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1
Sufí
2
Ropa sucia, averías,
facturas de la luz,
la boda de algún primo,
la mopa, las pelusas,
el paracetamol,
llantos, publicidad,
perder el autobús,
aceite en la sartén,
bolsas llenas de basura
y tantas, tantas cosas
con las que no contamos
al discurrir el futuro
y hoy recorren nuestros días
sin dejar casi espacio
para la vida.
El pelo canoso
y la blusa muy abierta;
como si se hubiese parado
algún reloj.
3
Quizá todo se entienda algo mejor
si se piensa de otra forma
y vosotras no descendáis
(si se me permite tan frívola expresión)
de mí, o de nosotros.
Sí, quizá se comprenda mejor
todo al explicar que vuestro amor
es el lugar del que provengo
y al que, a la vez, ignorante
me dirijo
4
Alégrate por todas esas cosas
que no llegaron.
Siempre serán bellas
como las imaginaste
Casi siempre
tres palabras
son demasiadas palabras
Tú en Francia, y yo,
con diez años menos.
Una iglesia a nuestra espalda
y luz de ocaso.
El futuro agazapado
más allá de los márgenes
del papel
5
de que esta intriga ruede en espiral
y quizá los trayectos no coincidan.
6
Restos secos de sangre en un alcorque,
cristales rotos, niños que deambulan
por la escena e ignoran su funesto
futuro, trajes de novia, una corbata
con el nudo mal hecho para el luto.
Ramos de flores mustias en las curvas
(que indican fecha y nombre del difunto).
7
Supongo que te agitas impasible,
ignorando mi ausencia.
Porque tú, árbol dorado,
sabes bien
que yo me iré
antes que el viento,
que no estaré
para mirarte
en ese último instante.
Esgrimen la razón
entonces, cuando el mundo se revela
proceloso, mostrando que están vivos
que sus ojos ven, sus bocas hablan
que habitan un espacio indescifrable
pese al mezquino azar.
8
Milagro,
el plomo se hunde
lenta mente.
La vida
con toda la crueldad
de que es capaz la vida.
Y todavía algunos se preguntan
si existirá el infierno.
9
acaso como todo
si atañe a lo escondido.
Es absurdo,
tan absurdo
como tomar tu foto entre las manos,
esa en la que apareces señalando
a quien está tratando de amarrarte
(aunque en ese momento él no lo sepa),
y pensar que estás riendo
ahora, ciertamente, para siempre.
En la pecera el pez
naranja.
Le rodea transparente
tan sólo el agua.
Devenir esencial, un universo
minucioso.
Circunferencias.
10
Ese gato tuerto
que recorre mi calle
gato negro,
gato blanco,
debe ver el vacío de las cosas
con su cóncavo ojo de carne.
Estéril, huera, mustia cicatriz
con la que me inquiere, se para
y quieto aprende mi gesto asustado,
mi debilidad.
Después, en fino salto
escapa
tuerto y sabio, lleno de nadas.
11
Lamento que te falten tantas cosas
que aunque tú no las nombres, las conozco;
que tan sólo te vengan de improviso:
cansancio, madrugones, esas canas,
las arrugas que nacen con los años
poco a poco colmados de renuncias.
Y podría buscar algún consuelo
ya sabes, el amor o historias de esas,
que sirven desde siempre en estos casos.
Pero yo te conozco, qué remedio,
usar la misma cama es lo que tiene,
y si algo sé de ti es que no eres boba
que excusas de este tipo no te bastan
Así que sólo puedo disculparme
decirte que traté de ser mejor,
más alto, más valiente, rico, pero
no supe hacerlo o, bien, no me dejaron
(que a estas alturas eso poco importa)
confiando en que tú jamás adviertas
que alguno que te quiso lo ha logrado,
ni que pienses en uno de esos días
en que la vida buena es la de otros
que elegiste un camino equivocado
12
Recorrimos la noche y ya es el día
que derrama su luz restauradora.
Sin saber muy bien cómo hemos llegado
hasta esta blanca orilla interminable
donde todo murió y nació el principio.
Al borde de las aguas nos sentamos
pensando en el trayecto, en la fortuna
de que a pesar de todo estemos juntos,
de la noche, la tiniebla, de la nada.
Las órbitas agotan su función,
incluso antes del fin se han consumado,
ya los celestes astros se alinean,
ya los aires retoman sus caminos.
Y cuando sopla el viento tú te giras,
y apartas de tu frente unos cabellos,
y a veces es tu carne aquella carne
y a veces eres tú, y a veces no.
Sólo el oso,
insólito caminante,
conoce el sonido
bajo el peso de sus zarpas.
Cuando ya no esté,
quién sabrá
del ruido de la hojarasca
13
Ahora que no eres nada,
y que el sueño se está desdibujando,
exploro la frontera que separa,
más allá de mi carne y de mis ojos,
el confín del pensamiento
en el que nadas
y este desconcertante todo.
Ahora que no eres nada
y habitas insensible
y mudo
la nada
Ya sé que no lo entiendes
y piensas en batallas,
en giros, trabazones,
suspiros y fatigas.
Mas no se trata de eso,
no, no malgastes fuerzas
que es sólo una mejilla
que huyendo del desorden
se llega hasta tu carne,
y en tus leves besanas
encuentra su reposo.
Ya ves, tan sólo es eso,
tan sólo es el sosiego
14
Si alguno de estos días
alcanzo a ser algo,
algo bueno,
seguramente, tú
no estés muy lejos.
Seguramente, tú.
15
Ese hombre que espera
oscuro, inmóvil,
el autobús de madrugada
es un ejemplar
modelo de fe.
16
Si no soy el que conoces.
Si fuese un asesino, tú no lo supieses.
Si hubiese estrangulado, apuñalado con mis brazos.
Si te lo dijese en la noche, el viento aullando tras los cristales.
Si fuese el monstruo de rostro lóbrego y enajenados ojos.
Si me aproximase en silencio, mientras lees, absorta.
Si no estuviese vivo,
si mis heridas hubiesen de ser mortales.
Si te lo contase entonces, cuando se mueve el vaso.
Si no tuviese corazón, si así me mostrase,
entonces es que ése soy yo
y no te debes asustar.
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