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8 ATAQUES AL VINCULO* 92. En trabajos anteriores (3) he tenico ocasién, al referirme a la parte psicética de la personalidad, de hablar de los ataques destructivos del paciente a cual- quier cosa que siente como teniendo la funcién de vincular un objeto con otro, En el presente trabajo, me propongo mostrar el significado de cste tipo de ataque destructive en la formacién de algunos de los sintomas observados en casos limitrofes con Ia psicosis. E] prototipo de todos los vinculos que deseo consi- derar es el pecho 0 el pene primitives. Doy por su- puesto una familiaridad con las descripciones de Me- lanie Klein sobre las fantasias infantiles de ataques sidicos al pecho (6), la escisién de sus objetos por parte del lactante, la identificacién proyectiva, que es cl nombre que da al mecanismo por el cual partes de la personalidad son escindidas y proyectadas en objetos externos, y, finalmente, con su punto de vista sobre cstadios tempranos del complejo de Edipo (5). Con- sideraré los ataques fantaseados al pecho como el pro- totipo de todos los ataques a objetos que sirven de vinculo y la identificacién proyectiva como el meca- 1 Int, J. Psycho-Anal., vol. 40, partes V-VI, 1959. VOLVIENDO A PENSAR 129 nismo utilizado por la mente para deshacerse de frag- mentos del yo producides por su propia destructividad. Describiré primero las manifestaciones clinicas, pero no en el orden dictado por la cronologia de su apari- cién en la consulta, sino en aquel que permita que la exposicién de mi tesis sea lo mAs clara posible. Luego presentaré material seleccionado para demostrar el orden que estos mecanismos asumen cuando su interre- cién esta determinada por la dindmica de la situacién analitica..Concluiré formulando observaciones tedricas sobre el material presentado. Los ejemplos provienen del andlisis de dos pacientes, en una etapa avanzada de sus andlisis, Para conservar el anonimato, no haré distincién entre los pacientes, y distorsionaré los hechos de una manera que espero no perturbard la exactitud de la desciipcién analitica. La observacién de la propensién del paciente a ata- car el vinculo entre dos objetos, se ve simplificada porque el analista establece un vinculo con el paciente a través de la comunicacién verbal y de la capacita- cién que Ie presta su experiencia psicoanalitica, La relacién creativa depende de esto y, por lo tanto, serd cil ver los ataques.que se le hacen. No me ocupo aqui de las resistencias tipicas a las interpretaciones, sino que amplio a las referencias que hice en mi trabajo “La diferenciacién de las personali- dades psicéticas y no psicéticas” (3), a los ataques destructivos a1 pensamiento verbal mismo. EJEMPLOS CLINICOS: 93. Describiré ocasiones que me proporciqnaron la oportunidad de formular una interpretacién al pacien- te, en un momento en que se la podia comprender, 130 R, BION sobre una conducta destinada a destruir cualquier cosa que vincule a dos, objetos. Estos son los ejemplos: I) Tuve oportunidad de dar al paciente una inter- pretacién que explicitaba los sentimientes afectuosos hacia su madre por la capacidad de ésta para tratar con un nifio dificil. El paciente intents expresar su conformidad y, aunque bastaba con decir unas pocas palabras, su manifestacién se vio interrumpida por un tartamudeo muy pronunciado, de modo que su comen- tario se extendié sobre un perfodo de un minuto y medio. Los sonidos emitidos se parecfdn a inspiracio- nes forzadas por falta de aire; estos jadeos se mezcla- ban con burbujeos, como si estuviera sumergido en el agua. Le llamé Ja atencién sobre estos sonidos y él mismo reconocié que eran insélitos, y proporcioné la descripcién que acabo de hacer. TI) El paciente se quejaba de que no podia dor- mir, Con muestras de miedo dijo: “;No puedo seguir asi!” Mediante frases entrecortadas ¢ inconexas, daba la impresién de que sentia superficialmente que alguna catastrofe iba a ocurrir, quizds algo parecido a la locu- ra, sino lograba dormir, Refiriéndome al material de Ja sesi6n anterior, sugeri que temfa sofiar si se dormfa. Bl lo negé y dijo que no podia pensar porque estaba mojado. Le recordé su uso del término “mojado”, como expresin de desprecio hacia alguien que consi- deraba débil y sentimental. No estuvo de acuerdo ¢ indies que el estado al cual se referia era exactamente cl opuesto. Por lo que sabia del paciente, senti que su correccién era valida en ese momento y que de alguna manera el “estar mojado” se referfa a una ex- presién de odio y envidia del tipo de las que asociaba 4 ataques urinarios sobre un objeto. Por lo tanto, dije YOLVIENDO A PENSAR 131 que ademés de este miedo superficial, temia dormir porque para él representaba el escurrimiento de su propia mente. Asociaciones posteriores demostraron que sentia que mis buenas interpretaciones eran cons- tante y permanentemente fragmentadas por él y se transformaban en orina mental que se escurria incon- trolablemente. El suefio era entonces inseparable de Ia inconsciencia, a su vez idéntica a un estar sin mente, estado sentido como irreparable. Dijo: “Ahora estoy seco”. Contesté que él sentia que estaba despierto y podia pensar, pero que este buen estado s6lo podia mantenerse precariamente. III) En esta sesién el paciente trajo un material ocasionado por el intervalo del fin de semana, Su reconocimiento de \tales estimulos externos se habia hecho demostrable en una- etapa comparativamente reciente del andlisis. Hasta ese momento, su capacidad para aprehender la realidad era dudosa. Sabia que tenia contacto con la realidad porque habia solicitado 4 mismo andlisis, pero su comportamiento durante la sesién no permitia suponerlo, Cuando interpreté algunas asociaciones como prueba de que sentia que habfa visto y atin estaba viendo el acto sexual entre dos personas, reaccioné como si hubiera recibido un violento golpe. En ese momento no pude decir dénde habia experimentado la agresién, y aun ahora, retros- pectivamente, no tengo una impresién clara, Seria Iégico suponer que el golpe habia sido proporcionado por mi interpretacién, y que, por lo tanto, vino de afuera, pero mi impresién es que lo sintié como pro- viniendo de adentro; el paciente vivenciaba frecuente- mente lo que describia como un ataque @ pufialadas desde adentro. Se incorporé y quedé mirando fija- mente al espacio, Le dije que parecia ver algo. Re- plicé que no podfa ver lo que vela, Gracias a expe- 132 ‘W. R. BION YVOLVIENDO A 0fNSAR 123 1b Arad Tact jencias previas pude interpretar que sentia que estaba viendo” un objeto invisible; experiencias siguien- tes me convencieron que en estos dos pacientes, de cuyos andlisis extraje el material para este trabajo, hubo momentos en los que padecian alucinaciones vi- suales-invisibles. Mas adelante ofreceré mis razones para suponer que en éste y en el ejemplo previo ope- raban mecanismos similares. IV) En los primeros veinte minutos de Ja sesién el paciente hizo tres observaciones aisladas que no tenfan ningiin sentido para mi. A continuacién dijo que pa- recia que una muchacha que habia copocido, lo estaba comprendiendo. Esto fue seguido por ‘un’ movimiento violento, convulsive, que él parecié ignorar. Parecia idéntico al ataque a pufialadas que mencioné en el iltimo ejemplo. Traté de lamar su atencién sobre este movimiento, pero ignoré mi intervencién de la misma manera que ignoré el ataque. Dijo entonces que el cuarto estaba Ileno de una bruma azul. M&s tarde dijo que la bruma habia desaparecido, pero que estaba deprimido. Interpreté que se sentia compren- dido por mi, Esto era una experiencia agradable, pero cl sentjmiento agradable de ser comprendido habia sido inmediatamente destruido y expulsado, Le recordé que recientemente habfamos visto su uso de la palabra “agal” como descripeién condensada de una conversa cién sexual censurable, Si mi interpretacién era co- rrecta y los acontecimientos posteriores asf lo sugieren, ignificaba que la experiencia de ser comprendido ha- bia sido fragmentada, convertida en particulas de abu- so sexual, y proyectada. Hasta este momento sentia que la interpretacién se aproximaba a su vivencia. Las interpretaciones siguientes referidas a que la des- aparicién de la bruma se debia a la reintroyeccién y conversién en sentimientos depresivos, parecian tener menos realidad para el paciente. Pern, acontecimientos posteriores demostraron que podian ser correctas. V) Esta sesién, como la de mi filtimo ejemplo, em- pezé con dos o' tres observaciones como que hacia calor, que el tren habia estado Meno y que era miér- coles; esto ocupé treinta minutos. Surgié cn mf la impresién de que estaba tratando de mantener +l con- tacto con la realidad, impresién que fue confirmada cuando dijo, a continuacién, que temia una crisis, Gn poco después dijo que yo no lo comprenderia. Inter- preté que él sentia que yo era malo y no aceptaria lo que él querfa poner en mi. Lo hice en estos términos «. propésito, porque habfa mostrado en la sesién pre~ via que sentia que mis interpretaciones eran un intento de expulsar sentimientos .que él deseaba depositar en mi, Su respuesta fue que sentia que habia dos nubes de probabilidades en el cuarto. Interpreté que él es- taba tratando‘de deshacerse del sentimiento de que mi maldad era real. Dije que esto significaba que necesi- taba saber si yo era realmente malo, o si yo era alguna cosa mala que habia provenidé de dentro de él. Aun- que en el momento este punto no tenfa una importan- cia decisiva, me parecié que el paciente trataba de Gecidir si estaba alucinado o no. Esta ansiedad, recu- rrente en su andlisis, se asociaba al miedo de que la cnvidia y el odio a la capacidad de comprender, lo ba a introducir un objeto bueno y comprensivo. ‘4 destruizlo y expulsarlo; procedimiento que habia conducido a menudo a la persecucién por parte del objeto destruido y expulsado, Le era importante saber si mi negativa « comprender era una realidad o una alucinacién, pero solamente porque esto determinaba qué experiencias dolorosas vendrian después, VI) La mitad de Ia sesién transcurrié en silencio el paciente entonces anuncié que un pedazo de hier 134 W. R. BION habia cafdo al suelo. Después hizo una serie de movi- mientos convulsivos en silencio, como si sintiera que lo atacaban fisicamente desde adentro. Dije que no podia establecer contacto conmigo debido a su miedo a Jo que ocurria dentro de él. Gonfirmé esto diciendo que sentfa que lo asesinaban. No sabia qué harfa sin el andllisis, ya que éste lo mejoraba. Dije que se sentia tan envidioso de él mismo y de mi, porque podiamos trabajar juntos para mejorarlo, que nos incorporé a os dos como un pedazo de hierro muerto y un suelo muerto que se juntan, no para darle vida, sino para asesinarlo, Se puso muy ansioso y dijo que no podia seguir, Dije que no podia seguir note estaba o muer- to 0 vivo, y tan envidioso que tenia que determinar el buen anélisis, Hubo una disminucién marcada de la ansiedad, pero el resto de la sesién fue ocupada por observaciones aisladas sobre hechos reales que impre- sionaban otra vez como un intento de mantener el contacto con la realidad externa como método de ne- gar sus fantasfas. ASPECTOS COMUNES DE ESTOS EJEMPLOS 94, Los episodios referidos fueron elegidos porque, en cada uno, el tema dominante era.el ataque destruc- | tivo aun vinculo. En el primero, el ataque se expresd en un tartamudeo, destinado a impedir que el paciente utilizara el Ienguaje como vinculo entre él y yo. En el segundo, el dormir era vivenciado por él como igual a una identificacién proyectiva que’se desarrollaba sin que él la pudiese controlar, Dormir significaba para 1 que su mente, fragmentada, fluia como corriente de particulas agresoras. YOLVIENDO A PENSAR 135 Estos ejemplos aclaran el proceso del sofiar esqui- zoirénico. El paciente psicético parece no tener sue- ios, 0 por ‘lo menos no referirlos hasta una etapa bastante avanzada del andlisis, Mi impresién actual, es que este perfodo aparentemente sin suefios es un fenémeno andlogo a la alucinacién visual-invisible. Es decir, que los suefios se componen de material tan in- finitamente fragmentado, que carecen de componente visual. Cuando el paciente experimenta suefios que puede traer, porque han versado sobre objetos visuales, parece sentir que estos objetos tienen una relacién Con los objetos invisibles de la etapa previa, andloga a las de las heces con la orina. Los objetos que apa- recen en las experiencias que Ilamamos sucfios, son vivenciados por el paciente como sélidos y, como tales, se diferencian de aquellos contenidos oniricos consis- tentes en un continuo de fragmentos diminutos e in- visibles. En el momento de Ia sesién el tema principal no cra el ataque al vinculo sino las consecuencias del ata~ que, previamente realizado, que lo habla despojado del estado de Animo necesario para poder establecer una relacién satisfactoria entre él y su cama. Aunque no aparecié en la sesién que relato, la identificacién proyectiva incontrolable (lo que el dormir significaba para él) era vivenciada como un ataque destructivo contra el estado de dnimo de los padres en el coito. Habia por lo tanto una doble ansiedad; por un lado, miedo de ser despojado de su mente; por otro, miedo de no poder controlar sus ataques hostiles (con armas provenientes de Ia mente misma), contra el estado de jnimo que constituye el vinculo entre la pareja paren- tal. El dormir y el no dormir eran inaceptables por igual. Btn sh sca donee: i Aa ly 136. W. R. BION En el tercer ejemplo, donde describo alucinaciones visuales de objetos invisibles, somos testigos de un mo- do de ataque a la pareja sexual. Mi interpretacién, por lo que pude entender, fue vivenciada por él como si fuera su propia sensacién visual de un acto sexual entre los padres; esta impresién visual es diminuta- mente fragmentada y expulsada en partfculas tan pe- quefias que constituyen los componentes invisibles de un continuum. El procedimiento total sirve al prop6- sito de impedir la vivencia de sentimientos de envidia hacia el estado de 4nimo parental por medio de una expresién inmediata de la envidia en un acto destruc tivo. Mas adelante haré otras aportaciones,sobre este odio implicito de la emocién y sobre la nevesidad de evitar su reconocimiento. En el cuarto ejemplo, el relato de la muchacha que comprendia y la bruma, mi comprensién y su agrada- ble estado de énimo, habfan sido vivenciados como un vinculo entre nosotros que podria dar lugar a un acto creativo. El vinculo habia sido visto con odio y con- vertido en sexualidad hostil y destructiva que volviera estéril a la pareja analista-paciente. En el quinto ejemplo, de las dos nubes de_probabi- fades, la capacidad para comprender es el vinculo que se esté atacando, pero lo que interesa es el hecho de que el objeto que efectiia el ataque destructivo €s ajeno al paciente. Ademis, cl destructor esté ata~ in proyectiva que el paciente vi vencia como método de comunicacién. Mientras mi supuesto ataque a su método de comunicacién es sen- tido como posiblemente secundario a sus ataques envi- diosos sobre mi, él no disocia sus sentimientos de culpa y su responsabilidad. Otro punto es la aparicién del juicio, que Freud considera un aspecto esencial del predominio del principio de realidad, entre las partes VOLVIENDO A PENSAR 137 expulsadas de la personalidad del paciente. El hecho de que habia dos nubes de probabilidades quedé sin aclarar en ese momento, péro en sesiones posteriores cobtuve material que me Ilevé a suponer que lo que ca un principio era un intento de separar Jo bueno de lo malo sobrevivié en la existencia de dos objetos, pero que ahora eran parecidos en que cada uno era una mezcla de lo bueno y Io malo. Considerando el mate- rial de las sesiones posteriores, puedo éxtraer ahora conclusiones que no eran visibles en-ese momento, Su capacidad para juzgar que habia sido fragmentada y destruida con el resto de su yo y luego expulsada, era sentida por él como similar a los otros objetos bizarros del tipo de los que he descripto en el trabajo sobre “Diferenciacién de las personalidades psicéticas. y no psicéticas”, Estas particulas expulsadas eran temidas debido al trato que él les habla dado, Sentia que el discernimiento enajenado —las nubes de probabilida- des— indicaban que yo era probablemente malo. Su sospecha de que las nubes eran hostiles y perseguidoras, Jo levaba a dudar del valor de la ayuda que le ofre- clan. Podrian darle un asesoramiento correcto, 0 uno intencionalmente falso, tal como que un hecho era una alucinacién, o viceversa; o darian lugar a lo que del punto de vista psiquidtrico Hamarfamos delirios. Las nubes tenian algunas de las cualidades del pecho primitivo y eran vivenciadas como enigmticas y ame- nazadoras. : En el sexto ejemplo, el relato de que un pedazo de hierro habia caido al suelo, no tuve ocasién de inter- pretar un aspecto del material con el cual el paciente, a esta altura del anélisis estaba familiarizado. (De- beria aclarar. que la experiencia me habia demostrado que en ocasiones, yo daba por sentada la familiariza- cién del paciente con algiin aspecto de la situacién que 138 Ww. R. BION estébamos tratando, y descubria luego que, a pesar del trabajo ya hecho, se la habfa olvidado,) El aspecto conocido que no interpreté pero que tiene importancia en la comprensién del episodio, es que la envidia del paciente hacia la pareja de los padres habia sido evi- tada, sustituyéndolos por Ia pareja yo-él. Esta evita- cién habia fracasado, porque la envidia y el odio esta- ban ahora dirigidos contra mi y contra él mismo. La pareja desarrollando un acto creativo es sentido como compartiendo una experiencia emocional envidiables ,, identificado también con la parte excluida, tiene al mismo tiempo una experiencia emocional dolorosa. En muchas ocasiones el paciente, en parte a trayés de ex- periencias de tipo de la que he descripto en“este epi- sodio, y en parte por razones que consideraré més tarde, sentfa odio de la emocién positiva y, por lo tanto, de la vida misma. Este odio contribuye al ata- que homicida contra Io que vincula a la pareja contra la pareja misma y contra‘el objeto engendrado por la pareja, En el episodio que describo, el paciente esté sufriendo las consecuencias de sus ataques tempranos al estado de 4nimo que forma el vinculo entre la pa- reja creativa y de su identificacién tanto con el estado de animo de odio como con el creativo. En esta y en las precedentes ilustraciones, se obser- van elementos que sugieren la formacién de un objeto perseguidor y hostil, o de una aglomeracién de tales objetos que expresa su hostilidad de una manera muy importante para producir el predominio de mecanis- mos psicéticos en el paciente; las caracteristicas que he conferido a la aglomeracién de objetos perseguido- res tienen la cualidad de un superyé primitive y ho- micida, VOLVIENDO A PENSAR 139 CURIOSIDAD, ARROGANCIA Y ESTUPIDEZ 95. En el trabajo que presenté en el Congreso Inter- nacional de 1957 (4), sugeri que la analogia que es- tablece Freud entre el psicoanilisis y una investigacién arqueolégica, era productiva si se la consideraba como el descubrimiento no de una civilizacién primitiva, si- no de un desastre primitivo. El valor de esta analogia se ve disminuido porque en el andlisis no nos enfren- tamos con una situacién estatica que permita un estu- dio detenido, sino con una catfstrofe que permanece activamente vital y, sin embargo, incapaz de resolverse y llegar al reposo, Esta falta de progreso en cualquier direccién debe ser atribuida en parte a una destruccién de la capacidad para la curiosidad, con la consiguiente capacidad para aprender, pero antes de considerar esto, debo aclarar un punto que apenas se esboza en los ejemplos que he presentado. Los ataques al vinculo se originan en lo que Melanie Klein llama la fase esquizoparanoide. Este periodo es- t4 dominado por relaciones con objetos parciales (8) Si se tiene en cuenta que el paciente establece una relacién de objeto-parcial con él mismo, y también con-objetos que no forman parte de él, se comprenden frases como “pareceria” que son muy utilizadas por los pacientes muy perturbados, en aquellas ocasiones en que un paciente menos perturbado diria “yo pienso” © “yo creo”, Cuando el paciente dice “pareceria”, se refiere muchas veces a un sentimiento —un sentimien- to de “parece”— que forma parte de su mente y sin embargo no es sentido como parte de un objeto total. El concepto de objetos parciales como anélogo a una estructura anatémica, que se ve favorecido porque el 4 4 P| 4 ¢ 4 4 « ¥ ¢ 4 140 W. 8. BION paciente utiliza imagenes concretas como unidades de pensamiento, es engafioso, porque la relacién de obje- to-parcial no se establece con las estructuras anatémi- cas, sino con la funcién, no con Ja anatomia sino con la fisiologia, no con el pecho sino con la alimentacién, cl envenenar, el amar, el odiar. Esto contribuye a la impresién de un desastre din4mico, no estitico, Et problema a solucionar en este nivel temprano y super- ficial, debe ser encarado, en lenguaje adulto, mediante la pregunta: “gqué es algo?”, y no mediante la pre~ gunta: “por qué es algo?”, porque el “gpor qué?” ha sido disociado a través de Ia culpa, Aquellos pro- blemas cuya solucién dependen de un Gonocimiento de ‘causa, no pueden ser planteados y mucho menos, re~ sueltos, Esta produce una situacién en la cual el pa- ciente parece no tener problemas, salvo aquellos plan: teados por Ia existencia de analista y paciente. Su preocupacién versa sobre qué es esta o aquella funcién, que reconoce como tal, aunque no puede aprehender Ia totalidad de la que la funcién forma parte. De aqui se desprende que nunca se plantea porqué el analista o el paciente estén ahi, 0 porqué algo fue dicho, hecho © sentido, y que tampoco puede pensar en que se intente alterar las causas de algunos estados de dnimo. Y como “qué?” nunca puede ser contestado sin “gcémo?” 0 “gpor qué?”, se producen més dificulta- des. Dejaré esta cuestién de lado para considerar al- gunos de los mecanismos utilizados por el lactante para resolver el problema del “qué?” cuando se plantea en una relacién con un objeto parcial que tiene una funcién. VOLVIENDO A PENSAR 141 NEGACION DE GRADOS NORMALES DE IDENTIFICACION PROYECTIVA 96. Utilizo el término “vinculo” porque deseo con- derar la relacién del paciente con una funcién més que con el objeto que desempefia esa funcién; me interesa no sélo el pecho o el pene o el pensamiento verbal, sino su funcién de proporcionar un vinculo entre dos objetos. , En sus “Notas sobre algunos’ metanismos esquizoi- des” (7), Melanie Klein habla de la importancia del uso excesivo de la escisién y de la identificacién pro- yectiva para producir una personalidad muy perturba~ da. También habla de la “introyeccién del objeto bueno, en primer término el pecho de la madre, como prerrequisito para un desarrollo normal”. Voy a su- poner, sin definir los limites de la normalidad, que existe un grado normal de identificacién proyectiva que, junto con la identificacién introyectiva, constituye el fundamento para el desarrollo normal. Esta impresin deriva en parte de un aspecto del anilisis de un paciente, dificil de interpretar, porque no se mostraba en ning momento suficientemente obvio como para motivar una interpretacién que se apoyara en hechos convincentes. El paciente recurria a lo largo de su andlisis, a Ia identificacién proycctiva con una persistencia que sugeria que se trataba de un mecanismo del. cual nunca habia podido valerse sufi- cientemente; el analisis le daba una oportunidad para utilizar un mecanismo del que -habia sido privado. Hubo sesiones que me Ievaron a suponer que el pa- ciente. sentia que habia algén objeto que le negaba el uso de la identificacién proyectiva. En las ilustra- ciones qué ofreci aqui, especialmente en la primera 142, W. R. BION (el tartamudeo) y la cuarta (la muchacha compren- a y la bruma azul), hay elementos que indican que el paciente sentia que partes de su personalidad que querfa depositarme, eran rehusadas por mf, pero hubo asociaciones previas a esto, que me ilevaron a este enfoque. Cuando el paciente trataba de deshacerse del temor a la muerte, sentido como demasiado poderoso para contenerlo en su propia personalidad, disociaba sus te- mores y los depositaba en mi, con la idea de que si podian permanecer alli durante un tiempo, serfan mo- dificados por mi mente y podrian entonces ser rein troyectados sin peligro. En la ocasién a que me refiero, el paciente habia sentido que yo los evacuaba tan ré- pidamente que los sentimientos no se modificdban, y que, al contrario, se volvian ms dolorosos, probable- mente por razones similares a aquellas que formulé en la quinta ilustracién (las nubes de probabilidades) Asociaciones de un-perfodo previo del andlisis, mos- traban una intensidad creciente de las emociones del paciente. Esto se originaba en lo que él sentia como mi negativa a aceptar partes de su personalidad. Co- mo consecuencia, luchaba por metérmelas con violencia y desesperacién crecientes. Su comportamiento aislado del contexto del andlisis podria haber sido tomado co- mo la expresién de una agresién primaria. Cuanto mds violentas sus fantasfas de identificacién proyecti- va, mds miedo me tenia. Hubo también sesiones en que este comportamiento expresaba agresién inmoti- vada, pero menciono estos ejemplos porque muestran al paciente en otro aspecto, es decir, su violencia como reaccién a lo que él sentia como mi defensa hostil. Me sentia testigo, en la situacién analitica, de una escena muy arcaica, Senti que el paciente habia vi- venciado en la infancia una madre que respondia obe- VOLVIENDO A PENSAR 143 dientemente a las manifestaciones emocionales del ni- fio. Esta respuesta obediente, tenfa un elemento de impaciencia, de “no sé lo que tiene esta criatura”. Mi deduccién es que para comprender lo que necesitaba cl nifio, la madre tendria que haber actuado ante los antos mas que con. un simple acto de presencia. Des- de el punto de vista del nifio, ella tendria que haber incorporado y experimentado el temor de que él se estaba muriendo. Este temor era el que-el nifio no podia contener dentro de si.. Trataba de disociarlo juntamente con Ia -parte de la personalidad que lo contenfa y proyectarlo dentro de la madre. Una madre comprensiva puede vivenciar este miedo, que el nifio esté tratando de resolver por medio de la identifica- cién proyectiva, y mantener su equilibrio. El paciente tuvo una madre que no podia tolerar-la vivencia de tales sentimientos, y reaccionaba negéndoles la entrada o, alternativamente, siendo presa de la ansiedad resul- tante de la introyeccién de los sentimientos del nifio. Esta filtima reaccién, me parece, era menos frecuente: dominaba la negacién. _ ; Para algunos, esta réconstruccién seré demasiado fantasiosa; a mi no me parece forzada, y responde a aquellos que pueden objetar que se da demasiado én- fasis a la transferencia, sin aclarar debidamente los recuerdos tempranos. i En el anilisis se puede ver una situacién compleja. El paciente siente que se le permite aprovechar una oportunidad de la que antes habia sido privado. Lo doloroso de su privacién se hace asf mas intenso, y tambign el resentimiento por haber sido privado, Co- existen la gratitud hacia el analista por la oportunidad provista y la hostilidad contra él como persona que no va a comprender, y que le niega al paciente el, uso del tinico modo de comunicacién de que se dispone 144 W. R. BION para hacerse comprender. De esta manera, el vinculo entre paciente y analista, 0 nifio y pecho, es el meca- ismo de la identificacién proyectiva. Los ataques destructivos contra este vinculo se originan en una, fuente externa al paciente o al nifio; es decir, el ana- lista 0 el pecho. El resultado es una identificacién proyectiva excesiva por parte del paciente y un dete- rioro de su proceso de desarrollo. No propongo esta experiencia como Ja causa de la perturbacién del paciente; esa tiene su fuente principal en la tendencia innata del nifio, como describi en mi trabajo sobre “Diferenciacién de las personalidades psicéticas y no psicéticas” (3). Lo considero un as- pecto principal del factor ambiental en Ja génesis de la personalidad psicética. C Antes de discutir este factor, ambiental en el desa- rrollo del paciénte, debo referirme a las caracteristicas, innatas y al rol que desempefian en la produccién de ataques por parte del nifio contra todo lo que lo vincu- la al pecho, es decir, a la agresién primaria y a la envidia. La gravedad de estos ataques se ve aumen- tada sila madre manifiesta cl tipo de incomprensién que he descripto, y se ve disminuida, pero no abolida, sila madre puede introyectar los sentimientos del lac- tante y permanecer equilibrada (9), la gravedad per- manece porque un nifio psicético esté agobiado por cl odio y Ia envidia de la capacidad de la madre para mantener un estado de dnimo apacible, aun experi- mentando los sentimientos del nifio. Esto fue demos- trado claramente por un paciente que insistia en que yo tenia que convivir la experiencia con él, pero expe- rimentaba odio cuando sentia que yo era capaz de hacerlo sin claudicar, Aqui tenemos otro aspecto del ataque destructivo al vinculo; siendo éste la capaci- dad del analista para introyectar las identificaciones VOLVIENDO A PENSAR 145 proyectivas del paciente. Ataques al vinculo, por lo tanto, son sinénimos'de ataques al estado receptivo de la mente del-analista, originariamente de la madre. La capacidad de introyectar es transformada por la envidia y el odio del paciente en avidez que devora la mente del paciente; de la misma manera, un estado apacible se transforma en indiferencia hostil. En este momento surgen problemas analiticos a través del acting out del paciente (para destruir el estado apa- cible tan envidiado); actos delictivos y amenazas de suicidio. CONSECUENCIAS 97. Pasando evista a-los aspectos principales des- tacados hasta ahora, vemos que el origen de la pertur- bacién es doble. Por una parte, la tendencia innata del’ paciente a la destructividad excesiva, al odio y a la envidia; por Ia otra, el ambiente que, en su peor expresidn, le niega el uso de mecanismos de escision y de identificacién pioyectiva. En algunas instancias, los ataques destructivos al vinculo entre paciente y am- biente o entre distintos aspectos de la personalidad del paciente, tienen su origen-en él mismo; otras en la madre, aunque en este ultimo caso, y en los pacientes psicéticos, no puede ser nunca solamente en la madre. Estas perturbaciones comienzan con la vida misma El problema que enfrenta el paciente es: cuales son los objetos que él reconoce? Estos objetos, internos o externos, son de hecho objetos parciales-y, predomi- nante aunque no exclusivamente, lo que ilamariamos funciones, no estructuras morfoldgicas. Esto se ve en- mascarado porque el pensamiento del paciente, es con- ducido a través de objetos concretos y, por lo tanto, 146 W. R. BION tiende a producir en la mente sofisticada del analista Ja impresién de que la preocupacién del paciente versa sobre Ia naturaléza del objeto concreto. El paciente explora, por medio de la identificacién proyectiva, la naturaleza de las funciones que despiertan su curiosi- dad. Sus propios sentimientos, demasiado poderosos para ser contenidos dentro de su personalidad, se en- cuentran entre estas funciones. La identificacién pro- yectiva lo habilita para investigar sus propios senti- mientos en una personalidad lo suficientemente fuerte como para contenerlos. La negacién del uso de este tipo de mecanismo, sea por la negativa de la madre para servir como depositario de los sentimientos del nifio o por Ja envidia y el odio del paciente que no puede permitir que su madre ejerza esta funcién, leva a la destruccién del vinculo entre nifio y pecho y, por lo tanto, a una perturbacién severa del impulso de curiosidad, del que depende toda la ‘capacidad para aprender. Se prepara el camino para una detencién grave del desarrollo. Ademis, debido a la negacién del principal método de que dispone el lactante para tra~ tar con sus emociones demasiado intensas, la conduc- cién de su vida emocional, problema grave de todas maneras, se hace intolerable. Los sentimientos de odio se dirigen contra todas las emociones incluso contra el odio mismo y contra la realidad externa que la estimu- la, Del odio a las emociones a odiar Ia vida misma hay s6lo un paso. Como dije en mi trabajo “Diferenciacién de las personalidades psicésticas y no psicéticas” (3), este odio conduce a recurrir a la identificacién pro yeetiva de todo el aparato perceptive, incluyendo el pensamiento embrionario que forma un vinculo entre las impresiones sensoriales y conciencia. La tendencia , a la excesiva identificacién proyectiva es reforzada ' cuando predominan los instintos de muerte. VOLVIENDO A PENSAR 147 SUPERYO 98. El desarrollo temprano del superyé es efectuado por este tipo de funcionamiento, de la siguiente ma- nera: como he dicho ya, el vinculo entre lactante y pecho depende de la identificacién proyectiva y de Ia capacidad para introyectar las identificaciones pro- yectivas. Un fracaso en esta introyeccién hace que los objetos externos aparezcan como intrinsecamente hos- tiles a la curiosidad y al método de la identificacién proyectiva, por el cual el lactante trata de satisfacerla. Si el pecho es vivenciado como fundamentalmente comprensivo, se transforma, mediante el odio y la en- vidia del nifio, en un objeto cuya voracidad tiene por meta introyectar las identificaciones proyectivas del nifio para’destruirlas. Esto se puede ver en la creencia del paciente de que el analista, trata al comprender al paciente, de enloquecerlo. El resultado es un objeto que, una vez instalado en el paciente, ejerce la funcién de un superyé severo y destructor del yo. Esta des- cripcién no es correcta aplicada a cualquier objeto en la posicién esquizoparanoide porque supone un objeto total, La amenaza que encierra este objeto total con- tribuye a la incapacidad, bien descripta por Melanie Klein y otros (11), que tiene el paciente psicético para enfrentar la. posicién depresiva y los desarrollos que dependen de ella. En la posicién esquizoparanoi- de, los objetos bizarros compuestos parcialmente de elementos de'un superyé perseguidor, son predominan- tes, tal como Jo describi.en mi trabajo “Diferenciacién de las personalidades psicéticas y no -psicéticas”. 148 W. R. BION DETENCION DEL DESARROLLO La perturbacién del impulso de curiosidad, del que depende todo aprendizaje, y la negacién del mecanis- mo por el cual trata de manifestarse, hacen imposible el desarrollo normal. Otros hechos interfieren si el curso del andllisis es favorable; problemas que en len- guaje sofisticado, se formulan con la palabra “jpor qué?”, no se pueden plantear, El paciente parece no poder aprehender las causas y se queja de estados de 4nimo dolorosos, mientras persiste en las actitudes que los engendran. Por esta raz6n, cuando se presenta ma- terial apropiado, se debe mostrar al paciente que no tiene interés en saber porqué él siente asi. La eluci- dacién del aleance limitado de su curiosidad, levaré al ensanchamiento del campo y a una preocup: incipiente por las causas. Esto conduce a modifica ciones de su conducta, que de otra manera sélo pro- longa su sufrimiento. CONCLUSIONES 99. Las principales conclusiones de este trabajo es- tan relacionadas con aquel estado de 4nimo en el que la mente del paciente contiene un objeto interno que se opone a todo vinculo y lo destruye, desde el més primitivo (que, como he sugerido, es un grado normal de identificacién proyectiva) hasta las formas més so- fisticadas de comunicacién verbal y artistica. : En este estado de dnimo la emocién es odiada; es sentida como demasiado intensa para ser contenida en la mente inmadura, es sentida como vinculo entre objetos, y le confiere realidad a ebjetos que no son cl self, y por lo tanto hostiles al narcisismo primario. VOLVIENDO A PENSAR 149 El objeto interno que, en su origen, fue un pecho externo que rehus6 introyectar, cobijar, y asi modifi- car la fuerza perniciosa de la emocién, es sentido, pa radéjicamente, como intensificando, en relacién con fuerza del yo, las emociones contra las cuales inicia los ataques. Estos ataques sobre la funcién vinculadora de la emocién Ievan a un predominio en la parte psicbtica de Ja personalidad, de vinculos que parecen légicos, casi mateméticds, pero nunca emocionalmente razonables, Como consecuencia, los vinculos que per- duran son perversos, crueles y estériles. El objeto externo internalizado, su naturaleza, los efectos que produce en los métodos de comunicacién dentro de la mente y con el ambiente, seran elaborados posteriormente. BIBLIOGRAFIA 1) Bion, W. R. (1954). “Notes on the Theory of Schizo- phrenia”, Int, J. Psycho-Anal., 35, parte 1, Cap. II de este libro “Notas sobre Ia teoria de la esquizofrenia”. 2) — (1956). “Development of Schizophrenic ‘Thought”. Int. J. Psycho-Anal., 37. Cap. TII de este libro “Desarro- lo del pensamiento esquizofrénico”. 3) — (1957). “The differentiation of the Psychotic from the Non-Psychotic Part of the Personality”. Int. J. Psycho-Anal., 38, partes III-IV. Cap. V de este libro “Diferenciacién de las personalidades psicéticas y no psi- cbticas”. 4) — (1957). “On_the Arrogance”. Int, Psycho-Anal., Congreso, 1957. Cap, VII de este libro “Sobre la arro- gancia”. 5) Klein, M. (1928). “Estadios tempranos del complejo edipico”, en Contribuciones al psicoandlisis, Buenos Aires, Hormé, 1964. 150. Ww. R. BION 6) — (1934). “Una contribucién a la psicogénesis de los estados maniacodepresivos”, en Contribuciones al psico- andlizis, Buenos Aires, Hormé, 1964. 7) — (1946). “Notas sobre algunos mecanismos esquizoi- des”, en Desarrollos en psicoandlisis, Buenos Aires, Hor- mé, ‘1967. 8) — (1948). “Sobre a teorfa de la ansiedad y de Ia cul- pa”, en Desarrollos en psicoandlisis, Buenos Aires, Hor- mé, 1967. 9) — (1957). Envidia y gratitud, cap, I. Buenos Aires, Hormé, 1969. 10) Rosenfeld, H. (1952). “Observaciones sobre psicoanéli- sis del conflicto del superyé en un paciente esquizofré- nico”, en Nuevas direcciones en psicoandlisis. Buenos Aires, Paidés, 1965. : 11) Segal, H. (1950), “Some Aspects of the Analysis of a Schizophrenia”, Int. J. Psycho-Anal., 31, parte IV, 12) — (1956). “Depression in the Schozophrenic”. Int. J. Piycho-Anal., 37, partes IV-V. 13) — (1957). “Notes on Symbol Formation”. Int. J. Psy- cho-Anal., 38, parte VI. 9 UNA TEORIA DEL PENSAMIENTO * 100. En. este trabajo me preocupo fundamental- mente en presentar un sistema teérico. Su semejanza con una teorfa filoséfica estriba en el hecho ‘que los filésofos se han ocupado del mismo tema; se diferen- cia de una teorfa filoséfica en que ést4 destinado, co- mo todas las teorfas psicoanaliticas, a ser utilizado. Esta teorfa esté concebida con la intencién de que los psicoanalistas puedan reajustar las hipétesis que la componen, en términos de datos empiricos verificables, En este respecto, mantiene con proposiciones filos6ficas la misma relacién que existe entre proposiciones de matemitica aplicada y la matemética pura. Las hipétesis derivadas que estén déstinadas a la comprobacién empirica, y en grado menor, el sistema teérico mismo, guardan la misma relacién con los he- chos observados en un psicoandlisis, como proposicio- nes de la matemitica aplicada, por ejemplo respecto aun circulo matematico, guardan con una proposicién referente a un cfrculo trazado en un papel. Este sistema teérico esté destinado a ser aplicable en un niimero significativo de casos; los psicoanalistas 1 Aparecido en’ el Int. Journal of Psychoanalysis, vol. 43, 1962. 152 Ww. R. BION deberan por lo tanto experienciar hechos que se apro- imen a la teoria. No asigno importancia diagnéstica a la teoria, aun- que pienso, que puede ser aplicable cuando se cree que exisie un trastorno del pensamiento. Su impor- tancia diagnéstica dependerd del patrén formado por la constante conjuncién de una serie de teorias, de Ja cual esta teoria seria una. Puede ayudar a explicar la teoria si comento el trasfondo de experiencias emocionales de las cuales ha sido extrafda. Haré esto en términos generales sin pretender rigorismo cientifico. 101 le conveniente considerar el pensar como de- pendiendo del resultado exitoso de dos desarrollos mentales fundamentales El primero es el desarrollo de pensamientos, Estos requieren un aparato para manejarlos. El segundo desarrollo, por lo tanto, es el de este aparato que provisoriamente denominaré el pensar (thinking). Repito —el pensar es llamado a existir para manejar pensamiéntos. Te Se advertira que esto difiere de cualquier teorfa que considere el pensamiento como un producto del pen- sar, ya que considera que el pensar es un desarrollo impuesto en la psiquis por la presién de pensamientos, y no al revés. Los procesos psicopatolégicos pueden estar asocia- dos con una o con ambas fases, esto es, pueden estar relacionados con una falla en el desarrollo de pensa- mientos, 0 con una falla en el desarrollo del aparato para “pensar”, o sea, tratar con pensamientos, 0 con ambos a la vez. Los “pensamientos” pueden ser clasificados, de acuerdo con la naturaleza de Ia historia de su desarro- ‘Ilb, como preconcepeiones, concepciones o pensamien- ‘os, y finalmente, conceptos; los conceptos tienen nom- VOLVIENDO A PENSAR 153 ‘bre y por lo tanto son-concepciones-fijas 0 pensamien- “tos. La concepeién es iniciada por la conjuncién de una preconcepcién con una realizacién *. La preconcepcién puede ser considerada como algo similar en psicoandlisis, al concepto kantiano de ‘“pen- samientos vacios”. Un modo psicoanalitico de esto podria ser Ia teoria de que el bebé tiene una disposicién | innata que corresponde a la expectacién de un pecho. < Cuando la preconcepcién es puesta en contacto con \ una realizacién que se aproxima a ella, cl resultado | mental es una concepcién. Dicho de otro modo, la preconcepeién (la expectativa innata de un pecho, el conocimiento_a priori de_un.pecho, el “pensamiento vacio”), en el momento en que el nifio es puesto en contacto con el pecho mismo, entra en conjuncién con el darse cuenta de Ia realizacién-del_hecho y es sin- ‘“rénica con el desarrollo de una concepcidn, Este modelo serviré para la teoria de que cada vez que una preconcepeiép se une a su realizacién se produce una concepcién. {Las concepciones por consiguiente siem- pre estarén unidas a una experiencia emocional de satisfaccién] ! Limitaré’el término “pensamiento” a la conjuncién de_una preconcepcién con una fmustacién. ET modelo que propongo es el de un bebé cuya expectacién de un pecho entra en conjuncién con Ia realizacién de la no existencia de un pecho para su satisfaccién. Esta * En el Diccionario Appleton’s Revised-Cuyas encontra- mos los siguientes significados del término realization, em- pleado en el texto inglés: realizacién, verificacién, concep: idm, comprensiin, Hemoe elegido realizacién en la presente ffaduccién por éreer que en su acepcién espaficla de: “accién ¥ efecto de realizarse” y “realizarse: verificar, hacer realy “electiva una cosa” (Espasa-Calpe Abreviado) y “darse cuen- iw "comprender”, efectuar”, “llevar a cabo”, expresa la intencién de Bion. (N. del T.) 1 4 W. R. BION conjuncién es experimentada como un no-pecho o un pecho “ausente” adentro. El préximo“paso depende fe Ta capacidad del nifio para tolerar frustraciones: en particular depende de si la decisién es cludir Ia frus- tracién o modificarla, Si Ja capacidad para tolerar la frustracién es sufi- ciente el “no-pecho” adentro deviene un pensamiento, y se desarrolla un aparato para “pensar”. Esto inicia “el estado descripto por Freud en Los dos principios del suceder psiquico, en el que el predominio del prin- cipio de realidad es sincrénico con el desarrollo de una capacidad para pensar, y de este modo para cerrar la brecha de Ja frustracién que se produce entre el momento en que se siente un deseo y el momento en que la accién apropiada para satisfacer el deseo cul- mina en su satisfaccién. La capacidad para tolerar frustracién permite a Ja psiquis desarrollar pensamien- tos como un medio por el cual Ia frustracién .que es tolerada se hace mds tolerable. Sila capacidad para iolerar Ta frustracién es inadecuada, el “no-pecho” malo interno, que una personalidad capaz de madurez reconoce finalmente como un pensamiento, confronta_ a la psiqui necesidad de decidir entre evadir la rustracién o modificarla. La incapacidad de tolerar la frustracién inclina la balanza en la direccién de eludir la frustracién. El resultado es una significativa desviacién de los hechos que Freud describe como caracteristico del pensamien- to en la fase de predominio del principio de realidad. Lo que deberia ser un pensamiento, un producto de la yuxtaposicién de una preconcepcién con una Teali- zacién negativa, se transforma en un objeto malo, in- distinguible de una cosa-en-si-misma, adecuada ‘solo para ser evacuada, Por consiguiente, el desarrollo de un aparato para pensar se ve perturbado, y en cambio VOLVIENDO A’ PENSAR 155 se produce un desairollo hipertréfico del aparato para la identificacién proyectiva. El modelo que propongo para este desarrollo es una psiquis que opera ,basada en el principio que la evacuacién de un pecho malo es sinénimo de Ta obtencién de suministios dein pe- cha bueno. E] resultado final es que todos los pensamientos son tratados como si fueran indistinguibles de los objetos malog internos; se_siente_que la méquina apropiada es, no un aparato para pensar los pensamientos, sino un aparato para librar_a la psiquis de Ja acumulacién de objetos malos internos. El punto crucial est on la decisign entre modificar o eludir la frustracién. 102. Elementos matemiticos, tales como rectas, pun- tos, circulos y algo que corresponde a lo que mAs tarde) es conocido como mimeros, derivan de oie de dualidades como en pecho y nifio, dos ojos, dos pies, etcétera. Si la intolerancia de la frustracién no es demasiado intensa, la modificacién se convierte en el fin domi- nante. El desarrollo de elementos.matemiticos, u ob- jetos matematicos como los denomina Aristételes, es andlogo al desarrollo de concepciones. Si la intolerancia a la frustracién predomina, se to- man’ medidas para evadir Ja percepcién.de la realiza- cién_por medio de ataques destructivos. En la medida que la preconcepcién y la realizacin entran en con- juncién se forman concepciones mateméticas, pero éstas son tratadas como si fueran indistinguibles de las cosas-en-si y son evacuadas a alta velocidad como pro- yectiles para aniquilar el espacio. En la medida en que el espacio y el tiempo son pereibidos como idénticos a un objeto malo que es destruido, es decir, como un no-pecho, la realizacién que debiera entrar en conjun- cién con la preconcepcién no estd disponible para W. R. BION completar las condiciones necesarias para la formacién de una concepeién. El predominio de la identificacién proyectiva confunde la distincién entre el self y el objeto externo. Esto contribuye a la ausencia de cual- quier percepcién de dualidad, desde que esta perce] cién depende del reconocimiento de una diferencia entre sujeto y objeto. Me di cuenta gréficamente de Ia relacién con ef tiempo, gracias a un paciente que decia una y otra vez que estaba perdiendo el tiempo —y continuaba perdiéndolo. Las consecuencias de esto se pueden ver ilustradas en Alicia en el pals de las maravillas, en el episodié del “Té del sombrerero loco”, donde siem- pre son las cuatro de la tarde, ~ La incapacidad para tolerar frustracién puede obs truir el desarrollo de pensamientos y de una capacidad de pensar, aunque una capacidad de pensar disminui ria la sensacién de frustracién inherente a la aprecia cién de la distancia entre un deseo y su satisfaccién. Las concepciones, esto es, el resultado entre una pre- concepcién y su-realizacién, repite de un modo més complejo la historia de Ia preconcepcién. Una concep- cién no necesariamente encuentra una realizacién que aproxime lo suficiente como para satisfacer. Si Ia frus- tracién puede ser tolerada Ia conjuncién de concepcién y tealizacién, ya sean positivas o negativas, inicia los procedimientos necesarios para aprender de la expe- riencia, Si la intolerancia de Ja frustracién no es tan grande como para poner en actividad los mecanismos de eva- si6n, pero es lo suficientemente intensa como para pre~ dominar sobre el principio de realidad, la personalidad desarrolla omnipotencia como sustituto de la conjun- cidn de la preconcepcién, 0 de Ta concepcién, con la realizacién_negativa de un hecho, Esto implica que VOLVIENDO A PENSAR 157 se asume la omnisciencia_como_sustituto_del_aprendi- zaje a través de la experiencia con la ayuda de pensa- imientos y del pensar. No existe por lo tanto una acti- vidad psiquica qu: tre To verdadero y lo falso. La omnisciencia'substituye la discriminacién en“ tre lo verdadero y lo falso, por la afirmacién dictato- 1 de que una cosa es moralmente correcta y otra cquivocada. La suposicién de omnisciencia que niega realidad asegura que la moral asi engendrada sea una - funcién de la psicosis. La discriminacién entre lo ver- dadero y lo falso es una funcién de la parte no oes | tica de Ia personalidad y de sus factores. Existe asi en’ potencia un conflicto entre la afirmacién de la verdad y la afirmacién de un ascendiente moral. El extremis- mo de una contagia a la otra. 10. Algunas preconcepciones se relacionan con ex- pectativas del se/f. El aparato preconceptual est ade- cuado para realizaciones que caen dentro de la redu- cida variedad de circunstancias adecuadas a la super- vivencia del: nifio. Una_circunstancia_que_afecta la supervivencia es la personalidad del nifio mismo. Por lo comin, la personalidad del nifio, asi como otros elementos ambientales, esta manejada por la ma- dre. Si la madre y el nifio estén adaptados el uno al otro, la identificacién proyectiva desempefiaré un papel principal en este manejo, a través del funcionamiento de un sentido de realidad rudimentario y frdgil, la identificacién proyectiva, habitualmente una fantasia omnipotente, opera en este caso realisticamente. Est: pienso, es su condicién’ normal. Cuando M. Klein habla de un “exceso” de identificacién proyectiva, creo que el término “exceso” debe comprenderse no sélo como si se aplicara exclusivamente a Ja frecuencia con que se utiliza el mecanismo de identificacién proyec- tiva, sino a una excesiva creencia en la omnipotencia.

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