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Pensar la realidad

Enrique Díaz-Mora
Cuernavaca, Mor., 13 de abril de 2011

Liderazgo, usurpación; reflexión, espontaneidad; independencia, honestidad,


compromiso e integridad son cuestiones centrales de la reflexión para inducir un
cambio en las formas de combate al narcotráfico en el México contemporáneo.

Sin habérselo propuesto, Javier Sicilia ha devenido en líder social. La gente,


en especial los jóvenes, están atentos a sus acciones y, en particular, a sus pautas e
indicaciones. Un liderazgo obligado por sus circunstancias de vida, invadidas por las
formas de lucha contra el narcotráfico, que lo han involucrado cegando la vida de un
ser querido.

La guerra de Felipe Calderón ha sido insistentemente cuestionada por no dar


resultados contundentes y por sus nefastas consecuencias en la vida de los
mexicanos. Al decir de especialistas, la actual estrategia de combate al crimen
organizado carece de una reflexión y un conocimiento profundo e integral de la
problemática que dice querer resolver. Habría que preguntarse sobre los verdaderos
motores de esta guerra ¿Se trata de una lucha ingenua y espontánea del presidente
de facto o, en realidad, de una lucha inducida desde el exterior con propósitos
oscuros y riesgos calculados?

Javier Sicilia demanda un cambio de estrategia en el combate al narcotráfico;


Calderón, por su parte, ha confirmado que no habrá cambio.

Qué hacer, se preguntará Javier Sicilia.

La gente está atenta a sus propuestas.

¡Para transformar la realidad, hay que pensarla!

Javier Sicilia conoce bien de los éxitos y los fracasos de la lucha social
fundada en la teología de la liberación; conoce el trabajo de Sergio Méndez Arceo.
Es por su experiencia que Sicilia sabe que su mayor fortaleza es la cultura; también
sabe que la cultura puede constituir su principal atadura y limitación.

Sabe también de la viabilidad, y los éxitos y fracasos de la movilización social;


de hecho, con firmeza hoy continúa exigiendo la demolición del inmueble de Costco-
Comercial Mexicana en el predio del Casino de la Selva.
En días pasados, Javier Sicilia ha recibido un comunicado de científicos
sociales mexicanos donde le recuerdan, refiriéndose al trabajo constructivo de
Marcos en Chiapas, que hoy en México se libran luchas ejemplares y exitosas; se
trata de Pablo González Casanova y Luis Villoro, quienes el miércoles pasado, a unos
minutos de que él anunciara su plantón en la explanada del edificio de gobierno del
Estado, le hicieron llegar su solidaridad, y le invitaron a que en el planteamiento de
sus acciones futuras tome en cuenta que existe esa forma de lucha, que puede ser
exitosa.

Javier Sicilia no buscaba ser líder. Sin embargo, hoy tiene una gran
responsabilidad frente al pueblo de Morelos, y especialmente frente a los jóvenes,
quienes en este país tienen un futuro incierto. Estos jóvenes esperan que su líder dé
pautas y defina acciones.

¿Desobediencia civil?

Él sabe y conoce de sus fortalezas y sus ataduras, y sabe que existen formas
que han demostrado ser viables, sobre las cuales habrá de reflexionar, porque está
en juego el futuro de los jóvenes de Morelos.

En este momento, el poder constructivo de sus declaraciones, de su discurso


es enorme, y por ello, su responsabilidad también lo es.

El impacto de sus declaraciones en la conciencia social, en la conciencia de


los grupos, de los colectivos, de los pueblos, de los jóvenes morelenses es
indiscutible; aunque habrá que estar atentos al discurso de cínicos y oportunistas
que puede crear confusión: el propio Felipe Calderón ha adoptado ayer la exigencia
de Javier Sicilia a los narcos y ha dicho en Tamaulipas, dirigiéndose a los criminales:
¡ya basta!

Javier, el momento es oportuno.

¡Estamos atentos!

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