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POEMA ATRIBUIDO A TELESILA DE ARGOS

Hace años encontré este poema que me parece ideal para el día de la mujer trabajadora. Está
publicado en Lyrica Graeca Selecta, D. L. Page, Oxford Classical Texts.

Telesila de Argos es un personaje singular de una polis no bien conocida. Argos debió de tener
un tránsito suave de la edad premicénica a la micénica y después a la época de predominio dorio. De
otro modo no se explica la pervivencia de elementos matriarcales como el que la patrona fuera la diosa
Hera, la magistratura epónima la sacerdotisa de Hera, etc. El caso es que Telesila de Argos, entre los
siglos VI y V a. Cto., acaudilló un movimiento de reivindicación femenina que reclamó participación
pública para las mujeres de Argos, incluido su papel en el combate.

Este poema que ofrezco aquí le está atribuido, pero es verosímil que sea suyo. Como poema no es
gran cosa, pero sorprende por su carácter fuertemente reivindicativo: bajo la apariencia de un combate
entre Hera y Zeus, en el que esta reclama la mitad del cielo y de la tierra y un tercio del mar, en total
plan de igualdad con su esposa, subyace una radical y justa reivindicación igualitaria. Me parece
también sorprendente que no sea usado ni conocido. Yo lo descubrí casualmente y cuando lo traduje
pensé si no me hallaba ante una falsificación, de tan actual como es. Está escrito en dorio de Argos, y se
entiende bien, pese a su estado fragmentario. Os escribo mi propuesta de traducción textual (es sencillo,
yo se lo he explicado a otros alumnos todos los años y les ha gustado).

(TELESILA DE ARGOS) los timbales tocaba.

… diosas “Madre, márchate con los dioses,

venid aquí desde el cielo Y no vayas por los montes

y conmigo cantad no sea que los leones de brillantes ojos

a la Madre de los dioses o los blancos lobos

cuando llega errante ….”

por montes y valles “Y no me voy con los dioses,

… la cabellera Si no obtengo mis partes,

…. la mente. la mitad del cielo,

El soberano Zeus al ver la mitad de la tierra,

a la Madre de los dioses, y del mar la tercera parte.

un rayo lanzó, y y de este modo me marcharé”.

los timbales tocaba. ¡Salve, o gran soberana,

las rocas quebró, y Madre de los dioses!

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