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ISSN 0123—2185
No. 19
INTRODUCCIÓN
La vida en sus múltiples manifestaciones ha hecho
factible que la evolución sea la razón de ser de todo
movimiento, de toda actividad, de todo progreso, de
todo perfeccionamiento, para que podamos adquirir
mayor capacidad de consciencia, de sensibilidad, de
acción fecunda en las diferentes etapas en el sendero
infinito de la evolución.
La senda evolutiva forma parte de la Vida Cósmica
que los Rosa-Cruces llaman el Alma del Mundo, que se
nombra desde el punto de vista de la religión como
Dios, el Eterno, el Insondable, lo Absoluto, la razón de
ser de todo cuanto existe, por lo que es absolutamente
imposible conceptuar tal grandeza, tal magnitud de la
Consciencia Universal.
Nuestro Espíritu es una partícula misma de las
energías del Alma del Mundo, por lo que tenemos en
latencia todas las posibilidades de Dios. pero por falta
de evolución, por falta de capacidad, por falta de
conocimiento y por falta de una dirección adecuada a
las energías internas, no hemos logrado aún despertar a
la magnitud espiritual que esta verdad encierra.
MISTERIOS DEVELADOS 3
MISTERIOS DEVELADOS
Muchos de los problemas en el diario vivir, son
debidos a que la mente racional nos hace sentir
separados de los demás, a los múltiples errores que
comentemos por emocionalidad, lo que impide que el
Alma, la sensibilidad estética pueda ir exteriorizando
las ingentes posibilidades que existen en nuestra
interioridad.
Tenemos que liberarnos de la emoción en su aspecto
negativo que nos hace cometer locuras, y de la mente
racional que no nos permite ver la realidad de nuestra
existencia. Debemos liberarnos de la sensiblería que
muchas personas creen que es sensibilidad, como llorar
por cualquier motivo, pues ésta es una fase más de la
emoción.
La Vida Divina o el Cristo Cósmico, es la
sensibilidad que se manifiesta en nosotros como ímpetu
moral, estética, mística; es la que permite a los
progenitores amar a sus hijos desde el momento en el
cual nacen y aún antes de que lo hagan. Es la
sensibilidad la que hace que aquella persona huraña que
no tiene familia, acaricie con cariño a sus animales.
Es el poder omniabarcante del Cristo el que nos
permite en un momento de admiración y de
contemplación hacia la naturaleza, solazarnos en un
amanecer en la salida del sol, en el viento que se
desplaza fugazmente en derredor nuestro. Es la
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