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Automóviles eléctricos, mitos y realidades.

José Daniel Lara | Ingeniero Eléctrico

En los pasados meses y con mayor frecuencia se han estado publicando en


la prensa artículos tanto periodísticos como de opinió n en el tema de los
vehículos eléctricos y los mú ltiples aspectos relacionados con los mismos, los
incentivos fiscales, las estaciones de carga o la capacidad del sistema eléctrico.
Muchos de ellos tratados con poca profundidad y revelando el alto nivel
desinformació n que manejan algunos grupos de analistas.

El sector de los vehículos eléctricos es sumamente sensible a la


percepció n de los consumidores y este tipo de informaciones temerarias, tienden
a confundir y generar rechazo por parte de las personas, razó n por la cuá l
considero que es oportuno realizar algunas aclaraciones a ciertos puntos clave.

Lo primero que debe entenderse es que si bien hay muchas estimaciones


del volumen de vehículos eléctricos que se van a introducir a los mercados en
EEUU, Europa y Asia, no hay conocimiento de có mo será este proceso para
América Latina y menos para Centroamérica; las características de terreno, ciclos
de manejo, distancia de desplazamiento y los costos de la energía son elementos
que se ponderan dentro de las decisiones de los fabricantes para introducir los
vehículos en los mercados.

Claro está que las realidades de los grandes mercados son otras, lo cuá l
pone en diferente escala lo que se puede hacer en esta parte del mundo, no
implica esto que no vaya a darse un suministro de la tecnología y má s bien en
esta coyuntura es donde Costa Rica debes capitalizar estas diferencias para que
pueda seguir marcando la pauta como un país pionero en tecnología y ambiente.

Otro tema que tiende a ser de gran debate y uno que se ha vuelto casi
filosó fico es el de la capacidad del sistema para alimentar una cantidad
determinada de vehículos y se han dicho cifras aventuradas que van desde los 22
mil hasta 1 milló n; todos con criterios diferentes y ninguno con un método de
estudio serio de por medio. Esta son estimaciones donde se pone en una balanza
la capacidad de generació n del país y por otro lado el aumento de demanda y ver
si suman cero.

Este tipo de aná lisis deben hacerse tomando en cuenta la estructura


organizativa actual de los sistemas de potencia considerando aspectos como
patrones de manejo, de carga y tiempo de carga, buscar los cuellos de botella y
evaluar acciones sobre ellos. Los analistas viven preocupados por la generació n
cuando el sector que se va a ver impactado de forma mas inmediata es el de
distribució n, gran olvidado por los estudiosos.

Estos errores de concepto son los que llevan a comentarios


desafortunados como los del Ing. Trujillo en su articulo (21/3/2011) donde
supone que puede triplicarse el consumo de energía del sector residencial
provocando no má s que rechazo a esta tecnología y confusió n

Dentro de ambos temas se ha omitido pensar en como van a ser los


equipos de alimentació n; antes vale la pena hacer una aclaració n, un equipo de
alimentació n del vehículo (EVSE) se refiere al equipo exterior utilizado para
abastecer energía de recarga al vehículo, puede tener la forma de un cordó n, una
caja montada en una pared o poste, pero el equipo de carga es interno al vehículo
(en el caso de cargas lentas). No debemos confundir ambos elementos si se
pretende una buena valoració n.

Ya los fabricantes han conceptualizado la capacidad de manejar la carga


de los vehículos en los EVSE donde hay tecnologías de control empezando por
una programació n horaria manual, hasta el futurista smartgrid y lo cierto es que
existirá n formas de administrar como afectará n los vehículos las redes antes de
que haya suficientes vehículos como para que sea catastró fico, pero los analistas
han preferido augurar negros futuros antes de brillantes oportunidades.

Me produce mucho optimismo ser testigo de la disposició n de las


autoridades para abordar el tema seriamente, ver a ambos ministro y
viceministro de ambiente, la CNFL, el ICE incluso el vicepresidente cada quién
utilizando su espacio de acció n para explotar dichas oportunidades. Pero
debemos ser pacientes y dimensionar adecuadamente este futuro para no
mandar las señ ales erró neas a los consumidores.

Implementar vehículos eléctricos tiene como mayor reto unificar las


estructuras de transporte con las de energía eléctrica, la transició n requiere
cambios, aná lisis e inversiones, generando nuevas necesidades pero sobre todo
generando nuevas oportunidades. Aprovecharlas es cuestió n de tener un diá logo
informado y coherente.

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