Vous êtes sur la page 1sur 15

Damián Del Valle

Maestría en Ciencia Política y Sociología

Emilio, o del Contrato Social

El hombre de bien es un atleta que se place en combatir desnudo


Discurso sobre las ciencias y las artes

Tenemos físicos, geómetras, astrónomos, músicos, poetas, pintores,


No tenemos ya ciudadanos.
Discurso sobre las ciencias y las artes

Introducción

En el presente trabajo me propongo presentar un elemento considerado central de la obra


de Rousseau, esto es, la vinculación en su obra, entre proyecto político y proyecto
educativo. Política y Educación son dos elementos que, casi como en ningún otro autor de
la filosofía política después de Platón (a quien Rousseau le reconoce dicha originalidad1),
son pensados de manera estrictamente relacionada, a tal punto que podríamos decir que
no es posible hablar de la obra política de Rousseau sin pensar en su pensamiento
pedagógico, ni analizar sus ideas sobre la educación, sin referirnos a su proyecto político.

De este modo, en esta monografía buscaré poner de relieve la vinculación entre las ideas
de Rousseau a cerca de la educación y su proyecto político, para lo cuál recurriré a
algunas de sus obras principales2.

En la línea de este intento, algunos autores han analizado la relación entre Emilio y el
Contrato Social, a partir de una clave de lectura estrictamente política, en el sentido de la
necesidad de una educación cívica que haga posible el Contrato Social. Sin embargo,
1
Dice Rousseau en el Emilio, “Quien se quiera formar idea de la publica educación, lea
la Republica de Platon, que no es una obra de política como piensan los que solo por
los títulos fallan de los libros, sino el más excelente tratado de educación que se haya
escrito” (Rousseau, 2008). Del mismo modo, con la intención de no juzgar al Emilio por
su titulo, es que podríamos plantear que el Emilio nos es una obra sobre la educación,
sino que, junto con el Contrato social, forman el más excelente tratado político que se
haya escrito.
2
Esta monografía se basa principalmente sobre la lectura de “Emilio”, obra en la que
Rousseau trato directamente la cuestión educativa, acompañado de la lectura de unos
pocos escritos, pero considerados por la mayoría de los especialistas obras centrales
para comprender el pensamiento de Rousseau y que permiten profundizar sobre las
relaciones entre educación y política en su pensamiento. Estos textos son: El Discurso
sobre las ciencias y las Artes, el Contrato social y los apartados relacionados con la
cuestión educativa en la Economía Política y Discursos sobre el gobierno de Polonia.
1
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
creo que la relación dista de ser simple y lineal, muy por el contrario, abarca las aristas
más profundas del pensamiento de Rousseau, puesto que dicha relación pone en el
centro de la discusión, nada menos que la preocupación por el hombre .Como lo reconoce
Rousseau en Emilio, “el verdadero estudio nuestro es el de la humana condición”
(Rousseau, 2008:42). Por otra parte, no solo no es una relación lineal, sino que en
escritos diferentes en los que trato la cuestión educativa 3 se pueden encontrar ideas
incluso contradictorias. En este sentido, por ejemplo, mientras en Consideraciones sobre
el Gobierno de Polonia, aconseja la creación de un sistema de educación Nacional, en las
primeras páginas de Emilio sentencia: “Hoy no existe la institución pública, ni puede
existir, porque donde no hay patria no puede haber ciudadanos. Ambas palabras, patria y
ciudadanos, se deben borrar de los idiomas modernos”, y continúa, “no contemplo
instituciones públicas esos risibles establecimientos que llaman colegios” (Rousseau,
2008: 40). Lo expuesto, entonces, si bien reafirma que Rousseau es un escritor lleno de
paradojas, nos motiva a buscar y presentar en esta monografía, los elementos que en ese
zigzag de ideas, permiten entender la unidad y la línea en su pensamiento, de la relación
entre educación y política. Partimos de considerar que, como el propio Rousseau
menciona a un corresponsal respecto al Emilio y al Contrato Social (sus obras
paradigmáticas sobre la educación y sobre la constitución política respectivamente), “los
dos juntos forman un todo”, entendiendo que el Contrato social “debe considerarse una
especie de apéndice” al tratado de educación que es el Emilio4.

Esto nos lleva a preguntarnos como primer punto, si acaso la educación para nuestro
autor, es previa a la política. Sin embargo no deja duda, al menos, de que un proyecto
político como el esbozado en el Contrato Social, no es viable para Rousseau, sin proyecto
pedagógico-educativo como el desarrollado en Emilio.

Nota sobre un enfoque posible para una lectura de autor


3
Los principales escritos en los que Rousseau trato la cuestión educativa son Emilio, La
Economía Política, Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia.
4
Citado por Michel Soetard, de Correspondencia general de J. J. Rousseau. Paris, P.P.
Plou, 1924-1934, Vol. VII, pag. 233
2
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
Si bien esta monografía no sigue precisamente un enfoque teórico o un método preciso
para el análisis del autor y su obra, quisiera realizar al menos una declaración de
intención sobre un posible enfoque para realizar esta “lectura de autor” que me propongo.

Entre la búsqueda de referencias obligadas para introducirme al tema, di con un


interesante ensayo de Allan Bloom5, que me recordó a una ideas esbozadas por Bourdieu
sobre “que es hacer hablar a un Autor”. Ambos autores, desde disciplinas distintas y con
diferentes preocupaciones de investigación, coinciden en un punto y, quizás
forzadamente, podríamos decir que se complementan en otro. Coinciden en sostener que
a los autores hay que entenderlos como ellos mismos se entendían. Se complementan,
porque mientras Bloom plantea que hay que hacer una atenta lectura de los textos,
Bourdieu considera también que hay que, además, comprender la producción y el campo
de producción.

Sostiene Bloom refiriéndose al estudio de los textos clásicos de la filosofía política:

“Debemos volvernos a los grandes de la tradición, pero con un nuevo espíritu,


como si nos fueran desconocidos y a quienes debemos escuchar
abandonándonos a ellos en lugar de forzarlos a comparecer ante nuestra
inquisición. Sobretodo debemos dejar a un lado nuestras preguntas y tratar de
establecer cuáles eran las preguntas de ellos”

Para esto dice, “lo que recomiendo es la más atenta lectura de estos libros”, agregando
que es necesario en esta lectura “tratar de comprender a los filósofos así como ellos
mismos se entendían, tratar de determinar sus intenciones y aceptar la posibilidad de que
los filósofos pueden haber realizado sus intenciones y alcanzado la verdad”. Sin embargo,
no deja de preguntarse qué significa entender a los autores como ellos mismos se
entendían, para lo cual sugiere una posible guía diciendo que “no existen reglas de
interpretación que puedan aplicarse universalmente pues cada autor tiene diferentes
intenciones y una retorica diferente. Cada autor debe ser comprendido desde su interior”
(Bloom, 1991).

Bourdieu por otra parte, refiriéndose a cómo es posible hacer una lectura de la obra de
Foucault se pregunta “¿No habría que leerlo como el mismo ha dicho que leía?”. Y
agrega:

5
“El estudio de textos”, en Gigantes y Enanos, 1991.
3
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
“hay que distinguir entre los lectores, los comentadores, que leen para hablar
enseguida de lo que han leído; y los que leen para hacer alguna cosa, para
hacer avanzar el conocimiento, los auctores (cursivas en el original)”.

Así como Bloom se pregunta qué significa entender a los autores como ellos mismos se
entendían, Bourdieu preguntará sobre ¿cómo hacer una lectura de auctor? La respuesta
que presenta y que hasta cierto punto podemos considerar complementaria de la que
plantea Bloom es la siguiente:

“no debería, esta lectura, ir mas allá de la lectura de los textos?…Para


comprender una obra hay que comprender primero la producción, el campo
de producción; la relación entre el campo en el cual ella se produce y el
campo en el que es recibida o, más precisamente, la relación entre las
posiciones del autor y del lector en sus campos respectivos”.

Si bien en esta monografía no se lleva a cabo fielmente ni uno ni otro enfoque, lo cual
requeriría un trabajo de investigación, y que como el mismo Bloom considera “es
improbable que podamos leer muchos libros de esta manera”. Tomaré como guía
principal la primera posición, sin dejar de tener en cuenta la importancia del campo de
producción. Por ello comenzaré por presentar a Rousseau, el hombre y su contexto. Si la
preocupación de Rousseau fue principalmente conocer al hombre en su verdadera
esencia, entender a Rousseau como el mismo se entendía y dentro del campo de
producción, no puede dejar de partir de considerarlo en su contexto social y político.

Rousseau, el hombre y su contexto

“a fuerza de estudiar al hombre nos hemos puesto al margen de la posibilidad de conocerle”


Discurso sobre la desigualdad.

Jean-Jacques Rousseau nació, como dicen las primeras palabras de su Contrato social,
“ciudadano de un estado libre”, en Ginebra, en 1712. El Siglo XVIII en que le toco vivir y
escribir a Rousseau, es el llamado “siglo de las luces”. Este siglo, desde el punto de vista
político, se caracteriza por el enfrentamiento de los viejos sistemas con las nuevas
tendencias que preparan y anuncian la llegada del “mundo contemporáneo”. Desde el
punto de vista social se acrecienta el poder de la burguesía y se evidencia cada vez más
la contradicción con la aristocracia y el absolutismo. La revolución científica, iniciada
durante el siglo anterior, se desarrolla y alcanza hasta las ciencias sociales. Bajo el
4
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
predominio de “la razón”, los seres humanos se plantean nuevos interrogantes,
desprecian el pasado, enfrentan las doctrinas de la iglesia y se vuelcan a nuevas formas
de conocimiento. Es el siglo de la Ilustración, movimiento intelectual que sirvió para dirigir
la transformación política, cultural y social de la comunidad humana. Su interés central era
difundir una visión científica de la naturaleza. Creían ciegamente en la razón, identificada
con la naturaleza del hombre. El papel central de hombre y la prevalencia de la razón,
llevo a considerar a la educación como la herramienta que posibilita liberar al hombre de
los frenos que le impiden ser autónomo, constructor de su destino y de la humanidad.

Si ubicamos a Rousseau en este apretado resumen de ideas de la epoca, podemos decir


que fue un hombre altamente representativo del siglo XVIII, en cuanto que extrajo
conclusiones rigurosas de algunas de las ideas predominantes de la época y lo hizo de
tal manera que se convirtió en crítico de los mismos ilustrados. Sin embargo, el
pensamiento de Rousseau pertenece también, en un sentido, a la era revolucionaria que
siguió a la revolución francesa. A su vez, como considera Giner (1999) “el elemento más
destacado del pensamiento roussouneano que no es estrictamente de su tiempo es el
romanticismo, con su advocación por lo emocional en contra del racionalismo que
imperaba” (Giner, 1999:323). Es por ello que Rousseau es un pensador de transición
como los hay pocos o, como lo considera Hampsher-Monk (Hampsher-Monk, 1996), “un
antiguo con alma moderna”.

En 1750 escribe los discursos y entre 1762 y su muerte en 1778 produce 2 de sus
escritos más importantes, cruzados por el dilema de la fundación del nuevo orden político
y la educación. El contrato social, publicado en 1762 y Emilio, que como el mismo
Rousseau indica en sus confesiones (escritas entre 1765 y 1770 pero publicadas
póstumamente) fue publicado 2 meses después que el Contrato.

En estas obras se puede encontrar algunas ideas que atraviesan su obra, y que
constityen hitos de su pensamiento revolucionario, incluso para la epoca revolucionaria
que le tocaba vivir. Estos temas principalmente, podemos adelantar, son la preocupacion
por la libertad6 , la sospecha de la razón y la preocupacion por hombre en su estado
natural y social.

6
Para ampliar sobre la idea de libertad en la obra de Rousseau véase (Bloom, 1993) y
(Hampsher-Monk, 1996).
5
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
Es en los discursos7 donde centra su ataque a las ideas de su época y sienta las bases de
los problemas de su filosofía política y educativa.

Allan Bloom resume esta idea de la siguiente manera:

“Esta es la base del ataque de Rousseau a la ilustración. Se creía que el


progreso de las artes y las ciencias era el requisito, tal vez el requisito único,
de un progreso de la sociedad civil y de un aumento de la felicidad humana.
El prejuicio seria vencido por el conocimiento, las costumbres serian
suavizadas por las artes, y la naturaleza, conquistada por la ciencia. ..las
esperanzas de la ilustración son las del hombre moderno, según Rousseau, y
es el cuadro de la sociedad humana pintado por la ilustración el que
constituye el punto de partida de su revolución en el pensamiento político”
(Bloom, 1993: 530)

Como pensador de la Ilustracion, niega y subvierte los valores que se le atribuían,


rechazando particularmente la idea ilustrada del progreso. Como analiza Hampsher-
Monk (1996) Rousseau difería de la Ilustracion en que, mientras sus contemporáneos
temían a que sus ideales no se realizaran, él profesaba un pesimismo que surgía
precisamente del miedo que le inspiraba su consecusion.

Lo mismo sucede, entonces, con la idea de Educación y el lugar que ocupa en el contexto
de ideas en que que escribe y el lugar que le asigna en su obra.

Rousseau es así un critico de la Ilustracion, que si bien comparte las preocupaciones y


problematicas filosofico politicas de la epoca, tiene diagnosticos y propuestas
radicalmente diferentes. En este sentido, la Europa monárquica y aristocrática, como lo
predijo correctamente, estaba en sus postrimerías. Pronto estallarían las revoluciones y lo
que a Rousseau le preocupaba era el rostro del orden político que hubiera de surgir
luego. Para lo cual concebía a la educación como un elemento clave de su proyecto. Lo
manifestaba en el Emilio, su obra sobre la educación, de la siguiente manera: “nos
acercamos al estado de crisis y al siglo de las revoluciones. ¿Quién puede decirnos que
será de nosotros entonces?” (Rousseau, 2008)

En este sentido, el rasgo genial de Rousseau, que consagra la originalidad de su


pensamiento, es haber pensado a la educacion como la nueva forma de un mundo que
habia iniciado un proceso historico de dislocacion. Y mientras sus contemporaneos se
dedicaban a pensar que la educacion tenia la mision de remodelar al hombre, haciendolo

7
Discursos sobre las ciencias y las Artes y Discursos sobre el origen de la desigualdad.
6
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
un humanista, un buen cristiano, un caballero o un buen ciudadano, Rousseau viene a
contraponer sus sistema, colocando al niño o al joven en el centro del proceso educativo,
diciendo que no habra der ser otra cosa que lo que debe ser:

“Poco me importa que destinen a mi alumno para la tropa, para la iglesia o


para el foro; que antes de la vocacion de los padres lo llamó la naturaleza a la
vida humana. El oficio que enseñarle quiero es vivir. Convengo en que
cuando salga de mis manos no será ni magistrado, ni militar, ni clerigo; será,
sí, primero hombre….” (Rousseau, 2008:42).

De este modo, así como coloca al niño en el centro de su pedagogía, coloca al hombre en
el centro de su pensamiento filosófico político. Esta cita, tomada del Emilio, es en parte la
llave hermenéutica que nos permite llegar a comprender que en el núcleo de su
pensamiento hay una preocupación por la vinculación entre un proyecto educativo y su
proyecto político, que se sostiene en una sólida base de principios filosóficos y
preocupaciones por los temas centrales de la época: la libertad, la razón y el hombre en
su estado natural y social.

Educación y política. Postulados básicos sobre los cuales se basa su articulación.

Como insinuamos hasta aquí, podemos rastrear ciertos principios fundamentales que
permiten identificar cómo su filosofía política se encuentra ligada a un modelo pedagógico
y educativo (proyecto educativo), que le permiten construir su proyecto político.

En principio, si como sostiene Bloom (1993), “es tarea del filosofo aclarar cuál es la
autentica naturaleza del hombre y sobre esta base, definir las condiciones de un buen
orden político”, comprendemos que Rousseau se remonte en una primera instancia al
pasado, para descubrir la verdadera naturaleza del hombre.

Postulados sobre la bondad de la naturaleza y la corrupción de la sociedad

“Todo sale perfecto de manos del autor de la naturaleza…”. Con esta frase Rousseau
comienza Emilio. De manera que en el origen, el hombre que imagina, era puro y su vida
transcurría de acuerdo con el orden natural, era independiente, aislado: libre. Para
Rousseau, el estado de naturaleza se caracteriza por la ausencia de relaciones

7
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
permanentes y el hombre no es agitado pos sus pasiones, es guiado por los instintos y no
conoce la razón. En este estado o condición no política, el hombre no depende de otro
hombre, de modo que no se hace necesaria una solución política.

Sin embargo, la frase inicial continúa: “…en las del hombre todo degenera”. En este
sentido, el proceso de la civilización es percibido como una progresiva degeneración del
hombre y la sociedad civil considerada como un problema, más que como solución. Es así
que contra la opinión de que la civilización es progreso, sostiene que ella trajo la
decadencia del género humano. Esta salida del estado de naturaleza, ya lo advirtió en los
discursos, es la primera fuente de las desigualdades. Ahora bien, la razón, es un carácter
específico del hombre desnaturalizado, o sea civilizado y solo haciendo uso de ella el
hombre puede estipular un contrato.

En este sentido, se puede señalar que en las últimas páginas de Emilio, ya Rousseau
reconoce que en el transcurso histórico han existido diversos tipos de sociedad y que para
fundar la sociedad política fue necesaria la estipulación voluntaria del pacto social.

Dice Rousseau:

“Suponiendo que los pueblos se hayan formado por su libre consentimiento,


entonces distinguiremos el derecho del hecho y preguntaremos si habiéndose
sujetado de suerte a sus hermanos, tíos o parientes, no porque están
obligados, sino porque así quisieron, no se reduce esta sociedad a una
asociación libre y voluntaria”. (Rousseau, 2008)

Y continua más adelante,

“una vez que antes que el pueblo elija rey ya es pueblo ¿qué es lo que le
constituyó como tal, sino el contrato social? (…) Investiguemos de qué tenor
sea este contrato y si no es posible enunciarle con esta fórmula, con corta
diferencia: ´cada uno de nosotros pone en la comunidad sus bienes, su
persona, su vida, y todo su poder, bajo la dirección suprema de la voluntad
general; y todos en su cuerpo recibimos a cada miembro como indivisible
parte del todo´”. (Rousseau, 2008: 731-732)

Este punto, es quizás uno de los más claros en los que se presenta la articulación entre
educación y política en su obra, ya que (en el Emilio) tematiza propiamente sobre lo que
será contenido propio del Contrato social. Ahora bien, antes de concluir en este sentido,

8
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
basta decir que para comprender este “contrato” de carácter voluntario, es necesario
considerar otro atributo específicamente humano: la Libertad8.

Postulado sobre la libertad.

La primera etapa de la reflexión de Rousseau, entonces, se remonta al pasado. Para


nuestro autor, la sociedad civil no es natural, lo cual hace necesario remontarse a una
época anterior a la sociedad civil para encontrar al hombre como es por naturaleza. En
eso trata de diferenciarse de otros pensadores del derecho natural, que quisieron fundar
el derecho político en un derecho natural prepolitico, pero que al describir al individuo en
estado de naturaleza, en realidad no hicieron otra cosa que describir al individuo de la
sociedad civil.

Embarcado Rousseau en esta tarea, identificará como una de las primeras características
que distinguen al hombre de otros animales, a la libertad. La libertad, dice en el Discurso
sobre la desigualdad…, “es la mas noble de las facultades del hombre…”. Y por lo tanto,
renunciar a ella es renunciar a la cualidad de hombre, por lo cual el Estado se instituye
para permitir el pleno ejercicio de la libertad civil. “La necesidad de satisfacer una multitud
de pasiones que son obra de la sociedad (…) han hecho necesarias las leyes” (discursos
sobre a desigualdad).

Así, el hombre, libre por naturaleza, necesita un gobierno para regular la vida en común.

Pero, como sostiene Bloom (1993)

“Precisamente porque en él se han desarrollado pasiones terribles que


necesitan un gobierno, se vuelve difícil un gobierno justo porque los hombres
que hacen la le están bajo la influencia de esas pasiones, y los ciudadanos
siguen teniendo esas pasiones y tienen todo tipo de interés en alterar el
gobierno para satisfacerlas. Solo la más severa educación moral que casi
nunca se encontrará.”

Por lo tanto, en la base del proyecto político que Rousseau establece en el Contrato
social, se encuentra la necesidad de fundar una moral, dado que esta no es natural. Y la
fundación de esta moral no puede venir sino de la Educación.
8
En los discursos Rousseau dice: “(…) la naturaleza hace todo por sí sola en las
operaciones de la bestia, mientras que el hombre concurre a las suyas en calidad de
agente libre. La una escoge o rechaza por instinto, el otro por un acto de libertad (…)”
9
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
Roto el equilibro del estado natural, en el contrato social, los seres humanos se someten a
la ley que ellos mismos se han dado con el objetivo de construir una unión social que les
permita hacer frente a los conflictos que devienen de la convivencia. Para permitir el
ejercicio de la libertad civil, paradójicamente, los seres humanos deben alienar todos los
derechos y todos los poderes a favor de la colectividad. El hombre pierde su libertad
natural en aras de la libertad civil.

Contraponiendose a otros autores de la época, que consideraban que el Estado tiene el


objetivo de proteger al individuo, Rousseau considera que la estructura política que nace
del contrato social tiene el objetivo de transformarlo. En este sentido, el Contrato Social
puede ser entendido desde la necesaria búsqueda y propuesta de una transformación
institucional del hombre viviendo en sociedad, mientras que la transformación del
individuo, la formación del hombre al margen de ella, es la propuesta que realiza en el
Emilio.

Finalmente, sobre la base de estos postulados acerca de la libertad y la bondad del


hombre en estado de naturaleza, así como de la corrupción que implica su abandono, a
partir de los cuales ya anunciamos una idea de la articulación entre educación y política,
Rousseau basa su propuesta educativa.

10
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
A modo de conclusión. La educación del Hombre y del Ciudadano para el Contrato
Social.

“ya me parece que renace este siglo en torno de la morada de Sofia…”

Hombre y ciudadano, son quizás las palabras que mejor reflejan la preocupación
educativa y política de Rousseau, reunidas en una sola filosofía política. Sin embrago, es
conocida su sentencia, que en general ha sido interpretada de diversos modos, según la
cuál, “es forzoso escoger entre formar a un hombre y un ciudadano, no pudiendo ser uno
mismo, una y otra cosa.” Esta imposibilidad, reflejo de su pesimismo producto del
diagnóstico de su época, permite interpretaciones, creo yo, erróneas sobre que Rousseau
piensa a la educación de manera autónoma de la política. Por otro lado, se pude hacer (y
de hecho es la lectura más común sobre este aspecto) una interpretación según la cual
Rousseau propone una educación para la formación de ciudadanos, encontrando en la
frase citada, tan solo la pluma exacerbada del autor. Sin embargo, creo que es posible
concluir que la educación del Hombre y la Educación de ciudadanos hacen referencia a
un mismo proyecto educativo, que se sostiene principalmente en los postulados
presentados más arriba y en el sentido de que buscan un mismo objetivo: la posibilidad de
hacer realidad la utopía de su Contrato Social9.

Esta clave de lectura la da el mismo Rousseau10 , al decir:

“Lo que crea la desgracia humana es la contradicción que hay entre nuestros
estados y nuestros deseos, entre nuestros deberes y nuestras inclinaciones,
entre la naturaleza y las instituciones sociales, entre el hombre y el
ciudadano; tornad al hombre uno y lo haréis feliz como es capaz de serlo.
Entregadlo todo entero al Estado o dejadlo completamente a sí mismo, pero si
dividis su corazón lo desgarrareis.” (De Fragmentos sobre el hombre público,
citado por Helena Bejar en “El corazón de la República”),

Así, Helena Bejar interpreta que “si la enfermedad la causa la escisión interna, el remedio
es entregar al hombre a la colectividad liberadora o cultivar la dedicación a sÍ” (Bejar,

9
En esta línea, Alejandra Ciriza (2001) plantea que “la solución propuesta en el
Contrato Social irá en la dirección de recosntruir la sociabilidad imitando a la
naturaleza. Para ello es preciso un expediente que no puede cumplirse en un tratado
de filosofía política. Los detalles de la arquitectura del orden social han de buscarse en
el Emilio”.
10
En esto intento continuar con la propuesta entender a Rousseau como el mismo se
entendía.
11
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
2000). De esta manera, podemos comprender que Rousseau, en obras como los
Discursos sobre el Gobierno de Polónia o la Economía Política, presente a la educación
pública como la herramienta fundamental para la formación de ciudadanos, mientras que
en Emilio propone una educación para sí mismo, individual y al margen de la sociedad11.

Sin embargo, antes que contradicción o planteos diferenciados en tanto pedagogía y


función de la educación, hay una complementariedad en estas ideas, complemento que
es posible comprender a la luz de los postulados básicos e incuestionables de su filosofía:
la bondad natural del hombre y su libertad.

En el mismo Emilio, Rousseau contrapone al individuo que “es el todo para el hombre de
la naturaleza”, que solo tiene relación consigo mismo; el hombre de la ciudad, que “es la
unidad fraccionaria que determina el denominador, y cuyo valor expresa su relación con el
entero, que es el cuerpo social”, de manera que “las instituciones sociales buenas son las
que mejor saben borrar la naturaleza del hombre, privarle de su existencia absoluta,
dándole una relativa, trasladando el yo, la personalidad, a la común unidad; por manera,
que cada particular ya no se crea uno, sino parte de la unidad, y solamente en el todo sea
sensible” (Rousseau, 2008: 39).

Estas palabras tomadas de las primeras páginas del Libro I de Emilio, permiten ver
claramente hasta qué punto El contrato social está ya contenido desde un principio en el
Emilio. Alejandra Ciriza, reflexiona en el mismo sentido y plantea que “Si Rousseau es
capaz de considerar la cuestión del individuo varón y de su educación en orden a su
incorporación en el mundo político, es precisamente porque el problema de la educación
jamás ha dependido solo de consideraciones individuales, sino de la función que se le
asigne en relación con un proyecto político” (Ciriza, 2001)

Podemos decir, finalmente, que es entonces a través del Contrato Social, desde donde
podemos hacer una lectura concluyente acerca del proyecto educativo de Rousseau y su
proyecto político. Vale señalar en estas líneas de conclusión, que hemos intentado
referirnos a lo largo de esta monografía, a la idea de un proyecto educativo, antes que a la
idea de un proyecto pedagógico, generalmente asociado a una lectura canónica del
Emilio. Y que esta idea de proyecto educativo, puede ser comprendida fundamentalmente
desde la utopía política que se plantea en el Contrato, para lo cual antes que quedarnos

11
Para una profunda interpretación de Emilio como una educación “para sí mismo”,
véase (Bloom A. , 1991)
12
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
con la pregunta acerca de si es necesario elegir entre formar hombres o ciudadanos,
debemos rescatar la pregunta más fructífera también contenida en Emilio sobre “cómo
hace para ser una y otra cosa” (Rousseau, 2008: 40)12.

Poco importa entonces los diversos caminos para la acción educativa planteados por
Rousseau para lograr este objetivo.

En este sentido, en la economía política dice:

Acabo esta parte de la economía pública por donde debería haber


comenzado. La patria no puede subsistir sin libertad ni la virtud sin
ciudadanos: lo conseguiréis todo si formáis ciudadanos; si no, sólo tendréis
malos esclavos, comenzando por los jefes del Estado. Ahora bien, formar
ciudadanos no es asunto de un día y para que se hagan hombres hay que
instruirlos desde niños.

Esto nos da una clave para entender porqué Rousseau en Emilio pone en el centro de su
proceso pedagógico al niño, sentando las bases, de lo que en las Consideraciones sobre
el gobierno de Polonia entenderá como la importancia de la formación del ciudadano para
una República, de las virtudes cívicas, del amor a la patria sobre todas las cosas.

De modo final y más concluyente, Emilio, a la manera de lo planteado en la frase citada


de la Economía política, podemos decir que acaba por donde debería haber comenzado
el Contrato social. Una vez emprendido los viajes de Emilio en su Juventud, luego de la
separación de Sofía, separación que como advierte Bloom (1993) es empleada para
estudiar la política, Emilio debe emprender su regreso, que es a su vez su ingreso a la
vida adulta. El regreso a la morada de Sofía, va acompañado de las siguientes palabras
de su tutor:

“no digáis, por tanto, ¿Qué me importa el sitio donde haya de estar? Te
importa estar donde puedas desempeñar tus obligaciones y una de estas es

12
La cita completa, que permite entender el importante alcance de este planteo dice:
“Para ser algo, para ser uno propio y siempre el mismo, es necesario estar siempre
determinado acerca del partido que se ha de tomar, tomarle resueltamente, y seguirle
con tesón. En mostrándome este portento , sabré si es hombre o ciudadano, o como se
hace para ser uno y otra cosa”
13
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología
la adhesión al país natal. Tus compatriotas te protegieron cuando eras niño; tú
debes amarlos siendo hombre.

(…)

“Si te llama el Príncipe o el Estado al servicio de la Patria, dejalo todo para ir a


desempeñar, en el puesto que te señalen, el honroso papel de ciudadano”

Con este acto de autoridad (quizás el único durante toda la obra) Jean Jaques le indica a
Emilio que cuando no tenía miras de conformar una familia, Emilio podía ser Crusoe. Sin
embargo, con la posibilidad de esposa e hijos, Emilio debe someterse a un régimen
político. Educado para ser hombre, ahora debe ser también ciudadano. Pero estas leyes
políticas, señala Bloom (1993), “rara vez se ajustan a las normas de justicia y Emilio debe
reflexionar sobre la manera de llegar a una transacción con regímenes injustos y sus
disposiciones. Sabe lo que son deberes perfectos, y estos le ayudaran a guiarse en los
menos perfectos deberes que le impone la sociedad civil”.

En torno de la morada de Sofía, ya están sentadas las bases del Contrato Social.

14
Damián Del Valle
Maestría en Ciencia Política y Sociología

Bibliografía
Bejar, Helena. El Corazon de la republica. Avatares de la virtud política. Barcelona:
Paidos, 2000.

Bloom, Alan. Gigantes y enanos. Buenos Aires: Gedisa, 1991.

Bloom, Allan. «Jean-Jacques Rousseau.» En Historia de la filosofía política, de Leo


Strauss y Joseph Cropsey. México: Fondo de Cultura Económica, 1993.

Ciriza, Alejandra. «A propósito de Jean Jaques Rousseau. Contrato, educacion y


subjetividad.» En La Filosofia politica moderna, de Atilio Boron y (comp.), 77-109. Buenos
Aires: CLACSO-Eudeba, 2001.

Giner, Salvador. Historia del pensamiento social. Barcelona: Ariel, 1999.

Hampsher-Monk, Iain. Historia del pensamiento político moderno. Los principales


pensadores políticos de Hobbes a Marx. Madrid: Ariel, 1996.

Rousseau, Jean-Jacques. Emilio o de la educacion. Mexico: Universidad Veracruzanza,


2008.

15

Vous aimerez peut-être aussi