• Sentimiento de tristeza, desesperanza y desamparo. • Llantos abundantes. • Falta de energía y motivación. • Falta de apetito o exceso de apetito. • Falta de sueño o exceso de sueño. • Problemas de concentración, de memoria y para tomar decisiones. • Sentimientos de inutilidad y culpa. • Pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras. • Aislamiento de los amigos y la familia. • Dolores de cabeza, dolores en el pecho, palpitaciones (los latidos del corazón se aceleran y parece que golpearan la caja torácica), o hiperventilación (respiración rápida y poco profunda). • Después del embarazo, los signos de depresión pueden incluir miedo a lastimar al bebé, miedo a lastimarse ella misma, o desinterés por el bebé.
Estos, son los síntomas a los que se debe prestar atención en
una madre reciente.
La mujer espada, es la última
puesta en escena escrita y dirigida por Mariana de Althaus, es una obra en la que explora como en anteriores creaciones aquellos dilemas de la vida que acechan a la especie humana. En esta creación centra su mirada en la mujer como ser creador, como ser individual y solo a su vez.
Esta es la historia de Ana (Érika Villalobos), quien queda
embarazada en medio de una situación poco motivadora: Su esposo, Miguel, ha desaparecido. Esto ocasiona que Ana se vea con la necesidad de pasar sus meses de gestación bajo el techo de su excéntrica suegra Luisa (Ana Cecilia Natteri), y los cuidados recurrentes de Antonio (Bruno Ascenso), el mejor amigo de su ausente esposo. Ana, por cierto, es una mujer de un carácter muy especial y un tacto bastante áspero. Es en esta atmósfera disfuncional en la que los más oscuros sentimientos pueden nacer. Vaya paradoja que nos plantea de Althaus, el hecho que una acción creadora y vitalista, pueda llegar a convertirse en desasosiego y dolor.
Esta es definitivamente una obra no
esperada, por su clara posición critica y hasta negativa que se le da a este fenómeno reproductivo. Al parecer la autora toma como inspiración su propia experiencia materna para llevar a cabo esta creación. Aspecto resaltante, pues muestra lo recurrente que es enfrentarse a situaciones como ésta en una sociedad que evita tocar ciertos temas que son incómodos, o mejor dicho que incomodan, a determinados grupos sociales. La obra se monta la sala del C.c. El Olivar en San Isidro, hasta el 19 de diciembre.
En cuanto a la dirección, es claro que
es producto de un proceso completo basado en la propia dramaturgia, hecho que marca claramente la linea creadora que esta desarrollando Mariana de Althaus. Mostrar la vulnerabilidad del ser, mediante situaciones extremas o contradictorias. La capacidad y responsabilidad de tomar decisiones. Con un elenco preciso, que logra transmitir claramente el punto de vista de la obra, sin embargo me parece que los estilos de actuación que emplean los actores no encajan unos con otros. Una de las razones puede ser el contraste producido frente al desenvolvimiento directo y experimentado de Ana Cecilia Natteri, no sólo por su trayectoria actoral, sino también como mujer y como madre, lo cual no le quita mérito a Érika Villalobos, quien retrata un personaje que no escapa mucho de su situación actual, como joven madre.
De la misma manera el no poco
experimentado Bruno Ascenso, quien tiene un acercamiento bastante peculiar, con un estilo fresco que presta un espíritu lúdico y entretenido a la obra.
En cuanto a los aspectos técnicos y de escenografía se
presenta de manera realista. La utilización del espacio es otro punto resaltante en la obra, el uso de patas laterales, como paredes de la casa desde donde se reproducen textos en off, y que a su vez amplían el espacio de ficción que se plantea.
Los cambios de escena son
claramente marcados, y los acompañamientos musicales como medio de expresión simbólica, como resumen de lo anterior. Puedo afirmar que ningún elemento de utilería resulta en vano , sino por el contrario que cada elemento que ingresa o es cambiado en escena, es justificado de manera impecable. Así mismo contiene una serie de efectos sonoros y musicales que pertenecen a la diégesis de la obra; como la rádio, elemento que se utiliza para marcar el inicio y final de la puesta en escena; el sonido del teléfono, con el cual acompañamos a la protagonista a resolver sus propias guerras; el sonido de la televisión; y los llantos y risotadas del bebé. Incluso encontramos musicalización instrumental realizada con un xilófono. Una escena consta también de una canción interpretada por Érika Villalobos, << La mar estaba serena, serena estaba la mar...>> melodía que revolvió en mí, recuerdos de la niñez y de mujeres quienes con simples tonadas acompañaron primarios años de mi vida. Realmente me conmovió.
Los atuendos que emplean los personajes son totalmente
coherentes con la naturaleza que proponen, una señora madre bastante preocupada y hogareña que se desempeña como corredora de inmuebles o eso se insinúa, elegante y pulcra, hasta en los momentos de mayor cotidianidad. Una mujer, joven, de mentalidad abierta y con un un estilo “underground” ochentero, rebelde y suspicaz. Finalmente un joven hombre idealista, “hippie”, o tradicionalista como se hace llamar, quien va más por la linea retro. “Se estima que en el Perú se producen cada año 352 mil abortos inducidos, según un estudio realizado en el 2001. Se calcula, además, que se registra un aborto por cada nacido vivo, que la probabilidad de las mujeres peruanas de 15 a 49 años de provocarse un aborto es de 5.2% y que solo el 14% de las mujeres que tienen un aborto se hospitaliza. El aborto ocupa el cuarto lugar como causa de muerte materna (7%), según el Ministerio de Salud; sin embargo, numerosos estudios sostienen que dentro de las muertes por hemorragias (60%) e infecciones (13%) se encuentran subregistradas muchas muertes por aborto. En consecuencia, si existiera un buen registro de las muertes maternas, el aborto ocuparía posiblemente el primer lugar. Todo esto hace que el aborto constituya en el Perú un grave problema de justicia social y de salud pública que el Estado debe enfrentar con la eliminación de la normatividad punitiva, con políticas adecuadas y los recursos correspondientes. El aborto es un tema complejo y despierta sentimientos encontrados, pero que deben ser dejados de lado para tener como primera prioridad la vida de las mujeres.”
(Fuente: ONG FLORA TRISTAN)
Por razones como éstas, La mujer espada es una obra
necesaria, que involucra más que una expresión artística y un medio de entretenimiento, un llamado a la reflexión, poner la mirada ante algo que no se quiere ni ojear.