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política mexicana; constituye, en todo

caso, un hecho revelador de que toca


uno de los temas centrales de la vida
pública de México. En un régimen cu- público y de las fuerzas económicas co- dice que “la comida entra por los ojos”.
ya legitimidad antes que por las elec- mo de los partidos, puede constituir un Las imagenes y los colores del libro ex-
ciones ha pasado por un consenso a importante contrapeso al sistema pre- presan también, aunque sea artificio-
cuya forja la prensa ha contribuído de- sidencialista, el que los mecanismos samente, texturas, aromas y sabores.
cisivamente, los periodistas se han vis- constitucionales no le brindan: un fre- En todo caso, evocan a estos últimos,
to obligados a cumplir un papel político no a sus excesos. De legitimadora del con el consecuente accionar de los ju-
muy diferente del que tienen en las de- régimen, como parece proponer Sche- gos gástricos, por lo menos para quien
mocracias liberales. El problema del pe- rer, la prensa puede pasar a cimentar antes haya degustado con éxito es-
riodismo mexicano se ha tornado un principio de democracia. Los Presi- tos alimentos.
capital en la discusión sobre el futuro dentes, en todo caso, lleva el proble- Los productos que se presentan en
del pais por una sencilla razón: una ma a discusión. el libro no sólo fueron base de la dieta
prensa independiente, tanto del poder de los antiguos mexicanos, sino que
hoy los comen, por gusto, necesidad
o tradición, muchos de nuestros con-
temporáneos en comunidades indíge-
nas y áreas rurales, así como algunos
P RESENCIA DE LA COMIDA sofisticados golosos que incursionan
en los contados establecimientos que
PREHISPÁNICA los preparan, según la estación del año
y el abasto de los insumos autóctonos.
de Teresa Castelló Yturbide y Michel Zabé La historia es continuidad y cambio,
como bien se advertirá a lo largo de es-
por Alfonso de Maria y Campos ta obra. Por ello, la insistencia en la ac-
tualidad y la presencia de estos pro-
l Fomento Cultural Banamex, México, 1986 ductos dentro de nuestra cultura culi-
naria. No se trata, en efecto, de un be-
llo libro de antigüedades, menos aun de
una investigación esotérica o de la ex-
P ARA QUIENES HEMOS vivido cerca terogeneo pero voluminoso público. Si quisitez de un “gourmet”: término que
de Teresa Castelló Yturbide, Presencia bien la muestra de fotografías y textos el simpático Xavier Domingo combate
de la Comida Prehispánica se nos an- se llevó a cabo dentro del III Festival con razón en nuestra lengua y en nues-
toja algo más bien común y hasta fa- Universitario de Cultura Popular y, por tro gusto, al través de sus artículos
miliar. En todo caso, un asunto natural, ello, el público se encontraba en cierta y ediciones en esa bella colección,
apartado de lo extraño o de lo exótico. medida predispuesto al tema, lo que Los cinco sentidos, que publica Tus-
Pero, desgraciadamente, un buen nú- dominó fue la sorpresa, la curiosidad quets Editores.
mero de mexicanos, y desde luego la y en ocasiones se produjo hasta cier- De lo que da cuenta este libro es de
casi totalidad de los extranjeros, des- to rechazo. una cultura que perdura a pesar de in-
conoce la mayoría de los productos ali- numerables problemas de orden econó-
menticios de que se trata en esta obra. mico, ecológico y propiamente cultural
Para ello suelen ser nada más objeto de de patrones de consumo. Esta comida
una investigación curiosa sobre cues- fue y es, todavía, parte de lo nuestro.
tiones antiguas. Lo es no sólo para esos grupos margi-
Ciertamente, el trabajo también ha- nados y marginales -en los dos extre-
bla de la tortilla, el frijol y el chile, que mos sociales del ingreso económico -,
nadie entre nosotros desconoce, aun- sino para nuestra identidad cultural de
que serán pocos los lectores que pue- mexicanos y para nuestras prácticas
dan decir que han degustado armadillo, alimenticias cotidianas.
iguana y acociles, productos regiona- Debemos pues entender estos ali-
les de gusto popular -muy codiciados mentos como la base indígena de una
localmente-; por no hablar del ajolo- comida del México de hoy: de carác-
te, el tepeitzcuintli o la víbora de cas- ter mestizo y con fuertes variantes re-
cabel. Como investigadora acuciosa de gionales. Con razón no debería hablarse
lo mexicano, como ducha manipulado- de una “cocina típica mexicana” sino
ra de la cocina y como anfitriona de fa- más bien, como sostienen investigado-
miliares y amigos, la autora de esta res en Francia, España, y China sobre
investigación ha recuperado, a lo largo su propio arte culinario, de una cocina
de varias décadas, tradiciones, cos- de tal o cual país. Una de las primeras
tumbres, informes, documentos y ob- características que tiene una cocina
jetos de la cultura popular en México, con personalidad y tradición propias es
que le han permitido deleitar, no sólo la existencia sostenida de cocinas re-
el ojo y el entendimiento, sino también gionales ricas y variadas; siempre so-
ese sentido que algunos por equivoca- bre la base de un proceso de integra-
ción vinculan con el exceso: el gusto. ción y contando con materias y técni-
La pequeña exposición que presen- Sin duda, las esplendidas fotografías cas de cocción singulares.
t& la Universidad Nacional Autónoma de Michel Zabé, de un alto valor plásti- Cocinas de gran tradición, como la
de México, en 1984, con parte del ma- co, contribuyeron entonces, como lo de la India, por no citar sino a otra de
terial de este libro, cuando todavía es- hacen ahora, a ganar más adeptos, al incuestionable personalidad y carácter,
taba en proceso la investigación, per- presentar cada elemento en su mejor valoran tambien lo regional, lo tradicio-
mitió observar la respuesta de un he- expresión visual. No por casualidad se nal, así como la capacidad para trans-

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mitir e incorporar con éxito elementos
de otras culturas y épocas. En fin, se
trata de cocinas y comidas que evolu-
cionan y se transforman a la par de De España y Europa llegaron el trigo Así, aunque no puede afirmarse que
las biografías de sus paises, regiones y animales domésticos como la gallina, no existan buenos restaurantes de “co-
y habitantes. la vaca, el chivo y el puerco. Este últi- mida mexicana”, sí puede decirse sin
La riqueza culinaria de México está mo, igual que en China, se convirtió en empacho que no son muchos y que los
fuera de toda discusión. Regiones, en- la base de la dieta animal local, junto que incluyen, no ya un menú comple-
tidades y localidades del país cuentan con el chivo. Los indigenas mexicanos to, sino platillos a la carta que recuer-
con alimentos, técnicas, tradiciones y del siglo XVI, como nos dice Salvador den al México prehispánico, se cuentan
documentos escritos que permiten Novo en su Cocina mexicana, “mira- con los dedos de la mano. “Casa
construir una cocina nacional, mestiza, ban sorprendidos a aquel extraño, gor- C h o n ” , en la Merced, es una notoria
con platillos y especialidades bien ca- do animal que siempre dormía: cochi, excepción. La alternativa es acudir a los
racterizados. En sus Memorias de co- dormir. El cerdo español recibiría su mercados de gran abasto, como el de
cina y bodega, Alfonso Reyes, con nuevo nombre mexicano de cochino, el San Juan en la Ciudad de México o los
enfoque erudito y un tanto europeizan- que duerme y chicharrón, suena al ver- de Texcoco y Toluca, aledaños a la ca-
te, al hablar de esa cocina mestiza di- bo chichina, quemar. Todavía usamos pital. Así una vez aprovisionado, el in-
ce, por ejemplo, que el mole de gua- en México el nahuatlismo chichinar.” teresado puede comer en casa con
jolote es la “pieza de resistencia de En relación a las técnicas de la pro- amigos y familiares platillos de este cor-
nuestra cocina, la piedra de toque del ducción de alimentos o a las de la ela- te. Cabe, entonces, no ser ortodoxos
guisar y el comer, y negarse al mole ca- boración de éstos, puede hacerse un en cuestiones culinarias y agregar al-
si puede considerarse como una trai- curioso, recuento. Es bueno recordar gunas innovaciones mestizas, como el
ción a la patria.” aquí lo estudiado por Charles Gibson tequila que contribuye a abrir el apeti-
Conviene mencionar también otro sobre la producción de hortalizas en to y a digerir los proteínicos alimentos
platillo, éste del siglo XIX, epítome de chinampas, que los españoles apren- de nuestros antepasados mexicanos.
la cocina mestiza y barroca del Méxi- dieron primero de los mexicanos y cu- Con todo, llegará el día en que surjan
co independiente: los chiles en noga- yo posterior control comercial sirvió en las principales ciudades del mundo
da. Según la tradición, éste fue conce- para dominar a los propios indígenas. distintos comederos con productos y
bido por las monjas de Puebla para fes- Desde el punto de vista estrictamen- platillos de México en donde, a la na-
tejar a Agustín de Iturbide y conmemo- te gastronómico, más allá de las nece- tural predominancia mestiza, se agre-
rar la consumación de la Independen- sidades dietéticas en cantidad y calidad gará la presencia prehispánica.
cia. Lleva el exquisito platillo los tres de los mexicanos, la cocina de México Otro camino es el de la investiga-
colores patrios del ejército trigarante requiere mayor difusión: libresca y de ción y difusión de lo culinario al tra-
por lo que bien podría repetirse para él restauración, pues no cabe la una sin vés de publicaciones: populares y eru-
la sentencia de Alfonso Reyes sobre el la otra. Habría que abordar ambos as- ditas, históricas y costumbristas, rece-
mole y la traición a la Patria. Un tercer pectos para tener éxito, pero el de ex- tarios y novelas: en fin, de todo género
ejemplo de plato mestizo, exento de las portar la cocina es sin duda el más y especie. Se trata de un tema que,
grandes causas, es el del michoacano difícil. Por razones que habría de dilu- por desgracia, llega a verse como al-
escabeche de blanco de Pátzcuaro que cidar ampliamente y que no son tan ob- go intrascendente o frívolo, en senti-
integra a la perfección el sutil pescado vias como podría parecer, la comida de do peyorativo.
del lago, de arraigo indígena, con el in- México viaja mal. Todavía más, podría Subrayo aquí las carencias, pues en
confundible aceite de oliva del conquis- decirse que dificilmente sale de casa, materia de logros, que también existen,
tador español. lo que demuestra que el problema de igual contribuyen el día de hoy tanto
Ahora estamos ya frente a la cocina la “comida mexicana” en el exterior mexicanos como extranjeros. Pienso
mestiza del México de hoy. Su base y -siempre con contadas excepciones - en los trabajos de Ana Ma. G. de Váz-
su origen están en la cocina prehispá- no es en exclusiva el de acceso a las quez Colmenares, Patricia Quintana,
nica. En particular, en la parte que ha materias primas y a las técnicas de coc- Diana Kennedy y del extinto Jaime Sal-
permanecido de ella y que es tema del ción, sino algo mucho más complejo. divar; en la crítica gastronómica de Luis
presente estudio. Como buena cocina,
la de México ha podido, por un lado,
transmitir elementos, técnicas y pro-
ductos a otras cocinas más allá de sus
fronteras. Por otro lado, también ha sa-
bido integrar productos y experiencias
extranjeras. Así, el cacao de América,
que dio origen al chocolate, conmocio-
nó a Europa entera en el siglo XVIII y
sólo el café de Africa y el té asiático,
en su momento, dejaron una huella se-
mejante. La modesta, aunque omnipre-
sente vainilla, igualmente se llevó a
Europa de América, así como el maíz,
la papa, el frijol (incluida la alubia blan-
ca), el tomate y el chile, que se difun-
dieron con éxito en todo el mundo. En
el caso del frijol blanco (alubia españo-
la y haricot blanc francbs), conviene
anotar que sirvió como base de platos
regionales del mayor arraigo: la faba-
da y el c a s s o u l e t r e s p e c t i v a m e n t e .
Nestor Luján, el ameno crítico español
así lo testimonia y glorifica.

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Marcet; en las investigaciones de Vir-
ginia Rodríguez, Sonia Corcuera. Raúl
Guerrero, yen tantos más que día con
día nos invitan a comer mejor y a sa- no estar al margen de esta nueva pri- la relación existente entre autor y poe-
ber más de lo nuestro. Como objeto de mavera culinaria y en el campo de los ma en el caso de Valente. Es decir, va-
la historia, el tema ha recobrado una libros, esta espléndida obra que auspi- ciado él mismo y vaciado su lenguaje,
importancia mundial sólo comparable cia Fomento Cultural Banamex es una Valente se construye en el poema y se
al surgimiento de los restaurantes y la prueba contundente de ello. Sin duda funde en el. De esta posibilidad de ser
crítica culinaria profesional en la Fran- Vuelta, siempre atenta a la creatividad, o de devenir ser (que es una forma de
cia Revolucionaria de fines de siglo no quitará los ojos de la comida. ¡La dejar de ser) depende el ahorro verbal
XVIII. México, oportunamente, parece mesa está puesta! de Valente. Sabe que una palabra de
más, una palabra antes o una palabra
después y desaparece un pájaro, un ga-
to, un venado o el cuerpo del amor.

CRÓNICA DE POESÍA
El lenguaje de Valente, entonces es,
más que un lenguaje de investigación
del objeto, el lenguaje de su protec-
por Eduardo Milán ción. Proteger el mundo es una forma
de serlo.
l El Fulgor, de Jose Angel Valente, Madrid, Cátedra, 1984
l Animalaccio, de Roberto Echavarren, Barcelona, Llibres del Mall, 1985 El cuerpo es el cuerpo del amor y es el
l Vaivén, de Marco Antonio Montes de Oca, México, Joaquín Mortiz, 1986 cuerpo del poema

El tema o la Palabra de El Fulgor es el


innumerables poetas que repiten, por cuerpo. Treinta y seis poemas confor-
EL CUERPO DEL AMOR ejemplo, a San Juan de la Cruz como man el libro. En su mayoría. todos los
si el esquema poético del santo del sig- textos se refieren al cuerpo de manera
no sostuviera su originalidad en su vo- directa. Cuando no sucede así, hay un
D E LAS FIGURAS que integran la Ila- cabulario o en sus metros. Esas expe- deslizamiento a una exterioridad que lo
mada “generación de postguerra” es- riencias “místicas”, evidentemente, no contextualiza: Por ejemplo:
pañola, que reunió a Francisco Brines, pueden ser tomadas en serio. La clave
Angel González, Jaime Gil de Biedma, de Valente radica en cómo hacer deri- XXII
Carlos Bousoño, Claudio Rodríguez y var un proceso de alto refinamiento es-
José Angel Valente, entre otros, son piritual, a un proceso de alto refina- La lluvia olía
los dos últimos los que mantienen una miento lingüístico, como es el poema. sobre la sequedad
como animal viviente y
poética digna de atención, más allá de
repentino: gracias
su historicidad. Aunque con lenguajes Un lenguaje antes
te doy, la lluvia,
y propósitos muy distintos, ambos poe- por este don, sobre pájaros muertos,
tas siguen un tronco común pero fren- Como la alondra de Bernart de Venta- sobre dias de agosto en el lugar
tea distintos referentes: Rodríguez re- dorn, el lenguaje de Valente se olvida en donde estoy: paris,
verencia el mundo; Valente reverencia y se deja caer. Es un lenguaje que está poema, favorable, nada.
el lenguaje. José Angel Valente (Gal¡- vaciado, es decir, está antes de la es-
cia, 1929) puede considerarse uno de critura. Es un lenguaje, en cierta forma, 0 en otro caso de salida del cuerpo,
los mayores poetas españoles de la ac- pre-verbal. Con ese signo vacío, es de- cuando reconoce otros cuerpos en la
tualidad. La poesía de Valente no pue- cir, sin ese signo, Valente entra al cam- naturaleza, como sinécdoques de un
de comprenderse si se la aparta del po del poema, entra a su cuerpo. Ese cuerpo mayor que es el cuerpo del poe-
hecho de que su autor es uno de los gesto implica una política de detención, ma v “corporiza” los referentes:
más solventes especialistas en mística de economía verbal, de expectación
española (véase, al respecto, su intro- frente al objeto. Supone también una XXIII
ducción a la Defensa de la contempla- actitud de extrañamiento frente al sig-
ción, de Miguel de Molinos, editada por no, que redunda en un extrañamiento El gato es pájaro
Barral). No puede comprenderse cabal- frente al objeto. Entre ambos, signo y
Salta de su infinita
mente ese proceso de investigación pa- objeto, se sitúa el yo lírico, que supo-
quietud
ralelo al de su lírica, digo, porque la ne la aniquilación del yo autor. La pér- al aire.
investigación mística de Valente se dida del yo, condición extrema y clave Se hace presa.
vuelve un caso patente de teorización, para el acto de fusión, es también con- Es cuerpo, presa con su presa.
producto de una vivencia personal o de dición expresa del poema moderno, Vuela.
una experiencia. En su más reciente donde no existe un autor explícito si- Desaparece hacia el crepúsculo.
poesía, y especialmente en El fulgor, es no que ese autor está en función mi-
cada vez más palpable esa política de mética con el texto mismo. De ese Es notable ver como Valente dialoga in-
desasimiento. Es interesante ver cómo texto, de su felicidad como producto, tertextualmente con algunos poetas
logra Valente una especialísima forma dependerá la existencia del yo. De un místicos, especialmente con San Juan
de sincretismo místicopoético, si se to- modo hereje, cito unas líneas de un ar- de la Cruz. No sólo mediante palabras
ma en cuenta el hecho de que es un tículo de Valente (“Sobre el lenguaje de que en alusión más o menos velada ha-
poeta que en ningún caso ha renuncia- los místicos: convergencia y transmí- cen referencia al mundo del autor del
do a la Modernidad -con el acarreo sión”, Syntaxis 12/13, Otoño 1986/ln- Cántico espiritual (“venado”, “presa”,
historicista que el término atrae. La vierno 1987), quien a su vez cita es- “mente”, “llano”, “bosques“, “lla-
conciencia de Valente, es decir, su con- tos versos de Hallaj: “Yo, que he visto ma”, “vuelo”, o palabras que aluden
ciencia poética, adquiere lucidez si se a mi Señor con el ojo del corazón, Le a la experiencia misma: “luz”, “va-
la compara con experiencias poéticas digo: ¿Quién eres Tu? Y El me respon- cío”, “hueco”, “nada”).
actuales, donde, en pleno apogeo post- de: Tú”. Esa dialéctica de Yo es Tú El diálogo inter-textual está también
moderno -es decir: retroceso- hay puede ser asimilada dialógicamente a esbozado en.un nivel gestual, de apro-

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