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OPINIÓN
La gala de los
Premios Goya
En pleno centro de Madrid, en la
gran fiesta del cine español, salía
triunfadora Pa negre, una cinta
con acento catalán.
Podrán encontrarse multitud
de lecturas ideológicas, pero lo
cierto es que la inusual carrera de
Agustí Villaronga hace ya tiempo
que merecía un reconocimiento.
Su victoria ha servido como cura
de humildad, en un año en que el
sector se ha polarizado como nun-
ca entre defensores y detractores
de la ley Sinde, dejando a un lado
los criterios artísticos.
Con la derrota de Balada triste
de trompeta (15 candidaturas, dos
goyas) y de También la lluvia (13
candidaturas, tres goyas), los aca-
démicos parecen haberse pronun-
ciado en contra de las caras lar-
gas y el lanzamiento de cuchillos.
Pero no conviene obviar la polé-
mica. Mientras algunos reivindi-
caban desde el escenario el cine
en pantalla grande, las cifras de
2010 reflejan que solo tres filmes
españoles han sobrepasado los
seis millones de euros en taquilla.
Podrán quejarse de la intru-
sión extranjera o de las descargas
ilegales, pero lo cierto es que esta
ha sido la temporada más medio-
cre que ha dado el cine patrio en
mucho tiempo. Quizá no esté en
el cierre de páginas web, sino en
el ingenio, la solución a los males
endémicos de nuestro cine y que
son los mismos desde mucho an-
tes de que irrumpiera la temida
Internet.— Pol Morales Vidal.
Barcelona.
Aclaración del PP
El diario EL PAÍS, en la página
15 del lunes 14 de febrero, reco-
ge una información con el si-
guiente titular: Hacienda pide in-
dagar un tráfico de divisas ligado
Europa
cobarde,
Europa libre
Viene de la página anterior
distancia de las fronteras euro-
peas, en Benarés, durante las
muy estimulantes conversacio-
nes con el pensador indio Vidya
Nivas Mishra acerca de las afini-
dades y distancias entre las
mentalidades europea e india,
que culminaron en un libro con-
junto.
Aunque soy un gran admira-
dor de la tradición hindú y
Mishra —fallecido poco después
en un accidente de automóvil—
era un hombre en extremo con-
vincente, pronto me di cuenta
de que estábamos situados en
miradores radicalmente diferen-
tes. Mientras en mis palabras
aludía siempre al “yo” —un “yo”
bastante desamparado, por cier-
to, falto de cobertura religiosa o
ideológica, al menos en mi ca-
so—, Mishra siempre se refería a
“nosotros”, pero no a un “noso-
tros” puramente actual, sino a
una entidad colectiva que se re-
montaba cuatro milenios atrás.
(Los mismos, elocuentemente,
de existencia de Benarés, junto
con Damasco la ciudad más anti-
La derrota de Mubarak
Supongamos que el expresidente de Egipto hu-
biese muerto tan solo un mes antes de ser de-
puesto. Gran parte de los jefes de Estado de la
Tierra acudirían al sepelio, habría luto nacional,
las fotos que existían en las tiendas del país ten-
drían un lazo negro, el pueblo haría largas colas
para darle el último adiós.
Las televisiones mostrarían imágenes de do-
lor de la gente corriente, periodistas y políticos
se apresurarían a escribir y contar anécdotas
que resaltasen su calidad humana, hubiese
muerto en el seno de la Internacional Socialista
al PP de Madrid. El titular no se
corresponde con el contenido de
la información que lo desarrolla,
que alude a informaciones ya pu-
blicadas anteriormente de su-
puestas investigaciones sobre
Arturo González Panero y Alber-
to López Viejo, en sus condicio-
nes de exalcalde de Boadilla del
Monte y exconcejal del Ayunta-
miento de Madrid, respectiva-
mente.
Atendida la expresión literal
del titular y soporte gráfico pu-
blicados por el diario EL PAÍS,
no cabe duda de que este periódi-
co pretende atribuir al Partido
Popular de Madrid una relación
con un supuesto tráfico de divi-
sas, pese a que no existe ningu-
na investigación judicial sobre
esta cuestión que nos afecte co-
mo organización. El titular y la
información citadas tienen la
única finalidad de trasladar a
sus lectores, con ánimo calum-
nioso, la falsa idea de que el Par-
tido Popular de Madrid, directa
o indirectamente, ha organizado
o ha estado implicado en una ac-
tividad fraudulenta de tráfico de
divisas, lo que carece de toda
prueba, puesto que como se des-
prende después del contenido
de su artículo, no está siendo in-
vestigada por los tribunales de
gua continuamente habitada).
Esta circunstancia, pensé enton-
ces, a lo largo de nuestras char-
las, otorgaba una imbatible su-
perioridad al punto de vista de
Mishra sobre el mío.
Ese hombre, me dije, habla
con la enorme seguridad de sa-
berse acompañado por millones
de compatriotas cohesionados
por el flujo continuo de miles de
años, en tanto que yo —¡otra vez
el solitario yo!— tenía que pre-
sentarme como representante
exclusivo de mí mismo y, cuan-
do aludía al pasado, tenía que
hablar de un río, el de la civiliza-
ción europea, constantemente
interrumpido por diques y cam-
bios abruptos de cauce. Mi posi-
ción en el diálogo era claramen-
te desfavorable pues, frente a la
fortaleza de la continuidad que
dibujaba mi interlocutor, yo, co-
mo europeo, no podía dejar de
mencionar nuestros constantes
virajes y revoluciones, de la
antigüedad clásica al medievo
cristiano, del renacimiento a la
ilustración y a la modernidad.
Europa se había negado y rein-
ventado constantemente de ma-
nera revolucionaria hasta el
punto que, en nosotros, tradi-
ción y revolución se requerían
mutuamente y eran, casi, una
misma cosa.
En Benarés, tan lejos de Euro-
EL PAÍS, miércoles 16 de febrero de 2011
y, por supuesto, desconoceríamos su tremendo
capital acumulado, los rapsodas cantarían su lo-
gro de conseguir 30 años de paz y estabilidad
social, aparecerían montones de artículos acer-
ca del futuro incierto y peligroso que se abriría
en el país ante la sucesión.
Ahora, en cambio, se refiere todo el mundo a
él como el dictador, probablemente le expropien
el patrimonio y hasta puede ser juzgado. Es
decir, su pecado no es lo que hizo, sino haber
sido derrocado. De locos, ¿no?— Ángeles García
Portela. Oleiros, A Coruña.
justicia.— Salvador Victoria Bo- Orgullo, Chueca
lívar. Presidente del Comité Jurí- y decibelios
dico del Partido Popular de Ma-
drid.
Le escribo en referencia al artícu-
lo Chueca está en calzoncillos y en
Terrorismo bragas que Ruth Toledano firma-
y violencia ba en EL PAÍS, en el que acusaba
a la Asociación de Vecinos de
Son sinónimos “violencia” y “te- Chueca de querer acabar con el
rrorismo”? Más bien parece que Orgullo Gay.
“violencia” sea una forma intere- Nuestra asociación lleva 10
sada de denominar el terroris- años trabajando en beneficio de
mo puro y duro. Pero conviene los residentes de Chueca. Uno de
llamar a las cosas por su nom- nuestros caballos de batalla ha
bre y no utilizar eufemismos sido cómo la forma en que se ce-
que diluyan o disimulen el verda- lebra el Orgullo en Chueca afecta
dero significado de los hechos. a los vecinos. En la pasada edi-
Debe quedar claro que el destri- ción los niveles acústicos supera-
pamiento de personas con objeti- ron los 100 decibelios, cuando el
vos políticos es “terrorismo”, y límite legal es de 55 y era 80 el
que “violencia” describe de una autorizado. Por ello, el Ayunta-
forma edulcorada e incompleta miento ha incoado un expedien-
esa acción vil e inhumana. Bata- te a los organizadores por infrin-
suna no habla nunca, por propia gir las ordenanzas municipales,
conveniencia, de terrorismo, si- expediente cuya tramitación
no de violencia, que resulta más aplaudimos. Creemos que Tole-
fino. Pero algunos políticos y bas- dano ve en esto un trasfondo mo-
tantes periodistas, quizá por no ral, considerando quizás que el
incurrir en redundancias, o qui- ruido es más agradable cuando
zá por irreflexión, falso pudor o viene de una fiesta organizada
mimetismo, emplean el término por un colectivo de empresarios
“violencia” cuando ETA desce- gays. Aquí no se habla de sexuali-
rraja uno o varios tiros en la nu- dad, sino de legalidad. Toledano
ca de un ser humano.— Pedro relaciona la tolerancia con igno-
Montero Martín. Cáceres. rar las normas de convivencia, y
pa, me di cuenta de que este era,
precisamente, el rasgo esencial
ria no fuera sino una sucesión
de revoluciones, de sacudidas
del pensamiento europeo y que,
si bien era cierto que a lo largo
ansiosas de libertad, que obliga-
damente me dejaban a mí en so-
de la historia habíamos ejercido
como invasores y expoliadores
ledad frente a sus milenios de
comunidad espiritual. Pero no
implacables, no era menos cier- estoy seguro de que me com-
to que habíamos conseguido de- prendiera pese a su permanente
sarrollar un “instinto” para la sonrisa afable e inteligente.
crítica y la autocrítica del que Y creo, en efecto, que este es
carecían, por lo que yo sabía nuestro lado luminoso, el haz de
—aunque, desde luego, podía libertad que brilla en medio de
la oscuridad a la que, con tanto
afán sangriento y codicioso, he-
La razón del mos contribuido. Hemos destrui-
do mucho pero, en la estela de
individuo es el bien Antígona, hemos apostado con
único que podemos frecuencia por la libertad de con-
ciencia, incluso contra la omni-
exportar y que nos presente “razón de Estado” (con-
da un cierto respeto fundida, en ocasiones, con la “ra-
zón de Dios”) en la que encuen-
tran cobijo tantas tradiciones
equivocarme— las otras regio- del mundo que nos rodea.
nes del mundo. En el último día Esta es la gran lección del hu-
de nuestras conversaciones tra- manismo europeo, antiguo y mo-
té de explicarle esta singulari- derno, lección que los europeos
dad europea a Vidya Nivas actuales, sumidos en la molicie
Mishra aludiendo al destino de mental y refugiados en una con-
Antígona y al hecho de que, en cepción gélida y burocrática de
la tragedia de Sófocles, se daba Europa, se empeñan en olvidar.
carta de naturaleza a la libertad La vergonzosa actitud de la co-
individual como el motor de la munidad europea ante los re-
condición humana. Le añadí cientes acontecimientos en los
que, con este presupuesto, era países del norte de África —to-
imposible que el pensamiento dos ellos antiguas colonias euro-
no fuera el escenario de la críti- peas— no son sino la lóbrega co-
ca y la autocrítica, y que la histo- ronación de un silencio culpable
Cartas al director
propone renunciar a la regula-
ción de las celebraciones del Or-
gullo como prueba de aperturis-
mo. Lo cual no sería sino prevari-
car.
Como madrileños, estamos sa-
tisfechos de la repercusión inter-
nacional del Orgullo Gay y los be-
neficios que aporta a nuestra ciu-
dad; pero relacionar el éxito de
este evento con la sistemática
violación de las ordenanzas es ab-
surdo. El Madrid Orgullo es mu-
cho más que un macrobotellón in-
controlable en Chueca, que es
contra lo que venimos luchando.
Ruth Toledano recurre a la de-
magogia y nos acusa de no respe-
tar la unidad y la armonía del ba-
rrio. Nuestro interés es única-
mente que se respeten nuestros
derechos. Permítanos aclarar
por último que gran parte de
nuestros socios somos homo-
sexuales. Parece increíble que ha-
ya que anteponer la condición
sexual para ponerse a salvo de la
sospecha y el insulto.— Esteban
Benito, Vicepresidente de
AVChueca. Madrid.
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mero de DNI o pasaporte de sus autores.
EL PAÍS se reserva el derecho de publicar
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originales no solicitados, ni se dará infor-
mación sobre ellos.
CartasDirector@elpais.es
N Fe de errores
A En un destacado del reportaje
publicado el pasado día 13 de fe-
brero en el suplemento Domin-
go relacionado con la corrup-
ción en Lanzarote se dice que
“el alcalde de Yaiza está impu-
tado: también su mujer y tres de
sus cuatro hijos”. Debería haber
dicho “el exalcalde de Yaiza”.
que se repite ante cada hecho
que incomoda la seguridad senil
y avariciosa de un continente
que omite cualquier cons-
trucción moral ante la vigilan-
cia de los “mercados”. Europa ca-
lla ante cualquier atropello de
los derechos individuales —pro-
ceda este de reyezuelos, como
los de Túnez o Uzbekistán, o de
emperadores, como en el caso
chino—, siempre temerosa de
que cualquier gesto le suponga
la definitiva retirada de preben-
das que —y esto aumenta el mie-
do— consideran ya medio perdi-
das bajo la espada de Damocles
de la decadencia.
Y este es, sin duda, el camino
peor porque, afortunadamente
obsoleta su función saqueadora,
la única auténtica riqueza de fu-
turo que le queda a Europa es
Antígona. Quiero decir: la reivin-
dicación de la libertad indivi-
dual de conciencia, el derecho a
la crítica, la necesidad de la auto-
crítica. Esta, la razón del indivi-
duo, es el bien único, espléndi-
do, que todavía podemos expor-
tar y que aún puede ganarnos
un respeto en el mundo. Acobar-
dados y sumisos ante la razón
de Estado solo nos queda prepa-
rarnos para ser unos obedientes
y eficaces esclavos.
Rafael Argullol es escritor.