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Encuentro con la Historia

20-12-2003 Marco Lasteros


Segura

El otro día, comentando con mi hijo respecto a la interpretación del que llamamos
nuestro himno nacional, pude advertir, en primer lugar, que hay indicios que indicarían
que la estrofa que se acostumbra entonar en los colegios y en diversos actos oficiales de
nuestro país, no correspondería a la composición original que, como sabemos, tuvo
como autor de su letra a José De La Torre Ugarte, y de su música a José Bernardo
Alcedo y cuyo estreno oficial se realizó el 23 de Agosto de 1821 con la interpretación
magistral de la celebrada Rosa Merino. Pero de este entuerto de que si la estrofa que
cantamos es o no parte del tema original, lo trataremos en posteriores ocasiones cuando
cuente con los elementos de juicio necesarios que permitan dar luces sobre este tema.

Pero volviendo al tema de interpretación de la letra de la estrofa que se acostumbra


entonar, aquella que dice:

Largo tiempo el peruano oprimido


ominosa cadena arrastró
condenado a una cruel servidumbre
largo tiempo en silencio gimió.
Mas apenas el grito sagrado
libertad en sus costas se oyó
la indolencia de esclavos sacude
la humillada cerviz levantó.

Cuando se habla de Largo tiempo el peruano oprimido, ominosa cadena arrastró, ¿de
qué peruano estamos hablando? ¿De aquel criollo, hijo de españoles nacido en el Perú?,
que se sepa, dicho sector de la población ni estaba oprimido, ni arrastraba ominosas
cadenas, mucho menos estaba condenado a una cruel servidumbre, todo lo contrario,
salvo algunas prerrogativas exclusivas de los españoles peninsulares, los criollos eran
parte beneficiada de ese sistema de opresión de aquellos peruanos que sí sufrían toda
clase de atropellos y abusos, estamos hablando pues de la población indígena,
descendiente de aquel maravilloso Imperio de los Incas, civilización que ocupa la
admiración del mundo, y que fue conquistada por los españoles aprovechando el estado
de división y de odios intestinos resultado de la guerra entre Huáscar y Atahualpa,
además del factor importante de desarrollo tecnológico de las armas usadas por los
conquistadores.

Entonces, cabe preguntarse si aquel que compuso esta estrofa no consideraba como
peruanos a los criollos, a pesar de haber nacido en estas tierras; o es que
deliberadamente quiso y de manera falsa, influir en el subconciente colectivo y ligar a
indígenas y criollos como si ambos hubieran sido víctimas de tres siglos de opresión
española?.

Sigamos interpretando la letra, ahora respecto al verso “largo tiempo en silencio


gimió”, da a entender que durante los 300 años de dominación española, la clase
oprimida sólo se limitó a sufrir con resignación su situación, es más nos dice que “en
silencio gimió”, es decir, solamente se dedicó a llorar su mala suerte.
Sin embargo, podemos decir que esto es falso de toda falsedad, sabemos con certeza
que ni bien pisaron las tierras de lo que hoy se llama Perú, los españoles sufrieron el
ataque implacable de huestes indias que causaron graves daños a las fuerzas
conquistadoras, más aún, después de la captura y asesinato del Inca Atahualpa, hecho
que podría considerase como el fin de cualquier resistencia, es cuando más impulso
toma la lucha contra la dominación, ejemplos de esa lucha los tenemos en las acciones
realizadas por Quisquis, Calcuchimac, Rumiñahui, la guerra emprendida por Manco
Inca, y el sitio del Cuzco con la inmolación de Cahuide, los demás incas de Vilcabamba
como Titu Cusi Yupanqui, Tupac Amaru, que fue cruelmente derrotado por el Virrey
Toledo; a través de todos los años de presencia española el grito de libertad se oyó
fuerte en todo el territorio del pasado Tahuantinsuyo, sabemos de Túpac Amaru II y su
colaborador Pedro Vilca Apaza, de aquella revolución que conmovió los cimientos del
Virreynato puesto que se extendió a lo largo y ancho del continente; la lucha por la
libertad por parte de los indios se prolongó hasta las finales campañas emprendidas por
San Martín y Bolívar, figura sobresaliente es el legendario Ignacio Quispe Ninavilca.

Por eso, !Nada de en silencio gimió señores¡, nuestra raza no ha sido una raza de
llorones ni cobardes, como pretenden hacernos creer, o es que quizás estos versos son el
producto de la ignorancia de su autor, en todo caso, no dejemos que nos hagan creer
eso, para lo cual debemos rescatar nuestra historia, la verdadera, no la que pretenden
imponernos.

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