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LA LÓGICA DIALÉCTICA

Dominio de la lógica: por ciencia entendemos la explicación objetiva y racional del universo. Como
explicación, la ciencia describe las diversas formas en que se manifiestan los procesos existentes,
distingue las fases sucesivas y coexistentes observadas en el desarrollo de los mismos procesos,
desentraña sus enlaces internos y sus conexiones con otros procesos y encuentra las condiciones y los
medios necesarios para permitir la intervención humana en el curso de los propios procesos.

Por su carácter racional, la explicación científica encuentra las conexiones que son posibles entre todos y
cada uno de los conocimientos adquiridos y, luego, somete a prueba tales conexiones, hasta lograr
representar con ellas los enlaces reales que existen entre los procesos a los cuales se refieren los
conocimientos puestos en relación. Así, el universo-objeto único que la ciencia descubre y explica- es la
fuente inagotable del conocimiento y, a la vez, es la base ineludible para su comprobación.

El materialismo dialéctico se ocupa de estructurar la imagen cósmica, basada en los resultados científicos
y en las consecuencias sociales de la actuación práctica del hombre. Pero su tarea no consiste en la mera
yuxtaposición de estos resultados y consecuencias, sino en su interpretación crítica, armónica y
organizada, constituida en una síntesis.

Historia y sistema de la ciencia. El conocimiento científico tiene su origen en las diversas actividades
que el hombre realiza, en la técnica empleada y desarrollada con el ejercicio de los oficios y de las artes.
Su fuente se encuentra en la experiencia, sus resultados se aplican en la práctica y la estimación que se
guarda radica en la utilidad que presta para la satisfacción y el engrandecimiento de las necesidades
humanas. Desde sus inicios, la ciencia ha avanzado en estrecha relación con el progreso social,
exigiendo la elaboración y la sistematización teóricas, pero implicando siempre la condición ineludible de
que tales desarrollos puedan ser comprobados en la práctica.

El conocimiento científico tiene necesariamente un carácter limitado, puesto que depende


fundamentalmente de las condiciones en las cuales ha sido logrado. Sin embargo, estas condiciones no
son invariables. Por lo contrario, se modifican constantemente y, de hecho, cada conocimiento adquirido
viene a establecer nuevas posibilidades para el mejoramiento de las propias condiciones de adquisición
de conocimiento.

Por consiguiente, la historia de la ciencia expresa, de un modo singular, el desenvolvimiento histórico del
universo; en tanto que el sistema científico representa los entrelazamientos y las acciones mutuas que se
ejercen entre los procesos existentes. De esta amanera, la historia del conocimiento explica el sistema de
la ciencia y, a su vez, este sistema dinámico sirve de fundamento al desarrollo histórico del conocimiento.

Fundamentos científicos de la lógica: la lógica es la disciplina filosófica que trata de la formulación de


los métodos de investigación científica y, por ello, le corresponde analizar los procesos del pensamiento
para descubrir las formas que adoptan los elementos del pensamiento, las funciones que lo enlazan, los
métodos empleados en la investigación y las leyes del conocimiento teórico y experimental. En
consecuencia, tanto desde el punto de vista histórico como en su enfoque sistemático, la lógica supone a
las otras ciencias, encuentra su fundamento en el conocimiento científico y tiene su campo de estudio en
los procedimientos de indagación empleados en la ciencia. El examen crítico que la lógica practica
comprende el estudio de los fundamentos en los cuales se apoya el conocimiento científico y las diversas
modalidades de un desarrollo, la estructura de las leyes de la naturaleza, de la sociedad y del

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pensamiento y las condiciones de su validez, las relaciones entre las expresiones del conocimiento y las
manifestaciones de los procesos conocidos, las funciones que constituyen los elementos con los cuales
se articula el sistema de la ciencia y las principales categorías utilizadas por las explicaciones científicas,
lo mismo que los distintos procedimientos de investigación, de demostración y de exposición seguidos en
el conocimiento científico.

Las leyes que la lógica descubre no se limitan a registrar simplemente la existencia de formas
correspondientes en la realidad objetiva, sino que explican y esclarecen su funcionamiento y las
conexiones que las ligan; además, constituyen una expresión propia e inherente de la actividad y de las
relaciones que llegan a ser determinadas en los procesos existentes. .

Fundamentos lógicos de la ciencia: las funciones lógicas cumplen con la condición inherente a todo
conocimiento científico: la de ser susceptibles de comprobarse, de modificarse o de refutarse en un
experimento posible. En el caso de la lógica, la experimentación se practica con su aplicación a los
procesos del conocimiento. Junto con estas condiciones, la investigación científica impone decididamente
a la lógica las modalidades propias de su existencia histórica y sistemática. Y es en estas características
de la lógica en donde radica la condición de su validez y, al propio tiempo, el mantenimiento de su
objetividad y la razón de su progreso. Porque tal necesidad de marchar de acuerdo con la investigación
científica, a la vez que permite a la lógica la superación de sus propios conocimientos, también la pone en
contacto repetido y continuo con el material activo de su campo de estudio.

Así, la lógica es el instrumento que sirve al hombre de ciencia para criticar y formular racionalmente los
resultados obtenidos experimentalmente y, a la vez, para planear los experimentos subsecuentes. En este
sentido, todas las ciencias, al efectuar la empresa colectiva de descubrir y explicar el comportamiento del
universo, aplican constantemente la lógica y, en cierta manera, no son otra cosa que lógica aplicada.

Estructura del conocimiento

1. Carácter dialéctico de la investigación: únicamente ante el hecho ya presente de la ciencia en


desarrollo, fue posible iniciar el estudio lógico sobre las leyes de la investigación científica. Porque sólo en
el seno del propio conocimiento, en la realización concreta de los trabajos científicos, es en donde se
puede descubrir las leyes que rigen su proceso y las condiciones de su cumplimiento. En todo caso, la
atención del investigador científico se encuentra dirigida hacia el proceso particular que trata de
determinar, junto con sus conexiones activas externas e internas; sin tener, necesariamente, interés
especial en analizar con detalle las condiciones en las cuales se desenvuelve la investigación.

La lógica dialéctica exige siempre el progreso; para conocer realmente al objeto, es necesario estudiarlo y
comprenderlo en todos sus aspectos y en todas sus conexiones… en segundo lugar, la dialéctica exige
considerar al objeto en su propio desenvolvimiento, en su movimiento autónomo, en sus modificaciones
… en tercer lugar, en la determinación completa del objeto debe englobarse a la práctica humana, tanto
como criterio de certeza, como para determinar experimentalmente la relación entre el objeto y las
necesidades humanas. En cuarto lugar, la lógica dialéctica enseña que no existe ninguna verdad
abstracta, ya que la verdad siempre es concreta.

La lógica dialéctica corresponde a la doble exigencia del conocimiento científico, porque establece el
análisis explicativo y concreto de los procesos y, a la vez, lleva al descubrimiento de su existencia y

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define, en su integridad, el procedimiento metódico que permite conocerlos. Así, la lógica dialéctica
examina la totalidad coherente, múltiple y poliforma del universo y, al propio tiempo, aporta elementos
para la elaboración científica de la visión objetiva y racional del conjunto.

2. Hipótesis y teorías: correspondiendo al movimiento de la naturaleza y de la vida social, y reflejándolo de


cierta manera, la investigación científica puede caracterizarse como un proceso en el cual se parte de
ciertos supuestos que son las hipótesis – formadas como resultado de experiencias anteriores – para
obtener consecuencias por medio de la experimentación y del desarrollo teórico. Los nuevos
conocimientos adquiridos y las hipótesis se encuentran conectados por una relación de condicionante a
condicionado, en sentido recíproco; pues tanto resulta condicionada la consecuencia por la hipótesis,
como ésta es determinada, a su vez, por la consecuencia, dando lugar entonces a una hipótesis más
precisa y desde un punto de vista más elevado.

Por su parte, la teoría científica no es otra cosa que la hipótesis comprobada experimentalmente.
Mediante el proceso laborioso de prueba en una sucesión de experimentos, en los cuales se van
introduciendo las correcciones necesarias y se hacen variar de muy diversas maneras las condiciones de
realización, la hipótesis obtiene su comprobación y se convierte científicamente e una teoría.

3. Postulados y fundamentos. En la realización del trabajo científico se parte de dos supuestos


primordiales. Estos supuestos tienen, al principio, el carácter de postulados, esto es, de aseveraciones
aceptadas sin prueba; pero, en el curso de las investigaciones se comprueban una y otra vez, sin
excepción alguna. Uno de estos supuestos expresa el reconocimiento de la existencia objetiva del
universo, de manera independiente a la conciencia humana - es decir, independientemente de como el
hombre lo conozca, lo ignore o se lo imagine – e incluyendo al hombre como una de sus partes
integrantes.

El otro postulado expresa la cognoscibilidad del universo, ya sea de manera directa o indirecta; de tal
modo que todos los procesos universales desconocidos en un momento dado, o los aspectos ignorados
de los procesos ya conocidos, son enteramente susceptibles de llegar a ser conocidos por el hombre.

4. Observación y experimentación. El conocimiento elemental de los cambios que ocurre en el universo se


adquiere por medio de la observación. En un principio, la observación consiste en registrar los
movimientos percibidos directamente por los sentidos. La determinación así lograda es simplemente
cualitativa. Pero, pronto se desarrollara en amplitud y profundidad. Por una parte, la acumulación
creciente de las observaciones practicadas hace que advierta mayor número de conexiones entre los
procesos universales.

El experimento es la fuente del conocimiento científico. En él se originan y a él conducen todos los


desenvolvimientos de la ciencia. Incluso sus desarrollos teóricos parten directamente de los resultados
experimentales y llevan reiteradamente al experimento, tanto para comprobar su validez, como para
encontrar su aplicación en otros conocimientos y en el amplio dominio de la técnica. Nunca es suficiente
con establecer inferencias correctas, obtenidas de un conjunto de demostraciones rigurosas que no se
contrapongan, por numerosas y amplias que éstas sean, para que se considere a un conocimiento como
verdadero. Además de esto, se requiere la comprobación directa e incontrastable en el experimento, de
manera que la presencia de las condiciones supuestas produzca el resultado inferido.

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5. Existencia objetiva y objetividad del conocimiento. Una condición primaria en la cual coinciden los
trabajos científicos, es la de que todos ellos son necesariamente objetivos. Por objetividad se entiende,
por un lado, que toda investigación científica, al resultar fructuosa, puede ser repetida por cualquier otro
hombre, siempre que éste reproduzca los diferentes pasos seguidos por el descubridor, hasta alcanzar
los mismos resultados. También significa, por otra parte, que los resultados de la investigación expresan y
representan determinadas manifestaciones de una realidad material que no depende de la sensibilidad, ni
de la conciencia, ni del pensamiento del sujeto cognoscente.

De este modo, se han encontrado conexiones directas entre la matemática y la física, entre ésta y la
astronomía y la química; de la astronomía con la geografía y la geología, de la química con la biología, de
la economía con la historia y con la sociología; de esta última con la psicología, la antropología y la
pedagogía, de la biología con la psicología; y, así, se han descubierto muchas otras relaciones recíprocas
entre las ciencias. Esta objetividad de la existencia es la fuente inagotable del conocimiento y de la
objetividad del conocimiento; y ella se muestra constantemente en la capacidad de la ciencia para
descubrir el mundo exterior, para reflejarlo en la experiencia humana y explicarlo racionalmente.

Las leyes dialécticas

1. El cambio y la contradicción. Cuando sometemos al examen del pensamiento la naturaleza, o la


historia humana, o nuestra propia actividad mental - dice Engels -, nos encontramos en primer lugar el
cuadro de una trama infinita de relaciones, de acciones y reacciones, en el que nada permanece lo que
era, ni cómo y dónde era, sino que todo se mueve, se transforma, deviene y desaparece. Esta imagen del
universo, primitiva y simplista, pero realmente exacta y congruente con la existencia objetiva de los
procesos, es la de los antiguos filósofos griegos y aparece expresada claramente, por vez primera, en
Heráclito: todo es y no es, pues todo fluye, todo se haya sujeto a un movimiento constante de
transformación, de incesante movimiento y caducidad.

El conflicto entre los contrarios se manifiesta de diversos modos. En primer término, toda determinación
implica necesariamente la determinación de su opuesto; porque la existencia de un proceso implica
ineludiblemente la existencia del proceso opuesto. Así, para comprender algo, es preciso distinguirlo de
su opuesto, porque su existencia depende de la existencia de otras cosas, las cuales se engendran con
ella en una relación de contradicción. Además, los opuestos polares siempre llegan a identificarse. Por lo
tanto, en todo proceso se manifiesta objetivamente su existencia contradictoria. Más aún, las propiedades
opuestas de un proceso son las que lo constituyen de una manera intrínseca; o sea, que la contradicción
en los procesos y entre los procesos es la forma fundamental de su existencia objetiva.

2. Universalidad y particularidad de la contradicción. Es necesario considerar a la contradicción en sus


dos manifestaciones: en su universalidad y en su particularidad. Aun cuando es justo advertir que ambos
aspectos son, en rigor, indisolubles y que únicamente es posible separarlos de un modo abstracto. El
problema de la universalidad de la contradicción significa, por un lado, que la contradicción existe en el
proceso de desenvolvimiento de todos los objetos. Por otra parte, en el proceso de desarrollo de cada
objeto existe un movimiento entre opuestos, desde el principio hasta el fin; y, a la vez, la dependencia
recíproca y la lucha mutua entre los aspectos de la contradicción, determinan la existencia de los propios
objetos e impulsan su desarrollo.

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Un proceso contiene muchas contradicciones dentro de su desenvolvimiento; ya que cada proceso es
extremadamente complejo, por simple que parezca mostrarse en un momento dado. Y no sólo se trata de
que cada de sus contradicciones tiene su propia particularidad, sin que sea posible tratarlas de una
manera uniforme e inflexible; sino que, también, lo dos aspectos de cada contradicción tienen sus
características propias, y tampoco a ellas se les puede considerar como uniformes o rígidas. Entre las
muchas contradicciones existentes en un proceso, sólo una de ellas es la contradicción principal, la que
ocupa la posición fundamental y decisiva, mientras que el resto de las contradicciones ocupa una posición
secundaria y subordinada. La existencia y el desenvolvimiento de esta contradicción principal determinan
e influyen la existencia y el desarrollo de las otras contradicciones del mismo proceso. Por otra parte, en
una contradicción, ya sea principal o secundaria, tampoco podemos tratar sus dos aspectos en un plano
de igualdad.

3. Casualidad y cantidad, continuidad y discontinuidad. El conocimiento de un proceso comienza por la


acción de alguna manifestación de su existencia. Primero, su existencia se muestra en una identificación
absoluta, en su forma más simple, como idéntica a sí misma. Ahora bien, por la determinación cualitativa
se caracteriza a los procesos de tal manera que siempre es posible dividirlos continuamente, sin que por
ello se altere sus componentes. Cada una de las partes del proceso dividido sigue siendo cualitativamente
idéntica a todas las demás y a cualquier agrupamiento de ellas. En cambio, la cantidad constituye una
determinación por la cual una unidad cualitativa se descompone en partes discretas que, así, resultan ser
cuantificables.

Tales porciones mantienen su identidad cualitativa, pero son diferentes por su cantidad; bien porque son
desiguales o porque, siendo iguales, constituyen elementos separados, o sea, trozos discretos
establecidos en el seno de la continuidad. Por eso es que, en tanto que la cualidad es una síntesis de la
continuidad, la cantidad es, por lo contrario, la unidad de la discontinuidad. Sin embargo, la continuidad de
un proceso siempre es relativa. Únicamente mantiene dentro de ciertos límites, que pueden descubrirse
en cada caso concreto. Pero este quebrantamiento de la continuidad sólo se produce para dar paso a una
nueva continuidad, la cual mostrará después de sus límites correspondientes.

4. Transformación recíproca entre cualidad y cantidad. Los procesos del universo se encuentran sujetos
a una agregación y una sustracción continuas, respecto a la magnitud de cada una de sus cualidades. No
obstante, este cambio no constituye una disipación, ni tampoco una generación absoluta; puesto que la
variación es relativa entre unos procesos y otros, mientras que, en el seno de la totalidad del universo se
mantiene constante la cantidad. Por tanto, una misma cualidad se manifiesta en cantidades diferentes,
tanto de un proceso a otro como en el curso de un mismo proceso.

Es decir, que la permanencia de una cualidad sólo existe dentro de ciertos límites de su variación
cuantitativa y es relativa a ellos. En consecuencia, cuando la cantidad crece o decrece hasta alcanzar uno
de estos límites, entonces, se produce un cambio en la cualidad. Así, al ser transpuesto el límite
correspondiente desaparece una cualidad determinada y, en su lugar, el proceso adquiere una cualidad
distinta. En otras palabras: la variación cuantitativa se transforma en un cambio cualitativo.

El fin de una cualidad corresponde, entonces, al principio de otra cualidad. En las entrañas mismas de la
cualidad vieja se engendra la nueva cualidad, en contradicción con la primera. La nueva cualidad no está
contenida en la primera cualidad en cualquier magnitud de ésta, sino que se produce a partir del momento

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en que se acumula o se pierde una cierta cantidad de ella. A partir de este momento, la nueva cualidad se
desarrolla rápidamente, en lucha con la cualidad anterior, hasta que se manifiesta bruscamente como una
propiedad diferente, en una forma distinta de existencia, con la consiguiente desaparición de la vieja
cualidad.

5. Interpretación de los opuestos. “una y la misma cosa son: viviente y muerto, despierto y dormido, joven
y viejo; sólo que al invertirse unas cosas resultan las otras y, a su vez, al invertirse en otras resultan las
otras”, dice Heráclito, y agrega, “lo distendido vuelve a equilibrio; de equilibrio en tensión se hace
bellísimo coajuste, que todas las cosas se engendran de discordia”. Y no solamente es la discordia quien
engendra a las cosas, sino que las propias cosas son discordantes en sí mismas. Todo proceso encierra
en sí contradicciones internas, las cuales presentan la lucha y, a la vez, la unidad de los elementos
opuestos que constituyen el proceso. Los aspectos contradictorios tienden mutuamente a excluirse,
luchan entre sí y se oponen recíprocamente. A su vez, las diversas parejas de elementos contradictorios
contenidas en un proceso, también se oponen unas a las otras, luchan por dominar a las otras y tratan de
excluirlas.

La unidad – coincidencia -, identidad, resultante – de los opuestos es condicional, temporal, transitoria,


relativa. En cambio la lucha de los opuestos mutuamente excluyentes es absoluta, tal como el desarrollo y
el movimiento son absolutos. La estabilidad de los procesos es relativa, pero la mutabilidad manifiesta en
la transformación de unos procesos en otros es absoluta. El desarrollo de los procesos asume dos formas
principales: la forma del reposo relativo y la forma del cambio manifiesto. Ambas formas tiene su causa en
la lucha entre los dos factores contradictorios contenidos en un mismo proceso.

6. Negación de la negación. Como reproducción de la existencia objetiva y en correlación con ésta, todo
pensamiento, todo conocimiento y toda filosofía – incluso aquella que opta exclusivamente por uno de los
términos y se empeña en reducir y excluir al otro – se desarrolla siempre entre contradicciones. Porque el
avance y el enriquecimiento de una determinación se logra por su negación y en su superación, dando
lugar a la producción de un nuevo momento del pensamiento – el cual corresponde y refleja, dentro del
pensamiento científico, a un nuevo momento de la existencia – justamente porque la contradicción se
desenvuelve y acaba por llegar a su solución.

Tanto el movimiento del contenido objetivo, como el de su forma de expresión en el pensamiento, ocurre
como devenir entre los términos en oposición, comprendiendo a cada uno de ellos en la variación de su
nivel de desarrollo y de su posición y al conflicto de su negación recíproca; hasta que, finalmente, el
propio devenir hace desaparecer la oposición, disolviéndola y creando algo nuevo como solución de la
contradicción. Esta solución es el resultado de la negación de la contradicción y engendra, por la
negación que es inherente a toda existencia, una nueva oposición que, a su vez, sigue su propio devenir.
Por ello, tanto en la existencia como en el pensamiento de la existencia, la negación es creadora, ya que
constituye la causa y la razón del movimiento y es su expresión viva.

7. La categoría de práctica. Los cambios que ocurren en los procesos exteriores producen un reflejo activo
en la conciencia humana. La acción más elemental que ejerce la existencia exterior sobre el hombre,
provoca una reacción definida, en la forma de actividad humana sobre el exterior. Esta actividad, al influir
sobre el curso de los procesos exteriores, permite comprobar la verdad de las reflexiones surgidas en las
anteriores acciones ejercidas por los procesos exteriores. La actividad práctica del hombre provoca,

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entonces, la modificación de las condiciones en las cuales se producen los procesos objetivos. Por medio
de ella se amplía la experiencia y se penetra en aquellas cualidades de los procesos que no se muestran
de un modo aparente.

De esta manera, la actividad humana sobre el universo es la fuente del conocimiento, el instrumento
principal de la investigación científica y el medio de su comprobación. Porque, si bien es cierto que la
investigación de la ciencia es innegable que la teoría es un producto de la actividad práctica; ya que parte
directamente de sus resultados y conduce reiteradamente a la propia práctica, tanto para comprobar la
validez de sus conclusiones como para encontrar aplicación en otros conocimientos y en el amplio
dominio de la técnica.

Es a través de su actividad práctica como el hombre se sitúa en el universo. Este conocimiento que
obtiene de su situación le permite moverse y comportarse de manera apropiada en el seno del universo,
del cual forma parte, participando en su actividad con propósitos definidos. A través de la práctica, el
mundo objetivo se refleja activamente en el conocimiento y crea la acción que anula la separación relativa
entre la existencia y el conocimiento de ella. Otra propiedad muy importante de la actividad práctica es su
carácter social. La sociedad produce al hombre y es producida por el hombre, a través de su actividad
práctica. El propio conocimiento científico se acusa como la suma y el producto de la práctica social
acumulada.

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