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METODOLOGÍA DE LOS HITOS.

¿QUE ES UN HITO?

Es un hecho, acontecimiento o período, en el que Dios se hace presente e interviene en


forma especial y significativa en nuestra vida. Desde la perspectiva de la fe, es la
“irrupción del Espíritu Santo en la vida personal”. Por su importancia marca, en la vida
personal, un paso hacia un nuevo despertar con pautas y características propias, por lo que
se puede hablar de un “Antes” y un “Después”.

¿QUE SIGNIFICA LOS HITOS EN NOSOTROS?

Los hitos marcan nuestra historia separándola en tiempos distintos unos de otros. Si
hacemos hoy una pausa y recorremos nuestra vida, nos daremos cuenta de los hitos
importantes que nos marcaron, por ejemplo: la primera vez que fuimos al colegio, cuando
nos enamoramos, el ingreso a la universidad, nuestro matrimonio, el nacimiento de nuestros
hijos, el primer trabajo, etc.
Estos hitos repercuten en el “ Después” y pueden ser fuente de alegría y esperanza.
También experimentamos hitos dolorosos: la muerte de un ser querido, una separación,
una pelea con alguien muy importante, un despido de trabajo, un accidente, etc. Toda
experiencia dolorosa, es un desafío de superación y oportunidad de crecimiento.

¿QUE HACEN LOS HITOS EN NOSOTROS?

Si dedicamos un poco de nuestro tiempo y revisamos nuestros hitos, veremos que cada uno
de ellos, de una u otra manera, nos hacen despertar y descubrir facetas de nuestra
personalidad, que están latentes en nuestro ser.

¿PARA QUE NOS SIRVE REVISARLOS?

Para sacar provecho de nuestra historia, más aún, podemos ver como hemos crecido y
darle un sentido y una mirada diferente a nuestro “ Antes”. Muchas veces nos preguntamos
¿ Por qué y para qué sucedió tal cosa? … En una pausa, mirando hacia atrás, veremos
etapas distintas, marcadas por hitos. Con algunas podremos reconciliarnos con nuestra
historia, con otras revisaremos alegrías presentes en nuestro corazón. Si hacemos de esto un
ejercicio periódico, nos podremos dar cuenta que, nuestro crecimiento interior, con
respecto a cada uno de nuestros hitos, es ilimitado.
En nuestra propia historia tenemos fuentes de crecimiento, reconciliación, amor y perdón.
Necesitamos regalarnos un tiempo para mirar hacia atrás con los ojos de hoy, esto nos
permitirá descubrir “cuales son esos momentos cumbres” que nos marcan, tanto positiva
como negativamente. Si miramos esos momentos que más nos han planificado, o en los
cuales más hemos sufrido, sabremos que es lo que está más vivo y palpitante en nuestro
ser. Por Ej. Si descubrimos que algo nos dolió hondamente, es porque tocó la fibra más
sensible de nuestra alma. Si positivamente constatamos, que los momentos más plenos de
nuestra vida son aquellos en los cuales me han pedido dar un servicio, o lograr un objetivo,
por lo que hemos luchado con gran esfuerzo y sacrificio, es porque los valores de la
fidelidad o de la veracidad, de la entrega o la conquista, juegan un papel importante en
nuestra vida.

Así solo conociendo estos “hitos”, ponderando sus altos y bajos, nos descubriremos a
nosotros mismo en los grandes desengaños y en las grandes alegrías. En cada uno de ellos,
Dios ha ido dejando su huella de amor en nosotros.

. EL EDUCADOR AUTOEDUCADO.

El esfuerzo serio por el fiel cumplimiento del deber y la vida de oración que ofrecemos
como regalo de amor a Jesús y a María, vinculados al Santuario de Schoenstatt
(Contribución al Capital de Gracia), se canaliza en Schoenstatt a través de nuestro esfuerzo
metódico por crecer y formarnos a nosotros mismos:

AUTOEDUCACIÓN – AUTOFORMACIÓN.

La importancia de la autoformación responde al hecho de que Dios no solo tiene un plan


de amor para cada uno de nosotros, sino que, al mismo tiempo, quiere que cooperemos
activamente con la Gracia que Él nos da por intercesión de María.
Nos hizo libre y espera que usemos nuestra libertad.
El Padre Kentenich concede particular importancia al permanente proceso de
autoeducación en el educador mismo:
_ “ Si como educador no afirmo con todo mi ser el objetivo al que quiero conducir a los
demás, si no me esfuerzo por encarnar anticipadamente el ideal de mis educandos, la
educación será un fracaso”.
Si la educación está al servicio de la vida requiere, para ser fecunda, plenitud de vida en
quien sirve. _ “Lo decisivo es que el educador, en virtud de su presencia y su acción, ejerza
la atracción propia de los ideales encarnados, que por su entrega a través de un amor
respetuoso y desinteresado, despierte las fuerzas latentes en el educando y las ponga en
marcha hacia la conquista del ideal”.
De allí que las mayores exigencias en un proceso de educación no recaigan sobre el
educando sino sobre el educador. A él se le pide que recorra primero el camino que ha
de indicar después al educando.
_ “ La vida se enciende con la vida”. “Educar quiere decir despertar vida, recibir vida y
regalar vida. Como educador tengo que encarnar yo mismo lo que espero de los otros. Si
no lo hago, mi palabra no tendrá fuerza creadora, apenas seré un orador, un locutor que
transmite información pero, no comunica vida.”

¿QUÉ EXIGE ÉSTO DEL EDUCADOR?

Que él mismo luche enérgicamente contra toda mediocridad de su naturaleza. Sólo así la
palabra que pronuncie estará impregnada de vida.
La meta de la autoformación es la creación del “hombre nuevo y la nueva
comunidad”.
Toda la obra de la Redención es como un gran nacimiento, es la instauración de la
Creación renovada por Cristo y en Cristo. A esto nos llama nuestro Padre Dios.
El hombre viejo es el testimonio de la realidad del pecado en el mundo y en nosotros
mismos.
El hombre nuevo es el hombre auténticamente cristiano, que encarna la novedad del
Evangelio. Cristo nos rescata y restaura pasando por la cruz. Con su gracia salvadora Él
nos renueva en lo más íntimo de nuestro ser, haciéndonos a su imagen y semejanza.

DIMENSIÓN MARIANA DE NUESTRA AUTOFORMACIÓN.

María es la gran educadora. El Padre José Kentenich propone a los jóvenes su


“programa” diciéndoles: “Bajo la protección de María queremos autoformarnos como
personalidades recias, libres y sacerdotales” .
Recias, personas auténticas, firmes y consecuentes entre su pensar y actuar; Libres de
ataduras que impiden el crecimiento y desarrollo de la obra de Dios en nosotros, para
vincularnos al Mundo Sobrenatural.
El Padre José quiere hacerles partícipes de su propia experiencia personal.
Él tuvo oportunidades como para experimentar el cobijamiento, el poder transformador y la
acción maternal y educadora de María en su vida y a eso los quiso invitar.
María es una madre educadora, que no sólo quiere ayudarnos en la difícil tarea de
nuestra formación sino que también, posee el poder para hacerlo, pues es Reina.
Nuevamente dará a luz a Cristo en nosotros, en nuestro corazón así nos hará ser testigos e
instrumentos de Jesús en Su Plan Redentor en medio de mundo.

¿DE DONDE SURGE EL CONCEPTO DE CAPITAL DE GRACIA?

LOS ORÍGENES DEL CAPITAL DE GRACIA.

En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial. Ante esta situación, el Padre José Kentenich,
Sacerdote Alemán de la Congregación de los Palottinos, (más tarde reconocido como Padre
Fundador del Movimiento de Schoenstatt), siendo Director Espiritual de un grupo de
jóvenes Seminaristas, se pregunta que podía querer Dios de él
y de estos jóvenes. En una plática les propone un audaz proyecto: invitar a la Santísima
Virgen a establecerse espiritualmente en una capillita abandonada, más tarde el Santuario
de Schoenstatt, para que desde allí derramara abundantes Gracias y surgiera un
Movimiento de Renovación.
Esta platica paso más tarde a llamarse “Acta de Fundación” y en ella pone en los labios de
la Virgen las siguientes palabras:
“Sin duda alguna no podríamos realizar una acción apostólica más grande, ni dejar a
nuestros sucesores una herencia más preciosa, que inducir a nuestra Señora y Soberana a
que erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y obre milagros de
gracia”.
“Sospecharán lo que pretendo: quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en
un lugar de gracias, para nuestra casa y toda la Provincia Alemana y quizás más allá.
Todos los que acudan acá para orar deben experimentar la gloria de María y confesar: ¡Qué
bien estamos aquí! ¡Establezcamos nuestra tienda! ¡Este es nuestro rincón predilecto!”
(¿Santuario Tabor de Peñuelas??????)
“Un pensamiento audaz, casi demasiado audaz para el público, pero no demasiado audaz
para ustedes. ¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el
origen de lo grande, de lo más grande! ¿Porqué no podría suceder también lo mismo con
nosotros? Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer
que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto a ella.” (Documentos de
Schoenstatt, pág- 62-63,n7).

¿QUÉ ES EL CAPITAL DE GRACIAS?

“PRUÉBENME PRIMERO CON HECHOS QUE REALMENTE ME AMAN”, es lo


que llamamos el Capital de Gracia de nuestra Señora de Schoenstatt : “Nada sin Ti, nada
sin nosotros”.
Es decir, las Contribuciones al Capital de Gracia, es el esfuerzo por la santidad mediante
acciones concretas: realizando muchas obras buenas, cumpliendo lo mejor posible nuestro
deber, trabajo serio de autoeducación y crecimiento personal, practicando una vida de
intensa oración ......., todo lo depositamos y regalamos con amor a la Santísima Virgen en
el Santuario, para lo que Ella quiera realizar desde su Santuario.
Para cada hijo de Schoenstatt, esto trae una gran responsabilidad: para que la corriente de
Gracia no se acabe, se debe cooperar día a día con aportes al Capital de Gracia, es decir
Schoenstatt vive o muere según el esfuerzo por la Santidad de sus miembros.
El Señor manifestó una y otra vez esta voluntad, que todos debemos trabajar por el Reino.
Ya cuando elige a sus discípulos los envía a proclamar la Buena Nueva y les explica en
Parábolas, que requiere trabajadores en su viña, y que han recibido talentos que deben
generar intereses.
Dios no quiere realizar su obra redentora sin nosotros. El se complace con nuestro aporte a
la Corriente de Gracia del Cuerpo Místico de Cristo.
Es así como María, la compañera de Jesús, también requiere de nuestra colaboración, por
eso dice:

“Tráiganme con frecuencia abundantes Contribuciones al Capital de Gracias”.

“Así surgió Schoenstatt y así es fecundo en el seno de la Iglesia”


Esta contribución al Capital de Gracia hace que María ejerza su poder como Mediadora
ante la Gracia y como Madre de la Iglesia. A través de el forma hombres anclados en
Cristo, capaces de enfrentar grandes desafíos y que contribuyan a formar una nueva cultura
inspirada en los valores del Evangelio

¿CUÁLES SON NUESTRAS CONTRIBUCIONES AL CAPITAL DE GRACIA?

Nuestros aportes al Capital de Gracias abarcan toda nuestra vida: todo lo nuestro, todo
lo que hacemos con amor y ofrecemos como regalo a María.
Le entregamos lo que nos alegra: el trabajo que realizamos con gusto, nuestros sueños y
proyectos, nuestros pensamientos, nuestros anhelos, nuestras obras, nuestros éxitos, lo que
nos llena de gozo y nos hace más plenos.
También le entregamos lo que nos cuesta: sobre todo esas pequeñas cruces de la vida
cotidiana; esas renuncias que debemos asumir, lo que nos apenas y nos duele, nuestros
fracasos y desengaños, el sudor de nuestro trabajo, lo que sufrimos por nuestras debilidades
o por las debilidades de las personas con las cuales convivimos o trabajamos, y esas
situaciones difíciles, que tantas veces debemos soportar.
Todas esas alegrías y éxitos, todas esas cruces y renuncias, que asumimos con amor y
entrega a la voluntad del Padre, las ponemos en el regazo de nuestra Madre y Reina en
su Santuario.

Se los ofrecemos a María como una viva súplica, para que muestre su poder y bondad
desde la fuente de Gracias que Ella ha abierto en el seno de la Iglesia.
Se los ofrecemos para que atraiga desde el Santuario a muchas personas y les regale allí
las Gracias del Cobijamiento en Dios Padre, de la Transformación en Cristo Jesús y de la
Fecundidad Apostólica,
Cada una de nuestras contribuciones, son ni más ni menos que una lucha auténtica, seria y
eficaz para nuestra santidad, al servicio del Apostolado Mariano.

¿QUIÉNES ESTÁN LLAMADOS A LA SANTIDAD?

Una de las características propias del Capital de Gracia, es que estas se realizan en el
ámbito de la Santificación de la Vida Diaria, “Hacer las cosas ordinarias
extraordinariamente bien”. Es decir las cosas que me tocan vivir en mi casa, en mi trabajo,
con mi familia, el atender a una persona, el escuchar a un alumno, el tener que barrer una
sala, el escribir una carta, el preparar una prueba, en mi pololeo, todo lo que hacemos se
convierta en una ofrenda, en gestos de amor que alegre a María.
Ella se alegra con nuestras pequeñas muestras de Amor.

Este camino hacia la Santidad que nos invita el Padre José, tiene 2 pilares:
• el tomar en serio el deber de estado y
• una intensa vida de oración:

“El fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y una intensa vida de oración”.
Estos van a ser los aportes al Capital de Gracia, para que María nos acompañe e interceda
por nuestro camino hacia la Santidad.

“Consiste en hacer lo ordinario extraordinariamente bien”.

El tomar en serio nuestro “deber de estado” es siempre prioridad.


Para lograr una armonía, trabajar los elementos que constituyen la vida cotidiana:
respetando la Vida Personal, la Familia y el Hogar, como esposo, esposa, hijo e hija y
ejercer responsablemente los deberes de la vida Profesional y Social.

La santidad de la vida diaria exige esta armonía.

Este pilar debe ir de la mano del segundo pilar: una intensa Vida de Oración. El
evangelio lo dice claramente “Si el sarmiento no esta unido a la vid, no da fruto”.(Jn.15,4).
Podemos realizar muchas obras y emprende muchas acciones, pero si estas carecen del
respaldo de la oración no llegan a ser fecundas en el Reino de Dios.
La Iglesia nos invita especialmente a practicar la Oración Litúrgica, participando en la
Eucaristía y a encontrar al Señor en la lectura meditada de la Biblia. Es muy importante
considerar, para el Sacramento de la Reconciliación o Confesión, la posibilidad de un
Confesor fijo y ojalá tener una Dirección Espiritual.

¿CÓMO SE EXPRESA Y CONCRETA LAS CONTRIBUCIONES AL CAPITAL


DE GRACIAS?

Estas Contribuciones se pueden ofrecer a María individual o comunitariamente.


La última se da cuando un grupo de personas, se unen en torno a una intención o apostolado
particular para ofrecer en común sus aportes a María.

A menudo se recurre a un símbolo determinado para graficar estas Contribuciones, sean


personales o grupales, estas deben ser: Concretas, claras, evaluable, y a nivel del alumno
visual, que el dibujo también indique que se está conquistando.
En todo esto juega un papel importante la creatividad y expresividad propias de las
personas o comunidades. Se trata de ayudas pedagógicas que permiten mantener viva
nuestra entrega. Como seres de carne y hueso no basta sólo lo espiritual sino que
necesitamos expresar nuestro espíritu a través de símbolos y ritos concretos.

De todos modos, hay que cuidar que en estas formas de expresar nuestros aportes no se
caiga en una especie de contabilidad desprovista de espíritu.
Generalmente estas Contribuciones al Capital de Gracia se anotan en papelitos que se
depositan en una ánfora, las que se queman como símbolo de entrega a la Santísima Virgen
María.

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