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Tomado de: !

Anthony Giddens Modernidad e identidad del yo


El yo y l* socicdad en Ia ópocr contemporáner
Editorial Península, Barcelort, 1994

Los contclrnos dc la lnodet'niclad rccicntc

f'niciaré ¡ni arrírlisis cxporricnclu ulgun¿ls t;oltclusiottcs tlc ulr csttl-


I clio sociológico concreto tourado con cierta arbitrariedad de un
ár'ea cle investigaciórr particular. La obra Sccotul Cltattces. de ltr-
clith Waller"stein y Sanclra Illakeslee, es un estudio'sobt'e cl clivor'-
cio y el subsiguiente nlatrirnonio. I El libro de.scribe los efectos de
la ruptura matrirnonial a lo largo cle un per'íodo de unos diez años
en sesenta conjuntos de paclres e hijos. El divorcio, señalan las au-
toras, es una crisis en la vida personal de los individuos qLlc daña
su seguriclacl y su sentinliellto clc biencstar, pel'o quc tatttbión ofrc-
ce nueva*s oportuniclacles de clesarrollcl personal y lutura lclicillad.
La separación y el clivorcio, con todas sus consecuencias, pueden
provocar anguitias y trastornos psicológicos duracleros; pero, al
mismo tiempo, los canrbios generados por la disolución del nlatt'i-
rnonio proporcionan, según inclican las autoras, posibilidacles de
..clesarrollarse entocionalinente>>, de .,establecer nuevas a pti tudcs y
una nueva suficienciao y de (consolidar relacioncs írttirlras llrás ¿rll¿i
de lo que atlteriot'tllente se el'a capaz)).
La iepar.ación rnarital. cliccn Wallcrsteirt r'[Jl¿rkeslcc. cs u11 lrittr
que ncongela ciertas irnágenes que ennlarcan la actlr idaC poste'
.1o.. En la nranera como el nratrirnonio llegó a sepal'at'se at'r'aiga a
mcnuclo la cólera, que se alirnenta de aquélla: uno de los rnic¡ll-
bros cle la pareja ha descubierto de pronto que ci olrur ticlic u n
asunto con el mejor antigo de ambos; uno deja al cttc une Fl--¡lr
por la que le informa, sln previo aviso, que el rTiatr"ln-:;ric eqli
nruerto: uno rJe los paclres se rnarcha de repente cctr ll;s n,'l ñc'5 si¡
clejar una clirección...rr. El nlatrimonio rotc se Cepl¡r¡ sli:r il"l:p'¡¡-
22

tar lrasta qué purrto sus nriernbros el'an in[E];;Es c eslar.art desespe-
rados rnientras vi.víarr juntos.
Cuanto nrá.s tiernpo ttayarr conv'iviCo j: . f e'scl'las, t¡tlto nlás
ticlldc ¿l' pr'()lorrgarsc cl ¡lcl'íorlo <lc rlr¡':ln, í-ll rlrc.'iu rlt:liv¡r tlc l¡r ¡rúr'-
dida clc los pluccrcs y cx¡)u'icnci¿rs cunlpi.irtidas, ¿tdctttas clc I¿r t'c-
nuncia obligada a las esperanzas puestas en otro tiernpo en la rela-
ción. Donde no se clé un proceso cle Cuellc, e! resultado suele ser la
pcrsislcrrcia prolorrgndn dc sortiruicntr,c hctidos quc llevat'árl quizá
a la desesperaciórr y al hundinrientc psicológico. De hecho, para la
mayoría de lns personas los sentirnicnl¡s generados por el tlivorcio
¡o pat.ecetl desapal'ecer del todo collel paso de los años; ciertos su-
cesos posteriores, como el nuevo matrinlonio cle la anterior parcja,
los apuros económicos o las clisputas sobre la eclucación de los hi-
jos pueclen revivirlos viotcntamente. E,n los casos ell que uno cle
los dos continúa estando muy implicado emocionalmente con el
otr.o. ¡unque seacle fonna decididanretrte desfavorable, el resultaclo
tiende a ser en tales situacio¡es un rebrote de amargura.
El paso por una fase de duelo es, según Wallerstein y Blakes-
lee, la tlaue para (recuperarseD tras el divorcio. Todo aquel que se
udespar.ejau b* su arrterior esposo o esposa afronta la tarea de esta-
blecer un (nuevo sentido del yo>, un
(nuevo sentido de identi-
dado, En un matrimonio cluradero, el sentido de identidad de cacla
uno de sus conrponentes se vincula al de la otra personfl Y, descle
luego, al nratriritonio misrno. A raíz de la ruptura matrirnonial,
cada uno cle los dos deberá <rr€fflontarse a su experiencia arrterior y
y raíces para su inclependcncia, para scr
encontr.ar otras irnágenes
de la seguncla oportunidacl que
capa z de vivir sola y huc.rse cargo
les ofrece el divorcio'>.
Una persona separada o divociada necesta coraje moral para
i¡rte¡rtar establecer ilueuar relaciones y encotrtrar ott'os itrtereses.
Muc¡a gente pierde en tales circunstancias la confianza en sus
propios iuicios y capacidades y puede llegar a sentir que lo vale a
p*nu hacer planes para el futuro. oAdvie¡ten que -la vida asesta
golpes ¿uros'y es funclanrentalmente irnpredecible, llcgan u lu cotl-
óluiiOn de quá los planes mejor trazados fracasan y no se animan a
proponerse objetivs a largo ni sir¡uiera a corttt plaz.o y tlluclro lllc-
nor'u trabajar pa ra alcanzarlos,u La superaciórr de esos sentimien-
tos r.equier.e co¡starrcia frente a los t'eveses y volurltacl para nloclili-
..1. z ¡

establecidas.' Ltls hijos


car caracter.ísticas o costu¡nbrcs persoalcs
qre sufren a nrenuclo profurt¿arnénte.poi la
de padr.es cJivorciados,
clcl hogar farniliar,qreccsitan también poseer cualidacles
clisoluciórr
sirrrilir.cs. ,,l.ps l,i¡.,s rlcl tlivtrrcio --rlicc¡t \V¿rllt't'stcirr(ltlc
y lll¡rkcs-
dil'icil c¡trc ltls ttiñt¡s lt¿ttt dc
lcc- sc c'l'rcrrtan a ur1¿r t:rrc¿r rrrirs
ineludible, pero el
lamentar la muerte de un paclre. La muerte es
canlbiar de fornra
clivorcio se cla entre personas vivas que puedcn
clc sus alrnas, los niños escuchan irnagina-
clc pcnsar. E,n lo hontJo
que no logren supe-
rias llanradas a la reconciliación...y puede ser
finalmente,
ral. esas fantasías hasta que ellos mismos so aparten,
cle sus paclrcs y abanclonctl el hogar.o2
Los problemas pcrson¿rlcs, los
juicios y las ct'isis pcrsonalcs. l¿ts
acerca clcl
relacion.r-f.rsonai...... ¿,quó nos diccn y qué expresan
irrclirriltlos
paisaje ,o.inl dc ln rnodri i.ridacl'/ Algunos sc scrltir'án
¿l

que los sentirrticn-


mantener que no mucho. pues no há1'duda de
cualquicr
t's e irrtereses dc las personas son bastante similares cn modernidad
la
rienrpo y'iu;;;. podríanrus aceptar.que la llegada
de
prccJuce .oirbios irnpbrtantes Ln el entorno social
extelno del indi-
insti-
,n
iduo y uf..tu al it'tatrinronio y a la familia así como a otras
personal como
ru:rcnes: pero los inclividuos cargan con su vicla
s ie rr p re lc hicieron,
arreglándose lo mejor que pueden con los
será nrás bien
;a'n¡i,.,s sc,ciaies en que se ven envueltos" Pero. ¿no
lr,. ;crirreil.ic,? En efecio. las circunstancias
sociales no están separa-
externo a ella' Al
des de [a vrCa p,ersonal ni constituyen un meclio
'lu;l:ar con sus prcblernas ínti*ot, los indiniduos ayudan activa'
¡11¡rnrc a rccurnqt rLirN- cl universo clc
activiclacl social qtrc los ¡odca'
[[ mundu Ce iu nrc.Cerniclacl rcciente se extiencle. sin cluda. lllu-
cho rnás allá del medio' de las actividades individuales y de los
cor¡pronrisos personales. Se trata de un mundo repleto de riesgos
y p*iigtor al que se aplica clc moclo part,icular la palabre acrisi.Eu,
no como una mera interrupción sino como un estado de co$a$ más
o menos continuo. Pero taiubién se introduce profundantente en cl
co¡azón cle la iderrtidad del .yo y de los sentimientos personales. El
(nuevo sentir¡ie¡to cle identirlatl" que Wallersteirr y lllakcslec
mencionan como algo necesario tras el divorcio es una versiÓn
ag¡cliz.acla clc urr lr'occso clc (encontrnrsc a sí tttisttton itnptrcsttl a
24:

cada urro de nosotros por las corrcliciottes sociales


de la ttloclerni-
dacl; u¡ proceso de irrtlrverrciórr y traltsforrlraciótr
activas.
Wallcrstein y lllakeslce resr*.r't los rcsultaclos cle su ittvcstiga-
Por nlás tri'
ción en url capíiulo titulaclo <<Peligro y oportunicladn.
y sus di-
llacla que ioi*r.a, la f¡'ase se aplicá r'r,l sólo al ttt¿ttritnc¡nitl
E'l árnbito
ficultacles sino al munclo cle la nroclerniclatl en conjttnto.
' ;;j; q* hoy hernos llegado a denominar urelaciones personalesn
clel yo que fal-
nos ofrece oiortunicladei de intirnidad y expresión
Al nrisnro tienlpo,
taban en otros medios rlrucho más tradicionales.
arriesgadas y pcligro-
esas relaciones resultan ser en cierto senticlo
de comportanlientcl y sentimiento asociados B la
sas. Los mclclos
movedizo, i¡resta-
vida sexual y nrarital se han convertido en algo
talnbió'nos
ble y uabicrioo. Flay en ellos rnuch'que ga'ar;
perg
y con nue-
encorltr-anros aquí en un territorio aún por cartograliar
vos peligros que correr. n .
pensemos, por ejernplo, €fl rrn fenómeno arnplianrente analiza-
de aquellas
do por. Walle,.rt.i,., i, Bfot.rlce: la ttatut'aleza tttuclable Mu-
fariilias uigunos .t.'"i,y,r, r::*rrb',s *o son cons¿lttguíneos' tic
cll cstc ti¡ru
clras pcr.sonns. nl¿ryor'cs y nillus. \ rviri lroy
crr.dí¿r
conlo en épocas
far'ilias qu.,por lt general, r'ro se han foimado,
anter.ior.es. a conr..uincia cle la rnuerte
de un cónyuge, sino por la
r.eestructur.ación de los lazos rnatrirnoniales
tras tltl divorcio' El
clos paclrcs o dos
niño con u¡ padrastro o nradrastra pucde tetter
además de otros ne-
madr.es, dos series de hermanos y hármanas,
clc los rnúltiplcs matri-
xos de parentela complejos, a corsecuencia
olrece ya clificulta'
monios J. lus paclres . La nrisrna terminología
(maclre>) a su nládrastra o nlás bien di-
des: ¿debería ei niño llarnar
de estos problenlas
rigirse a ella por su nonlbre? La dilucidación pata tocjas
psicológico
pucde llcgar.a ser ar.dua y suponc'un coste de
la
las par.tesl pero tar*biéri existe, desde luego, .oportunidad que
de lo pgcerncs
nuevas for.r*as de r.elación satisfactoria. Algo
es que los canrbios que esto ir'plica no scn sól'exte'
estar.seguros
estas fcrfi]as nue-
riores al i¡clividuo. Los encargaclos de establecer
vaSdelazosfamiliaresextenJosdeberánSerlasnnism@s
cl'ad¿ls erl cllrrs"
<t tipo cle peligro'
La angustia es e! cor.r'elato natural de cualquier
o por la alllenaza
Está cauü¿u por circurrstancias pc!'turbaclr¡ras
a Car respuestas aclapta-
de que Se pr-ocluzcan. pero a)'ucla iu*lbrex..[
21

tivas y tonrar iniciativas nuevas. Las autoras de Second


Chances
dolor, preocupación y
utilizan repeticlamente expresiones como
y rcsoluciún. Ls vid¿l ürc¿l
cluclo. Ircr.o tarrrbiún los tór'nrinus corajc
y, al
problc¡ras personales clc mancra a pa rcn temente arbitraria
utla cspccic clc pariilisis
vcrlo así. nlgurras pcr-sonas sc rclugiarr c11
resignada. Sin embargo, muchos son también capaces de atrapar
con senticlo lnás práctico las nuevas oporturridades que se les pre-
sentan cuarrdo han caducado los nlodos de comportamiento prees-
tablecidos y de cambiarse a sí mismos. ¿;Hasta qué punto son nue-
vas cst¡s angu.stius. pcligros y oportunitlatlcs? ¿lirr quó scntitlu
están influidas de nianera clara por las instituciones de la moderni-
dad? Éstas son las cuestiones a las que intentaró responder en las
págirtas siguielttes.
Serorrá Chances es una obra de sociología. pero no deberían
lcerla sólo ft-rs sociólogos. Los psicoterapcutas, los cotrscjcros f¿tttli-
liares, los asistcrrtcs suciales y otros profesionales interesados vol-
vg.árr pr-obablcurcnlc sus páginas. Es pcr'fccta¡nctrtc posiblc qtrc cl
público profano, sobrc todo quicnes se hayan divorciado rccicntc-
nlelrte, lea¡ el libro y relacionen sus ideas y conclusiones con las
circunstarrcias de sus propias vidas. Las autoras son plenantcnte
cor.rscicntes de esta posibilidacl. Aunque el libro está escrito como
Ll¡ cstuclig rlc invcstignciirrr quc pl'cscllt¿t utla scric linrit:rtl¿r tlc utttl-
clusiones, nunlerosos pasajes diseminados por el texto proponen
respuestas prácticas y lírrcas cle actuación quc pucdcn scguir los rc-
cién separ-aclt-rs o clivorciaclos. lls incluclable que sólo ul'los pot:os li-
bros ejlrcen gran jnlluencia en el cornportamiento social general.
yasto
Second Clrunces es una pequeña aportaciórt a un {ujo nrás o
tI1enoSc0ntinuocIeescritostócnicosopopulares@del
matrimon; tl;" ttlui-i e

qatlruar -I t- . ot-á---lt;idlsóC ial itue "r:--'1..-^---r


, ratan
t 9__aRa -

lfÁ1 Cünlquiera qu. observe e[ rnatrinronio en su Ernla?ctual o


sé entrente a una situación de ruptura de un matrimonio o una re-
l¿rción ílrtilllit nluclro (ntl sicrtlprc ctt cl pllrrtl tlc lil
dur'¿rclcl'¿r s¿rbc
corlcicncia ctiscursiva) sobrc nlo que está ocurrienclo> en la palcs-
tra social clcl nratrinlo¡rio y cl clivorcio. E,stc tipo dc corlocirtticlltt-l
no es inciclentat para lo que realnrente ocul're, sino constitutivo (y
26

lo tttisnlo pueclc dccirse de tcldas l¿rs circunslancias dc la vida so-


cial ell condiciones de nrodenticlad).
Pero las cosas no se lintitan a esto: todos sornos conscicntes de
la naturaleza refieja de la actividad social moderna y de las impli-
caciones que ello tiene para la vicJa de cualquier h<¡rnbrc o rrujcr.
La iclentidad del vo cotlstituv€ Dfll'a ficrsntrf rs ulla /rr¿)'eclr.Uia,a tr.a-
nstitucionales cJc llloclernidacl a lcr

expresiórr que se_eiusta con ntuch :ontextos.


-norñcffiTquea]osmocJernos.Cadaunocjenoscltrosnosólo
vive untTiogra f ía re flej a m e n te organ izada en
iur.ciin cJe los flujos cle la inlorrnación social ,v psicológica accrca
üe 1¡s FCIsibles modos de vida, La modernidad es un orclen postra-,
ii:jCnJl ,3' cl '.lUc a la cue.stión n¿,Có'lo llc tjc vivir'lrr,lr'y (l*c rcs-
ñ'/1'i"Jo- -
f-'\-' | -¿- -\-l^ '''r Jec;sit-lnes tclrnadas cad a día sobre cónlo conlportarse,
qr.ró estir. lué üLrlner
,, ntuchas otras cosas-; adellrás, tol cucs-
-y
tión se ha Cc inlcrprctar en el cJcsplicguc de la identiclad dcl yo en
e I tiem pc.

Pasenlos al:,;r¡ jel plarro de las vidas pel'sonales a otro más


institucional. Pnrn:resentar el tclón de [cndo de estc estuclio
cL,i:i-r t¡tl tuclo dcL'.l:ri-'s cir cccr Lntü cAractcr iz.aciúrr cle cse fcnónlc-
¡r(J tu'Lrador y' turb;l::t¡ eue es la nrcdernidaC,
La nrodertúdad: algunas cortsíderaciones generales
E,n este librr¡ utilizo la palabra ..nloclernitlad> en un sgllticlo l-, ',
t.,
nruy treneral para referjrnle á las instituciones y modos de cotnPor .
t'Edi;ñiqj$prestos primerarnente en Ia Europa posterior al-fg-uda-
lisrno, p¡;g--quq crr cl siglo -xI ltan ido aclquiricrrclu ryt'.qys glcclos '¡

utr.ca':ásigl:.lii'ió'icornundial.-Eilé.''¡
It eiPresión ur'u'{51
industrializador>. lllteñTras se acepte que t Se

rcctuce unicarnerrte a su aspecto irrstituciortal.l Utilizo la palab¡'a


27

inclustrialización para rcferirmc a las rclacioncs socialcs que llcva


Coniigo el empleo generali zado de blue v:jí¡i* J. !a maquinaria ,
e, los proóórár'd*=pi',iclüc¿iéñl nnTuanto 1g.l, -ei .upo'sle lolgics-
insttrúeibriales cle la nioclerrríilacl. Óir'ó d.'suí-hlsp?ilqt,T g!-Tpitl- ' i i',

ik .¿*ot¡i¡i¿;r;'dr'produffi,*c-
rcs
nlercanclas que conrprcncle
t
t
lüéicaricía dc la [uerza

-
ffi*lasinstitucionesdeuigilancia.fundamentodelct.eci-
miento masivo clel poder organ izaiivo ligado a la aparición de la
vida social moderni" La vigiiancia5e rcfiere al control supervisor
dc las poblacioncs sclrrrüJiclis, t¿rnto si cstc control atlopta la fut"ttt¿t
cle su pL rui sión nvisi bl_.il.qr'r elleÍit dó clado- por'Foucault' .como L
¡
s

sc tr-irt¿r .lri'ürirplco cl; l¿i'irrf'oi,tt,i.iórr p¿tl,¿l coot'tltltgJi,: .u.tividu-


des sociates. Uite aspecto puede'tlistirigriirse a su vez del control
ninclustrializa-
cle los meclir¡s cl*.ná.ción en las condiciones de la
tlc
ción ,jc la i. .i,,. Lr !,tL.,lcnridarl ltcs introCucc el] ui13 et':
(guerra total>), €n la que el pocler destructivo de las arrnas, al que
nos hemos refericlo untes al hablar de la existencia del arrnamento
nuclear. es innlenso.
la
La rnoderniclacl genera ciertas formas socialcs dilcrenciadas,
,."e, á. MstadlñáElónáT. lJnt¡Sserva-
cióntrivial,cIesdeluego,hastaqntadeIaten-
en la (sociedad"
clencia generalizacla d; la sociológía a gentrarse
como su materia propia. La (socicáad,, de los sociÓlogos. al
t]lcll.os
*r ss lplic¿rcitir.t ut ¡lLr'íorlo clc l¿r ¡rrudcrnicl¿tcl, cs utt list¿rtlu tt¿teitt-

nal, pero esto es una equivalencia rnás bien itnplícita quc explicita'
rlerrte tenratizacla. E,l dstaclo nacional. e¡t cuanto entiCad sccioPo-
lítica, contrasta funclarnental¡nente con la ma]'oría de los tipcs
ciei
aJc lislaCo
orclep tradicit¡nal y nace sólo corno partc clc un sistcnne
(que tierte canácter I11!"!11''l rell'
nacional rnás urnpiio en la actualicJed
t'i-
por*" formas muy espé.ilicas de territorialicad ]"cepe;i'dad cc dc
gilancia y nlonopoliza eficazrnente el ccntroI scbre lcs nledios
interna-
coacciórr.a En la literatura especializaCa scbl e neleciones
<acto-
cionales, los E,stados nacionales se tratan a n:nenuCc como
28:
t-esD --{olno bien que cc}nc *<estructurasD- y exis-
(agerttes>> lnás
te para ello una neta justificación. En eiccto, los Estadtls nloclcrnos
(actúarrD en
son sistemas refiejalnente controlacJos que, si bierr no
el selltido estrictsdel térrnillo, persiguerr unos propósitos y planes
coordinados a e$cala geopolítica, En cuanto talcs, son un ejerrrplo
!

r."ogrtífico cle un rasgo rr¡ás general cle ta ¡lrodernidad, cl augc cle la


orgunizaciútt. Lo que disf irrgue a las orgflnizaciones llrtxlet'nfls llo
es tanto su tanraño o su caráctcr burt¡crírticcl, cu$trto el conlrol re-
flejo concentraclo que anrbos aspectos permiten e imponen' Quien
hable clc moclcrniclad, no hablará dc organizacioncs sitlo clc orga-
nización (del control reglado cle las relaciones sociales a lo largo
de extensiones inclefinidas clc espacio y tiempo).
. Las instituciones nrotlenias no guarclan cort thtuidud, en varios
aspectos clave, con ta ganla cle las cultut'as y rnoclos de vida pt'c-
m<lclernos. tjna cle las Características rnás cviclcrttcs quc scpat'alt
l¿t

época moderna de cualquier otro período precedente es el extrenlo


dinamismo de la mocleiniclacl. Et mundo nrorJerno es un <nlundo
clesbocaclor: no sólo el ¡raso al que avallza el catllbio social es lllu-
c¡o rrrás rápitlo quc el clc todos ios sisternas antet'iot'es; tatttbiórr ltl
son sus ,rrito, y iu profiudidad con que afecta a las prácjicas so-
cialcs y n ¡rs rrirrclt,i cló conl¡rot'tnnticltlo atttc's cxistcrrtcs.5
t
¿Clat es la exPlicación ¿!l
lu ul a? @ o conjuntos de elementos

ffiranaquíenconsicIeración,ycadaunodeelloseS
en cste tibro. Ul pri-
[unclarnental para tos argurnen!.os expucstos
mero es lo que llarno n W1io'-Toda{
lasculturashanposeído,porsupuesro,deffiio-rTTárnlodost
No
de calcular el tiempo así como formas de situarse en el espacio.
existe sociedad .uyor individuos no tengatt un selrtido del futurt¡,
el presente y el pasaclo. TorJa culturu posee algún tipo de nlarcado-
,., *rpaciales rormalizados que indican una particular conciencia
clc la localiznciórr. Sip crrrbargo. en c()rrrliciottcs clc ¡rt'ctttoclcl'llitlfltl' ¿

el tienrpg y cl cspacio se viricul¿rbarr medíuttlc la situaciórl de ull


luga t'.
. Las cultur.as prenrodernas cle rnayor envergadura desarrollaroll
*rétodos de cálcllo del ti'ernpo y ordenación del espacio nlás for-
?9

males ---{orno calendarios y mapas rudimentarios (por compara-


ción corl las exigencias nrodernas)-. En realidad, toclo ello eran
requisitos p¿u'a el odistancia¡tricnto> crt el ticnrpo y el espacio cxi-
giclo por la aparición de fonrtas nlits amplias de sistemas sociales.
Pero en las épocas premodernas el tiempo y el espacio siguieron
escncialnlerrte trabaclos por la localización para la rnayoría de las
pcrsonas y en la nlayor parte de las actividades ordinarias cle la
vid¡r ce¡tidi¿rna. l,os lrilcls cJcl ((cu¿irtrlo> ¡¡s cst¡tbn¡l cotlcctados pl'c'
cisarrrentc con cl "cJórflc" de la cclttclucta socisl sino con la sustan-
,ci¡t clc l¡r co¡lclucta "ri!lll¡1.
L,a scparaciórr clc ticllrpo y csp¿rcio supuso, sobrc toclu, cl clcs¿r-
¡.r.ollo de una dirnensión cle tiempo ovacían, que fue la
palanca
p¡irrcipal c¡uc irprartó t¿rrrrbiclrr cl cspacitl clc la ltxaliz¿rciótt. El irr-
i'.,rto y cliiusión clcl reloj ¡necánico se suele considerar accrtada-
¡rcntc conro la exprcsión principal de este procese, pero es inrpor-
tarrtc no irrtcrpretar tal fcnónlcllo cJe una nlanera de¡nasiadtl supcl'-
flcial. La expansión del uso de los aparatos de medición mesánica
clcl ticrrrpxl lrizt-l posiblcs. pero tarrrbiórr dio por supuestos. catttbios
cstructuralcs profundos en el tcjiclo de la vida de cada dia (cam-
bios que no podían ser sólo locales sino que, inevitablemente. tu-
vicro¡i influencias univcrsalizadoras). Un mundo con un sistcma
dc clat¿¡ció¡r univcrsal y con zonüs normaliz;ilas püra terda la ticrra,
como lo es el nuestro, es social y experiencialmente distinto del de
toclas las épocas anteriorei. El nrapamundi, en el que no existe un
lug¡r priviicgiado (urrn proyccciórr univcrsnl). c$ cl cort'clnlo sittt'
UOiico clel reioj en el uvaciarnicrrto* del espaciü. No es tan sólu urr
modo de representar (lo que siempre ha estado ahín geografía
la ticrra-, sino un elenrento co¡stitutivo de transformaciones
-la
cle
absolutanrente funclarnentales de lai relaciones sociales.'
El vacianriento del tienrpo y el espacio no es en absoluto un
proceso unilineal sino que se desarrolla de manera dialéctica. En
iur .ircunstancias sociales estructuradas por la separación de espa-
ci9 y ticrrrprl son []ositrlcs nruultns lbrrrr¿ts clc c<tictttpo vivi'Juo. t\lii-*
aún, ta cliiociación entre tiernpo y espacio no significa que desde
ese tnomento anrbos se conviertarl en aspectos mutuamente extt'a-
ños de la organización social. Al contrario: esta situaciÓn propor-
ciona el ftrnáarnento nrisrno de su recombinación según nrótodos
que coorclinan las activi<Jades sociales sin la obligacla referettcia a
JU

las par.ticutar.iclades de la localización. Las ot'ganizaciotles y la or-


gn,lirución tan características dc la ttrodernidacl son inconcebibles
iin la reintegración del espacio y el tiernpo disociados. La organi-
zació¡ socialr¡oderna supone ln coortlinaciórr precisa de las accio-
nes cle nruchos scrcs hurnnnos físicantcntc auscntcs ctttrc sí: cl
(cuánclou cle estas acciones está directamente virrculado al oclón-
den, pero ño, como en las épocas premocJernas, por la nrecliación
del lugar.
Todos nosotros podernos aclvertir hasta qué punto es furltla-
¡rerrtal la separación entre ticnrpo y espacio para el dirranlisnto
r¡asivo que la rnodernidad introduce ert los asuntos sociales hullla-
,.,o.s Este fenó,.'!cr,o universaliza c! ,{c'T'rnlco dc la histtiria
parit }rn'
ccr historia,,, tan illtrínscco ¿t los pr'occsos quc lillcr¿ln vitlir so-
l¿r

cial rnoderna cle las trabas cle la tradición. E,sta historicidad se


(pasaclo)) nortllaliza-
mundiati za en su fonna con la creación de un
Jn i url ,,futur.o> univcrsalrnc¡rle aplicablc: ut'tít fcclta colllo la tlcl
<año 2000r) se convierte en ul't lrito reconocible para tocla la hultla-
nidad. '

[,] pr.oceso cle vaciarnicnto del tiernpo y el cspacio es furlda-


¡rerltal par.a la segurrda influencia irnportante qtte experitnenta el
rlirrarnisirro cle la rlroderrriclatl. el desettclat'c clc líls itlstil,t,'iotJqs t'-''-
qiales.lJljgje.Itglálqr? dtld;*i;t iór'r cle¡ibera-
<rzl-eont¿pi;'cie üiieie por lós so-
,iáL"gos para oponer los sistemas premodernos a los modernos. La

cliferenciación inrplica imágenes de sepa@n progresiva cle


fun-
pre-
cio'es; los nrodos de activüad '
t "; rcr:i-
e
SoS COn e

es íones ntodcr-

í-) r.

r con el \ --' i

m"p," clc desenclave, que explica la tremetlda aceleración del


clistanciamiento en el tierripo y el espacio introduciclo por la lno'
derrriclacl.
Los nrecarrisnrr:s cle desenblave son cJe clos ti¡los que dcntltrtino
<señalcs sir¡bglicas> y <sistctllíts expct'tos)). Al rcfc|il'tlle a cllcls en
ll
conjunto, lrablaré de sisfernas abstractos. Las señales sirnbólicas
sorl meclios cle carnbio'cle'vatü-fiIáild:il por lanto, intercambia-
I.
bles en una pluualidad de circunstancias. El ejemplo por excelen-
cia, y el rnás irnportante por su omnipresencia, es el dinero. Aun-
(luc todns lns f'ot'ttt¿ts prirrcip:rlcs clcl sistcttta sociul prc¡lloclcnttr
clesarrollaron el intercarnbio tnonetario de una u otra forma, la
econornía del dinero se hace muchísimo más compleja y abstracla
con la aparición y rnacluración de la rrtoderuidacl. El dinero dcja cn
suspenso el tiernpo (pucs es un medio dc cródito) y el espacio (ya
que el valor nortnalizado permite transacciones entre una multipli-
cidad de indivicluos que nunca se encuentran físicamentc). l-os sis-
tsna s cx pc rt os rlcj a rr e n s!!,! Dgnsug! -il-qi-nng-y*g!-Smffiignl"cnrplcar
IlI0-{9!-ti.cltictrcuyi|vr1ti1lc7:ll0dc¡lcrrdctlu.qttiu..
n.i los iláCtióair y-dé lG Cliérilcs que lo9. utilizan. Talcs sistctttas
irnpregllan virtuahireriió trtdos los aspectos de la vicla sttcial ell
cclndicioncs dc nroclo'¡rklatJ (lt¡.s alinlento.s que comctnos, l¿ts mc-
clicinas que tornarnos, los edificios que habitamos, las formas de
transporte cle que nos servirnos y una multiplicidad de otros fenó-
nlenos). Los sistemas expcrtos no quedan confinados a áreas dc
pericia tecnológica. Se extienden a las mismas retaciones sociales y
a la intinridacl clcl yo. El módico, el asistentc social y cl psicotcra-
peuta son personas clave en los sisternas expertos de la moclerni-
dad , al igual que el científico, el técnico o el ingeniero.
Anrbos tipos de sisternas expertos dependen de forma esencial
de la cot$atrzü, noción que, según señalatnos, tiene una importan-
éia prirrrorcJial en este libro. La cotlflanza diliere de aquella fonna
dc fi¿rbiliclacl quc Gcorg Sirnntcl rlcttottrinó (coll(xinricrrtu irrcltrcti-
vo dei:iln que se da en las transaccicne; fortnales.o Ciertas decisio'
nes de la vicla se basan en conclusiones inductivas derivadas de
tendencias previas c¡ de una experiencia anterior y a las quc se atri-
buye en cierto nloclo una credibilida,l pura el presente. Este tipo de
fiabilidacl puecle ser un cornponcnte de la corlliaw.u pero no basta
por sí nrisnla para definir una relación confiada. La confianza su-
pone an'ojarse a la entt'egla. irnplica una cualidad de ofe, irreduci-
ble. Se relaciona espccíficanlente con la ausencia cn el ticnlpo y el
32

cspircio. ASí conro corr cl clcsct-lnocirrricttto. No llccesitarrlos coltf i¿rr'


elt alguien a quien sielnpre tenenlos ante truestros ojos y cuyas ac-
tiviclicles pueclen ser directanrente cotrtrolaclas. Así, por ejenrplo,
los trabajos lnonóto¡ros o ingratos y escasarnente pagados, ell los
cuales es debil la rnotivación para realizar la tarea a collciettcia,
suelen ser posiciones de "baja confianzan. Los puestos de oelevada
con fianza>rsor1 aqucllos quc sc ocup¿ul cn gr¿ln llrcclicl¿r lcjos clc l¿r
prescncia dcl cquip.r direcl.ivcl o supervisor.T De lnattera sirttilat',
no se requiere con fianza cuando url inclivicluo particular conoce
rnás o mcnos un sistcma tócnico. llespecto a los sistctnas expet'tos,
la confianza cleja en suspenso el conocirniento técnico lirnitacltl
que pcsee la máyoría cle la gente sobre la inlormación codificada
que afecta habitualmente a sus viclas.
La conflarrza. de val'ios tipcls y nivetes, sustenta una nlultitud
de decisiones cle ca<Ja clía tonraclas por todos nosott'os aI orierltar
nuestras activiclades. Pero el hecho de confiar no es siempre. en
absoluto, el rcsultado cle decisiolrcs acloptadas conscictltctlrelrtcl sc
trata más a menuclo de una actitud mental generalizacla que las
fundamenta. algo que hunde sus raíces en la relaciórl entre con-
fianza y desarrollo de la personalidad. Tatnbién po denras tomar la
deternrinación de confihr, un fenómeno cuyo carácter común se
debe al tercer elemento que está en la base de la model'nidad
(rnencionado ya, pero analizado con nrás detalle en páginas poste-
riores): su r*fl**iuiclad intrínseca. Siñ embargo, la fe que inrpli-
ca la confi an7;a tiende también a oponerse a esta decisión calcula-
dora.
Las actitudcs cle conf ia nza err relación con situaciones, pet'sollas
o sistenlas concretos y en otros niveles más generales, están clirecta-
mente vinculadas a la seguridad psicológica de irrdividuos y grupos.
Confianzr y seguridad. riesgo y pelip¡r'o, existen err cornbittacitttlcs
divc¡sas e histói'icallrente sirrgularcs en condiciones de tttoderniclad'
Los fflecanisrnos de desenclave, por ejernplo, loglan establecer ex-
tensas zonas de relativa seguridad en la actividad social diaria. Las
1l

personas que viven en los países inclustrializados, y actualmentc cn


cualquier parte, están por lo gerrcral protegidos hasta cierto punto
cle algunoJ d. los peligros que había que afrontar habitualmente en
épocás prernodernas (iomo los derivados de las inclemencias de la
naturaleza).Por otro lado, los nlismos mecanismos de desenclave
generan nuevos riesgos y peligros que pueden ser locales o mundia'
i.r. l.fls nratcrius nlirncrrl¿rri¿rs t¡btcrridas por rtrcdios artifici¿rlcs pttc'
den tener características tóxicas que no aparecían en los alimentos
ntás tr-acliciorrales; los pcligros nredioarnbierrtalcs pueden anlenazilr
a todos los ecosistemas de la tierra.
La rnorlc_d ,
-^t'ldicionrl. [.a
icfnr,,l^r-ión rle tiemno v eioacio. uñida a los mecanismos clc

tos y práctic idas. E,sta éi la circunstancia en que aparece


ffiffi,idad generalizad?, el tercer elemento
+
a'
nera rrnDortante en elEarnisrno de las instituciones nlotlenlas.
Laffita lcontrolrc-
flejo de la acción, inherente a cualquier actividad humana. La re-
neiiuiclacl cle la modernidad se refiere al hecho de que. la mayoría
de los aspectos cle la actividad social y de las relaciones materialcs
zde
o-
nu
ci las instituciones rnodernas sino
c<¡nstitutivo cle ellas (un fenómeno contplicado, debido a las l'llu-
chas posibiliclacles de pensar en la reflexividad existentes en las
concliciones sociales dc la nro,Srniclad). 'l'al cotrlo inclicaba cl arrá-
lisis de Sec ond Chances, las ciencias sociales desempeñan un papel
fundanrental en la reflexiviclad de la modernidad, pues no se lirni-
tan sinlplerncntc a (acurnular conocimiento>, como Io hacen las
ciertcias cJe la naturaleza.

ESOUeUn l. EI dinumisttto de la nrcdertúdad

Sapu es¡r¿c'i(, .y lit,rrr¡ttt: cs [n corrcliCiiin fiarfi la


rucititt de
articulación cle las rclaciotres socialcs ctt árnbitos extensos dc
ticrnpo y esPacio, hasta llegar a incluir sistemas universales.
34

illecanis¡ros de desenclal'c: constan cle señales sintbólicas


y sistenlas expertos (alrrbos en conjuttto = sistetnas abstrac-
tos). Los mecanismos de desenclave disocian Ia interacción
de las peculiariclades de lo local.

Refiexit idad ínstif u'cíonal: utilización regularizada del co-


nocimiento de las circunstancias de la vida social en cuanto
elemento constituyente cle su organización y transfortnación.

llespecto at conocirrriento cientí[ico, tarrto social corllo natural,


la refleiividad de la rnoderniclad contradice las expectativas cJel
pensalllicnto ilustrado (aun sicndo cl proclucto clc csc pclls¿llttictl-
io). Los pr.inreros paclres de la ciencia y la filosofía ntodernas
creían estar prcparanclo et c¿rmino para un conocinliento cotr [un-
¿anrcntos seguros accrc¿r de los rnundos tratut'al y social: las pl'c'
tensiones de razón eran oportunas para superar los dogmas cle la
traclición. al ofrecer un sentirnicnto de cerLeza etr sustitución del
car.ácter ar-bitrario de los usos y las costunlbres. Pero la-¡s[lgxiui-
dacldelantoclernidadmina,€[reali.l@udelconoci.
incluctiva de prue-
@.-r.,o c¡ cle la duda. Cualquier
Uls, sino e¡ el principio nretodológico
opinión científica es susceptible de revisión -o deberá ser clesc-
cñacla plcnanrcnte- a la luz dc nucvas iclcas () dcscubrirrlicntos,
sin qu; inrporte lo apreciada que fuera 9lo bierr establecida que
aparentenrcnte estuui.ru . La relación plcna cntt'c nloclcrnid¿rcl . y
cluda raclical es una sucstión quc, una vezexpucsta, llo sóltl supó-
¡e u¡ tr.asto¡ng para tos filósofos sino que es cxis tencialnrcnte tur-
badora pat'a el individuo común.

Lo local, Io nntttdial y la lransfonnación de Ia vída cotidiatta

Las tenclencias urriversalizantes de la moclerltidacl sotl inherell-


tes a las influencias dinárlicas que acabamos de esbozar- La reol'-
gan ización dcl ticrnpo y el espacio, los ntccanisttlos clc dcsctlcl¿tvc
i lo reflexiviclacl cJe la nrodenridad suponen propiedades universali- 35

zacJor.as que explican la natura leza expansiva e irradiante de la


por
vicla social nloderna cuancJo se topa con prácticas cstablcciclas
la tradición. La universalización de la actividad social, que Ia mo-
clernidacl ha generado. es cle alguna manera un proceso de desarro-
llt¡ dc ¡cxos !.rtuirrlnrcntc rrrurrcli¿rlcs (cottto los qttc itttplica cl sis-
rerna de t,stüur nacionalcs o ta clivisión intentacional del trabajo).
Sin embargo, en un senticlo general, el concepto de universaliza-
furrda-
ciórr se.,.,rT!ndc rrrcjor si se considcra quc cxpresa aspectos
mentales c1e clistanriunriento espaciotetnporal. kr universalización
atañc a la intcrsccción cle prcsencia y ausencia. al entrclazanticrrto
oa clistancia* con los con-
cle acontecirrricntos y relaciotlcs sociales
textos locales. Deberíamos cntencler la clifusión mundial de la mo'
rlcr.rrid¿rtl ell fr¡¡re iúrr clu un¿t rcl¿tciórr cutlsttttltr:
ctttt"u'dist¿rtteiit-
rniente y mutabilicla<l crónica dc circunstancias y comPromisos,lo'
cales. Al igual que cualc¡uiera dc los otros procesos lnenclolraoos
más arribi la univcrsalización se ha dc entender como un
fenónrc-
¿irf¿.ti* en el que los sucesos que se prulucen en un polo <Ie
""
una relación clistante pfovocatl a tltenudo situaciones divergcntcs
á in"lu*o contrarias en el otro. la dialéctíca de Io (ocal y lo utti- ,a-
urirol .r un encarecirniento de los argumentos utilizados en este

"-
libro.
de
ün¡urrsulización sigrrifica que nadie puede o<lesentenderse¡r
por la en cuanto a las
las transfor¡naciones gineraclai
'rodernidad
.onr..u"n"¡as cle, al ñ..nor, algünos de los mecanisnlos de desen-
clavc: así octtrre. por eicrnplo. con los ricsgos rntlndinles de
una
guerra nuclcar o tlc una catástrofc ccr'rló8ica' Muchos otros as'
iectos clc las inslituciolrcs r'¡roclcrtras. incluitlos los quc aclúan a

b.qu.no cscala. afcclalr a pcrson¿ls t¡ue-vivctr cn ántbitos tttós trl'


áL-i;;;i.r, fuera de las paitcs del nrundo más decidid¿¡¡1g¡ls cde-
sairolla,laso. No obstante, en esos sectores desarrollados, la
cone-
a un conjunto de
*iO" ,nt* lo local y lo universal está vinculada
profundos en la naturaleza de la vida cotidiana'
-- po¿emos
cambios
entender estos cambios directamente en función de
mu-
los efectos de los mecanisnros de desenclave que automatizan
.i.,o, urp..,os de las activida<les de cada día. Esta autornatización.
qu. pr"r.in,te de tas habilidades del individuo, t?o es sitnplenrente
u,., prua"ao cn el que cl conocirnicnto cotitliatto
qucdc cl'l tl'lflllos
á, J*p.,:,o, y técnicos (pues en sus c¿¡tltpos pr'fcsio'
"rp.iiulirtas
36

o se dalr
nales se producen con mucha frecuencia imponderables
;s-páüt que son objeto de acaloradas discusiones); tantpoco
se
rcflcxiviclacl
la
trala de un proceso unilateral, pues at ser p.arle
cJc

de la ¡no<Jernitlad, los agelltes prof'anos en


la lnateria se aproplalr
espccia-
."ri""ti"t""nte, de unu",' oi'o i"on"'o' ¿e la iltfornlaciólt
de los sociólo-
lizaúa. Esras <lbservacitn"s vaten para los escritos
ya hentos
sos tanto conlo para los de algunos otros especialistas:
;;i;;;; rt ¿rüt de libros lom'¿ sccond chances son suscepti-
tolllall decisiones
Ui., ¿i fi¡rarsc n los nreclios cl<ln¿e las pcrsonas
La confianza en los
.n ,r*i.ti, de relación, mut'inlonio y divorcio'
dc los profanos'.pues
;;;;;jt;.t cl" ,l"senclave no "t tólu cosa míni¡tla parte de los diver'
nadie puede ser experto más que en una
J. lo u¡¿o s<.rciali'oclcrrra, condiciorrada por sistctrras
il;rñ;* -C;ofq"i.ru
il,rrili. qu. uiu.n.c¡r c.ttdici.nes tlc rrt.clcrnicl¡ttl sc
¿rbslr¿tctos y sólo ¡'rrxlrít
vcrá al.ccta¿o por u¡ra ,r*ltitu.J ctc sisicnlas
t.¡btcncr.cttcllttciorclelosc¿tsos,ultconocitllicttttrsuperl.icialde
sus tecnicistltos'
de los sistetrras abs-
La conciencia de la lragilitlad y los lírnitcs
Son pocas las per-
tractos no se liurita a ius eipecialistas tócnicos.
uiu sin desvíos en tos sisternas del
sonas que nrantienen
"J"f¡unza o incons-
.lio"¡l"i.nto técnico lue les afectan y to<los' consciente de acción
.i'u.iii.,.,,.,elegirnás'entre las diveisas posibilidades.
(o el <lesentendimiento de ellos)' A me-
;;;ft*";'esos"sistemas con una aceptaci.ón práctica: se trata
iuáo fu confianza se mezcla pacta con las
;;;;;;p.cie cle <contrato a tarea' queunaél indiuiduo
confianza en los otros
iJl;ü"s de la moderniclad. con diversas actitucles de es-
que se da poruupu*ü pueclen coexistir
abstracros. una
:;;¡""tr;r.,o u host¡l¡dacl'lracia algurros siste¡rras
r"¡"'. ior ejemplo' en su propósito tle
;:i;;';ü;'lü;;;;v
no consumir alimenios con aclitivo.s pcro, si no cuttiva lo quc co-
nle, cleberá confiar necesariatttettte en los proveedores de <alitnen-
tos naturaleso en lo referente al suministro de procluctos de cali-
dad. Una persona puede recurrir a la rnedicina holística tras haber
sufrido un clesencanto con la profesión méclica ortodoxa, pero lo
que se da en tal caso es, pCIr supuesto, un carnbio de [e. Una per-
$ona enferma puede sentirse tan escéptico frente a tas pretensiones
de cualquier forma de pericia psicoterapéutica que evitará elttrar
en contacto con cualquier profesional de Ia medicina, sitt que le
37

irnporte la evolución de su enfennedad. Pero, incluso a alguien


que se desentiencla cle manera tan radical, podría resultarle virtual-
mcrrtc irrrposible esc¿rpar clcl toclo de la influencia de los sistcttlas
nredicinales y clc la investigación tnédica, pues repercuten en mu-
clros as¡rcctos dcl <<cntot'¡ro clc ceno(:irrricntos>, así conlo e¡r aspcc-
tos concretos de la vida cotidiana. Por ejernplo, influyen en las
norrnas que regulan la producción de alimentos (tanto si son de
caráctcr natural como artificial).

La metlíación cle Ia ex¡terietrciu

I)r'áctican'tcntc tod¿t expcricncia hu¡llana es utra cxpcricnci¿¡ tttc-


cliacl¿r (por la .soci¿rlizaciórr y. cn c.spccial, por la adqui.sición dcl
lurguiric). l,:l lcrrguljc y lir nrcnrori¿r cslírlr irttt'íttsccÍl¡llctt¡g gc)tlcct:t-
dos ta¡rto en la renrcnrorasión individual conlo en la institucir:nali-
zación de la experiencia colectiva.s Para la vida humana el lengua-
jc es el rncdi,l prinrorclial y original de distanciatuicnto cspaciotcnt-
porat, pucs elcva la activiclad hurnana por encima de la inmecliatez
cle la experiencia anirnal.e El lenguaje, según dice Lévi-Strauss, es
una máquina del tiempo que pennite Ia repetición de las prácticas
sociales a lo largo de generaciones, al tiempo que hace también
posible la cliferenciación entre pasado, presente y futuro.r0 La pala-
bra hablada es un meclio, una huella, cuyo desvanecimiento en el
tiernpo y el espacio es conrpatible con la prescrvación dcl sigrriflca-
rJo a lo largo del espacio y el tiempo gracias al dominio humano de
las características estructurales del lenguaje. Oralidad y traclición
están írrtinlanlcnte rctacion¿lcJas erttre sí de fontta inevitable. Según
señala Walter Ong en su estudio del lenguaje y la escritura, las cul-
turas oralcs ((se ilrtu'cs¿nl considcrablctrtctrte pot' cl pasado. quc
cleja sus lruellas en sus instituciones altanlente conservadoras y en
sus realizaciones verbales y pt'ocesos poéticos.que son de carácter
l8

folnrulal'io, relativarnerrte irrvariables c iclcados pat'a preservar cl


ccnocirrrierrto penosarnente obtenidcl. r'cc(rgido dc la expcriencia
pesada ),que, al no corrtar con un registt'o esct'ito, poclría per-
Cgr.se"r.ll
.{unque Lévi-Strauss y otros autores lran investigado compe-
telltenrente la relación entre la escritura y la apariciÓrr dc sistetrlas
socialcs ucáiiclos,r, clinánriccls, sólo lnnis y McLuh¿rn, siguicnclo los
pnsos ¡el prirner'o. han teorizado cle fonna cornpleja el irnpacto de
ios nr.dios de conrunicación en el desarrollo social y en especial en
relaciórr con el adveninriento cle la moclernicJad.'? Atnbos atttores
hacerr hi¡capié en los nexos entre tipos clominantes de medios y
transfornracignes espacioternporfiles. El grado ell que un rnedio
sirve para modificar las relaciones espaciotemporales no depencle
pri,nrlrclialrnente clcl con{.cnido dc lus ({nlensajcstt quc traltsnritc,
sino de su fonna y sus moclos de reproducción. Innis señala, por
ejenrplo, que la introducción del papiro como soporte de Ia escri-
türa anrptiO en gran medida el árnbito de los sistentas adtninistrati-
vos, pues era mucho rnás fácil de transportar, altnacenar y repro-
ducii que los materiales anteriormente utilizados.
La r¡oderrridad es irrseparable de sus upropiosn lttedios, el tex-
to impreso y, más tarde, la señal electrónica. El desarrollo y la ex-
pa¡sibn de ias irrstituciones rnocletltas van directametltc ligados al
énor,r,. irrcrenrento de la rnecliatización de la expericncia que irn-
Cuando los libros se elabora-
-ba,l estas fornras de comunicación.
plican
a nrarlo, la lectura era secuencial: el libro debía pasar de Yna
persona a otra. Los libros y tcxtos clc la.s civilizacioncs prctngcJcr-
no, estaban socialme¡rte ligados a la transmisión cle las tracliciottes,
y eran casi sienrpre dc caiácter cscncinlnlcnte,.clásicor>. E,l rrralcl
,iot ir¡pre.so atraviesa el espacio con la tltistlla facilitlacl que cl
ticrrrp.r: pucs puctlc scr distribuido ¿r tttucttos lcctorcs cle lllítllcra
más o nrenos..sirnultánea.rr Sólo medio siglo después de la apari-
ción de la Biblia cle Cutenberg brotaron en todas las ciudades. cle
jt)

Duropa
svr
-rr4
cientos clc inrprentas. t k:y cn 9ío lÍ, palabra-imprcsa,:l?::
ocupanclo el ccntro,ir la nlockrniclacl y de sus recles nlundiales.
vvvrs..t-v . I f l^---
han
I)r.ácticamcntc toclas las lcnguas conociclas dc la humanirjacl
y la parn
siclo pucstas por.cscrito y cl rnatcri¿rl itttpt'eso gapaciclad
producir.lo e interpretarlo es ur1 nlcclio indisperrs,obl. de coordirra-
ción aclnrinistrativa y social, incluso cn las sociedades con un bajo
irivcl d- ¡;,,-,, , t.,., lctr'.¡Ja. Scgu¡r cilculus, la cnrltitlnrl clc lllIlt':ri'tl
impreso produciclo en toclo J rnunclo se ha itlo dupticando
cada
quina" ,ñot desde la época de Gutenberg'tn . .- !-.^^-a^a,a¡
que contri
ffiionesPre@ oficlact:pe@t-
a¿ recienlg,-b imPortancia re-
!',
impre.sos Y coln
ff
na idea ha-
"
circulación nlasiva de ma-
la de los mensa-
teriales impresos pertenece a una época anterior a
ha ri¿o sostenida en especial por
ies electrónicos. b,sta opinión y otros. Desde
McLu¡a', que contrapoire de manera radical unos
cronológica, es cierto quc cl
e[ pu'to de vista cle la pura sucesión
prensa p€-
.j;plo por excelencia cle material impreso masivo
-la
antes del adve-
riódica- inició su existencia alreclcclor de un siglo
cornpletamente equivo-
ni'rierrto de la tclevisión. Sin embargo, es
anterior a la apa-
cado co¡siclerar la prinrera corrlo unisintple fase
ha sido ya desde
rición de la segun,la; la c<tntunicación eleótrónica
dc los tncdio's clc
nluy pronto uñ clcrr',.ni,, vital para cl clc.sarrolltl
lu-
inrpresos. Aurxluc la invcnciór'r tlcl tclógrafo tuvo
cor'unicación
prirncr ilorecirrliento cle los diarios y las re-
;;;,rtgo clespués {*lpara la fonnaciórr dc lo que conoccrnos collto
uirtnr, ru* escncial
clc e+not'i'
publicacigncs pcrióclicas c inclu.so para la itJca misma
aún más estos
cia,r. I-a comunicación telófonica y por radio amplió
víncutos'
r rr gran varlrgclacl clg rgvis'
"u,,,.r^o ,lo
..r.-.^..A^ clia¡ios
Los p¡irtreros cle nolicias f v ttna
n^r inins (.v
tas y p;blicaciones periódicas) fueron tlc inrportancia principal
y el tiempo,
;;; licua, a térrnino la separación entre el espacio
40

pero este proceso sólo se convirtió en fettórtteno universal


por la
queda
i¡tegració¡ de nreclios irnpresos y electrónicos. Este hecho
fácilmente clemr¡strarlo pór el cllsarrollo de la prensa modcrrlÍl'
en el alcance
Así, Susan llrooker-Crors ha exar¡rinaclo los cambios
espaciotemporul cle dicha prensa y clescubielto quejas-nttreslTt
li;
;ffi;;";;;i" ;;' ;.;dr¿l$ norream"icuno de mecliqüls 9.1

de la Drensa actual.rs
clcl tc-
Rrooker-Cross ha'clcnrostraclo quc ¿ultcs dc l¡r np¿lriciórr
rccientes y al alca¡tce de los
lógrafo las noticias cJcscribían sucesos
particu-
lectores; cuarrto nrás alejado estuviera un acontecirrliento
lar, tanto rnás se clemoraría su fecha de aparición. Las
noticias
prove'ientes de lugares lejarros llegaban gn fornra de lo que esta
europeos,
autora denornina upaquetes geográficosrr. Los tnateriales
literalrnenlc en paqtrctes plt barco
ou, ejemplo. se transportabin <Es-
y se pr-ese¡taban en la forrna ell que la prensa los encolrtraba:
tas son las noticias traíclas por un barco llegado de
Londres.>) E'n
provocada
otru, palabras, los canales db comunicación y la presión
por las cliferencias espaciotemporales contiguraban_directatnente
lapresentaciónclelaspáginasi*preSasdenoticias.@la
introducción det tel¿gr&X, {4s lur4g-dcl telófone y olles
medios
ffiFf¿croffi-detErrñlñaría la inclusión cle un suceso

;
---<lancto así
cle nluáor privilegiadou respecto a su propia ubicaciórr
pr.eferincia a las noticias locales-, pero sólo por contraste con la
pr..*inencia atribuida al suceso'r6
Las irnágenes visuales presentadas pot' la televisión, el .ttti;

los vícjeos crcan, sin cluda, retlcs cle expcriencia mediatla inalcgn'
zables para la palabra impresa. Sin embargo, estos T*dios, al igual
quc ln prcnsa. las rcvistas. las publicaciones periódicas y otros ti'
pot clc material inrpreso, son tanto ntedios de expres-ión de las ten'
i.,.,.ias al clesencláve y la nrundialización de la modernidad como
irrstr.ur¡cntos clc cliclras tendcncias. Las serttejanzas entre nrcdios
irnpresos y electrónicos son lnás importantes que sus diferencias
puiu la fornlaciórr de las irrstituciones modernas. Así ocuffe col'¡
bor rasgos básicos cle la experiencia mediada en coJdiciones de
-;u¿.*Trra. mae-
el suce-{
ffieguiclc¡impclncrScnrfficonrpletamcntcalalo-t
cali zación, i; presenlación que de él hacen los medios adopta la
fur rrr¿r cJc un¿t v.uxtnptrsición clc rclatos v lrrateriaLeq quc c,orllP:1l'tctl
tan sólo su carácter (cronológico" y secuencial. La página dc un
son ejemPlos
igualnren,. rigrrificativos del .f."to collage. ¿Podría este efecto ser i

un indicio cle la clesaparición del relato i, quirá, de la disociación I

entre sigrros y referentes, como han tug..í.lo algunos?rt Segura-


l

¡rcrlte no. U¡i cctllug,c no cs, por cJcllnición, ur relato; pero ta coe-
xistepcia cle clif-erentes nrateiialcs en los ¡neclios de comunicación
po constituye ur'r revohijo caótico de signos. l,as ahistoriaso sepa-
t

radas yuxtapuestas una al lado cle otra expresan, más bien, ciertos
ordenanrientos y una secuerrcialidacl' típica de un entorno espacio'
tenrporal modificado en el que se ha desvanecido en gran rnedida
el predominio de lo local. No se suman, por supuesto. para consti-
tuir un único relato, siuo que clepertdert de urridaclcs dc '' pcrls¿t-
nliento y conciencia y las expresar, en cierto sentido.
La experiencia nrediada de los tiernpos modernos se caracteriza
por un segundo lasgo importante: la introntísiott de sucesos dis-
tanrcl -
se tengd de ellos. Así, Por
ejemplo, ciertas personas puecJen sentir como algo ajeno y remoto
rnuclros de los sucesos referidos en las noticias; pero muchos otros
penetran igualmente de manera habitual en la actividad de cada
día. La [anriliaridad gertcrada por la experiencia mediada puede
42

q,ri-á. bastante a lrrenudo .scrrtirnierrtos cle- oiYel'I-ón ,4c


nov,rcar., 2
fu;altropezal.noScollellos'elobjetoyelsuceSorealesi
parecen tener una existencia nrenos concreta que sus representa- i
.ion., err los nredi<ls de conlunicación. Más aún, ntuchas experiett-
cias que podrían ser raras en la vida coticliana (corno el contacto
clirecto con la r¡uerte) se nos rnucstratt not'nlaltttcnte en las reprc-
sentaciones de los nledios; sin embargo, el encuentt'o con esos
[e-

nór¡e¡os en su realiclacl nrisnra es psicológicatttetltc problctttátict¡.


Nlás adelante nre extenderé en la col'tsideraciórl de este hecho.
En
resumen, ,n l", ,oncliciones cle modernidacl, los mecliot no ttfléíun

glie"s
ñ;J;r rJffii.,.'irür-J--fiñi@i '-.-*J

La a[irrnación de que la moctcrniclacl fragrncnta y clisocia se


ha
Algunos autores hatt supucstct irlcluso
co¡verticlo ya en un tépico.
que esta frag*entación señala ia aparición cle una tlueva fase
elt el
desarrollo social, nrás allá cle la rnoclerrriclacl (una el'a posttloder-
mo-
rua). Si¡ ernbargo, los rasgos unilicadores de las instituciones
clenras sor-r tan eserrciales para la moclet'nidacl --cll especial
cn la
E[ (va-
fase de la ruodenliclad t...l.ute- conlo los disgregadores.
que
ciamiento> cle tiernpo y espacio ha puesto cn marcha procesos
no
han instaurado url ((mundoo único allí donde anteriormente
culturas prernodernas, incluida la Eu-
existía. En la mayoría de las
ropa medieval, tiempo y espacio se fundían con el nlundo de
los
clioses y los espíritus ; con la (prcrrogativ¿t clacla a la lucaliz'¿t-

cióno.rB E,n g*n*ral, los nlúltiples moclos cle cultura


y cotlcicttcia
característicos de los usisternas del munclo> pretnodernos forllla-
cotnunidades so-
ba. u¡ conjurrto auténticarnente fragmentado cte

ciales hurnarl¿ls. En canlbio, la rnodet'rridad tardía procluce una


situación e¡r la que el género hurnano se convicrte el1 ciertos
aspcc-
tos en un <<nosotros> que se enfrenta con problernas
y posibilicla-
des donde no existen los <<otrosD
43

La nrcdertúdacl recienle y $¿rs parantetros e,uístenciales

La modet'niclad reciente se caracteriza por un escepticismo ge-


neralizado respecto a las rnzones providenciales ligado al reconoci-
rnicnto de que la ciencia y la tecnotogía tiene un doble filo y crean
nuevos parátnctros de riesgo y pcligro, al tiempo que ofrccen posi-
bilidades beneficiosas para la hunlaniclacl. Este escepticismo no sc
lirnita sólo a lc¡s escritos y valoraciones de filósofos e intetectuales:
ya ltetnos visto que la conciencia de los parámetros existcnciales
cJe la reflexividad fonna ¡l?rrte en buena medida de'la reflexividad
lnisnlÍt. Vivir cn cl ((nrutt<lo' gc¡lcr'Írrkr por la rrrork'rrriclad rccicnlc
es corllo c¿rbalgar a ltonrbt't¡s clc urta tlivinidatl dcstructur¿l.lu.Nu st:
trata sólo de que se produzcan procósos de cambio más o menos
continuos y prolundos sitto. tttás bien, de que el carnbio no se ajus-
te ni a las expectativas hurnanas ni al control del homhre. La pre-
visión de que el nredio social y natural se vería crecientemente so-
nretido a un ordenatniento racional no ha resultado válida. La rc-
flexiviclad de la nrodernidad está vinculada a este fenómeno de
manera inmediata . La inclusión constante clel conocimiento en las
circunstancias cle la acción que analiza o dc.scribc crea una seric clc
inseguridacles que se suman al carácter circular y falible de las pre-
tensiones de conocinriento postradicionales.
La razón providencial
-la idea de que una comprensión de Ia
natu raleza de las cosas crecientemente secularizacla conduciría de
rnancra intrínseca a unA cxistencia nlás segura y gratificante pflra
los scrcs hunlíulos- conscrva l'estos clc concepciorrcs fatalistas dc-
rivadas de épocas pretnodentas. Las nociones de destino puedcn
tener, por supuesto, un aspecto sombrío, pero siempre implican
cierto preordenamiento dc los sucesos, E¡ condiciones de moder-
rn-
do._per.oenSutnayoríanocollcucrda-nconu@en
.I

,"G; nos ha
-

sido irnpuesta por los sistelltas abstractos de la llroclerniclad"€ggi-


vale a reconocer que nirrgún aspecto de nuestras actividades se

-ü16 de verse.afectadcls por suc'qsos contingcntes. lln este scnticlo


ffi ajustado omo hace Ulrich
'Beck, de <sociedad cle riesgo,r,2O expresión que se refiere a algo
lllás que al hecho de que la vida social moderna introduce nuevas
fornlas de peligro que debe aft'orttar la humanidad. Vivir en la oso-
cieclad de riesgoo significa vivir con una actitud de cálculo hacia
nuestras posibilidades de acción. tarrto favorables como desfavora-
bles, con las que nos enfrentamos de continuo en nuestra existen-
cia social contemporánea irrdiviclual y colectivamente.
Debido a su clinanrisnlo reflejarnente activado intrín-
secamente erráticr-r-, la activirjad s<lcial lnulerna-aunque
tiene un carác-
ter esencialmente contrafáctico. En un universo social postradicio-
nal, individuos y colectiviclades disponen en cualquier nromento de
una serie indefinida de actuaciones potenciales (con sus corres-
pondientes riesgos). La elección entre esas alternativas es siernpre
utr asuntb de ncorno si>>, ultproblema de selecciÓrr etttre (munclos
porifrlo$r. l-a ureior nlalleru t,l* ettteucler la vida en circunstancias
de modernidad es consiclerarla materia cle apreciación
rutinaria de
condicionales contrafácticos y no un tnero cambio de rumbo que
po,ti*ra de una norientación ñacia el pasadou, característica de las
a una <orientación hacia el [u-
culturas traclicionales, y se clirigiese
tu l'o>>.
Dada la extrema reflexiviclad cle la nlodernidad tarclía, el ftrturo
no co¡rsiste-sinrplenrente en la expectativa de sucesos por
venir'
Los ufuturos> están refrejamente organizados en el
presente en
hacia las circurrstatt-
iunción clel fiujo cor.rtinuó de conocimiento
de nlanera apa-
.io, quc lg lrnri gcrrer.ado (el nrisrno pr'oceso que,
rente¡le¡te puruiOjica, suele contrariar las expectativas a las que
el
da fonlla,ese conocittriento). La popularidad de la futurología.en
sisterna de la rnoderniclad reciente no es una preocupaciórl
qt ex-
echaclo-
céntricos. ur-r equivalerrte contemporáneo de los alrtiguos
que la atención a las
r.es de suer.tes: irrdica el recono.ítt'tiento de
4i

en el tc'
posibiliclacles contrafácticas es intrínseca a la reflexividacl
y evaluación de riesgos. No hay duda de
rreno cle la estirnaciórr
las insti-
que, €n cierto senticlo, .rtu opinión se ha introducido en
virrculado ya
tucioncs nlodc.nas. Los seguros. por ejernplo. se harr
clesde muy pronto, no sólo a los riesgos que irnplican
los mercados
potcniir,l.t de trn amplio abanico dc
capitalistas, sino a los [utu'os
El cálculo de futuros por
características inclividuil.r y colectivas.
par.te de las compañías de seguros es en sí mismo una empresa
clave clcl
arriesgacla, pero es posibte ¿ári¡nitai algunos aspectos
la ntayoría de las si-
riesgJcie unu forma que no se'ia posible en
del riesgo por parte de
tuaciones prácticas de la acción. Ei cálculo
y actitud típica es la de in-
las cornpaniu, cle seguros es actuarial su
que no se aju-stan al
te*tar elirninar.aspJctos o fornras de riesgo <actos
decir, los
cálculo de probabiti¿o,l.s cle nluestras anrplias:
es
46 ..

lante clc ln ficr.r'a. pet'o srlbrc loclt) pat'Ít qtricttcs vivctl ell las'7.ollils
geogr'á{icas del corazórr cle la tltoderlriclad.
Ál .ornparar los sistemas premodernos y rnodernos, la clifererr-
cia de relaciones entre conocirniento trácnico y profano se refiere a
la posibiliclad tlc acccsu clc los agcntcs prulbnos a la dcstrc7.it c irr-
fonnación cle los expertos. El conocitniento profesiona{ de las cul-
turas prernodcrnas ticnde a dcpordcr tlc proccdirnicntos y ft¡rtttits
SinffiopollenauttacocIificaciónexplícita.[rrloscasoS
en que este conocimierrto esté codificado, ño estará a disposición
dc inclivicluos rro cxpcrtos, pucs la insl.rucciórr cs utl tllollopolio dc
una rrrinoría celosainente guarclaclo. La salvagtrarcla .t*l-g3.tgt
esgtérico det congcinrientó espccializ.ado, sobrc todo allí tlonrlc
este aspec dcstrc r.a y cl arte>, es proba-
blemente la base principal cle cualquier rango distintivo alcanzado
por tos expertos. Én los sistenlas modernos, los aspec:tos esotéricos
¿* la pr.ofesionaliclad tiencrr poco o nnda que ver con su incfabili-
dad y'd.p*rrclen de una conlbinación de entrenattliento y especiali-
zacié¡ prolongada (aunque no hay ducla cle qrte algunos expcrtos
los sociólogos- suelerr nluy a tttettudo levatrtal' ull llluro
, -colllo sus pretensiones de diferenciación
de jerga y ritual paia proteger
técnica). La mp*.ializáción es en realidad la clave del carácter cle
lossisternds.mocle¡nosabstrac,tos.r|Wconterlidoen
las fortttat ¿. O."gtionalización nrocleñT está en Wt
ffialquiera oles
A- L toclo cuanto
Una pefs()na pUgLla IUE,IAf bUal LLrllvsl tirse en \,/alrur
I'll )s t'/r-¡ tv en
exPerto -'r\¡r o
v". uno \¡' clos
.
pcqucñ<.rs írrlrbitos clc i,rs sislon¿ls dc conocirlricttto
-h-__ ttttxlct'll(!s. sil¡-
nifiro que los sistemas abstractc.ls son opacos para la tttayoría. Su
cualidacl cle opaciclad +l elemento que fundamenta la expansión
cle la confianz.a en el contcxto de los ntecanisrnos cle deserlclave-
pr.ovicrrc cle la irrtensiclad nrisnta cle especialización que lo! siste-
rnas abstt'acto o tiemP
os con tribu-
ye clir.ectarnente al carácter errático y desbocado de la moderniclad.
La activación cle esa pericia nrodet'n0, a diferencia cle la mayoría
cle sus forr¡as prernodernas, es de car'ácter altarnettte rcflejo y se
oricnta, por lo general, lracia un pcrfcccionanrictrto intct'no tl clica-
cia co¡ t irruos. Los esfucrzos clc los expet'tos ell la resoluciórt clc
47

¡lrublcn'rils tiultlcn a nlct\irsc lnuy a n.rcnudtt por su capacidad para


definir las cuestiorres con gran clariclad o precisión (cualidades que
a su vez tienen el efecto de producir una progresiva especializa-
ción). Sin embargo. cuanto nlayor es la precisión con que se en[o-
ca un problcrrra, t¿rrrto nl¿is cor'r[usas rcsultarr para los irrtlividuos
afectados las zonas de conocirniento que lo rodean y menos proba-
bilirl¿rcl hay clc c¡uc óstos scnn cnpaccs clc prcvcr l¿rs co¡lsccttcttci¿ts
de su aportación más allá de la eslera concreta de su aplicación.
Aunque la pericia se organiza erl el seno de sistemas de mai'or abs-
tracciórr, ,ú pro¡rio *,,ü¡uc rcsult¿r cad¿r vez rttás lillritado y puctlc
llegar a provocar resultados no pretendidos, imprevistos e incon-
trol¡rhlcs ( n n() .sct' quc los cx¡rct'los tlcs¡trrollt'tt ttll¡t, pt'riciit ntitt
mayor, FCpiticrtdo así cl tltisltto l'enórrlctlo).¡r
Esta cornhirraci(rn dc_ pey!_qln .esptciolito{q -}i .9.9,ggggge.ldnS- irr}=
preu-ii ias y'g. _qg- lap J usr.¡res--sliñ¡ipales de por qué cl
-co¡gii$y_{
unitlo al caráctcr ccntral dcl conc-e3lq
lrens¿illltcnto c0ntrafácticO, é liii d a d' E n
üed es sff ' es ttr tr n l p g l i¿qlq E[üf iblü's i slt-es]g-gd
fí.ca h¡.bí:
las-cr¡lturarprcritxlérnas, (pens¿ir de uniintoño;tigti
o bien
tuahnente utilizar inductivamente Ia experiencia acumulada
se han cle sembrar, po{ eiem-
consultar a un vidente. Las cosechas
y pensando en el cambio es-
plo, previendo las futuras necesicrades
presentes a los resultados
tacior.ral. pa'a virrcular ras necesidaelei
tradiciona'
futuros se utilizarían métodos de explotación agrícola
p{gfesionales de carácter má-
les, acompañaclos qu izá de conseios
puctlen ser capaccs
gico. En la vicla roóiol moclcrrra los irxlividuos
de salir aclcl¿rrrtc clurarrtc cicrtos pcríotlos dc
tiemptl ctlnthinn¡ttltr
lrírltitos cstillllccirlus c(lt.t c()nsult¡r.* il cx¡rct'tos clr iit'crts csptlcílic¿rs
y en caso de accidentes inesperados.
para (repar.acioncs generales>
insisto una más, ilo forman un es'
Los expertos mismos --que, vez,

tr.ato claranlenre clistingüible en el seno de la población- pueclen


en un área
actuar en su trabajo téJnico centránclose resueltamente
poca atención a tas col]se-
de especialización reducida y prestando
ci¡cunstan-
cuencias o irnplicacioncs d; mayor alcance. En tales
(sepultadao d.en-
cias, la evaluaóion del riesgo qu*áa bastante bien
estable-
tro de fornras de hacer lasiosás nrás o menos sólidarnente
48

cidas. Pero, en cualquier nrornento. estas prácticas pueclen queclar


cle pronto caducas o verse sorneticlas a transformaciones bastatrte
profundas.
El conocinliento de los expertos no crea áreas tle carácter irr-
ductivo y estable; el resultado inevitable cle la difusión de los siste-
mas abstractos es la apariciórt de ciertas situaciones y sucesos nue-
vos e intrínsecamente inconstantes" Flay aclernás peligros genera-
cJos fuera de los ámbitos de acción penetrados por la reflexividad
(como los procedentes, por ejemplo, de terremotos o catástrofes
naturales),pero la mayoría Ce ellos pasan pur: el íiltro cle esas esl'c-
ras de as:ión o hasta cicrto punto cstán producidos activ¿ttttctrtc
por ellas. Con frecuencia pensarnos en los riesgos en función cle
parámetros de probabiliclad que pueden ser evaluadtls con preci-
iiOn (de forrna rnuy parecida a los cálculos de las cotnpañías cle se-
guros). Pero, €fl las condiciones de la tnodernidacl tardía, lnuchas
ior*us de riesgo no adrniten una evaluación clara dcbiclo al meclio
¡ru{ablc cle .ot,ocinrierrtos (lue k;s ennral'ca: e incluso las valot'a-
ciones del riesgo en situaciones relativamente delirnitaclas sólo son
a nlenudo válidas <hasta nuevo avisot>.

EI ¡torqué de Ia nrcdernidad y de Ia identidad personal

En mi opinión, las translornraciones en la iclerlticlacl clel yo y la


muñdialización son los dos polos de la dialéctica de lo local y lo
universal en las condiciones de moderniclacl recicnte. En otras pala-
bras, los cambiqs e..=--raspectos írrtinros de la vida personal e.stán di-
rectam.nt t''-
]-,

.termedios(porejemplo,entreentidadeslocalesy
,oiganizaciones estatales). Pero el grado de distanciarniento espacio-
i turitooral intruducido por la nrocle n-
x
la-sr-oc¡ed@errela
varios los
factorcs que inüuycn clc n]ancra dirccta en la rclación entt'c la
identidact clel yo y las irrstituciones nroclet'nas. Segútr hemos subra-
vado en las págirlas anteriores. la rn<¡clerniclad introcluce un elirra-
nlisrno elen'lental en lt¡s ssuntos humanos ligaclo a cambios cn los
mecsnismos de confianza y en los entornos de r{esgo. No creo que
sea cierto, óomo han sugericlo algunos, que la Edad Moclerna $ea
específicarnente una época de angustia, por contraste con épocas
anteriores. La angustia y la inseguridad, han torturado a otros pe-
ríodos además del nuestro y probablemente hay pocos motivos
para suponer, co¡no sc ha hccho algunas veces, que la vids cn cul-
turas más reducidas y tradicionales fue más equilibrada que la de
hoy. No hay duda, sin e¡nbargo, de que el contenido y la fonna
cle las angustias do¡ninantes ltan cambiado.
t,¡r rclicxivitl¿rtl clc l¡r tntrlcrrrirl¡rd ¡rlcnnzir nl cot'¿tr.útt ctcl yo. Di-
cho cle otra nlanera, etr el contexto de un orden postradicit¡rral. cl
leWrcnvi Las tmnsiciones en las vidas
inclivicluales han exigido siemprc una rcorganización psíquica, algo
que en las culturas tradicionales solía quedar ritualizado en forma
,i. rilos de paso. Pero en tales culturas, donde las cosas se nrante-
nían más o menos inlnutables generación tras generación en lo co-
lectivo, los cambios en la identidacl queclaban claramente marcados
(como en el paso del individuo de la adolescencia a la edad adulta).
En cambio, én las circunstancias de la modernidad, el yo alterado
deberá ser explorado y construido corno parte de un proceso reflejo
para vincular el cambio personal y el social. En el estudio de Wal-
iersteirr y lllakeslee se insiste claranrente en ello y su obra no es sólo
urr clocunrcnto sobre ese pr'oceso sino que cotrstituyc tanrbión utla
contribución al rnismo. El (nuevo sentido del yo)> que, como dicen
lasautoras,clebellcultivarparacióntttar.ital.
se construye como parte de un proceso de introducción de fonnas
sociales inrrovadoras, conro las que irnplica la moderna paternali-
dad no consanguínea (el nrisrno térnrino de (parentalidad> fparen'
tingl es una invención relativamente reciente que ha ayudado a la
constitución de Io que ahora describe), El proceso de (remontarse a
las expcriencias tcmpranas de uno mismo>, analizado por Wallers'
tein y Blakeslee, forma parte precisamente de una activación refle'
xiva de Ia identidad del yo; no está limitado a los momentos críticos
de la vicla. sino que es un rasgo general de la actividad social mo-
clcnra cn rclación cotl la organizaciórr psíquica.
En semejantes circunstarrcias, los sistenlas abstractos intervie-
nen de manera crucial no sólo en el orden institucional de la mo-
i0

clcnridad sirro tanrbién en la forruación y continuidad del yo. La


tcrnprana socializaciórr de lcls niños, por e.icrn¡rlo, tiencle a clcpcrr-
rlcr cacla vez lllás del consejo y la irrstt'ucción clc expet'tos (peclia-
tras )'educadores), lnás que dc la illiciaciírn directa de un¿t gcnc-
ración por la otra (y csc conscio e instrucciórr resportdcrt a su vcz
r cf.lcjillllcntc a la invcstigaciirlr continua). l.a sociokrgía y la psic:o-

logíar cst¿in ¿rsí ligerclasdc n'tÍrnct'¿r dit'ccl¿t. cn cu¿rttto disci¡rlin¿rs


acadénlicas, a la reflexividad cJel yo. I)ero la vittculación tnás dis-
tintiva entr"e los sistemas abstractc¡s y el yo se lta de hallar en la
aparici(rn cle tcrdo tipo de [ot'tnas de psicotet'apia y asesot'anliettto.
Unn rlraner'ír cJe itttet:pt'etar el desarrollo de la psicotct'ílpia es clc r¡r-
dell pu ralnente negativo, en cuanto rcspuesta a los efectos clebilita-
dores Ce las instituciones tnodenras en la expericncia clel yo y en
las ert''ociolrcs. f)odr'ía clccirsc (lue l¿r nrodcrniclad quicbra cl tt¡ilrco
rlrotcctor cle la pequcña conlurrirl¿rcl y dc la tracliciÓrl, stlstittl)'óltclo-
ln, ,ro,. orgn¡izaciones rrrás arrrplias e itnpersott*les. El irrdividuo sc
h¡.tite dcspojado y solo err un nrurxlo dorrde cat'ece cle los apoyos
psrcorogrcos y ¿er sentirniento de segul'idad que le procurabart
[ . r. . '

otr.os anrbie,',i*, ntás traclicionnles. F,l psicoterapeuta oft'ece la


po-
sibilitlatl tlc tcllet.n alguicrr a quicrr rlirigirsc. tltla vct'sió¡l scculat'
del cott fesolla rio.
No pretendo decir que este punto cle vista se deba abarrdonar
prJr. .orirpleto, pues irrcluclablcnlcnte contiene clctrtentos válidos'
itr,.u hay bucnHs rflzoncs par'¿l suponcr (luc ctl csctlcifl no es aclccua-
clo. [.a it.l*t'tti,lq,l ,l*l.l'. o l l
*
,,n+n¡anr,.irilue C,liiLl ,,st;r ciirr l;rs rcltrciolrcs clllt'c yo
.,..
y sjlclc(lil(l cll
cir-currsta¡cias ¡rás traclicionalcs; srilc go, tlo tlos lral-lamos sólo
a tatnpoco que los
tlit,elcsclcatlgtrstialrayanclccreCel.neces¿tr.iattlcnte.I.W
¡() c.s si¡r¡rlcrrrgrtc un rrrctlio rlc lurccl' f rurtc ¿l ttttcvÍts ¡tttgtlstl¿ts.
,'U tlto ctt
s trlás anrPlias cle la llto-
der.¡idacl, eq¡ilibra las oportuniclades y las posibles catástrofcs).
[:n los capítulo.s siguicntes arrrpliarcntos esta afjrlrlaciórl pcl'o,
antes cle erteildct'nos er"' talcs cuestiones. ltabt'etttos cle aborcl¿tr al-
g¡¡os pr.oblernas generalcs relativos al yo y su identidacl. [,stas coll-
siclel.aciones. jurrtó con las icleas ex¡ruestas hasta aquí. cotlstituir"áll
up tr.asfrlpdo corlceptual general par'¿l el estudio en cotrjunto.
Nstas

l. Iudith W¡t-t-ERsrEtN y S¿rrrdra lluxasucu, S¿rontl Churr¿'s', Lontlrc.s. llitlt'


tam, 1989.

2. Ilrí¿., cira.s de las pp. 293,294, 296. 297 y l0g.


1. En Antlrony Gltrt¡nN s, T'lte Corrset¡u(nce s of Modt:rnity, C¿rr¡rbri.lg., I'ulit'
199(). ptrctlc cncottlt'ilt'se ttnil c\lxrsicitirr rrris ctrlrr¡rlr'¡a rlc los prirrci¡rlrlcs purrtos tl
lrs sr'ccir'tttcs sigtticrrtcs.
4. Arrtlrolry Cllrt)t:N.s, 'l'1rc Nutitttt-Slalc utul llililctrce. Calnhriclge, Itulit.i
I 985.

5. \'éase Antholr.v Gn)n[Ns. frur.sc,r¡rrc,rces (,/,1 lodentilt,.


6. Ccorg S¡t'tun¡., 'l'\rc I'ltilosophy of illotter,, Lorrclrcs. Roulleclgc. lqTg
p. 179.

7. Alan Fox, Ber'ond Cotttrocl, l,onclres, Faber, 1974. Uno de los frccos análi
de caráctcr gcnc'ritl sobrc l¿r corrf i¡rnz.¿r cn krs sislcrn;rs puctlc vcrse clt St¡s:nl f)
si.s
Scltnrlnt),..'l'lrc soci¿ll control o[ inrpcrso¡ral trustr>, American lournul ofSoc'icr/r.,p'
9J, I 978.

8. Cf. Paul CoN¡lsnroN, IIow Societíes Remember, Cambridge, Cambridge


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9. Anthony GIDDENS, Central I'roblen¡s in Socfal Theory, Londres, placnri-
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I l. Wallcr t. Or'¡c, Itrlerfoccs of tlrc l4/ord, lthaca, Cornell Urriversity Prcss


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12. l{arold lruNls, Em¡tire und Contntttnícoliotts. Oxfrrr<l Urrivcr.sity Prcs.s
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15. Susatt R. Bnooren-GRoss, "The changirrg concept of place in thc flcws>,,
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