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"Con este boom de los derechos del niño ¿no se estará fomentando la
irresponsabilidad de los muchachos?", "El problema del país es que todo el mundo
exige derechos pero nadie cumple con sus obligaciones"... Son comentarios que,
comunmente, escuchamos en boca de maestros, directores, familias y autoridades
cuando se habla de formación para la exigencia y defensa de los derechos humanos,
en especial de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Derecho: Facultad de hacer una cosa, de disponer de ella o de exigir algo de una
persona. Potestad, atribución o facultad.
Deber: Estar obligado. Aquello a que está uno obligado: cumplir con sus deberes de
ciudadano.
Si esto está tan claro, ¿por qué cuesta tanto entenderlo y, sobre todo, aplicarlo en
nuestra vida cotidiana? Y no nos estamos refiriendo solo a los niños, niñas y jóvenes,
sino a los adultos en general, docentes, autoridades, ciudadano común.
Cuando:
Cuando:
- Se irrespetan los propios derechos (por ejemplo a la educación) por no cumplir con
los deberes requeridos para hacerlos efectivos.
La idea es que los derechos y los deberes se abracen, en la vida cotidiana, escolar,
comunitaria, familiar, tal y como lo propone CECODAP en su programa de formación
para el ejercicio de la ciudadanía de niñas, niños y adolescentes.
"Para gozar de los derechos deben cumplir con sus deberes". Son muchas las
interrogantes, resistencias, temores que surgen en los adultos cuando sienten que la
exigencia de los derechos de los niños, niñas y jóvenes se convierte en una amenaza
a la autoridad, la estabilidad familiar, escolar, comunitaria, social... Para calmar esta
angustia, en los programas de formación en derechos hacemos énfasis en que los
muchachos asuman el cumplimiento de sus responsabilidades sociales, saber que lo
que hagan o dejen de hacer afecta directamente a su familia, compañeros... Lo que si
no se debe hacer es privar a un muchacho de derechos fundamentales (alimentación,
estudio...) por una falta que cometió. En el caso de utilizarse sanciones o medidas
deben ser siempre educativas pero nunca violadoras de derechos.
Como se verá no se trata de poner derechos contra deberes, adultos contra niños,
violencia contra violencia. Hay que establecer nuevos modelos de relación adulto-niño
signados por el respeto mutuo y no por la imposición, extralimitación o chantaje de
cualquiera de las partes.
Es común comprobar como a los niños y niñas se les niega la razón, aunque la
tengan, porque son niños. Se dice: "Los niños suelen decir mentiras, viven en un
mundo de fantasía, por lo tanto hay que dudar de sus argumentos". Ante un problema
se escucha a los adultos involucrados y se toma una decisión sin que se considere la
opinión de los muchachos.
Por otra parte, se sabe que la extralimitación de normas o el uso abusivo del poder y
autoridad puede generar personas violentas, agresivas o, por el contrario,
dependientes, sumisas e inseguras.
Es importante resaltar que "Todos los niños y adolescentes tienen el derecho a ser
respetados por sus educadores" (Ley Orgánica para la Protección a la Niñez y
Adolescencia, Art. 58).
"La disciplina escolar debe ser administrada de forma acorde con los derechos y
garantías de los niños y adolescentes.
En consecuencia:
b) Todos los niños y adolescentes deben tener acceso a los reglamentos disciplinarios
correspondientes.