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Eso suele suceder generalmente porque al cabo de poco tiempo en que nos hemos
sumergido completamente en la elaboración de la obra, los personajes suelen cobrar "vida"
en nuestro interior y algún personaje secundario toma mayor relevancia. Puede que sea
porque el personaje principal ha dejado de gustarnos o justamente porque alguno de
secundario nos agrada más o encontramos que la obra mejora o da más juego con ese
personaje. Es fácil que suceda así, pensemos que los personajes que actúan de contrapunto
del principal, suelen ser los "malos de la película" y estos son, en la mayoría de los casos,
mucho más atractivos. En cualquier caso es un error. Desde luego seguimos siendo libres
para hacer lo que nos venga en gana, pero seguirá siendo un error de planteamiento.
Debemos entonces repasar el texto (las escenas) y ver dónde el personaje se vuelve pasivo
y devolverle la fuerza perdida. Si eso no nos apetece, o es muy complicado y acabamos
prefiriendo al personaje secundario, deberíamos reestructurar la obra para el intercambio de
roles o tener más de un personaje principal, esta solución es un poquito más complicada,
pero la experiencia vale la pena.
5/ Diálogo
Es una parte fundamental en la obra, cuanto más larga sea ésta, más importante se
vuelve. Pero tampoco se obsesione con ello. Intente no dejar soliloquios, conferencias,
largas parrafadas ni explicaciones. Un sistema sencillo de comprobar si vamos por buen
camino es visualizar la hoja de papel como si fuera una imagen, si hay mucho texto quiere
decir que hay una pobreza de diálogo, si hay mucho espacio en blanco pasa lo contrario,
estamos abusando de él. Con todo, sólo usted puede evaluar si en una escena es necesario
más o menos cantidad de diálogo. Tenga cuidado con el Slang, con los dialectos, si los
utiliza debe intentar que el lector pueda interpretar correctamente sus significados.
Debemos buscar la manera para que quede claro lo que se está intentando decir. No tema
utilizar "dijo" en los diálogos, esa palabra se utiliza normalmente en el 90% de las
ocasiones. Desde luego debe intercalarse con otras palabras, sobre todo cuando el personaje
hace algo o lo dice de cierta manera, pero intente mostrar esas emociones, no de señalarlas
simplemente.
Otro fallo de escritor novel. Estamos tan ansiosos por acabar una obra (llevamos
tantas inacabadas...) que generalmente precipitamos el fin. Las historias acaban demasiado
abruptamente (habitualmente por falta de un esquema general). Fuércese a continuar
escribiendo cuando crea que ya a acabado, normalmente podemos encontrarnos con una
sorpresa. Y en todo caso si no consigue mejorarla será un excelente ejercicio.
No valoramos nuestra capacidad en su justa medida, sea por arriba o por abajo.
Quizá el principio escogido no sea el más adecuado aunque lo parezca. Una vez se tiene la
historia, se debería ensayar varios comienzos alternativos, no muy complejos, sólo dos o
tres párrafos, de forma rápida, escogiendo diferentes formas de presentar la información,
puntos de entrada en la historia. Una vez que eso se hace varias veces, se vuelve algo
natural en nosotros y aprovecharemos mejor todo nuestro potencial creativo
Más que error, vicio que hace falta erradicar. Corrija todo lo que crea necesario,
pero defina un tiempo concreto para ello, sino esta abocado a la necesidad ilógica de
Un error del que hay que huir como del diablo. La obra se sustenta en una realidad
(incluida la ciencia ficción y la fantasía más desbocada), la que el escritor desea y debe
aferrarse a ella. Debe respetarse a sí mismo y sobre todo al lector. Construirla de forma
inverosímil o fuera de contacto de la realidad hará que la gente no se crea lo que está
leyendo, pensarán con toda razón que usted, el escritor, les está tomando el pelo, se
molestarán y simplemente dejarán de leerla. La obra ha de ser consistente con todos sus
planteamientos y ser honestos con ellos. Y, sobre todo, al final del relato o la novela, no se
saque un conejo de la chistera para solucionar sus fallos de estructura, sólo conseguirá
hacer más visibles estos.