Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
36
L,\ .: 11 ,\ IIE ,' .A.IIE N,\
37
========= 11'1" i 11110 Ihlll" r =========
ras, pero de una elega ncia soberbia , y la Chich arrona,
que llevaba unos calzon es blancos de esos que en tiem-
pos de la Reina Victoria d e Inglaterra se llamab an " blo-
otners" atados a la s corva s con cintas verdes, se acom-
pañaba el meneo con una s letras alu sivas a su apodo.
Laberinto hacía con la mano derecha un ademán como
si fuera a echar una b endición y trazaba en el aire una
raya verti cal que venía a ser el eje de su baile, la refe-
rencia de una rigurosa simetría de movimientos.
A continua ción subieron al tablado las grandes figu -
ras de la noch e: Juan Talega , que hizo sus ca utes de
Alcalá y de Triana , y Antonio Mair ena , que hizo ca ntes
gitanos. Al sentarse los guitanistas, que eran Moraíto
Chico y Eduardo el de la Malena,
Talega y comentó por lo baj o Ricardo Malina ,
Mairena que estaba en primera fila:
-¡Qué fa cha tiene el Mon,o!
Juan Talega era un león viejo con aquellos aladares
blancos y aquella boca y aquellos ojos de gran felino y
los ca ntes que hizo venían , como él , de la noch e de los
tiempos . De esa noche lo había sacado Mairena, pu es,
por razones cronológicas, la memoria d e éste alcanzaba
menos que la d e aqu él , y entre los dos hicieron la gran
labor de poner en pie ca ntes que casi se daban por p er-
didos. Dij e más arriba que el cante no sólo hay que can-
tarlo , sino que ha y que decirlo ; afinando más diré qu e
el cante se dice primero y se ca nta después . Me gusta
ima ginar una conver sación entre Juan Talega y Antonio
Mairena en la que poco a poco las palabras y la s fra ses
se van convirtiendo en coplas; el ca nte nace como el
fu ego, de la chispa que salta entre el eslabón y el peder -
38
(,¡\ 1: 11 ¡\ 11 E ~I ¡\ 111 E N ,\
39
========= A'I"III"o ""'1"" =========
tenía un cómo y un por qué y su inspira ción se apoya-
ba en un sólido soporte técnico. Detrás de aquella faci-
lidad y de aquel gusto había muchas horas de estudio y
de ejercicio ; mucha memoria , mu cha sabiduría y
mucha inven ción. De su relación con el Talega sabemos
que siempre estaba aprendiendo y de su s "Confesiones"
se desprende que cuando el tiempo lo fue dejando solo ,
sin antiguos con los que hablar y de los que aprender,
dialogaba con su s grabaciones. Aquella noche junto a la
fu ente barroca del patio de la Merced fue d e es as
noches de la s que ninguna grabación puede dar idea.
He hablado de alboroto y no es ésa la palabra adecua-
da para describir las sen saciones de aquella noche. Lo
de Talega y Mairena tuvo la
Fin de fiesta solemnidad viln'ante de una
fun ción de iglesia. El alboroto
vino después , con el fin de fies ta , a car go de la gitane-
ría jerezana. Tía Juana la del Pipa era una gitana
obes a de redonda cara sonriente , con un vientre enor-
me y unas pierna s aún bien formadas y llevaba una
ancrusima bata o falda rociera y zapatillas de lona.
Tomás Torre, el hijo de Manuel Torre era grande y
tenía unos dientes grandes y muy separados. Parrilla
es taba operado de la garganta y, siendo como era un
hombre mayor, era carirredondo como Tía Juana y
sonreía de un modo infantil y simpático y movía los bra-
zos como si se abriera camino en un eneal.
Pa stora cantó y se animó tanto que se puso en pie y
salió a bailar, tan ciega y tan frágil ya. Se me ocurrió
pedirle que me firmara un r ecordatorio que se repar-
tió , que era un retrato de ella a plumilla tocando las
palma s, y me echó una mirada que me hizo acordarme
40
de lo que me d ecía Romero Murube y de las bulería s
"lorqueñas" :
Aqllilillo Dllfllle'
La tl~l dt I\'L'unlla
La Carbolltlia, 1995
41