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Orígenes del Capitalismo y Socialismo

Introducción

Hacia fines del siglo XVIII se produjeron en Europa dos revoluciones muy importantes,
las cuales cambiaron el rumbo del mundo. La primera revolución fue de índole
económica, la Revolución Industrial, que tuvo inicio en Inglaterra. Por otro lado, la
segunda revolución, de índole social se dio en Francia, y se la denominó Revolución
Francesa. Ambas revoluciones tuvieron consecuencias en la concepción de trabajo y
tiempo libre.
En el aspecto económico cambiaron los modos y ámbitos de trabajo: del ámbito rural al
urbano, del ámbito del hogar a la fábrica, del trabajo artesanal al trabajo en las fábricas.
Esto trajo aparejado al capitalismo como sistema económico. La división entre la vida
privada y el trabajo el surgimiento de la burguesía como clase social, con un
consecuente cambio de ideología a partir de este nuevo modelo de acumulación
capitalista. En el aspecto político tuvo relevancia el surgimiento de las monarquías en
Europa.
Hacia el siglo XIX, una vez estabilizada la situación económica y social, en Europa, se
da comienzo a la Edad Contemporánea. En este periodo se manifiestan las
consecuencias de estos procesos que sentaron las bases de la denominada globalización.
Este fenómeno que domina la Edad Contemporánea, tiene sus repercusiones en el
ámbito social, económico y político. En cuanto al aspecto sociocultural se puede decir
que las relaciones entre las personas han cambiado tanto en los ámbitos laboral como
doméstico. En un aspecto más individual se puede decir que las identidades de las
personas se modelan, como consecuencia de la influencia de los medios masivos de
comunicación, que introducen un estereotipo de persona impuesto por la sociedad y de
acuerdo a determinadas pautas de consumo.

Capitalismo y Socialismo

De origen bajomedieval, ambos movimientos se desarrollan en la Edad Moderna al


calor de las revitalizadas ciudades, la artesanía y el comercio, alcanzando su plenitud en
la Contemporánea tras desplazar a la nobleza y controlar los resortes económicos,
políticos, sociales y culturales de las principales potencias europeas.

1. Capitalismo

Tanto los mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización,
pero el capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XIII en
Europa sustituyendo al feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos
siempre han tenido una fuerte tendencia a "realizar trueques, cambios e
intercambios de unas cosas por otras". Este impulso natural hacia el comercio y
el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron
en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías
y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron
el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en
Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas
tierras. El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema
en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal
consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la
producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el
siglo XIX.

Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había aparecido una de


las figuras más características del capitalismo: el empresario. Un elemento clave
del capitalismo es la iniciación de una actividad con el fin de obtener beneficios
en el futuro; puesto que éste es desconocido, tanto la posibilidad de obtener
ganancias como el riesgo de incurrir en pérdidas son dos resultados posibles, por
lo que el papel del empresario consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas.

El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la
filosofía del renacimiento y de la Reforma. Estos movimientos cambiaron de
forma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados
nacionales que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y
desarrollo del capitalismo. Este crecimiento fue posible gracias a la acumulación
del excedente económico que generaba el empresario privado y a la reinversión
de este excedente para generar mayor crecimiento.
1.1 Mercantilismo

Desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, cuando aparecieron los modernos


Estados nacionales, el capitalismo no sólo tenía una faceta comercial, sino que
también dio lugar a una nueva forma de comerciar, denominada mercantilismo.
Esta línea de pensamiento económico, este nuevo capitalismo, alcanzó su
máximo desarrollo en Inglaterra y Francia. El sistema mercantilista se basaba en
la propiedad privada y en la utilización de los mercados como forma de
organizar la actividad económica.

La principal característica del mercantilismo era la preocupación por acumular


iqueza nacional, materializándose ésta en las reservas de oro y plata que tuviera
un Estado. Dado que los países no tenían grandes reservas naturales de estos
metales preciosos, la única forma de acumularlos era a través del comercio. Esto
suponía favorecer una balanza comercial positiva o, lo que es lo mismo, que las
exportaciones superaran en volumen y valor a las importaciones, ya que los
pagos internacionales se realizaban con oro y plata. Los Estados mercantilistas
intentaban mantener salarios bajos para desincentivar las importaciones,
fomentar las exportaciones y aumentar la entrada de oro.

2. Socialismo

Surgió, a principios del siglo XIX, como respuesta al nacimiento y desarrollo


del capitalismo moderno. El concepto socialista del mundo ideal tiene lejanos
antecedentes, incluyendo La República de Platón y las primeras comunidades
cristianas. Los fundadores del comunismo fueron, Karl Marx y Friedrich Engels
En sus obras, intentaron analizar la sociedad capitalista. Pusieron de manifiesto
las contradicciones existentes en el seno de la sociedad contemporánea: los
derechos fundamentales no habían abolido la injusticia; los gobiernos
constitucionales no evitaban ni la mala gestión ni la corrupción; la ciencia
posibilitaba el dominio de la naturaleza pero no el de las fluctuaciones de los
ciclos económicos; y la eficiencia de los modernos modos de producción no
evitaba la existencia de barrios marginales en medio de la abundancia.

El comunismo es un sistema de organización social y política que tiene como


objetivo la consecución de una sociedad en la que los medios de producción, y
en general todas las fuentes de riqueza, pertenezcan al Estado y no a los
individuos. En teoría, las sociedades comunistas permiten el reparto equitativo
de todo el trabajo, y de todos los beneficios en función de las necesidades.
Algunos de los conceptos de la sociedad comunista suponen que, en último
término, no se necesite que haya un gobierno coercitivo y, por lo tanto, la
sociedad comunista no tendría por qué tener legisladores. Sin embargo, hasta
alcanzar este último estadio, el comunismo debe luchar, por medio de la
revolución, para lograr la abolición de la propiedad privada; la responsabilidad
de satisfacer las necesidades públicas recae, pues, en el Estado.

Según el filósofo e historiador Karl Marx (Alemania 1818-1883), el comunismo


aparecería como culminación de una serie de cambios (no violentos) que se
sucederían a través de las estructuras políticas de base burguesa. Estos cambios
llevarían a la clase obrera a gobernar de acuerdo con los ideales comunistas.
Marx hablaba del comunismo como un movimiento internacional de la clase
obrera.

En sus obras, Marx y Engels intentaron analizar la sociedad capitalista.


Pusieron de manifiesto las contradicciones existentes en el seno de la sociedad
contemporánea: los derechos fundamentales no habían abolido la injusticia; los
gobiernos constitucionales no evitaban ni la mala gestión ni la corrupción; la
ciencia posibilitaba el dominio de la naturaleza pero no el de las fluctuaciones de
los ciclos económicos; y la eficiencia de los modernos modos de producción no
evitaba la existencia de barrios marginales en medio de la abundancia. En el
manifiesto comunista—considerado como una de las primeras expresiones del
socialismo científico—Marx expone la nueva concepción del mundo, el
materialismo consecuente aplicado también al campo de la vida social, la teoría
de la lucha de clases y del papel revolucionario histórico mundial del
proletariado como creador de una sociedad nueva, de la sociedad comunista.

Describían (Marx y Engels) la historia de la humanidad como una constante


lucha de clases en la que siempre han existido dominadores y dominados;
consideraban que la propiedad privada era el origen de todos los males de la
humanidad. Según explica Marx, todos los sistemas sociales del pasado habían
sido un medio para que una minoría rica y poderosa, pudiera vivir a costa del
trabajo y la miseria de una mayoría pobre. Por eso, todo sistema está amenazado
por un posible conflicto surgido de cada contradicción histórica. Además, cada
modo de producción- primitivo, asiático, esclavista (Roma, Grecia), feudal,
capitalista- que se sucede en el tiempo tiene fallos que, antes o después,
terminarán por destruirlo, bien por su propia desintegración, bien por una
revolución alentada por la clase oprimida. Engels y Marx pensaban que el
sistema capitalista también tenía fallos y, por lo tanto, estaba condenado a su
autodestrucción. Intentaron demostrar que cuanto más productivo fuera el
sistema, más difícil sería que funcionara, estaban convencidos de que el
capitalismo acabaría ahogándose en su propia riqueza.

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