueba de jarras.
5.5. La dosificación de los coagulantes y/o floculantes y la agitación de
la masa de agua puede ser mucho mejor controlada en la prueba de
jarras que en la planta de tratamiento.
5.6. La geometría de los equipos de pruebas de jarras y de las paletas
de agitación son muy diferentes de el diseño geométrico real de la
planta, de manera que en jarras se induce un movimiento helicoidal del
agua y de las partículas que contiene, que no es igual al movimiento
browniano real de la dispersión coloidal en la planta. A veces se recurre
al uso de estatores o deflectores fijos de tipo continuo o discontinuo en
las jarras tratando de minimizar los resultados erróneos producidos por
las diferencias en los esfuerzos cortantes entre las láminas de agua que
se deslizan con diferentes velocidades, en un movimiento que depende
de la viscosidad del agua, y por ende de su temperatura.
5.7. El volumen de agua de las jarras es pequeño en comparación con
el gran volumen que se maneja en los tanques o reactores reales, de
manera que la prueba de jarras es una reproducción parcial del proceso.

Aún con todas sus limitaciones, la prueba de jarras es el mejor modelo


predictivo de los resultados que se pueden obtener en planta bajo unas
condiciones y parámetros determinados. Debe tenerse en cuenta de
que el hecho de que la prueba de jarras sea un ensayo rutinario en la
operación de las plantas, no significa que pueda ejecutarse
descuidadamente, lo que, por desgracia, suele ser bastante común.

6. Observaciones técnicas durante la prueba de jarras.

Una vez definida la duración y el grado de agitación en cada una de las


etapas a simular en la prueba de jarras, se procede a realizarla teniendo
en cuenta las siguientes consideraciones:

6.1. La confiabilidad de los resultados obtenidos mediante la prueba de


jarras depende de la precisión con la cual se hallan controlado las
condiciones de simulación.
6.2. La repetitividad lo más exacta posible entre prueba y prueba, que
se logra controlando muy bien los tiempos y velocidades de agitación en
cada etapa, nos permite correlacionar las diferentes corridas y sacar
conclusiones acertadas al comparar los diferentes ensayos. Se debe
tener en cuenta que al realizar diferentes pruebas de jarras con la
misma calidad de agua cruda, con igual dosificación de químicos, pero
con diferentes velocidades y tiempos de agitación, se obtienen
resultados sustancialmente diferentes. De no tener un buen control
sobre la igualdad de los tiempos y velocidades de agitación, no se podrá
asegurar que los cambios observados se deban a la variación de la
dosificación, ni que las diferentes pruebas de jarras realizadas sean
equivalente entre si.
6.3. La exactitud en la preparación de soluciones, que aseguren el
control de la dosificación a través de las diferentes corridas que por lo
general, toman varios días.
6.4. La exactitud en la dosificación de los químicos. Generalmente se
trabajan jarras con volúmenes relativamente pequeños (1 o 2 lt) y con
soluciones a concentraciones a las cuales la sobredosificación de una
gota (0.05 ml) o dos gotas (0.1 ml) de solución produce un error
significativo en términos de ppm adicionadas. Siempre que sea posible,
se debe tratar de dosificar con jeringas plásticas desechables, una para
cada jarra, que garantizan una buena exactitud en cuanto al volumen de
solución dosificado, y por ende, un buen control de las ppm adicionadas.
La dosificación con pipeta es más difícil de controlar, y susceptible de
errores de sobredosificación, además de demorada.
6.5. La simultaneidad en la dosificación de las jarras. Si hay tiempos
muy grandes entre la dosificación de una jarra y la dosificación de la
jarra consecutiva, por ejemplo, más de 30 segundos, tendremos que el
tiempo transcurrido entre la dosificación de la primera jarra y la
dosificación de la sexta jarra puede ser de más de 3 minutos, lo cual
conlleva a que la primera jarra tiene 3 minutos más de agitación y de
tiempo de reacción que la sexta jarra. En estas condiciones no se puede
decir que la primera y la sexta jarra sean equivalentes. El error
introducido por tal procedimiento es grande, pues es lógico que la jarra
con mayor tiempo de agitación deberá tener una mejor coagulación, ya
que esta depende de la dispersión del químico en el agua, así como del
número de choques entre partículas, variables estas que son
directamente proporcionales al tiempo de agitación. Se debe tratar de
utilizar los dispositivos apropiados mencionados en la sección que
describe el equipo necesario, o con jeringas que minimizan el tiempo de
dosificación.
6.6. La simultaneidad en la toma final de las muestras de agua
sobrenadante en cada una de las jarras. Similarmente al punto anterior,
una demora de más de 30 segundos entre la toma de la muestra de la
primera jarra y la toma de muestra de la jarra consecutiva conduce a
que la sexta jarra tenga un tiempo de sedimentación mayor de 3
minutos que el de la primera jarra, lo cual puede conducir a elegir
erróneamente como la mejor jarra aquella que ha tenido más tiempo de
sedimentar. Lo ideal es disponer de 6 vasitos, uno para cada jarra, y
trata de tomar en cada vaso las muestras de agua sobrenadante de
cada jarra en el menor tiempo posible.

7. Preparación de soluciones.

Las soluciones han de prepararse a una concentración tal, que permitan


la flexibilidad en la aplicación y variación de la dosis, así como la
precisión en la medición de los pequeños volúmenes a dosificar. Las
soluciones se deben utilizar “frescas”, puesto que cambian con el
tiempo. Por ello es necesario preparar diariamente la cantidad que se
va a usar durante el día. La soluciones deben preparase con los mismos
coagulantes utilizados en planta, y no con reactivos de laboratorio
purificados.

7.1. Solución de sulfato de aluminio.

Las soluciones de sulfato de aluminio de 10% o más de concentración


pueden conservarse hasta por dos meses, mientras que las soluciones
diluidas al 1% o 2% no se pueden conservar por más de 24 horas,
porque se hidrolizan y pierden buena parte de su capacidad de
coagulación.

Lo ideal en esta solución es que al agregar a las jarras 1 ml esté


adicionando 10 ppm de sulfato de aluminio. Por ejemplo, si se trabaja
con jarras de 2 lt:

2 lt x 10 mg de sulf. de al. = 20 mg de sulf de al


1 lt de solución

Cada ml de la solución a dosificar debe contener 20 mg de sulfato de


aluminio, esto es 0.02 g de sulfato de aluminio por cada mililitro, que
corresponde a una solución del 2%. Siguiendo el mismo procedimiento,
encontramos que para jarras de 1 litro la solución a preparar debe de
ser de 1% de concentración.

Para preparar la solución, inicialmente se toma la densidad y la


temperatura de la solución madre de sulfato de aluminio a partir de la
cual se va a preparar una solución al 2% para realizar la prueba de
jarras. En planta la planta Río Cali se dispone de una solución de
aproximadamente el 20% de concentración, mientras que en Puerto
Mallarino se prepara al 40%.

Por ejemplo, si al tomar estos datos encontramos que la temperatura es


de 23.3ºC y la densidad de la solución, ( = 1.110 g/cc

De las tablas entregadas por los proveedores se encuentra que:


Para ( = 1.110 y T = 20ºC, entonces concentración = 17.69%
Para ( = 1.110 y T = 25ºC, entonces concentración = 18.23%

Extrapolando:

% - 17.69 = 23.3 - 20 ( %= 3.3 x 0.54 + 17.69 =


18.04%
18.23 - 17.69 25 - 20 5

La concentración de la solución de Sulfato de Aluminio de ( = 1.110 y T


= 23.3ºC es de 18.04%.

Ahora hallamos el volumen de solución al 18.04% que debemos tomar


para preparar 500 ml de solución al 2%.

V1 x C1 = V2 x C2 ( V1 = 500 ml x 2% = 55.43 ml
18.04%

Procedimiento: Medir con una pipeta 55.43 ml de solución de sulfato de


Aluminio al 18.04% y verterr en un balón aforado de 500 ml. Completar
y mezclar bien con agua destilada hasta enrazar el balón.

7.2. Solución de cal.

Esta solución se debe preparar cuando se tiene una baja alcalinidad en


el agua cruda. Similarmente a la solución de sulfato de aluminio, esta
solución deberá prepararse al 1% si se trabaja en jarras de 1 lt, o al 2%
en caso de utilizar jarras de 2 lt.

Su preparación es también similar a la preparación de sulfato de


aluminio. Se toma la densidad a la solución madre disponible en planta,
y se busca su concentración en la tabla. Posteriormente se utiliza la
formula:

V1 x C1 = V2 x C2

y se calcula el volumen inicial necesario de solución madre a tomar para


obtener el volumen y la concentración final de la solución deseada.
Luego se toma este volumen inicial de solución madre, se vierte en un
balón aforado de volumen deseado, y se enraza con agua destilada.

La tabla de concentración-densidad para la lechada de cal es la


siguiente:

% en Peso Densidad ( en gr/cc

1 1.005
2 1.010
3 1.020
4 1.025
5 1.030
6 1.040
7 1.045
8 1.050
9 1.060
10 1.065

Debe evitarse el contacto de la solución de cal preparada con el aire,


cuyo contenido de CO2 puede reaccionar con el óxido de calcio para
formar carbonato que precipita. La solución de cal debe agitarse
siempre antes de usarse.

7.3. Solución de polímero.

Los polímeros se utilizan muy diluidos, y a muy bajas dosificaciones. Lo


ideal para dosificar el polímero es preparar una solución que me permita
adicionar, en 1 ml de solución, 0.1 ppm de polímero, referido al volumen
de la jarra. Si se van a utilizar jarras de 2 lt:

2 lt x 0.1 mg polímero = 0.2 mg de polímero


1 lt solución

Esta es la cantidad de polímero que debe de haber en cada ml de


solución, esto es 0.0002 g de polímero en 1 ml de solución. Lo cual
corresponde a una solución de el 0.02%. Para obtener una buena
precisión al medir un volumen tan pequeño de polímero, se requiere de
preparar 1 litro de solución. Para ello disolver 0.2 g de polímero en 1 lt
de agua destilada. Como la densidad del polímero es de 1.08 g/cc:

0.2 g de polímero = 0.185 ml de polímero


1.08 g/cc

Vemos que el polímero es demasiado viscoso, y no permite medirlo en


pipeta graduada de 1 ml, por lo que debo realizar doble dilución.

Procedimiento: En una pipeta de 2 ml medir 1.85 ml de polímero


(corresponde a 2 gr), teniendo cuidado de lavar la gran cantidad de
polímero que se adhiere a la parte exterior de la pipeta. Adicionar a un
balón aforado de 1 lt. Diluir en agua destilada, y enrazar el balón.
Tomar en un balón aforado de 100 ml de esta solución (100 ml de
solución contienen 0.185 g de polímero) y pasarla a un balón aforado de
1 lt, completar con agua destilada hasta enrazar el balón. La
concentración de esta solución es de 0.02% en polímero.

Si el volumen de las jarras es de 1 lt, la concentración de la solución de


polímero debe de ser de 0.01%.

8. Selección de la dosificación.
La tabla de dosificación para las anteriores soluciones preparadas de
acuerdo al volumen de las jarras, es la siguiente:

Para las soluciones de sulfato de aluminio y de cal:

Para adicionar Volumen dosificado


ppm ml

5 0.5
10 1.0
15 1.5
20 2.0
25 2.5
30 3.0
35 3.5
40 4.0
45 4.5
50 5.0
60 6.0
70 7.0
80 8.0
90 9.0
100 10.0

En este caso es recomendable utilizar jeringas plásticas desechables de


10.0 ml.

Para el polímero, la tabla de dosificación para las anteriores soluciones


preparadas de acuerdo al volumen de las jarras a utilizar, es la
siguiente:

Para adicionar Volumen dosificado


ppm ml

0.02 0.2
0.04 0.4
0.06 0.6
0.08 0.8
0.10 1.0
0.12 1.2
0.14 1.4
0.16 1.6
0.18 1.8
0.20 2.0
Para este caso es recomendable utilizar jeringas plásticas desechables
de 2.0 ml.

8.1. Selección de la dosificación de sulfato de aluminio.

La selección de la dosificación a utilizar es un paso muy importante,


puesto que, si se elige el rango apropiado, se podrá encontrar la dosis
óptima de dosificación del químico. La dosificación dependerá de los
parámetros iniciales del agua, fundamentalmente de la turbiedad.
Podemos encontrar una buena orientación analizando los datos
históricos de operación. Para estos casos realmente lo que mejor puede
orientar a quien realiza la prueba de jarras es la experiencia, tanto en la
realización de la prueba de jarras, como en el conocimiento del agua
con la cual se trabaja. También puede servir de orientación la dosis que
se utilice en el momento en la planta.

Es muy importante también tener en cuenta que la alcalinidad que debe


tener el agua cruda debe ser el doble de la dosis de sulfato de aluminio
a aplicar más 12 ppm adicionales que han de servir como alcalinidad
remanente para amortiguar la caída de pH, el cual deberá ser mayor
que 5, a fin de obtener una buena coagulación

En caso de no tener ni idea del valor aproximado de la dosificación que


se debe utilizar, guíese por la siguiente tabla:

TURBIEDAD DOSIS APROX. DE SULFATO


NTU Mg/lt o ppm

0 a 20 10
30 a 60 10 a 15
60 a 80 12 a 17
80 a 100 14 a 20
100 a 150 17 a 25
150 a 200 20 a 35
200 a 300 25 a 45
300 a 400 25 a 50
400 a 500 25 a 60

Una vez seleccionada la dosis inicial aproximada, elija para la primera


jarra un valor ligeramente por debajo de la dosis escogida, y aumente
progresivamente la dosificación para las jarras siguientes en 2 ppm. Por
ejemplo, si usted cree que la dosis apropiada es 24 ppm, dosifique en la
primera jarra 20 ppm, en la segunda 22 ppm, en la tercera 24 ppm, en
la cuarta 26 ppm, en la quinta 28 ppm, y en la sexta 30 ppm. Se
describe la anterior prueba como jar-test de 20 en 2, que quiere decir
iniciando con 20 ppm, y aumentando de 2 en 2. Lo anterior le permite
hacer un barrido en un rango de 20 a 30 ppm. Debe de procurarse que
la mejor jarra quede en medio, ya que, cuando la mejor jarra que se
obtiene es la primera, queda la duda de que dosificando menores
cantidades se obtengan mejores resultados. Similarmente, si la mejor
jarra obtenida es la última, queda la duda de que se obtengan mejores
resultados con un mayor dosificación.

Si prefiere hacer un barrido en un rango más amplio, puede agregar en


cada jarra 3 ppm más que lo que agrego a la anterior, o sea, un jar-test
de 20 en 3, para al cual las dosis serán de 20, 23, 26, 29, 32 y 35,
sucesivamente. Cuando se trabaja con aguas de alta turbiedad, es
mejor realizar barridos amplios, digamos de 5 en 5.

8.2. Selección de la dosificación de cal hidratada.

El sulfato de aluminio, o alumbre en su forma cristalizada tiene la


fórmula química de Al2(SO4)3.14H2O, que es una forma deshidratada
del Al2(SO4)3.18H2O y tiene agua de cristalización correspondiente a
14.3 moles. Usualmente se le asigna un peso molecular de 600.
Cuando se requiere un ajuste de la alcalinidad del agua cruda, debe
tenerse en cuenta la dosis de sulfato de aluminio que se va a utilizar, y
calcular el ajuste necesario de acuerdo a la siguiente ecuación:

Al2(SO4)3.14H2O + 3Ca(OH)2 -----( 2Al(OH)3 + Ca+2 +


SO4 -2
600 3 x 74 = 222

Se ve que 600 partes de alumbre requieren 222 partes de cal apagada,


o aproximadamente, por cada 3 partes de Sulfato de aluminio se
requiere una parte de hidróxido cálcico. Otra forma de expresar lo
anterior es que cada mg/l de alumbre debe disponer de
aproximadamente 0.35 mg/l de solución de cal. Esta relación es directa
siempre y cuando las soluciones de sulfato de aluminio y de hidróxido
de calcio que se van a dosificar hayan sido preparadas a la misma
concentración. Debe tenerse en cuenta también que se requiere de una
alcalinidad residual de 12 ppm, que tampone la solución, a fin de evitar
una caída de pH.

Por ello es importante medir la Alcalinidad inicial del agua cruda y


realizar el siguiente cálculo:

Dosis de cal = {Dosis de Sulfato - [(Alcalinidad inicial - 12) x 2]} dividido


entre 3

Esta es la dosis de cal, en ppm que se debe dosificar.


8.3. Selección de la dosificación de polímero.

Cuando el objeto de la prueba de jarras es encontrar la dosificación ideal


de una mezcla de dos químicos, por ejemplo, coagulante y ayudante de
coagulación, deberá correrse una prueba inicial sin polímero o ayudante
de coagulación, para establecer la dosis óptima de sulfato de acuerdo a
la turbiedad inicial del agua cruda. Una vez se establezca la dosis
óptima de coagulante, se corre la siguiente prueba en la cual se
disminuye la dosis óptima de coagulante encontrada en 15% a 20%,
dependiendo del valor de la turbiedad, a mayor turbiedad, mayor
disminución de la dosis de coagulante, y mayor la relación de reemplazo
que realiza el ayudante de coagulación. Se agregará esta dosis fija de
coagulante a todas las jarras. La dosis de polímero se correrá de 0 en
0.02, de manera que la primera jarra no lleva dosis de ayudante de
coagulación, y se denomina blanco de polímero. Las dosis consecutivas
de polímero de la segunda jarra en adelante serán de 0.02, 0.04, 0.06,
0.08 y 0.1. Se deberán realizar varias corridas de jar-test para
establecer las dosis óptimas. Una buena metodología es variar primero
la dosis de polímero, dejando constante la dosis de sulfato, que será la
hallada en la primera prueba de jarras corrida sin polímero, menos el
15%, que será el reemplazo inicial que se intentará, con lo cual se
encontrará también una dosis inicial óptima de polímero. En la siguiente
prueba se usará como constante la dosis inicial óptima de polímero
encontrada, y se variará la dosis de sulfato, de manera que se
reajustará esta dosis. Y así sucesivamente. Debe tenerse en cuenta
que en cada corrida de jar-test, se puede variar sólo una de las
dosificaciones mientras que la otra permanecerá constante a través de
todas las jarras, es decir, o se varía el polímero, o se varía el sulfato,
pero no se deberán variar ambas en una misma corrida, puesto que
entonces no se sabrá a cual de los químicos, el sulfato o el polímero, se
le deberá atribuir la diferencia en los resultados obtenidos.

9. Realización de la prueba de jarras.

9.1. Llene las jarras con igual volumen de agua a tratar (1 o 2 lt). Es
importante que queden a igual volumen, o de lo contrario la
concentración, en ppm, no se sabrá con exactitud. Medir inicialmente
los parámetros a evaluar: temperatura, turbiedad, color, pH y
alcalinidad, como mínimo.
9.2. Llenar las jeringas con las dosis seleccionadas de químicos.
9.3. Poner agitación de 100 a 200 R.P.M., por un período de tiempo de 1
a 2 minutos. (Etapa de mezcla rápida - Coagulación) Agregar las
dosificaciones vaciando rápidamente las jeringas dentro de las jarras, y
empezar a medir el tiempo con la ayuda de un cronómetro. En la planta
Río Cali se agita a 120 R.P.M. aproximadamente por 30 segundos para
simular esta etapa, mientras que en la Planta de Puerto Mallarino se
agita, en promedio, a 150 R.P.M., durante 1 ½ minuto. Observe si se
empieza a apreciar la coagulación, aunque, usualmente, aún es
demasiado temprano para apreciarla.
9.4. Transcurrido el tiempo de la etapa de mezcla rápida o coagulación,
disminuir la velocidad de mezcla a un valor entre 10 y 60 R.P.M., por un
período de tiempo entre 10 y 30 minutos, para simular la etapa de
floculación. En la planta Río Cali se agita a 30 R.P.M. aproximadamente
durante 10 minutos, mientras que en la planta de Puerto Mallarino se
usa una velocidad de 50 R.P.M. durante 20 minutos. Observe el floc que
se empieza a formar, y trate de establecer cual jarra coaguló y floculó
primero, y cual produce el floc de mejor tamaño y peso.
9.5. Apagar la agitación y sacar las paletas de las jarras, para simular la
etapa de sedimentación. Esta etapa siempre ocurre sin agitación, y por
un tiempo aproximado de 10 a 15 minutos. En ambas plantas, de Río
Cali y Puerto Mallarino se simula la sedimentación en un tiempo de 10
minutos. Trate de observar en cual jarra se forma el primer floc, aún
cuando no suele ser fácil, puesto que el floc recién formado es casi
incoloro. También es interesante observar en cual jarra se forma el floc
más grande, y en cual sedimenta más rápido, así como la evolución del
floc al sedimentar. No necesariamente el floc más grande es el que
sedimenta más rápido. Observe también que se forma un zona de
líquido clarificado en la parte superior de la jarra, producto de una
sedimentación relativamente rápida en esta zona, del centro hacia abajo
de la jarra se observa que se concentra el floc que está sedimentando y
la velocidad de precipitación se hace más lenta. En el fondo de la jarra
se observa el lodo sedimentado.
9.6. Transcurrido el tiempo de sedimentación, tener listos 6 vasitos y
depositar en ellos aproximadamente 45 ml de agua sobrenadante. Se
debe tratar de que no se produzca agitación en la jarra al tomar la
muestra. Esta se debe tomar del agua que esta aproximadamente a 2
cm por debajo del nivel de agua, para evitar tomar en ella partículas
superficiales, como polvo, pelusa o demás materiales que puedan haber
caído en la jarra durante la realización de la prueba y que puedan
causar error en las posteriores mediciones de los parámetros Es muy
útil utilizar una jeringa plástica desechable de 50 o 60 ml para tomar las
muestras de agua sobrenadante. (De las que se usan para inyectar el
ganado) Las muestras se deben de tomar lo más rápidamente posible,
para que todas las jarras tengan igual tiempo de sedimentación.
9.7. Al realizar la lectura de la turbiedad, se debe agitar al vasito en el
que se depositó la muestra, a fin de devolver a la solución el floc
sedimentado durante el tiempo transcurrido entre la toma de la muestra
y la lectura de la turbiedad.
9.8. Medir los demás parámetros a evaluar.

Elaborado por: Ing. María Faride Restrepo T.


Santiago de Cali, Mayo de 1.999.
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LOPEZ Y MARIA FARIDE RESTREPO
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A:\MANUALES.DOC
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@HP Color LaserJet 5/5M (HP)
HP Color LaserJet 5/5M (HP)
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ACUACALI
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$WILSON LOPEZ Y MARIA FARIDE RESTREPO
SIGCALI
$WILSON LOPEZ Y MARIA FARIDE RESTREPO
SIGCALI
a jarra se observa el lodo sedimentado.
9.6. Transcurrido el tiempo de sedimentación, tener listos 6 vasitos y
depositar en ellos aproximadamente 45 ml de agua sobrenadante. Se
debe tratar de que no se produzca agitación en la jarra al tomar la
muestra. Esta se debe tomar del agua que esta aproximadamente a 1
cm por debajo del nivel de agua, para evitar tomar en ella partículas
superficiales, como polvo, pelusa o demás materiales que puedan haber
caído en la jarra durante la realiO
ON LOPEZ Y MARIA FARIDE RESTREPO
SIGCALI
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LOPEZ Y MARIA FARIDE RESTREPO
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