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Anticonsumismo

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Anticonsumismo es el rechazo del consumismo. Es parecido, mas no idéntico, al


activismo anticorporativo (anti-corporate activism). El consumismo es un término
usado para describir los efectos de la economía de mercado en el individuo. Implica la
compra desmesurada junto con la posibilidad de acceso a cualquier producto del
mercado. La manera en que se debe tratar a los consumidores ha causado revuelo
entre los activistas. El activismo anticonsumista muchas veces conserva una estrecha
relación con el activismo ecológico y el altermundismo, y a veces con el activismo en
defensa de los animales debido a la oposición a las prácticas de algunas trasnacionales
como McDonald's (ver McLibel).

En años recientes, ha habido un incremento en el numero de libros (Naomi Klein 2000


No logo como el mejor ejemplo) y películas (The Corporation, Surplus) que han
ofrecido una visión ideológica anticorporativa al público.

La oposición al materialismo económico proviene principalmente de dos fuentes: La


religión y el activismo social. La mayoría de las religiones se oponen al materialismo,
pues creen que interfiere en la conexión con lo divino o que lleva a un modo de vida
inmoral. Grandes personalidades han asegurado que su inspiración espiritual los llevó
a un estilo de vida simple, como Francisco de Asís, Ammon Hennacy y Mohandas
Gandhi. Los activistas sociales han ligado diversas formas de materialismo con las
guerras, el crimen, y el malestar social en general. Fundamentalmente, la
preocupación es que el materialismo no puede ofrecer una verdadera razón de ser
para la existencia humana.

Entorno

El anticonsumismo generalmente es asociado con la crítica al consumo a partir de Karl


Marx y Thorstein Veblen, pero según el libro de Veblen Theory of the Leisure Class, los
orígenes del consumismo se remontan al mismo principio de las civilizaciones
humanas. El consumismo también puede referirse a políticas económicas asociadas
con la economía Keinesiana, y, en sentido abstracto, referirse a la creencia en que la
libre elección de los consumidores debería regir la estructura económica de la
sociedad. El comediante Bill Hicks y el escritor Pier Paolo Pasolini presentaron una
fuerte oposición al consumismo.

Política y Sociedad

Los activistas anticorporativos creen que el aumento de las grandes corporaciones está
amenazando la autoridad legítima del estado y de los estratos públicos. Se siente que
esas corporaciones están invadiendo la privacidad de la gente, manipulando la política
y el gobierno, y creando falsas necesidades de consumo. El tipo de evidencia que
soporta estas opiniones incluye la publicidad invasiva (como el adware, el spam, el
Telemarketing, etc.), las gigantescas contribuciones económicas a candidatos en
elecciones democráticas por parte de las corporaciones, la interferencia en las políticas
de las naciones soberanas, y un sinfín de historias en el mundo acerca de corrupción
relacionada con las empresas. Los manifestantes anticonsumistas alegarían que las
grandes corporaciones solo tienen la obligación de responder ante sus accionistas,
dando a los Derechos Humanos y otros aspectos similares poca o ninguna importancia.
En la práctica, la dirección de una compañía sí tiene una responsabilidad primaria por
sus accionistas, pues cualquier actividad filantrópica que no sea útil para la empresa
podría generar diferencias y rupturas de confianza. Este tipo de responsabilidad
financiera significa que las corporaciones multinacionales usualmente buscan
estrategias que intensifican el trabajo y tratan de reducir costos. Por ejemplo, tratan
de encontrar (ya sea directamente o a traves de empresas de outsourcing o
Subcontratación) paises con economías basadas en bajos salarios y con leyes que no
sean exigentes con los Derechos Humanos, con las prestaciones laborales, con el
Medio ambiente, etc. (ver, por ejemplo, Nike).

Consumismo, un mal de graves


consecuencias
 Texto y foto por Inmaculada Tapia

(EFE) — Comprar sin mesura, gastar sin medida y sin necesidad se está convirtiendo
en una enfermedad que ataca en todas las culturas. El ¡Informe sobre el estado del
mundo en 2004! publicado por el Instituto Worldwatch afirma que el consumismo se
propaga generando graves consecuencias.

El apetito consumidor que existe en el mundo no sólo ha perjudicado por igual la


vida de ricos y pobres, sino que mantiene un ritmo insostenible, según el “Informe
sobre el estado del mundo en 2004” publicado por el Instituto Worldwatch (Una
mirada sobre el mundo).

Las Organizaciones de Consumidores y Usuarios recomiendan que se ejercite un


¡consumo racional y lógico! e incluso indican que se elabore una lista de los
productos que realmente se necesitan antes de lanzarse a la calle con el dinero en el
bolsillo.

Síndrome de la moda

El llamado “Síndrome de la moda” es el fenómeno más reciente y sobre él se están


estudiando gran número de casos en todo el mundo. Los expertos han definido el
“Síndrome de la moda” como un comportamiento patológico que se caracteriza por
la dependencia creciente del deseo de adquirir ropa y complementos del vestir que
no son necesarios, hasta el punto de que los afectados regalan poco tiempo después
prendas cuya compra representó un serio quebranto para su economía.

Las personas más propensas a padecer este síndrome son mujeres entre los 18 y los
35 años con un nivel económico medio-alto y estudios preferentemente medios e
incluso universitarios. El culto a la belleza motiva todo tipo de gastos de tiempo,
dinero y energía, y no hay mejor forma de demostración del propio estatus que la
utilización ostentosa del atuendo.

Los niños afectados

El problema se complica cuando se trata de niños o adolescentes. Nadie les ha


educado ante el consumo y son las principales víctimas y las más indefensas ante el
consumismo masivo que bombardea constantemente la publicidad de una u otra
forma.

Para empezar, para los niños el dinero no está ligado a esfuerzo personal alguno. Es
como el Gran Manú que baja del cielo, se pone en sus manos y les sirve para adquirir
algún que otro capricho.

Los padres pasan poco tiempo en casa y lo solucionan poniendo a la disposición de


sus hijos su tarjeta de crédito. La Asociación Mexicana de Estudios del Consumidor
(Amedec) señala en uno de sus informes que muchos padres usan a la televisión
como “niñera electrónica”, que actúa, aparentemente, como un “narcótico” para los
niños.
Según el informe del Instituto Worldwatch, el consumismo, que se ha extendido por
el mundo debido a la creación de mayor riqueza y la globalización, acarrea graves
consecuencias para aquellos que gozan de mayor poder adquisitivo y no contribuye
a resolver los problemas de los sectores más indigentes.

Enfermedades del consumismo

El Instituto incluye a la obesidad como “enfermedad del consumismo”. “El mundo


consume productos y servicios a un ritmo insostenible, con resultados graves para el
bienestar de los pueblos y el planeta”, y agrega que más de 1,700 millones de
personas ingresaron durante gran parte del siglo pasado a la “clase consumista” y
adoptaron dietas, sistemas de transporte y estilos de vida hasta ahora limitados a
Europa, América del Norte y Japón.

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