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texto: Cristina Ávila-Zesatti

En estas fiestas de La Can-


delaria, cuando se reparten
tamales a discreción, el za-
cahuil puede ser una exce-
lente y novedosa idea para
la mesa. Cada fin de sema-
na, mercados y plazas de la
Huasteca ofrecen y degus-
tan este tamal de profundo
significado ritual que llega
a medir hasta 2 metros de
largo y puede alimentar
a más de 50 personas.

foto: efe

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Algunas zonas han optado por desmenuzar la
carne, pero otros lugares conservan la costumbre
de meter el puerco o el pollo entero y envolverlo
con la masa...

Cuando Petronila Hernández Rivas, partió este año la Ros- –todavía en curso– sobre este manjar
ca de Reyes, había para ella una doble celebración, pues de nuestros antepasados, afirma: “El
la víspera, el 5 de enero de 2011, había cumplido 70 años, zacahuil es un alimento verdaderamen-
y lo hacía en plena forma y ejerciendo su oficio: cocinar. te complejo y polifacético. En términos
de su función ritual, juega un papel diferen-
“¿Que hace cuánto que hago esto? ¡Uy, muchacha! te de acuerdo a cada contexto, aunque siempre es muy importan-
Pues llevo más de 45 años, ¡y los que me queden! Los que te. Pero uno de los aspectos más extraordinarios de este plato es
Dios me quiera dar. Esto es mi vida, lo que yo sé hacer, lo que la transformación que sufrió un alimento ritual para convertirse en
más me gusta”. Doña Petra, como la conocen en su natal Pá- una mercancía, en una ‘forma de vida’. Este producto le ha dado
nuco, Veracruz, ha dedicado más de la mitad de su vida a hacer sustento durante décadas a cientos de familias de la región, que tu-
y vender zacahuil, el platillo más representativo de toda la Huas- vieron que adaptarse a los cambios socioeconómicos que supuso
teca. Se trata de una especie de tamal gigante que, con varia- el boom petrolero en la Huasteca desde 1900”.
ciones más, variaciones menos, se prepara y se consume en “No hay cifras oficiales, porque pocos se preocupan por
los estados de Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí, Tamaulipas, la economía indígena –dice Amaranta Castillo–, pero alrede-
Puebla y Querétaro, las entidades por donde cruza la Sierra Ma- dor del ‘zacahuil comercial’ se ha creado todo un sistema de
dre Oriental. organización liderado –cómo no– por las mujeres, las verda-
En el mercado Juárez, el puesto donde vende Petronila deras cabezas de familia”. Un sistema que ha permitido que
los sábados y los domingos es uno de los más antiguos de Pá- los hijos estudien y que los hogares prosperen. La antropóloga
nuco. Ella, que con la ayuda de sus hijos ya se anuncia hasta lo ha comprobado en las tres comunidades de la Huasteca ve-
en internet, es una de las muchas mujeres que ha salvaguar- racruzana donde realiza sus investigaciones, y doña Petra es
dado una tradición gastronómica ancestral y la ha mantenido un ejemplo viviente de este fenómeno: sus cinco hijos salieron
viva, pues el zacahuil es probablemente uno de los platillos adelante gracias a las ventas de su puesto en el mercado y a los
prehispánicos con más abolengo de nuestro México, y tam- zacahuiles que hace por pedido.
bién uno de los más complejos y sorprendentes. Hoy, el precio de estos tamales oscila entre 1,200
y 1,800 pesos dependiendo del tamaño. La porción –al menos
con doña Petra–, servida en un platito hondo y acompañada
de chiles, cueritos y zanahorias, cuesta 25 pesos. “Pero tam-
No sólo es grande, es grandioso bién vendemos lo que le ajuste al marchante, si quieren 10
Este tamal, preparado a base de maíz martajado, chiles secos pesos, pues eso les damos”, dice la cocinera tradicional.
y carne, no es cualquier cosa: puede llegar a medir 2 metros
de largo, un metro de alto y 60 centímetros de ancho, y se
cocina en hornos especiales de barro y madera, donde el des-
comunal platillo se encierra durante 10 ó 12 horas hasta que Por las hojas se conoce el tamal
logra su cocción. Sin embargo, no sólo es por su tamaño, su En 2006 y 2007, el chef Víctor Olvera, coordinador académico del
preparación o sus ingredientes que el zacahuil es tan peculiar. Instituto Gastronómico Hidalguense organizó en San Francisco
Amaranta Castillo Gómez, antropóloga y académica de la y en San José California (en Estados Unidos) dos maratónicas
Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Tamaulipas preparaciones de zacahuil “súper gigante”, con el fin de regis-
(UAT), y quien ha dedicado más de 11 años a una investigación trarlo en los Récord Guinness. Uno de ellos pesaba 350 kilos.
foto: dypress

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Tamaliza
Año con año, entre finales de enero y principios de febrero, y desde 1992, el Museo
Nacional de Culturas Populares organiza la llamada “Feria del Tamal”, un lugar donde
confluyen sabores, olores y texturas tamaleras venidas de todos los rincones de México,
así como de otros países del continente.
Para 2011, este evento espera recibir a participantes de Chiapas, Morelos, Puebla,
Oaxaca, Hidalgo, Yucatán, Michoacán, Veracruz, Guanajuato, Tamaulipas, Sonora, Tlax-
cala, Coahuila, Estado de México y el Distrito Federal. Los países representados serán:
Colombia, Venezuela, Honduras, Ecuador, El Salvador, Bolivia, Perú, Chile y Guatemala.
Del 29 de enero al 2 de febrero, estas entidades y naciones expondrán la multiplici-
dad y heterogénea gama de tamales, todos surgidos del maíz, la planta divina que define
a nuestras razas.
Informes: www.culturaspopulareseindigenas.gob.mx.

Impresionante. Pero ambos esfuer-


zos fallaron, porque la organización
no admite el ensamblaje de piezas.
“De cierta forma logramos
nuestro propósito. Ahora allá (en Estados Unidos) se hace el za- de ser anodino ilustra puntualmente la evolución centenaria
cahuil una vez al año, y nosotros lo que queríamos era dar a co- que ha soportado el platillo prehispánico.
nocer este maravilloso platillo huasteco, porque el gobierno poco “Bocado grande” o “tuza en canasta” son dos de las
hace por esta valiosa tradición. Son platillos bondadosos y parte posibles traducciones para el vocablo huasteco, en donde
de nuestra cultura, y si no hacemos algo para preservarlos van a convergen raíces de etnias como los nahuas, totonacos, te-
desaparecer. Para mí, un verdadero rescate de nuestra cocina de- pehuas y téneek. Esta región, donde las migraciones han sido
bería comenzar por la denominación de origen de los productos, constantes, fue también uno de los principales caminos co-
por el cuidado de nuestros campos. Nuestra comida es más que merciales mesoamericanos; quizá por eso su gastronomía es
una moda: es nuestro patrimonio y nuestro orgullo. Eso tratamos tan próspera e ingeniosa.
de enseñar en la escuela y eso deberían hacer otras institucio- Estudiosos de la antropología y la gastronomía han
nes”, afirma Víctor Olvera Luvinoff en entrevista con Día Siete. encontrado, por ejemplo, similitudes entre el tamal gigante
Un zacahuil rinde entre 50 y 100 porciones, y su prepa- y el mucbil pollo, un tamal yucateco envuelto en hojas de
ración es prácticamente igual en toda la región huasteca. A la papatla o de plátano, que aunque no llega a ser tan gran-
masa de maíz a medio moler se le añade sal, manteca y a veces de, también se prepara con un pollo entero y achiote, y se
pimienta, luego se pinta de rojo usando chiles secos (guajillo, cocina encerrado en un horno pibil, bajo la tierra. ¿Serán
ancho o cascabel) y al final se agregan las piezas de carne (pollo los mayas los inventores reales del zacahuil? Puede ser.
o cerdo). Todo eso se envuelve en hojas de plátano, se amarra Después de todo, el téneek y el maya pertenecen al mismo
y se mete al horno artesanal durante toda la noche. tronco lingüístico y ambas etnias adoraban a su manera
Pero ya lo dice el dicho: “100 personas comen según 100 a Dhipaak, el “espíritu del maíz”.
gustos”. Las pequeñas pero significativas variaciones regionales Según la antropóloga Castillo Gómez, el zacahuil de los
aumentan la riqueza de este heterogéneo platillo. Por ejemplo, en mercados huastecos es más bien una ingeniosa adaptación
Tuxpan, Veracruz, se hace el llamado zacahuil “cielo, mar y tierra”, indígena para la supervivencia: “En realidad, el zacahuil ritual,
el único que lleva mariscos. En San Luis Potosí lleva más chile gua- conocido como zacahuilito o de olla no se parece mucho al
jillo, mientras que en Hidalgo se usa más el chile mulato, y en cier- actual. El original es más pequeño y no se hacía en el horno
tas partes de Veracruz, incluso se agrega jitomate. Algunas zonas sino en el fuego. Por fortuna, algunas comunidades aún guar-
han optado por desmenuzar la carne, pero otros lugares conservan dan esta costumbre. Lo llevan a la milpa y allá lo comen como
la costumbre de meter el puerco o el pollo entero y envolverlo con ofrenda a la tierra. Para los indígenas, la comida es un retrato
la masa, tal como dicta la receta ritual, el zacahuil original. de su cosmovisión, y cada platillo constituye una síntesis de
conocimientos sobre el mundo natural y sobrenatural”.
Leticia Esquivel es una mayora nacida en el Distrito Fe-
deral, y lleva ya 15 años cocinando el zacahuil sólo para even-
Reto y peligro de preservación tos culturales. La receta la aprendió de su marido, de origen
En Facebook, varios grupos y páginas sobre el zacahuil reúnen huasteco. Ella cree que todo es cuestión de hacer una correcta
en la virtualidad a más de 6 mil seguidores. Un hecho que lejos difusión de nuestras tradiciones culinarias.
foto: afp

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Antropólogos y gastrónomos han encontrado,
por ejemplo, similitudes entre el tamal gigante
y el mucbil pollo, un tamal yucateco… ¿Serán
los mayas los inventores reales del zacahuil?

“Poca gente conoce hoy el tamal de xocol, que es un ¿Por qué tamales en La Candelaria? Hay varias razones,
zacahuil dulce. Su textura es tersa y sus ingredientes ne- y todas tienen que ver con el sincretismo religioso. El primer
tamente prehispánicos, pues se endulza con piloncillo. Este mes del calendario azteca coincide con el actual mes de febre-
plato se hornea al mismo tiempo que el zacahuil salado, ro, una fecha en que se le hacían ofrendas a Chalchiuhtlicue
y eso le da un sabor especial. Yo llevo 15 años exponiendo (diosa del agua), a Tláloc (dios de la lluvia) y los Tlaloques (sus
en la Feria del Tamal de Coyoacán, en la Ciudad de Méxi- ayudantes). El calendario litúrgico, por su parte, celebraba la
co, y sé por experiencia que cuando la gente prueba estos Purificación de la Virgen y la presentación del Niño al templo.
manjares tan nuestros, comienza a valorarlos. Antes sólo los Así, una tradición se superpuso a otra: si en el mes azte-
huastecos conocían la existencia del zacahuil y ahora cada ca de Atlcahualo (2 al 21 de febrero) los niños eran vestidos
vez más personas lo piden”. y se hacían ofrendas, entre los católicos la fiesta consiste
La investigadora Amaranta Castillo, profesora de la UAT, en encender velas (candelas), vestir –también– al niño-dios,
quien piensa publicar su extenso estudio sobre el zacahuil en y llevarlo a misa.
un solo libro, es mucho más categórica cuando de preservar Pero más allá del origen de las festividades, lo que impor-
nuestras raíces se trata: “Lo cierto es que sin la milpa éstas ta es que, como dice el refrán popular: “el que nace pa’ tamal,
poblaciones corren el peligro de desaparecer junto con sus del cielo le caen las hojas”. Candelaria o no, comer tamales es
tradiciones. Preservar no es cosificar en un museo. Cuidar el nuestro regalo del cielo.
campo y su sistema es fundamental. Eso es lo que tenemos
que pensar cuando hablamos de salvaguardar el patrimonio
gastronómico mexicano”.
De chile, de dulce…
¿Dónde nacieron los tamales? Es difícil saberlo con certeza,
pues existen versiones de “envueltos” en Belice, Cuba, Costa
Del cielo caen los tamales Rica, Nicaragua, Colombia, Guatemala, Honduras, El Salvador,
El tamalli o tamal es sin duda el platillo prehispánico por excelencia, Bolivia, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, Perú,
pues de acuerdo a diversos estudiosos, es incluso más antiguo que Puerto Rico y en prácticamente todo el continente americano.
la tortilla, y su elaboración es uno de los sistemas gastronómicos Pero una cosa es cierta: México es el país con más va-
más complejos y completos ideados por nuestros antepasados. riedades de tamal. Todos –o casi todos– se elaboran a base de
En el México prehispánico, su consumo estaba ligado a las masa de maíz, y se diferencian sobre todo por el tipo de relle-
festividades. El tamal era, ante todo, un alimento ritual, aunque no que llevan, por el color que tienen, por las salsas utilizadas
accesible a todas las clases sociales, incluida por supuesto la rea- y hasta las hojas con las que se envuelven, según la región
leza. Se preparaban y comían tamalli para pedir buena siembra de donde provengan (hojas de maíz, de plátano, de maguey,
y agradecer la cosecha, para conmemorar a los muertos y celebrar de mashán, de canak y hasta de aguacate).
los nacimientos. En el Código Florentino –o Historia general de las Hay quienes afirman que hay alrededor de 5 mil preparacio-
cosas de la Nueva España, escrita por el franciscano Bernardino nes diferentes a lo largo y ancho del país, sin embargo, sería más
de Sahagún entre 1540 y 1585– existe de hecho una famosa ima- aproximado decir que se han ubicado entre 300 y 500 recetas
gen que atestigua este momento, porque este manjar encarnaba base de tamal, que luego han derivado en unas 4,500 elaboracio-
al ser humano, mientras que el comitl (la olla de su preparación) nes y variaciones según la región, las costumbres, las adaptacio-
representaba al vientre materno. nes y, por supuesto, las nuevas creaciones.
foto: josé antonio cruz

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