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LOS DEBERES Y DERECHOS

"Con este boom de los derechos del niño ¿no se estará fomentando la
irresponsabilidad de los muchachos?", "El problema del país es que todo el mundo
exige derechos pero nadie cumple con sus obligaciones"... Son comentarios que,
comunmente, escuchamos en boca de maestros, directores, familias y autoridades
cuando se habla de formación para la exigencia y defensa de los derechos humanos,
en especial de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

Es importante definir qué se entiende por derecho y que por deber.

Derecho: Facultad de hacer una cosa, de disponer de ella o de exigir algo de una
persona. Potestad, atribución o facultad.

Deber: Estar obligado. Aquello a que está uno obligado: cumplir con sus deberes de
ciudadano.

Si esto está tan claro, ¿por qué cuesta tanto entenderlo y, sobre todo, aplicarlo en
nuestra vida cotidiana? Y no nos estamos refiriendo solo a los niños, niñas y jóvenes,
sino a los adultos en general, docentes, autoridades, ciudadano común.

¿Cuando los deberes violan los derechos?.

Cuando:

- No se reconoce al niño como sujeto social de derechos.

- Se insiste en el cumplimiento de las obligaciones pero no el ejercicio de los derechos.

- El proceso educativo "represa" las capacidades y potencialidades del alumnado. Se


asiste; pero no se participa.

- Los deberes se convierten en un pretexto para la arbitrariedad, la sanción y la


extralimitación de normas.

- Se condiciona el ejercicio de derechos fundamentales por el incumplimiento de un


deber.

¿Cuando los derechos generan incumplimiento de deberes?.

Cuando:

- Solo se quiere tomar lo que me beneficia y no cumplir con mis responsabilidades.


- Priva el interés personal sobre el interés colectivo.

- Se utilizan medios violentos y se toma la "justicia por nuestra cuenta".

- Se irrespetan los propios derechos (por ejemplo a la educación) por no cumplir con
los deberes requeridos para hacerlos efectivos.

La idea es que los derechos y los deberes se abracen, en la vida cotidiana, escolar,
comunitaria, familiar, tal y como lo propone CECODAP en su programa de formación
para el ejercicio de la ciudadanía de niñas, niños y adolescentes.

Con frecuencia escuchamos: "¡Cuidado con esto de la participación de los muchachos!


Esta está bien el cilantro pero no tanto". Todo está bien mientras los muchachos
participan en las actividades, se expresan... pero eso sí, sin llevar la contraria y sin
cuestionar las órdenes que se le dan, aunque sean arbitrarias. Si lo hacen, se vuelven
"contestones" e “inconvenientes”.

"¿No se les estará induciendo a la delincuencia juvenil?". “Con la familia


desestructurada que tenemos y los graves problemas sociales, cuando los muchachos
sepan que tienen derechos y el ambiente se los niega, ¿no recurrirán a la violencia por
la exclusión de la que son objeto?”.

"Para gozar de los derechos deben cumplir con sus deberes". Son muchas las
interrogantes, resistencias, temores que surgen en los adultos cuando sienten que la
exigencia de los derechos de los niños, niñas y jóvenes se convierte en una amenaza
a la autoridad, la estabilidad familiar, escolar, comunitaria, social... Para calmar esta
angustia, en los programas de formación en derechos hacemos énfasis en que los
muchachos asuman el cumplimiento de sus responsabilidades sociales, saber que lo
que hagan o dejen de hacer afecta directamente a su familia, compañeros... Lo que si
no se debe hacer es privar a un muchacho de derechos fundamentales (alimentación,
estudio...) por una falta que cometió. En el caso de utilizarse sanciones o medidas
deben ser siempre educativas pero nunca violadoras de derechos.

Como se verá no se trata de poner derechos contra deberes, adultos contra niños,
violencia contra violencia. Hay que establecer nuevos modelos de relación adulto-niño
signados por el respeto mutuo y no por la imposición, extralimitación o chantaje de
cualquiera de las partes.

¿El niño siempre tiene la razón?

No, el carácter de persona, de sujeto social de derechos, hace que la niñez y a la


adolescencia, como todo ser humano, tenga comportamientos, actitudes, ideas....
positivas y otras inadecuadas. Nos encontraremos con circunstancias donde tendrán
la razón; otras donde estarán equivocados; otra donde tengamos puntos de vista
diferentes y otras donde deben ser orientados, tomando en cuenta su edad y etapa de
desarrollo.

Es común comprobar como a los niños y niñas se les niega la razón, aunque la
tengan, porque son niños. Se dice: "Los niños suelen decir mentiras, viven en un
mundo de fantasía, por lo tanto hay que dudar de sus argumentos". Ante un problema
se escucha a los adultos involucrados y se toma una decisión sin que se considere la
opinión de los muchachos.

Por otra parte, se sabe que la extralimitación de normas o el uso abusivo del poder y
autoridad puede generar personas violentas, agresivas o, por el contrario,
dependientes, sumisas e inseguras.

La necesidad de contar con normas y límites para el buen funcionamiento de cualquier


grupo humano no puede cuestionarse. Las "reglas del juego" deben estar
perfectamente definidas para el logro de cualquier iniciativa humana.

Reconocer al niño, niña o adolescente como sujeto social de derechos (ciudadano)


implica también asumir que es un sujeto de responsabilidades sociales. Ellos deben
aprender que lo que hagan o dejen de hacer tiene una consecuencia para ellos y para
las personas que le rodean.

La escuela: ¿solo derechos o deberes?

Es importante resaltar que "Todos los niños y adolescentes tienen el derecho a ser
respetados por sus educadores" (Ley Orgánica para la Protección a la Niñez y
Adolescencia, Art. 58).

Y no debe haber contradicción entre el goce de derechos humanos fundamentales, el


respeto y la afectividad que debe regir las relaciones entre docentes y alumnos.

"La disciplina escolar debe ser administrada de forma acorde con los derechos y
garantías de los niños y adolescentes.

En consecuencia:

a) Debe establecerse claramente en el reglamento disciplinario de la escuela, plantel o


instituto de educación los hechos que son susceptibles de sanción, las sanciones
aplicables y el procedimiento para imponerlas.

b) Todos los niños y adolescentes deben tener acceso a los reglamentos disciplinarios
correspondientes.

c) Antes de la imposición de toda sanción debe garantizarse a todos los niños y


adolescentes el ejercicio de los derechos a opinar y a la defensa, y después de haber
sido impuesta se les debe garantizar la posibilidad de impugnarla ante una autoridad
superior e imparcial.

d) Se prohibe las sanciones corporales, así como las colectivas.

e) Se prohibe las sanciones por causa de embarazo de una niña o adolescente.

El retiro o la expulsión del niño o adolescente de la escuela, plantel o instituto de


educación sólo se impondrá por las causas expresamente establecidas en la ley,
mediante el procedimiento administrativo aplicable" (Art. 59).
El reglamento de un plantel no puede violar disposiciones establecidas en la
Constitución o las leyes del país. El reto en cuanto a las normas y la disciplina es
conseguir que nuestras decisiones estén orientadas por criterios de justicia, de
igualdad y del carácter formativo que no puede ser obviado en el proceso educativo.

No podemos olvidar que el niño, niña o adolescente es una persona en formación,


justamente eso le da un carácter específico que lo distingue del adulto.

- ¿Usted como alumno, como adolescente, cuénteme que


aportes o sugerencias puede hacerle a esta lectura, en cuanto a
su comportamiento en la vida cotidiana, familiar o social, que
exigiría agregar o quitar?, ¿En que mejoraría usted como
persona con respecto a sus Derechos y Deberes?.

Esta actividad debe tener como mínimo una hoja carta en


letra Arial.

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