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Estrés en anestesiología

1. Introducción
2. Fases des estrés
3. Condiciones que podrían causar el estrés
4. Factores de estrés en el anestesiólogo
5. Prevención
6. Educación
7. Bibliografía

INTRODUCCION

La Anestesiología es una de las profesiones en donde la ansiedad y el estrés se presentan


con mayor frecuencia. El riesgo que se corre cada vez que se anestesia un paciente, sumado
a un número importante de turnos laborales a la semana bien sea de día o de noche. Sin el
adecuado descanso que debe tener un anestesiólogo.

Además de la situación de nuestros países latinoamericanos con gran inestabilidad laboral,


social y política que obliga al anestesiólogo a laborar en diferentes lugares; crean en él una
situación de angustia y estrés que repercutirá en su desempeño profesional. Sin hablar de la
situación familiar y personal que pueda tener el anestesiólogo, ya vemos que podríamos
considerarnos una profesión de alto riesgo.

El concepto de Estrés se remonta a la década de 1930, cuando un joven austríaco de 20


años de edad, estudiante de segundo año de la carrera de medicina en la Universidad de
Praga, Hans Selye, hijo del cirujano austríaco Hugo Selye, observó que todos los enfermos a
quienes estudiaba, indistintamente de la enfermedad propia, presentaban síntomas comunes
y generales: cansancio, perdida del apetito, baja de peso, astenia, etc. Esto llamó mucho la
atención a Selye, quien lo denominó el "Síndrome de estar Enfermo" (1). Hace más de medio
siglo, Hans Selye definió el estrés ante la Organización Mundial de la Salud como: "la
respuesta no especifica del organismo a cualquier demanda del exterior". El término
proveniente del idioma inglés ha sido incorporado rápidamente a todos los idiomas, la idea,
nombre y concepto se han alojado fácilmente en la conciencia popular.

El estrés de trabajo se puede definir como las nocivas reacciones físicas y emocionales que
ocurren cuando las exigencias del trabajo no igualan las capacidades, los recursos, o las
necesidades del trabajador. El estrés de trabajo puede llevar a la mala salud y hasta la
herida.

El concepto del estrés de trabajo muchas veces se confunde con el desafío, pero estos
conceptos no son iguales. El desafío nos vigoriza psicológicamente y físicamente, y nos
motiva aprender habilidades nuevas y llegar a dominar nuestros trabajos. Cuando nos
encontramos con un desafío, nos sentimos relajados y satisfechos. Entonces el desafío es un
ingrediente importante del trabajo sano y productivo. (2)

Fases des Estres:

Entre la variada fisiopatología del estrés Hans Selye describió tres fases o estados de
adaptación al estrés que progresivamente van minando la salud del profesional:

1) Reacción de Alarma:

El organismo, amenazado por las circunstancias se altera fisiológicamente por la activación


de una serie de glándulas, especialmente en el hipotálamo y la hipófisis ubicadas en la parte
inferior del cerebro, y por las glándulas suprarrenales localizadas sobre los riñones en la zona
posterior de la cavidad abdominal. El cerebro, al detectar la amenaza o riesgo, estimula al
hipotálamo quien produce "factores liberadores" que constituyen substancias específicas que
actúan como mensajeros para zonas corporales también específicas.

Una de estas substancias es la hormona denominada A.C.T.H. (Adrenal Cortico Trophic


Hormone) que funciona como un mensajero fisiológico que viaja por el torrente sanguíneo
hasta la corteza de la glándula suprarrenal, quien bajo el influjo de tal mensaje produce la
cortisona u otras hormonas llamadas corticoides.

A su vez otro mensaje que viaja por la vía nerviosa desde el hipotálamo hasta la médula
suprarrenal, activa la secreción de adrenalina. Estas hormonas son las responsables de las
reacciones orgánicas en toda la economía corporal.

2) Estado de Resistencia:

Cuando un individuo es sometido en forma prolongada a la amenaza de agentes lesivos


físicos, químicos, biológicos o sociales el organismo si bien prosigue su adaptación a dichas
demandas de manera progresiva, puede ocurrir que disminuyan sus capacidades de
respuesta debido a la fatiga que se produce en las glándulas del estrés.

Durante esta fase suele ocurrir un equilibrio dinámico u homeostasis entre el medio
ambiente interno y externo del individuo. Así, si el organismo tiene la capacidad para resistir
mucho tiempo, no hay problema alguno, en caso contrario sin duda avanzará a la fase
siguiente.

3) Fase de Agotamiento:

La disminución progresiva del organismo frente a una situación de estrés prolongado


conduce a un estado de gran deterioro con pérdida importante de las capacidades fisiológicas
y con ello sobreviene la fase de agotamiento en la cual el sujeto suele sucumbir ante las
demandas pues se reducen al mínimo sus capacidades de adaptación e interrelación con el
medio.

Condiciones que podrían causar el estrés

El diseño de los trabajos.

Trabajo pesado, descansos infrecuentes, turnos y horas de trabajo largos; trabajos


frenéticos y de rutina que tienen poco significado inherente, no usan las habilidades de los
trabajadores, y proveen poco sentido de control.

El estilo de dirección.

Falta de participación por trabajadores en la toma de decisiones, falta de comunicación en la


organización, y falta de política que está favorable a la vida de familia.

Las relaciones interpersonales.

Malos ambientes sociales y falta de apoyo o ayuda de compañeros y supervisores.

Los papeles de trabajo.

Expectativas de trabajo mal definidas o imposibles de lograr, demasiada responsabilidad,


demasiadas funciones.

Las preocupaciones de la carrera.


Inseguridad de trabajo y falta de oportunidad para el crecimiento personal, el fomento, o el
ascenso; cambios rápidos para los cuales los trabajadores no están preparados.

Las condiciones ambientales.

Condiciones desagradables y peligrosas como las áreas de trabajo atiborradas, el ruido, la


contaminación del aire, o los problemas ergonómicos (2)

Podemos hablar entonces que gracias a esta fisiopatología el individuo puede desarrollar dos
tipos de enfermedades dependiendo del estado de estrés en que se encuentre:

a.- Enfermedades por estrés agudo:

• Ulcera por Estrés


• Infarto al miocardio
• Neurosis Conversivas
• Neurosis Obstétrica

b.- Enfermedades por estrés crónico

• Dispepsia
• Gastritis
• Ansiedad
• Accidentes
• Frustración
• Insomnio
• Colitis Nerviosa
• Migraña
• Depresión
• Agresividad
• Disfunción Familiar
• Neurosis de Angustia
• Trastornos Sexuales
• Disfunción Laboral
• Hipertensión Arterial
• Angina de pecho
• Adicciones
• Trombosis Cerebral
• Conductas antisociales
• Psicosis Severas

Factores de Estrés en el Anestesiólogo:

El Dr. Gustavo Calíbrese en la guía de prevención de la CLASA nos habla de diferentes


factores que pueden influir en la generación del estrés en el anestesiólogo a saber:

Los factores personales se vinculan por un lado a desajustes de las expectativas altruistas,
profesionales y sociales del anestesiólogo, sumado a la potenciación de una personalidad que
desarrolla un rol protagónico en su ámbito de trabajo, con una valoración de la personalidad
"sobre calificada", que muchas veces se sienten "dioses blancos" resistentes a la fatiga,
invulnerables, sin limitaciones, con grandes expectativas y con fuerte compromiso laboral, no
apreciando los efectos adversos de una vida estresante.

Los factores profesionales se vinculan por un lado al perfil del tipo de trabajo, que se
caracteriza por alta responsabilidad en cuanto a la seguridad del paciente, vigilancia
sostenida, manejo de pacientes críticos, manejo de pacientes complejos, decisiones de
emergencias, enfrentamiento con la muerte en definitiva en estas situaciones se
"transforman emociones naturales en emociones estresantes".

Por otro lado la modalidad laboral es un factor de importancia como generadora de estrés en
la actualidad ya que el anestesiólogo esta inmerso en una cultura laboral de "Alta Presión"
con presiones de alta productividad, competitividad, criterios de calidad sumado en general a
calendarios inapropiados con exceso de horas de trabajo tanto diurnas como nocturnas,
inadecuado descanso.
Los factores Institucionales en la generación de estrés laboral se vincula fuertemente a una
estructura jerárquica rígida, a una difícil comunicación con autoridades y mandos medios en
la organización donde es común la inseguridad laboral y la falta de políticas favorables a la
vida de familia del trabajador.

Los factores ambientales se vinculan a la Infraestructura laboral Inadecuada, a protecciones


Inadecuadas y a un hábitat laboral intenso, donde se desarrollan en general un clima
intenso, rutinario, competitivo, hostil por momentos donde predominan las inadecuadas
relaciones interpersonales tanto entre médicos, enfermería y resto del personal en el cual se
percibe como un fracaso estar cansado como ideología laboral, aun cuando en realidad la
falta de sueño y de la fatiga crónica acumulada son moneda corriente (3).

Consecuencias Personales
Una característica importante del estrés es que sin importar si este es físico intelectual o
psicológico nuestro cuerpo siempre se moviliza por una reacción física. Cuando estos factores
se acumulan y superan la tolerancia del organismo surge el estrés excesivo y nocivo que se
manifiesta en:

• Enfermedades físicas entre las que destacamos gastritis úlcera gastro -duodenal
hipertensión arterial, arritmias, angor.
• Deterioro psíquico - emocional como angustia, depresión y ansiedad el que puede
llegar en algunos casos a ser el campo propicio para el suicidio,
• Trastornos en la conducta como alcoholismo y fármaco dependencia,
• Trastornos intelectuales como dificultad de concentración y trabajos de baja calidad

Consecuencias Familiares

Son muy graves caracterizándose por aislamiento, sentimiento de culpa, reproche familiar
por exceso de trabajo pobre participación en eventos trascendentes de la vida familiar,
fracaso vínculos con hijos, dificultades en la relación de pareja falta, de soporte afectivo,
divorcios y destrucción familiar

Consecuencias Laborales

Entre otras se destacan la falta de interés laboral, el ausentismo laboral, el trabajo de pobre
calidad pudiendo llegar mala praxis y los consiguientes problemas legales, llevando todas
estas situaciones a pérdida de imagen profesional y en algunas ocasiones el abandono o el
cambio del trabajo. Dentro del estrés crónico laboral hay algunas entidades clínicas, de las
que destacamos el Síndrome de Burn-out o "Estar Quemado".

Síndrome de "Burnout"

El Síndrome de "Burnout", también llamado síndrome de "estar quemado" o de desgaste


profesional, se considera como la fase avanzada del estrés profesional, y se produce cuando
se desequilibran las expectativas en el ámbito profesional y la realidad del trabajo diario.

Este síndrome es un mal invisible que afecta y repercute directamente en la calidad de vida y
fue descrito por Maslach y Jackson en 1986, como un síndrome de agotamiento profesional,
despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre los individuos que
trabajan con personas.
La forma de manifestarse se presenta bajo unos síntomas específicos y estos son los más
habituales:

- Psicosomáticos: fatiga crónica, trastornos del sueño, úlceras y desordenes gástricos,


tensión muscular.

- De conducta: absentismo laboral, adicciones (tabaco, alcohol, drogas)

- Emocionales: irritabilidad, incapacidad de concentración, distanciamiento afectivo.

- Laborales: menor capacidad en el trabajo, acciones hostiles, conflictos.

Existe un grupo de personas que sintomáticamente puede padecer esta enfermedad, estos
son los profesionales con contacto con personas, como el personal sanitario, de la
enseñanza, asistentes sociales, etc y que según Maslach son los profesionales de ayuda.

Las evidencias que afectan al individuo en el inicio de la aparición de esta enfermedad, se


reconocen en varias etapas y son:

1.- Exceso de trabajo.

2.- Sobreesfuerzo que lleva a estados de ansiedad y fatiga.

3.- Desmoralización y pérdida de ilusión.

4.- Pérdida de vocación, decepción de los valores hacia los superiores (4).

Prevencion:

Como una regla general, las acciones para reducir el estrés deben dar prioridad al cambio
organizativo para mejorar las condiciones de trabajar. Pero hasta los esfuerzos más
concienzudos para mejorar las condiciones de trabajo probablemente no van a eliminar
completamente el estrés para todos los trabajadores. Por esta razón, una combinación de
cambio organizativo y el manejo del estrés muchas veces es el enfoque más útil de prevenir
el estrés en el trabajo.

A.- Cambio Organizacional: Estas son las recomendaciones del Instituto Nacional de Salud y
Seguridad Ocupacional (NIOSH), referente al cambio que debe dar la organización.

• Asegure que el volumen de trabajo coordine con las habilidades y los recursos de los
trabajadores.
• Diseñe los trabajos para proveer el significado, el estímulo, y las oportunidades para
que los trabajadores usen sus habilidades.
• Defina claramente los papeles y responsabilidades de los trabajadores.
• Dé oportunidades a los trabajadores de participar en las decisiones y acciones
afectando sus trabajos.
• Mejore las comunicaciones—reduzca la incertidumbre sobre el desarrollo de carrera y
las posibilidades de trabajo en el futuro.
• Provea oportunidades para la interacción social entre los trabajadores.
• Establezca los calendarios de trabajo que están compatibles con las demandas y
responsabilidades fuera del trabajo.

Aunque no es posible dar una receta general para prevenir el estrés en el trabajo, sí es
posible ofrecer unas pautas en el proceso de la prevención del estrés en organizaciones. En
todas las situaciones, el proceso para los programas para la prevención del estrés supone
tres pasos distintos: la identificación del problema, la intervención, y la evaluación. Para dar
resultado este proceso, tienen que prepararse suficientemente las organizaciones.
Al mínimo, la preparación para un programa de prevención del estrés debe incluir los pasos
siguientes:

o Construir la conciencia general sobre el estrés de trabajo (las causas, los


costos, y el control)
o Asegurar la dedicación y el apoyo de la administración para el programa
o Incorporar la aportación y la participación del empleado en todas las fases
del programa
o Establecer la capacidad técnica para llevar a cabo el programa (e.g., la
capacitación especializada para el personal en la organización o el uso de
consultores del estrés de trabajo)

Reunir a los trabajadores o a los trabajadores y directores en un comité o un grupo para la


resolución de problemas puede ser un enfoque particularmente útil para crear un programa
para la prevención del estrés.

Las investigaciones han mostrado efectivos estos esfuerzos participativos para tratar con
problemas ergonómicos en el lugar de trabajo. En parte es porque capitalizan en la
experiencia que tienen los empleados con los peligros encontrados en los trabajos.

Educacion

El estrés en el anestesiólogo debe tratarse como cualquier otra enfermedad en el sentido de


que si no piensas que puede ocurrir, jamás la vas a diagnosticar.

Es importante para la prevención de esta enfermedad saber que existe en nuestro ambiente
de trabajo y tener en cuenta sus consecuencias. Se debe educar al personal del área
quirúrgica sobre el estrés y sus manifestaciones. Se deberá elaborar contratos de trabajo en
los que se prevea este síndrome y sus posibles soluciones. Es importante Educar y enfrentar
este problema que está cada vez más latente entre los anestesiólogos.

Bibliografía

1. Ortega Villalobos Joel. Estrés y Trabajo. Medicina Laboral


http://www.estrucplan.com.ar/Producciones/entrega.asp?IdEntrega=318
2. Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH). Estrés en el Trabajo
http://www.cdc.gov/spanish/niosh/docs/99-101sp.html
3. CALABRESE GUSTAVO. Guía de Prevención y Protección de los Riesgos
Profesionales del Anestesiólogo. Comisión de Riesgos Profesionales de La
Confederación Latinoamericana de Sociedades de Anestesiología. C.L.A.S.A. 2003
4. Salud Laboral: Síndrome de Burnout http://www.arearh.com/salud
%20laboral/sindromeburnout.htm

Dr. Daniel J. Sánchez Silva

Anestesiólogo - Medicina Crítica

HOSPITAL VARGAS DE CARACAS

danielsanchez24@yahoo.com
Fármaco-dependencia en anestesiólogos, un
gran problema ocupacional actual
Gustavo Calabrese, MD*

* Coordinador de la Comisión de Riesgos profesionales de la C. L .A. S. A. Uruguay.


Email: gcalabre@adinet.com.uy

RESUMEN

La fármaco-dependencia, en nuestra especialidad, representa una gran problema


ocupacional, debido a que involucra la drogadicción en el ámbito laboral del anestesiólogo,
con los fármacos que tiene la responsabilidad de administrar a sus pacientes. Estas
situaciones pueden derivar en un proceso de desmejoramiento progresivo del profesional en
su estado de vida y salud, considerándose en la actualidad como uno de los riesgos de más
alto impacto para la salud del anestesiólogo. En ella pueden interactuar diversos factores,
como la predisposición genética, factores psico–sociales, biológicos, historia familiar de
abuso, historia personal de abuso, estrés laboral crónico (Síndrome Burnout) y él fácil acceso
y disponibilidad de la droga en el trabajo, en donde puede desviar aquella destinada a
anestesiar a sus pacientes.

La fármaco-dependencia puede generar consecuencias personales, familiares y laborales. Las


personales, se relacionan con un progresivo deterioro en su estado de vida y salud, síndrome
de abstinencia, la posibilidad de recaídas, alteraciones siquiátricas como angustia, depresión,
llegando a la muerte por suicidio y por sobredosis. Las familiares se vinculan a altas tasas de
divorcios y patrones de desmembramiento familiar. Las laborales tienen que ver con
incapacidad de realizar sus tareas habituales, probabilidad de errores médicos, pudiendo
llegar a la mala práctica y al abandono de la especialidad.

Frente a la sospecha, debe realizarse un proceso de identificación y la correspondiente


intervención, para incluir al implicado en programas de tratamiento. Enfrentados a esta
realidad, debemos asumir el concepto de responsabilidad compartida desde una triple
perspectiva que involucre al anestesiólogo, a las sociedades científico-gremiales y a las
instituciones médicas empleadoras para lograr abatir, desviar o disminuir estos riesgos.

Palabras claves: Anestesiólogos, Fármaco-dependencia, Opiáceos, Sobredosis, Muerte,


Suicidio.

SUMMARY

Drug dependency in our specialty represents a big occupational problem, because it involves
the drug addiction in the labor scope of the anesthesiologist, with drugs whose responsibility
is to administer to his or her patients. These situations can derive in a process of progressive
decline from the physician in its standard of life and health, being one of the risk aspects
with higher impact for the health of the anesthesiologist. In it can interact diverse factors like
the genetic predisposition, psico – social and biological factors, family and personal history of
abuse, chronic stress labor (Burnout Syndrome) easy access and availability of the drug in
the work area. It can generate personal, familiar and labor consequences. The personal ones
are related to a progressive deterioration in his or her life and health status, syndrome of
abstinence, relapses, psychiatric disorders as depression, and suicide attempt and even
death by suicide and overdose. The familiar ones are related to a high incidence of divorces
and family disruption. Labor consequences include incapability to develop the habitual tasks,
probability of medical errors, malpractice and abandonment of the specialty.

Faced to the suspicion, identification and intervention must be made: including the victim in
a treatment program. In front to this reality, we must assume the concept of shared
responsibility from a triple perspective: the anesthesiologist, the scientific and union
societies, and the institutions which provide the jobs, in order to avoid or make lower these
risks.

Key Words: Anesthesiologist, Drug dependency, Opiate, Overdose, Death, Suicide.

INTRODUCCIÓN

El uso indebido de sustancias psicoactivas , tanto legales como ilegales, es considerado como
un problema de salud pública a nivel mundial. Cuando esta situación se centra en el ámbito
médico de trabajo, se transforma en una problemática compleja, con un alto impacto para el
médico involucrado, la comunidad y el hospital. La misma es aún más compleja y peculiar,
cuando involucra a médicos especialistas que se drogan con las fármacos psicoactivos que
tienen la responsabilidad de administrar en el desarrollo de su trabajo, como es el caso de
los anestesiólogos(1-3). Si bien éstos están expuestos a numerosos riesgos profesionales, en
la actualidad se destacan notoriamente aquellos relacionados a la fármaco dependencia, por
sus potenciales consecuencias personales, familiares, laborales y legales(4-7), lo que
representa un gran problema ocupacional. Aquí debemos subrayar que en anestesiólogos
puede haber consumo, abuso, adicciones, dependencia química a diferentes fármacos, como
hipnóticos, sedantes, analgésicos, etc.(8-9). Sin embargo, los opiáceos son los de mayor
frecuencia e impacto para la salud y la vida de este grupo de profesionales, por lo cual serán
de los que nos ocuparemos fundamentalmente.

Este artículo especial está dirigido a los anestesiólogos, buscando aportar información,
educar y crear una conciencia colectiva y organización para el manejo de estas situaciones.

INCIDENCIA

La visión actual de la fármaco dependencia muestra una realidad preocupante, compleja y


delicada, donde la morbilidad por auto administración de fármacos es mucho más frecuente
entre anestesiólogos, que los efectos adversos por otros riesgos potenciales en el
quirófano(10). Es así que ha llamado la atención una mayor tendencia al consumo de
sustancias psicoactivas en anestesiólogos, en comparación con otros especialistas(8). En ese
sentido, diversos estudios han planteado que es más común el consumo de opiáceos entre
anestesiólogos que entre otros médicos(11,12). La estadística real de abuso, adicción y
dependencia química entre los médicos y especialmente entre anestesiólogos, es limitada y
resulta muy difícil de establecer, pues las mismas pueden surgir de fuentes como estudios
retrospectivos, programas de tratamientos, estudios prospectivos y programas de vigilancia;
sin duda, la información más cercana a la realidad son los programas de tratamiento.

En estudios retrospectivos, la incidencia de abuso en anestesiólogos varió del 1% al -5% en


diversas investigacioens en Estados Unidos de América.( 9,13-16) Y del 5.5% a nivel
europeo(17).

En estudios prospectivos, la ocurrencia de consumo de opiáceos fue de 1.2% en


Colombia(8), teniendo que la incidencia de abuso de drogas en anestesiólogos fue de 1.7%,
donde el 75% fue a opiáceos en Latinoamérica(19); del 1% para especialistas y de 1.6%
para residentes en EUA(20). En un reciente análisis en Australia y Nueva Zelanda se registró
abuso a opiáceos en 44 anestesiólogos, con predominio en hombres entre 25 y 35 años(21).

En los E. U. A. sólo el 4% de los médicos adictos son anestesiólogos; sin embargo, en


programas de tratamiento la incidencia fue importante, mostrando que el 12 % -14% de
médicos tratados por dependencia química eran anestesiólogos(22); de éstos, el 50% tenía
menos de 30 años, una tercera parte eran residentes, siendo los opiáceos «los preferidos»,
con mayor frecuencia por los anestesiólogos más jóvenes, teniendo al fentanil como el
narcótico del que más abusaban(22).

La incidencia en los residentes de anestesia mostró que el 33.7% del total de médicos
tratados en terapia por adicción eran residentes de anestesia, teniendo 7.4 veces mayor
incidencia que residentes de otras especialidades(23). También una encuesta de residentes
de la Sociedad Americana de Anestesiólogos A. S. A. evidenció una incidencia de abuso del
34.5%, con predilección por el fentanil(24).

Entonces, ¿qué características tienen los anestesiólogos adictos?. Los siguientes datos nos
marcan un perfil a saber: el 50% son menores de 35 años, con gran representación de los
residentes, siendo el 67-88% varones, el 75-96% de raza blanca, con 76-90% de adicción a
los opiáceos como droga principal, el 35-50% relacionado con uso de varias drogas, un 33 %
tenían familia con historia de drogadicción y 65% fueron asociados a departamentos
académicos(25,26).

FACTORES DE RIESGO

La fármaco dependencia es compleja y en ella pueden incidir diversos factores generales y


específicos.

Factores generales:

Los factores generales son aquellos que se vinculan a cualquier tipo de dependencia a drogas
y se relacionan con la predisposición genética, factores psico-sociales, biológicos, historia
familiar de abuso o historia personal de abuso(2-3, 26-27).

Los factores generales son aquellos que se vinculan a cualquier tipo de dependencia a drogas
y se relacionan con la predisposición genética, factores psico-sociales, biológicos, historia
familiar de abuso o historia personal de abuso(2-3, 26-27).

Los factores generales son aquellos que se vinculan a cualquier tipo de dependencia a drogas
y se relacionan con la predisposición genética, factores psico-sociales, biológicos, historia
familiar de abuso o historia personal de abuso(2-3, 26-27).

Factores específicos

Los Factores específicos para el caso de los anestesiólogos se relacionan:

1. Al intenso estilo de vida laboral propia de la especialidad( 34), caracterizada por padecer
una modalidad laboral de «alta presión», con exceso de horas trabajadas, horas nocturnas,
con inadecuados calendarios laborales, con fatiga y deprivación del sueño como “moneda
corriente”(35-38).

2. A la peculiaridad de tener disponibilidad, fácil acceso y falta de control de la «droga a


elección» en «su trabajo a diario»(1- 4,10) (recordar que cuando hay adicción existe
urgencia por acceder a la droga y consumirla). Es por eso que se dice que trabajamos en la
tienda de golosinas «candy store »; esta afirmación queda evidente cuando se reporta que el
85% de los residentes de anestesiología, en programas de recuperación de fármaco
dependencia, indicó que el tener la droga a su alcance influyó en la elección de la
especialidad( 22).

3. A ser los opiáceos fármacos de gran potencia y poder adictivo.

4. A la curiosidad por experimentar sus efectos.

5. A padecer patrones de falta de auto estima.

6. A un sentimiento de negación de la situación.


7. A experimentar un excesivo estrés laboral crónico, incluido el síndrome de Burn out(25).
Estos últimos surgen en el anestesiólogo debido a un estilo de vida muy particular, con
intensa carga física y psíquica, exceso de horas trabajadas, fatiga, la responsabilidad por la
seguridad del paciente, un ambiente de trabajo muy competitivo, expuesto a riesgos
biológicos, en contacto con pacientes graves, con la muerte, sumado a un progresivo
desajuste de las expectativas profesionales y personales(2-3,34,39-46).

DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD

La fármaco dependencia se define como una enfermedad devastadora, progresiva,


recidivante y crónica, caracterizada por una dependencia química( 47).

La dependencia química es la utilización continua e incontrolada de sustancias que modifican


el humor y el comportamiento, provocando graves consecuencias en lo físico y en lo
psicológico(47-49). En el concepto de dependencia química se asimila el de enfermedad
crónica e incurable, que sólo puede ser controlada.

El desarrollo clínico de esta enfermedad se hace de manera progresiva, recidivante y crónica.


La rapidez de inicio y la evolución de la enfermedad, están relacionadas con la potencia de la
droga «de elección». En el caso de los opiáceos, como por ejemplo, el fentanil, toma entre 6-
12 meses el hacerse aparente, en cambio el sufentanil toma entre 1-6 meses,
evidenciándose sobre todo en el medio hospitalario( 47). Durante el corto curso de la
adicción al fentanil o al sufentanil, el adicto desarrolla una tolerancia increíble, lo que
provoca el uso de dosis progresivamente mayores.

Para tener una real dimensión del problema, debemos saber que los adictos pueden llegar a
tener que inyectarse entre 80 a 100 ml de fentanil por día; en el caso del sufentanil, a las
pocas semanas de adicción pueden llegar a inyectarse de 10 a 20 ml por día, pudiendo así
llegar a la muerte por sobredosis(47).

Es característico que se desarrolle en diferentes ámbitos ya sea social, familiar y laboral(21,


26, 47).

En el proceso evolutivo, es posible padecer trastornos físicos, psicológicos y sociales crónicos


que se pueden evidenciar dentro y fuera del hospital(25, 46). En la institución adoptan
patrones de conductas característicos, presentando cambios inusuales de comportamiento,
de su estado de ánimo, con perío do de depresión, enojo e irritabilidad, alternando con
período de euforia(24, 26, 47).

También se nota descuido en el llenado de la hoja anestésica, prescriben cada vez más
cantidades de narcóticos, solicitan mayores cantidades de éstos que los requeridos para el
procedimiento que están realizando, no quieren tomar tiempo para comer o descansar, les
gusta trabajar solos para usar técnicas sin narcóticos y desviarlos para su uso personal. Son
difíciles de ubicar entre anestesia y anestesia, realizando breves «siestas» después de usar
la droga. Es muy común que se encuentren en el hospital aunque no tengan que trabajar,
para estar cerca de las drogas y evitar abstinencias.

Suelen usar ropa de manga larga para esconder las huellas de las agujas y además combatir
la sensación de frío que experimentan. Cuando la adicción está instalada, tienen pérdida
progresiva de peso y palidez, con pupilas puntiformes y finalmente son encontrados muertos
por sobredosis en sus cuartos de guardia o en baños(26, 47).

Los patrones de conductas característicos fuera del hospital son el aislamiento de la familia,
con cambios inusuales del comportamiento, peleas y discusiones en su casa con problemas
de conducta en sus hijos. Habitualmente esconden agujas y niegan la drogadicción.

Socialmente tienen relaciones extra matrimoniales, presentan conflictos legales y cuando no


pueden manejar la situación y el síndrome de abstinencia, buscan realizar la llamada «cura
geográfica», cambiando de lugar o ciudad de trabajo. Cuando progresa la adicción, suelen
tener disminución de la actividad sexual, pérdida de peso, palidez, pupilas puntiformes y
signos de abstinencia pudiéndose encontrar trágicamente muertos por sobredosis(26, 47).

CONSECUENCIAS

La fármaco dependencia en anestesiólogos puede tener potenciales consecuencias


personales, familiares, laborales y legales(4-7).

Consecuencias Personales

Las consecuencias personales son muy importantes y graves en algunos casos, llevando a un
progresivo deterioro en su estado de vida y salud, síndrome de abstinencia, la posibilidad de
recaídas, alteraciones siquiátricas como angustia, depresión, llegar a la muerte por suicidio y
por sobredosis(2 -6, 21, 47).

Recaída

La recaída es alta en aquellos anestesiólogos con historia de adicción a opioides y mayor si la


comparamos con aquellos adictos a drogas no opioides y alcohol(50). La incidencia de
recaída en anestesiólogos que retornaron a su trabajo varió del 19%(45) al 26%(51) y hasta
un 40%(12), observándose que la muerte puede ser la forma de presentación inicial de
recaída en el 16%(13).

Muerte y Suicidio

Riesgos

Los riesgos de suicidio y muerte son importantes en anestesiólogos, siendo el peligro de


suicidios entre 2 y 3 veces mayor en anestesiólogos en relación a grupos de control(52-53),
con fuerte vinculación a la etapa de residencia en los primeros 5 años(53).

Incidencia

Si analizamos la situación internacional, con respecto a la muerte por suicidio, así como la
muerte por sobredosis en la especialidad, vemos que es alarmante. En el informe de la
Comisión de Riesgos Profesionales de CLASA se registraron 24 muertes de anestesiólogos en
Latinoamérica por sobredosis a opiáceos en el período 2003-2005, 12 muertes de residentes
de anestesia también por sobredosis a opiáceos en los últimos 5 años, además de 25
consultas para asesoramiento y seguimiento de parte de las diferentes sociedades de
anestesiología por casos de adicciones, principalmente a opiáceos(54). Además, se han
registrado 7 muertes por suicidio relacionadas a fármaco dependencia a opiáceos en
México(55). Esta realidad también se viene evidenciando en países anglosajones. Desde hace
muchos años, varios estudios muestran que la muerte por sobredosis fue del 10% en 10
años sobre 285 casos(13) y del 16% en 5 años sobre 44 casos(14); reportaron 26 muertes
en 2 años en un Hospital de Nueva York(56). Recientemente en Australia y Nueva Zelandia,
sobre 44 casos de abuso a opiáceos encontraron muerte en el 24 % de ellos(21). En
definitiva, el suicidio por sobredosis, así como la muerte relacionada a las drogas, resultan
ser uno de los riesgos más significativos de mortalidad ocupacional del anestesiólogo en la
actualidad( 3-4).

Consecuencias Familiares:

Las consecuencias también afectan la vida familiar, mostrando altas tasas de divorcios, que
llegan al 24% en anestesiólogos desmejorados por las drogas, en comparación con el 5% en
aquellos no consumidores de drogas; es más frecuente el consumo y abuso de drogas en
familiares de anestesiólogos adictos, en comparación con aquellos de los no adictos(9). A
ésto se suma una mayor incidencia de importantes problemas familiares(21).

Consecuencias Laborales
Se puede afectar la actividad laboral, pues desarrollan incapacidad de realizar sus tareas
habituales, menor seguridad, mayor incidencia de incidentes anestésicos, pudiendo llegar a
la mala práctica y al abandono de la especialidad. Es difícil la reincorporación tanto en
especialistas como en residentes, ya que en algunos casos buscan la llamada cura
geográfica, se trasladan a vivir y trabajar donde no conocen su enfermedad(1-6 ,10, 13, 21,
57-59).

Consecuencias Legales

Las consecuencias legales que puede afrontar el anestesiólogo es un tema polémico, difícil de
abordar por lo complejo de la enfermedad(58) por un lado , y por otro por los diferentes
matices de las legislaciones entre los distintos países. Así, en EUA si alguna autoridad
sanitaria decide prohibir al anestesiólogo en recuperación regresar a la práctica, basándose
solamente en su historia de adicción, éste puede iniciar una acción legal. En EUA una ley
federal protege a los trabajadores discapacitados (ADA Acta de Americanos con
Discapacidad). Por definición, la adicción es una discapacidad; por ello, a un anestesiólogo en
recuperación que se ha sometido a tratamiento con éxito y entrenamiento adecuados y
controles normales, el empleador no puede negarle trabajo; por lo tanto, la decisión y sus
implicaciones legales son muy complejas. La ADA puede exigir una «reubicación razonable »
para aquel adicto calificado que quiere volver a la práctica médica(60).

Conductas

Cuando hay sospecha de un adicto, debe realizarse la identificación, momento en el cual se


debe obtener información administrativa, clínica y de contralor de drogas; en ese momento
se instaura una investigación, con el objetivo de llegar al tratamiento( 61,62). Luego se
realiza la intervención, proceso en el que se prueba que una persona con dependencia
química está enferma, que necesita tratamiento(63). ésta debe ser realizada por un comité
hospitalario y por un comité de la sociedad o federación de anestesia, para introducir al
adicto en programas de tratamientos(64).

El tratamiento debe ser realizado por un equipo multidisciplinario: psiquiatra, internista,


neurólogo, especialista en adicciones, nutricionista, asistente social, etc., involucrando al
adicto y su familia( 64-67). Tiene varias fases:

1. temprana: internado con objetivos de desintoxicación, educación intensiva, modificación


del comportamiento.

2. intermedia: se hacen terapias de grupo y de auto ayuda como Narcóticos Anónimos, con
el objetivo de total abstinencia.

3. avanzada: etapa en la cual, por un lado se le da el alta formal, pudiendo en algunos casos
firmar contratos de contralor y por otro, se recomienda no volver a ejercer su especialidad .

La Reincorporación

tanto al hogar como al trabajo, es un momento clave y difícil, ya que tiene amplia
repercusión en la futura vida del adicto.

La reincorporación laboral es un tema delicado y polémico, implica dilucidar si el


anestesiólogo o el residente en recuperación debe regresar a la práctica anestésica. En un
estudio sobre especialistas de 128 departamentos de anestesia en Australia y Nueva
Zelanda, sólo el 19 % se reincorporaron a largo plazo a la especialidad(21). En una encuesta
de la ASA, dentro de los programas de entrenamiento, sólo el 50% de los adictos a fentanil
son reincorporados y de ellos la mitad renunció; del resto, el 20% tuvó recaídas y
abandonó(47). En cuanto a los residentes en tratamiento por dependencia química en los
EUA, un reciente estudio a nivel de los centros de programas de entrenamiento de anestesia,
registró que la mayoría intentó reincorporarse a la residencia; sin embargo, sólo el 46%
completó la residencia, el 40% fue redireccionado luego de su tratamiento a otras
especialidades médicas y en el resto la mortalidad fue del 9%(59).
Como se evidencia por los diferentes estudios, es compleja esta etapa de la decisión de
reincorporación; por eso se han establecido categorías para el posible retorno del
anestesiólogo en programas de tratamiento. Fueron elaboradas por el TALBOTT RECOVERY
PROGRAM y se han aplicado en 10 estados en EUA. Son las siguientes(68- 69):

Categoría I: son aquellos que retornan a la práctica de la anestesiología, inmediatamente


después del tratamiento; aceptan y entienden su enfermedad, tienen vínculos con AA
(alcohólicos anónimos) o con NA (narcóticos anónimos), con adecuado soporte familiar, con
contrato de 5 años de contralor, que demuestran tener estilo de vida balanceada y tienen el
respaldo del equipo del programa de tratamiento.

Categoría II: son aquellos con posible retorno a su práctica profesional; han estado 1-2 años
fuera del trabajo en tratamiento, han comenzado su recuperación de recaídas, con una
familia que mejoró su apoyo, con compromisos con AA y NA (alcohólicos y narcóticos
anónimos), con mejoramiento en cuanto a su destreza o técnica para trabajar, con alguna
actitud negativa frente a la enfermedad, adecuado estado de ánimo, sin problemas
psiquiátricos.

Categoría III: son aquellos que se redireccionan hacia otra especialidad; con prolongado uso
intravenoso de drogas, con tratamientos con fallos y recaídas, donde permanece activa la
enfermedad, con inadecuado entorno familiar, no cumplieron su contrato de contralor, con
deficiente recuperación de su estado de ánimo, no relación con AA, NA (alcohólicos y
narcóticos anónimos) y con severos problemas psiquiátricos.

Recomendaciones:

No hay forma de asegurar que el abuso de sustancias psicoactivas no conduzca a la adicción.


Por lo tanto, la única protección absoluta es evitar el completo uso ilícito de las drogas(2-6,
27).

Estrategias:

Es determinante una estrategia integral que involucre a los anestesiólogos, a las sociedades
y federaciones de anestesiología, a las autoridades sanitarias y a los empleadores.

Política de prevención(27, 70-73).

Basadas en una estrategia de prevención conjunta, a través de programas de:

• Educación, información y difusión para el anestesiólogo.


• Identificación de los potenciales «adictos».
• Manejo de potenciales factores de riesgo.

a) Manejo del estrés crónico laboral.

b) Vigilancia continua de medicación psicoactiva y materiales accesorios etc.

Política de educación, información y difusión para el anestesiólogo y familiares (27, 70 -72).

En Residentes de anestesia,considerada población de alto riesgo, desde su ingreso deben


recibir:

• Cursos curriculares de educación sobre fármaco dependencia.


• Información por distintas vías como:

a) posters, carteles, afiches sobre los peligros de la adicción/dependencia química en el


anestesiólogo.
b) distribuir videos temáticos.

c) material bibliográfico.

• Realización de talleres en conjunto con familiares.


• Jornadas científicas de residentes sobre el tema.
• Obligación de asistir en congresos a conferencias vinculadas al tema, con valor
curricular.

En los especialistas se buscará educar e informar a través de: (27,70)

• Estimular la lectura de estos temas en los servicios.


• Estimular la memoria visual, teniendo en los servicios de anestesia: posters,
carteles, afiches sobre los peligros de la adicción/dependencia química en el
anestesiólogo.
• Asistencia a cursos sobre la materia.
• Asistencia, en congresos, a conferencias sobre el tema.
• Disponer de información proporcionada por la sociedad de anestesia ya sea on line,
folletos, en la revista científica, videos, etc.

En todos los casos debe haber una línea telefónica (hot line) con información para médicos y
familiares.

Protocolo de identificación de «potenciales» adictos (27,70)

• Identificación en residentes y especialistas de anestesia (27, 70, 72).


• Se debe instaurar en los servicios de anestesia un programa continuo de
identificación de residentes y especialistas de potencial «Alto Riesgo» (72).
• Se realizará encuesta de evaluación de hábitos, personalidad, antecedentes
personales, psicológicos, etc.
• Entrevista psicológica.
• Exámenes de sangre al ingreso por ej: hepatitis, VIH, etc.
• Rinoscopia obligatoria.
• Examen de orina.
• Consulta psiquiátrica.
• Evaluación de tipo de medicación de uso frecuente (ej. Psicofármacos, etc.).
• Conocimiento de su realidad familiar actual.
• Antecedentes personales previos de drogadicción social, familiares, otras adicciones.
• Evaluación de conductas dentro y fuera del hospital.
• Monitoreo continuo de los residentes.

Recientemente se han identificado anestesiólogos adictos por el análisis del cabello, través
de la longitud, grosor y extracción de líquido conteniendo derivados opioides y su
procesamiento(74).

Todas estas medidas son para identificarlos y realizar la intervención para ingresarlos en
tratamientos, en algunos casos para salvarles la vida; adelantarnos a situaciones futuras por
el propio desarrollo de la enfermedad y buscar reorientar al residente o al estudiante de pre
grado a otra especialidad, pero siempre quedando claro el concepto de prevención y
protección al colega desmejorado o enfermo por su adicción.

Manejo de potenciales factores de riesgo

a) Protocolos para el manejo del estrés crónico laboral(4, 26-27, 39, 70).

Se basa en el abordaje integral de cómo cambiar la organización para prevenir el estrés


laboral.
Cuidadoso planeamiento del calendario laboral en el cual se equilibren las horas de trabajo
diurnas y nocturnas para evitar la fatiga y la deprivación del sueño, buscando que el
volumen de trabajo coordine con las habilidades y los recursos de los trabajadores.

b) Protocolo de vigilancia continua de acceso y disponibilidad de medicación psicoactiva y


material accesorio (jeringas agujas etc.)(4 , 23, 27, 70– 72,75).

• Custodia y contralor de drogas narcóticas en el quirófano.


• Farmacia satélite en el quirófano.
• Determinación estricta y exacta de la necesidad de los narcóticos y su dosificación
(dosis unitaria a cada paciente).
• Contralor de dosis en cada caso, al comienzo de su entrega y al final.
• Se requiere cooperación entre anestesiólogo jefe/farmacéutico/encargado del
personal de enfermería del quirófano.
• Se debe realizar control de jeringas y agujas.
• Contralor administrativo en las hojas de registro anestésico.
• Contralor de recetas de narcóticos de cada anestesiólogo.
• Control indirecto a través de la opinión del paciente en cuanto al dolor.
• Dispensador electrónico en el quirófano.
• Debe contar con una habilitación para poder retirar medicación a usar.
• Debe establecer qué medicación.
• Debe establecer qué dosis.
• Estos pasos quedan registrados para el que retira, así como para el contralor en la
máquina.
• Controles fuera del quirófano.
• Controles estrictos de medicación controlada, jeringas etc.
• No habilitación para el retiro de medicación a anestesiólogos durante su turno.
• No habilitación para el retiro de medicación a anestesiólogos fuera de su turno de
trabajo.

Política de Respaldo al Anestesiólogo y familia(27, 70)

Basada en:

a. Disponer de ayuda siempre con líneas telefónicas abiertas las 24 horas, para ayudar tanto
a familiares como a adictos.

b. Disponer de programas de rehabilitación de la fármaco dependencia para el anestesiólogo.

c. Disponer de programa de ayuda económica para financiar tratamiento y rehabilitación.

CONCLUSIONES

Estamos frente a una dura realidad para los anestesiólogos, preocupante y que avanza. La
misma produce desmejoramiento del estado de vida y salud, daño familiar y pérdidas
irreparables, por lo que debemos asumir una responsabilidad compartida desde una triple
perspectiva(27, 70, 76):

1. De parte del anestesiólogo, que debe educarse en el tema.

2. De las instituciones médicas empleadoras, que deben tener programas de prevención y


protección, tendientes a identificar a los potenciales adictos, manejar los factores de riesgos
y tener contralor de los fármacos.

3. De las Sociedades y Federaciones de Anestesia, que deben tener un rol protagónico a


través de una política integral sobre el tema, apuntando a:
• información, educación sobre el tema.
• organización para protección del colega enfermo.
• programas de rehabilitación.
• disponer de respaldo económico para el colega y su familia.

Todo esto, alineado en un programa de salud ocupacional para nuestros especialistas.

Finalmente una reflexión: «la adicción es una enfermedad para toda la vida, sus efectos
agudos pueden superarse, pero sus secuelas dejan sus marcas indelebles en cada víctima» .

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INFLUENCIA DE LOS ESTANDARES DE
SEGURIDAD EN EL ESTRES DEL
ANESTESIOLOGO

Dr. Carlos Sáenz Larrache

La primera institución seria que revisó y adoptó los estándares de seguridad en anestesia,
fue el Departamento de Anestesia del Harvard Medical School, en marzo 25 de 1985 los que
fueron adoptado por los Delegados de la Sociedad Americana de Anestesiólogos, en octubre
de 1986. Aquí, en nuestro país, recibimos el conocimiento y difusión de los lineamientos
referidos en 1987 y desde entonces se ha hecho un verdadero e intenso análisis de los
mismos, casi en todos los eventos científicos desarrollados hasta la fecha.

Básicamente, dichos estándares de seguridad consisten en recomendaciones orientadas a la


monitorización y vigilancia de los sistemas respiratorio y circulatorio, así como de la
temperatura corporal y la relajación muscular. Sin embargo, la condición primordial para el
correcto funcionamiento de estos lineamientos, es la presencia continua e ininterrumpida del
anestesiólogo, individuo indispensable ante la ejecución de un acto anestésico-quirúrgico.

A pesar de los múltiples trabajos efectuados y publicados acerca del tema y de su intensa
difusión, todavía no se logra un equipamiento suficiente de nuestros quirófanos, por razones
que no vamos a analizar en esta comunicación. Esta situación controversial crea, por
consiguiente, un esquema binario con elementos de polos opuestos los cuales corresponden
al análisis de la conducta anestesiológica a nivel profesional tanto en la práctica privada
como institucional. Revisemos ambos fenómenos.

El anestesiólogo que no posee un material completo de equipamiento para su trabajo diario,


es un elemento que se desarrolla preferentemente en la práctica de la medicina privada. Este
profesional puede saber o no interpretar una información proveniente de artefactos de alta
tecnología, pero por ahora solo cuenta con monitores de clase I y clase II como son sus
órganos de los sentidos: ojos, oídos, tacto y acaso un estetoscopio mecánico, que podrán
aportar en su momento información valiosa, pero obviamente restringida. Más allá de sus
sentidos, el anestesiólogo en estudio se halla en desventaja, puede inclusive sospechar o
detectar que algo anda mal, pero la ausencia del material diagnóstico puede convertirse en
una razón importante para un desenlace no deseado en el paciente anestesiado y en un
peligro latente para la seguridad profesional del médico, ante la presencia de demandas de
carácter legal. Además, el conocimiento de la existencia de estándares de seguridad
anestesiológica aprobados a nivel internacional, crea en estos colegas un sentimiento de
frustración e incapacidad que aumenta en forma alarmante el nivel de estrés profesional y
laboral, con posible repercusión en las áreas psíquica y física, con predisposición a padecer
procesos relacionados con hipertensión arterial, enfermedad arterial coronaria, úlcera
péptica, colon irritable, etc.

En el otro lado del espectro, se encuentra al anestesiólogo que dispone para su desempeño
profesional, con equipamiento adecuado en correspondencia a los mencionados estándares
de seguridad anestesiológica. Sea cual fuere el área de trabajo ejercida, lo habitual es que
estos colegas realicen una labor profesional con mejores resultados lo cual ha sido analizado
en estudios comparativos a nivel mundial. Pero lo que es indudable es que el desarrollo
laboral del anestesiólogo en estudio, se hace en un marco de seguridad, tranquilidad y
destrezas aumentadas, aún en presencia de algún incidente crítico concomitante.

En este segundo grupo de estudio, existe un número de colegas, afortunadamente cada vez
más reducido, que a pesar de tener a su disposición elementos diagnósticos de alta
tecnología, no tiene capacidad de interpretación debido principalmente a que no se ha
preocupado por lograr una actualización especializada o no tiene acceso a cursos de
educación médica continua. El estrés laboral será un factor constante cuando exista dificultad
para detectar e interpretar un ritmo cardíaco de tres tiempos, un trazado electrocardiográfico
inhabitual, una curva pletismográfica cambiante o quizá limitarse a aceptar el concepto de
que el registro capnográfico sólo sirve para cuantificar el bióxido de carbono al final de la
espiración.

Estos factores relacionados con equipamiento, estándares de seguridad y capacidad


profesional del anestesiólogo, son elementos de análisis que deben ser tributarios de
atención prioritaria por parte de las autoridades responsables del sector salud y de una
concientización por parte de todos los anestesiólogos, con un objetivo determinante y
primordial a cargo de las instituciones gremiales que será abatir hasta lo posible la incidencia
de estos factores de riesgo profesional. Además es un deber de todos los que estamos
inmersos en esta apasionante actividad médica.

La seguridad en el ejercicio de la anestesiología se refiere a la prevención y control de dos


tipos de riesgos que se presentan: el que corre el paciente cuando es sometido a un
procedimiento anestesiológico y el que sufre el especialista en el desarrollo de su práctica
profesional.

El primero de los riesgos, es decir, el del paciente, está relacionado, entre otros, con los
siguientes aspectos:

- Capacitación y desempeño del profesional.


- Existencia de personal capacitado que apoye al anestesiólogo o a quien administra
anestesia.
- Disponibilidad del recurso humano suficiente para atender la demanda de procedimientos
que se presente.
- Actualización permanente del personal dedicado a esta disciplina.
- Adecuada disponibilidad de infraestructura y equipos.
- Mantenimiento apropiado de las instalaciones y los equipos.
- Utilización de la tecnología disponible, en relación con la severidad y complejidad de los
casos que se atienden.

El resultado de una práctica anestesiológica segura es la ausencia de complicaciones durante


el procedimiento, mientras que la práctica insegura puede conducir a una serie de
complicaciones par el paciente, incluida su muerte.

El riesgo para el anestesiólogo está relacionado con la posibilidad de contraer o desarrollar


enfermedades, por efecto de su práctica profesional. Los factores que influyen en el riesgo
para el anestesiólogo, además de los mencionados para el paciente, son el tiempo que
dedica a su labor, las condiciones de higiene y seguridad de la sala de cirugía, la existencia
de protección contra enfermedades específicas de alto riesgo, el manejo adecuado de sus
elementos de trabajo y la personalidad del profesional, entre otros.

Adicionalmente, entre los riesgos a los cuales está sometido el anestesiólogo y las dolencias
que lo pueden aquejar, por su permanencia durante largos períodos de tiempo en la sala de
cirugía, sobresalen:

- Riesgos derivados de la contaminación con agentes anestésicos, lo cual puede producir,


entre otros, neurotoxicidad, hepatotoxicidad, nefrotoxicidad, trastornos del ritmo cardíaco,
aborto, infertilidad y cáncer.

- Otros riesgos físicos, como las radiaciones (ionizantes y electromagnéticas), la exposición


al metilmetracrilato, las descargas eléctricas, las quemaduras, el ruido y el mantenimiento
de la atención por largo tiempo.

- Riesgo de infección, entre otros, por virus respiratorios, herpes, citomegalovirus, rubeola,
hepatitis B y SIDA.

- Riesgos derivados de la naturaleza propia del trabajo, lo cual puede producir enfermedades
mentales, especialmente estrés excesivo, adicción a drogas y suicidio, y otras enfermedades
como infarto del miocardio, lumbagias, cálculos renales y hernias de disco.

- Riesgos de tipo legal y laboral, por las demandas que puedan instaurarse en su contra,
como resultado de complicaciones del paciente durante el procedimiento anestesiológico.

El logro de una adecuada seguridad, entonces, será directamente determinado por la


prevención y control de los riesgos y factores antes anotados.

Las principales normas adoptadas por la Federación Mundial de Sociedades de Anestesiología


son las siguientes:

1. Status profesional

El anestesiólogo debe ser un médico especialista adecuadamente entrenado, con autonomía


clínica.

2. Capacitación, certificación y acreditación

Debe existir la disponibilidad de suficiente tiempo y espacio para la capacitación inicial y la


educación continua de los profesionales, con el fin de asegurar el mantenimiento de niveles
adecuados de conocimiento y experiencia. También se recomienda la formalidad en la
certificación de la capacitación y en la acreditación de la práctica.

3. Registros y estadísticas

El registro detallado de lo sucedido durante cada procedimiento anestesiológico debe ser


hecho y conservado en la historia clínica del paciente. Las estadísticas que se recojan deben
servir para el fortalecimiento progresivo de la seguridad, eficiencia, efectividad y pertinencia
de la anestesia.

4. Revisión por colegas

Deben existir mecanismos, en todos los niveles, de revisión de la práctica de la anestesia. Es


aconsejable la discusión confidencial de temas y casos apropiados con los colegas, así como
el desarrollo de mecanismos de identificación y rectificación de deficiencias individuales y
colectivas. Uno de los dichos mecanismos que ha resultado ser útil es el informe anónimo de
incidentes anestésicos. En todos los casos debe haber seguridad de la confidencialidad de las
revisiones.

5. Carga de trabajo

Debe existir un número suficiente de profesionales capacitados, para que se logre un alto
estándar de práctica. A estos profesionales debe asignárseles tiempo para el desarrollo
profesional, la administración, la investigación y la docencia.

6. Personal

Debe haber un anestesiólogo dedicado a cada paciente, el cual debe estar presente durante
todo el procedimiento, ya sea anestesia general, regional o sedación monitorizada; así
mismo, el anestesiólogo debe ser responsable del transporte del paciente al área de
recuperación y de la transferencia de su cuidado a personal adecuadamente entrenado.

7. Infraestructura y equipos

Deben existir infraestructura y equipos apropiados, tanto en cantidad como en calidad, en las
áreas dedicadas a la anestesia y la recuperación.
8. Cuidado pre-anestésico

El paciente debe ser evaluado por un anestesiólogo antes de la inducción de la anestesia. El


anestesiólogo debe asegurarse, antes de la inducción, que todo el equipo que requiere está
disponible y funcionando y con provisión suficiente de asistencia calificada.

9. Monitoreo durante la anestesia

Los principales elementos de monitoreo durante la anestesia son los siguientes:

9.1. Oxigenación

Se refiere a los siguientes aspectos:

Suministro de oxígeno

Se recomienda en forma especial el suministro de oxígeno a todos los pacientes que reciban
anestesia general. El anestesiólogo deberá asegurarse de la integridad del suministro de
oxígeno.

Cuando se utilicen óxido nitroso u otros gases suplementarios, se debe verificar la


concentración de oxígeno en el gas inspirado, al menos al comienzo de cada sesión
anestésica. Se recomienda el monitoreo a través de un instrumento que tenga una alarma de
baja concentración de oxígeno. También se recomienda una alarma para falla del suministro
de oxígeno y un elemento que proteja contra el suministro de una mezcla de gas hipóxico.

También debe utilizarse un sistema que prevenga la conexión errónea de fuentes de gas.

Oxigenación del paciente

La oxigenación tisular debe ser monitoreada, cuando sea práctico, por examen visual. Por lo
tanto, se requiere una adecuada iluminación y exposición del paciente, a menos que se use
un monitor apropiado.
Se recomienda, entonces, el uso continuo de un monitor cuantitativo de oxigenación, tal
como el oxímetro de pulso.

9.2. Vías aéreas y ventilación

La adecuación de las vías aéreas y la ventilación deben ser monitoreadas continuamente, por
observación y auscultación cuando ello sea práctico.

Cuando se utilice un circuito respiratorio, se deben observar los movimientos de la bolsa del
reservorio. Se recomienda especialmente el monitoreo continuo con un fonendoscopio
precordial, pretraqueal o esofágico.

También se recomienda la confirmación de la colocación correcta del tubo endotraqueal y la


adecuada ventilación, a través de la medición continua y el registro en pantalla de la
concentración de bióxido de carbono.

Cuando se utilice la ventilación mecánica, debe usarse una "alarma de desconexión" durante
todo el período de utilización.

Igualmente se recomienda la medición continua de los volúmenes de gas inspirado y


espirado.

9.3. Circulación

Hace relación con los aspectos siguientes:

Frecuencia y ritmo cardíacos

La circulación debe ser monitoreada continuamente; la palpación o registro del pulso y/o la
auscultación de los ruidos cardíacos deben ser permanentes.

Se recomienda el monitoreo continuo y el registro en pantalla de la frecuencia cardíaca con


un pletismógrafo (ya sea solo o con oxímetro de pulso). También se recomienda la provisión
de un desfibrilador.

Perfusión tisular

La adecuada perfusión tisular debe ser continuamente monitoreada por examen clínico.

Se recomienda el monitoreo continuo con un pletismógrafo o un capnógrafo.

Presión sanguínea

La presión arterial debe ser determinada a intervalos apropiados (generalmente cada 5


minutos al menos y más cuando lo indiquen las circunstancias clínicas).

Se recomienda el registro continuo de la presión arterial en casos especiales.

9.4. Temperatura

Debe existir la disponibilidad de medir la temperatura del paciente y utilizarse a intervalos


frecuentes cuando este clínicamente indicado (por ejemplo, anestesias prolongadas o
complicadas, niños pequeños).

Se recomienda la medición continua de la temperatura en pacientes en quienes se anticipe,


intente o sospeche un cambio. Se recomienda la provisión y uso de la medición electrónica
continua de la temperatura.

9.5. Profundidad de la anestesia

La profundidad de la anestesia debe ser establecida en forma regular, por medios clínicos.

Se recomienda la medición continua de las concentraciones inspiratoria y espiratoria de óxido


nitroso y agentes volátiles.

9.6. Función neuromuscular.

Cuando se administren medicamentos que bloqueen el aparato neuromuscular, se


recomienda el uso de un estimulador de nervio periférico.

10. Cuidado postanestésico

Está dirigido a los aspectos que se definen enseguida.

Infraestructura y personal

Todo paciente que haya sido sometido a un procedimiento anestesiológico que afecte la
función del sistema nervioso central o determine la pérdida de los reflejos, debe permanecer
en la sala o ser transportado a un sitio específicamente diseñado para recuperación
postanestésica. Nuevamente se señala la responsabilidad del anestesiólogo en el transporte
del paciente y en su transferencia a personal debidamente capacitado para su cuidado.

Monitoreo.

En todo paciente debe observarse y monitorearse en forma apropiada el estado de la función


de su sistema nervioso, los signos vitales y la condición médica, con énfasis en la
oxigenación, la ventilación y la circulación.

Se recomienda la realización del monitoreo clínico con los métodos cuantitativos antes
descritos para el cuidado del paciente durante la anestesia; igualmente se recomienda en
forma especial a la oximetría de pulso.
Seguridad para el anestesiólogo

Como antes se señaló, este aspecto de seguridad ha sido menos abordado por los
especialistas que el relacionado con la seguridad para el paciente; sin embargo, las acciones
principales que se han emprendido o que puedan emprenderse se describen enseguida:

1. Control de la contaminación de las salas con agentes anestésicos

Las principales acciones para controlar este problema son: la atención cuidadosa a las fugas
de gases, tanto en los sistemas de alta como de baja presión de las máquinas de anestesia;
la instalación de sistemas apropiados de medición de las concentraciones de gas y del
recambio de aire en la sala de operaciones y la atención a las técnicas de administración de
anestesia.

En este sentido, el Instituto Nacional de los Estados Unidos para la Seguridad y la Salud
Ocupacional (NIOSH) ha propuesto la norma de tener una concentración en la sala de menos
de 25 ppm (partes por millón) de óxido nitroso y de 0.5 ppm para anestésicos halogenados;
cuando estos últimos se utilizan solos la concentración puede ser de 2 ppm.

2. Control de radiaciones

Dado el uso cada vez más frecuente de elementos radioactivos en las salas de operaciones,
así como la utilización del anestesiólogo para la realización de procedimientos diagnósticos o
terapéuticos que requieren rayos X, el personal de Anestesiología que tiene manejo
frecuente de estos casos debe portar placas para medición de exposiciones y estas deben ser
monitoreadas. Se recomienda la no exposición en casos en que la medición haya sido alta, o
la utilización de protección con elementos plomados o de otras sustancias impermeables,
cuando esta situación no pueda modificarse.

Las máquinas de anestesia también producen radiaciones electromagnéticas, las cuales han
sido asociadas con problemas mentales en los anestesiólogos. Por esta razón, se sugiere
tener en cuenta la exposición a este elemento, con el fin de prevenir un efecto acumulativo
que pueda desarrollarse.

3. Control de exposición por metilmetacrilato

La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), ha limitado la exposición al


metilmetacrilato a 100 ppm para un período de 8 horas. Este compuesto es especialmente
usado en procedimientos ortopédicos y neuroquirúrgicos. Actualmente se encuentran
aparatos en el comercio, que pueden reducir las concentraciones del vapor del
metilmetacrilato de las salas de operaciones en un 75%.

4. Control de la polución por ruido

La OSHA ha definido el máximo nivel tolerable de exposición al ruido en 90 decibeles para un


período de 8 horas, pero la existencia de niveles de 100 decibeles sólo permite una
exposición de 2 horas. La máxima exposición permisible es de 115 decibeles.

En este caso, el control debe hacerse en la fuente del ruido (máquinas, equipos, personas) y,
si ello no es posible, usar elementos protectores y limitar el tiempo y la frecuencia de la
exposición.

5. Prevención de la fatiga derivada del mantenimiento de la atención por largo tiempo

Este es un aspecto fundamental en la práctica de la Anestesiología, el cual se afecta por


varios factores, entre ellos, la pérdida de sueño, la fatiga, el inadecuado diseño de equipos y
ayudas (por ejemplo, monitores que no pueden leerse fácilmente), el ruido excesivo y la
exposición a los gases anestésicos.

El control, lógicamente, se orienta a la remoción de estos factores: personal suficiente,


turnos relativamente cortos, equipos y ayudas bien diseñados, control del ruido y de la fuga
de los gases.
Las alarmas, que han sido diseñadas en parte para contribuir a este control, no pueden
reemplazar las medidas de prevención antes descritas.

6. Control de riesgos de infección

Aquí se describen, en forma breve, las medidas que deben tomarse para el control de las
principales infecciones que se pueden adquirir en las salas de operaciones.

Enfermedades respiratorias virales

Se recomienda la utilización de vacunas contra el resfriado común, el uso de amadantina y el


aislamiento de los pacientes. Igualmente, se sugiere el uso de máscaras, guantes y el lavado
frecuente de las manos.

Herpes viral

Se recomienda, además del aislamiento de los pacientes, el uso de inmunoglobulina varicela-


zoster cuando haya riesgo de exposición a ese virus. Además, el uso de guantes cuando se
requiera contacto con secreciones orales o genitales de pacientes con infecciones herpéticas.

Citomegalovirus

La prevención del contagio puede hacerse con el uso de guantes durante el contacto con los
pacientes o sus fluidos. Se recomienda que las mujeres embarazadas no tengan contacto con
estos pacientes, por la posibilidad de que el virus produzca malformaciones congénitas.

Rubeola

La prevención debe hacerse al momento de la vinculación de las trabajadoras a la institución,


a través de pruebas serológicas que detecten la inmunidad y vacunación para quienes no
sean inmunes.

Hepatitis B

Se recomienda que el personal de Anestesiología susceptible de tener contacto con sangre o


fluidos orgánicos sea inmunizado contra la hepatitis B, por medio de vacunas seguras y
efectivas, actualmente disponibles.

SIDA

Como la presencia del virus en el paciente puede ser asintomática o no reconocida, se


sugiere que las medidas siguientes sean aplicadas en el contacto con todos los pacientes:
prevenir los pinchazos accidentales con agujas; usar guantes cuando se prevea el contacto
con sangre, fluidos orgánicos o elementos contaminados por estos; usar blusas, máscaras o
protectores de ojos cuando se realicen procedimientos que puedan producir salpicaduras de
sangre u otro fluido orgánico.

Adicionalmente, debe hacerse desinfección y esterilización de todos los equipos que hayan
tenido contacto con la sangre, las membranas mucosas o los líquidos orgánicos de todos los
pacientes.

7. Control del estrés, de la adicción a las drogas y del suicidio

Las condiciones especiales del trabajo del anestesiólogo que producen estrés excesivo son,
entre otras, la carga exagerada de trabajo, los turnos nocturnos, la fatiga, la creciente
necesidad de conocimientos tecnológicos, las tensiones interpersonales, la inducción
anestésica, la superposición de áreas de responsabilidad con el cirujano, el cuidado del
paciente severamente enfermo o moribundo y los problemas legales por mala práctica.

Estos factores afectan al anestesiólogo en forma diferente, dependiendo de varios aspectos,


entre los cuales sobresalen la experiencia del profesional, la cual es fundamental en la
respuesta al estrés y la personalidad del anestesiólogo.
Cuando no se pueden controlar estos factores, se puede llegar a una adicción al alcohol, a
las drogas y aún, al suicidio. Otros factores que pueden inducir al profesional a atentar
contra su vida son sentimientos de aislamiento, falta de soporte de los colegas, acceso fácil a
drogas y equipos potentes, con los cuales puede intentar el suicidio. En algunos países se ha
demostrado que el abuso en el consumo de drogas es un problema importante entre los
anestesiólogos.

Las medidas de control, por ser casos complejos y de difícil manejo, se orientan hacia las
modificaciones de las condiciones laborales, tratamiento psiquiátrico, limitación de la
disponibilidad de drogas de control en la sala de operaciones, trabajo con la familia del
profesional y rehabilitación del adulto.

Enfoque moderno hacia la calidad total

El aseguramiento de la calidad debe estar fundamentado en tres elementos básicos: la


estructura (el profesional calificado, el personal auxiliar entrenado, las áreas físicas, los
elementos y los equipos que se utilizan y su mantenimiento idóneo), el proceso (Manual de
normas y procedimientos; utilización adecuada de recursos tecnológicos y financieros;
adecuado desempeño del personal; oportunidad, suficiencia, continuidad de la atención;
trato amable con los pacientes) y el resultado (paciente satisfecho de la atención, sin
complicaciones).

El objetivo principal del aseguramiento de la calidad es el de disminuir, y en lo posible evitar,


la morbi-mortalidad de los pacientes, a través de la prestación de un servicio de
anestesiología sin errores.

Los principios de un programa de este tipo serían la competencia creciente de cada


anestesiólogo, la autoevaluación de los resultados, la reducción al mínimo de la falla humana
y, en el fondo, la concientización de los profesionales, del resto del personal asistencial y de
los responsables del manejo administrativo de las instituciones, de que debe prestarse un
servicio de excelencia.

La aplicación de estos principios en todos y cada uno de los procedimientos anestesiológicos


que se realicen, garantizaría una gran seguridad para el profesional y, en últimas, para el
paciente, objeto fundamental de la atención en anestesiología.

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