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Ni uno suelto

El sigue solo y sin rumbo


no tiene más que perder
que no le sigan pegando
que un día va a reaccionar
y el que esta arriba irá abajo
no va a quedar ni uno suelto
y el que está arriba irá abajo
y no va a quedar ni uno suelto
volverá por lo que es suyo
no hay nada que lo detenga
y aunque lo tengan dormido
ya se empezó a despertar
y el que está arriba irá abajo
no va a quedar ni uno suelto
y el que está arriba irá abajo
y no va a quedar ni uno suelto
y la verdad, sin la verdad
no van a llegar muy lejos
porque ellos no pueden volar
no conocen el viento
y el que está arriba irá abajo
no va a quedar ni uno suelto
y el que está arriba irá abajo
y no va a quedar ni uno suelto.
Mi luna cautiva

De nuevo estoy de vuelta,


después de larga ausencia,
igual que la calandria,
que azota el vendaval.

Y traigo mil canciones,


como leñita seca:
recuerdo de fogones,
que invitan a matear.

Y traigo mil canciones,


como leñita seca:
recuerdo de fogones,
que invitan a matear.

Y divisé tu rancho,
a orillas del camino,
allá donde la noche,
le tejen un altar.

Al pie del calicanto,


la luna cuando pasa,
peinó mi serenata,
la cresta del sauzal.

Al pie del calicanto,


la luna cuando pasa,
peinó mi serenata,
la cresta del sauzal.

Tu amor es una estrella,


con cuerdas de guitarra,
una luz que me alumbra,
en mi oscuridad.

Acércate a la reja,
sos la dueña de mi alma,
sos mi luna cautiva,
que me besa y se va.

Acércate a la reja,
sos la dueña de mi alma,
sos mi luna cautiva,
que me besa y se va.

Acércate a la reja,
sos la dueña de mi alma,
sos mi luna cautiva,
que me besa y se va.
Escucha que mis grillos,
están enamorados,
y lloran en la noche,
lamentos del sauzal.

El tintinear de espuelas del río,


allá en el vado,
y una noche serena,
alumbra mi penar.

El tintinear de espuelas del río,


allá en el vado,
y una noche serena,
alumbra mi penar.

De nuevo estoy de vuelta,


mi tropa está en la huella,
arrieros musiqueros,
me ayudan a llegar.

Tuve que hacer un alto,


por un toro mañero,
allá en calicanto,
a orillas del sauzal.

Tuve que hacer un alto,


por un toro mañero,
allá en calicanto,
a orillas del sauzal.

Tu amor es una estrella,


con cuerdas de guitarra,
una luz que me alumbra,
en la oscuridad.

Acércate a la reja,
sos la dueña de mi alma,
sos mi luna cautiva,
que me besa y se va.

Acércate a la reja,
sos la dueña de mi alma,
sos mi luna cautiva,
que me besa y se va.

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