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El Acero Quirúrgico es una variación del acero que comúnmente se compone de una
aleación de cromo (12–20%), molibdeno (0,2–3%) y, en ocasiones, níquel (8–12%). El
cromo le da a este metal su resistencia al desgaste y corrosión. El níquel le da un acabado
suave y pulido. El molibdeno le da mayor dureza y ayuda a mantener la agudeza del filo.
La palabra quirúrgico se refiere a que este tipo de acero es un buen elemento para la
fabricación de instrumental quirúrgico, ya que es fácil de limpiar, esterilizar, fuerte y
resistente a la corrosión. La aleación de niquel, cromo y molibdeno también se utiliza para
implantes de ortopedia como una ayuda para la regeneración de los huesos, como parte
estructural de las válvulas artificiales de corazón y otros tipos de implantes metálicos. Una
complicación potencial es la reacción sistémica al níquel.
Hoy en día, en vez del acero quirúrgico, se usa el titanio en procedimientos que requieren
de un implante metálico permanente. El titanio es un metal reactivo, cuya superficie se
oxida rápidamente a la exposición aérea, creando una superficie de óxido estable
microestructurada. Ello es una buena superficie para que el hueso crezca y se adhiera a los
implantes ortopédicos, pero es incorrosible después de ser implantado. Por lo que el acero
puede ser empleado en implantes temporales y el titanio, que es más caro, para los
permanentes.
Los implantes y el instrumental que pueden ser puestos bajo presión (tornillos para
comprimir huesos y placas con tornillos para unirlos, prótesis, etc.) se fabrican de acero
austenítico, porque es menos quebradizo.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Acero_quir%C3%BArgico"