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La Palabra es clara al decir que todas las cosas ayudan para bien si amamos al Señor.
Por eso, el amor a Dios es lo primero que se necesita para alcanzar y mantener el éxito.
No importa si el momento que pasas es bueno o malo, no importa si piensas que es poco
o mucho lo que recibes de Sus manos, demuestra que amas a Dios sobre todas las cosas
y circunstancias.
Hay situaciones que se ven desfavorables pero que al final obran para bien. Algo es
realmente malo si logra apartarte del amor de Dios y lo utilizas como excusa para obrar
como no es debido. Actuar en rebeldía y apartarte del Señor ante una dificultad es lo
que realmente te aleja del camino al éxito y es lo peor que puede sucederte. Los
problemas nos ayudan a formar carácter, aunque para algunos son instrumento de
deformación. Todo depende de cómo lo veas. Para algunos, un despido injusto puede
ser motivo para dejar de ser buenos, honrados y responsables, cuando para otros es la
oportunidad para pactar con Dios, buscar ser mejores y renovar la fe en Sus promesas.
Hay personas que desviaron el camino, se amargaron y resintieron porque no
conocieron a sus padres, mientras otras en la misma situación, son hombres y mujeres
de provecho que ayudan a su prójimo.
Todas las cosas trabajan juntas para bendecir a los que aman a Dios sin importar lo que
vivan. Cada cosa mala trae algo dentro para provocar un bien que se detona cuando
decides estar con el señor.
Ser agradecido
El Salmo 103:1-2 alaba: Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo
nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Ser agradecido por todos los beneficios recibidos es otra condición para mantener el
éxito. A veces parece que escribimos nuestras peticiones y quejas sobre mármol y
nuestros agradecimientos sobre la arena del mar donde el mensaje se desvanece. Si la
gratitud fuera como las peticiones, saldríamos adelante más rápido. Agradece día y
noche porque recibes más de lo que pides. Incluso hay cosas que no pides que tienes y
no aprecias. ¡Es terrible escuchar quejas de un cristiano, nacido de nuevo cuyo nombres
está escrito en el libro de la vida! No olvides ninguno de Sus beneficios. Mi esposa y
yo tenemos 25 años de casados cada noche concluimos la jornada abrazados, dando
gracias al Señor por todas Sus bendiciones: la vida, la familia, las ovejas y Su amor.
Para nuestro aniversario de bodas, pensamos organizar una cena e invitar a todas las
personas que nos ayudaron en ese momento cuando no teníamos recursos para casarnos.
Alguien nos regaló los anillos, otro más, nos prestó el carro para Sonia. Incluso el lugar
para noche de bodas se la debemos a un amigo que nos ofreció su casa en San Lucas
Tolimán a la orilla del bello lago de Atitlán en Guatemala.
Una buena práctica para manejar la gratitud es siempre recordar de dónde vienes, sin
importar qué tan lejos llegues en la vida. Regresa a tu barrio, a la casa de tu infancia,
recuerda tu escuela, el lugar que te vio crecer. No te llenes de arrogancia, cuando estés
sentado ante un delicioso plato de camarones, recuerda los días que solamente podías
comerte un pan con frijoles.
Algunos puedes recordar divertidos ese momento cuando ver un pan con jamón era
como ver la gloria de Jehová. Hasta Jesús que está sentado a la diestra del Padre es
recordado como el niño que nació en un pesebre. No permitas que tus logros te quiten la
humildad y capacidad de agradecer todo lo que has recibido del Señor. Es sabroso
agradecer y es agradable a los ojos de Dios. Si quieres que Dios continúe levantándote,
reconoce que de hecho, ya te ha levantado bastante. Ama a Dios y agradécele todo lo
bueno que te ha dado.
Servir de buena gana es una clave para conservar el éxito. Yo lo hago cuando me
invitan a predicar en otras iglesias o eventos, sin importar si me dirijo a mil o veinte mil
personas. Tengo una trayectoria de obediencia y sigo las instrucciones del pastor que
me invita porque él es el líder de su congregación. Respeto el tiempo y tema que me
dan para compartir, no soy arrogante pensando que merezco más de lo que me ofrecen,
porque soy el invitado, no el anfitrión. Lo mismo debemos hacer todos. Obedece si
quieres recibir bendición. Para tener y mantener el éxito, antes de dar órdenes, aprende a
obedecer.
Cierta vez en una empresa donde trabajaba, nos obsequiaron con un desayuno de lujo.
Al terminar de comer, el gerente nos dijo: “Les tengo una buena y una mala noticia. La
buena es que mañana desayunaremos igual que hoy y la mala es que a partir de ahora,
debemos trabajar los sábados”. Así que recibí con agrado el regalo y la nueva
obligación. La obediencia debe caracterizarnos como cristianos e hijos de Dios.
Dale gracias al Señor por todo lo que recibes de Sus manos. Pídele que te ayude a tener
éxito y mantenerlo con la actitud correcta, siendo fiel a Su amor en todo momento y
sirviéndole con un corazón humilde.