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Cualquiera puede ser la razón por la que un fumador se inicia en este hábito dañino y lo
continúa, lo cierto es que fumar tiene consecuencias para la salud del fumador, para la
salud de la gente que convive con él (los llamados “fumadores pasivos”) y afecta de
manera importante al medio ambiente y a la economía. El problema es que, al ser un
fenómeno socialmente aceptado, el tabaquismo no recibe la atención necesaria en los
efectos que produce en todos aquellos campos. Por lo que me han platicado, existen
países donde una persona que tiene esta adicción es muy mal vista, pues daña mas al
medio ambiente que a la persona que lo consume.
Un cigarro contiene aditivos como la nicotina y la acroleína que alteran el metabolismo,
creando una fármaco dependencia. Los cigarrillos contienen más de 4000 químicos, de los
cuales 200 son venenos conocidos y 60 son cancerígenos. El alquitrán y la nicotina son los
más agresivos.
Los efectos del fumar se extienden mas allá de la persona que los consume. ¿Cómo? Los
llamados fumadores pasivos tienen un riesgo de enfermedades cardíacas 25 a 30 por
ciento mayor y de cáncer pulmonar 20 a 30 por ciento mayor que las personas no
expuestas al humo “de segunda mano”. (US Department of Health & Human Services,
2006).
Según el INEGI (2005), en México, casi trece millones de personas entre 18 y 65 años de
edad que viven en áreas urbanas son fumadores. Medio millón de personas fuma 20 o
más cigarros al día, grupo de fumadores al que podemos llamar “fumadores de alta
frecuencia” y al que nos referiremos más adelante.
Una cajetilla cuesta aproximadamente 30 pesos. El gasto anual total del grupo de
fumadores de alta frecuencia es de más de 5 mil millones de pesos (10,030 pesos en
cigarros por persona). No obstante, el efecto que tiene en el bolsillo del fumador es
devastador para ellos y para sus familias, pues hoy en día existen quienes prefieren
comprarse un cigarro a una botella de agua. Esto es algo inaceptable que debe corregirse
inmediatamente, pero de todos modos el más afectado es el medio ambiente.
Comencemos con la basura producida por los fumadores, en especial, los fumadores de
alta frecuencia. De acuerdo a los cálculos realizados en el laboratorio, un cigarro produce
0.110 gramos de cenizas y un residuo de 0.157 gramos, que es la colilla. Eso quiere decir
que cada una de esas personas que consumen 20 o más cigarrillos, producen diariamente
2.2 gramos de cenizas y 3.14 gramos de colillas. En total, los fumadores “de alta
frecuencia” contribuyen anualmente a la contaminación con 401 toneladas de cenizas y
573 toneladas de colillas, además de las más de 1825 toneladas que se producen tan sólo
por la cajetilla desechada. Esto es sólo hablando de los “fumadores de alta frecuencia”, y
sin tomar en cuenta al resto de los fumadores. La situación es sorprendente.
Uno de los lugares donde la contaminación por cigarros es muy común es en la playa;
¿quién no ha encontrado, caminando por la playa, cientos de colillas tiradas en la arena y
flotando en el mar? Desafortunadamente, no existe un reglamento que obligue a los
propietarios de clubes de playa instalar ceniceros y botes para basura. Una colilla de
cigarro produce la contaminación de mil litros de agua. Además, las colillas han sido
encontradas en estómagos de pájaros jóvenes, tortugas y otros animales marinos. En
resumen, las colillas de cigarro son una amenaza para la vida acuática.
Para preparar las hojas de tabaco, se usa como combustible la madera. En la fabricación
de 300 cigarros (15 cajetillas), se usa 1 árbol, lo que quiere decir que una persona que
fuma en promedio 20 cigarros por día está desapareciendo 2 árboles por mes. Los
fumadores “de alta frecuencia” en México contribuyen a desaparecer 12 millones de
árboles al año. (Ministerio de Salud: 2007).
La calidad del aire se ve afectada por el humo que produce un cigarro. En primer lugar,
porque fumar produce CO2 y CO, contribuyentes al efecto invernadero y gases altamente
venenosos. Y segundo, porque las colillas que no están bien apagadas causan incendios
en bosques o al tirarlos en arbustos. De acuerdo al informe anual de la Brigada de Fuego
de 1995, la mitad de los incendios fueron causados directamente por cigarrillos y fósforos
utilizados para prender fogatas (Programa Campus Sostenible).
Desde hace ya algún tiempo, se implementado una ley que prohíbe fumar en bares y
restaurantes. A pesar de las quejas de todos los fumadores por tal normativa, la sociedad
debería reconocer que la decisión tomada representa un beneficio a la salud de los no
fumadores; se estará evitando la afección a la salud del resto de la población, que ocurre
cuando se emiten los residuos del cigarro en un lugar cerrado. Esperemos que, a su vez,
ayude a reducir el número de cigarros consumidos actualmente.
La información presentada nos da otra perspectiva de los daños que produce el cigarro,
fuera del típico y común “fumar causa cáncer”, que desde luego, no es el único. A partir
de ahora, fumar no es cuestión de libertad de elección, es una decisión que debe tomarse
consciente de sus efectos y asumiendo la culpabilidad de ser un contribuyente a la muerte
de uno mismo, de la persona próxima a uno y del ecosistema. Cada cigarro es una
oportunidad de dañar a un animal acuático, de cortar un árbol, de despojar a la
humanidad de una cantidad de agua pura… cada cigarro es un conjunto de secuelas
negativas, comenzando por la salud del propio fumador.
Tal es el vicio que hay personas que no se dan cuenta del daño que generan en su
alrededor, pues podemos incluir a las embarazadas que están al alcance del humo del
cigarro, y una que otra que incoherentemente fuman sabiendo que en su vientre se
alberga una vida que apenas comienza.
En la acción, el humo del tabaco se compone de una corriente ventosa primaria, que es la
que inhala directamente el fumador, y una corriente secundaria, generada mediante la
combustión inmediata del cigarro.
Se han identificado más de 4.000 sustancias nocivas en el humo del
cigarrillo, de los cuales al menos 60 son probables carcinógenos humanos, como
los 4-aminobifenoles, benceno, níquel, otras sustancias tóxicas son monóxido de
carbono, dióxido de carbono, nitros aminas, amoníaco, y otras están como
partículas en suspensión (Alquitranes y nicotina).
Podemos mencionar también que muchas de las muertes producidas por el aparato
circulatorio dañado por el cigarro, aumenta 4 veces en su probabilidad de fallar gracias a
todos estos compuestos adheridos al tabaco.
Un dato curioso es que a finales de los 90’s los europeos y los chinos eran las personas
que más consumían tabaco en el mundo. El 42% de los varones y el 28% de las mujeres
eran fumadores, tristemente creo yo que poco a poco va aumentando la cifra y por más
que queremos disminuir el problema, este se niega a ceder.
Para las personas vanidosas podemos mencionarles el efecto que deja el cigarro en el
brillo de los ojos, como el humo entra en contacto con ellos, gradualmente se van
calcinando los lagrimales y la segregación de lubricante, lo que los hace perder cierto brillo
y se opacan.
Miles y miles de síntomas podemos encontrar, pues conforme el tiempo pasa el ser
humano se adapta y su cuerpo se corrompe cada día más estas drogas legales. Pero como
en toda historia también podemos hacer relucir una armadura que nos trata de proteger,
pues existen gobiernos, instituciones y personas que tratan de disipar este problema
desde su raíz.
No existe hoy día una opinión unánime acerca de la importancia de la dependencia física a
la nicotina como mayor o único componente de la adicción. Allen Carr, creador de un
conocido método para dejar de fumar, afirmaba que aunque la ansiedad provocada por la
retirada de la nicotina es físicamente real, es mucho más leve de lo que aparenta. Por
tanto, esta ansiedad, aunque existente, podría estar multiplicada en la mente del fumador
por factores sociales, situaciones de estrés o sus propios temores, lo que, de ser cierto,
agregaría un componente psicológico muy importante a la adicción física. Nos pasa mucho
a los jóvenes, la presión social que se nos aplica es más severa que cualquier gobierno, ya
que los mismos “amigos” nos incitan a seguir fumando cuando tratamos de mejorar
nuestra propia vida.
A veces un pequeño tropiezo nos hace recordar lo falsamente bien que nos hace sentir la
nicotina y volvemos a dejar caer nuestra vida en sus manos.
Al igual que todo, la dependencia tiene una graduación, y todos y cada uno de nosotros
podemos apreciarla en algún conocido:
Países europeos han ratificado el tratado, entre ellos Alemania, Francia, el Reino
Unido y España.
La lucha contra el tabaco ha sido una de las más grandes guerras en la historia, pues nos
hemos inundado con experimentos, muestras, gráficos, y una explosión de sentimientos
ya que sabemos que muchos mueren, pero siempre decimos: A mí no me va a pasar; Y
conforme pasan los años vemos como miles de personas dejan esta ilustre tierra y sin
darnos cuenta, a nosotros nos llegara.
Con el desarrollo de este tema podemos caer en la cuenta de lo dañino que puede ser una
adicción, y como mencioné atrás, no solo cualquier adicción, pues el tabaco contiene
sustancias casi tan adictivas como la cocaína. Es decisión de cada persona el saber si
quiere fumar o no, si lo deja o continua por este camino. Lo importante en todo esto es
aprender a no dañar a los demás, pues si me quiero hacer daño, que solo sea a mí, que
no involucre a las personas a mi alrededor ni al planeta en el que vivo. Que las personas
en el futuro tengan aire puro, lo malo es que ese aire es el que estamos contaminando
con nuestros caprichos y glamour fantasioso que nos quita el estrés de un día pesado.
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