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JURISDICCION Y COMPETENCIA.

Manresa y Navarro indican que “La Jurisdicción es la potestad de que se


hayan investidos los jueces para administrar justicia.”

Por su parte Jaime Guasp nos dice que “La Jurisdicción es una función
publica de examen y actuaciones de pretensiones”.

Respecto a la Jurisdicción Devis Echandía escribe:”En sentido estricto, por


jurisdicción se entiende la función pública de administrar justicia, emanada de
la soberanía del Estado y ejercida por un órgano especial. Tiene por fin la
realización o declaración del derecho y la tutela de la libertad individual y del
orden jurídico, mediante la aplicación de la ley en los casos concretos, para
obtener la armonía y la paz sociales; el fin de la jurisdicción se confunde con el
proceso en general, pero este contempla casos determinados y aquella todos
en general.”

DIVISION Y CLASES DE JURISDICCION

I.- Jurisdicción Eclesiástica

a) Contenciosa

b) Voluntaria

II.- Jurisdicción Temporal A) Judicial c) Propia

d) Delegada

B) Administrativa

C) Militar

La Jurisdicción Eclesiástica emana de la potestad divina, según el dogma


cristiano, y comprende las causas que se refieren al culto y a los misterios de
la Iglesia en su carácter de tal, es decir a las infracciones que no pueden
cometerse sino por individuos del clero y afiliados a la iglesia.
La jurisdicción temporal llamada también secular, es la que emana del
poder del Estado y atendiendo a los órganos a los cuales se ha conferido su
ejercicio, comprende tres ramas: a) la judicial, atribuida a un órgano
independiente cuyos miembros integran el poder judicial; b) la administrativa;
y c) la militar.

JURISDICCION CONTENCIOSA Y VOLUNTARIA.

La contenciosa se caracteriza esencialmente por la existencia de


contradictorio, o sea la disputa de partes sobre determinado asunto, cuya
solución se persigue mediante la actividad de los órganos estatales.

La jurisdicción voluntaria, por el contrario, se caracteriza por la ausencia


de discusión de las partes y la actuación de los órganos del Estado se concreta
a una función certificante de autenticidad, o a responder a una mayor
formalidad exigida por la ley. Se pretende también fijar sus caracteres, por
cuanto que en la jurisdicción contenciosa, se persigue, principalmente, la cosa
juzgada; en cambio en la voluntaria, sus procedimientos son esencialmente
revocables y modificables por el juzgador.

JURISDICCION PROPIA Y DELEGADA.

Para atender a esta división, se tiene su fundamento en las facultades


conferidas por las leyes a los jueces para el conocimiento de los asuntos.

Así, aquel juez que en virtud de las disposiciones legales conoce de


determinado asunto, se dice que tiene jurisdicción propia, originaria o retenida;
y aquel que conoce de un asunto por encargo de otro, se dice que la tiene
delegada.

En el Capítulo II del Titulo I de la Ley del Organismo Judicial que se


refiere a las normas de derecho internacional privado; el artículo 34, en
relación a la jurisdicción establece:

“Los tribunales guatemaltecos son competentes para emplazar a personas


extranjeras o guatemaltecas que se encuentren fuera del país, en los
siguientes casos:
a) Cuando se ejercite una acción que tenga relación con actos o negocios
jurídicos realizados en Guatemala;

b) Cuando se ejercite alguna acción concerniente a bienes que estén ubicados


en Guatemala;

c) Cuando se trate de actos o negocios jurídicos en que se haya estipulado que


las partes se someten a la competencia de los tribunales de Guatemala.

El artículo 57 de la Ley del Organismo Judicial dice: “La función jurisdiccional


se ejerce con exclusividad absoluta por la Corte Suprema de Justicia y por los
demás tribunales establecidos por la ley, a los cuales corresponde la potestad
de juzgar y promover la ejecución de lo juzgado…”

Y el artículo 58 de dicha ley, establece: “La jurisdicción es única. Para su


ejercicio se distribuye en los siguientes órganos:

a) Corte Suprema de Justicia y sus Cámaras;

b) Corte de apelaciones;

c) Sala de la Niñez y Adolescencia;

d) Tribunal de lo contencioso─administrativo

e) Tribunales de segunda instancia de Cuentas;

f) Juzgados de primera instancia;

g) Juzgados de la Niñez y la Adolescencia y de Adolescentes en conflicto con la


Ley Penal y Juzgados de Control de Ejecución de Medidas;

h) Juzgados de Paz, o menores;

i) Los demás que establezca la ley.

CONCEPTO DE COMPETENCIA.

Devis Echandía dice que si bien la jurisdicción, como facultad de


administrar justicia, incumbe a todos los jueces y magistrados, es
indispensable reglamentar su ejercicio para atribuirla, en cada rama
jurisdiccional, entre los diversos jueces. Y es ésta la función que desempeña la
competencia.

La competencia es por tanto, la facultad que cada juez o magistrado de


una rama jurisdiccional tiene, para ejercer la jurisdicción en determinados
asuntos y dentro de cierto territorio.

La competencia puede ser considerada desde un doble aspecto: el


objetivo, como conjunto de asuntos o causas en que, con arreglo a la ley,
puede el juez ejercer su jurisdicción; y el subjetivo, como la facultad conferida
a cada juez para ejercer la jurisdicción dentro de los límites en que les
atribuida.

Según Alsina, la jurisdicción es la potestad de administrar justicia, y la


competencia, fija los límites dentro de los cuales el juez puede ejercer aquella
facultad. Los elementos de la jurisdicción están fijados en la ley, con
prescindencia de todo caso concreto; la competencia, en cambio, debe
determinarse en relación a cada juicio. De ahí que puede definirse la
competencia como la aptitud del juez para ejercer su jurisdicción en un caso
determinado.

Debemos recordar que la competencia constituye uno de los requisitos


extrínsecos de admisibilidad de toda pretensión o petición extracontenciosa, en
forma tal que sí, en un caso concreto, el órgano ante quien se ha acudido
carece de aquella aptitud, estará inhabilitado para emitir un pronunciamiento
sobre el fondo del asunto.

El artículo 62 de la Ley del Organismo Judicial, en relación a la


competencia establece: “Los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los
negocios y dentro de la materia y el territorio que se les hubiese asignado, lo
cual no impide que en los asuntos que conozcan puedan dictar providencias
que hayan de llevarse a efecto en otro territorio.”

CLASES DE COMPETENCIA.
Tradicionalmente la doctrina clasifica la competencia así:

a) Por razón de materia

b) Por razón del territorio

c) Por razón de grado

d) Por razón de cuantía

e) Por razón de turno.

Lino Enrique Palacio, hablando de los caracteres de la competencia dice


que mientras las reglas atributivas de competencia por razón de la materia, del
valor y del grado, propenden fundamentalmente a asegurar la eficiencia de la
administración de justicia, y se basan por lo tanto en consideraciones de
interés general, las reglas que fijan la competencia por razón del territorio
atiende ante todo a facilitar la actuación procesal de las partes y se hallan
establecidas en el presunto interés individual de éstas.

De ello se desprende una diferencia en cuanto al tratamiento procesal


de ambos grupos de reglas. Si se trata, en efecto, de alguna de las tres clases
de competencia mencionadas en primer término (materia, valor y grado), el
órgano judicial está habilitado para verificar, de oficio, el cumplimiento de las
reglas pertinentes y, por lo tanto, para desestimar in limine la pretensión o
petición que no se ajuste a ellas (entendemos que es rechazo a conocer por
falta de competencia), con prescindencia de cualquier manifestación de las
partes o peticionarios, incluso formuladas de común acuerdo.

Cuando se trata, en cambio, de la competencia por razón de territorio, el


órgano judicial se halla vinculado al poder dispositivo de las partes o
peticionarios, quienes pueden renunciar, expresa o tácitamente a la aplicación
de las reglas correspondientes, sometiéndose a la competencia de un juez
distinto al previsto por éstas. De allí que la competencia por razón de territorio
sea prorrogable, y relativa la incompetencia del órgano judicial al cual las
partes voluntariamente se someten.

La prórroga o sumisión puede definirse, en términos generales, como la


facultad que la ley otorga a las partes para atribuir competencia territorial, con
respecto al conocimiento de una pretensión determinada, o de eventuales
pretensiones, a un órgano judicial que legalmente carece de dicha
competencia. Esa facultad sólo puede ser ejercida, en los asuntos
exclusivamente patrimoniales, de tal manera que no pueden ser objeto de ella
las pretensiones y peticiones extracontenciosas relativas a la capacidad o al
estado civil de las personas.

Casos de prórroga de competencia

El artículo 4º del Código Procesal Civil y Mercantil establece seis casos de


prórroga de competencia:

1º.- Cuando deban conocer jueces de otra jurisdicción territorial, por falta o
impedimento de los jueces competentes.

2º.- Por sometimiento expreso de las partes.

3º.- Por contestarse la demanda, sin oponer incompetencia.

4º.- Por reconvención, cuando ésta proceda legalmente.

5º.- Por la acumulación.

6º.- Por otorgarse fianza a la persona del obligado.

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