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La colestasis intrahepática del embarazo también ha sido denominada ictericia recurrente del
embarazo, hepatosis colestásica o ictericia gravídica. Dicha enfermedad ocurre en mujeres sanas
durante el embarazo y se suele resolver después del parto sin ninguna secuela hepática. Esta
hepatopatía gravídica suele ocurrir en el segundo o tercer trimestre. Es un síndrome caracterizado
clínicamente por la presencia de prurito, ictericia o ambos sin otra disfunción hepática importante.
PATOGENIA Y CAUSA
♦ Factores genéticos: Entre los datos que apoyan los posibles factores genéticos, hay estudios que
parecen apoyar una herencia mendeliana dominante. En mujeres con antecedentes familiares de
colestasis, es más frecuente.
MANIFESTACIONES CLINICAS
Ictericia: Aparece el 25% de los casos, suele hacerlo dos semanas después de la aparición
del prurito. Se inicia de forma brusca y alcanza un nivel estable hasta el final del embarazo.
Antes de presentarse las pacientes suelen referir coluria, porque el aumento de bilirrubina
que produce la ictericia se realiza a expensas de BR directa. Las heces suelen ser de color
normal y a veces pueden ser hipocòlicas, puesto que es una ictericia colèstasica sin
evidencia de obstrucción mecánica.
DIAGNOSTICO
Anamnesis:
Exploración Física
Prueba Funcionales
• Aumento de sales biliares, entre 30 y 100 veces y las cifras postprandiales de ácido cólico,
entre 10 y 70 veces. El incremento de ácidos biliares en suero pueden representar el primero
y único signo de colestasis intrahèpatica del embarazo en mujeres con prurito, pero sin
alteración de otras pruebas de funcionamiento hepático
Ecografía
• Se debe realizar para descartar que una obstrucción biliar extrahepàtica esté produciendo el
patrón colestasico.
Biopsia Hepática
• Suele mostrar datos de colestasis con tinción centrolobulillar sin células inflamatorias y
proliferación de células mesenquimatosas, sin necrosis hepatocelular, o mínima (depósitos
de bilis); aunque no suele ser necesaria para el diagnóstico.
Pronóstico Materno: es benigno, lo más frecuente es que el prurito se resuelva después del parto, y
aunque es raro se puede prolongar. En algunos casos se han descrito aumento de infecciones
urinarias y de hemorragias posparto, se pensó que podía deberse a deficiencia de vitamina k
provocada por la malabsorción de grasas, pero no se ha comprobado claramente que contribuya a la
hemorragia posparto. No obstante está indicada su administración profiláctica. Tras el parto las
pruebas hepáticas se normalizan. Existe posibilidad de recurrencia en siguientes embarazos de in 60
70%.
TRATAMIENTO
Las estrategias del tratamiento se han enfocado principalmente hacia el alivio sintomático de la
madre es recomendable efectuar controles semanales en los que se interrogará dirigidamente a la
paciente para evaluar los siguientes aspectos: presencia de contractilidad uterina aumentada,
percepción de movimientos fetales, aparición de coluria e ictericia y evolución del prurito
Rara vez la CIE requerirá hospitalización. Esta se reserva para casos de prurito invalidante en que el
tratamiento hospitalario pudiera resultar más eficaz o cuando hay asociación con otra patología que
requiera manejo intrahospitalario
Reposo. Se deben realizar controles analíticos semanales a la paciente, para valorar el perfil
hepático, ver su evolución con el tratamiento, si mejora o empeora. Las recomendaciones generales
para el alivio sintomático de la madre, irían encaminadas a aliviar el prurito, puesto que es el
síntoma principal y por el que consultan las gestantes:
Manejo del prurito se hará con: sedación en casos graves, medidas físicas y tratamiento
farmacológico:
Ácido ursodesoxicolico, como primera elección: Aumenta el flujo biliar. Mejora el prurito y las
alteraciones bioquímicas. Buena tolerancia. Protege al feto de los efectos adversos de la
enfermedad. Dosis de 10-15 mg/Kg/día (1 g/día)
Antihistamínicos: Uso controvertido por efectos en la gestación Hidroxicina 20-25 mg/dia en casos
severos. Colestiramina 8-16 g/día, puede empeorar malabsorción. Dexametasona oral por un lapso
de tres días en casos severos
La interrupción del embarazo por causa materna sólo se justifica, en forma excepcional, en casos de
prurito invalidante, una vez asegurada la madurez pulmonar fetal.
Existe controversia respecto a la interrupción profiláctica del embarazo por causas fetales. Sin
embargo, nuestra recomendación actual es interrumpir los embarazos que cursan con CIE anictérica
a las 38 semanas de gestación, y los embarazos con CIE ictérica una vez cumplida las 36 semanas
con madurez pulmonar fetal comprobada. Esta conducta pretende evitar las eventuales muertes
fetales súbitas descritas en las últimas semanas del embarazo.
Otro factor a considerar para interrumpir el embarazo a las 36 semanas, con feto maduro, es el
antecedente de mortinatos previos por CIE o la presencia actual de meconio en el líquido amniótico.
La inducción ocitócica es el método de elección para la interrupción del embarazo. Esta se hará con
monitorización electrónica de la frecuencia cardíaca fetal en forma continua. La operación cesárea
se reserva para los casos en que la vía vaginal está contraindicada o la inducción ocitócica haya
fracasado. Interrupción electiva antes de las 38 semanas debe ser con madurez pulmonar fetal
comprobada.