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LA ECOEFICIENCIA y STEPHAN SCHMIDHEINY

Para adentrarnos en el fenómeno de la ecoeficiencia es imprescindible


hablar de Stephan Schmidheiny, asesor en materia de Industria y
Desarrollo. El gurú tiene un planteamiento claro: el sector privado puede
encarar mejor los problemas ambientales.
Schmidheiny es un empresario de origen suizo, en cuya carta de
presentación aparecen cargos tan importantes como presidente de las
mesas de accionistas de varias compañías y consejero del International
Institute of Economics y del World Resources Institute.
A lo largo de su trayectoria profesional, el experto se ha convertido en uno
de los máximos defensores de la ecoeficiencia, una disciplina que él mismo
describe como el progreso continuo hacia la producción de más bienes y
servicios, con menos uso de recursos y energía, y con menos
contaminación.
Para el experto, actualmente en el viejo continente hay un alto nivel de
vida, un elevado desarrollo tecnológico, capital disponible y una conciencia
ambiental en toda la población, aunque el obstáculo del desempleo quita
protagonismo a la voluntad ambiental.
Por otra parte, Schmidheiny suele defender en sus intervenciones la
privatización, asegurando que no da respuesta automática a todos los
problemas, sin embargo, el sector privado puede encararlos más
eficientemente, porque hace inversiones, instala tecnología moderna casi
siempre más limpia y es, en definitiva, un buen administrador.
Pero para cumplir los objetivos esperados, la iniciativa privada, según el
gurú, debe ir siempre acompañada de un gobierno fuerte. Concretamente,
habla de uno más pequeño, con menos influencia directa en la economía,
pero muy sólido, características primordiales para marcar las reglas del
juego y las formas para hacerlas cumplir. El experto habla del modelo
anterior equiparándolo con un elefante, mientras que el futuro sistema tiene
que plantearse, principalmente, como un tigre.
Este gurú también es conocido por sus críticas a los marcos
gubernamentales, en la medida en que apenas llevan a cabo iniciativas para
potenciar la ecoeficiencia. En este sentido, ha declarado que no hay
suficiente progreso, y que ha habido más palabras que acción.
Asegura que existen ciertas señales esperanzadoras, como el Consejo de
Empresarios para el Desarrollo Sostenible de Estados Unidos, que reúne un
tercio de gobierno, un tercio de empresa y un tercio de sociedad civil. Con el
apoyo de varios líderes, informa que esta entidad ha producido un excelente
informe para un país sostenible, con base al cual se propone una mejor
legislación ambiental, más compatible económicamente. Sin embargo,
asegura que en Europa observa una parálisis casi completa porque está
bajo el shock del desempleo.
En cuanto a la pregunta sobre si la ecoeficiencia puede mejorar las
condiciones del empleo, Schmidheiny ha afirmado que es muy complejo,
pero cree que aquí tiene mucho que ver el espíritu innovador. Las
compañías limpias serán las más innovadoras, las más competitivas, las
más eficientes, crecerán tanto domésticamente como en los mercados
internacionales y, por tanto, ofrecerán más empleo. Aquellas que sigan
contaminando mucho se convertirán en los dinosaurios de la industria,
entrarán en bancarrota, tal vez protegerán el empleo por un tiempo, pero
finalmente morirán

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