El milagro de los rabitos
de pulpo
A Teodoro, mago de nuestra infancia,
como entrañable homenaje.
Si pulpos tiene la mar,
Galicia tiene pulpeiros.
Pero entre todos hay uno
que no sólo es o primeiro,
sino que, según as meigas,
no hay otro tan milagreiro.
Cuentan as meigas do Barco,
que los hombres de este pueblo
que va para capital
y démosle tiempo al tiempo,
cuentan, digo, que a Teodoro,
mago del pulpo gallego,
le deben la mucha hombría
y el mucho predicamento:
Cuando niños los hoy padres,
y no falta algún abuelo,
pasaban junto a Teodoro
y su mágico caldero,
el pulpeiro los llamaba
y paternal el pulpeiro
que, como dicen as meigas,
no hay otro tan milagreiro,
rabitos de pulpo mágicos
le regalaba a os nenos
¡rabitos como si fueran
fabulosos caramelos!
Y así: el uno regalando.
Y así los otros comiendo,
los días fueron pasando
y los chiquillos creciendo.
Esto lo cuentan as meigas,
como lo cuentan lo cuento.
Pero hay algo que no explican,
puede ser que por respeto,
dejando oscuro el milagro
del mejor de los pulpeiros.
Algo que yo os pregunto
por si sabéis el secreto:
¿De dónde la mucha hombría
de los hombres de este pueblo?
¿De dónde la galanura,
ese ademán tan resuelto,
ese pisar como pisan,
esas miradas de fuego,
ese imperial: ¡aquí estoy!
que causa el desasosiego
de las mujeres más bellas
que también son de este pueblo
que va para capital
y démosle tiempo al tiempo?
¿De dónde, en definitiva,
el viril temple guerrero
que en batallas de amor siempre
Sin recurrir a refranes
aunque hay uno que sospecho
le da al Barco el primer puesto?
que aclararía el milagro
de nuestro genial pulpeiro,
otra pregunta os hago
con pudoroso respeto:
¿En lo de la mucha hombría
de los hombres de este pueblo,
no tendrán mucho que ver
los rabitos del pulpeiro?
Por algo dicen as meigas
y en eso están en lo cierto,
que no hay en toda Galicia
pulpeiro tan milagreiro.
LAURO OLMO
Septiembre de 1974