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¡Evidentemente, la asunción de que los genes "controlan" el comportamiento

celular es incorrecta!

“Se ha demostrado que los campos electromagnéticos pulsantes regulan virtualmente


cada función de la célula, incluyendo la síntesis del ADN, la síntesis de ARN, la síntesis
de proteínas, la división celular, la diferenciación celular, la morfogénesis y la
regulación neuroendocrina. Estos conocimientos son relevantes porque ellos reconocen
que el conocimiento biológico puede ser controlado por fuerzas de energía "invisibles"
las cuales incluyen los pensamientos.”

Actualmente se acepta que los estímulos ambientales pueden inducir mutaciones


"adaptativas" que capacitan a una célula a alterar específicamente sus genes. Es mas,
tales mutaciones pueden ser mediadas por la percepción que tiene un organismo de su
ambiente. Por ejemplo, si un organismo "percibe un estrés que realmente no existe, la
percepción errónea puede cambiar los genes para acomodarse a la
"creencia".

Biología de las Creencias

Por: Bruce Lipton, PhD


Profesor Adunto, Life Chiropractic College West, San Lorenzo, California. Los Angeles, EE.UU.

Los recientes avances de la biología celular están anunciando un importante giro


evolutivo. Por casi 15 años hemos mantenido la ilusión de que nuestra salud y destino
estaban programados en nuestros genes, concepto referido como determinismo
genético. Aunque la conciencia de la humanidad esta corrientemente impregnada con
la creencia de que el carácter de la vida está predeterminado genéticamente, un
enfoque nuevo y radical se está desarrollando en las fronteras de la ciencia.

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Los biólogos celulares ahora reconocen que el ambiente (universo externo y fisiología
interna), y sobre todo, nuestra percepción del ambiente, controlan directamente la
actividad de nuestros genes. La conferencia revisará ampliamente los mecanismos
moleculares mediante los cuales el conocimiento ambiental interfiere en la regulación
genética y guía la evolución del organismo.

La física cuántica detrás de estos mecanismos, provee la comprensión acerca de los


canales de comunicación que unen la dualidad mente-cuerpo. El conocimiento acerca
de cómo las signos vibratorios y la resonancia tienen impacto en la comunicación
molecular, constituye la clave que revela el mecanismo mediante el cual nuestros
pensamientos, actitudes y creencias crean las condiciones de nuestro cuerpo y el
mundo externo. Este conocimiento puede ser empleado para redefinir activamente
nuestro bienestar físico y emocional.

Antecedentes:

El conocimiento de las bases filosóficas fundamentales de la medicina convencional


(alopática) es relevante ya que aclara por qué y cómo se originó el dogma del
determinismo genético. Francis Bacon definió la misión de la Ciencia Moderna poco
después de la aparición de la Revolución Científica (1543). De acuerdo a esto, el
propósito de la ciencia era controlar la naturaleza. Para cumplir con esta meta, los
científicos tenían que primero adquirir el conocimiento de lo que "controla" la
estructura y función (comportamiento) de un organismo.

Los conceptos basados en los principios de la física Newtoniana definieron la


aproximación experimental a esta búsqueda. Estos principios estipulan que el Universo
es un "mecanismo físico" compuesto por partes (materia) no dándole importancia a la
"energía" invisible. Según este punto de vista, todo lo que importa es "materia". En
consecuencia, la ciencia moderna esta absorta en el MATERIALISMO.

La forma de entender como un delicado mecanismo sincronizado trabaja, es


desarmándolo y analizando todas las "partes" que lo componen. Esta aproximación es
denominada REDUCCIONISMO. A través de un análisis de las partes y de como ellas
interactúan, se pueden identificar las partes defectuosas en un organismo que funciona
mal, las cuales pueden ser reparadas o reemplazadas con "partes" fabricadas (drogas,
ingeniería genética, prótesis, etc.). El conocimiento de los mecanismos del cuerpo
permitiría a los científicos el DETERMINAR como trabaja un organismo y como
"controlar" el organismo alterando sus "partes".

En la primera mitad del siglo 20, los biólogos estuvieron preocupados en seccionar los
organismos y estudiar sus células. Posteriormente, las células fueron también
fragmentadas y sus "partes" moleculares catalogadas y caracterizadas. Las células
están compuestas por cuatro tipos de macromoléculas: Proteínas, Polisacáridos
(azúcares), Ácidos Nucleídos (sustancia genética), Lípidos (grasas).

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El término PROTEINA significa "elemento primario"(proteios, Gr.) ya que las proteínas
son los componentes primarios de todas las plantas y células animales. Un ser humano
esta compuesto de ~100.000 proteínas diferentes. Las proteínas son "cadenas"
lineales cuyas uniones están compuestas por moléculas de aminoácidos. Cada uno de
los 20 diferentes aminoácidos tiene una forma única, por lo tanto cuando están unidos
en una cadena, la proteína resultante se pliega en una elaborada "estructura lineal"
tridimensional. El patrón de plegamiento de la proteína estará determinado por la
secuencia de las uniones de sus aminoácidos.

El balance de las cargas electromagnéticas de sus aminoácidos sirve para controlar la


forma final de la estructura. La forma única de una estructura proteica es denominada
"conformación".

De la misma manera que una llave y su cerradura, la estructura de la proteína se


complementa con la forma de las moléculas ambientales (lo que incluye otras
proteínas). Cuando las proteínas interactúan con las moléculas ambientales
complementarias, ellas se ensamblan en estructuras complejas (de la misma manera
que los mecanismos se engranan para hacer un reloj).

Cuando la proteína se acopla químicamente con otras moléculas, cambia la distribución


de las cargas electromagnéticas en la proteína. Los cambios en la "carga" cambian la
forma de la proteína. Por lo tanto, cuando se acopla con químicos, la proteína
modificará su forma, de una conformación a otra. Una proteína genera "movimiento"
cuando cambia su forma. El movimiento de la proteína puede aprovecharse para
realizar un "trabajo". Un grupos de proteínas interactuantes que trabajan juntas para
llevar a cabo una función específica son denominadas "vías". Las actividades de vías
específicas de las proteínas proveen lo necesario para la digestión, excreción,
respiración, reproducción y otras funciones fisiológicas usadas por los organismos
vivientes.

Las proteínas suministran lo necesario para las funciones y estructuras del organismo,
pero acciones proteicas al azar, no pueden proporcionar lo necesario para la vida. Es
así que los científicos necesitan identificar el mecanismo que "integra" las funciones de
la proteína que permiten los comportamientos complejos. Esta investigación estuvo
unida al hecho de que las proteínas son lábiles (opuesto a estables).

Como las partes de un carro, las proteínas se "gastan" cuando son usadas. Si una
proteína individual en una vía se gasta y no es reemplazada, entonces la acción de esa
vía, se detendrá. Para retomar la función, la proteína debe ser reemplazada. En
consecuencia, se pensó que las funciones del comportamiento eran controladas
"regulando" la presencia o ausencia de proteínas que integran las vías. La fuente de
reemplazo de las partes proteicas esta relacionada a factores de "memoria" que
proveen la herencia…. la transmisión de un "cáracter".

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La búsqueda de factores hereditarios que controlaban la síntesis de proteínas
condujeron al ácido desoxiribonucléico (ADN). En 1953, Watson y Crick revelaron el
misterio del "código genético", el cual demostró como el ADN servía como "heliograma"
molecular que definía la secuencia de aminoácidos comprendidos en una proteína.

El heliograma del ADN para cada proteína es referido como un GEN. Dado que las
proteínas definen el carácter de un organismo y las estructuras de las proteínas son
codificadas por el ADN, los biólogos establecieron el dogma conocido como la Primacía
del ADN. En este contexto, Primacía significa "primer nivel de control". Se concluyó que
el ADN "controla" la estructura y comportamiento de los organismos vivientes.

Dado que el ADN "determina" el carácter de un organismo, entonces es apropiado


reconocer el concepto de Determinismo Genético, y la idea de que la estructura y
comportamiento de un organismo está definida por sus genes. La filosofía materialista-
reduccionista-determinista de la ciencia condujo al Proyecto del Genoma Humano, el
programa multibillionario para mapear todos los genes. Una vez que este se cumpla,
se asume que nosotros podemos usar ese conocimiento para reparar o reemplazar
genes "defectuosos", y en el proceso, realizar la misión de la Ciencia de controlar la
expresión de un organismo.

Desde 1953, los biólogos han asumido que el DNA "controla" la vida. En los animales
multicelulares, el órgano que "controla" la vida es conocido como el cerebro. Ya que se
presume que los genes controlan la vida celular y que los genes están contenidos en el
núcleo de la célula, se esperaría que el núcleo fuera el "cerebro" de la célula.

Disipando el Mito de los genes

Si en cualquier organismo se remueve el cerebro, la consecuencia necesaria e


inmediata de esa acción es la muerte del organismo. La remoción del núcleo de la
célula, referido como enucleación, sería equivalente a remover el cerebro de la célula.
Si bien la enucleación resultaría en la muerte inmediata de la célula, las células
enucleadas pueden continuar sobreviviendo y exhibiendo un control "regulado" de sus
procesos biológicos. De hecho, las células pueden vivir por dos o más meses sin un
núcleo. ¡Evidentemente, la asunción de que los genes "controlan" el comportamiento
celular es incorrecta!

Tal como lo ha descrito Nijhout, los genes no son "autoemergentes", lo que significa
que lo genes no pueden activarse o desactivarse. Si los genes no pueden controlar su
propia expresión, ¿como pueden ellos controlar el comportamiento de la célula?
Nijhout, enfatiza que los genes son regulados por "señales ambientales", En
consecuencia, es el ambiente el que controla la expresión genética. ¡En vez de apoyar
la Primacía del ADN, tendríamos que reconocer la Primacía del ambiente!.

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Las células "leen" su ambiente, analizan la información y luego seleccionan el
programa de comportamiento adecuado para mantener su supervivencia. El hecho de
que los datos sean integrados, procesados y usados para dar una respuesta conductual
calculada enfatiza la existencia de un equivalente al "cerebro" en la célula. ¿Dónde esta
el cerebro de la célula? La respuesta se encuentra en las bacterias, los organismos más
primitivos de la Tierra. Los procesos y funciones de esta forma de vida unicelular, están
altamente integrados, en consecuencia deben tener un equivalente de cerebro.
Citológicamente, estos organismos no contienen ninguna organela (diminutivo de
órgano), tales como núcleo, mitocondrias, cuerpos de Golgi y otros La única estructura
organizada de estas formas vivientes primitivas es su "membrana celular", también
conocida como su plasmalema. Alguna vez se pensó que la única función de la
membrana celular era mantener el citoplasma unido y de hecho, suministrar lo
necesario para los sistemas digestivo, respiratorio y tegumentario (piel) de la bacteria,
hoy sin embargo, también se sabe que sirve como el cerebro de la célula.

La membrana celular esta compuesta primariamente de "fosfolípidos" y proteínas. Los


fosfólipidos que se parecen a unas chupetas con dos "palitos", están ordenados en una
doble capa cristalina. La membrana se parece a un sandwich de pan con mantequilla,
donde los lípidos con forma de "palitos", forman la cubierta central de mantequilla. La
doble cubierta de fosfolípidos forma una barrera similar a la piel y separa el ambiente
externo del citoplasma interno. Insertadas en la membrana están las proteínas
especiales, denominadas Proteínas Integrales de la Membrana (PIM). Las PIM parecen
aceitunas en el sándwich de pan y mantequilla.

Hay dos clases de PIM: RECEPTORES Y EFECTORES. Los receptores son los órganos
"sensoriales" de la célula, los equivalentes a los sentidos del cuerpo. Cuando un
receptor reconoce y se vincula a una señal, este responde cambiando su conformación.
La biología convencional estipula que los receptores solo responden a la "materia"
(moléculas), una creencia consistente con el punto de vista Newtoniano del Universo,
como una "maquina de materia".

La investigación contemporánea de la célula, ha transcendido la física Newtoniana y


está ahora firmemente basada en un universo creado de energía tal como lo define la
física cuántica. Esta nueva física enfatiza la energía sobre el materialismo, sustituye al
reduccionismo por el holismo, y reconoce la incertidumbre en lugar del determinismo.
En consecuencia, ahora reconocemos que los receptores responden a señales de
energía, así como a señales moleculares.

La medicina convencional ha ignorado consistentemente las investigaciones publicadas


en sus principales revistas científicas, investigaciones que revelan claramente la
influencia que tienen los campos electromagnéticos en la fisiología celular. Se ha
demostrado que los campos electromagnéticos pulsantes regulan virtualmente cada
función de la célula, incluyendo la síntesis del ADN, la síntesis de ARN, la síntesis de
proteínas, la división celular, la diferenciación celular, la morfogénesis y la regulación
neuroendocrina. Estos conocimientos son relevantes porque ellos reconocen que el

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conocimiento biológico puede ser controlado por fuerzas de energía "invisibles" las
cuales incluyen los pensamientos.

El receptor de proteínas cuando es activado por su señal complementaria cambia su


conformación, de manera que es capaz de acoplarse a una proteína efectora específica.
Las proteínas efectoras se encargan de los comportamientos celulares. Las proteínas
efectoras pueden ser enzimas, elementos del citoesqueleto (equivalentes celulares de
músculo y hueso) o transportadores (proteínas que transportan electrones, protones,
iones y otras moléculas específicas a través de la membrana. Generalmente las
proteínas efectoras son inactivas en su conformación en reposo. Sin embargo, cuando
el receptor se une a la proteína efectora, hace que el efector cambie su propia
conformación de una forma inactiva a una forma activa. Así es como una señal
ambiental activa el comportamiento de la célula.

La actividad de las PIM efectoras generalmente regula los comportamientos de las vías
de las proteínas citoplasmáticas, como las asociadas con la digestión, excreción y el
movimiento celular. Si las proteínas funcionales específicas no están ya presentes en la
célula, la PIM efectora activada envía una señal al núcleo y desencadena los programas
de genes requeridos.

Las PIM receptoras "ven" o están "enteradas" de su ambiente y las PIM efectoras crean
respuestas físicas que traducen las señales ambientales en un comportamiento
biológico apropiado. El complejo de PIM controla el comportamiento y a través de su
efecto sobre las proteínas regulatorias, estas PIM también controlan la expresión de los
genes.

El complejo PIM provee a la célula del "conocimiento del ambiente mediante


sensaciones físicas", lo que según la definición del diccionario representa la percepción.
Cada complejo proteíco receptor- efector constituye una "unidad de percepción".

Una definición bioquímica de la membrana celular dice lo siguiente: la membrana es un


cristal liquido (organización de fosfolípidos), semiconductor (las únicas cosas que
puede cruzar la barrera de la membrana son aquellas traídas por las PIM), con puertas
(receptor PIM) y canales (efector PIM). Esta definición es la misma que es usada para
definir un chip de una computadora. Estudios recientes han verificado que la
membrana celular es de hecho el HOMOLOGO orgánico de un chip de silicón.

Tomado en este contexto, la célula es un microprocesador que se auto potencia.


Podemos decir en una forma muy simple que la célula es un computador orgánico. La
operación de la célula puede ser fácilmente entendida comparando su homología con la
de la computadora: el CPU (mecanismo de procesación de la información) es la
membrana celular, el tablero (entrada de datos) son los receptores de la membrana, el
disco (memoria) es el núcleo, la pantalla (salida de datos) el estado físico de la célula.
El complejo PIM efector-receptor, las unidades de percepción, son equivalentes a los
BITS de la computadora.

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Cuando nuevas "señales" , por lo tanto no reconocidas, entran del ambiente, la célula
crea nuevas unidades de percepción para responder a ellas. Las nuevas unidades de
percepción requieren "nuevos " genes para las PIM. La habilidad de la célula para hacer
nuevos receptores PMI y responder a la nueva señal con una respuesta apropiada
orientada a la supervivencia (comportamiento), es la base de la evolución. Las células
"aprenden" creando nuevos receptores y los integran con proteínas efectoras
específicas. La memoria celular esta representada por los "nuevos" genes que codifican
para esas proteínas. Este proceso capacita a los organismos para sobrevivir incluso en
ambientes cambiantes.

El mecanismo de aprendizaje/evolución es empleado por el sistema inmune. Para las


células inmunes (linfocitos-T), los ANTIGENOS invasivos (ej., virus, bacterias, toxinas,
etc.) representan "nuevas" señales ambientales. Los linfocitos-T crean proteínas, los
anticuerpos, los cuales complementan y unen los antígenos. Los anticuerpos son
"receptores" ya que reconocen la señal del antígeno. La estructura de un anticuerpo
está codificada en los genes (ADN). Haciendo nuevos anticuerpos, la célula "crea"
nuevos genes.

La toma de conciencia del ambiente por parte de la célula está reflejado en su


población de receptores. En los organismos unicelulares (bacterias, protozoarios y
algas), los receptores de la célula responden a las señales ambientales relacionadas
con la supervivencia. Estas señales incluyen elementos del ambiente físico (luz,
gravedad, temperatura, sales minerales, etc.), alimentos (nutrientes, otros
organismos), y agentes que amenazan la vida (toxinas, parásitos, depredadores, etc.).

En los organismos pluricelulares, las células desarrollan receptores adicionales


requeridos para la identidad de la "comunidad" y para la integración. Los receptores de
integración responden a las señales de la información (hormonas, factores de
crecimiento), usados para coordinar las funciones en las comunidades celulares. Un
grupo especial de receptores confiere identidad de forma que los miembros de la
comunidad celular pueden responder colectivamente a un comando "central". Los
receptores de identidad son referidos como "auto receptores" , o receptores de
histocompatibilidad. Los autoreceptores son usados por el sistema inmune para
distinguir el "auto" de los organismos invasores. Los órganos o tejidos no pueden ser
intercambiados a menos de que ellos lleven los mismos autoreceptores que el
recipiente.

Cuando una unidad de percepción reconoce una señal ambiental esta activará una
función celular. Aunque hay miles de funciones conductuales expresadas por una
célula, todos los comportamientos puedes ser clasificados como respuestas de
crecimiento o de protección. Las células se mueven hacia señales de crecimiento y
lejos de estímulos que atentan contra la vida (respuesta de protección). Como una
célula no puede moverse hacia delante y hacia atrás al mismo tiempo, por lo tanto no
puede estar en crecimiento y en protección al mismo tiempo. A nivel celular, el

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crecimiento y la protección son comportamientos mutuamente exclusivos. Esto es
verdad para las células humanas. Si nuestros tejidos y órganos perciben una necesidad
de protección, ellos comprometerán su comportamiento de crecimiento. La protección
crónica conduce a un desorden del tejido y de su función.

¿Qué pasa si una célula experimenta un ambiente estresante pero no tiene un


programa genético (comportamiento) para enfrentar el estrés? Actualmente se acepta
que las células pueden "reescribir" programas genéticos en un esfuerzo para superar la
condición estresante. Estos cambios en el ADN son las mutaciones. Hasta hace poco,
se pensó que las mutaciones eran al azar, significando que el resultado de la célula no
podía ser dirigido.

Actualmente se acepta que los estímulos ambientales pueden inducir mutaciones


"adaptativas" que capacitan a una célula a alterar específicamente sus genes. Es mas,
tales mutaciones pueden ser mediadas por la percepción que tiene un organismo de su
ambiente. Por ejemplo, si un organismo "percibe un estrés que realmente no existe, la
percepción errónea puede cambiar los genes para acomodarse a la "creencia".

En conclusión:

La estructura de nuestro cuerpo está definida por nuestras proteínas. Las proteínas
representan complementos físicos del ambiente. En consecuencia, nuestros cuerpos
son complementos físicos de nuestro ambiente. Las unidades de PIM de percepción en
la membrana celular permiten el conocimiento del ambiente. La recepción de las
señales ambientales cambian las conformaciones proteicas. El "movimiento" generado
por los cambios en la forma de las proteínas es aprovechado por la célula para realizar
el trabajo.

La vida es el resultado de los movimientos de las proteínas los cuales son traducidos
como "comportamientos". Las células responden a la percepción activando sus
programas de comportamientos de crecimiento o de protección. Si las proteínas de
comportamiento necesarias no están presentes en el citoplasma, las unidades PIM
pueden activar la expresión de genes apropiados en el núcleo de la célula.

La percepción se ubica entre el ambiente y la expresión de la célula. Si nuestras


percepciones son precisas, el comportamiento resultante será de mejoría de la vida. Si
operamos desde las percepciones erróneas, nuestro comportamiento será inapropiado
y perjudicará nuestra vitalidad comprometiendo nuestra salud.

http://www.psiconeuroinmunologia.org/articulos_4.html

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