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Si no ejercitamos ni usamos la musculatura de nuestras piernas durante mucho
tiempo, nos será difícil usarlas para caminar. Esto es lo que le ha pasado al espíritu
del ser humano. Las piernas de la mente y del intelecto no han hecho ejercicio
espiritual durante mucho tiempo y se han puesto enfermas: no hay paz, felicidad ni
satisfacción permanentes. Nos hemos ejercitado a nosotros mismos intelectualmente
analizando, discutiendo y acumulando información, etc., pero la dimensión espiritual se
ha perdido. Eso ha supuesto para el alma el que permanezca subdesarrollada y
desnutrida, una verdadera pobreza de espíritu, la cual se refleja en las crisis que se
dan por todas partes, tanto personales como globales.
La meditación es el ejercicio espiritual con el que se reavivan las cualidades originales
del alma humana, devolviéndolas a nuestra conciencia.
Paso 1. Sentarse en una posición cómoda y relajada. No es necesaria una postura
especial, pero tiene que haber un equilibrio entre el estar demasiado cómodo (en cuyo
caso es fácil dormirse) o demasiado rígido (en cuyo caso es posible que empecemos a
sentirnos tensos física y mentalmente). Mantener los ojos un poco abiertos; estar
despierto; suavemente concentrados en nuestro ser interno.
Paso 2. Concentrar la atención en el centro de la frente. Visualizar un punto de
energía. Ese punto de luz es el “Om”.
Soy la identidad espiritual que trabaja dentro de este cuerpo físico, mi instrumento
material, pero no soy este cuerpo. Soy en realidad ese diminuto punto de energía
espiritual.
Paso 3. Concentrar los pensamientos:
Soy un alma, un ser espiritual. Soy un punto de energía que es eterna y en último
término más allá del tiempo, el sonido y la materia.
Paso 4. Toma tus pensamientos más profundos dentro de tu mundo interior. Descubre
y empieza a experimentar tu fuerza original de paz.
Piensa: “Mi fortaleza original y mi cualidad original es la paz”.
Paso 5. Pregúntate a ti mismo: “¿Qué es la paz?” Cuando examinamos lo que es, esa
comprensión nos facilita la concentración. Si no ejercitamos con esta palabra en
nuestra mente e intelecto, no puede ser ingerida. De lo contrario, conocemos la idea
de paz pero sólo es una idea intelectual, en vez de ser una realidad personal o una
experiencia.
Permanece unos momentos en esta reflexión profunda, dejando que la paz y la
quietud sean el centro de la experiencia, permitiendo que tu ser interior se nutra a
través de ella.
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