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Introducción:
Desarrollo:
Elena Garro
Narradora y dramaturga mexicana. Nació en Puebla en 1916. Pasó su infancia
en Iguala. En 1937 se casó con Octavio Paz y viajó con él y otros escritores
mexicanos a Valencia, España para participar en el Congreso de escritores
Antifascistas. Más tarde se divorció de Paz con quien tuvo a su hija Helena. En
1968 se exilió en Europa en donde pasó casi treinta años. Entre su obra teatral
cabe mencionar: Un hogar sólido (piezas en un acto), La señora en su balcón y
Felipe Ángeles. Todas sus obras dramáticas han sido representadas con éxito
en México y en el extranjero. Como narradora escribió novela y cuento. Sus
novelas más importantes son: Los recuerdos del porvenir, Y Matarazo no llamó,
Inés, Recuento de personajes y Testimonios sobre Mariana. Sus libros de
cuentos más destacados son: La semana de colores y Andamos huyendo Lola.
Estilísticamente se le ha ubicado dentro del realismo mágico y de la literatura
fantástica. [1]
Esta mujer nos atrajo por su gran esfuerzo en lo que hizo, sus grandes obras de
literatura fueron muy sobresalientes y lo que escribía era desde su corazón.
Teatro
Felipe Ángeles; Un hogar sólido; Los pilares de doña Blanca; El rey Mago; Andarse por
las ramas; Ventura Allende; El encanto, tendajón mixto; Los perros; El árbol; La dama
boba; El rastro; Benito Fernández; La mudanza; Parada San Ángel; La señora en su
balcón.
Novela
Los recuerdos del porvenir (1963); Testimonios sobre Mariana (1981); Reencuentro de
personajes (1982); La casa junto al río (1983); Y Matarazo no llamó; (1991); Inés
(1995); Busca mi escuela y primer amor (1996); Un traje rojo para un duelo (1996);
Un corazón en un bote de basura (1996).
Cuento
La culpa es de los tlaxcaltecas (originalmente La semana de colores) (1964); Andamos
huyendo Lola (1980); El accidente y otros cuentos inéditos (1997)
Testimonio
Memorias de España 1937 (1992)
Reportaje
Revolucionarios mexicanos
Obra póstuma
Mi hermanita Magdalena (1998)[2]
Después de estos el jefe de policía iba ha hacer una inspección ocular el cual
la señora los guio a un cuerto construido sobre el muro, que separaba al jardín
de la calle, por lo que se miraba la cal de las paredes, machada de humedad,
la gigantesca proporción del cuarto y la ausencia de luz le daba un aspecto
misterioso., viendo y percatándose hay dentro que había tirado maíz que
habían roto los costales a machetazos, habiéndose la fusión de ladrillos y
maíz pisoteado.
Viendo todo esto y estando asombrados de que los rateros no se llevaron nada
se produjo la resultante de que era un robo sin robo alguno por lo que
diciendo la señora que cuando desperté imagine que algo sucedía., y me dio
miedo desperté imaginé que algo sucedía... y me dio miedo. Después que vi a
los hombres a través de las ventilas, desperté a los niños y les dije que se
callaran, pues podían venir a las habitaciones a matarnos si se daban cuenta
de que los espiábamos. Los niños se portaron muy valientes, sobre todo esta
niña. ¡Figúrese que quiso que la subiera a la silla para ver lo que pasaba.
Después de todo esto Evita rompe el silencio y dice la verdad sobre el robo
de Tiztla, mas bien por la ambición de Lorenza, ya que esta era hija de una
criada la cual Evita bajaba al cuarto de planchado para hablar con ella, siendo
esta un buena amiga ya que era la única amiga que le podía confiar secretos,
pero un día le Evita le dijo que el había visto a Julián con Amparito la cual
esta se enojo demasiado y le contestos -¡Lárguese! ¡No entre, escuincla
entrometida!, pero en una tarde Evita le comento algo sobre el gran tesoro de
su papa, y Lorenza le dijo que donde estaba y le dijo que estaba en el cuarto
del jardín, saliendo esta en la noche con las antorchas de los asaltantes y
Julián con un hacha.., viendo esta Evita en la noche; donde al otro día le
comenta a evita ¡Caray, no había nada! Es usted una mentirosa. ¡Pero por ésta
–y besó la cruz- que se lo voy a decir a mi mamá y usted se va a secar como un
odre!