No quiere decir engullirte a ti o a mí... Y cuando balancea locamente su pico no desea nunca asustarnos. ¡Si solamente pudiera ver!
Por la noche atraviesa el oleaje en busca de compañía.
Por eso apesta a sal y a caparazón de ostras. Su ceguera es lo que lo conserva célibe: Este chapucero cree besar cuando mata.
Desearía que no nos hiciera morir. Desearía
que una noche desplegase sus alas y volase lejos hacia los más altos planetas en busca de muchachas y peces. Pero está habituado a la Tierra y se propone quedarse.
Tibios murmullos de las épocas, no la época -
y extraviados y pocos resonantes sois- hacedme aprender más de lo que puedo oír. Expanded el calado de mi ancoraje. Exaltadme cuando hurgo demasiado en las tumbas y vituperadme cuando me tambaleo demasiado sobre los zancos. Llamadme por todas partes: permaneced dispersos como las olas y sin embargo únicos y sonoros como el océano
hasta que las vidas sean dulces y descalzas como la devoción