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Todas las terapias son, de alguna manera, directivas. El terapeuta –de cualquier arraigo
metodológico– está precisamente destinado a “utilizar” el “propio propósito” frente a
las familias o el paciente disfuncional, que necesitan de alguien (el terapeuta), para que
lo ayude a conducir sus recursos (aunque no conocen que lo tienen) hacia formas más
manejables de resolver situaciones relacionales de su vida diaria. Los terapeutas
sistémicos están de la mano con el concepto de cambio, cambio desde la cibernética de
segundo orden.
Si bien las personas hacen lo mejor que pueden con su vida, así hagan lo que hagan más
allá del orden ético, si es bueno o malo, el terapeuta sistémico debe encauzar o construir
un puente que será cruzado por la familia hacia un orden más saludable de sus vidas.
En parte, como dicen los narrativistas, las familias son la expresión de los problemas
que las saturan. Los italianos del pasado Grupo de Milán hablaban de terapias breves
prolongadas; es decir, una pequeña cantidad de sesiones diseminadas en un periodo de
uno a dos años. En años más recientes, los del grupo de Milán han trabajado con
intervalos más variables. El impulso para el cambio se genera durante una sesión de
terapia sistémica, pero se estima que “el cambio real” se produce en los intervalos; se da
tiempo al sistema para que cambie.
Tanto la cibernética como los principios de la teoría general de sistemas han puesto de
manifiesto que los procesos de autoorganización de los sistemas pueden cambiar de
manera continua o discontinua. En los procedimientos con orientación sistémica se trata
de realizar, con pocas intervenciones, un cambio discontinuo o de segundo orden en las
estructuras sistémicas de toda la familia y de cada uno de sus miembros.
Surge para cubrir la necesidad de técnicas más útiles debido a la gran demanda
producida después de la 2ª Guerra Mundial. En EEUU el regreso de personal militar
produjo un fuerte aumento de la demanda de servicios de salud mental que no podían
ser atendidos por un sistema dominado por la tendencia de tratamientos de larga
duración.
La ley del mercado hace que los profesionales de la psicología se adapten a esa
necesidad de tratamientos breves, ya que la competitividad va hacer que permanezca el
más eficaz.
Así se abrió un nuevo horizonte en el que no había que buscar causas profundas a los
problemas, ni había que llegar al insight para resolverlo, en el que el cliente era
cooperador en su recuperación y no alguien resistente al cambio, y en el que los
cambios reales podían ser reales y duraderos con intervenciones de menos de 10
sesiones.
problemas humanos. Impregnados por las ideas nuevas de las teorías de la información
y comunicación, conformaron un modelo de estudio de las relaciones humanas, o mejor
dicho de las interacciones. Al lado de Paul Watzlawick, desarrollaron la pragmática de
la comunicación humana, teniendo como base fundacional la cibernética de Norbert
Wiener (1954) y la teoría general de sistemas de Von Bertalanffy (1968). Esto generó
una verdadera revolución epistemológica, tal es así que ha servido de base conceptual a
todos los modelos y corrientes sistémicas e incluso constructivistas.
La figura pionera que influyó en TFBCS fue M. Erickson, innovador personaje que
consideraba a Freud un genio para desvelar las complejidades de la mente humana y
la psicopatología, pero inútil a la hora de ayudar a las personas a cambiar. Erickson
consideraba que los clientes tenían en ellos mismos o dentro de sus sistemas sociales los
recursos necesarios para realizar los cambios que necesitaban hacer. Se basaba en el
presupuesto de que existía una fuerte tendencia normal a que la personalidad se adapta
si se le da una oportunidad (Rossi, 1980 vol. 4, pag 505). Todo esto contradecía a la
visión tradicional psicoanalítica en la que pensaba que era dentro (en el inconsciente)
de la persona donde está el trauma y donde había que buscar la causa del problema.
Se podrá notar la actitud tan diferente que se crea en un paciente si se le habla desde una
perspectiva centrada en sus posibles recursos y de soluciones, o si se habla de que
dentro de su inconsciente se encuentra el problema profundo.
La terapia breve se centra en los recursos de las personas más que en los déficit, en sus
fuerzas más que en sus debilidades, en sus posibilidades más que en sus limitaciones.
Por eso, es muy importante para la TBCS el uso que el profesional hace del lenguaje.
“Si quieres abrir la puerta es más importante encontrar la llave que abre la puerta que
la naturaleza de la cerradura”.
Para hacernos una mejor idea de los que es TBCS parafrasearé a Rouse (1985, pág. 12):
Con frecuencia se desprecian estas imágenes como utópicas y no prácticas, desde una
mentalidad que es una de las lacras de nuestra sociedad. Esta es una mentalidad que
parte de la premisa de que no pueden ocurrir, ni ocurrirán, cambios significativos. Es
una mentalidad que inhibe el avance hacia metas válidas e importantes al descartarlas
por anticipado como inalcanzables. Es una mentalidad que, con demasiada frecuencia,
nos mantiene encadenados al presente, como si el presente fuera casi lo mejor que
podemos esperar.
Fue un humanista, Maslow quien dijo que hasta la década de los 60 la psicología había
avanzado en la dirección equivocada ya que las investigaciones se habían centrado en
entender la naturaleza patológica de los seres humanos y sin embargo, lo que deberían
haber hecho fue estudiar a los individuos mejores y más sanos de la especie humana
para averiguar lo queremos sobre las personas.
Los que practicamos TFBCS nos gusta adoptar la actitud de aprender constantemente
cosas nuevas. Nuestros clientes son una fuente continua de enseñanza sobre cómo
trabajar con ellos y cómo ayudarles a resolver sus problemas. Esto lo refleja muy bien
una sentencia Zen: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades, en la mente
del experto hay pocas” (Suzuki, 1970).
El construccionismo viene a decirnos que somos nosotros los que con nuestras
percepciones, creencias, comportamientos creamos nuestra realidad que después
vivimos.
“No son las cosas en sí las que deben preocuparnos, sino las opiniones que de ellas nos
formamos”.
estratégico.
3. Los principios de la teoría de los sistemas (von Bertalanffy): Mediante esta teoría
vemos a las familias como sistemas que están formados por personas en constante
interacción. En el que un cambio en una de las partes produce un reajuste del resto de
los componentes. Dentro del sistema el cambio es contagioso. Tengo que aclarar algo:
aunque esté hablando de una terapia familiar sistémica no implica necesariamente que
todas las sesiones se lleven a cabo con toda la familia, de hecho, se realizan más
sesiones individuales que con todo el sistema. Pero por supuesto, aplicando unos
principios sistémicos.
Los clientes tienen recursos para resolver sus quejas: En esta terapia se centra el interés
en los éxitos de los clientes y las familias en el manejo de sus problemas. Nos
centramos en los que está bien y tratamos de descubrir cómo usarlo, de lo malo lo bueno
señala Watzlawick. Según De Shazer (1988) resolver con éxito los problemas que los
pacientes llevan a terapia "no significa que sea necesario explorar detalladamente el
problema del paciente, ni definirlo con exactitud y ni si quiera hablar demasiado de él".
Actuar así, nos lleva a pensar que son los pacientes, más que los terapeutas, quienes
tiene las respuestas para sus problemas.
Abordaje no normativo
Esta terapia no impone ningún patrón de funcionalidad o normalidad, sino que trabaja
en colaboración con los clientes para ayudarles a conseguir sus objetivos (Beyebach y
cols., 1996). Ello se ha denominado la técnica de la intercalación isomórfica. Cuando
un cliente nos da su punto de vista no lo catalogamos como “correcto o erróneo”,
admitimos que la percepción de cada persona representa de una forma válida
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Este tipo de lenguaje es una herramienta que permite crear al terapeuta junto al paciente
un contexto en el que el cambio sea inevitable. Se crea una realidad alternativa a la
vivida como problemática por el paciente. Se le ayuda a crear una expectativa de que es
posible un futuro sin problema que le llevó a consulta. Y puesto que lo que se espera
influye sobre lo que se consigue, los terapeutas centrados en las soluciones mantienen
aquellas presuposiciones que aumentan la cooperación cliente-terapeuta, fortalecen a los
clientes y hacen más eficaz y agradable nuestro trabajo. No se ha comprobado que las
terapias en las que hablan del problema sean más eficaces que la terapia que se hablan
de soluciones. Véase el diapositivas los conceptos de Isomorfismo y cooperancia, ejes
centrales de la teoría binocular del cambio.
Si no está roto ¡No lo componga! Una vez que sepa usted qué es lo que funciona: ¡haga
más de lo mismo! Si eso no funciona, no vuelva a intentarlo. ¡Haga algo diferente!
Y tenía razón, pues si la terapia breve permite realizar un tratamiento de forma efectiva
en un número reducido de sesiones no existe razón para que se realice un tratamiento
que dure más.