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Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa

Derecho Canónico I
Catedrático: P. Carlo Magno Núñez
Alumno: E. Mauricio Pérez

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
POST-SINODAL
CHRISTIFIDELES LAICI

LOS FIELES LAICOS (Christifideles laici), cuya «vocación y misión en la


Iglesia y en el mundo a los veinte años del Concilio Vaticano II» ha sido
el tema del Sínodo de los Obispos de 1987, pertenecen a aquel Pueblo
de Dios representado en los obreros de la viña, de los que habla el
Evangelio de Mateo: «El Reino de los Cielos es semejante a un
propietario, que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros
para su viña.

La llamada no se dirige sólo a los Pastores, a los sacerdotes, a los


religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles
laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una
misión en favor de la Iglesia y del mundo. El Sínodo ha notado que el
camino posconciliar de los fieles laicos no ha estado exento de
dificultades y de peligros.

Las actuales cuestiones urgentes del mundo: ¿Porqué estáis


aquí ociosos todo el día? El significado fundamental de este Sínodo, y
por tanto el fruto más valioso deseado por él, es la acogida por parte de
los fieles laicos del llamamiento de Cristo a trabajar en su viña, a tomar
parte activa, consciente y responsable en la misión de la Iglesia en esta
magnífica y dramática hora de la historia, ante la llegada inminente del
tercer milenio. La voz del Señor resuena ciertamente en lo más íntimo
del ser mismo de cada cristiano que, mediante la fe y los sacramentos
de la iniciación cristiana, ha sido configurado con Cristo, ha sido
injertado como miembro vivo en la Iglesia y es sujeto activo de su misión
de salvación.
Secularismo y necesidad de lo religioso ¿Cómo no hemos de pensar
en la persistente difusión de la indiferencia religiosa y del ateismo en
sus más diversas formas, particularmente en aquella —hoy quizás más
difundida— del secularismo? Es verdaderamente grave el fenómeno actual del
secularismo; y no sólo afecta a los individuos, sino que en cierto modo afecta también a
comunidades enteras, como ya observó el Concilio: «Crecientes multitudes se alejan
prácticamente de la religión».
Jesucristo, la esperanza de la humanidad. Este es el campo inmenso y apesadumbrado que
está ante los obreros enviados por el «dueño de casa» para trabajar en su viña. En este
campo está eficazmente presente la Iglesia, todos nosotros, pastores y fieles, sacerdotes,
religiosos y laicos. La Iglesia sabe que todos los esfuerzos que va realizando la humanidad
para llegar a la comunión y a la participación, a pesar de todas las dificultades, retrasos y
contradicciones causadas por las limitaciones humanas, por el pecado y por el Maligno,
encuentran una respuesta plena en Jesucristo, Redentor del hombre y del mundo.

YO SOY LA VID, VOSOTROS LOS SARMIENTOS


La dignidad de los fieles laicos en la Iglesia-Misterio
Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la «identidad» de los fieles
laicos, su original dignidad. Y sólo dentro de esta dignidad se pueden definir su vocación y
misión en la Iglesia y en el mundo.
Al dar una respuesta al interrogante «quiénes son los fieles laicos», el Concilio, superando
interpretaciones precedentes y prevalentemente negativas, se abrió a una visión
decididamente positiva, y ha manifestado su intención fundamental al afirmar la plena
pertenencia de los fieles laicos a la Iglesia y a su misterio, y el carácter peculiar de su
vocación, que tiene en modo especial la finalidad de «buscar el Reino de Dios tratando las
realidades temporales y ordenándolas según Dios».
«Con el nombre de laicos —así los describe la Constitución Lumen gentium— se designan
aquí todos los fieles cristianos a excepción de los miembros del orden sagrado y los del
estado religioso sancionado por la Iglesia; es decir, los fieles que, en cuanto incorporados a
Cristo por el Bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo del
oficio sacerdotal, profético y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de
todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos les corresponde».
Llamados a la santidad. La dignidad de los fieles laicos se nos revela en plenitud cuando
consideramos esa primera y fundamental vocación, que el Padre dirige a todos ellos en
Jesucristo por medio del Espíritu: la vocación a la santidad, o sea a la perfección de la
caridad. Es urgente, hoy más que nunca, que todos los cristianos vuelvan a emprender el
camino de la renovación evangélica, acogiendo generosamente la invitación del apóstol a
ser «santos en toda la conducta» (1 P 1, 15). Los fieles laicos han de considerar la vocación
a la santidad, antes que como una obligación exigente e irrenunciable, como un signo
luminoso del infinito amor del Padre que les ha regenerado a su vida de santidad. Tal
vocación, por tanto, constituye una componente esencial e inseparable de la nueva vida
bautismal, y, en consecuencia, un elemento constitutivo de su dignidad.
SARMIENTOS TODOS DE LA ÚNICA VID
La participación de los fieles laicos en la vida de la Iglesia-Comunión
La comunión eclesial se configura, más precisamente, como comunión «orgánica», análoga
a la de un cuerpo vivo y operante. En efecto, está caracterizada por la simultánea presencia
de la diversidad y de la complementariedad de las vocaciones y condiciones de vida, de los
ministerios, de los carismas y de las responsabilidades. La comunión eclesial es, por tanto,
un don; un gran don del Espíritu Santo, que los fieles laicos están llamados a acoger con
gratitud y, al mismo tiempo, a vivir con profundo sentido de responsabilidad. El fiel laico
no puede jamás cerrarse sobre sí mismo, aislándose espiritualmente de la comunidad.
Ministerios, oficios y funciones de los laicos. La misión salvífica de la Iglesia en el mundo
es llevada a cabo no sólo por los ministros en virtud del sacramento del Orden, sino
también por todos los fieles laicos. En efecto, éstos, en virtud de su condición bautismal y
de su específica vocación, participan en el oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo,
cada uno en su propia medida.
Los diversos ministerios, oficios y funciones que los fieles laicos pueden desempeñar
legítimamente en la liturgia, en la transmisión de la fe y en las estructuras pastorales de la
Iglesia, deberán ser ejercitados en conformidad con su específica vocación laical, distinta
de aquélla de los sagrados ministros.
La participación de los fieles laicos en la vida de la Iglesia. Los fieles laicos participan en
la vida de la Iglesia no sólo llevando a cabo sus funciones y ejercitando sus carismas, sino
también de otros muchos modos. Los fieles laicos deben estar cada vez más convencidos
del particular significado que asume el compromiso apostólico en su parroquia. Los fieles
laicos, juntamente con los sacerdotes, religiosos y religiosas, constituyen el único Pueblo de
Dios y Cuerpo de Cristo. El ser miembros de la Iglesia no suprime el hecho de que cada
cristiano sea un ser «único e irrepetible».
OS HE DESTINADO PARA QUE VAYÁIS Y DEIS FRUTO
La corresponsabilidad de los fieles laicos en la Iglesia-Misión
La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se
implican mutuamente, hasta tal punto que la comunión representa a la vez la fuente y el
fruto de la misión: la comunión es misionera y la misión es para la comunión. Siempre es
el único e idéntico Espíritu el que convoca y une la Iglesia y el que la envía a predicar el
Evangelio «hasta los confines de la tierra» (Hch 1, 8). Los fieles laicos —debido a su
participación en el oficio profético de Cristo— están plenamente implicados en esta tarea
de la Iglesia. En concreto, les corresponde testificar cómo la fe cristiana —más o menos
conscientemente percibida e invocada por todos— constituye la única respuesta plenamente
válida a los problemas y expectativas que la vida plantea a cada hombre y a cada sociedad.
Los fieles laicos, con el ejemplo de su vida y con la propia acción, pueden favorecer la
mejora de las relaciones entre los seguidores de las diversas religiones, como
oportunamente han subrayado los Padres sinodales: «Hoy la Iglesia vive por todas partes en
medio de hombres de distintas religiones (...). Todos los fieles, especialmente los laicos que
viven en medio de pueblos de otras religiones, tanto en las regiones de origen como en
tierras de emigración, han de ser para éstos un signo del Señor y de su Iglesia, en modo
adecuado a las circunstancias de vida de cada lugar.
LOS OBREROS DE LA VIÑA DEL SEÑOR
Buenos administradores de la multiforme gracia de Dios
Uno de los objetivos fundamentales de esta renovada e intensificada acción pastoral —que
no puede dejar de implicar coordinadamente a todos los componentes de la comunidad
eclesial— es considerar al enfermo, al minusválido, al que sufre, no simplemente como
término del amor y del servicio de la Iglesia, sino más bien como sujeto activo y
responsable de la obra de evangelización y de salvación. En la Iglesia-Comunión los
estados de vida están de tal modo relacionados entre sí que están ordenados el uno al otro.
PARA QUE DÉIS MÁS FRUTO
La formación de los fieles laicos
En el descubrir y vivir la propia vocación y misión, los fieles laicos han de ser formados
para vivir aquella unidad con la que está marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y
de ciudadanos de la sociedad humana.
Deberes Derechos
208 Por su regeneración en
209 Observar siempre la
1.
Cristo se da entre todos los fieles
comunión con la Iglesia, incluso en
una verdadera igualdad en cuanto
su modo de obrar.
a la dignidad y acción.

210 Esforzarse, según su propia 211 Trabajar para que el


condición, por llevar una vida mensaje divino de la salvación
santa, así como incrementar la alcance a todos los hombres.
santificación eclesial.

211 Trabajar para que el mensaje


212 2. Manifestar a los
divino de la salvación alcance a
Pastores de la Iglesia sus
todos los hombres.
necesidades.

3. Manifestar a los Pastores


sagrados su opinión sobre
aquello que pertenece al bien
de la Iglesia.

213 Recibir de los Pastores


212 Seguir, por obediencia
1.
sagrados la ayuda de los bienes
cristiana, todo aquello que los
espirituales de la Iglesia.
Pastores sagrados declaran.

3. Manifestar a los Pastores


sagrados su opinión sobre aquello
que pertenece al bien de la Iglesia.

218 Los peritos deben investigar y 214 Tributar culto a Dios, según
manifestar prudentemente lo las normas del propio rito.
concerniente a las ciencias
sagradas con prudencia.

215 Fundar y dirigir libremente


222 Ayudar a la Iglesia en sus
1.
asociaciones para fines de caridad.
necesidades.

2. Promover la justicia social.


216 Promover y sostener la
223 1.Tener en cuenta el bien
acción apostólica con sus
común de la Iglesia, así como
iniciativas.
también los derechos ajenos y sus
deberes respecto a otros. 217 A una educación cristiana
por la que se les instruya
convenientemente.

219 A ser inmunes de cualquier


coacción, en la elección del estado
de vida.

220 Cada persona debe proteger


su propia intimidad.

221 Reclamar legítimamente


1.
los derechos que tienen en la
Iglesia.

2. Ser juzgados según las


normas de la Iglesia y
aplicadas con equidad.
3. A no ser sancionados con
penas canónicas, si no es
conforme a la norma legal.

Deberes Derechos
225 Trabajar para que el
1. 225 1.Trabajar para que el
mensaje divino de salvación sea mensaje divino de salvación sea
conocido y recibido por todos los conocido y recibido por todos los
hombres en todo el mundo. hombres en todo el mundo.
225 2. Impregnar y perfeccionar 225 2. Impregnar y
el orden temporal con el espíritu perfeccionar el orden temporal
evangélico, y dar así testimonio de con el espíritu evangélico, y
Cristo. dar así testimonio de Cristo.

226 Trabajar en la edificación 226


1. 2. (A sus hijos) Los padres
del pueblo de Dios a través del tienen el gravísimo derecho de
matrimonio y de la familia. educarles.

2. (A sus hijos) Los padres tienen


el gravísimo deber de educarles.

227 A que se les reconozca en los


229 El deber de adquirir
1.
asuntos terrenos aquella libertad
conocimiento de esa doctrina, de
que compete a todos los
acuerdo con la capacidad y
ciudadanos.
condición de cada uno.

231 Adquirir la formación


1. 228 Capacidad de ser
1.
conveniente que se requiere para llamados por los sagrados Pastores
desempeñar bien su función, y para aquellos oficios eclesiásticos
para ejercerla con conciencia, según las prescripciones del
generosidad y diligencia. derecho.

2. Capacidad para ayudar como


peritos y consejeros a los Pastores
de la Iglesia; también formando
parte de consejos, conforme a la
norma del derecho.

229 El derecho de adquirir


1.
conocimiento de esa doctrina, de
acuerdo con la capacidad y
condición de cada uno.

2. Adquirir el conocimiento
más profundo de las ciencias
sagradas que se imparte en
las universidades o facultades
eclesiásticas.
3. Tienen capacidad de recibir
de la legítima autoridad
eclesiástica mandato de
enseñar ciencias sagradas.

230 1.Los varones laicos (que


tengan la edad y condiciones
decretadas por decreto de la
Conferencia Episcopal) pueden ser
llamados para el ministerio estable
de lector y acólito, sin
remuneración alguna.

2. Por encargo temporal, los


laicos pueden desempeñar la
función de lector en las
ceremonias litúrgicas, así
como la de comentador,
cantor y otras, a tenor de la
norma del derecho.
3. (Donde lo aconseje la
necesidad) Pueden también los
laicos, aunque no sean lectores
ni acólitos, suplirles en algunas
de sus funciones.

231 2. A una conveniente


retribución que responda su
condición, y con la cual puedan
proveer decentemente a sus
propias necesidades. También
tienen derecho a que se provea
debidamente a su previsión y
seguridad social y a la llamada
asistencia sanitaria.
Deberes Derechos
232 Formar a aquellos que se 232 Formar a aquellos que se
destinan a los ministerios destinan a los ministerios
sagrados. sagrados.

233 1. Fomentar las vocaciones 234 2. Los jóvenes que se


para que se provea preparan al sacerdocio a nivel
suficientemente a las necesidades superior, deben recibir formación
del ministerio sagrado en la Iglesia humanística y científica.
entera.

2. Se ayude con prudencia, de


palabra y de obra, y se prepare
convenientemente a aquellos
varones de edad madura que se
sienten llamados a los sagrados
ministerios.
234 Consérvense donde 235 2. A los que legítimamente
1.
existen y foméntense los residen fuera del seminario, el
seminarios menores y otras obispo diocesano ha de
instituciones semejantes. encomendarles a un sacerdote
piadoso.

235 1.Los jóvenes que deseen 238 1. Los seminarios


llegar al sacerdocio deben recibir legítimamente erigidos tienen por
tanto la conveniente formación el derecho mismo personalidad
espiritual como la que es jurídica en la Iglesia.
adecuada para el cumplimiento de
los deberes propios.

236 Quienes aspiran al diaconado


246 2. Los seminaristas han de
permanente han de ser formados
ser formados para la celebración
según las prescripciones de la
de la liturgia de las horas.
Conferencia Episcopal.
3. Se debe fomentar el culto a la
1. Los jóvenes, permaneciendo al Virgen María y el rezo del santo
menos tres años en una residencia rosario.
destinada a esta finalidad.

2. Los hombres de edad


madura, tanto célibes como
casados, según el plan de tres
años establecido por la
Conferencia Episcopal.

237 En cada diócesis, cuando 247


1. 1. Prepárese a los alumnos
sea posible y conveniente, ha de a observar el estado de celibato.
haber un seminario mayor.
2. Se han de dar a conocer a los
2. No se bebe erigir un alumnos las obligaciones y
seminario interdiocesano sin cargas propias de los ministros
que antes se haya obtenido la sagrados.
aprobación de la sede
apostólica.
249 Se ha de proveerse en el
Plan de formación sacerdotal a que
los alumnos no sólo sean
instruidos cuidadosamente en su
lengua propia, sino a que dominen
la lengua latina y adquieran
también conocimiento de otros
idiomas.

238 2. El rector representa al 253 1. Para el cargo de


seminario en todos los asuntos. profesor de disciplinas filosóficas,
teológicas y jurídicas, los Obispos y
los interesados nombrarán a los
que tienen doctorado o
licenciatura en una universidad o
facultad reconocida por la Santa
Sede.

2. Se debe procurar nombrar


profesores distintos para la
Sagrada Escritura, teología
dogmática, teología moral,
liturgia etc.

239 1. En todo seminario ha de 254 En la enseñanza, los


1.
haber un rector que esté al frente profesores han de prestar
y, si lo pide el caso, un vicerrector,
constantemente atención especial
un ecónomo…también profesores. a la íntima unidad y armonía de
toda la doctrina de la fe, de
2. En todo seminario ha de
manera que los alumnos
haber por lo menos un director comprendan que están
espiritual. aprendiendo una única ciencia.
3. En los estatutos del
seminario debe determinarse 2. Enseñen a los alumnos de
el modo según el cual manera que se hagan capaces
participen de la de examinar las cuestiones del
responsabilidad del rector, método científico y mediante
sobre todo conservar la apropiadas investigaciones
disciplina. aprendan a llevar a cabo
estudios con su propio trabajo.
255 Con la instrucción
240 Confesores ordinarios que
1.
específicamente pastoral aprendan
vayan regularmente al seminario y
los alumnos los principios y
los que están presentes en dicho
métodos propios del ministerio de
lugar.
enseñar, santificar y gobernar el
2. Nunca se debe pedir la pueblo de Dios.
opinión del director espiritual
en caso de admisión o sobre la
salida del seminario.

241 Admitir jóvenes con


1. 256 1.Fórmese diligentemente
dotes espirituales, intelectuales, a los alumnos en la práctica del
humanos y morales, salud física, método catequético y homilético,
recta intención y equilibrio en el culto divino y de modo
psíquico. peculiar la celebración de los
sacramentos..
2. Antes de ser admitido,
deben presentar las partidas 2.Enséñese a los alumnos las
de bautismo y confirmación. necesidades de la Iglesia
3. Si se admite un seminarista universal.
que haya sido despedido de
otro seminario, se requiere un
informe del superior
respectivo.

262 El seminario está exento del


242 En cada nación debe
1.
régimen parroquial.
haber un Plan de formación
sacerdotal que establecerá la
Conferencia Episcopal.

2. Las normas del plan al que

se refiere el 1 han de
observarse en todos los
seminarios.

243 Todo seminario tendrá un


264 1. Para proveer a las
reglamento propio, aprobado por
necesidades del seminario,
el Obispo diocesano y Obispos
además de la colecta, el Obispo
interesados.
puede imponer un tributo en su
diócesis.

2. Están sujetas al tributo a


favor del
seminario todas las personas
jurídicas eclesiásticas, también
las privadas que tienen sede
en la diócesis.

244 Vayan en perfecta armonía


la formación espiritual y la
preparación doctrinal en el
seminario.

245 1. Los alumnos deben


hacerse idóneos para ejercer el
ministerio pastoral, adquirir
espíritu misionero.

2. Formar alumnos de modo


que llenos de amor a la Iglesia,
estén unidos en caridad
humilde con el Romano
Pontífice y con su propio
Obispo.

246 1. La celebración
eucarística sea el centro de toda la
vida del seminario.

4. Acostumbren los alumnos


acudir con frecuencia al
sacramento de la penitencia.
5. Los alumnos harán cada año
ejercicios espirituales.

248 La formación doctrinal que


ha de impartirse debe tender a
que los alumnos, junto con la
cultura general adecuada a las
necesidades del tiempo.
252 La formación teológica, a
1.
la luz de la fe y bajo la guía del
magisterio.

2. Se ha de formar a los
alumnos con particular
diligencia en la Sagrada
Escritura.
3. Ha de haber clases de
teología dogmática, fundada
siempre en la Palabra de Dios
escrita, juntamente con la
sagrada Tradición.

253 3. Debe ser removido por la

autoridad de la que se trata en 1


el profesor que deje gravemente
de cumplir con su cargo.

257 La formación de los


1.
alumnos ha de realizarse de tal
modo que se sientan interesados
no sólo por la Iglesia particular,
sino también por la Iglesia
Universal.

2. El Obispo diocesano debe


preocuparse que los clérigos
que desean trasladarse de la
propia Iglesia particular a una
Iglesia particular aprendan la
lengua de esa región y
conozcan sus instituciones,
condiciones sociales usos y
costumbres.

258 Los alumnos, durante el


período de estudios, deben ser
iniciados en la práctica pastoral.
259 Corresponde al Obispo
1.
diocesano, o a los Obispos
interesados, decidir en lo que se
refiere al superior régimen y
administración del seminario.

2.El Obispo diocesano y los


Obispos interesados, visiten
personalmente el seminario,
supervisen la formación y
enseñanza de los alumnos.

260 En el cumplimiento de sus


tareas propias, todos deben
obedecer al rector, a quien
compete la dirección inmediata del
seminario.

261 El rector del seminario, y


1.
asimismo, bajo su autoridad, los
superiores deben cuidar de que los
alumnos cumplan perfectamente
las normas establecidas.

2. Provean con diligencia el


rector del seminario y el
director de estudios para que
los profesores desempeñen
debidamente su tarea según
las prescripciones del plan.

263 El Obispo diocesano y los


Obispos interesados, deben
contribuir al establecimiento y
conservación del seminario, al
sustento de los alumnos, a la
retribución de los profesores y
demás necesidades del seminario.

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