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Panorama general de las modificaciones a la materia en los Proyectos de reformas al código civil
El Anteproyecto de Código Civil de Bibiloni introduce sensibles mejoras en el método de nuestro
Código. En una Parte general se ocupa de las personas, cosas, hechos y ejercicio de los derechos (Libro I). En
el Libro II se agrupan y deslindan las fuentes de las obligaciones en una parte primera o general, y luego,
bajo el rubro “De las diversas relaciones obligatorias en particular”, reglamenta los contratos en particular,
incluyendo, tal como lo hace el Código Civil alemán, una seria de figuras que no pueden clasificarse en la
categoría de las contractuales: gestión de negocios, reconocimiento de deuda, promesa, reconocimiento de
deuda, promesa de recompensa y obligación de exhibir.
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El proyecto de 1936 contiene modificaciones que importan un mayor avance sobre la arquitectura
del Código; consta de cinco libros, un título preliminar y uno complementario. Se estructura un Parte general,
en el Libro I, conteniendo: personas, bienes, hechos y actos jurídicos, ejercicio y prueba de los derechos y
prescripción. Las obligaciones y contratos están tratados en el Libro III, al que se divide en siete secciones:
las cinco primeras dedicadas a las obligaciones en general; la sexta a las fuentes: contratos, enriquecimiento
sin causa y actos ilícitos, y la séptima a algunas relaciones obligatorias en particular. Dentro de esta Sección
VII se agrupan a veintiún títulos, además de los contratos especiales que continúan siendo el medio
fundamental de obligarse y de adquirir, algunos medios unilaterales, como las obligaciones abstractas, las
promesas de pública recompensa y la exhibición de cosas. Cabe anotar la incorporación de normas sobre la
transacción, la aparcería, el contrato de trabajo, el de obra y el corretaje.
El proyecto de 1954, obra de Llambías, se compone de un título preliminar y cinco libros. En el
Libro I contiene la Parte general: personas, bienes, hechos y actos jurídicos y tutela de los derechos. El Libro
IV, denominado de las obligaciones, está dividido en cuatro secciones: obligaciones en general, extinción,
fuentes de las obligaciones y contratos en particular.
El proyecto de 1987, luego ley vetada, sigue el método del Código e incorpora en la materia de los
contratos en general algunas innovaciones interesantes: regula los contratos atípicos y los celebrados con
“cláusulas predispuestas”, sujeta el acuerdo a las bases negociales, subjetiva y objetiva, y alude a la
“frustración del fin”, sin perjuicio de otras modificaciones menores.
El proyecto del Legislativo de 1993 no tiene mayores innovaciones, pudiendo sostenerse que sigue
el de 1987.
En cuanto al proyecto del Ejecutivo del año 1992, corrige la numeración del Código reduciendo sus
artículos. El contrato se estudia en el Libro II, Sección II, a partir del art. 850, y entre ss modificaciones cabe
destacar: la consideración particularizada de la causa, la regulación por separado, la regulación de los efectos
en general y en particular, en los bilaterales y en los onerosos.
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A partir de estas criticas, la doctrina y la jurisprudencia han formulado otra definición: “Habrá
contrato cuando dos o más partes se pongan de acuerdo sobre una manifestación común de voluntad,
destinada a reglar sus derechos patrimoniales.”
El proyecto de reformas al Código Civil de Alterini, recepciona las doctrinas vigentes y define al
contrato en el art. 899 como un “acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”.
Punto 2: Ubicación del contrato en la realidad social: Análisis económico de los problemas
contractuales. La negociación contractual.
Dimensión Sociológica.
Desde esta visión se extraen los datos relevantes de la realidad social a la hora de conformar un
contrato.
Ahora bien, ¿Qué es el contrato en la realidad social?
a) Es un instrumento para el desarrollo de las relaciones económicas:
De este modo la relacion entre el derecho y la economía (en los contratos) se torna relevante. En este
aspecto, el contrato constituye instrumento de la economía capitalista.
En economía es muy importante el concepto de propiedad, que actúa o se proyecta a través del contrato.
El contrato tiene una notable relacion con los sistemas económicos en los cuales se inserta; en los
últimos han existido dos sistemas económicos: el capitalismo y el colectivismo.
El Capitalismo es una manera de estructurar las relaciones económicas limitando el poder del Estado. Se
trata del Estado “gendarme”: al Estado sólo se le daba el control de la economía; se ocupaba exclusivamente
de la justicia y la educación.
Este sistema económico fue criticado tanto por el Marxismo que consideraba que el capitalismo producía
una acumulación de capital en desmedros de las clases trabajadoras, como por la Iglesia Católica en la
Encíclica Rerum Novarum de León XIII.
Estas dos corrientes que criticaron al capitalismo llevaron a que durante la primera mitad del siglo XX el
Estado asumiera un rol activo en las relaciones económicas (intervensionismo-keynesianismo).
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En la década de 1980 (gobiernos de Tatcher en Inglaterra y de Reagan en EE.UU.) se retorna al
capitalismo clásico del Estado “gendarme” (caída del Muro de Berlín).
Hoy en día, ya no existe el problema del Capitalismo vs. Colectivismo. Hay Capitalismo vs.
Capitalismo, es decir, hay dos vertientes de este sistema:
- Capitalismo Anglosajón: es el capitalismo clásico del Estado “gendarme”; todos los bienes patrimoniales
son susceptibles de comercializarse.
- Capitalismo Renano (alemán) o Economía Social de Mercado: el Estado toma un papel de equilibrador
en las relaciones económicas.
Con todo este desarrollo resulta obvio que no se puede estudiar al contrato sin una proyección
económica.
Las tres primeras modalidades están vinculadas al fenómeno de estandarizacion contractual: los grandes
protagonistas de las operaciones económicas son las empresas, quienes producen en masas (masificación de
la producción). Esto requiere una aceleración de la comercialización y una de las maneras es estandarizando,
unificando las condiciones contractuales.
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Estas tres figuras si bien están estrechamente vinculadas entre sí deben diferenciarse necesariamente, ya
que responden a diferentes supuestos:
1) Contratos Predispuestos
Son aquellas modalidades contractuales por las cuales una de las partes (predisponente) pre-redacta
el contrato, quedando al disponente sólo la posibilidad de aceptar o rechazar la propuesta.
El predisponente tiene mayor poder negocial que consiste en la pre-redacción del contrato (nota
característica de estos tipos de contrato).
El disponente ve afectada su libertad contractual que comprende la libertad para establecer los
contenidos del contrato.
4) Contratos Normativos.
En estos tipos de contratos, las partes, en previsión de una pluralidad de relaciones contractuales a
constituirse entre ellas en el futuro, determinan anticipadamente el esquema genérico de regulación de esos
contratos para el supuesto de que los mismos se celebren.
Las partes de antemano negocian el contenido de los futuros contratos, aunque en la hipótesis de que
decidan celebrarlo pueden ampliarlo o modificarlo en virtud del principio de autonomía de la voluntad. Se
trata de una especie de contrato marco: se sientan las bases, las directivas o pautas generales.
Cabe aclarar que las partes no quedan obligadas a celebrar el futuro contrato, pero en caso que decidan
celebrarlo, lo pactado en este tipo de contratos, obliga a ambas partes.
5) Contratos tipo.
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La mayoría de la doctrina considera que entre los contratos normativos y este tipo de contratos
existe una relacion de género a especie. Es decir que el contrato tipo es una especie de los contratos
normativos.
En este tipo de contratos, las partes, en previsión de una pluralidad de relaciones contractuales a
realizarse entre ellas, deciden establecer anticipadamente el esquema concreto del contenido de esas futuras
relaciones contractuales.
Contiene el clausulado definitivo de esos futuros contratos, por lo que para contratar les va a bastar
manifestar su voluntad de realizarlo.
6) Contratos preliminares
Suele ocurrir a veces que las partes no quieren o no pueden concluir inmediatamente un contrato, y
entonces convienen en estipularlo cuando llegue la oportunidad.
El contrato preliminar es aquel mediante el cual una de las partes o bien ambas se obligan a celebrar
en un momento ulterior otro contrato que, por contraste, suele llamarse definitivo y cuyo contenido ha
quedado determinado por aquel preliminar. La nota que los diferencia de los contratos preparatorios
(normativos y tipos) es que en éstos hay obligación de contratar en el futuro.
Atendiendo a su eficacia obligatoria, cabe distinguir dentro de la categoría, dos especies:
- la de los contratos preliminares unilaterales: cuando una sola de las partes ha quedado precisada a
celebrar un contrato en el futuro cuando el cocontratante decida hacerlo. Se trata de un contrato de
opción, porque genera a favor del contratante que no ha quedado obligado, la opción de contratar o no.
Por ej., el contrato de retroventa, en el cual el comprador está obligado a vender la cosa si el vendedor
decide recomprarla.
- la de los contratos preliminares bilaterales: cuando ambas partes quedan obligadas a celebrar en un
momento ulterior un contrato serio y definitivo (nada impide que se celebren contratos preliminares
plurilaterales).
El ámbito de aplicación de los contratos preliminares bilaterales sólo alcanza a algunas clases de
contratos.
No son aplicables:
- a los contratos reales: por que exigen para su perfeccionamiento la entrega de la cosa (por ej., en el
comodato, admitir este tipo de contratos contradice la esencia de los contratos reales),
- a los contratos formales solemnes: por que se exige la solemnidad para la validez y existencia del contrato.
No se pueden admitir los contratos preliminares bilaterales porque habría contradicción con lo que dice el
legislador respecto del cumplimiento de la solemnidad.
De este modo, el ámbito de aplicación se restringe a los Contratos Consensuales No Formales.
Dado que la naturaleza jurídica de la obligación de contratar se plantea la cuestión acerca de que es
lo que pasa cuando la obligación no se cumple.
Se puede exigir el cumplimiento y pedir indemnización por la mora. Pero en caso de que no se
cumpla se podrá pedir la resolución del contrato e indemnización por daños y perjuicios. Esto será posible
siempre y cuando se pueda exigir el cumplimiento de la obligación sin ejercer violencia sobre la persona del
obligado.
1) El Autocontrato.
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Este tipo de contrato se perfecciona con el consentimiento de una sola parte que responde a centros
de intereses distintos.
Este tipo de contratos va de la mano de la Representación (manifestar la voluntad a nombre y por
cuenta de otra persona); tiene que haber una manifestación de voluntad mediando representación.
Esa representación puede darse de dos formas:
a) Autocontratación con Doble Representación: el que autocontrata lo hace actuando a nombre y por
cuenta de dos centros de interés a los cuales representa (de dos sujetos a los que representa). El que
celebra el contrato No Es Parte, sino que enlaza a las dos partes a las cuales representa. Por ej.,
intermediación inmobiliaria: se representa a quien quiere vender y a quien quiere comprar.
Esta modalidad tiene utilidad por ej., cuando las personas que quieren contratar viven lejos y no pueden
encontrarse.
Esta forma de Autocontratación es siempre válida, aunque puede presentarse el problema de que el doble
representante haga prevalecer el interés de una de las partes en desmedro de la otra; en este caso la parte
perjudicada puede exigirle a su representante la indemnización de daños y perjuicios.
b) Autocontratación con simple representación: el que autocontrata lo hace a nombre y por cuenta propia y
a nombre y por cuenta de otro sujeto a quien representa, habiendo por lo tanto dos centros de interés, que
son el representante y el representado, por lo que el representante también Es Parte del contrato.
Puede presentarse el problema de que el que autocontrata utilice su facultad de representar para
beneficiarse o en desmedro del representado. Por esto el contrato en principio es pasible de anulabilidad
salvo que:
- Medie autorización expresa del representado pudiendo darse tanto anticipadamente como
posteriormente (una vez concretado el Autocontrato se lo ratifique).
- Medie autorización de índole legal, es decir, que el legislador autorice el Autocontrato, que en nuestro
Código Civil sólo se admite en la hipótesis del art. 1919: mandato para tomar dinero prestado o prestar
dinero. En el primer caso, el representante le puede prestar dinero al representado pero al interés
corriente con lo cual no habría conflicto de intereses (esto se puede utilizar analógicamente para otros
casos, siempre que no haya conflicto de intereses). Pero en el segundo caso, el representante no puede
tomarlo prestado para sí y pagar un interés corriente sin la aprobación del mandante. En este ultimo caso
se busca garantizar al representado que podría prestarle dinero a otro y obtener un mayor interés en el
mercado.
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Punto 3: Principios Generales del Derecho en las Relaciones Contractuales: Dimensión Axiológica o
Valorativa.
Esta dimensión apunta a saber qué valores intervienen en la noción de contrato. Desde esta
dimensión el contrato es un instrumento para la realización de valores.
En el derecho el valor fundamental es la Justicia (valor rector de todo el ordenamiento jurídico, es la
ratio del derecho, el valor de los valores).
Como el contrato tiene un contenido patrimonial es necesario tener en cuenta un valor que es propio
de la ciencia económica: la Utilidad.
Puede darse como bien decía Jack Sten, jurista francés, que se haya tensión entre estos valores: “no
todo lo útil resulta ser justo”. La labor del jurista es lograr la Justicia, pero armonizándola con la Utilidad, es
decir, debe primar la Justicia y la personalización del hombre (que el hombre sea cada vez más hombre, más
digno).
Precisamente para lograr la Justicia Contractual hay que valerse de los principios generales de
derecho. Durante mucho tiempo, sobretodo con el racionalismo que comenzó con el Code Napoleónico se
entendía que lo justo era lo acordado, pero luego se comenzó a criticar este positivismo. Para esto ayudó la
Doctrina Social de la Iglesia, por ej. la Encíclica de León XIII.
Con la expansión de los PGD se fue llegando a ver la importancia de la Justicia Contractual. Antes
los PGD eran simplemente residuales, tal como lo prevé nuestro C.C. en el art. 16, pero hoy se han
revalorizado y hay una fuerte expansión de estos valores.
Estos principios en el derecho contractual son:
1) Autonomía de la Voluntad, que se manifiesta con la Libertad de Contratar y la Libertad Contractual
2) Buena Fe
3) Abuso de Derecho
4) Razonabilidad
2) Buena fe.
En el Derecho Romano existieron ciertos contratos que engendraban obligaciones precisas y
determinadas, taxativamente establecidas en la ley de modo tal que los contratantes quedaban obligados a
cumplirlas fiel y puntualmente como resultaba de la fórmula empleada al celebrarlos, aunque ese
cumplimiento pudiera resultar a veces contrario a las normas de la equidad. Dichos contratos eran conocidos
como de derecho estricto, pudiendo mencionarse la stipulatio como un ejemplo de esa especie.
Pero junto a ellos existió otra categoría de contratos, calificados como de buena fe, tales como la
compraventa, la permuta, el mutuo, etc., que obligaban no solamente a lo expresamente pactado sino a lo que
resultase exigible entre personas justas y leales de acuerdo con las circunstancias de cada caso.
En el derecho moderno esta distinción ha desaparecido en materia contractual y cabe considerar que
todos los contratos son de buena fe.
Diversos códigos modernos sientan expresamente el principio de la buena fe. En nuestro derecho
faltaba un precepto expreso; pero tanto la doctrina como la jurisprudencia han considerado que el principio
debía estimarse implícito, como un deber inherente a las relaciones entre los hombres e incluido en los
extremos que constituyen el acto jurídico.
Con la reforma introducida por la ley 17.711, el art. 1198 ha quedado, en lo pertinente, redactado
así: “los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que
verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión”.
El texto del precepto es amplio y comprende todo el “iter contractual” tanto la celebración, como la
interpretación y la ejecución del contrato. La expresión “buena fe” no resulta fácilmente explicable.
En cuanto a la noción de buena fe, con referencia al momento de celebración, la actitud que aquí se
requiere se podría calificar como lealtad al tratar, como hábito de hablar claro, que impone el hacer patente a
la contraparte la situación real de las cosas, desengañándola de eventuales errores que sean reconocibles, y,
sobre todo, absteniéndose de toda forma de reticencia fraudulenta y de toda forma de dolo pasivo que pueda
inducir a una falsa determinación del querer de la parte contraria.
En lo atinente a la fase de la interpretación, la buena fe funciona como criterio rector bajo cuya
pauta debe ser interpretado el contrato. Y dado que la interpretación del contrato resulta necesaria para su
correcta ejecución, las pautas aplicables a aquélla han de ser igualmente utilizables para ésta.
Desde un punto de vista subjetivo, podría decirse que la buena fe en el cumplimiento de las
obligaciones, impone al deudor hacer no solamente lo que ha prometido, sino todo lo necesario para hacer
llegar a la contraparte el pleno resultado útil de la prestación debida.
Desde un punto de vista objetivo de la ejecución del contrato, la buena fe somete a contralor el
comportamiento integro de las partes; no solamente de una de ellas sino también de la otra en sus relaciones
reciprocas, en cuanto también la otra debe satisfacer de todos modos una expectativa.
La buena fe podría caracterizarse como un criterio de conducta que se asienta sobre la fidelidad al
vínculo contractual y sobre el empeño de cumplir la legítima expectativa de la contraparte; empeño en
satisfacer íntegramente el interés de la parte acreedora de la prestación. Considerada con relación al acreedor,
la buena fe le impone el no exigir más de lo necesario para obtener la satisfacción de su interés en la medida
prometida por el deudor. Y, en el supuesto de incumplimiento de éste, el abstenerse de comportarse de
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manera que aumente indebidamente la onerosidad o el perjuicio que el incumplimiento ya produce por sí en
las esfera de intereses del deudor. Expresión de la buena fe es, también, el correcto equilibrio entre los
intereses opuestos de los sujetos de la obligación. El limite de la Buena Fe es la Razonabilidad
La responsabilidad precontractual.
Como se ha visto, el art. 1198 reformado por la ley 17.711 dispone que “los contratos deben
celebrarse…de buena fe”. La reforma ha venido a resolver un debatidísimo problema planteado durante la
vigencia del código civil anterior a ella, consistente en saber si en nuestro ordenamiento era o no admisible la
responsabiidad emergente para las eventuales partes por actos que determinaran la ruptura injustificada de las
negociaciones previas y, por consiguiente, el fracaso de la concertación del negocio.
Ha quedado explicado en que consiste la buena fe con referencia al momento de la celebración del
contrato, caracterizándosela como lealtad en el trato, sinceridad en la exposición de las circunstancias que
puedan determinar la voluntad de la contraparte. Desde luego, esa lealtad y sinceridad en la conducta deben
ser no solamente simultaneas al instante de la concertación del contrato sino anteriores a dicho momento, ya
que, de ordinario las partes llevan al acto de la formalización del negocio después de un proceso mas o
menos largo de conversaciones, deliberaciones y explicaciones previas, durante las cuales deben informarse
recíprocamente acerca de los pormenores que consideren relevantes para determinar su consentimiento. Pero
la ley no determina el momento exacto en que, dentro de ese proceso de conversaciones previas, nace el
deber de buena fe. En línea general, la simple declaración de querer entrar en negociaciones ha de
considerarse irrelevante, ya que la persona a quien va dirigida puede no adherir a ella. Es menester que a tal
declaración siga la confianza de la otra parte en la seriedad de la invitación; confianza que verdaderamente
representa la circunstancia determinante que da empuje a las negociaciones y, por lo tanto, representa el
ulterior presupuesto que, juntamente con la oferta, integra el hecho constitutivo del deber de buena fe. Así
pues, el deber de buena fe nace en el instante en que alguien dirige a otro una oferta revestida de caracteres
de seriedad idóneos y suficientes para hacer nacer en el destinatario la confianza en que las negociaciones
que se inician habrán de ser llevadas a buen término.
En cuanto al contenido del deber de buena fe, y para poder formarnos una idea adecuada del mismo,
debemos partir del análisis del proceso de formación de la voluntad contractual.
Si atendemos al supuesto de formación instantánea de dicha voluntad, advertiremos que quien
formula una oferta ha estimado previamente la aptitud del contrato para satisfacer sus intereses; por su parte,
el destinatario de la propuesta, antes de aceptarla, necesita y quiere informarse de las circunstancias que le
permiten valorar la conveniencia de llevar a cabo el negocio.
Si al contrato han de llegar las eventuales partes a través de un proceso de deliberaciones previas,
resulta aun más evidente que los futuros contratantes quieren informarse adecuadamente acerca de la
conveniencia o inconveniencia que, para cada uno de ellos, puede significarles la concertación del negocio.
Ocurre asimismo que, además de necesitar las partes una información adecuada acerca de las
circunstancias que habrá de decidirlas a celebrar el negocio, se ven precisadas a mantener en reserva entre
ellas ciertas noticias o informes adquiridos durante el curso de las conversaciones, para evitar que terceros
puedan valerse de los mismos en perjuicio de los eventuales contratantes.
La consideración de estos aspectos ha llevado a la doctrina moderna a determinar el contenido del
deber de buena fe precontractual sobre la base de tres subtipos de deberes: a) de información; b) de secreto;
c) de custodia.
a) Las mayores dificultades se presentan con referencia a la delimitación del deber de información. A la
exigencia de solidaridad, de la cual es expresión el deber de buena fe, se contrapone la necesidad de
dejar cierta libertad de maniobras a los intereses en lucha, libertad de procurarse y de mantener
posiciones de ventaja. La autonomía es, a la vez, campo de colaboración y de competición; la primera es
garantía de orden, en tanto que la segunda alimenta el impulso del sistema. Dar prevalencia a la
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exigencia de solidaridad sobre la libertad de competición o a esta sobre aquella depende de la naturaleza
y de las circunstancias del contrato, de la existencia o inexistencia de relaciones entre las partes, del
grado de vinculación y de confianza entre ellas, de las practicas comerciales imperantes, de las
concepciones ético – económico – sociales vigentes.
b) En cuanto al deber de secreto, consiste en abstenerse de divulgar noticias o informes que hayan llegado a
conocimiento de alguna de las partes a causa (y no simplemente, en ocasión) de los tratos previos, y cuya
difusión pudiera originar un perjuicio para la otra parte.
c) En lo atinente al deber de custodia, basta señalar que quien haya recibido alguna cosa para promover o
facilitar la concertación de un contrato, debe cuidarla y restituirla en caso de no llegar a formalizar el
negocio.
Cabe agregar que hoy en día se habla de una responsabilidad postcontractual, es decir, la
responsabilidad que puede surgir una vez que el contrato ya fue ejecutado, como ser violar el deber de
secreto.
3) Abuso de Derecho.
Fue introducido en el art. 1071 reformado por la reforma del ’68. Este principio era extraño para
Velez, por su concepción absoluta de los derechos.
La doctrina y la jurisprudencia fueron generando una noción de abuso de derecho y ya el Proyecto
de Bibiloni comenzó a reconocer lo que ya reconocían aquellas.
¿Cuándo un acto es abusivo? Hay dos teorías al respecto:
Teoría Objetiva: se subdivide en dos corrientes
- Una considera que lo abusivo es lo contrario a la moral, las buenas costumbres o la buena fe.
- Otra sostiene que hay abuso cuando se contraría el fin que tuvo la ley al reconocer los derechos o los
particulares al celebrar el contrato (Teoría de Josserand).
Teoría Subjetiva: esta teoría, recurriendo a las fuentes de la responsabilidad subjetiva, considera que hay
abuso cuando hay dolo o culpa.
Nuestro legislador tomó la teoría objetiva en sus dos corrientes, ya que se considera que hay
ejercicio abusivo de los derechos cuando se contraríe los fines que la ley tuvo en miras al reconocerlos o al
que exceda los limites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
4) Razonabilidad.
Este principio ya existía en el Derecho Público desde hacia mucho tiempo. En el Derecho Civil
comienza a aplicarse en la década del ’70, por lo que es un principio nuevo, pero no es propio de este
derecho, sino que sus fuentes se encuentran en el Derecho Constitucional. En el Proyecto de Alterini, en el
art. 967 aplica este principio.
Este principio permite al juez realizar un cotejo productivo resolver con un sentido humano de
valoración. Lo razonable es lo juridicamente aceptable, lo cual denota una valoración humanista.
Se critica este concepto porque es muy amplio. Los dogmáticos sostienen que esto permite al
legislador moverse en un campo muy abierto, por lo cual lo juridicamente aceptable varía de acuerdo al
operador.
Por último, vale decir que este principio se va gestando y limita al Derecho Contractual, a la
autonomía de la voluntad.
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ELEMENTOS DEL CONTRATO
La posición de la Cátedra sigue a la Doctrina Moderna y divide a los elementos esenciales o estructurales
en:
- consentimiento (que presupone la capacidad y la forma).
- objeto.
- causa.
Variantes de la Manifestación.
Directa Mediante Comportamiento Declarativo: la oferta para realizar un contrato.
Directa Mediante Comportamiento No Declarativo: el cumplimiento de las prestaciones sin decir nada,
es decir, cuando el que iba a contratar, directamente ejecuta el contrato.
Indirecta Mediante Comportamiento Declarativo: la venta del inmueble que previamente se había
ofrecido en locación (es indirecta porque se había ofrecido alquilar el inmueble, pero como se lo vende
se infiere que ya no se quiere alquilar).
Indirecta Mediante Comportamiento No Declarativo: la destrucción de un testamento (se infiere
indirecta mediante la conducta de romper el testamento, la intención de revocarlo).
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1. El discernimiento constituye el elemento intelectual del consentimiento. Consiste en la aptitud de
apreciar juzgar nuestras acciones. Es “saber lo que se quiere”. Guarda relación con los momentos
interiores de concepción y realización del acto. Se desarrolla a través de pasos sucesivos: concepción del
acto como posible, apreciación de motivos, deliberación, decisión.
2. La intención es el querer humano; “querer lo que se sabe”. Jurídicamente debe entenderse que una
declaración es intencional o bien un acto, cuando el agente los ha querido o formulado con exacta
conciencia de su sentido y cabal previsión de sus consecuencias.
3. La libertad, tercer elemento requerido para que el querer sea considerado auténtico por el ordenamiento
jurídico, es algo negativo, consiste en la falta de presión externa. Son las hipótesis de la violencia, en sus
formas de fuerza o intimidación o del estado de necesidad.
Ignorancia y error.
La ignorancia y el error expresan dos estados intelectuales diferentes; la ignorancia significa la
ausencia completa de nociones sobre un punto cualquiera; el error supone falsas nociones sobre él. La
doctrina moderna prescinde del estudio de la ignorancia y se limita a considerar el error.
El error jurídico comporta una falla de conocimiento, una discordancia entre un dato determinado de
la realidad y la representación mental que de ese dato tenia el sujeto al realizar un acto que el derecho valora.
Según su intensidad el error puede suprimir totalmente la voluntad o puede viciarla sin suprimirla; el código
ha asimilado ambos supuestos.
El error descripto es el error vicio o error motivo, que se distingue del error obstativo, aunque esté
asimilado en su relevancia y consecuencias, cuya característica finca en la manifestación de una intención
diferente de la efectiva o real. Una desarmonía objetiva entre la declaración de la voluntad y la voluntad
misma.
El error vicio puede ser de hecho o de derecho. Es de hecho cuando el falso conocimiento recae
sobre un dato fáctico o de hecho, contenido o presupuesto del negocio. Es de derecho cuando se refiere “al
derecho aplicable a un caso dado”, a la disciplina jurídica del negocio, a la ley.
El art. 923 se ocupa del error de derecho disponiendo que el mismo no excusa. En ningún caso
impedirá, dice, “los efectos legales de los actos lícitos, ni excusara la responsabilidad por los actos ilícitos”.
Salvo que, de acuerdo con el art. 20 la excepción esté expresamente establecida.
Distingue el Código el error esencial del error accidental (arts. 924 y ss.); el primero es causa de
nulidad del acto (anulabilidad), el segundo, no ejerce influencia alguna sobre su validez. La doctrina clásica
seguida por Velez establece categorías típicas de errores esenciales de acuerdo con el elemento sobre el que
recae: sobre la naturaleza del contrato o in negocio (art. 924), sobre la persona (art. 925), sobre la causa
fin(art. 926 primera parte), sobre las cualidades substanciales de la cosa (estas son las tenidas en vista por los
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contratantes)(art. 926 segunda parte), o sobre el objeto (art. 927). En la doctrina moderna priva un concepto
distinto: si aquellos sobre lo cual se erró era fundamental en ese contrato determinado el error es esencial.
Pero además de ser esencial el error requiere, para ser relevante, es decir para actuar como causa de
anulabilidad del contrato, ser excusable. El art. 929 alude a este requisito en los siguientes términos: “ el error
de hecho no perjudica cuando ha habido razón para errar, pero no podrá alegarse cuando la ignorancia del
verdadero estado de las cosas proviene de una negligencia culpable”. La culpa de quien yerra, teniendo en
cuenta las circunstancias del caso particular, le veda la invocación de su error.
En la doctrina moderna el requisito de la excusabilidad es sustituido por el de la reconocibilidad del
error. El error es reconocible, por la otra parte contratante, cuanto atendidos el contenido o las circunstancias
del negocio o la calidad de las partes, una persona de normal diligencia lo hubiese podido advertir, aunque de
hecho no lo haya advertido.
La reconocibilidad del error tiene en cuenta, a diferencia de la excusabilidad, el principio
fundamental en los contratos de la tutela de la confianza en la declaración exteriorizada.
Pero es indudable que en la reconocibilidad, va, en cierto modo, implícita la excusabilidad ya que
normalmente es reconocible el error excusable; lo cual no obsta para señalar en opinión de Mosset, la
conveniencia de sustituir un criterio por otro en defensa del aludido principio de confianza.
Dolo.
El dolo como vicio para “... conseguir la ejecución de un acto, es toda aserción de lo que es falso o
disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin” (art. 931).
Cabe tener presente que cuando hay dolo siempre hay ilicitud; el engaño es, en todos los casos, contrario a la
ley. Las falsedades leves, no son dolo.
El dolo vicia la voluntad negocial actuando sobre la inteligencia mediante el engaño y, por lo tanto,
induciendo a error al autor del negocio, es decir, que cuando el error es producto de un engaño se habla de
dolo.
La reticencia dolosa (art. 933), a diferencia de la acción dolosa, es un dolo por omisión; se configura
cuando el contratante no desengaña a la parte contraria sobre un error reconocible en que incurre, o no le
suministra aclaraciones que un deber de buena fe imponía. “La ley tutela la buena fe pero no la credulidad”.
Tanto la acción como la omisión dolosa violan la buena fe con que deben celebrarse los contratos
(art. 1198).
El dolo, para actuar como vicio dela voluntad y conducir a la anulabilidad del negocio jurídico, debe
ser determinante del querer, también denominado esencial o principal (art. 932 inc. 2do.). Si el contrato
hubiese sido igualmente concluido en las mismas u otras condiciones, nos encontramos frente a un dolo
incidental, que no quita validez al acto pero obliga a reparar los daños y perjuicios causados (art. 934). La
doctrina señala un paralelismo entre error esencial y dolo determinante. Si existió el dolo en cualquiera de
sus formas, de simulación o disimulación, y si el perjuicio se produjo, no interesa la intención. El dolo no
requiere una intención especifica de perjudicar al otorgante, aunque esa es la consecuencia. La intención
puede estar dirigida a perjudicar solo por malignidad, pero también puede estar dirigida a obtener un
beneficio indebido para si o para terceros, por afán de lucro, simpatía o lo que fuere. Una acción u omisión
puede engañar a uno sí y a otro no, según sus condiciones intelectuales o biológicas, y el juzgador debe
tenerlas en cuenta para establecer si la voluntad fue determinada o no por el dolo.
Pero además el dolo debe ser grave (art. 932 inc. 1), susceptible de engañar a un hombre de mediana
prudencia. Un engaño no grave puede llegar a no ser engaño. Se traza un nuevo paralelo: esta vez entre el
dolo grave y el error excusable. Así como quien incurrió en un error por descuido no lo puede alegar,
también le esta impedido impugnar el acto a quien por negligencia se dejo engañar.
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Finalmente, el art. 932 inc. 3, menciona un requisito mas: que haya ocasionado un daño importante.
Según Mosset, el calificativo “importante” permite dejar de lado, exclusivamente, aquellas acciones u
omisiones dolosas que acarrean daños insignificantes.
El art. 932 inc 4, prohibe alegar el dolo de la parte contraria cuando a su vez se ha actuado
engañosamente (dolo reciproco).
Velez equiparó el dolo de la parte al dolo producido por un tercero (art. 935). No se ocupó para nada
del porque de la actuación del tercero, o sea, en distinguir el tercero que actúa en conveniencia con la parte
de aquel que se mueve por su exclusiva cuenta, al margen del conocimiento del contratante que obtendrá el
beneficio. Nuestros tribunales dijeron: “cuando el dolo da causa al acto, no se hace diferencia si es causado
por una de las partes o por un tercero, y es así dentro de la letra misma de la ley, sea culpable o inocente; la
diferencia estriba en que si es inocente, debe soportar la nulidad del acto jurídico, pero si es culpable también
responderá solidariamente por los daños y perjuicios”.
Violencia.
Bajo el rótulo de los hechos producidos por la fuerza y el temor se ocupa el codificador, en los arts.
936 y ss., de la violencia como vicio de la voluntad, comprensiva de la violencia material o física (vis
absoluta) y de la violencia mental, moral o psíquica (vis compulsiva). En esta ultima la violencia actúa sobre
la determinación psicológica.
Habrá violencia moral o intimidación “... cuando se inspire a uno de los agentes por injustas
amenazas, un temor fundado en sufrir un mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o de
su cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o ilegítimos”, art. 937, completado por el art. 938 “la
intimidación no afectara la validez de los actos, sino cuando por la condición de la persona, su carácter,
habitudes o sexo, pueda juzgarse que ha debido racionalmente hacerle una fuerte impresión”.
Interesa, en consecuencia, comprobar la idoneidad de la amenaza para producir una fuerte impresión
en una persona sensata sin dejar de tener en cuenta las condiciones de la víctima. La violencia debe ser
determinante del acto. La intimidación tiene que ser anterior o concomitante con el acto. La amenaza es
notable si el temor es de tal naturaleza que impresione a una persona normal, es decir, que no se trate de un
héroe ni de un pusilánime.
La amenaza del ejercicio de un derecho no es, en principio, injusta y de allí que no configure
intimidación (art. 939); sin embargo puede constituir violencia moral cuando se amenace con el ejercicio
anormal o irregular de un derecho propio, o con el objeto de obtener beneficios ilícitos.
La fuerza o intimidación pueden provenir de una parte o de un tercero (art. 941). No es indiferente
que la parte beneficiada conozca o no la actitud del tercero agresor. El conocimiento coloca a ambos (tercero
y parte) en calidad de deudores solidarios de los daños y perjuicios; la ignorancia del beneficiado hace al
tercero único responsable. En ambos casos el negocio es anulable.
Temor reverencial.
Cuando el temor no depende de una amenaza ajena sino de hechos objetivos o de impresiones
subjetivas de la víctima, sin que en ello coopere la voluntad o la acción de la persona temida, no hay
violencia ni, por ende, motivo de anulación; estamos frente al temor reverencial.
El art. 940 dice: “el temor reverencial, o el de los descendientes para con los ascendientes, el de la
mujer para con el marido, o el de los subordinados para con su superior, no es causa suficiente para anular los
actos”.
Barbero explica el temor reverencial “en el impulso espontaneo a realizar una acción, proveniente en
el temor a desagradar si no se la hace, a mostrarse desagradecido (o hasta a recibir un reproche o la
desaprobación) a una persona hacia la cual se tiene sentimientos de reverencia, de veneración, de
reconocimiento, sujeción, etc.”
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Estado de necesidad.
Debemos limitar el análisis del tema al campo del derecho civil y, en particular, considerar el estado
de necesidad como vicio de la voluntad contractual.
El estado de necesidad coloca a la víctima en la disyuntiva entre dos males graves e inminentes. En
materia contractual podemos ejemplificar con la penuria extrema que lleva a contratar en condiciones inicuas
o a no lograr satisfacer una necesidad pungente.
Para que esas presiones exteriores impersonales conduzcan a la anulabilidad del acto jurídico es
menester que esas circunstancias exteriores sean tan duras y apremiantes que importen la privación de la
libertad del agente.
En las III Jornadas de Derecho Civil (Tucumán 1967) se trato el estado de necesidad pero
preferentemente como causal de justificación de la conducta de quien causa un daño a otro. La ponencia de
Mosset lo consideraba, además, en el cumplimiento de las obligaciones e integrando la figura de la lesión
subjetiva-objetiva.
La lesión subjetiva-objetiva.
La doctrina discrepa acerca de si la lesión constituye un vicio de la voluntad (por falta de voluntad)
–opinión a la adhiere Mosset– o bien un vicio en el objeto o en la causa del negocio jurídico.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia argentinas fueron acogiendo la Teoría de la Lesión,
preparando el terreno para la reforma de la ley 17.711 que, en su modificación del art. 954, consagra
explícitamente la teoría en la modalidad subjetiva-objetiva.
La tendencia subjetiva predominante en la moderna concepción de la lesión, se inicia con el Cod.
Civil alemán en la 2da. parte de texto del art. 138. Éste junto con el art. 1448 del Cod. Civil italiano
constituyen la fuente del actual art. 954.
El art. 954, en su nueva redacción, comienza diciendo en su segundo parr.: “también podrá
demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos...”, de donde resulta que del vicio de lesión
nacen para la parte perjudicada dos acciones alternativas:
a) Demandar la nulidad del acto, con la consiguiente devolución de las prestaciones;
b) Demandar un reajuste en las prestaciones, dirigido a volver equitativo el contrato.
Pero peticionada la nulidad el demandado puede, al contestar, ofrecer el reajuste.
El elemento objetivo se configura con “una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y
sin justificación”, o bien con una “notable desproporción de las prestaciones”; en ambos casos, que difieren
exclusivamente en el margen de desequilibrio, se requiere, además, la presencia del elemento subjetivo, dado
por la explotación de “la necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra” parte.
El aprovechamiento debe ser demostrado por quien lo alega cuando el desequilibrio sea meramente
“evidente” y, por el contrario, se presume salvo prueba en contrario, cuando fuere “notable”. Hay en la
última hipótesis, una inversión de la carga de la prueba, plenamente justificada si se piensa que es lógico
inferir la explotación ante una notable desproporción. Por lo demás la demostración del aspecto subjetivo
será, en la mayoría de los supuestos, muy difícil. Buena parte de los autores critican el 3er. párr. que declara
la presunción legal de la explotación sobre la base de la “notable desproporción de las prestaciones”, por
entender que favorece abusos del demandante y, lo que es peor, excluye la buena fe de los terceros y
perjudica innecesariamente los títulos.
Con respecto al elemento subjetivo, en las Jornadas de Rosario de 1971 se entendió por:
♦ Necesidad: está dada por la falta o escasez de las cosas que son necesarias para la vida y comprende
tanto la penuria material como la moral; que sin duda, disminuye la libertad contractual. En cuanto a la
importancia de la “necesidad”, ésta es mayúscula en los contratos de consumo, en la medida en que el
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denominado “consumidor” padece la falta de bienes o servicios, que juzga indispensables, como un mal
extremo.
♦ Ligereza: alude al proceder en extremo irreflexivo o descuidado; debe vincularse con la situación
patológica de debilidad mental (propia de los pródigos, débiles mentales, etc.). El hombre de hoy, sea
por fatiga, el estrés, la vida acelerada, los requerimientos del consumerismo, la droga u otras razones,
sufre limitaciones que en muchos casos lo llevan casi sin darse cuenta a contratar en desproporción.
♦ Inexperiencia: se define como la falta de los conocimientos que se adquieren con el uso y la practica;
propia de la denominada gente “paisana”, la inexperiencia linda con la ignorancia y el error. Se vincula
con la desinformacion, con la no-profesionalidad, con el encuentro, a la hora de contratar, entre
profesionales y “aficionados”.
El art. 954, en el 4to párrafo, establece: “los cálculos deberán hacerse según valores al tiempo del
acto...”. O sea que el juez deberá remontarse al tiempo de celebración del contrato y observar si entonces, de
acuerdo con los valores vigentes, existió o no la desproporción. Del desequilibrio surgido a posteriori se
ocupa la “excesiva onerosidad sobreviniente” o Teoría de la Imprevisión, consagrada en el art. 1198.
Pero además es preciso que la desproporción subsista “al momento de la demanda”, de donde si la
lesión objetiva, aunque existente en el momento del perfeccionamiento del contrato, hubiera cesado luego
por factores extraños a las partes, no podría ser alegada.
La acción no es transmisible por actos entre vivos, pero si por sucesión mortis causa: “...solo el
lesionado o sus herederos podrán ejercer la acción...”.
La “prescripción se operará a los 5 años de otorgado el acto”. Dicho plazo ha sido juzgado
unánimemente como muy extenso.
Cabe aclarar, que aún cuando no se explicitara, la renuncia a la acción por lesión, en el mismo
momento en que celebra el acto lesivo, no es válida.
Por último, en las Cuartas Jornadas de Derecho Civil celebradas en San Rafael en 1976,
recomendaron:
I. La figura de la lesión se integra con tres elementos:
a) Desproporción;
b) Situación de inferioridad de la víctima, y
c) Explotación por parte del beneficiario.
II. El art. 954 es aplicable a los actos de comercio:
a) Si la presunta víctima es un comerciante, ordinariamente no podrá invocar la inexperiencia o ligereza;
b) La necesidad deberá interpretarse como falta de elementos indispensables para la continuidad de la
empresa;
c) Al determinar el valor de las prestaciones deberá tenerse en cuenta entre otras circunstancias, si el
comerciante cumplió no su función de intermediación.
III. En el campo del Derecho Administrativo:
a) El administrado puede invocar la lesión frente al Estado;
b) El Estado puede encontrarse también en situación de inferioridad y ser víctima de un acto lesivo.
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• Como excepciones: (es decir que el silencio vale como una manifestación de voluntad afirmativa)
cuando exista una obligación de expedirse (explicarse):
- por la ley;
- por las relaciones de familia;
- a causa de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes (dentro
del ámbito contractual)
• Como excepción a la excepción: La ley 24.240 de Defensa del Consumidor, en el art. 35 (no funciona lo
previsto en el art. 919 del C.C.) prohibe las prácticas donde se intente utilizar el silencio como
manifestación de voluntad.
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Las limitaciones a la Capacidad de Derecho importan ausencia de aptitud para ser titular de derechos
subjetivos o de deberes jurídicos y configura la incapacidad de Derecho que, en nuestro derecho, es siempre
relativa. Una incapacidad absoluta de derecho significaría negar la personalidad. La esclavitud y la muerte
civil son ejemplos en el antiguo derecho (art. 15, C.N.).
Esas incapacidades de derecho relativas dependen de la especial posición de una persona respecto de
la otra o respecto de un objeto determinado, que impide establecer una relación jurídica (contratar) porque la
ley lo prohibe de una manera expresa en busca de la defensa de la sociedad. No existiendo una prohibición
expresamente establecida por la ley, rige lo prescripto en el art. 53 que autoriza todos los actos y todos los
derechos. En las limitaciones a la capacidad de Derecho se halla interesado el orden público.
Ejemplos de estas incapacidades de Derecho Relativas pueden ser:
- El Juez, que no puede adquirir bienes que litigan en su juzgado.
- El Martillero, que no puede comprar los bienes que estén en el remate en el cual él
interviene.
- El Padre, que no puede comprar bienes de los hijos que están bajo su patria potestad.
Los actos que realizan los que se encuentran incapacitados de Derecho son nulos y de nulidad
absoluta.
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También se critica que esté dentro del C.C. ya que debería únicamente estar en el canónico, porque
como su nombre lo dice, el Código Civil sólo debe regular la vida civil.
Comerciantes fallidos.
La enumeración del art. 1160 concluye con los comerciantes fallidos (a los cuales podemos
equiparar “los concursados civiles”) que no pueden contratar sobre bienes que correspondan a la masa del
concurso.
Por comerciantes fallidos entendemos a aquellos que en virtud del auto declarativo de la quiebra han
sido desapoderados de sus bienes. “El fallido queda desapoderado de pleno derecho de sus bienes existentes a
la fecha de la declaración de la quiebra y de los que adquiera hasta su rehabilitación. El desapoderamiento
impide que ejercite los derechos de disposición y de administración”.
El fallido no pierde su capacidad jurídica ni su capacidad de obrar. Ocurre que no puede perjudicar a
sus acreedores lesionando los efectos del desapropio de que es objeto.
Ese desapoderamiento de los bienes, transmitidos a la masa de manera fiduciaria, es el que impide a
los comerciantes fallidos contratar sobre esos mismo bienes.
Según la Cátedra hay que distinguir a los quebrados de los concursados, ya que los segundos pueden
establecer acuerdos con sus acreedores, en cambio los primeros no.
Los concursados, no son incapaces sino que les falta legitimación para actuar, el fundamento de esta
falta de legitimación es que el patrimonio del concursado constituye la prenda común de sus acreedores.
Los penados.
El art. 12 del C.P. dispone que: “La reclusión y prisión por más de 3 años llevan como inherente la
inhabilitación absoluta, por el tiempo de la condena...”; esas condenas “importan además la privación,
mientras dure la pena, de la patria potestad, de la administración de los bienes y del derecho de disponer de
ellos por actos entre vivos”. Finalmente determina el artículo que “el penado quedará sujeto a la curatela
establecida por el C.C. para los incapaces”.
Varias son las sanciones que siguen para el penado a reclusión o prisión por más de 3 años afectando
distintos ámbitos, pero las que nos interesan, son las referidas a los derechos patrimoniales.
El penado no puede celebrar contratos de administración ni de disposición sobre sus bienes. Se
vuelve incapaz relativo de hecho y se lo somete a la curatela.
Estas prohibiciones se establecen para la protección del penado, pero lo que se critica hoy día es
que más que una protección, estas prohibiciones se convierten en una carga para él, ya que un tercero dispone
de sus bienes.
Inhabilitados.
El art. 152 bis establece limitaciones a los inhabilitados, estos son:
- los pródigos, que son quienes malgastan sus bienes y tienen ascendientes, descendientes o cónyuges;
- los ebrios consuetudinarios y toxicómanos, son los que dependen del alcohol y las drogas respectivamente;
- los disminuidos en sus facultades, el artículo no menciona de que facultades se trata, pero como se remite al
art. 141 algunos entienden que se refiere a las facultades mentales únicamente. Rivera, en cambio, entiende
que se refiere a ambas facultades, mentales o físicas, por ej., sordos, cuadripléjicos, etc. La doctrina
mayoritaria entiende que entran ambas facultades pero las físicas sólo cuando resulten un problema para
disponer de sus bienes.
Los inhabilitados son capaces para disponer de sus bienes pero requieren para ello de una voluntad
compleja. En los supuestos de incapacidad absoluta, la voluntad del incapaz es suplida por la voluntad del
representante; a diferencia de la inhabilitación en la cual se requieren ambas voluntades (inhabilitado +
curador-asistente).
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Los inhabilitados, en principio no pueden disponer de sus bienes, pero si el juez considera que
tampoco pueden administrarlos, lo debe especificar en la sentencia.
Nulidad de los contratos por razón de la incapacidad de las partes: interpretación de los arts. 1164 a
1166 del Código Civil. Quienes pueden alegar la nulidad y efectos de la misma.
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Cuando se trata de incapacidad de derecho “la nulidad [...] no puede ser deducida ni alegada por las
personas a las cuales comprenda la prohibición” (art. 1362), de donde será la parte capaz la que pueda
invocar la nulidad.
El incapaz a quien se acuerda como regla el derecho de alegar la nulidad, pierde ese derecho cuando
hubiera actuado con dolo (grave) para inducir a la otra parte a contratar (art. 1166). Como sanción a la
conducta artera del incapaz (art. 931), se le niega esa posibilidad que juega en su beneficio. Como la parte
capaz tampoco puede alegar la nulidad, en principio, se puede hablar de una convalidación o confirmación
indirecta, solo admisible frente a las nulidades relativas. Cuando es absoluta, la nulidad puede ser denunciada
por cualquiera.
Pero la ley, contempla dos circunstancias atenuantes a mérito de las cuales, pese a existir dolo, se
mantiene el derecho de alegar la nulidad:
a) si el incapaz fuere menor (art. 1166, in fine). Acerca de cual puede ser la minoridad contemplada, atento
a que no tiene asidero lógico jurídico que un menor de 20 años por ejemplo, sea amparado, discrepa la
doctrina: una parte, sostiene que se refiere al menor adulto, mayor de 14 años; otros, en cambio,
extienden la excepción al menor impúber que alcanzo los 10 años, en consideración a que ya alcanzo el
discernimiento para los actos ilícitos que la ley reputa existentes a esa edad (arts. 921 y 1076). Mosset
adhiere a esta ultima postura.
b) si el dolo consistiese en la ocultacion de la incapacidad (dolo incidental). Esta excepción, relativa a la
maniobra, artificio o engaño para la ocultacion de la incapacidad, recibe explicación en el Esbozo de
Freitas (art. 1879, ultima parte, que después de expresarse en términos muy semejantes a los del art.
1166, remite al art. 485 que dice: “Los artificios que no sean susceptibles de engañar, no afectaran la
validez de los actos lícitos...”, por lo que la excepción se justifica en la poca gravedad del artificio, no
susceptible en sí de engañar, aun cuando en el caso hubiera producido la consecuencia buscada). La
mera ocultacion de la incapacidad no significa el dolo al cual se refiere el art. 1166. El capaz tiene a su
elección, en los casos normales de dolo, o exigir la indemnización de los daños causados por el incapaz
que actuó con dolo u oponer a la acción de nulidad, (promovida por el representante del incapaz, o por
éste luego de recuperar su capacidad) la excepción de dolo.
Forma. Concepto.
Como vimos, la forma no es un elemento del contrato, sino que junto con la capacidad, constituyen
los dos presupuestos de validez del consentimiento.
Se puede hablar de forma en un sentido amplio y restringido.
- Sentido Amplio: se entiende como la manifestación de la voluntad que siempre necesariamente se
exterioriza de alguna forma. En este sentido no hay actos no formales.
- Concepto Legal o Restringido: surge del art. 973: “La forma es el conjunto de las prescripciones de la ley,
respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación del acto jurídico...”. Es ya
clásica la crítica que se hace a esta parte del artículo, sosteniendo que no puede ser que un conjunto de
normas (prescripciones legales) constituya la forma del acto jurídico sino que debe entenderse que como
conjunto de solemnidades prescritas por la ley o las partes; y no se debe interpretar exegéticamente la
oración que dice que deben cumplirse al momento de la formación del acto jurídico, porque la ley admite las
excepciones sobre todo en materia de actos formales no solemnes en los que se permite la conversión del
negocio jurídico.
Funciones.
En la acepción amplia la forma cumple tres funciones que también son aplicables al campo jurídico:
• Determinante: define lo ilimitado y amorfo que sería la exteriorización de voluntad por cualquier medio,
adoptando uno en concreto.
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• Unificante: porque ordena la multiplicidad de posibles formas de manifestación de la voluntad, las
sintetiza, y les da una jerarquía a cada una de ellas.
• Esquematizante: porque da consistencia universal e intemporal a una manifestación de voluntad.
Comprendiendo las funciones nos damos cuenta porqué el legislador le exige formalidades a unos
actos y a otros no y porque a veces es más estricto con la sanción que otorga a las faltas de solemnidades
y otras veces no. El legislador es más exigente cuanto más determinación y fuerza universal desea dar a
una manifestación de voluntad.
B) No Formales: son aquellos en los que rige el Principio de la Libertad de Formas (art. 974).
A su vez estos contratos pueden ser:
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B.1) No Formales Con Forma Exigida para la Prueba: son aquellos actos que producen todos sus efectos
propios aunque no tengan la forma prescripta, pero si son negados en juicio, sólo pueden ser probadas por la
forma determinada. Por ej., el art. 2006 respecto al contrato de fianza establece que si la misma es negada en
juicio debe ser probada por escrito.
B.2) No Formales Sin Forma Exigida para la Prueba: son aquellos en los que rige plenamente el principio
de libertad de formas. Por ej., depósito, mutuo, mandato.
Contratos que deben celebrarse en escritura publica: análisis del art. 1184 del C.C.
El art. 1184 establece cuales son los contratos que deben celebrarse bajo escritura publica: “Deben
ser hechos en escritura pública, con excepción de los que fuesen celebrados en subasta pública:
1. Los contratos que tuvieren por objeto la transmisión de bienes inmuebles, en propiedad o
usufructo, o alguna obligación o gravamen sobre los mismos, o traspaso de derechos reales sobre inmuebles
de otro;
2. Las particiones extrajudiciales de herencias, salvo que mediare convenio por instrumento
privado presentado al juez de la sucesión;
3. Los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones;
4. Las convenciones matrimoniales y la constitución de dote;
5. Toda constitución de renta vitalicia;
6. La cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios;
7. Los poderes generales o especiales que deban presentarse en juicio, y los poderes para
administrar bienes, y cualquiera otros que tengan por objeto un acto redactado o que deba redactarse en
escritura pública;
8. Las transacciones sobre bienes inmuebles;
9. La cesión de acciones o derechos procedentes de actos consignados en escritura pública;
10. Todos los actos que sean accesorios de contratos redactados en escritura pública;
11. Los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción de los pagos
parciales, de intereses, canon o alquileres”.
La Conversión del Contrato: Interpretación de los artículos 1185, 1187 y 1188 del C.C. La acción de
daños y perjuicios por incumplimiento de la obligación de escriturar.
Si las partes no cumplen con la escritura publica, el art. 1185 establece la Conversión del Negocio
Jurídico:
“Los contratos que debiendo ser hechos en escritura pública, fuesen hechos por instrumento
particular, firmado por las partes, o que fuesen hechos por instrumento particular en que las partes se
obligasen a reducirlo a escritura pública, no quedan concluidos como tales, mientras la escritura pública no
se halle firmada; pero quedarán concluidos como contratos en que las partes se han obligado a hacer
escritura pública”. Por ej., si las partes compran un inmueble con un boleto de compraventa, quedan
obligadas a hacer la escritura.
Si una de ellas no lo quiere hacer se verá obligada a escriturar en virtud de lo que dispone el art.
1187: “La obligación de que habla el artículo 1185 será juzgada como una obligación de hacer, y la parte que
resistiere hacerlo, podrá ser demandada por la otra para que otorgue la escritura pública, bajo pena de
resolverse la obligación en el pago de pérdidas e intereses”.(se impone el cumplimiento forzoso). A su vez el
art. 1188 agrega que: “Los contratos que debiendo ser hechos por instrumento público o particular, fuesen
hechos verbalmente, también quedarán concluidos para el efecto designado en el artículo anterior”.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia han establecido que la obligación de escriturar no es una
obligación de hacer intuito personae, por lo que el juez puede escriturar en nombre de la parte que no lo
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quiera hacer. En cuanto a las costas del juicio, por lo general, las debe pagar el que adquirió ya que el mismo
obtiene un beneficio.
b) Objeto: concepto. Diversas teorías: análisis y valoración critica. El objeto de los contratos según el
código civil. Caracteres.
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• Salvat distingue entre objeto mediato y objeto inmediato. El objeto inmediato del acto o negocio jurídico
es la relacion jurídica (por ej., en un contrato de compraventa: vender). El objeto mediato es o son las
cosas (por ej., la cosa a vender). El art. 953 cuando habla de objeto se refiere al objeto mediato. Además
sostiene que el objeto de los contratos no puede ser el mismo que el de las obligaciones.
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Sobre las cosas litigiosas (sometidas a debate judicial) dadas en garantía real (prenda, hipoteca o
anticresis) y embargadas se ocupan los arts. 1174 y 1179. Por el primero se las admite como objeto de los
contratos, en general, “salvo el deber de satisfacer el perjuicio que del contrato resultare a terceros”. Por el
segundo, se califica como delito de estelionato la contratación sobre tales bienes “como si estuviesen libres”
y frente a terceros de buena fe.
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conocerse normalmente. Esta noción de causa resulta perfectamente compatible con el sistema adoptado por
el Cod. Civil.
Diversas Teorías.
Causalismo. Concepción Clásica.
Se denomina clásica a la concepción que de la causa expuso Domat, en el siglo XVII.
Domat expuso una concepción unitaria, referida más a la causa de las obligaciones que a la de los
contratos, distinguiendo entre los contratos onerosos, los reales y los gratuitos.
1) en los onerosos, la causa es el comportamiento u obligación que asumen las partes, a la prestación
se contrapone la contraprestación, la causa es la interdependencia y reciprocidad de las obligaciones a cargo
de una y otra parte.
2) en los reales, la causa está en la entrega de la cosa y en la obligación de la otra parte de pagar lo
debido por la cosa.
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3) en las donaciones y demás contratos gratuitos, la causa está en el ánimo de realizar una
liberalidad
La causa en esta teoría es abstracta e idéntica en el mismo genero de contratos.
Anticausalismo.
Contra la noción clásica de causa sistematizada por Domat y cultivada por los exégetas franceses se
levantó la denominada Tesis Anticausalista, expuesta por primera vez por Ernst, en el año 1826.
Decía Ernst: “si la causa, en los contratos a título oneroso, es lo que cada una de las partes debe
respectivamente a la otra, se confunde con el objeto de la convención y por lo tanto de nada sirve hacer de
una sola y misma cosa dos elementos distintos, y exigir 4 condiciones: voluntad, objeto, capacidad y causa,
cuando en realidad sólo existen tres. Si en los contratos a título gratuito la causa reside en la liberalidad del
benefactor, tampoco es cierto que ésta sea por sí misma una condición exterior de la existencia de tales
contratos. No puede separarse el sentimiento que anima al donante de la voluntad que expresa, para hacer de
él un elemento del contrato”.
Los anticausalistas coinciden en afirmar que la idea de la causa es artificial, que no constituye un
elemento distinto del consentimiento o del objeto, “de la que sería preferible librar a la ciencia”.
En síntesis, la noción de causa se identifica con el objeto y por lo tanto es inútil, artificial, sería
mejor dejarla de lado.
Neocausalismo
Siendo varias las posturas neocausalistas conviene precisar los comunes denominadores que presentan:
a) Superación de la teoría clásica de Domat;
b) Afirmación de la causa como elemento estructural del acto o negocio jurídico, entendida como finalidad
c) Esfuerzo por distinguir la causa de los demás elementos.
El gran renovador de los estudios sobre la causa y precursor de las corrientes fue Capitant, para quien la
causa del contrato reside, en rigor, en la causa de las obligaciones. La define como “la consideración del fin”
a cumplir con el negocio.
La Tesis Dualista
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La tercera corriente neocausalista se orienta hacia una concepción dualista que contiene, a la vez,
aspectos subjetivo y objetivos.
Videla Escalada la define así: “la causa es la finalidad o razón de ser del negocio jurídico, entendida
en el doble sentido de la causa categórica de la figura en cuestión y de los motivos psicológicos relevantes,
admisibles para el Derecho, que en la hipótesis concreta hayan impulsado a las partes a concluir el acto”.
De esta manera se define una noción más completa e integral que tiene, al mismo tiempo, la ventaja
de mantener la solidez objetiva del primer aspecto, el uniforme, y la profundidad subjetiva que permite
introducirse en la voluntad de las partes para poder juzgar sobre la aptitud de las finalidades buscadas por los
sujetos del acto.
Causalistas
Juristas como Segovia y Llenera, dan a la causa mencionada en el art. 499 el significado de la causa
eficiente, elemento generador de la obligación, sin distinguir este concepto de otros que pudieran
desprenderse del los arts. 500, 501 y 502.
Machado y Colmo formulan el distingo entre causa fuente (art. 499) y causa fin (arts. 500 y ss.),
incluyéndose dentro del causalismo clásico de Domat, entre otros. Dice el primero de los juristas citados: “la
causa es el móvil que impulsa al agente a contraer la obligación”, pero ese móvil “no es el móvil interior que
permanece oculto sino aquel que se traduce ordinariamente al exterior en una forma material y tangible”;
(por ej. la causa de la obligación de pagar el precio en la compraventa se encuentra en la obligación de la otra
parte de entregar la cosa y viceversa).
Anticausalistas
La nomina de éstos comienza con Salvat, quien al estudiar las obligaciones en general se muestra
anticausalista: “ la teoría de la causa así comprendida –dice- presenta oscuridad y confusión; reputados
tratadistas le reprochan ser falsa e inútil y piensan que ella podría ser suprimida del código civil”.
Para Risolía el concepto de causa - fin estaría involucrado, conforme a lo que sostienen los
anticausalistas, en el objeto o en el consentimiento.
Similar criterio expresa Llambías cuando afirma: “la elaboración de una teoría del acto jurídico que
se sustente en el discernimiento, la intención y la libertad del agente hace innecesario recurrir a la teoría de la
causa final”.
También Spota afirma la inutilidad del concepto de causa – fin. Para él, todo lo que se predica de la
causa – fin “cabe perfectamente en la noción del objeto del acto jurídico y, por lo tanto, de la obligación; sea
el objeto fin individual, sea el objeto fin social”.
De la posición anticausalista de Spota, Llambías, Barcia López y otros destacados civilistas no debe
concluirse que rechazan la concepción finalista del Derecho. Ocurre que discrepan con la técnica de la
concepción Causalista y a ese finalismo, que ellos también pregonan, lo involucran en otros elementos de la
teoría de los hechos y actos jurídicos. Barcía López expresa este punto de vista diciendo: “Mas allá de la
causa, pero siempre por el fin”.
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Neocausalismo Subjetivista
Esta corriente encontró su máximo exponente en Lafaille. Para este “no seria posible equiparar el
contenido de un acto (objeto) con la causa del mismo, o sea el propósito que se tuvo en mira, particularmente
dentro de la tesis finalista”. Es perfectamente posible – agrega – “que el primero sea lícito en si y que la
inmoralidad o violación de la ley se revele por el animo del agente”. Según él, la causa debe considerarse en
el ámbito más general de los actos jurídicos, y “las doctrinas neocausalistas cooperan en primera línea dentro
del movimiento que tiende a espiritualizar la ciencia jurídica...”.
Busso define la causa diciendo: “es el conjunto de razones determinantes, particulares a cada
contratante y hechas comunes en el acto, sea por declaración expresa o por aceptación tácita”.
Para López Olaciregui “la causa constituye un elemento de la voluntad real de los otorgantes que
debe ser investigado en cada caso”.
Neocausalismo Objetivista
Esta corriente encuentra cultores en la doctrina argentina. Entre los mas destacados podemos
nombrar a Neppi, Muñoz, Fontanarrosa y otros.
Fontanarrosa dice que: “por causa del contrato ha de entenderse la finalidad económico – social que
éste, considerado objetivamente, cumple y que es reconocida por el ordenamiento jurídico”.
Neocausalismo dualista
Esta es sostenida por grandes juristas como Borda que afirma adherirse al concepto subjetivo de
causa, pero dice: “nos guardamos bien de caer en subjetivismos excesivos y estériles que no hacen sino
desprestigiar esta teoría”. Y dando su concepción, dice: “entendemos que la causa esta integrada por todo lo
que ha sido determinante de la voluntad del sujeto, siempre que esa finalidad esté incorporada expresa o
implícitamente al acto mismo. Por consiguiente comprende:
a) la contraprestación o sea el objeto del acto, que en los contratos bilaterales queda
comprendido dentro de la idea de causa, como que es el fin primero e inmediato por el cual se
contrata, y
b) los fines o motivos mediatos o personales y, por lo tanto, eminentemente subjetivos, con tal
de que esos motivos integren expresa o implícitamente la declaración de voluntad o sean
conocidos por la otra parte y, atento a las circunstancias, deban ser tenidos como fundamento de
la volición”.
Falsa causa.
El art. 501 establece que: “La obligación (acto jurídico o contrato) será válida aunque la causa
expresada en ella sea falsa, si se funda en otra causa verdadera”.
La cuestión que plantea una causa no verdadera que oculta otra (existente, real y lícita) se vincula
con el tema de la simulación (arts. 955 y ss. CC).
Interesa la causa real y no la aparente (simulación relativa) pero: “los que hubieren simulado un acto
(el motivo determinante) con el fin de violar las leyes o de perjudicar a un tercero, no pueden ejercer acción
alguna el uno contra el otro, sobre la simulación, salvo que la acción tenga por objeto dejar sin efecto al acto
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y las partes no puedan obtener ningún beneficio de la anulación” (art. 959). Buena parte de la doctrina
confunde la falta de causa con la falsa causa.
Causa ilícita.
“La obligación fundada en una causa ilícita, es de ningún efecto. La causa es ilícita, cuando es
contraria a las leyes o al orden publico” (art. 502 CC).
El motivo determinante puede ser ilícito por contrariar la ley en su letra o espíritu (ilegalidad), por
estar prohibido como atentatorio contra el orden público o, finalmente, por transgredir las buenas costumbres
(inmoralidad). El requisito de la ilicitud en la causa es esencial. Su obligatoriedad permite “ejercer, a los
tribunales, un control eficaz sobre la moralidad de los contratantes”. La causa es ilícita, como fin ilícito,
cuando tiende a “defraudar la ley”.
Estando de por medio un interés publico la nulidad acarreada por la causa ilícita no es susceptible de
confirmación, es absoluta. La necesidad de descubrir el fin perseguido permite calificar al contrato de
anulable. La prueba de la ilicitud debe suministrarla quien invoca la ilicitud. Lo mismo ocurre cuando se
invoca el error sobre la existencia de la causa o su falsedad; todos los medios son conducentes a este objeto.
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Formación y Conclusión del Contrato
Punto 1: La formación del Contrato. Sus diversas formas: instantánea o progresiva. Las tratativas
previas. Importancia de este periodo. Los deberes precontractuales. Teoría de la “punktation”: noción,
su aplicación en nuestro derecho.
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contrato hay una manifestación bilateral, oferta y aceptación, cada una de estas es una manifestación
unilateral y recepticia que se dirige a la otra parte.
Tratativas previas.
Dentro del primer período de la ideación o elaboración del consentimiento, que comienza según
vimos con el contacto inicial de los futuros contratantes, debe mencionarse algunas figuras, a saber:
a) La invitación a ofertar: es la solicitud que se efectúa por medio de una manifestación unilateral de
voluntad emanada de una futura parte, que no vincula ni engendra responsabilidad, dirigida a un número
de personas indeterminadas o al público en general por medio de circulares, catálogos o listas de precios.
Se invita a entrar en tratativas o, más concretamente, a formular una verdadera y propia oferta, o sea, una
manifestación que sumada a la aceptación posea aptitud para originar el consentimiento. Se diferencia de
la oferta porque la invitación a ofertar, como dijimos, se dirige a personas indeterminadas, mientras que
aquella por el principio general establecido en el art. 1148 C.C. requiere dirigirse a personas
determinadas.
b) La minuta: ha sido definida de diversos modos atendiendo al contenido que la misma puede tener y, por
ende, a los efectos que produce entre los tratantes.
Se mencionan en primer lugar, las minutas que constituyen una simple prememoria o mero proyecto,
redactado basándose en las tratativas efectuadas hasta entonces; luego, aquellas que tienden a fijar por
escrito el resultado aun parcial de las negociaciones y a predisponer el esquema del futuro contrato
(borrador), y, por último, las minutas denominadas perfectas que contienen explícitamente el propósito
de obligarse, pero a las cuales les falta algún elemento para ser el contrato buscado.
La importancia de la minuta es indudable a los fines de la eventual responsabilidad precontractual para
demostrar la existencia de las tratativas y el estado de las mismas.
c) La carta de intención: pertenece al género de las cartas misivas (art. 1036 CC: “las cartas misivas
dirigidas a terceros, aunque en ellas se mencione alguna obligación, no serán admitidas para su
reconocimiento”.), pero la voluntad en ella exteriorizada se halla dirigida a producir un efecto provisorio
que se agota en la preparación del contrato. No constituye el instrumento de un acuerdo ni obliga a quien
la emite. Se diferencia de la minuta, por que ésta ultima surge de ambas futuras partes, mientras que la
carta de intención es emitida por una sola de ellas.
Importancia de este período. Los deberes precontractuales.
Es de suma importancia el período de las tratativas debido a que, si bien como dijimos antes no
originan vínculo alguno y por ende, no se limita la facultad de apartarse, en caso que esa facultad de poner
fin a las tratativas sea ejercida sin un motivo justo o atendible o de manera abrupta o intempestiva (dolosa),
generaría la responsabilidad precontractual.
La oferta.
El C.C. argentino ignora la etapa de las meras tratativas, el período de la ideación o elaboración del
consentimiento. Coloca en la génesis del consentimiento a la oferta, que se ubica en el segundo periodo, en el
de la concreción del acuerdo, lo cual no significa, de modo alguno, que la etapa de las tratativas no cuente o
sea indiferente para nuestro ordenamiento jurídico. “El consentimiento (dice el art. 1144) debe
manifestarse por ofertas o propuestas de una de las partes, y aceptarse por la otra”.
Concepto.
La oferta es la manifestación unilateral y recepticia dirigida a invitar a la otra parte a celebrar un
contrato.
Requisitos.
El art. 1148 dice que “Para que haya promesa, ésta debe ser a persona o personas determinadas,
sobre un contrato especial, con todos los antecedentes constitutivos de los contratos”.
Del artículo se deduce que para que haya oferta deben darse los siguientes requisitos:
a) Debe ser RECEPTICIA, en cuanto que debe ser dirigida a persona/s determinada/s o determinable/s. No
constituye oferta el envío de tarifas, listas de precios y otros prospectos o avisos análogos, ya que tales
declaraciones, dirigidas al publico en general o a grupos de personas, constituyen invitaciones a ofertar.
b) Debe ser SERIA, VINCULANTE, es decir, formulada con la intención de quedar obligado.
c) Debe ser REFERIDA A UN CONTRATO EN PARTICULAR, típico o atipico y contener los elementos
estructurales del mismo.
d) Debe ser AUTOSUFICUENTE O COMPLETA, es decir, debe poseer todos los elementos del contrato;
sólo así se explica que la mera aceptación baste para formar el consentimiento.
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Cuando falte alguno de estos cuatro requisitos, estaremos ante una invitación a ofertar, una tratativa
previa.
Oferta al público.
La doctrina moderna, no obstante advertir las dificultades del tema se inclina por admitir la validez
de las ofertas hechas a personas indeterminadas, al público en general o a grupos de personas, cuando ellas
reúnen los restantes requisitos de la oferta y como un modo de proteger la buena fe del público.
El art. 7 de la Ley 24.240 de Protección al Consumidor, expresa: “Oferta. La oferta dirigida a
consumidores potenciales indeterminados obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice,
debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como también sus modalidades,
condiciones o limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios
similares empleados para hacerla conocer”.
Modalidades.
El art. 1153 legisla sobre dos modalidades de ofertas:
1) las alternativas –que tienen por objeto uno entre varios contratos independientes y distintos (art. 635)– o
“cosas que pueden separarse” dentro de un único contrato
– vender esto o aquello -, en cuyo caso la aceptación de uno de los términos de la oferta basta para
perfeccionar el consentimiento;
2) y la oferta conjunta, o “cosas que no pueden separarse”, de modo tal que la aceptación de sólo una de
ellas, importaría un nuevo contrato (contra oferta).
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La segunda excepción, inspirada en la doctrina francesa, nos muestra la irrevocabilidad de la oferta
que expresa o tácitamente va acompañada de un plazo. ¿Cuál es el fundamento de su fuerza vinculante? La
doctrina clásica se niega a ver en esta hipótesis una aplicación de la voluntad unilateral como fuente de
obligaciones: quien formula la oferta en tales condiciones, ofrece al destinatario un plazo para reflexionar, y
el sólo hecho de recibir la oferta sin rechazarla de inmediato importa la aceptación tácita del plazo, que puede
fundarse en el hecho de que éste es de total ventaja para la persona a quien se concede y en que la no
contestación importa uso del plazo, lo que presupone su aceptación.
La moderna doctrina, e incluso la legislación, ven en los efectos previstos en los arts. 1150 y 1156
aplicaciones de la voluntad unilateral como fuentes de obligaciones.
En el caso de la oferta a plazo, ¿qué efectos produce la revocación arbitraria o sea aquella que se
exterioriza aun no vencido el término? ¿se trata de una declaración irrelevante que no obsta a la
formalización del consensus o, por el contrario, impide el acuerdo, generando la obligación de resarcir los
daños causados? La primera consecuencia, es la que se acepta mayoritariamente, y Mosset juzga acorde con
los principios de respeto a la confianza suscitada y buena fe, que deben presidir la celebración del contrato.
(art. 1198).
La doctrina moderna, apartándose de los precedentes romanos, consagra como una necesidad
impuesta por la buena fe el principio del mantenimiento de la oferta por un tiempo razonable.
La responsabilidad en que puede incurrir quien retracte abusivamente una oferta es un paliativo
consagrado por el ordenamiento jurídico, pero no equivale, en manera alguna, a la obligación de concluir el
contrato fracasado. La responsabilidad precontractual obligará a quien retracta abusivamente la oferta a
reparar los daños negativos originados en la frustración del contrato y no los positivos o nacidos del
incumplimiento de un contrato válido. También se dirige a atemperar los efectos de la no obligatoriedad de la
oferta la norma del art. 1156: “la parte que hubiere aceptado la oferta ignorando la retractación del
proponente [...] y que a consecuencia de su aceptación hubiese hecho gastos o sufrido perdidas, tendrá
derecho a reclamar pérdidas e intereses”, que consagra una responsabilidad precontractual al margen de todo
comportamiento ilícito o abusivo.
La dificultad del sistema estriba en precisar la duración del denominado “lapso razonable”, o sea del
tiempo que dispone el destinatario para la consideración y estudio de la oferta que debe adicionarse al
necesario para que la aceptación llegue a conocimiento del oferente.
Ese lapso varía, claro está, según la mayor o menos complejidad del contrato a celebrar (por ende,
de la oferta considerar) y también según la distancia que medie entre los contratantes (puesto que el problema
sólo se da en el consentimiento entre ausentes; lo relativo a la distancia esta, en buena medida, superado por
los medios modernos de comunicación). No estando determinado en la ley quedará su fijación o estimación,
en caso de litigio, sometida a la decisión del juez.
Aceptación. Concepto.
La aceptación es la manifestación unilateral y recepticia destinada a perfeccionar el contrato.
Al comentar la Teoría de la “Punktation” señalamos que la aceptación debe coincidir sobre todos y
cada uno de los puntos o elementos de la oferta, para que se entienda formado el acuerdo de voluntades; que
cualquier modificación importa la propuesta de un nuevo contrato (art. 1152).
Requisitos.
Si bien el Código no establece expresamente los requisitos con que debe contar la oferta para que
sea válida, estos se pueden inferir de diversos artículos. Así, la aceptación debe ser:
a) RECEPTICIA, en cuanto debe ser destinada al oferente (art. 1144).
b) PURA Y SIMPLE, por que según el art. 1152 cualquier modificación a la oferta importa una contra
oferta y no aceptación; no así la oferta, la cual debe ser compleja, es decir, contener todos los elementos
del contrato.
c) EN TIEMPO OPORTUNO. El tiempo oportuno depende se di la oferta tiene plazo o si carece del
mismo. En el primer caso, el tiempo oportuno es el señalado en la misma oferta; en el segundo, va a ser
aquél antes de la retractación de la oferta, es decir, puede ser aceptada la oferta mientras que el oferente
no la retracte.
Modalidades.
La aceptación, como manifestación de voluntad que es, puede consistir en una exteriorización
directa o indirecta, mediante comportamientos declarativos o de hecho; conviene precisar que esa libertad de
formas puede ser limitada por el oferente que puede, con la finalidad de asegurar la existencia del acuerdo,
imponer a la aceptación determinadas modalidades: que se haga por escrito, carta certificada, etc. Así como
puede imponer un plazo de aceptación.
Discrepa la doctrina acerca de cuando se entiende aceptada una oferta que a pedido del proponente,
o por la naturaleza del negocio, o según los usos, no requiera una declaración de voluntad. Se propone, por
una parte, que se juzgará concluido el contrato “desde que fue recibida la propuesta, siempre que el rechazo
de ella no se produjere dentro de un termino prudencial”.
Autonomía; caducidad.
La muerte o incapacidad del aceptante, ocurridas con posterioridad al envío de la aceptación (art.
1154), no extinguen dicha manifestación de voluntad. Una vez que se envió la aceptación, ésta no se
independiza del sujeto que la envió, es decir, que la aceptación no caduca ni por muerte ni por incapacidad
del aceptante, ya que la misma es autónoma.
Punto 4: La conclusión del contrato. El momento de la formación del contrato entre presentes y
ausentes: consecuencias. Contrato por teléfono, por telex, por red telemática, por mensajero. Contrato
por correspondencia: diversas teorías; emisión de un juicio crítico en relación a las mismas. Régimen
del Código Civil.
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la formación del consentimiento, puesto que desconoce si hasta ese instante ha sido mantenida la oferta;
como no es justo detener allí el intercambio, se esperaría hasta que llegara a conocimiento de idéntica
crítica, con lo cual caemos en n verdadero circulo viciosos.
La Teoría del Conocimiento puede ser criticada, si es que exige la efectiva lectura de la carta o telegrama
por parte del oferente, desde el punto de vista de la demostración de tal hecho. De allí que sea necesario
complementarla con la presunción de que la circunstancia de haber sido recibida la aceptación importa
que el oferente está informado.
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Clasificación de los contratos.
Los contratos se pueden clasificar desde dos puntos de vista:
1. Desde el punto de vista jurídico y;
2. 2. Por su función económico social.
Contratos unilaterales y bilaterales: esta es la distinción clásica sistematizada por Pothier y es mencionada
por Vélez en el art. 1138.
a) Contratos Unilaterales: son los contratos que al momento de su perfeccionamiento (el vocablo
“perfeccionamiento” es usado como sinónimo de celebración válida), engendran obligaciones para una
sola de las partes. Son contratos unilaterales: la donación, el mandato gratuito, la fianza, el depósito, el
mutuo oneroso o gratuito, el comodato y la renta vitalicia. En estos contratos no hay interdependencia ya
que existe un solo deudor y un solo acreedor, por ende, el peso del contrato está de un lado mientras que
del otro se encuentra toda la ventaja.
b) Contratos Bilaterales o con prestaciones recíprocas: son aquellos contratos que al momento de su
perfeccionamiento engendran obligaciones recíprocas, o sea, para ambas partes. Son contratos
bilaterales: la compraventa, la cesión onerosa de derechos, la permuta, la locación de cosas, de servicio y
de obra, la sociedad, la donación onerosa, el mandato oneroso, la fianza onerosa, el juego y la apuesta.
En estos contratos las obligaciones a cargo de cada una de las partes están ligadas entre sí “por un nexo
lógico especial que se llama reciprocidad y que consiste en su interdependencia”.
Los contratos bilaterales imperfectos son aquellos contratos que en su origen solo engendran
obligaciones para una sola de las partes y que a posteriori de su celebración, durante la vida del mismo,
nace alguna obligación para la contraparte, que originariamente no se encontraba obligada. Así en el
depósito o en el comodato, si se hicieran gastos por el depositario o el comodatario tendientes a la
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conservación de la cosa, surgiría para el cocontratante la obligación de abonar esas expensas (art. 2224 y
2278, Código Civil).
La distinción entre contratos unilaterales y bilaterales es tanto de forma como de fondo.
• En cuanto a la forma:
- en los contratos bilaterales se exige el doble ejemplar, o mejor “tantos ejemplares como partes haya con
un interés distinto” (arts. 1021 y correlativos);
- tratándose de unilaterales bastará con un solo ejemplar que quedará en manos del acreedor, que es quien
tiene interés en la forma escrita a los fines de la prueba de su derecho.
• Respecto al aspecto de fondo:
- Excepción de incumplimiento: solo es posible en los contratos bilaterales porque hay obligaciones
recíprocas (el art. 1201 establece que “...una de las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no
probase haberlo ella cumplido u ofreciese cumplirlo, o que su obligación es a plazo”).
- Pacto comisorio: solo se puede dar en los contratos bilaterales; es un efecto natural, y consiste en la
posibilidad que tienen las partes de resolver el contrato ante el incumplimiento de la otra.
- Excesiva onerosidad sobreviniente: (art. 1198) solo es aplicable “en los contratos bilaterales y
unilaterales onerosos”
Plurilaterales:
Algunos dicen que se trata de una subespecie de los contratos bilaterales, mientras que otros lo
consideran como una tercera categoría, al lado de los unilaterales y bilaterales.
Se considera contrato plurilateral al que tiene, originaria o potencialmente, mas de dos centros de
intereses diferenciados (partes), sin que exista reciprocidad o interdependencia entre todas las prestaciones
nacidas del contrato.
La nota distintiva del contrato plurilateral está dada por la manifestación negocial proveniente de
más de dos partes. Esa pluralidad de partes es puramente eventual, dado que el mismo contrato puede
subsistir con dos partes, o sea como bilateral. Las obligaciones que de ellos emergen son múltiples en sentido
cuantitativo (según el número de contratantes) pero cualitativamente son idénticas y comunes.
De allí que ubiquemos a los contratos plurilaterales como una especie de los bilaterales, pero ello no
nos impide valorar las notas distintivas.
B) Formales y no formales.
a) Contratos formales: son aquellos cuya solemnidad es taxativamente prefijada por la ley (como ejemplos
de solemnidades el Código cita: “la escritura del acto, la presencia de testigos, que el acto sea hecho por
escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del lugar”).
b) No formales: son aquellos cuya exteriorización es libre y que pueden, por lo tanto, realizarse en
cualquiera “de las que el uso social considera instrumento de manifestación admisible e inequívoca”
El concepto de forma que nos da el art. 973 del C.C es el “...conjunto de las prescripciones de la ley,
respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación del acto jurídico”. (Forma no
es conjunto de prescripciones legales sino de solemnidades prescriptas por la ley.)
Cuando no se designa forma para algún acto jurídico estamos frente a un acto no formal. Susceptible
de ser realizado de la manera que los interesados juzgaren conveniente (art. 974).
C) Onerosos y gratuitos (art. 1139). Conmutativos y aleatorios. Diferencias con los contratos que
contienen obligaciones condicionales. Diversos casos.
Onerosos y Gratuitos.
a) Contratos onerosos: se dan cuando la contraprestación sigue a la prestación, por la ventaja que deviene
del sacrificio, sin que sea preciso una relación de equilibrio (matemático) o equivalencia entre las
prestaciones.
Así como la lesión (art. 954) vela por el equilibrio originario de las prestaciones (sancionando al
desequilibrio fruto del aprovechamiento); la excesiva onerosidad cuando es sobreviniente, encuentra en
la ley adecuado remedio (art. 1198, Teoría de la Imprevisión).
b) Contratos gratuitos: son aquellos en los que hay una liberalidad o un beneficio; se da algo por nada, sin
contrapartida. Ejemplo: depósito, donación.
Existe una política legislativa en disfavor respecto a esta categoría de contratos ya que quien realiza
negocios gratuitos, siguiendo un ideal de solidaridad, caridad, beneficencia, etc., disminuye su
patrimonio, puesto que salen de él bienes sin compensación alguna, y esta merma puede llegar a atacar la
legítima de los herederos forzosos, perjudicar a los acreedores y aun conducir a la indigencia al propio
autor de tales negocios, transformándolo en una carga para el Estado; de allí el disfavor con que el
legislador ve tales contratos, actitud que se traduce en preceptos que imponen formalidades.
c) Contratos incoloros: se trata de una categoría intermedia en cuanto que no se puede decir de ellos que
sean exclusivamente onerosos o exclusivamente gratuitos. Según como se los enfoque, estos contratos
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podrán ser onerosos o gratuitos. Así, por ejemplo, el contrato de fianza asume carácter gratuito si es
prestado por un amigo; en cambio, sería un contrato oneroso si el fiador fuese un banco.
Conmutativos y aleatorios.
Nuestro CC no incluye entre los preceptos que dedica a clasificar los contratos uno destinado a
distinguir la categoría de los conmutativos de la de los aleatorios; sin embargo esa distinción surge de otros
artículos tales como el 1173, 1405, 2051.
a) Contratos Conmutativos: son aquellos en que las obligaciones que asumen las partes o una de ellas son
ciertas y apreciables en su significación económica al momento de celebrarse el contrato. Las partes
conocen las ventajas y desventajas que el contrato comportará.
b) Contratos aleatorios: son aquellos en que las ventajas o perdidas para una o ambas partes dependen de
un acontecimiento futuro e incierto.
No hay que confundir el contrato aleatorio con el contrato condicional, ya que la condición es un
elemento extrínseco al contrato que se agrega al mismo, mientras que el alea es un elemento estructural del
contrato. La condición supedita la existencia del contrato condicional, en cambio, el contrato aleatorio existe,
produce efectos, pero algunas de las ventajas están supeditadas al alea.
Clasificación de los contratos aleatorios.
1) Contratos aleatorios por su naturaleza:
a) contrato de juego (art. 2052)
b) contrato de rifa (art. 2069)
c) contrato de apuesta (art. 2053)
d) renta vitalicia (art. 2070)
e) contrato de lotería (2069)
La suerte no es sino el azar que existe en mayor o menor medida en el juego y la apuesta (art. 2054) o un
medio para dividir cosas counes o terminar cuestiones (art. 2068)
2) Por voluntad de las partes: son aquellos contratos que en principio no son aleatorios, pero que las partes
pueden hacerlos aleatorios.
a) Contrato de compra-venta de esperanza (art. 1173): son aquellos cuyo objeto son cosas futuras,
y el contrato está supeditado a que llegase a existir la cosa, “salvo que sea aleatorio”, en cuyo
caso estaremos frente a una compra-venta de la esperanza, en la cual se debe el precio
independientemente de que exista o no el objeto.
b) Contrato de compra-venta a todo riesgo, con renuncia a la garantía de evicción o por vicios
redhibitorios (arts. 2098 y ss.): son aquellos en que se compra una cosa que se sabe que está
sujeta a un riesgo y el comprador la asume.
En los arts. 1404 a 1407 figuran diferentes tipos de asunción de riesgos. Se puede asumir de forma
absoluta (comprar el producido de un campo, y en caso de que no se llegue a producir nada, igualmente se
debe el precio), o relativa (comprar el producido de un campo siempre exista un porcentaje de producido).
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b) Contratos reales: son aquellos que además del consentimiento exigen la tradición de la cosa para
perfeccionarse (art. 1141)
El art. 1142 enumera los contratos reales (enumeración no taxativa): “forman la clase de los
contratos reales, el mutuo, el comodato, el contrato de depósito, y la constitución de prenda y de anticresis”.
- mutuo o préstamo de consumo;
- comodato o préstamo de uso;
- depósito o entrega de una cosa para su custodia;
- prenda: se refiere a la prenda civil, la cual exige la tradición de la cosa.
- Anticresis, que es una forma de saldar una deuda poniendo al acreedor en posesión de inmueble y
autorizándolo a percibir los frutos.
El mutuo, el comodato y el depósito, son contratos reales, mientras que mediante la prenda y la
anticresis se constituyen derechos reales.
Hay actos que no se incluyeron en la enumeración como ser, la hipoteca y la renta vitalicia mediante
los cuales se constituyen derechos reales.
E) Contratos típicos y atípicos. Distintas especies de contratos atípicos. Pautas para su integración.
El Código comete el error en llamarlos nominados e innominados dado que los asimila a los típicos
y atípicos, siendo que no los son. Los contratos nominados son aquellos que tienen una denominación legal
especial, y los innominados son aquellos que no la tienen. (art. 1143)
a) Contratos típicos: son aquellos contratos que tienen una “regulación legal”, es decir que la ley los ha
reglamentado fijándoles su contenido, efectos, exigencias, etc., ya sea en el CC o en una ley especial. Ej.,
contrato de locaciones urbanas.
b) Contratos atípicos: son aquellos que si bien no tienen una regulación legal surgen de la vida social en
razón de la libertad contractual (art. 1197). O sea, que si bien estos contratos carecen de “tipicidad
legal”, existirá en muchos una “tipicidad social”, es decir que la sociedad (“en situaciones no regladas
legalmente”, conf. art. 17 CC) por los usos y costumbres los ira reglamentando.
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- Gemelos o combinados: son aquellos contratos en los cuales una de las partes se obliga a varias
prestaciones, que corresponden a distintos tipos de contratos, mientras que la otra parte tiene a su cargo
una única prestación. Es el supuesto del contrato de pensión o de hotelería, donde se promete
alojamiento y comida a cambio de un precio en dinero.
- Mixtos propiamente dichos: son aquellos que contienen un elemento de otro tipo contractual; por ej., una
compra-venta a precio irrisorio e insignificante (querido por las partes), que equivale a una venta con
donación.
- Dúplices o de doble tipo: son aquellos contratos cuyo contenido encaja en dos tipos contractuales
distintos, apareciendo como de una u otra especie. Sería el caso del contrato de portería, por el cual una
parte se obliga a las tareas de cuidado de un edificio, vigilancia, limpieza, etc. (locación de servicios o
contrato de trabajo), y la otra a pagar por ello una suma de dinero y otorgar el uso de una habitación para
su vivienda (locación de cosa).
La variedad de estos contratos es infinita, como las necesidades a que pueden dar satisfacción. Mas
allá de que no valga la pena enumerarlos, resulta valioso mencionar algunas de las especies de mayor
vulgarización:
a) Contrato de garage: es el celebrado entre el garagista y el propietario de un vehículo o quien tiene
derecho a usarlo, a los fines de la guarda o custodia del mismo, contra el pago de un precio en dinero.
b) Contrato de publicidad: es el celebrado por un anunciador, que es quien encarga la publicidad o
propaganda, con una agencia de publicidad.
c) Contrato de espectáculo: celebrado entre el espectador, que es quien paga un precio para gozar de un
resultado, y el promotor o empresario del espectáculo, que se compromete a brindarlo de conformidad
con los anuncios, carteleras, avisos, etc.
d) Contrato de exposición: es el contrato por el que mediante una suma de dinero se tiene el derecho a
colocar de manifiesto al público determinadas cosas muebles, dentro de un espacio exclusivo.
a) Contrato de Cambio: son aquellos en los que se produce una circulación de bienes a través de su
enajenación o disposición (compraventa, permuta, cesión onerosa de derechos, etc.), o en virtud de esa
circulación pero recurriendo a la concesión del uso temporario de esos bienes (locación urbana,
arrendamiento rural, etc.).
b) Contrato de Crédito: son aquellos en los que se concretan mediante prestamos de consumo, mutuo
oneroso y gratuito, o de uso gratuito, comodato, o entrega en guarda con derecho a usar, deposito
irregular; otro tanto ocurre con el contrato oneroso de renta vitalicia.
c) Contrato de Garantía: son aquellos contratos accesorios que brindan seguridad respecto del
cumplimiento de otro contrato (contrato principal); por ejemplo, el contrato de fianza, si el deudor no
cumple, las obligaciones las cumple el fiador o garante.
d) Contrato de Custodia: son aquellos que tienen finalidad de guarda o conservación, como ocurre en el
contrato de deposito regular, voluntario o necesario (por el cual el depositante entrega al depositario una
cosa para que la guarde y la entregue cuando le sea requerida) generalmente gratuito en el ámbito civil y
oneroso en el comercial; lo mismo ocurre en los contratos atípicos de garaje y de guarda en cajas de
seguridad.
e) Contrato de Cooperación: son aquellos contratos en los cuales medie una función de cooperación para
alcanzar un fin determinado. Por ejemplo, el contrato de locación de obras y de servicios; el contrato de
mandato, por el cual el mandatario contribuye con el mandante para alcanzar un fin determinado.
f) Contratos de Previsión: son aquellos contratos destinados a la prevención de riesgos; por ejemplo, la
renta vitalicia, en el derecho civil y el seguro, en el comercial, cumplen con dicha finalidad.
g) Contrato de Recreación: son aquellos contratos que aun cuando no cumplen una función económica
tienen una misión de entretenimiento o recreación de la personas. Por ejemplo, el contrato de juego y
apuesta, y el contrato atípico de espectáculo publico.
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Prueba. Interpretación, integración y calificación del contrato.
Punto 1. Prueba: Concepto. Medios probatorios. La prueba de los contratos formales. Excepciones al
principio del art. 1191 del CC. Conflictos de prueba: instrumento público e instrumento privado.
Sistemas de prueba.
Hay dos sistemas extremos y uno intermedio:
• Sistema de la prueba legal: es aquel en el cual la ley dispone cuando se encuentra acreditado un hecho o
acto jurídico. Este es un sistema extremo en el que la actividad del juez se encuentra muy limitada.
• Sistema de la libre convicción: este sistema es el otro extremo y consiste en dejar al libre arbitrio del
juez la determinación de cuando se tiene acreditado algún hecho sin dar ninguna explicación.
• Sistema de la sana crítica o intermedio: este sistema combina los dos anteriores: el juez determina
cuando un hecho se encuentra probado pero debe dar explicaciones del porqué de su decisión y que fue
lo que tuvo en cuenta. Este sistema es el adoptado por el CPCC de Santa Fe.
Medios probatorios
La actividad probatoria se cumple en el proceso y está dirigida a convencer al juez de la verdad de lo
afirmado.
El interés en probar se refleja en el tema “carga de la prueba”, o sea en lo referente a saber cual de
las partes en el proceso tiene la obligación de realizar la prueba.
En cuanto a la carga probatoria, en principio (Teoría Clásica), quien alega un hecho debe probarlo.
Pero excepcionalmente, en virtud de la “teoría de la carga probatoria dinámica”, debe probar la parte que se
encuentre en mejores condiciones de hacerlo. Esta teoría es aplicable con frecuencia en la responsabilidad
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médica, así por ej. , respecto a la mala praxis, la alega el paciente, pero la clínica deberá ofrecer la prueba por
estar en mejores condiciones para hacerlo.
Los medios probatorios son los instrumentos aptos para lograr la demostración, en los que el juez
encontrará los motivos de su convicción y que se encuentran en la legislación de fondo. Hay que distinguirlos
de los modos probatorios que son cómo esos medios se insertan en el proceso y que es materia de los
Códigos Procesales.
El art.1190 CC contiene una enumeración de medios probatorios por los cuales se demuestra la
existencia de los contratos en general. Para cada contrato en particular existen artículos específicos.
“Los contratos se prueban por el modo que dispongan los Códigos de procedimientos de las
Provincias federadas:
a) Por instrumentos públicos;
b) Por instrumentos particulares firmados o no firmados;
c) Por confesión de partes, judicial o extrajudicial;
d) Por juramento judicial;
e) Por presunciones legales o judiciales;
f) Por testigos”.
Según Mosset, esta enumeración no es taxativa y por ende no excluye la posibilidad de que los
contratos sean probados por otros medios dispuestos por los Códigos de procedimientos o no incluidos en
ellos.
Instrumentos Públicos
En los arts. 979 a 996 se ocupa el Código de los instrumentos públicos en general y, luego, de las
escrituras públicas en particular (arts.997 a 1011). Los instrumentos públicos hacen plena prueba y se
presumen auténticos por de la presencia del funcionario público y de la sujeción a las reglas prescriptas por la
ley para su confección. Si el funcionario público se encontraba inhabilitado o en una situación similar, eso no
le quita valor al instrumento pero se convierte en un instrumento privado.
El valor probatorio puede ser destruido por una acción civil o penal de falsedad, hasta tanto hace
plena fe de los hechos cumplidos por el oficial público o pasados en su presencia, entre partes y frente a
terceros, no así de los hechos que las partes manifiesten.
b) Instrumentos privados
Estos se denominan así por no requerir la presencia del oficial público, condicionan su eficacia
probatoria al reconocimiento de la firma y además, frente a terceros, al logro de una fecha cierta. El art. 1190
habla de “instrumentos particulares firmados o no firmados”. El código se ocupa de tales documentos en los
arts. 1012 a 1036.
El art.1026 establece que “el instrumento privado reconocido judicialmente por la parte a quien se
opone, o declarado debidamente reconocido, tiene el mismo valor que el instrumento público entre los que lo
han suscripto y sus sucesores”. Pero “...no prueban contra terceros o contra sucesores a título singular, la
verdad de la fecha expresada en ellos” (art.1034), si no se les confiere “fecha cierta” sobre la base de alguno
de los modos previstos en el artículo1035.
No obstante que el art.1012 define al instrumento privado y preceptúa que “la firma de las partes es
una condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada”; pero hay instrumentos que
aunque no estén firmados tienen valor probatorio como por ej., los libros de comercio. Llambías analizando
el art. 1012 considera que los instrumento privados en un sentido amplio engloban tanto los documento
firmados como los no firmados, mientras que en un sentido estricto solo documentos firmados.
Los instrumentos privados para tener eficacia probatoria requieren:
- el reconocimiento por las partes;
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- la firma, que es la forma habitual con la cual alguien se identifica
- doble ejemplar o tantos ejemplares como partes existan (art. 1021)
- fecha cierta (art. 1035) para ser oponible a terceros.
Confesión de partes.
La confesión “es la declaración que una parte hace de la verdad de hechos desfavorables a ella y
favorables a la otra parte”. Es la prueba por excelencia, a tal punto que desplaza a las demás. Tiene eficacia
práctica, puesto que elimina la controversia, pero ello no quiere decir que lo confesado tenga “valor
probatorio” en cuanto puede muy bien no ser verdad. La confesión debe emanar voluntariamente de la
contraparte, con plena conciencia de que con ella está favoreciendo a la otra parte y perjudicándose (es el
ánimus que se exige para la confesión)
La confesión judicial es la que se presta dentro del proceso, del modo que disponen los códigos
procesales, sea ella espontánea o provocada. Puede ser, asimismo, expresa o tácita, esta última confesión se
tendrá en caso de incomparecencia, de rehusar responder o de hacerlo en forma evasiva.
La confesión extrajudicial es la hecha fuera de juicio, “por escrito o verbalmente, frente a la parte
contraria o a quien la represente”. Hace plena prueba siempre que sea acreditada por los medios establecidos
por la ley.
Juramento judicial
Consiste en someter la decisión del juicio a la palabra de una de las partes, presuponiendo la
honradez de lo que dice. Es muy poco usado.
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- Juramento estimatorio o supletorio, por el cual se completa la prueba, “cuando la
demanda o las excepciones no son plenamente probadas, pero no están absolutamente
desprovistas de prueba”, o bien se establece el valor de la cosa demandada. Por ejemplo,
cuando el que presta juramento estima lo que se refiere a la cuantía de un daño o perjuicio.
Presunciones
Las presunciones dan por asumida la realidad de los hechos antes de cualquier demostración; son
consecuencias extraídas de ciertas circunstancias que tienen por finalidad excluir la carga probatoria o bien
desplazarla.
- Presunciones legales: pueden ser presunciones iuris et de iure (que no admiten prueba en contrario) o
iuris tantum (que admiten prueba en contrario).
- Presunciones judiciales u hominis: son aquellas en las que se basan los jueces ante la ausencia de una
prueba directa.
Los testigos
Son las declaraciones en juicio que realiza una persona sobre lo que sabe o presenció. Debe tratarse de
un tercero imparcial, ya que de no ser así se lo puede tachar.
La idoneidad de los testigos será apreciada por el juez, al dictar sentencia definitiva teniendo en
cuenta las circunstancias y motivos que corroboren o disminuyan la fuerza de las declaraciones. La
apreciación de este medio de prueba debe hacerse con suma cautela, valorando el juez el carácter de los
testimonio, la credibilidad de los testigos, etc.
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Se incluye indebidamente el caso en que “la cuestión versare sobre los vicios de error, dolo,
violencia, fraude, simulación o falsedad de los instrumentos de donde constare” el contrato, por cuanto en
tales cosas se trata de probar meros hechos y no de la prueba del contrato, pudiendo recurrirse con entera
libertad a cualquier medio probatorio.
1) La imposibilidad de obtener la prueba designada por la ley, primera hipótesis de excepción, nos lleva a
distinguir entre la imposibilidad de presentar la prueba, no obstante haberse formalizado el contrato, y la
imposibilidad de celebrar el contrato de acuerdo con la forma requerida para la prueba. La ley parece
referirse a este segundo supuesto cuando interpreta que “se juzgará que hay imposibilidad de obtener o
de presentar prueba escrita del contrato, en los casos de depósito necesario o cuando la obligación
hubiese sido contraida por incidentes imprevistos en que hubiese sido imposible formarla por escrito”
(art. 1192, primera parte) como por ej., en el caso de que un médico atienda a una persona el la calle, no
le va a exigir que firme un contrato de locación de servicios.
En los contratos solemnes, probada la documentación (es decir la formalización conforme a la
solemnidad exigida) se entiende probado el contrato, aunque falte el documento por pérdida o extravío.
En los contratos con forma para la prueba no será necesario probar la documentación, pues ésta no hace
a la validez sino a la demostración del negocio, bastando con justificar la “imposibilidad” de formalizar.
El depósito necesario es el ocasionado por “incendio, ruina, saqueo, naufragio, incursión de enemigos o
por otros acontecimiento de fuerza mayor” (art. 2277); son ellos los “incidentes imprevistos” a que alude
el texto del art. 1192.
2) El principio de prueba por escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumento privados”, es la
segunda hipótesis de excepción. El Código, en el art. 1192, segunda parte, da la noción de “principio de
prueba por escrito” al decir que es cualquier documento público o privado que emane del adversario, de
su causante o de parte interesada en el asunto, o que tendría interés si viviera y que haga verosímil el
hecho litigioso.
3) El principio de ejecución se encuentra contemplado en el art. 1191 como excepción a la regla sobre la
prueba de los contratos formales, el hecho de que “...una de las partes hubiese recibido alguna prestación
y se negase a cumplir el contrato”; este “principio de ejecución”, de una o más prestaciones, puede
provenir de cualquiera de las partes. La negativa de la contraparte respecto del cumplimiento de la
prestación a su cargo, sobre la base de la omisión de la formalidad, origina el planteo judicial acerca de
la prueba del negocio.
La aplicación de esta excepción es frecuente en los contratos de locación de cosa, de obra o de servicio,
para cuya validez no se exige una formalidad, pero cuya prueba, cuando el objeto supera los diez mil
pesos, debe prestase por documento privado (art. 1193). Negada la existencia del contrato por una de las
partes y habiendo principio de ejecución (entrega de la cosa al locatario, prestación del servicio por el
locador o ejecución en alguna medida de la obra por el empresario), se abra la posibilidad de probar el
negocio por los restantes medios enumerados en el art. 1191.
Punto 2. Interpretación: concepto. La interpretación de los contratos civiles: criterios del codificador,
valoración crítica. Las reglas de interpretación del Código de Comercio: carácter, clasificación. Su
aplicación a la interpretación de los contratos civiles. Las reglas de interpretación en los contratos
predispuestos.
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La buena fe objetiva recibe amparo cuando se la considera tanto en su aspecto compromisorio
(reclamando del deudor el fiel cumplimiento de la obligación) como en la eximente o absolutorio, cuando
concurre en auxilio del deudor frente a un acreedor usurario, a un acreedor que pretende desconocer el
cambio de las circunstancias tenidas en vista al contratar, a un acreedor que pretende ignorar el estado de
necesidad que aflige a su deudor, a un acreedor, en fin, que intenta ejercitar su derecho de manera abusiva,
sea con intención de dañar a su deudor.
La buena fe subjetiva logra amparo cuando se protege a los adquirentes que obran sobre la base de la
confianza que suscita un derecho aparente, cuando se protege a quien no puede advertir un error no
reconocible, cuando para la formación del consentimiento y la interpretación del contrato se atiende a los
términos que se desprenden de la declaración y no a los que permanecen guardados en la conciencia de los
celebrantes. En su aspecto subjetivo alude a un estado de conciencia que consiste en ignorar que se está
perjudicando un interés ajeno tutelado por el Derecho; es también la creencia en la apariencia de una relación
cualificante que legitima a la contraparte (es decir a aquel con quien se entra en relación contractual (a
disponer del derecho de que se trata en el acto o negocio. A veces la buena fe amplía las obligaciones
contractuales ya existentes y las integra con obligaciones primarias y secundarias de conservación y respeto
del derecho ajeno; otras veces, alivia o atempera las obligaciones asumidas en el contrato.
Según Mosset, con ese alcance debe interpretarse la segunda parte del párrafo inicial del art. 1198:
“...y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado
y previsión”. Las partes sólo entendieron (o pudieron entender) lo que conocieron (o pudieron conocer); es
decir, básicamente, lo declarado o exteriorizado. Como excepción tendrá relevancia la voluntad real que no
se desprenda de la declaración, cuando se pruebe que el destinatario conocía la intención oculta.
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Se debe buscar la “intención común” de los contratantes y no la individual de cada uno de ellos, lo que
tuvieron en mira ambas partes y no lo que cada uno pudo perseguir como finalidad personal. No hay que
caer en el extremo del subjetivismo.
d) Interpretación fáctica:
El art. 218 inc. 4 dice que “Los hechos de los contrayentes, subsiguientes al contrato, que tengan relación
con lo que se discute, serán la mejor explicación de la intención de las partes al tiempo de celebrar el
contrato”.
Sólo se ha de recurrir a estos elementos extrínsecos, que arrojan luz sobre la intención, habiendo
ambigüedad en las palabras.
En la aplicación práctica que los contratantes han realizado de las estipulaciones del contrato, aplicación
anterior a las desaveniencias, se encuentra el genuino sentido de las mismas. Esta interpretación se llama
fáctica o auténtica, por provenir de los hechos de los propios contratantes.
e) Interpretación conservadora:
El art. 218 inc. 3, dispone: “Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales resaltaría la
validez, y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero.
Si ambos dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el sentido que más convenga a la
naturaleza de los contratos, y a las reglas de la equidad”.
La primera parte del inciso consagra el principio de la conservación del contrato: en caso de ambigüedad
debe estarse por la producción de efectos jurídicos no siendo dable interpretar que las partes han hecho
algo inútil o ilusorio. Lo mismo ocurre cuando la cláusula es equívoca acerca de la extinción o no del
negocio: debe estarse por el mantenimiento de los efectos.
La conservación del contrato, a su vez, permitirá a las partes lograr el efecto económico perseguido.
Deben tomarse en consideración los fines económicos que las partes persiguieron al contratar a efectos
de realizar una correcta interpretación de los contratos.
La segunda parte del inc. 3 apunta a una interpretación acorde con la naturaleza del contrato y las reglas
de la equidad. Por medio de la calificación del contrato se determinará la naturaleza de la relación
jurídica y se la clasificará, tanto desde el punto de vista jurídico como del económico, entre las
categorías jurídicas existentes. La interpretación debe tomar en cuenta la índole del contrato: si oneroso
o gratuito, bilateral o unilateral, etc., o bien si tiende al cambio de prestaciones o a unión de esfuerzos, a
la previsión, etc.
El juez verá en cada caso, según su prudente arbitrio, cuál es la interpretación que más se acomoda con
la naturaleza del contrato y las reglas de la equidad, y que conforme a una interpretación finalista
permita a las partes alcanzar los fines perseguido, debiendo el juez colmar los vacíos y remediar los
defectos de sus declaraciones.
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Las reglas de interpretación de los contratos predispuestos o bajo condiciones generales de
contratación.
Las reglas mencionadas hasta el momento no pueden aplicarse en los contratos predispuestos,
porque es raro encontrar la voluntad real común, no es fácil discernirla.
Las reglas para la interpretación de los contratos predispuestos son objetivas y en general no son
reglas legales sino doctrinarias y aplicada en la jurisprudencia.
Entre tales reglas podemos mencionar:
a) Favor Debilis.
En caso de duda hay que estar por la liberación de la parte más débil, que es el adherente. Es una regla
legal que surge del art. 218 inc. 7 del Código de Comercio.
b) Contra estipulante.
En caso de dudas hay que estar a la interpretación mas desfavorable para aquél que ha predispuesto el
contrato. La interpretación debe ser contraria a los intereses del predisponente; sería una sanción por
haber redactado el contrato inadecuadamente.
c) Prevalecer las cláusulas especiales por sobre las generales.
En caso de conflicto entre las reglas especiales y las generales, prevalecen las especiales.
d) Prevalecer las cláusulas incorporadas por sobre las pre-impresas.
Las cláusulas incorporadas son aquellas que habiendo sido objeto de negociación, son anexadas
(generalmente escritas a mano). Estas deben prevalecer por sobre las pre-impresas ya que reflejan mejor
el querer de las partes contratantes.
Integración del contrato: concepto. Emisión de juicio crítico. Calificación. Quién califica el contrato.
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BOLILLA VI
Vicisitudes y efectos de los contratos.
Ineficacia Originaria.
Nulidad. Anulabilidad.
La nulidad es una sanción legal que priva al acto de sus efectos propios en virtud de un vicio
existente al momento de la celebración. Se trata de defectos inherentes a la estructura del contrato que
producen “un estado originario de muerte”, en el caso de la nulidad, o bien “un estado de enfermedad” que
puede conducir a la muerte, en el caso de la anulabilidad.
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Algunos autores, generalmente la doctrina francesa, solían distinguir entre nulidad o invalidez e
inexistencia:
- Nulidad o invalidez: cuando el acto posee todos los elementos estructurales, pero uno de los mismos se
encuentra viciado. Por ej., el acto celebrado por un incapaz.
- Inexistencia: cuando el acto carece de uno de los elementos estructurales. Por ej., un contrato sin objeto.
Esta distinción en la actualidad carece de trascendencia. La nulidad puede provenir tanto de la falta
de un elemento estructural como de un vicio en alguno de los elementos estructurales y la nota al art. 1038
establece que ambas (invalidez e inexistencia) se regulan de la misma manera.
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Esto encuentra sustento en el art. 18 del C.C. que establece que “los actos prohibidos por las leyes
son de ningún valor, si la ley no designa otro efecto para el caso de contravención”. O sea que la sanción de
cualquier acto ilícito es la nulidad aunque la ley no diga expresamente “bajo pena de nulidad”.
Efectos de la nulidad.
El principio general está consagrado por los art. 1050 y 1052. El art. 1050 establece que “La
nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo o igual estado en que se hallaban antes del acto
anulado”, y el art. 1052 dice que “La anulación del acto obliga a las partes a restituirse mutuamente lo que
han recibido o percibido en virtud o por consecuencia del acto anulado”. Se desprende de ambos textos que la
nulidad tiene efecto retroactivo o ex tunc al momento de celebración del acto.
La excepción a este principio general se encuentra en el art. 1165 según el cual en el caso de un
contrato celebrado por un incapaz, establece que “Declarada la nulidad de los contratos, la parte capaz para
contratar no tendrá derecho a exigir para exigir la restitución de lo que hubiere dado, o el reembolso de lo
que hubiere pagado, o gastado...”, pero el artículo establece una excepción a dicha excepción al decir
“...salvo si probase que existe lo que dio (en el patrimonio del incapaz), o que redundara en provecho
manifiesto de la parte incapaz”.
Rescisión.
Es un acuerdo entre las partes para poner fin al contrato. También se llama “distracto”. Esta prevista
en el art.1200 C.C. que establece que “Las partes pueden por mutuo consentimiento extinguir las
obligaciones creadas por los contratos, y retirar los derechos reales que se hubiesen transferido...”
Se trata de la posibilidad de extinguir relaciones jurídicas creditorias y reales por un nuevo contrato.
Por mutuo acuerdo, por un nuevo contrato se rescinden las relaciones jurídicas para el futuro, sin alterar los
efectos ya producidos, opera ex nunc, salvo que las partes quisieran otorgarle otro efecto diferente. La
rescisión sólo se concibe en contratos no agotados por cumplimiento, es decir, en contratos en vías de
cumplimiento, ejecución continuada o tracto sucesivo o en aquellos cuyos efectos no han empezado aún a
producirse.
Para la cátedra la rescisión es siempre contractual, ya que va a estar en la voluntad de las partes el
ponerle fin a un contrato.
Alterini, por su parte, considera que la rescisión puede tener fuente contractual o legal, surgir de
ambas partes o de una de ellas, y da como ejemplo el supuesto contemplado por el art. 1638 que permite al
dueño de una obra desistir de la ejecución de ella por su sola voluntad, indemnizando al locador.
Revocación.
El art.1200, segunda parte, dice “...y pueden también (las partes) por mutuo consentimiento revocar
los contratos, por las causas que la ley autoriza”
No obstante el texto, la doctrina está de acuerdo en sostener que no es el mutuo consentimiento el
que se necesita para revocar un contrato, pues lo característico de la revocación es la extinción por voluntad
de una sola de las partes.
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Quien revoca retrae su voluntad originaria, que concurrió a dar nacimiento al negocio, y ocasiona la
cesación de los efectos desde ese momento para el futuro, ex nunc. Las consecuencias ya producidas quedan
firmes entre partes y frente a terceros. Los únicos contratos que admiten la revocación son la donación y el
mandato, ya sea oneroso o gratuito.
Las causas de revocación son exclusivamente legales, o sea que las partes no pueden pactar causales
de revocación.
Hay algunos autores que dividen las causas legales en:
- Discrecionales: la ley autoriza a revocar un contrato por propia voluntad sin necesidad de invocar causa
alguna. Por ej., el mandato, el cual se puede dejar sin efecto por la sola voluntad del mandante.
- Causadas: solo se puede revocar el contrato si se acredita la causa contemplada en la ley. Por ej.,
ingratitud del donatario.
Resolución.
Tiene lugar cuando una de las partes la solicita en virtud de una cláusula resolutoria prevista en el
contrato o de una disposición legal.
La resolución actúa opera ex tunc, retroactivamente, salvo los efectos ya cumplidos, en los contratos
de ejecución continuada o tracto sucesivo de prestaciones equivalentes y divisibles, “que quedarán firmes”
(art.1204, primera parte), como por ej., en un contrato de locación, se dispone el uso y goce de la cosa y cada
mes se debe pagar $500. Las prestaciones son equivalentes porque usar la cosas equivale a $500, y también
es divisible porque el contrato de locación es de 24 meses y cada cuota equivale a $500; en este caso si hay
incumplimiento, lo pagado queda firme.
Entre las causales de resolución contenidas en la ley podemos citar:
El pacto comisorio implícito que autoriza a la parte cumplidora (por voluntad de la ley), ante el hecho
futuro e incierto (que la prestación no sea ejecutada por el deudor) a la resolución del contrato por
alguno de estos procedimientos. (art. 1204)
La imposibilidad de cumplimiento de la prestación a cargo de uno de los contratantes, que resulta de un
hecho posterior al contrato y no imputable a las partes, produce la resolución del contrato. “La
obligación se extingue (dice el art.888 C.C.) cuando la prestación que forma la materia de ella, viene a
ser física o legalmente imposible sin culpa del deudor”. La pérdida de la cosa debida (según el art.891)
se produce en tres situaciones:
1) cuando la cosa ha sido destruida completamente;
2) cuando la cosa ha sido puesta fuera del comercio, y
3) cuando se la ha hecho desaparecer y no se sabe donde se encuentra.
La excesiva onerosidad sobreviniente es también causa de resolución del contrato, según lo establece el
art.1198; la particularidad consiste en la posibilidad, acordada al demandado “beneficiado”, de impedir
la resolución “ofreciendo mejorar equitativamente los efectos del contrato”.
Entre las causales pactadas por las partes podemos citar:
El pacto comisorio expreso que autoriza a la parte cumplidora, ante el hecho futuro e incierto de “que
alguna obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas”, a optar por la resolución del
contrato, declarando su voluntad en tal sentido y comunicándola a la incumplidora según lo expresado en
el art. 1204 tercer párrafo. Pero además la parte cumplidora puede optar “...por exigir a la incumplidora
la ejecución de sus obligaciones con daños y perjuicios” (art.1204, párrafo cuarto).
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La frustración del fin tiene su origen a comienzos del siglo XX: con motivo del desfile
correspondiente a la coronación del Rey Eduardo VII fue alquilado el uso de ventanas con el propósito de
poder verlo; el desfile fue cancelado por enfermedad del Rey. Las soluciones tuvieron diversos matices, pero
en uno de esos casos el arrendatario fue librado de pagar el precio entendiéndose que el paso del desfile real
“fue considerado por ambas partes como fundamento del contrato”.
La frustración del fin se da cuando se da cuando aunque la prestación siga siendo posible, se
produce la frustración del fin por causas ajenas a las partes, esto es, cuando se torna imposible obtener su
finalidad propia, haciendo el contrato inútil y carente de intereses.
Esta teoría esta prevista en el Proyecto de Reforma de Alterini en el art. 1059.
En las XIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Bs. As., 1991), la Comisión consideró a la
frustración del fin del contrato como un capítulo inherente a la causa y determinaron como presupuestos la
existencia de un contrato válidamente constituido; acontecimiento anormal, extraordinario, imprevisible,
sobreviniente, ajeno a la voluntad de las partes y que la parte que la invoque no se encuentre constituido en
mora
Parte.
Parte en un contrato es el titular del “centro de interés” y puede estar compuesta por una o varias
personas.
Generalmente es parte el otorgante del contrato, cuando él lo celebra a nombre y por cuenta propia.
Pero no siempre el que celebra o interviene en la formalización del contrato es parte: puede mediar un
desdoblamiento, y el que contrata puede estar actuando en nombre de otro, es decir, media representación, la
parte es el representado, ya que es el centro de interés.
Excepciones al principio
Los sucesores universales en principio son tratados como parte en los contratos de los cuales el
causante era parte. Pero el art. 1195 marca tres excepciones:
Cuando el contrato cree derechos u obligaciones inherentes a la persona del causante: esto se relaciona
con el art. 498 que establece que no son transmisibles a los herederos, pero no dice qué se entiende por
“inherente a la persona”. No hay claridad en la doctrina respecto a cuando se considera que un derecho
es inherente a la persona. Llambías, tal vez el mas acertado, entiende que “un derecho es inherente a la
persona, cuando ya por su naturaleza, ya por una disposición de la ley, es inconcebible su ejercicio
independientemente del individuo humano a favor de quien está instituido”. El ejemplo más gráfico es el
contrato de locación de obra, si se contrata a un pintor famoso para que pinte un cuadro, ese contrato está
pensado para ser hecho por ese pintor y sólo por él (obligación intuito personae), no puede ser pintado
entonces por sus herederos.
Cuando resulte de una disposición expresa de la ley: es decir, que el propio legislador hubiese previsto
la intrasmisibilidad, por considerar inconveniente dicha transmisión. Un ejemplo es la figura del pacto de
preferencia que es el que se introduce en una compraventa a favor del vendedor, que implica que si el
comprador quiere volver a vender, debe preferir como comprador al vendedor originario. Se prevé la
extinción de ese contrato con la muerte del vendedor originario.
Cuando las partes, en uso de la libertad contractual, hayan estipulado que la muerte de una de ellas
causaba la extinción del contrato: esto es excepcional en el C.C., pero ocurre habitualmente en la
realidad. Se trata de una cláusula de estilo. En los hechos se invierte la regla del C.C.; esto se suele dar
en los contratos de larga duración, como por ej., en la locación.
Terceros.
En principio, son todos aquellos que no son parte del contrato. Pero este concepto es ambiguo
porque hay distintas especies de terceros: interesados y desinteresados.
Son terceros interesados los que tienen un interés legitimo que los vincula al contrato, sea
reconociéndoles derechos o imponiéndoles responsabilidades. Estos terceros al tener un interés, o bien,
cuentan con una acción o pueden ser accionados.
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Los sucesores particulares o a titulo singular.
Entre los obligados originarios, las partes, y sus herederos o sucesores universales, por un lado, y los
verdaderos terceros, por otro lado, existen dos categorías de personas que poseen vínculos con los obligados:
a) los sucesores particulares o causahabientes singulares, y
b) los acreedores de las partes.
Sucesor singular, dice el art. 3263, segunda parte, “...es aquel al cual se transmite un objeto
particular que sale de los bienes de otra persona”. Puede originarse por un acto entre vivos, como el contrato
o por acto de última voluntad, mortis causa, por vía testamentaria (legado).
Los puntos ciertos, no discutidos, son:
a) el causahabiente singular no podría beneficiarse ni perjudicarse por
obligaciones ajenas al derecho que se le ha transmitido.
b) un causahabiente singular puede aceptar siempre la carga de las
obligaciones que pesan sobre su causante, y puede aceptar una estipulación a favor de terceros hecha en
su beneficio por su causante.
La cuestión se plantea con referencia a las obligaciones que guardan relación con el bien
transmitido; obligaciones nacidas antes de que el causante se hubiera desprendido del mismo.
El sucesor particular no tiene porque responder por todas las obligaciones del causante. Así, el
articulo 3266 traza la regla según la cual “Las obligaciones que comprenden al que ha transmitido una cosa,
respecto a la misma cosa, pasan al sucesor universal y al sucesor particular”; o sea que solo responde por las
obligaciones vinculadas con la cosa transmitida. Son las obligaciones propter rem o ambulatorias que se
trasladan con la cosa y que deben ser consideradas como accesorias del objeto adquirido. Por ej., locación de
cosas (art. 1498): el sucesor de la cosa arrendada debe respetar el contrato de locación durante el tiempo
convenido en dicho contrato. El principal carácter de estas obligaciones reales finca en que se transmiten al
sucesor particular sin que sea necesario para ello convenio especial de transmisión de la obligación o una
asunción por parte del sucesor particular.
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Los terceros deberán respetar lo dispuesto por las partes en la medida en que el contrato no resulte
perjudicial, si ello se produce el contrato es plenamente oponible.
Los contratos también pueden ser invocados por los terceros cuando resulte una ventaja para ellos,
lo puede hacer valer para obtener ese beneficio.
Así, se denota que el principio de eficacia relativa esta conmocionado por lo que se ha de llamar
“conexidad contractual” (contratos que están vinculados entre sí y pueden producir efectos unos sobre
otros).
Acción subrogatoria.
Luego de establecer el art. 1195 el denominado efecto relativo de los contratos, el art. 1196 dispone:
“Sin embargo los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su deudor, con excepción de los
que sean inherentes a su persona”.
Se trata del ejercicio de la acción subrogatoria, indirecta u oblicua, en la que se reemplaza al
acreedor inactivo (subrogar es sustituir o colocarse en lugar de otro). Lo determinante es que el deudor,
acreedor de un tercero, no ejerza la acción que le compete contra éste y, así, prive a sus propios acreedores de
ver incorporado ese crédito a su patrimonio.
En estos casos la ley permite al acreedor subrogarse en los derechos del deudor y cobrar los créditos
de los deudores de su deudor.
Para que proceda esta acción, el subrogante debe ser acreedor; debe haber inacción por parte del
deudor; y el acreedor debe acreditar su interés legítimo para ejercer esta facultad, que la ley le concede como
paliativo del desinterés del deudor.
En cuanto a los efectos que la misma produce vale decir que:
- la acción se ejerce a nombre del deudor quien sigue siendo el verdadero titular del derecho.
- la sentencia alcanza a la totalidad del crédito del deudor subrogado y no solamente al monto de la deuda
pendiente con el acreedor subrogante;
- el crédito ingresa al patrimonio del deudor por lo que se ven beneficiados todos los acreedores del
deudor subrogado.
Acción directa.
La acción directa es la que compete al acreedor para percibir de un tercero lo que éste le adeuda a su
deudor: “A”, acreedor de “D”, tiene derecho a percibir de “T” lo que éste le debe a “D”.
El fundamento o la razón de ser de esta facultad del acreedor se encuentra en el principio que veda
el enriquecimiento sin causa. Esto se ve con particular claridad en materia de subcontratos: el locador (A)
puede accionar directamente contra el subinquilino (T) por lo que le adeuda, en concepto de alquileres, el
inquilino (D); de esa manera se impide que el inquilino (D) se enriquezca sin causa usando y gozando de la
cosa, sin pagar el alquiler, y no obstante ello perciba los subarriendos del subinquilino (T)
Cabe tener en cuenta que los efectos que produce esta acción marcar la diferencia con la acción
subrogatoria:
- el acreedor no puede reclamar más que su crédito, ni más de lo que debe el tercero al deudor de aquél.
- El acreedor obtiene para sí el bien debido, de manera que la acción directa resulta ejercida en su
provecho.
Otras acciones.
Acción de simulación.
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Busca desenmascarar un negocio que es meramente aparente, simulado, y que perjudica al acreedor.
Su fin es atacar al contrato simulado. Para nuestro Código la simulación aparece tratada como generadora de
una acción de nulidad o anulación (arts. 1044 y 1045 CC).
C) Cesión del contrato: cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente. Reglas aplicables.
Cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente. Reglas aplicables.
Hay dos especies de cesión:
- Cesión con liberación del cedente o cesión perfecta, que libera al cedente para lo cual es necesario que la
parte cedida tome conocimiento y haya prestado conformidad.
- Cesión sin liberación del cedente o imperfecta, esta se da cuando el cedido no presta conformidad, y
como consecuencia de esta falta de conformidad el cedente sigue respondiendo ante la parte cedida.
Cuando la aceptación de la cesión se produce, el cedente es liberado de las obligaciones nacidas del
contrato y pierde, a la vez los derechos engendrados a su favor. Si el cedido no acepta la cesión no se verifica
la cesión del cedente; pero como el negocio ha tenido efecto entre las partes, ambos (cedente y cesionario),
quedan obligados frente al cedido.
Por ejemplo: en materia de locación de cosas, el articulo 1584 del CC, dice que “la cesión consistirá
únicamente en la transmisión de los derechos y obligaciones del locatario, y a ella son aplicables las leyes
sobre la cesión de derechos”, y el articulo 1596 agrega: “el locatario que […] cede el arrendamiento, no
puede por cláusula alguna, librarse de sus obligaciones respecto al locador, sin el consentimiento de este”;
finalmente, el articulo 1599, segunda parte, prescribe que “pasaran también al cesionario todas las
obligaciones del locatario para con el locador, o solamente la parte correspondiente a la cesión, sin que el
cedente quede exonerado de sus obligaciones”, cuando, por falta de aceptación, claro esta, no se opera la
liberación.
Producida la cesión con eficacia frente al contratante cedido, tercero en el negocio de cesión,
asumen recíprocamente el cesionario y el cedido, el carácter de partes, y por ende los derechos y obligaciones
emergentes del contrato pudiendo oponer éste todas las excepciones que derivan del contrato.
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El cedente está obligado a responder, frente al cesionario, “de la existencia y legitimidad” del
contrato cedido, no así de la solvencia del cedido, “a no ser que la insolvencia sea anterior y pública” (art.
1476 CC).
Si bien nuestro CC, no legisla sobre la cesión del contrato, acoge diversas figuras típicas de cesión
de la posición contractual. Por ej., además de la ya mencionada, la cesión (sustitución) de su posición por el
mandatario (arts. 1924 y ss. CC); la cesión de la calidad de socio, en parte o en el todo, con y sin el
consentimiento de otros socios (arts. 1671 y ss. CC.).
D) Estipulación a favor de terceros: concepto. Diversas teorías acerca de la naturaleza del derecho
establecido a favor del tercero. Efectos.
Efectos.
Se comprueba un doble juego de efectos emanados del contrato: una primera relación une al
estipulante con el promitente y una segunda relación al promitente con el tercero beneficiario. El contrato
tiene dos partes: en un primer momento, estipulante y promitente, estipulan un beneficio a favor de un
tercero. Y en segundo lugar, el tercero tiene que aceptar el beneficio para que este quede en su cabeza, pero
su aceptación no hace al perfeccionamiento del contrato.
Hay que aclarar que el estipulante contrata a nombre propio y para sí mismo, actuando en su nombre
y con interés personal (no es un simple representante).
La estipulación, nacida de la voluntad del estipulante se inserta en un contrato de carácter oneroso
(seguro de vida) o gratuito (donación con cargo) que le sirve de base; la prestación a cargo del promitente
puede deberse exclusivamente al tercero indicado o bien distribuirse entre el tercero y el estipulante; la
prestación a cargo del promitente reconoce como acreedor al estipulante. Si la prestación a cargo del
promitente se debe exclusivamente al tercero, debe existir un interés moral digno de tutela que justifique la
intervención del estipulante. Si la estipulación se inserta en un contrato gratuito funciona como un cargo a
favor del tercero.
El beneficiario es un tercero, ajeno al contrato entre el estipulante y el promitente, a quien se busca
favorecer, al margen de toda intervención suya en el negocio base. El tercero no debe ser heredero de las
partes, porque si es un heredero no hay estipulación a favor de un tercero. Puede ser una persona física o
jurídica, e incluso una persona futura, cuando se hiciere con el fin de fundarla y requerir después la
competente autorización (art. 1806 CC). Determinada o determinable al día en que el contrato debe surtir
efecto en su favor. Revestir la calidad de acreedor del estipulante y el cumplimiento de la prestación por el
promitente constituir entonces un pago, en cuyo caso se beneficiará con una liberalidad.
F) Promesa del hecho ajeno: concepto. Responsabilidad del promitente. Diversos casos.
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- “Si el que promete entregar cosas ajenas no hubiese garantizado el éxito de la promesa, sólo estará
obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice”. (obligación de medios)
- Por el contrario, debe pérdidas e intereses “cuando hubiese garantizado la promesa” o “tuviese culpa de
que la cosa ajena no se entregue”. (obligación de resultado)
Si buscamos concordar ambos textos, debemos concluir afirmando que el art. 1163 alude a quien se
obliga por un tercero garantizando el éxito de la promesa.
Así, si un promitente se compromete a emplear todos los medios para que el tercero cumpla, si a
pesar de utilizar todos los medios el tercero no cumple, el promitente se exonera de responsabilidad, de lo
contrario es responsable.
Otra de las posibilidades es prometer dentro de la actividad del tercero “la ratificación del contrato
por parte del tercero”. Pero no es lo mismo asegurar (prometer) la ratificación de la promesa que asegurar su
cumplimiento por un tercero. Éste es un segundo distingo que no surge del art. 1163, que habla “del hecho
del tercero”, ni del art. 1177, referido a la promesa de entregar cosas ajenas; es muy importante diferenciar
una y otra situación, ya que:
- La falta de ratificación por el tercero, cuando ella ha sido garantizada, obliga a quien prometio ese hecho
a pagar los daños e intereses negativos;
- en cambio, de la falta de cumplimiento por el tercero de las prestaciones prometidas y garantizadas se
sigue para el estipulante la obligación de abonar los daños y perjuicios positivos o de ejecución.
En caso de duda entre una y otra promesa se entenderá que solo ha asegurado la “ratificación”, o sea
que se estará por la obligación menos gravosa.
Si no ha habido garantía, la promesa de prestación a cargo de un tercero no produce para el
estipulante otra obligación que la de emplear los medios necesarios para que el tercero cumpla. Es una pura
obligación de diligencia o de medios, a diferencia de la obligación asumida cuando se dan garantías, que es
“de resultado o fines”.
La ratificación por el tercero fija las relaciones entre él y el acreedor de la promesa, “como si el
contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos. Al acreedor de la promesa se lo denomina a veces
“estipulante” y, en ese caso se llama “promitente o prometiente” a quien promete el hecho ajeno.
El solo hecho de prometer la prestación de un tercero, sin constituirse en garante, no obliga al
promitente. De allí que se halla dicho que el “contrato a cargo de un tercero” es un contrato de garantía y que
cuando deja de serlo no crea obligaciones. Ofrecer meramente el hecho de un tercero no es dar garantías.
Fundamento.
Para la mayoría de la doctrina se funda en la reciprocidad de las prestaciones, lo que se denomina el
“sinalagma contractual”. Es una idea fundacional de la excepción de incumplimiento. En la base del contrato
se establecía que las partes cumplirían simultáneamente, por lo tanto es lógico que una parte se niegue a
cumplir si la otra no cumple.
También se funda la excepción de incumplimiento en la buena fe, que tiene una fuerza expansiva
significativa, que implica una exigencia de obrar bien por parte de los contratantes. Es de mala fe, desleal,
exigirle a una parte que cumpla sino se cumplió la contraprestación respectiva, ya que sería falto de ética.
Según la cátedra este es el fundamento ético-jurídico más adecuado y de mayor raigambre.
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Naturaleza jurídica.
La excepción figura en el repertorio de las medidas de autodefensa privada, con cierto carácter
coercitivo, tendientes a salvaguardar el equilibrio contractual.
Existió en la doctrina una gran debate acerca del tema, pero que hoy en día esta esclarecido.
Machado y otros, entre los primeros comentaristas del C.C. sostuvieron criterios distintos de los que
hoy se sostienen. Actualmente los autores reflejan dos distintas maneras de concebir a la excepción.
I) Para una primera postura la excepción es vista como un requisito necesario de la acción, juega como un
recaudo para demandar. No se puede demandar el cumplimiento sin antes haber cumplido (tesis que
encuentra apoyo en la interpretación literal del art. 1201 CC). La demanda supone la puesta en marcha del
aparato jurisdiccional para articular una pretensión. De este modo la excepción sería un requisito de la
demanda: para poder exigir el cumplimiento de la otra parte se debe probar previamente que se cumplió con
las obligaciones propias. El art. 130 CPCC establece los requisitos formales de la demanda, los autores
sostienen que la excepción es un requisito sustancial.
En síntesis, se puede decir que esta teoría deja de ver a la excepción como una excepción y la ve
solo como un requisito de la demanda.
II) La Segunda Postura, la ve como una verdadera excepción o defensa, que debe ser puesta por el accionado
(demandado por cumplimiento). La excepción de incumplimiento es una verdadera excepción.
La excepción es una verdadera y auténtica defensa que el demandado podrá articular al momento de
contestar la demanda. Esta defensa tiene dos características:
1) Es sustancial, ya que resulta del derecho de fondo (del C.C.) por ello se la diferencia de las excepciones
procésales, que están el CPCC ej. Excepción de Incompetencia.
2) Es dilatoria, paraliza al contrato, suspende los efectos del mismo, a consecuencia de lo cual el
demandado podrá alegar que no cumple porque el actor no cumplió. Este carácter dilatorio no incide
sobre el proceso, no lo suspende, porque no es una excepción procesal dilatoria, sino que es sustancia,
por lo cual sólo incide sobre la ejecución de las prestaciones.
La doctrina y jurisprudencia nacional admiten que pueda ser opuesta por vía de reconvención,
motivando una contrademanda destinada a que el actor haga efectiva su prestación incumplida.
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3) Se requiere un incumplimiento grave por parte del actor: esa gravedad resulta evidente porque se han
incumplido las prestaciones principales que la parte tenia a su cargo. Esto descuenta la gravedad y
habilita a la articulación de la excepción.
Este requisito nos lleva a distinguir: la excepción de incumplimiento total (exceptio non adimpleti
contractus) de la excepción de incumplimiento parcial, defectuoso o ritual (exceptio non rite adimpleti
contractus).
En el primer caso la excepción procede frente al incumplimiento de la obligación principal, en el sentido
de obligación que guarda equivalencia o correlación con la que se demanda. Se contempla, en la
excepción de incumplimiento total, el caso de quien demanda no obstante no haber satisfecho en
absoluto la prestación a su cargo, o no haber cumplido la obligación principal.
Nuestro código nada dice acerca del incumpliendo parcial, es por ello que frente a un incumplimiento de
esa índole la dificultad estriba en fijar pautas o criterios que permitan al juzgador decidir razonablemente
cuándo la excepción interpuesta es admisible y cuándo no lo es. Doctrina y Jurisprudencia afirman que el
incumplimiento debe asumir gravedad. Si bien no hay reglas fijas para determinar esa gravedad, la buena
fe, los usos y costumbres, la regla moral, pautas del ejercicio regular de los derechos, etc., orientaran al
juez para decidir en cada caso.
Quien demanda por cumplimiento tiene expedita la acción, no obstante no haber cumplido, cuando
ofreciese cumplir la prestación a su cargo. La jurisprudencia se muestra vacilante acerca de los
caracteres de este ofrecimiento; algunos fallos han interpretado que el solo hecho de la demanda implica
o significa que el actor está dispuesto a cumplir, por lo cual no es necesario una manifestación formal al
respecto. Otros en cambio, exigen que el ofrecimiento sea expreso, real y efectivo, y llegan a requerir
algunos, que la prestación debida por el accionante sea consignada, puesta a disposición del demandado
por esta vía.
4) No debe poder imputarse el incumplimiento al excepcionante. La excepción no puede ser alegada si el
que la opone ha motivado el incumplimiento de la otra parte o ha faltado él mismo a sus obligaciones.
Este requisito se conecta con la exigencia de buena fe, sea que se trate de un comportamiento de no-
colaboración doloso o culposo, en ambos casos el demandado incurre en mora (mora creditoris).
B) Señal o arras: concepto. Clases. Diferencia de la seña y la cláusula penal. La seña en el Código Civil
y en el Código de Comercio. Las cláusulas "como seña y a cuenta de precio" y "como seña, a cuenta de
precio y principio de ejecución": interpretación.
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1) Reforzar el cumplimiento, ejerciendo una presión o coacción sobre ambas partes, tanto sobre quien la da
como sobre quien la recibe, y
2) Permitir el arrepentimiento de cualquiera de los contratantes, el retiro unilateral, actuando como
indemnización de daños y perjuicios.
Constituye un efecto accidental que puede ser incorporado a los contratos bilaterales y plurilaterales
(definitivos) y también a los contratos preliminares. El momento para efectivizar la seña es el de la
celebración del negocio o uno posterior, pero siempre previo al cumplimiento del mismo.
Caracteres de la Seña
a) Es real, no consensual: exige la entrega de la cosa dada en seña.
b) Es unilateral: hay obligaciones para una sola de las partes.
c) Es oneroso: implica un beneficio para una de las partes y una perdida para la otra.
d) Es accesorio: siempre esta conectado a un contrato principal.
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No puede confundirse la institución que estudiamos con la “cláusula penal” (sin perjuicio de las
semejanzas) puesto que la seña favorece por igual a ambas partes que pueden, arrepintiéndose, dejar de
cumplir la prestación principal, perdiendo la seña entregada o devolviéndola doblada.
Las diferencias sustanciales son:
- C.P: busca sancionar el incumplimiento. Tiende a reforzar el vínculo contractual.
- S: tiende a debilitar el vínculo posibilitando el arrepentimiento.
- C.P: el acreedor (parte cumplidora) siempre tiene la opción (si no se pactó lo contrario) de exigir el
cumplimiento o la indemnización a través de la cláusula penal.
- S: cualquiera de las dos partes puede optar por no cumplir el contrato dando por perdido el valor de la
seña. La contraparte no puede obligarlo a cumplir el contrato. Con la seña se da por indemnizado.
Las cláusulas "como seña y a cuenta de precio" y "como seña, a cuenta de precio y principio de
ejecución": interpretación.
1) La cláusula “como seña y a cuenta de precio”.
Esta modalidad de la seña (en que la misma se entrega “a cuenta de precio”) generó debate en la
doctrina y en la jurisprudencia. Parecería que “la seña y a cuenta de precio” fuera una seña confirmatoria,
pero en realidad se resolvió que la seña tiene una doble función sucesiva: en principio la seña va a actuar
como seña penitencial (pudiendo ejercerse la facultad de arrepentimiento); pero cuando la facultad de
arrepentimiento no se ejerza o haya transcurrido el plazo, se va a imputar al pago del precio, y va a dejar de
ser seña. O sea que si no hay principio de ejecución es una seña penitencial.
C) Facultad comisoria: concepto. Régimen y valoración del Código Civil antes de la reforma.
Resolución por autoridad del acreedor: mecanismo resolutorio, problemas, efectos. Pacto comisorio
expreso: mecanismo resolutorio, efectos. El "ius variandi".
A la sanción del Código, Vélez ubica la problemática del incumplimiento, dentro de los contratos
con prestaciones recíprocas.
Ante este problema, vemos que no se puede aplicar la rescisión, ya que la misma surge del contrato.
La revocación sólo se aplica a la donación y al mandato.
Únicamente la resolución puede resolver el problema frente al incumplimiento, la cual puede surgir
del contrato (puede ser pedida por una parte o por ambas), y de la ley. Es por ello que en la facultad o pacto
comisorio se aplica la resolución.
El contrato nace sin ningún vicio, pero no se extingue de modo normal, por que media
incumplimiento.
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Vélez tenía una concepción absoluta del contrato, para él el contrato no se podía extinguir sin su
cumplimiento. Sólo se podía extinguir si las partes lo habían pactado (art. 1203).
Con la reforma 17.711, Borda establece la posibilidad legal de extinguir el contrato por
incumplimiento, es decir, que si esta posibilidad no fue expresamente pactada por las partes, se aplica de
todos modos en forma subsidiaria, porque así lo prevé la ley en el art. 1204.
El derogado art. 1204 establecía que: “Si no hubiere pacto expreso que autorice a una de las partes a
disolver el contrato si la otra no lo cumpliere, el contrato no podrá disolverse, y sólo podrá pedirse su
cumplimiento”. Pero el nuevo artículo ha variado completamente la situación, regulando la facultad
comisoria y el pacto comisorio, denominados por algunos autores facultad implícita y pacto expreso.
La facultad es un elemento natural del contrato, mientras que el pacto es un elemento accidental. Si
hay pacto el mismo es expreso, previsto por las partes, y debemos remitirnos al art. 1203. En cambio en el
art. 1204 no hay pacto sino facultad, la cual se aplica a los contratos con prestaciones recíprocas.
Pacto Comisorio.
El art. 1203, da la noción del mismo en los términos siguientes: “Si en el contrato se hubiere hecho
un pacto comisorio por el cual cada una de las partes se reservase la facultad de no cumplir el contrato por su
parte, si la otra no lo cumpliere, el contrato sólo podrá resolverse por la parte no culpada y no por la otra que
dejó de cumplirlo”. El nuevo art. 1204 en su primera parte, es más claro al referirse a “... la facultad de
resolver las obligaciones emergentes de ellos (contratos con prestaciones recíprocas) en caso de que uno de
los contratantes no cumpliera su compromiso...”.
El art. 1374, por último, nos dice que “Si la venta fuese con pacto comisorio, se reputará hecha bajo
una condición resolutoria. Es prohibido ese pacto en la venta de cosas muebles.”
Debemos recordar las diferencias hechas por Vélez en la nota del art. 555 sobre el pacto y la
facultad comisoria. En el pacto la parte cumplidora tiene siempre la opción para demandar por cumplimiento
o requerir la resolución.
El pacto comisorio autoriza a quien ejecutó o estuvo dispuesto a cumplir las obligaciones a su cargo,
a tornar ineficaz el vínculo nacido del contrato (resolución), a desvincularse de él, ante la inejecución del
deudor. La resolución al tornar ineficaz el vínculo nacido del contrato y, por ende, el contrato mismo, libera a
la parte cumpliente (y también al renitente) con la doble posibilidad de reclamar daños y perjuicios y, por
otros medios, obtener ”de un tercero” una prestación idéntica o equivalente.
Fundamento.
Es innegable que los contratos se hacen para ser cumplidos, de donde lo natural frente al
incumplimiento de una de las partes es demandar el respeto a la palabra empeñada, la prestación
específicamente prometida, pero muchas veces la acción por cumplimiento no brindará al acreedor la
satisfacción de su derecho subjetivo, sea por la insolvencia del deudor, sea por los inconvenientes de una
ejecución tardía, sea por lo que fuere: de allí que el derecho conceda la posibilidad de optar, a su criterio, por
una u otra vía - cumplimiento o resolución - atendiendo a su exclusiva conveniencia y siempre con la
posibilidad de adicionar los daños y perjuicios emergentes del incumplimiento. Es lo que ahora prescribe
(luego de la modificación de la ley 17.711) el art. 1204 CC.
Para Vélez la presencia de un pacto comisorio en los contratos bilaterales, era excepcional. “Las
condiciones resolutorias tácitas (dice en la nota del art. 1432) no nacen de los contratos”; es decir que “si el
pacto comisorio no fue expreso”, no puede ejercerse, “no hay en este caso una ley especial del contrato que
en el hecho de faltar a ella una de las partes, lo deje sin efecto. Solo hay, pues, lugar a la acción de daños y
perjuicios que debe satisfacer el que no lo cumpliese”. Esta nota ratifica, en términos muy claros el viejo
art.1204: “Si no hubiese pacto expreso que autorice a una de las partes a disolver el contrato si la otra no lo
cumpliere, el contrato no podrá disolverse, y sólo podrá pedirse su cumplimiento”.
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Naturaleza Jurídica.
El pacto comisorio acarrea la ineficacia de la relación contractual, es una medida de autodefensa,
dirigida a tutelar la condición de la respectiva paridad entre las partes, salvaguardando el equilibrio
contractual.
No se trata de una sanción, ante la conducta antijurídica del deudor (incumplimiento), puesto que no
requiere la imputabilidad moral o subjetiva y procede incluso ante un incumplimiento no culposo. Tanto en
materia civil como comercial la inejecución de la obligación por caso fortuito o fuerza mayor, es decir sin
culpa del deudor, resuelve el contrato, operando a la manera de pacto comisorio. La resolución se produce de
pleno derecho (ya que no existe para el acreedor posibilidad de optar) y sin dar pie al reclamo por daños y
perjuicios (art. 578, 888 y concs. C.C: y el 216 del Cód. de Com.)
El art. 1024 después de la reforma introducida por la ley 17.711, contempla dos especies de pacto
comisorio:
1) el expreso o convencional: “las partes podrán pactar expresamente que la resolución se produzca en caso
que alguna obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas”, y
2) el implícito, tácito o legal, que juega cuando las partes nada hubieren previsto: “En los contratos con
prestaciones reciprocas se entiende implícita la facultad de resolver...”.
La cláusula resolutoria no requiere palabras sacramentales ni formas determinadas, debe traducir esa
intención o manifestarla. Las partes pueden sujetarla a las más variadas modalidades: que funcionará sin
necesidad de interpelación judicial o extrajudicial, por el mero vencimiento del término, de pleno derecho,
previa constitución en mora, etc. La importancia del pacto comisorio expreso es mínima por encontrarse
implícito en todos los contratos con “prestaciones reciprocas”. Pero según Mosset tiene importancia en los
unilaterales onerosos: mutuo y renta vitalicia.
Cabe recordar que de no darse ninguno de lo supuestos de la mora automática, el funcionamiento del
pacto comisorio requiere la previa constitución en mora, o sea el incumplimiento jurídicamente relevante.
Las modalidades dispuestas en los contratos no pueden facultar el ejercicio abusivo de la cláusula
resolutoria, su juego ante un incumplimiento mínimo o un cumplimiento en algo distinto, pues ello
importaría exceder “los limites de la buena fe, la moral y las buenas costumbres” (art. 1071).
El acreedor que opta por la resolución (posibilitada por el pacto comisorio expreso) tiene derecho al
resarcimiento de los daños y perjuicios originados en el incumplimiento. No lo dice expresamente el art.
1204, pero se encuentra sobreentendido.
La voluntad de resolver el vínculo contractual debe ser declarada por el acreedor y comunicada a la
incumplidora en forma fehaciente. Opera de pleno derecho desde el momento de la notificación sin necesidad
de demanda judicial. Hasta ser notificado el deudor puede purgar la mora ofreciendo cumplir, con más los
daños y perjuicios por el retraso: luego de la notificación la relación se ha extinguido y por ende cesado su
derecho de pagar.
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Asimismo, cesa el derecho de pagar, pendiente la mora, si el plazo fuere esencial, por hallarse
expresa o tácitamente pactado por depender de la misma naturaleza de la prestación. La prestación, vencido
el plazo, carece de interés para el acreedor, se vuelve inútil.
La cláusula resolutoria implícita conduce a la extinción del vínculo contractual por un doble camino:
• por autoridad del acreedor, sobre la base del procedimiento que la misma norma prevé (art. 1204, 2º
párr.) y,
• por sentencia judicial.
La resolución por autoridad del acreedor está condicionada:
1) a la intimación al deudor para que cumpla, “requerir al incumplidor el cumplimiento de su obligación”, y
2) al otorgamiento de un plazo, a esos fines, “no inferior a 15 días, salvo que los usos y costumbres o un
pacto expreso establecieran uno menor”.
El otorgamiento de un plazo para que el deudor renitente cumpla debe ser idóneo para la ejecución
de la prestación insatisfecha.
Mosset opina que frente a deudores inescrupulosos, proclives a dilaciones y maniobras, se muestra
más ventajosa la resolución por sentencia judicial.
La extensión del plazo la fija el acreedor no pudiendo ser inferior a 15 días (es un plazo mínimo para
el acreedor, que no puede dar uno menor, y máximo para el deudor que no puede prorrogarlo), salvo que las
partes hubiesen pactado un plazo más breve que el mínimo o que se desprenda de los usos y costumbres.
Si el deudor entiende que el plazo es insuficiente, podrá impugnarlo. Si la sentencia estimara que el
plazo estimado fue insuficiente tendría por no resuelto el contrato, permitiendo al deudor un cumplimiento
demorado a lo mejor en años. El plazo se computa desde que el deudor recibe la notificación.
Transcurrido el plazo sin que la prestación haya sido cumplida, se resuelve “sin más el vínculo
contractual” (art. 1204 2º párr.). No es necesaria una declaración de voluntad por parte del acreedor ni una
convalidación judicial. La extinción del negocio no impide reclamar el resarcimiento de daños y perjuicios
que el acreedor hubiere sufrido.
La resolución por sentencia judicial constituye el otro camino a disposición del acreedor no culpable
del incumplimiento, esto otorga mayor seguridad jurídica, puesto que permite ventilar la situación de una y
otra parte, la culpa en el incumplimiento e incluso los daños y perjuicios.
Es verdad que requiere un litigio, pero éste no siempre se evita con la resolución por “autoridad del
acreedor”. La demanda por resolución debe expresar con claridad la voluntad de concluir la relación
pudiendo promoverse por vía de acción o reconvención.
El “Jus Variandi”.
El acreedor no culpable puede optar por demandar el cumplimiento o por la resolución del vinculo:
“La parte que haya cumplido podrá optar por exigir a la incumplidora la ejecución de sus obligaciones con
daños y perjuicios” (nuevo art. 1204, última parte)
Demandado el cumplimiento del contrato el acreedor puede variar su decisión y reclamar
posteriormente la resolución: “La resolución podrá pedirse aunque se hubiese demandado el cumplimiento
del contrato”. Éste derecho puede ejercerse, para un sector de la doctrina, mientras no haya recaído sentencia
firme en la causa por cumplimiento; para otros, aun cuando exista sentencia firme (o pasada en autoridad de
cosa juzgada) hasta tanto no se ejecute. Distinta es la solución que da el art. 1375, inciso 3º: “Puede el
vendedor a su arbitrio demandar la resolución de la venta, o exigir el pago del precio. Si prefiriese este último
expediente, no podrá en adelante demandar la resolución del contrato”. No ejecutada la sentencia que
condena a pagar perdura el incumplimiento y de ahí que sea admisible el ejercicio del Jus Variandi.
Pero no podrá solicitarse el cumplimiento cuando se hubiese demandado por resolución (art. 1204,
in fine).
- - 100
La solución se justifica, no obstante que es la sentencia y no la demanda la que extingue la relación, porque
el deudor “no puede quedar sometido a las variaciones del interés del acreedor, quien al decidir su voluntad
por la resolución debe ponderar todas las consecuencias” (Halperín).
- - 101
Bolilla VlI
Concepto:
Es la consecuencia de una conducta antijurídica de un sujeto que ocasiona un daño a otro, y que en
mérito de la atribución que de tal resultado hace el ordenamiento jurídico al imputado, éste tiene la
obligación de resarcir.
- - 102
2) Criterio Unitario. Teoria de la unidad: fue sostenido por primera vez por Lefevre en 1886. hoy la
tendencia es a unificar ambos régimenes. Así lo demuestran el Código Suizo, Alemán, quebeques,
checoslovaco.
En Argentina: proyectos del 87, 93 y 98.
Considera que si bien hay dos fuentes de responsabilidad, las diferencias no son esenciales por
cuanto que en ambas se busca la reparación del daño.
Mora Nace del incumplimiento contractual. Su Nace del incumplimiento del deber
regimen depende del tipo de plazo: generico de no dañar.
- Plazo cierto: la mora es La mora es automatica, desde que el
automatica. perjuicio se manifiesta (caso Gomez c/
- Plazo incierto: se requiere Empresa Nac. de Transp. 1958)
interpelacion.
- Plazo tacito: se requiere
interpelacion (salvo el caso de
que el plazo sea esencial).
- Plazo indeterminado: primero el
plazo lo fija el juez y luego la
mora es automatica
Prueba de la culpa Depende del tipo de obligación de que se Quien alegue un hecho ilicito debera
trate: probarlo
- Oblig. de medio: hay que probar
la culpa. La parte no obligada es
quien debe probar.
- Oblig. de resultado: la culpa se
presume. La parte obligada es
quien debe probar.
Factor de atribución Subjetivo Objetivo y subjetivo
Análisis del art. 1107 del Cod. Civ. El problema de la opción y el cúmulo.
El art. 1107, al adoptar el criterio distintivo, traza un frontera entre la responsabilidad contractual y
la responsabilidad extracontractual. Pero también suministra un pasaporte para cruzar esa frontera,
permitiendo que en caso de incumplimiento contractual, el damnificado pueda ejercer acciones de
responsabilidad extracontractual en los casos en que tal incumplimiento contractual “degenere en delitos del
Derecho Criminal”. (Ej., caso en el cual el comprador a quien le ha sido vendida una cosa gravada, pues el
vendedor no solo no cumplio el contrato de compraventa, sino que también ha cometido el delito penal de
defraudación).
El problema de la opción y el cúmulo se plantea con siguiente interrogante: frente al incumplimiento
del contrato, que a la vez constituya un hecho ilicito, ¿podemos optar por aplicar uno u otro régimen, o bien,
seleccionar las normas mas favorables de cada órbita?
A ese interrogante le siguen diferentes teorías:
1) Teoria de la Incompatibilidad: los regimenes son incompatibles, por lo que si hay un incumplimiento
contractual, se deben aplicar siempre las normas de la responsabilidad contractual, aun cuando dicho
incumplimiento sea a la vez un hecho ilicito.
2) Teoria de la Compatibilidad: cuando el incumplimiento contractual constituya también un hecho ilícito, se
pueden aplicar normas de la responsabilidad extracontractual. Esta teoría presenta dos variantes:
- Variante del cumulo: se puede optar por las normas que resulten mas favorable de una y las que
resultan mas favorables de la otra (prescripción contractual; extensión del resarcimiento extracontractual)
- Variante de la opción: se puede optar por la aplicación en bloque de un regimen o del otro.
Otro problema que se plantea es el siguiente: ¿es necesario el pronunciamiento en sede penal acerca
de la calidad del delito criminal?
- Según algunos: SI, por que el juez penal es el unico que puede una conducta como delictual. Solo en
caso de extinción de la acción penal, el juez civil puede calificar un hecho como delictual.
- Según otros (la mayoria): NO es necesario la sentencia penal (que puede tardar años) sino que el
juez civil lo precalificará en la sentencia.
Punto 2:
RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL.
Se plantea la cuestión de si la Responsabilidad Precontractual:
- constituye un regimen autónomo;
- se ubica dentro de la Responsabilidad Contractual,
- se ubica dentro de la Responsabilidad Extracontractual.
Teorias Contractualistas.
1) Teoría de Ihering.
En 1861 Ihering publicó su trabajo “Culpa in contrayendo” en el que planteó la hipótesis de quien
quiere comprar cien libras de un artículo, pero en el contrato escribe cien quintales, caso en el cual el contrato
es nulo, pero no obstante se han realizado gastos de embalaje y de transporte. Considero en tal caso, que
quien por su culpa habia dado lugar a la nulidad del contrato debía indemnizar a la otra parte.
- - 104
Fundamento: cuando una de las partes actua culposamente al celebrar un contrato, incurre en culpa
in contrahendo ( que seria una culpa contractual en una dirección particular), y por lo tanto debe indemnizar
a la otra parte.
Extensión del periodo de operatividad: para Ihering la responsabilidad precontractual existe desde el
momento en que se ha emitido una oferta.
Extensión del resarcimiento: Q quien incurre en culpa in contrayendo debe indemnizar por el daño
al interés negativo o de confianza, comprendiendo el daño emergente. Lo que nadie sabe es si Ihering
consideraba abarcado también el lucro cesante.
2) Teoria de Fagella.
Fundamento: considero que si bien las partes son libres de retirarse de las tratativas tendientes a
celebrar el contrato, tienen el deber de indemnizar a la otra parte cuando el apartamiento fuese intempestivo
ya que las partes se han autorizado recíprocamente, de manera expresa o tacita, a realizar tareas preparatorias.
Extensión del periodo de operatividad: amplió el periodo precontractual admitiendo dos periodos
diferentes:
- desde las tratativas previas hasta la emisión de la oferta
- desde la emisión de la oferta hasta el desacuerdo total.
A medida que se avanza, el vinculo es mas fuerte y la responsabilidad es mayor.
Extensión del resarcimiento: considera que debe indemnizarse el interés negativo pero solo por el
daño emergente (se indemniza solo lo gastado).
3) Teoria de Saleilles.
Fundamento: coincide con Fagella en que el apartamiento intempestivo genera responsabilidad por
que implica la violación del deber de obrar conforme a la equidad comercial y a la buena fe.
Extensión del periodo de operatividad: coincide con Fagella en que es a partir del comienzo de las
tratativas previas.
Extensión del resarcimiento: considera que se debe indemnizar el interés positivo cuando se hubiere
revocado la oferta antes del plazo por el cual el oferente se comprometió a mantenerla.
- - 106
5) Nulidad del contrato: el articulo 1056 dispone que “los actos anulados, aunque no produzcan los
efectos de los actos juridicos, producen sin embaro los efectos de los actos ilicitos, o de los hechos en
general, cuyas consecuencias deben ser reparadas. Se aplican estos criterios:
- Daño al interés negativo (comprensivo del daño emegente como del lucro cesante): la responsabilidad
de los contratante a causa de la invalidez del contrato se extiende al interés negativo simpre que la causa de la
nulidad sea atribuible a algunas de las partes.
- Restitucion de lo entregado: ademas del daño al interés negativo, si las partes se hubieren entregado
algo, deben restituirselo (art. 1052) (esto sin perjuicio de las nulidades por causa de incapacidad).
Punto 3:
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
A) Respecto de las obligación que tienen por objeto dar sumas de dinero.
Aclaración: respecto al valor del dinero hay dos doctrinas:
- Nominalista: el dinero tiene un valor nominal, que es el que esta impreso o acuñado en el billete o
moneda. (si me obligo por $10, al momento del cumplimiento pago $10)
- Valorista: el dinero tiene un valor de cambio o real que varió conforme a su poder adquisitivo. (si
me obligo por $10, al momento del cumplimiento debo pagar la cantidad que me permita adquirir lo
mismo que hubiese podido adquirir por $10 al momento de contraer la obligación: momento de
oblig.: 10 leches = $10; momento cumplimiento: 10 leches = $20; debo pagar $20).
Cuando tenemos que cancelar una deuda pecuniaria: ¿Cómo lo hacemos si el valor de cambio
vario desde que se contrajo la obligación hasta que hay que cumplirla?.
El viejo articulo 619 establecía que “si la obligación del deudor fuese de entregar una suma de
determinada especie o calidad de moneda corriente nacional, cumple la obligación dando la especie
designada, u otra especie de moneda nacional al cambio que corre en el lugar el día del vencimiento de la
obligación”. Se observa que Vélez adopto el sistema valorista.
La ley de convertibilidad derogo el art. 619 y dispuso: “si la obligación del deudor fuese a entregar
una suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la obligación dando la especie designada, el
día de su vencimiento”. Esta es una clara adopción del sistema nominalista.
La misma ley prohíbe la indexación aun para las deudas en mora.
Según el artículo 622, el deudor moroso debe los intereses que estuviesen convenidos en la
obligación desde el vencimiento de ella. Si no hay intereses convenidos, debe los intereses legales que las
leyes especiales hubiesen determinado. Si no se hubiere fijado el interés legal, los jueces determinaran el
interés que se debe abonar.
La ley asigna al interés el carácter de consecuencia inmediata y necesaria del incumplimiento de la
obligación de dar dinero, mediante una presunción legal de causalidad que comprende tanto a la existencia
como a la cuantía del daño resarcible: esto es, presume la responsabilidad hasta el alcance de los intereses,
por que el acreedor no tiene que probar que el daño de que se queja ha sido causado por el demandado y mas
aun, tiene derecho a percibirlos a pesar de que no hay sufrido ningún perjuicio efectivo por la falta de entrega
del capital.
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Ahora bien, ¿y si el incumplimiento causa un daño mayor que el que se cubre con los intereses
moratorios? ¿Tiene el acreedor derecho a obtener indemnización del daño no cubierto por el pago de
intereses?
- Derecho Francés: el código de napoleón disponía que con el pago de los intereses moratorios se
indemniza la totalidad de los perjuicios. En el año 1900 se reforma el código y se agrega una
excepción: en caso de que el incumplimiento del deudor sea de mala fe, es procedente la
indemnización del daño mayor.
- Derecho alemán, suizo e italiano: adoptan la teoría del daño mayor según la cual en caso de que los
intereses moratorios no cubran el daño ocasionado al acreedor, este puede exigir que se lo
indemnice por todos los daños y perjuicios generados.
B) Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero.
Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero la extensión del
resarcimiento varia según que el incumplimiento sea culposo o doloso.
- Incumplimiento culposo: se responde por consecuencias inmediatas y necesarias. (Articulo 520
dispone que “en el resarcimiento de los daños e intereses solo se comprenderán los que fueren
consecuencia inmediata y necesaria de la falta de cumplimiento de la obligación”). Son
consecuencias inmediatas, las consecuencias de un hechjo que acostumbra a suceder, según el curso
natural y ordinario de las cosas (art. 901).
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- Incumplimiento doloso: se responde por las consecuencias inmediatas y también por las mediata
(Art. 521: “ Si la inejecución de la obligación fuese maliciosa los daños e intereses comprenderán
también las consecuencias mediatas). Son consecuencias mediatas las que resultan de la conexión de
un hecho con un acontecimiento distinto (art. 901).
Punto 4:
RESPONSABILIDAD POSTCONTRACTUAL.
B) OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO.
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La garantía u obligación de saneamiento, según el diccionario de la lengua española, abarca las
garantías de evicción y los vicios redhibitorios. Es genérica ya que el enajenante deberá garantizar la
existencia y legitimidad del derecho (evicción) y tratándose de cosas, la posesión útil de aquélla.
El vendría ser el género; la evicción y los vicios redhibitorios sus dos especies.
Tanto la evicción como los vicios redhibitorios se fundan en una causa (vicio) anterior o
contemporánea (arts. 2091 y 2164).
Se trata de una responsabilidad objetiva no derivada necesariamente de la culpa o el dolo del
enajenante las que tendrían como consecuencia agravar su responsabilidad en cuanto a los daños resarcibles
como sanción por haber conocido al tiempo de la enajenación el peligro y no haberlo comunicado al
adquirente.
Más comúnmente se denomina saneamiento a la citación o llamado que el demandado en juicio
(adquirente) está obligado a formular al enajenante en el tiempo señalado por la ley de procedimientos (art.
2110).
EVICCIÓN.
Concepto:
Etimológicamente, evicción proviene del latín evictus que significa vencido en juicio. Plantea la
responsabilidad del transmitente de un derecho (garante), cuando el adquirente (evicto; vencido) fue privado
del mismo por un tercero (eviccente; vencedor).
Una noción más moderna denomina evicción a cualquier turbación o privación que sufra el
adquirente en el derecho que le fue transmitido.
Naturaleza Jurídica.
Se trata de un efecto natural de los contratos onerosos, estando las partes autorizadas a que en
ejercicio de la autonomía de la voluntad regulen el contenido de esta responsabilidad, ya que la misma no
esta sujeta al orden publico.
Modificacion convencional de la responsabilidad: clausulas que aumenta, disminuyen o
exclueyen las responsabilidad del enajenante. Alcance de la clausula de la exclusión concebida en
terminos generales.
Conforme a lo dicho en el parrafo presedente, las partes pueden aumentar, disminuir e incluso suprimir la
obligacion que nace de la evicción. (2098)
En el caso de la supresiones articulo 2099 establece que es nula la clausula que suprima la
responsabilidad del enajenante cuando hubiere mala fe de parte suya.
En cuanto a la exclusión de cualquier responsabilidad en terminos generales, no exime de la
responsabilidad por la evicción (art. 2100) y el vencido tendra derecho a repetir el precio que pago al
enajenante pero no los daños e intereses, con excepcion de los casos siguientes (art. 2101):
- Si el enajenante expresamente excluyo su responsabilidad de restituir el precio;
- Si el adquirente renuncio expresamente al derecho de repetir el precio;
- Si la enajenación fue a riesgo del adquirente;
- Si el adquirente sabia o debía saber al momento de la adquisición, el peligro de que sucediese la
evicción y sin embargo, renuncio a la responsabilidad del enajenante, o consintió en que ella se
excluyese.
Metodología.
El CC trata con acierto la evicción apartandose de la legislación de la epoca que la trataba solo en el
marco de la compraventa. Lo que si se le critica a Vélez es que la haya incluido en la parte especial de los
contratos siendo un tema de la teoría general del contrato.
- - 110
Requisitos.
1) Turbación o privación en el derecho transmitido: el art. 2091 dice al respecto: “ habrá evicción si el
adquirente por título oneroso fue privado en todo o en parte del derecho que adquirió, o sufriese una
turbación de derecho en la propiedad, goce o posesión de la cosa”. La ley utiliza ambos términos
como sinónimos vinculados de género a especie.
- Turbación: cuando un tercero reclama judicial o extrajudicialmente al adquirente, invocando la
existencia de un mejor derecho en su favor.
- Privación: es una turbación gravosa. El adquirente resulta desposeído de su derecho por parte del
tercero. La misma puede ser:
+ Total: cuando hay un cambio en la posición jurídica (El que figuraba como titular es
suplantado por otro).
+ Parcial: puede darse bajo dos aspectos:
• Cuantitativo: no hay una afectación sustancial del derecho, sino una limitación a la
extensión del mismo (ej., se transmiten 100 hectareas pero un tercero reclama 20 hectareas)
• Cualitativo: cuando afecta al derecho en sus sustancia (ej., se transmite un campo sobre el
cual el tercero está ejerciendo una servidumbre de paso)
Tanto la turbación como la privación deben ser de derecho. El tercero debe apoyar su pretensión en una
norma. Si es de hecho no juega la evicción. Tampoco juega en turbaciones o privaciones de derecho
procedentes de la ley o las formadas en virtud de un derecho real o personal de goce de existencia conocida
al tiempo de la enajenación.
Efectos.
1) Obligacion de no turbar al adquierente: es una obligacion de no hacer a cargo del enajenante, quien
no debe actuar como tercero reclamante frente al adquierente. Esta obligacion también pesa sobre
los herederos del enajenante.
2) Defensa en juicio o citación de evicción: el enajenante debe acudir en defensa del adquirente cuando
este fuere turbado judicialmente en su derecho, y fuere citado por el termino que designe la ley de
procedimientos.
El adquierente tiene la carga de citar en “saneamiento” al enajenante y asi la derrota en juicio del
adquierente generara la obligacion de indemnizar a cargo del enajenante.
Si el enajenante no compareciere, el juicio proseguirá con el adquierente y no se le declarara
rebelde, pero la sentencia sera oponible al citado.
Si el enajenate compareciere puede tomar el roll de parte (como litisconsorte), o bien controlar la
marcha del proceso como tercero coadyuvante.
3) Indemnización de daños y perjuicios: si se consuma la evicción, el adquierente tendra derecho a
que se le pague el precio, mas la reparacion de los perjuicios sufridos, mas lo invertido en su
defensa.
Si en cambio resultara vencedor, no tendra ningun derecho contra el enajenante, ni aun para cobrar
los gastos que hubiera hecho en su defensa.
- - 112
1) si el adquierente no cumple con su obligacion de citar en saneamiento en tiempo util al enajenante
(art. 2110) y luego es vencido en juicio, salvo que prueve que era inútil citarlo por no haber
oposición justa que hacer al derecho del vencedor (art. 2111).
2) Si el adquierente dejo de oponer por negligencia o dolo las defensas que tenia a su alcance o si no
apelo la sentencia de primera instancia (art. 2112: no cesa si el venci probare que era inútil apelar).
3) Si el adquierente sin consentimiento del enajenante, somete el conflicto a arbitraje (art. 2113).
4) A los 6 meses de conocido el vicio (art. 4040).
5) Si el adquierente tubo conocimiento del peligro de la evicción y no obstante celebro el contrato,
salvo que la evicción hubiere sido expresamente convenida (2106).
Requisitos.
a) Vicio oculto: acerca de cuando el vicio es oculto se presentan tres teorias:
- cuando el vicio no es evidente, es decir, que no puede ser detectado por un hombre medio (por que
si fuera detectable por un hombre medio el vicio seria aparente, y por tal no debe responderse)
- hay que ver cada caso en concreto, porque para algunos el vicio puede ser oculto y para otros ser
aparente (ej., el mecánico)
- cuando un adquirente medio hubiese puesto toda las diligencias que debe poner (art. 1198) e
igualmente no pudiese descubrirlo.
b) Vicio grave: es aquel que hace que la cosa sea impropia para su destino o que de haberlo conocido
el adquierente no lo hubiera comprado o hubiera pagado menos.
c) Vicio existente al momento de la adquisición: no se responde por vicios posteriores a la adquisición.
El adquierente carga con la prueba de que el vicio existia al momento de adquierir la cosa.
Efectos:
A) En la compraventa y en la locacion de cosas (1525): en caso de vicios redhibitorios proceden
tanto la accion redhibitoria (restitucion de las cosas que se dieron las partes con motivo del
contrato) como la accion quanti minoris (disminución del precio); pero si opto por una luego no
podra optar por la otra, ya que se trata de acciones alternativas.
B) En otros contratos: solo procede la accion redhibitoria.
En cualquiera de los dos casos se puede exigir la indemnización por daños y perjuicios cuando el enajenante
obro de mala fe o debio conocer el vicio de acuerdo a su profesion.
- - 113
Si el adquirente conocia los vicios o debia conocerlos por su profesión u oficio, no puede reclamar
vicios redhibitorios (art. 2170). Esto ultimo no rige en el derecho del consumidor (art. 18, ley 24240).
Prescripcion.
El articulo 4041 establece que tanto la accion redhibitoria como la quanti minoris prescriben a los 3
meses desde que el vicio se manifesto o desde que se conocio.
El articulo 4023 establece la prescripcion de 10 años para toda accion personal por deuda exigible,
con lo cual si el vicio existio en el momento de la adquisición y lo descubro a los 9 y 11 meses, solo tengo un
mes para ejercer la accion redhibitoria o bien la quanti minoris.
- - 114
Bolilla VIII
En el mismo año de la reforma constitucional el PE reglamenta la ley a través del decreto 1798/94.
Con posterioridad, la ley sufre algunas reformas legislativas:
- Ley 24.586 que reforma el art. 31;
- - 115
- Ley 24.787 que reforma los arts. 8 y 25 e introduce los arts. 10 bis y 31 bis.
- Ley 24.999 que reincorporó las normas que habían sido vetadas por el PE. Reestablece los arts. 11,
13 y 40.
Integración de la LDC.
La LDC se integra con “las normas generales y especiales aplicables…” a las relaciones jurídicas
entre consumidores-usuarios y proveedores, “en particular con las de Defensa de la Competencia y de
Lealtad Comercial”. (Art. 3) También debe ser integrada con la Ley de Tarjetas de Crédito.
Interpretación.
El art. 3 establece que “en caso de duda, se estará siempre a la interpretación más favorable para
el consumidor”. Se trata de una derivación del principio favor debitoris, hoy día reformulado por el de favor
debilis, por no ser siempre el deudor la parte más débil de una relación jurídica.
1) Consumidores y usuarios:
El art. 1 dice “La presente ley tiene por objeto la defensa de los consumidores y usuarios. Se
consideran consumidores o usuarios, las personas físicas o jurídicas que contratan a título oneroso para su
consumo final o beneficio propio o de su grupo familiar (los que cohabitan con el consumidor) o social
(cualquier grupo de relación al que pertenece el consumidor: club, trabajo)”.
El consumidor es quien adquiere el bien o servicio para su consumo final o beneficio propio. El
usuario es quien se beneficia con el bien o el servicio (grupo familiar o social) pero no es el que lo contrata.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso: “Serán considerados asimismo consumidores o usuarios,
quienes, en función de una eventual contratación a título oneroso, reciban a título gratuito cosas o
servicios (por ejemplo: muestras gratis).” El fundamento de esto es que lo que se da gratuitamente es para
seducir al consumidor para que luego compre la cosa o contrate el servicio, y no con el ánimo de hacer una
liberalidad.
A su vez, el 2º párr. del art. 2 dispone que: “No tendrán el carácter de consumidores o usuarios,
quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes o servicios para integrarlos en procesos de
producción, transformación comercialización o prestación a terceros”. (Es decir, que el bien o servicio no
es para el consumo final)
Por su parte el decreto reglamentario 1798/94 dijo que: “Se entiende que los bienes o servicios son
integrados en procesos de producción, transformación, comercialización o prestación a terceros cuando se
relacionan con dichos procesos, sea de manera genérica o específica”. Con esta especificación acerca de
cuando un producto se inserta en el ciclo productivo, se está excluyendo a las personas jurídicas con carácter
lucrativo del ámbito de aplicación de esta ley, porque se considera que toda compra que haga o servicio que
contrate una persona jurídica con fines de lucro se incorpora al proceso de producción de manera genérica.
Ej. Si una persona jurídica con fines de lucro contrata un servicio de catering para sus empleados no quedará
- - 116
protegida por la LDC, porque dicha contratación se incorpora de manera genérica al proceso de producción.
De este modo, solo quedan amparadas por la LDC las personas jurídicas sin fines de lucro: asociaciones y
fundaciones.
Los profesionales liberales: el art. 2 in fine dice: “No están comprendidos en esta ley los servicios
profesionales liberales que requieran para su ejercicio titulo universitario y matrícula otorgada por
colegios profesionales”
Pero sí están comprendidos por la publicidad que hagan de los servicios que prestan.
Ámbito objetivo:
El art. 1 en sus tres incisos fija el marco de actuación objetivo de la ley, es decir, de cual podría ser
el objeto de una relación jurídica de consumo.
a) La adquisición o locación de cosas muebles: debe tratarse de cosas nuevas porque las cosas usadas no
son comprendidas por la ley. El término adquisición no debe limitarse al contrato de compraventa; es
mucho más amplio: permuta, leasing.
b) La prestación de servicios: Ej., servicios turísticos, bancarios. Están excluidos los profesionales liberales.
c) La adquisición de inmuebles nuevos destinados a vivienda, e incluso los lotes de terreno adquiridos con
el mismo fin, cuando la oferta sea pública y dirigida a personas indeterminadas: Se entiende por
inmuebles nuevos los inmuebles a construirse, en construcción, o que ya contraídos nunca hayan sido
ocupados (inmueble a estrenar) (dec. reglam. 1798/94)
Información y publicidad.
En el CC no hay una norma que establezca en forma directa el deber de información, pero se deriva
del principio general de la Buena Fe.
La LDC, en cambio, trae específicamente este deber como un deber autónomo, en el art. 4 que
establece: “Quienes produzcan, importen, distribuyan o comercialicen cosas o presten servicios, deben
suministrar a los consumidores o usuarios, en forma cierta y objetiva, información veraz, detallada, eficaz y
suficiente sobre las características esenciales de los mismo”.
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La información no necesariamente coincide con la publicidad. Tienen objetivos distintos. La
información apunta a dar detalles sobre el bien o el servicio que e ofrece, tipo, calidad, composición,
intervinientes, etc.,; la publicidad, en cambio, se dirige a captar o atraer adquirentes, consumidores,
mostrando los aspectos positivos del bien o del servicio.
La publicidad, conforme al art. 8 obliga al oferente y se tiene por incluida en el contrato con el
consumidor; de tal modo, si el contrato regula algo distinto a lo publicado, siempre se va a estar en beneficio
del consumidor.
Oferta.
El CC establece como uno de los caracteres de la oferta el de ser recepticia, es decir, que sea
dirigida a persona determinada.
La LDC, en el art. 7 por su parte dispone: “La oferta dirigida a consumidores potenciales
indeterminados, obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice, debiendo contener la fecha
precisa de comienzo y de finalización, así como también sus modalidades, condiciones y limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios
similares a los empleados para hacerla conocer”.
Por su parte el decreto reglamentario 1798/94 dispuso:
a) En la oferta de bienes y servicios realizada en el lugar donde los mismo se comercializan se podrán
omitir las fechas de comienzo y de finalización, en cuyo caso obliga a quien la emite durante el tiempo
en que se realice. La oferta realizada fuera del lugar de comercialización deberá contener siempre el
plazo de su vigencia.
Cuando el proveedor limite cuantitativamente su oferta de productos y servicios, deberá informar la
cantidad con que cuenta para cubrirla.
b) si el proveedor de cosas o servicios no cumple la oferta o el contrato el consumidor podrá, en su
caso, alternativamente y a su elección:
I. Exigir el cumplimiento forzado de la obligación, siempre que el incumplimiento no obedezca a
caso fortuito o fuerza mayor no imputable al proveedor;
II. Aceptar otro producto o prestación de servicio equivalente;
III. Rescindir el contrato con derecho a la restitución de lo pagado y al resarcimiento por daños y
perjuicios.
1) Garantía legal:
El art. 11 establece las garantías para cosas muebles no consumibles y dispone: “Cuando se
comercialicen cosas muebles no consumibles, el consumidor y los sucesivos adquirentes gozarán de garantía
legal por los defectos o vicios de cualquier índole (abarca vicios ocultos y aparentes), aunque hayan sido
ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido y lo entregado
y su correcto funcionamiento.
La garantía legal tendrá vigencia por tres meses (antes seis meses) a partir de la entrega, pudiendo
las partes convenir un plazo mayor.
En caso de que la cosa deba trasladarse a fábrica o taller habilitado, el transporte será realizado
por el responsable de la garantía y serán a su cargo los gastos de flete y seguros y cualquier otro que deba
realizarse para la ejecución del mismo”
Por su parte, el decreto reglamentario 1798/94 dispuso al respecto: “Si la cosa debiera trasladarse
a fábrica o taller para efectivizar la garantía, el consumidor deberá notificar al responsable de la misma
para que en el plazo de 48 hs. de recibida la comunicación realice el transporte.
Cuando se realice dentro de ese lapso, el consumidor podrá disponer el traslado sin comunicación
previa al responsable de la garantía, pero en tales casos éste no quedará obligado sino hasta los importes
de flete y seguro corrientes en plaza. El traslado deberá hacerse al centro de reparación mas próximo al
lugar donde la cosa se encuentre, si no indicare otro el responsable de la garantía.
El art. 16 [Prolongación del plazo de garantía] dispone: “El tiempo durante el cual el consumidor
está privado del uso de la cosa en garantía, por cualquier causa relacionada con su reparación. Debe
computarse como prolongación del plazo de la garantía legal”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso que: “b) se entiende que el consumidor está privado del
uso de la cosa desde que la misma fue entregada al responsable de la garantía a efectos de su reparación, y
hasta que éste la entregue a aquél.”
El art. 17 [Reparación no satisfactoria] dispone: “en los supuestos en que la reparación efectuada
no resulte satisfactoria por no reunir la cosa reparada, las condiciones optimas (aquellas necesarias para un
uso normal, mediando un trato adecuado y siguiendo las normas de uso y mantenimiento impartidas por el
fabricante; dec. reglam. 1798/94) para cumplir con el uso al que esta destinada, el consumidor puede:
a) pedir la sustitución de la cosa adquirida por otra de idénticas características. En tal caso el plazo de la
garantía legal se computa a partir de la fecha de la entrega de la nueva cosa; [La sustitución de la cosa por
otra de “idénticas características” deberá realizarse considerando el período de uso y el estado general de la
- - 119
que se remplaza, como así también la cantidad y calidad de las reparaciones amparadas por la garantía que
debieron efectuárseles; dec. reglam. 1798/94]
b) devolver la cosa en el estado en que se encuentre a cambio de recibir el importe equivalente a las sumas
pagas, conforme el precio actual en plaza de la cosa, al momento de abonarse dicha suma o parte
proporcional, si se hubiere efectuado pagos parciales;
c) obtener una quita proporcional del precio.
En todos los casos, la opción por parte del consumidor no impide la reclamación de los daños y
perjuicios que pudieren corresponder”.
2) Garantía convencional:
No puede bajo ningún aspecto restringir la garantía legal. Si puede ampliarla.
El art. 23 [deficiencias en la prestación del servicio] dispone que: “salvo previsión expresa y por
escrito en contrario, si dentro de los 30 días siguientes a la fecha en que concluyo el servicio se evidenciaren
deficiencias o defectos en el trabajo realizado, el prestador del servicio estará obligado a corregir todas las
deficiencias o defectos o a reformar o a reemplazar los materiales y productos utilizados sin costo adicional
de ningún tipo para el consumidor”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso que: “se considera que el plazo (de 30 días) comienza a
correr desde que concluyo la prestación del servicio”.
El art. 24 [Garantía] dispone que: “la garantí a sobre un contrato de prestación de servicios
deberá documentarse por escrito haciendo constar:
a) la correcta individualización del trabajo realizado;
b) el tiempo de vigencia de la garantía, la fecha de iniciación de dicho periodo y las condiciones
de validez de la misma;
c) la correcta individualización a la persona, empresa o entidad que la hará efectiva.
El 2176, es de aplicación siempre a vicios ocultos, en cuanto el proveedor debe, por su oficio,
conocer el estado de las cosas que comercializa y no puede pretender ampararse en su desconocimiento o
ignorancia. O sea que el consumidor puede siempre reclamar por daños y perjuicios, sin importar si el
enajenante fue de buena fe o mala fe.
El art. 2170, que libera al vendedor ante el conocimiento del vicio por el comprador por razón de su
profesión u oficio, es inaplicable a las relaciones de consumo. Por lo tanto, si el comprador es consumidor,
aun cuando por su profesión u oficio conoce el vicio, puede reclamar por los vicios redhibitorios. (ej.,
mecánico que compra un auto para su consumo final).
Venta domiciliaria:
El art. 32 dispone que la venta domiciliaria “es aquella propuesta de venta de una cosa o
prestación de un servicio efectuada al consumidor en el lugar donde reside, en forma permanente o
transitoria o en su lugar de trabajo. En ella el contrato debe ser celebrado por escrito y con las precisiones
del artículo 10.
Lo dispuesto precedentemente no es aplicable a la compraventa de bienes perecederos recibidos
por el consumidor y abonados al contado”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispone que: “a) se entenderá que están comprendidas dentro
de la venta domiciliaria o directa, sin perjuicio de otros, los sistemas en que la oferta del consumidor se
efectúe en el domicilio particular del oferente o en el del consumidor, en su lugar de trabajo o en el
domicilio de un tercero”.
El art. 10 al que hace referencia el art. 32 dispone [Contenido del documento de venta] “En el
documento que se extienda por la venta de cosas muebles deberá constar:
a) la descripción y especificación de la cosa;
b) El nombre y domicilio del vendedor
c) VETADO
d) La mención de las características de la garantía conforme a lo establecido en esta ley;
e) Los plazos y condiciones de entrega;
f) El precio y las condiciones de pago.
La redacción debe ser hecha en idioma nacional, ser completa, clara y fácilmente legible, sin
reenvío a textos o documentos que no se entreguen previa o simultáneamente. Un ejemplar debe ser
entregado al consumidor. Cuando se incluyan cláusulas adicionales a las aquí indicadas o exigibles
en virtud de lo previsto en esta ley, aquellas deberán ser escritas en letras destacada y suscripta por
ambas partes”.
En rigor, se trata de una compraventa “fuera del local comercial”, en domicilios particulares o
lugares de trabajo. Venta, por tanto, inhabitual, de alguna manera sorpresiva, con la presencia de personas
- - 121
que el comprador-consumidor no hubiera llevado, por lo normal, a un local de comercio con animo no
negocial sino doméstico.
En los contratos celebrados fuera del establecimiento comercial, el consumidor casi siempre se
encuentra en posición particularmente desfavorable, no teniendo posibilidades de conocer anticipadamente el
producto, de verificar la existencia de las cualidades prometidas o bien de compararlo con productos
similares ofrecidos por otras empresas. La libertad del consumidor se reduce sensiblemente, se elimina el
período de reflexión que media entre el momento de la decisión y aquél en que la compra efectivamente se
realiza. Representa, además de ello, el encuentro entre dos personalidades diferentes: de un lado, el vendedor
profesional, especialmente entrenado y motivado pro las comisiones especiales por los negocios realizados, y
por el otro, el consumidor desinformado, cuya fragilidad puede verse agravada por la ocurrencia de
circunstancia tales como la edad avanzada o el bajo nivel educacional.
La denominada “venta por correspondencia” constituye otra modalidad que, si bien parece a primera
vista conveniente, posibilita los abusos que la ley quiere evitar. A diferencia de la hipótesis del art. Anterior,
el medio usado permite la reflexión.
No obstante ello, fuerza a decidir sobre la base de fotografías o bien descripciones imprecisas, de
donde el riesgo de recibir productos que no se correspondan con los que se esperaban. Además por lo normal,
se trata de un negocio a distancia, entre ausentes.
La vulgarización de las ofertas por TV, con la aceptación por teléfono, es otra variante del mismo
tema. Aparece aquí la cuestión tan relevante de la publicidad engañosa, particularmente peligrosa en aspectos
relacionados con la salud, métodos o sistemas para adelgazar.
- - 122
(Hernández) desnaturaliza el sentido del mecanismo de protección; lo que se busca es proteger que la cosa no
se degrade, y en caso de que no se permita su uso, se estaría negando el derecho al arrepentimiento.
Interpretación.
Articulo 37 in fine: “la interpretación del contrato se hará en el sentido mas favorable al consumidor.
Cuando existan dudas sobre los alcances de su obligación, se estará a la que sea menos gravosa. En caso de
que el oferente viole el deber de buena fe en la etapa previa a la conclusión del contrato o en su celebración
o transgreda el deber de información o la legislación de defensa de la competencia o de la lealtad
comercial, el consumidor tendrá derecho a demandar nulidad del contrato o la de una o más cláusulas.
Cuando el juez declare la nulidad parcial, simultáneamente integrara el contrato, si ello fuere necesario”.
El control esta a cargo del juez.
Contrato de adhesión. Contratos en formularios. (art. 38).
En realidad debería haber dicho contratos “por” adhesión, ya que “contratos de…” son tipos
contractuales, y “contratos por…”, son modalidades contractuales; pudiendo un tipo asumir una modalidad.
El art. 38 dispone un contralor administrativo (autoridad de aplicación) sobre estos contratos, que
importa vigilar que los contratos por adhesión o similares (predispuestos) no contengan cláusulas abusivas.
Este articulo había sido vetado por el poder ejecutivo (decreto 2089/90) y fue incorporado en el año
1998 por la ley 24.999.
Las líneas vertebrales de la norma son las siguiente:
a) Ubica la responsabilidad en el ámbito contractual; caso Rayan Tuccilio c/ Cencosud S.A.
(vulgarmente conocido como caso coca-cola). La razón de ser de la responsabilidad contractual es el
fenómeno de la conexidad contractual. No obstante, algunos consideran que solo hay
responsabilidad contractual entre el que entrego la cosa o el que presto el servicio al consumidor (el
ultimo de la cadena de comercialización) y el consumidor, mientras que respecto de los otros la
responsabilidad es extracontractual.
b) Extiende la responsabilidad a todos los integrantes de la cadena productiva o de comercialización.
c) Consagra una imputación o atribución objetiva basada en la creación de riesgo o peligro.
d) En consecuencia, prescinde de la prueba de la culpabilidad y para exonerarse se requiere la prueba
de la interrupción del nexo causal (responsabilidad de un tercero, caso fortuito o fuerza mayor).
e) Consagra la solidaridad entre todos los intervinientes.
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Contratos de cambio
Compraventa
Finalidad típica
Lograr la transmisión del dominio de la cosa. La compraventa por sí misma no produce la
transmisión del dominio, tiene un efecto declarativo (sin necesidad de modo), no produce efecto real. El
contrato de compraventa es el título, para que surta efecto traslativo hay que sumarle el modo, que se da con
la tradición.
• Título: causa por la cual se entregó la cosa, justifica y explica el modo.
• Modo: es la forma utilizada p/ la transmisión del dominio.
Caracteres de la compraventa
• Típico y nominado
• Consensual: se perfecciona sólo consentimiento.
• Bilateral: genera o’ p/ ambas partes.
• Oneroso.
• Conmutativo: en ppio, podría llegar a ser aleatorio (por ej, venta a riesgo).
• No formal: excepto en la transmisión de inmuebles.
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2. Cuando por una convención o por un testamento se imponga al propietario la obligacion de vender
una cosa a persona determinada en realidad sigue siendo voluntaria, porque en última instancia pudo
rechazar el testamento.
3. En caso de condominio cuando uno de los condóminos exige remate en realidad no hay
obligacion de vender, sino obligacion de dividir.
4. Remate judicial no se rige por las disposiciones de la compraventa sino por las de la subasta
judicial; es un acto de ejecución procesal, no es un contrato (Mosset, Couture). Para López de Zavallía es
verdadera venta forzada.
5. Cuando la venta es realizada por administrador de bienes ajenos por ej, la realizada por el síndico
de una sociedad en quiebra, es una forma de liquidación judicial.
Para Mosset y Spotta en muchos supuestos falta el consentimiento, por lo que no hay contrato.
Para López de Zavallía la circunstancia de que uno esté obligado a contratar no significa ausencia de
consentimiento.
Borda sostiene deben analizarse los distintos supuestos.
1. Con la permuta:
En la compraventa se entrega una cosa por un precio, en la permuta e la entrega por otra
cosa. Según el art. 1356: si el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato será de
permuta si es mayor el valor de la cosa, y de compraventa en el caso contrario.
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Como regla general cuando el cargo es una prestación en dinero más o menos equivalente
a la cosa hay compraventa oculta tras una apariencia de donación. Con excepción de lo mencionado
anteriormente hay casos en que el beneficiario del cargo no es el donante y que el mismo no consiste
en una prestación en dinero.
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Respecto del vero dueño ese acto nulo es inoponible, tiene derecho a la reivindicación
sobre la cosa. La nulidad por venta de cosa ajena se salva por ratificación hecha por el propietario
(art 1330 1ª parte) y cuando el vendedor pasa a ser sucesor universal o singular (art 1330 2ª parte).
Capacidad.
Como principio general se exige capacidad para disponer, aunque a veces basta con capacidad para
administrar (por ej. empresa dedicada a la compraventa de inmuebles).
Incapacidades de hecho.
El contrato de compraventa no puede ser celebrado por incapaces de hecho, aunque pueden hacerlo
a través de sus representantes legales (arts 54 a 57 CC).
Después se rige por las disposiciones del 128 CC: el menor con 18 años que realice actividad laboral
y el que ejerza actividad profesional puede administrar y disponer libremente de los bienes que adquiere con
el producto de su trabajo.
Respecto de los menores emancipados (art 135) estos pueden administrar y disponer libremente de
los bienes recibidos a título oneroso, pero de los bienes adquiridos a título gratuito sólo poseen capacidad de
administración; para disponer de ellos requieren autorización judicial, salvo que mediare acuerdo de ambos
cónyuges y uno de estos fuere mayor de edad. Tampoco pueden los emancipados vender, sin autorización
judicial, los bienes raíces suyos, ni los de sus mujeres o hijos (art 1360).
Incapacidades de derecho.
Son prohibiciones cuyo fundamento moral es no permitir que existan intereses contradictorios entre
quienes la ley supone que debe haber unidad. “no debe haber litigios entre padres e hijos, entre abogados y
representantes…pues se trata de relaciones de confianza en las que hay un único centro de interés.
El defecto que produce el vicio de falta de capacidad o legitimación es la nulidad” (Lorenzetti).
Son prohibidas:
• La compraventa entre cónyuges, art 1358: no es aplicable a cónyuges futuros ni a
los separados por divorcio vincular. Se discute si se aplica cuando hay una separación personal
aunque hubiese división de bienes.
• Art 1359: los tutores, curadores y padres no pueden, bajo ninguna forma, vender
bienes suyos a los que estén bajo su guardia o patria potestad se trata de los representantes
legales de los incapaces. Tampoco pueden comprar los bienes de sus hijos o representados, ni aún
en remate público, por sí o por persona interpuesta (art 1361 incs 1 y 2).
• Art 1361 inc 4: prohíbe la compra a los mandatarios, aunque sea en remate
publico, por sí o por persona interpuesta, de los bienes que estén encargados de vender por cuenta
de sus comitentes se trata de supuestos de representación voluntaria, nulidad relativa,
susceptible de confirmación por el mandante.
• Art 1361 inc 3: los albaceas no pueden comprar los bienes de los testamentarias
que estén a su cargo, disposición que se extiende a los bienes que administra (art 3852) la
nulidad es relativa, susceptible de confirmación por el menor llegado a la mayoría de edad.
• Art 1361 inc 5, 6 y 7: prohíbe la compra de ciertos bienes a los empleados
publicos, magistrados, auxiliares de justicia y ministros de gobierno en este caso la nulidad es
absoluta; el fundamento es que los sujetos no influyan en los litigios en que participan, garantizar
la independencia de los funcionarios publicos, etc.
El art 1362 establece que las nulidades de las compras y ventas establecidas anteriormente
no pueden ser deducidas ni alegadas por las personas a las cuales comprenda la prohibición.
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Forma.
La regla general es la forma libre, aunque existen exigencias para ciertas compraventas:
Prueba.
Como regla general el contrato de compraventa puede ser acreditado por cualquier medio. Se rige
por la prueba de los contratos en general, salvo algunas cuestiones particulares:
• si supera los 10000$ o es negado en juicio debe probarse por escrito y no
por testigos (art 1193). Según Lorenzetti el art 1193 se aplica cuando se trata de la prueba del
contrato como acto juridico bilateral, pero no a los hechos que pueden referirse a circunstancias
relativas a su celebración o cumpli/ (pe la entrega de mercadería puede ser probada por cualquier
medio).
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• Venta condicional: los efectos del contrato se subordinan a la existencia futura de
la cosa. Si no se produce se tiene como si nunca se hubiese celebrado. Condición resolutoria.
• Venta de esperanza o pactada de modo aleatorio: el comprador toma sobre si el
riesgo respecto a la existencia de la cosa. El contrato produce los mismos efectos si la cosa existe o
no.
Existen diferentes grados en como el comprador puede asumir el riesgo:
art 1404: es el más exigente; el comprador asume la totalidad del riesgo, deberá
pagar todo el precio aunque la cosa no llegue a existir – siempre que no exista culpa del vendedor
-.
Art 1405: el riesgo es más acotado; el riesgo que asume el comprador es que la
cosa exista en menor medida en cuyo caso deberá pagar todo el precio, si la cosa no llegase a
existir o deberá nada.
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estén contadas, pesadas o medidas. Borda difiere de esto, y establece que es asi porque fue tomado
irreflexiblemente del Code frances, en el cual se daba la transferencia de la propiedad con la venta
Precio.
El precio debe ser…
• Serio: significa que el precio no puede ser vil (relativamente desproporcionado, la
compraventa puede ser anulada por vía de lesión), irrisorio (totalmente desproporcionado, se
considera que no hay precio), ni ficticio o simulado.
• Cierto, art 1349: que sea determinado (aquel individualizado en la génesis del
contrato) o determinable (cuando se fijan pautas para su determinación).
Es determinable cuando:
1. Determinación del precio por el valor del mercado: el CC lo admite solo respecto
de los bienes muebles (art. 1353), lo cual es criticado, porque actualmente tambien los inmuebles
tienen valor de mercado fijado por tasaciones que realizan las inmobiliarias y corredores. Por ello,
la doctrina admite que los inmuebles puedan ser vendidos remitiendose al precio de otros
inmuebles similares de caracteristicas determinadas. Tambien pueden ser vendidos ajustandose a
tasaciones de corredores.
A tal punto es admitido respecto de los bienes muebles, que el art. 1354 dispone que: “Si la
cosa se hubiere entregado al comprador sin determinación del precio, o hubiere duda sobre el precio
determinado, se presume que las partes se ajustaron al precio corriente del dia, en el lugar de la
entrega de la cosa”. En esta hipótesis, solo valida para bienes muebles, la ley presume que lo que las
partes en realidad quisieron es sujetarse al precio corriente.
2. Se deja su determinación al arbitrio de una persona determinada: la relación que
media entre las partes y los árbitros es contractual. El acto juridico que se le encarga al tercero es
la fijación del precio.
Puede ser que el tercero designado no acepte el cargo o aceptado no lo cumpla. En estos
dos casos la compraventa queda sin efecto (art 1350) esta solución de Vélez no coincide con la
regla general en materia de objeto de los contratos (1171), para cualquier contrato si el tercero no
fija el precio, el juez lo fija. Además esta solución contradice el principio de conservación del
contrato.
¿Qué pasa si el precio fijado por el tercero es absolutamente desproporcionado? el art
1351 establece que el precio fijado es irrevocable y no hay recurso alguno para variarlo; para la
doctrina esto es insostenible, si hay error, dolo o violencia habrá nulidad. Otro sector de la doctrina
opina que el juez está obligado a fijar el precio por el principio de conservación del contrato.
3. Se determina con referencia a otra cosa cierta: las partes pueden referir el precio
al que tiene otra cosa cierta en al mercado, utilizando de este modo el procedimiento de la analogía
(art. 1349).
Es ilicita la determinación del precio por una sola de las partes
• En dinero: en moneda corriente nacional o extranjera (art 617 y ley 23298). Es un
elemento esencial y tipificante de la compraventa.
Anteriormente si se pagaba en moneda extranjera (por ej dólares) según el art 617 la
obligacion era considerada de dar cantidad de cosas, por lo que sólo era considerado dinero la
moneda de curso legal.
Con la ley de convertibilidad la entrega de moneda extranjera es considerada obligacion de
dar suma de dinero, pero se debe entregar en la misma moneda pactada en el contrato (por ej. si se
pactó en yens se pagaba en yens), a no ser que se hubiera previsto la posibilidad de pagar con
moneda de curso legal (por ej. 10 dólares o pesos equivalentes).
- - 131
Obligaciones el vendedor. (arts 1408 a 1423)
• Conservar la cosa en el estado do en que se encontraba el día del contrato, hasta la entrega al
comprador.
• Entregar la cosa con todos sus accesorios.
• Recibir el precio en el lugar convenido, y si no lo hubiese, al momento de entrega de la cosa, salvo
que la venta fuese a crédito.
• Entregar la cosa vendida en el tiempo fijado, caso contrario el comprador puede pedir la resolución
del contrato o la entrega de la cosa en forma tardía mas los daños. Si el vendedor se hallare imposibilitado de
entregar la cosa, el comprador tiene derecho a la restitución del precio sin estar obligado a esperar el cese de
la imposibilidad.
• Responder por evicción y vicios redhibitorios.
• Satisfacer los gastos de la entrega, salvo pacto en contrario.
• Cuando la cosa vendida fuese inmueble comprado a crédito sin plazo, o estando ya vencido el plazo
para el pago, el comprador tendrá derecho, para demandar la entrega, de depositar judicialmente el precio.
Pactos en la compraventa.
Los pactos son…y pueden incorporar condiciones o modificar los efectos naturales del contratos.
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La retroventa puede ser interpuesta contra los herederos del comprador y contra los terceros adquirentes
del inmueble porque la misma consta en el título que al estar inscripto es perfectamente cognoscible por
cualquiera.
El boleto de compraventa.
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Es habitual que la compraventa inmobiliaria se realice a través del boleto de compraventa
inmobiliaria, que es el instrumento privado en el que las partes establecen el contenido esencial del contrato
de compraventa, esto es, manifestar su consentimiento en torno a la cosa y el precio.
Respecto a su naturaleza juridica hay dos tesis:
1. Teoria formalista:El boleto de compraventa inmobiliaria es un contrato preliminar,
una promesa de venta por la cual ambas partes se han obligan a celebrar el contrato de
compraventa serio y definitivo. Sería la primera fase y tendría como contenido la obligacion de
celebrar el contrato de compraventa propiamente dicho.
Esta tesis encuentra sustento normativo en la consideración del contrato de compraventa
inmobiliaria como contrato formal no solemne (art 1184 inc 1), al exigir la compraventa
inmobiliaria la escritura pública el boleto de compraventa sería el contrato preliminar. Si bien esta
tesis es cuestionada por gran parte de la doctrina, es tomada por el proyecto de reforma.
2. Teoria no formalista: El boleto de compraventa es el contrato de compraventa
serio y definitivo. Cuando se firma el boleto se está comprando y vendiendo.
Encuentra sus fundamentos en las siguientes normas:
• Art 1323, definición de compraventa: esto condice con lo que sucede en la realidad
social. Esta concepción evita el desdoblamiento del consentimiento que sostiene la tesis anterior
(consentimiento para el boleto, consentimiento para el contrato definitivo). En la realidad el
desdoblamiento del consentimiento no se da.
• Art 1184 inc 1: para esta tesis la compraventa inmobiliaria es un contrato no
formal. Ese inciso no alude al contrato de compraventa sino al negocio de transferencia de
dominio. Es lógico que ese articulo juegue para la transferencia dominial.
• Art 1187: la tesis del contrato preliminar lleva a que si se incumple ese contrato el
mismo se resuelve con el pago de daños y perjuicios. Desde 1950 la jurisprudencia sostiene que
los jueces pueden escriturar en caso de resistimiento por parte del incumplidor, ya que este al
firmar el boleto ya prestó su consentimiento.
- - 135
La solución adoptada por la doctrina y jurisprudencia mayoritaria es que se debe proteger a quien
ostente algún tipo de publicidad, si hay conflictos publicitarios triunfa la publicidad anterior.
La publicidad mencionada puede ser registral (inscripción) o posesoria (ejercicio de un determinado
derecho); si esas publicidades chocan se resuelve por el principio “primero en el tiempo, primero en el
derecho”.
Consecuencias juridicas entre partes: se impone al propietario que decide fraccionar ese
lote mayor que antes de enajenarlos afecte ese inmueble en el Registro de la Propiedad al régimen de la ley
14005 (art 2). Esta obligacion se relaciona con la de inscribir el boleto de compraventa (art 4) no se puede
cumplir esta obligacion si anteriormente no se cumplió con la afectación.
En caso de que el vendedor venda y no haya cumplido el trámite de afectación, en este caso los
mismos compradores, a costa del propietario (quien deberá soportar los gastos de la gestión), podrán tramitar
la afectación.
Se reconoce al comprador el derecho a pedir la escrituración habiendo pagado el 25% del precio (art
7).
El vendedor puede pedir sobre el inmueble una garantía hipotecaria por el saldo del precio. El plazo
de escrituración es de 30 días desde que se intimó al vendedor.
Tambien el comprador tiene derecho a pagar anticipadamente el precio, a resistir la resolución del
contrato intentada por el vendedor (no puede pedir el vendedor la resolución, aún cuando exista un pacto, si
el comprador pagó el 25% o introdujo mejoras equivalentes al 50% del precio) (art 8).
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adquirente por boleto que tenga posesión y acreedor embargante, pero la doctrina mayoritaria considera
vencedor a este último porque el criterio es hacer prevalecer la inscripción registral).
Permuta.
Concepto.
Es aquel contrato mediante el cual uno de los contratantes se obliga a transferir a otro la propiedad
de una cosa, y éste se obliga a darle a cambio la propiedad de otra cosa (art 1485).
La analogía con la compraventa justifica la remisión que se hace a sus normas (art 1492) y la
escasez de textos propios para este contrato.
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La permuta es históricamente anterior a la compraventa; la parición del dinero la desplazó por la
compraventa. Actualmetne la permuta es utilizada en los contratos internacionales en los que el dinero no es
atractivo por las oscilaciones monetarias o por la multiplicidad de monedas. Tambien es empleada en los
contratos de larga duración entre empresas que se aprovisionan mutuamente, intercambiando cosas que luego
se compensan.
Caracteres:
Es un contrato consensual, obligacional (es el título que justifica la tradición como modo de
transferir la propiedad), bilateral, conmutativo, oneroso, formal o no depende de las cosas conmutadas (pe
inmuebles formal).
Objeto de la permuta.
Es el intercambio de cosas. Las cosa que son objeto de permuta son las mismas que las que pueden
ser objeto de compraventa (art 1491).
Obligaciones:
Los contratantes ocupan recíprocamente los lugares de comprador y vendedor, por
lo que asumen ambas partes las obligaciones de un vendedor: los gasto de la entrega y recibo de la
cosa deben ser soportados por partes iguales, salvo pacto en contrario, siendo inaplicable la norma
del art 1424 CC (obligacion del comprador).
Si una de las partes aún no entregó la cosa y recibe una cosa de la otra parte y tiene
“justos motivos” (juicio de previsibilidad sustentable en la existencia de datos objetivos que
provoquen el temor del contratante) para creer que el que se la dio no es el dueño, no está obligado
a la entrega (de la cosa que debía) y puede pedir la nulidad del contrato (art 1486) se trata de dos
derechos distintos: el primero es el de retención de la cosa que se debe entregar y suspensión del
cumplimiento, el segundo es de resolución y no de nulidad como dice el código ya que en realidad
hay un incumplimiento y no un vicio (Lorenzetti).
Puede ocurrir que una de las partes haya recibido una cosa de la otra y la hay
transferido a un tercero. Si en ese supuesto se da el temor de que el primer contratante no sea el
dueño, el copermutante que hubiese enajenado la cosa que se le dio en cambio, sabiendo que ella
no pertenecía a la parte de quien la recibió, no podrá anular el contrato, mientras que el poseedor a
quien hubiese pasado la cosa, no demandase contra él la nulidad de su contrato de adquisición (art
1488).
Rige para ambas partes la garantía de evicción y las facultades que de ella resultan.
Cesión de derechos.
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Concepto
Es el contrato por el cual se traspasa la titularidad de un derecho patrimonial transferible que no
tenga por ley otro procedimiento establecido para ello.
En el CC está tratado dentro de la cesión de créditos, lo que es erróneo porque la cesión de créditos
es una especie dentro del género de cesión de derechos. A la cesión de derechos se le aplica las normas
relativas a la cesión de crédito que no se opongan.
Cesión de créditos.
Concepto.
Es el contrato mediante el cual el cedente cede al cesionario un crédito que tiene sobre su deudor.
Esta definido por el CC en el art 1434: habrá cesión de crédito cuando una de las partes se obligue a
transferir a la otra el derecho que le compete contra su deudor, entregándole el título de crédito si existiere
definición inexacta ya que con la celebración del contrato ya se transfiere el crédito – no es que se obligue a
transmitir posteriormente- y la entrega del título no es requisito para el perfeccionamiento.
No es una figura triangular, las partes son cedente (quien poseía el crédito originario) y cedido (a
quien se le ha transferido el crédito), el deudor cedido no es parte sino un tercero interesado.
Caracteres:
Consensual, gratuito u oneroso, conmutativo, formal se exige bajo pena de nulidad la celebración
por escrito (art 1454), son una excepción a este principio los títulos al portador (se traspasa el título, se
traspasa el crédito). Según la jurisprudencia la forma escrita sólo es exigida para la prueba. Puede ser
aleatorio, es el caso de la cesion de creditos dudosos o litigiosos
Cesión de venta.
Es una subespecie de la cesión de crédito en la cual se paga un precio por el mismo; se aplican en la
medida de lo posible las normas de la compraventa pero se diferencia con la misma en que el objeto es un
crédito en vez de una cosa.
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Existe en la cesión de venta una garantía de evicción entre cedente y cesionario referida a la
existencia (se refiere a que el crédito exista dentro del patrimonio del cedente) y legitimidad (que no se
encuentre el crédito atacado por alguna acción de nulidad) del crédito, pero nunca a la solvencia del deudor
(salvo que esta haya sido anterior a la cesión y pública). La gtía de evicción como efecto natural puede ser
limitada por las partes (art 1476).
Notificación.
Es un acto juridico unilateral y recepticio, idóneo para volver oponible el traspaso del crédito. La
forma de notificar al deudor cedido es libre. No hay plazo de caducidad para hacer la notificación, pero tiene
como ventaja consolidar el crédito en el patrimonio del cesionario.
Si hay dos cesionarios del mismo crédito y uno de ellos notificó, prevalece el que notificó. Si dos
cesionarios notifican en el mismo día, se prorratea el crédito. Lo usual es que la notificación se haga en forma
inmediata a la celebración.
¿Qué pasa si un acreedor del cedente trabó un embargo sobre su patrimonio? Depende del
momento:
1. Si embarga antes de la celebración: la cesión realizada es inoponible al acre del
cedente.
2. Si embarga entre la celebración y la notificación: hay dos tesis, una sostiene que
se debe prorratear el crédito (López de Zavallía), otra que el acreedor del cedente prevalece por
sobre el cesionario (jurisprudencia mayoritaria).
3. Si embarga después de la notificación: llegó tarde, el crédito ya salió del
patrimonio del cedente he aquí la importancia de la notificación.
Caracteres.
Consensual, formal no solemne (exige escritura pública), traslativo (produce los efectos desde la
celebración), aleatorio de la cesión debe saberse existencia (si el que cede es o no heredero), cantidad (si
cede todo o parte alícuota) y consistencia (aspecto aleatorio, es saber que bienes componen esa universalidad,
no se garantiza –por ej. podrían ser puras deudas-)
Forma.
Debe hacerse mediante instrumento público. Aquí no hay notificación, lo que hay es la presentación
de esa cesión en el juicio sucesorio del causante. Puede hacerse mediante escritura pública o por acta judicial.
Para la publicidad ante terceros es necesario, además de la escritura, la tradición e inscripción
registral en su caso.
Puede haber diversas modalidades de celebración:
1. sin hacer ninguna referencia al contenido
2. aclarando que es dudosa o litigiosa la existencia o legitimidad (atenúa la evicción)
3. la parte cedente puede garantizar la existencia de la herencia, su calidad de
heredero y una determinada cantidad de bienes es una cesión de una universalidad pero con
garantía de evicción de un grupo de bienes.
Las dos primeras son las formas típicas de esta cesión, se crea una incertidumbre que permite
calificar al contrato de aleatorio (Lorenzetti). Pueden aparecer bienes o deudas desconocidas, sin que ello de
lugar a la rescisión del acto ni al reajuste del precio, salvo que el cedente aclare que un bien determinado
estaba incluido dentro de la herencia.
Respecto a la responsabilidad por evicción el cedente responde si pierde la calidad de heredero, no
por los bienes de la herencia (art 2160).
*según algunos autores nada obsta a que se apliquen las reglas de la lesión en los aspectos extraños
al alea.
Locación de cosas.
Debido a la incidencia de este contrato en el ámbito social, existe una rigurosa legislación del
mismo. El decreto 1580/ 43 dispuso la intervención del Estado en la prórroga de los plazos. La ley 21.342
marca la vuelta a la autonomía de la voluntad del CC. En 1984 se sanciona la ley 23.091, llamada ley de
locaciones urbanas, cuyas normas están encaminadas a la defensa del locatario es una ley de orden público
económico de protección. Recorta la autonomía de la voluntad en resguardo del locatario (parte débil de la
relación).
Concepto.
Es aquel contrato mediante el cual una parte denominada locador se obliga a conceder el uso y goce
de una cosa a otra parte denominada locatario quien se obliga a cambio a pagar un precio cierto en dinero
llamado canon.
Caracteres.
Bilateral, oneroso, típico (regulado en diversas normas), conmutativo, de tracto sucesivo, de cambio
(la finalidad es cambiar el uso y goce por un precio).
Respecto a si es formal o no: para el CC es un contrato no formal, pero la ley 23.091 impone que las
locaciones urbanas deben hacerse por escrito por instrumento privado. Se impone una formalidad como
manera de proteger al locatario, para que consten en un instrumento los derechos que le corresponden.
La ley no establece con qué carácter se exige esa formalidad, por lo que hay distintas opiniones: para
algunos es un contrato formal no solemne (Mosset), para otro sector doctrinario es un contrato no formal con
forma exigida para la prueba (López de Zavallía).
La ley en caso de incumplimiento de la formalidad le da cierta eficacia al contrato si media principio
de ejecución, lo que constituye una excepción al principio de ineficacia esos efectos son: el plazo no va a
ser el fijado por el contrato sino el mínimo y el precio va a ser determinado por el juez.
Elementos tipificantes.
Son uso y goce, temporalidad y precio.
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El CC permite la posibilidad de que sean objeto de locación cosas que se hallan fuera del comercio
(por ej. playas, art 1501), salvo que esa locación sea de una cosa que afecta el orden publico, la moral y
buenas costumbres.
Respecto a la locación de cosa futura, se entenderá como realizada sujeta a condición suspensiva de
que la cosa exista. Tambien se permite la locación de cosa ajena (por ej. sublocación).
Temporalidad.
Se fija esa concesión en un marco temporal, es un contrato de duración. El CC y la ley 23.091 se
ocupan del tiempo de la locación (el cual fue tratado distinto de acuerdo al momento histórico que
transcurría).
- - 143
c) Indemnizar al locador. El monto se determina según el momento de la resolución:
si es antes del 1º año la indemnización es equivalente a un canon y medio; si se realiza después del
1º año es sólo un canon.
d) Que el locatario no se hallase en mora.
Los locatarios de inmuebles destinados a comercio no estaban amparados por esta norma,
por lo que sólo les quedaba como posibilidad rescindir el contrato (cosa que no muchas veces era
consentido por el locador) actualmente la ley 24.808 establece que el art 8 tambien rige para
locaciones con destino comercial.
Precio.
No hay locación sin precio. Por aplicación de las normas relativas a la compraventa el mismo debe
ser determinado, serio, en dinero, fijado por períodos que las partes acuerden, puede ser previsto que se
pague en forma anticipada o a mes vencido.
La ley 23.091 contiene restricciones relativas a la fijación del precio de inmuebles destinados a
vivienda: debe ser fijado en períodos mensuales, no se pueden exigir pagos anticipados superiores a un
canon, no se pueden pedir depósitos en concepto de garantía por más de 1 mes, el locador no puede pedir el
pago del valor llave si se violan estas disposiciones el locatario puede exigir inmediatamente el reintegro,
aún por vía judicial (en cuyo caso el locador cargará con las costas).
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1000, total 24000). Para la doctrina y jurisprudencia prevaleciente es plenamente posible la
locación con precio escalonado).
En 1993 el ministerio de economía mediante la resolución 144 prohibió la posibilidad de
establecer cánones con escalonamente la mayoría de los jueces la declaró inconstitucional por
oponerse al CC y a las leyes complementarias. Actualmente no hay muchas locaciones con
escalonamiento debido a la depresión del mercado locativo.
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intimarse por plazo no inferior a 10 días al locatario para que cumpla, recién después se va a poder resolver o
demandar cumplimiento (art 5).
Contrato de ahorro.
Concepto.
Es aquel contrato en el cual una parte denominada suscriptor, entrega una cantidad de dinero en
cuotas anticipadas, contra la entrega de un bien inmueble, mueble, un servicio o una suma de dinero, la que
tendrá lugar en el futuro, una vez que cumpla con las condiciones de adjudicación pactadas de sorteo o
licitación.
El sistema nació como una mutualidad, financiación recíproca de los integrantes. Está regulado por
el decreto 1.422/77 y, por aplicación analógica, por las disposiciones relativas a los contratos de crédito y
entidades financieras.
Naturaleza juridica.
Es una red contractual; une a un grupo de contratos de cambio, individuales pero conexos, a través
de una finalidad negocial supracontractual.
Sujetos.
1. Empresa organizadora: determina el numero de adherentes necesarios (lo cual asienta en el
contrato), por eso es responsable de la organización, de la administración de suscriptores, del funcionamiento
eficaz y del cumplimiento de la finalidad perseguida.
2. Grupo de ahorristas: se discute si forman o no una persona juridica.
Sólo pueden ser empresas organizadoras las SA, bancos oficiales y entes públicos con autorización de la
inspección de justicia de la nación.
Caracteres.
Contrato celebrado por adhesión, de consumo, de larga duración o tracto sucesivo, bilateral,
oneroso, formal (por escrito), de cambio, no puede ser superior a 30 años.
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Riesgos.
Los mismos están a cargo de la empresa que organiza, si lo traslada por cláusulas predispuestas al
suscriptor las mismas serán nulas por ser abusivas. El organizador tambien carga con el riesgo de no lograr la
cantidad de suscriptores necesaria.
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Contratos de colaboración
Elementos.
1. Prestación de un servicio por parte del locador.
2. Pago de un precio en dinero por parte del locatario el precio del servicio debe consistir en
una suma de dinero, pero las partes pueden accesoriamente estipular a favor del locador otras prestaciones
(por ej. el alojamiento que se le da al portero).
Partes.
Locador (quien presta el servicio) y locatario (quien paga el precio).
Caracteres.
Bilateral, consensual, a título oneroso (las ventajas que recibe cada una de las partes tiene como
contrapartida un sacrificio, si el servicio fuera prestado gratuitamente, el contrato sería innominado),
conmutativo, no formal.
Evolución histórica.
En el derecho romano no había locación de servicios ya que sólo existía trabajo servil (de los
siervos).
En la edad media el trabajo industrial estaba sujeto a las reglas de cada oficio, sólo el servicio
doméstico se consideraba sujeto a principios juridicos.
A fines del XIX debido al aumento de obreros y empleados el Estado empieza a intervenir en
vigilancia del trabajo.
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locatario. En la locacion de servicio los soporta el locatario, el locador no responde por la destrucción de la
cosa sobre la cual se presta el servicio, puede en ese caso exigir igualmente el pago del precio.
2. En cuanto a la prescripción de la acción para reclamar el pago del precio: en la locacion de
obra es de 10 años entre presentes y 20 entre ausentes. En la locacion de servicio es de 3, 2 o 1 año según el
caso.
3. En cuanto al precio a pagarse en caso de rescisión: en la locación de obra el locador debe
percibir toda la utilidad que hubiera percibido si el contrato se hubiera cumplido. En la locacion de servicio el
locador sólo cobra por los servicios efectivamente prestados.
4. En cuanto a la responsabilidad: en la locacion de obra el locador asume la responsabilidad.
En la locacion de servicio el locatario responde por los daños causados a terceros por el locador del servicio.
Forma y prueba.
La locacion de servicio es un contrato no formal y no solemne. Es frecuente que se realice
verbalmente. La prueba puede hacerse por cualquier medio y le incumbe su carga a la parte que lo invoca.
La prueba puede versar sobre: la existencia misma del contrato, la extensión o importancia de los
servicios prestados, el precio, el pago de los servicios.
En caso de la prueba del precio, por tratarse no de un hecho sino de una estipulación del contrato, la
prueba testimonial o la de presunciones es inadmisible, salvo que medie principio de prueba por escrito (por
ej. tabla de precios de los diferentes servicios) si no es probado, será fijado judicialmente.
Capacidad.
El CC no trae reglas especiales respeto a la capacidad para celebrar este tipo de contratos, además la
doctrina aclara que tanto el locatario de los servicios como el locador ejecutan un acto de administración, por
lo tanto pueden realizarlo aquellos que tengan capacidad de administrar sus bienes.
Si el locador o el locatario fuere incapaz, pese a ser ese contrato nulo por falta de un elemento
esencial (capacidad), si el servicio fue prestado es ineludible la obligacion de pagar el precio (Rezzónico),
por aplicación de los arts 1164/6 y del principio prohibitivo del enriquecimiento sin causa.
Respecto los menores cabe destacar:
1. Servicios prestados a terceros, art 275: entre los 14 y 18 años no pueden ejercer oficio,
profesión o industria sin autorización de sus padres.
2. Servicios prestados a los padres, art 297: los padres pueden exigir que los hijos que estén
bajo su autoridad y cuidado les presten colaboración propia de su edad, sin que con ello tengan derecho a
reclamar pago o recompensa.
3. Servicios de los criados a sus criadores y de los pupilos a sus tutores, art 1625: hasta los 15
años no tienen derecho a sueldo.
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1. Precio de costumbre: cuando no existen normas del derecho laboral o normas arancelarias
de orden publico, el juez debe fijar el precio. El precio de costumbre es el corriente en un lugar y tiempo
determinado.
2. Determinación judicial, evolución de la jurisprudencia: el art 1627 dice que el precio de
costumbre debe ser determinado por árbitros, lo que ocasionó que por mucho tiempo los tribunales
nacionales (al interpretar literalmente el texto) exigieran el sometimiento de la cuestión a tribunal arbitral. A
fines del XIX la CSJN apartándose de la jurisprudencia mayoritaria, resolvió que los jueces podían
directamente fijar los precios de estos servicios cuando no había sido determinado por las partes.
Locación de obra.
No está específicamente tratada como tal en el CC. El art 1493 define todas las locaciones y el art
1623 define la locación de servicio. La locacion de obra está regulada junto con la locacion de servicio.
Según López de Zavallía siguiendo el esbozo de Freitas, en realidad cuando Vélez tituló este art
como locacion de servicio, debería haberlo llamado locación de actividad (para comprender a ambas).
Concepto.
Habrá locación de obra cuando dos partes se obliguen recíprocamente, la una a ejecutar una obra, y
la otra a pagar por esta obra un precio determinado en dinero.
Caracteres.
Consensual, bilateral, oneroso, no formal, conmutativo.
¿De ejecución instantánea o tracto sucesivo? López de Zavallía considera que la obra se define en
un único momento, que es el de la entrega y recepción; los avances parciales no hacen al objeto del contrato,
no hay prestaciones fluyentes, por lo tanto es de ejecución instantánea. Para la mayoria de la doctrina no sólo
importa la obra, sino tambien el camino hacia la misma; son prestaciones fluyentes, por lo que es de tracto
sucesivo.
Partes.
El locatario o contratante (quien paga el precio) y el locador o empresario (quien realiza al obra).
Sistemas de contratación.
1. Sistema por economía: emprendimiento personal que acude a contratos distintos a la
locacion de obra para lograr una obra (compraventa, locacion de servicios, etc). No se puede autoabastecer.
2. Sistema por administración: emprendimiento personal, pero recurro para esos contratos a
un mandatario para que contrate a nombre y cuenta mío.
3. Con precio predeterminado global o ajuste alzado: el precio predeterminado puede ser
absoluto (no hay variación posible) o relativo (puede haber pequeñas variaciones pero fijadas de antemano
por contrato, entre un máximo y un mínimo) no aconsejable en épocas de inflación.
4. Con precio predeterminado por unidades técnicas: se divide en unidad simple (no se dice
cual es el numero total de unidades, pero sí cuanto cuesta cada una; puede haber resolución de tipo parcial del
contrato quedando en pie lo hecho) y unidad de medida (hay un numero total de unidades y precio por
unidad).
5. Sin precio predeterminado: el costo es la suma del coste (gastos de construcción, por ej.
materiales y mano de obra) y las costas (utilidades del locador). Las costas se pueden pactar de dos maneras,
como un porcentaje del coste o con una suma fija. Utilizado en épocas inflacionarias.
Los sistemas 1 y 2 se no se valen de la locacion de obra; los sistemas 3, 4 y 5 se valen de la locacion
de obra.
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1. Ejecutar la obra conforme lo convenido, respetando las reglas del arte. Si falta estipulación:
siguiendo las costumbres del lugar o en base al precio estipulado (art 1632). Si la decisión de cómo ejecutarla
fue librada a satisfacción del dueño o de un tercero no es una cuestión puramente subjetiva, sino conforme
a parámetros objetivos de un perito y en última instancia del juez art 1634).
2. Entregar la cosa en el plazo fijado. Ente la falta de estipulación (art 1635) tiempo
razonablemente necesario. Puede ser designado por el juez a pedido de parte, según entidad y calidad de la
obra.
3. Permitir el control del locatario. Se aplica la teoría sicológica.
Consecuencias de la recepción.
1. Plazo: si hubo demoras implica la concesión tácita del plazo. Renuncia a cualquier tipo de
acción.
2. Trabajos adicionales: se presumen hechos con autorización del locatario, que está
obligacion a pagarlos.
3. Vicios: no podrá reclamar los aparentes excepto ruina, los aparentes no advertibles y los
redhibitorios puedo reclamarlos hasta 60 días después que los descubro.
Recepción provisoria.
Se recibe la obra, pero se guarda un porcentaje del precio para solventar, en garantía, vicios
aparentes, no advertibles y redhibitorios. Tiene que ser fundada. Se usa más por vicios aparentes no
advertibles (pe sistema de calefacción).
Después de entregada la obra: responsabilidad por ruina aplicable en todas las obras
inmuebles destinadas a larga duración (art 1646). Responsabilidad in solidum (proyectista, constructor,
director de obra). Cada uno responde por causas diferentes (por eso no responden solidariamente, sin
perjuicio de las acciones de repetición). La ruina puede ser total o parcial.
Ruina no es sinónimo de destrucción, basta con un deterioro importante en la obra. La ruina deberá
producirse dentro de los 10 años de recibida la obra y provenir de: vicios de construcción, vicios del suelo,
mala calidad de los materiales. La acción p/ reclamar por ruinas prescribe al año de producirse estas.
- - 157
Tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que esta acepta, para representarla, al efecto de
ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto juridico, o una serie de actos de esta naturaleza crítica:
cuando se requiere que una persona actúe por cuanta y nombre de otra hay mandato representativo, pero esta
idea es insuficiente para definir el mandato porque hay algunos no representativos; por eso se sostiene que el
legislador al definir contrato de mandato sólo definió mandato representativo.
Cátedra: es el contrato mediante el cual una parte llamada mandante, le encarga a otra llamada
mandatario, la concreción o perfeccionamiento de uno o más actos juridicos. En el mandato representativo
(1869) el mandatario actúa por nombre y cuenta del mandante, en el mandato no representativo u oculto el
mandatario actúa a nombre propio pero por cuenta del mandante (sus actos repercuten en el patrimonio del
mandante).
Representación.
Está vinculada con el mandato representativo. Hay representación cuando una persona
(representante) está facultado para emitir declaración o manifestación de voluntad por cuenta y nombre de
otra persona (representado), incidiendo las consecuencias juridicas de tal manifestación directa e
inmediatamente en la esfera de los intereses juridicos del representado como si este hubiera celebrado
personalmente el acto.
Clases de representación.
1. Legal: derivada de la ley, por ej. curadores.
2. Voluntaria: proviene de la voluntad de las partes.
3. Orgánico (Lorenzetti): referente a la representación de sociedades.
La representación es más amplia que el mandato. Si hay representación necesariamente debe haber
un poder, entendido genéricamente como facultad y técnicamente como instrumento en el que consta el
otorgamiento de la representación.
El poder como acto jco es unilateral, porque emana de la voluntad del otorgante. Es formal no
solemne (art 1184 inc 7). Cumple como función externa la de acreditar a tercero la representación que un
sujeto enviste, y como función interna la de determinar el negocio bilateral que subyace detrás del poder.
Clasificación.
1. Según las facultades conferidas:
Mandato concebido en términos generales, art 1880: comprende sólo los acto de
administración, aunque el mandante declare que no se reserva ningún poder y que el mandatario puede hacer
todo lo que juzgare conveniente o aunque el mandato contenga la cláusula de general y libre administración.
Mandato con facultades expresas, art 1881: detalla una serie de contratos o de actos
juridicos para los cuales se requieren facultades expresas (poderes especiales), detalla que actos puede
realizar el mandatario.
2. Por la extensión del encargo (cuantos bienes se incluyen en el encargo): el art 1879 utiliza
la palabra negocios, cuando debió mencionar bienes.
Mandato general: comprende todos los bienes del mandante.
Mandato especial: comprende uno o más bienes determinados.
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Efectos del mandato con relación a terceros.
1. Mandato representativo: responde el mandante siempre que el mandatario haya actuado
dentro de los límites del poder. Cuando el mandatario se excede igualmente responde el mandante y el
problema se va a suscitar entre mandante y mandatario (art 1934).
2. Mandato aparente: no es en realidad mandato; art 1967 cuando el tercero ignora sin culpa
la cesación del mandato, frente al tercero el mandante responde como si el mandato estuviere vigente, pero
podrá ir contra el mandatario si este sabía de la cesación del mandato. Por ejemplo A representaba a B hasta
hace 3 días y hoy contrata con C; en este caso si C no sabía de la cesación del mandato B responde y luego B
irá contra A porque este sabía de la cesación del mandato.
3. Mandato oculto: como principio general los terceros no tienen acción contra el mandante,
porque el mandatario actuó a nombre propio, por lo que responde el mandatario. Salvo que el tercero se
entere de la existencia del mandato y en ese caso se subrogue en la acción que tiene el mandatario contra el
mandante.
Extinción.
Modos normales (1960)
1. Cumplimiento del negocio
2. Expiración o conclusión del tiempor (determinado o indeterminado) por el cual fue
otorgado.
Modos anormales (1963)
1. Revocación que haga el mandante: el mandante puede revocar el mandato siempre que
quiera y obligar al mandatario a la devolución del instrumento donde conste el mandato (1970) el mandato
es esencialmente revocable; excepto (1977) que haya sido otorgado para negocios especiales, limitado en
tiempo y en razón de un interés legítimo de los contratantes o de un tercero para revocar este tipo de
mandato es necesario invocar justa causa.
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Naturaleza juridica:
1. Teoría del mandato: surgida del derecho romano; la convención entre médico y paciente
encuadraba dentro de la figura del mandato. No obstante ser este un contrato gratuito el profesional tenía
derecho a la percepción de honorarios fijados según los usos y costumbres de la zona. Además se argumentó
que al igual que en el mandato, el elemento confianza es decisivo. Crítica: en el contrato de prestación
profesionales no hay representación; el facultativo no sólo ejecuta actos juridicos sino tambien actos
materiales.
2. Teoría de la locacion de servicios (Salvat): los servicios prestados por una persona que
ejerce una profesión liberal quedan regidos por las reglas generales de la locacion de servicios. Crítica:
Lorenzetti insuficiencia de la teoría, principalmente en las prestaciones de salud; la mayoria de la doctrina
considera que la calificación del vínculo contractual que se produce entre el profesional y el paciente es una
locacion de servicios, sin embargo llegado a este punto las pocas normas del CC relativas a este contrato son
de poca utilidad a la hora de resolver conflictos.
3. Teoría de la locacion de obra (Mesineo): lo esencial no estaría configurado por un objeto
material sino por la prestación de trabajo subordinado, aplicado a la obtención de un resultado no económico
a favor de otro. Crítica: el médico tiene obligacion de medio, impropias de la locacion de obra. El contrato de
servicio de salud es libremente rescindible, la locacion de obra no.
4. Teoría del contrato atípico (Borda): la singularidad de la relación profesional impide
encuadrarla dentro de alguna de las figuras típicas. Resulta aplicable la normativa referente a varios
contratos. Hay tipicidad social.
5. Teoría del contrato multiforme (Mosset, Bueres): dada la heterogeneidad de las relaciones
que emergen de la prestación de salud, no puede pensarse en una sola figura juridica que sea
omnicomprensiva. Debe estarse a la situación concreta. Crítica: Lorenzetti no es operacional, no soluciona
problemas.
6. Teoría del contrato profesional: proyecto elaborado por la comisión del PE, decreto 468/92.
Se tipifica legalmente un nuevo contrato.
Caracteres.
Consensual, conmutativo (aunque en los sc médicos puede plantear dudas), se presume oneroso, no
formal (no obstante existe una tendencia hacia el ritualismo), hay un elemento fiduciario (algo de confianza),
no es un contrato de consumo (la ley 24.240 excluye a los profesionales liberales).
Sujetos.
Según Lorenzetti las definiciones sobre el profesional son variadas, y se ha sugerido que la
ambigüedad sólo puede ser superada mediante una definición legal.
En sentido amplio profesional es todo aquel que practica su actividad de modo habitual, adquiriendo
el carácter de experto.
En sentido restrictivo sólo quien tiene título habilitante (los profesionales autónomos).
Una postura intermedia distingue al profesional por 5 notas: habitualidad, reglamentación,
presunción de onerosidad, autonomía técnica, habilitación.
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3. La obligacion puede ser contratada intuitu personae, si no es así el profesional puede
requerir cooperación de terceros aunque seguirá siendo responsable de la ejecución.
4. Deberes secundarios de conducta: de confidencialidad, de colaboración, de información, de
seguridad.
Aranceles profesionales
Lorenzetti cita el proyecto del 98 que dice que el precio se determina en prinicipio “por el contrato,
por la ley, por los usos o en su defecto por decisión judicial.” Borda por su parte trata brevemente las
remuneraciones de cada profesional:
Servicios médicos: honorarios fijados por contrato, no existen aranceles, si no se ha
convenido lo determina el juez.
Abogados y procuradores: está sujeto a una escala legal.
Fideicomiso.
Hasta 1994 fue un contrato legalmente atípico; fue regulado por la ley 24.441 que distingue dos
especies:
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Fideicomiso general u ordinario.
1. Fideicomiso financiero (propio del derecho bancario).
El fideicomiso general u ordinario puede constituirse a través de un testamento (se lo estudia en el
derecho sucesorio) o de un contrato.
El fideicomiso es el contrato mediante el cual una de las partes, llamada fiduciante, le entrega a la
otra, llamada fiduciario, la titularidad dominial de los bienes fideicomitidos.
Este contrato da lugar al llamado dominio fiduciario.
El dominio es el derecho real más amplio, el que concede más facultades y puede ser:
1. Pleno o perfecto: reúne 3 características
Absoluto (2513): concede amplias facultades a su titular; servirse, usar, gozar, poseerla y
disponer de la cosa.
Exclusivo (2508): dos personas no pueden tener por el todo el dominio de una cosa.
Perpetuo (2510): no se pierde por su no ejercicio.
2. Imperfecto: cuando no reúne alguno de los 3 caracteres, a su vez puede ser
Revocable: cuando el dominio está sujeto a una condición o plazo que lo extingue.
Desmembrado: cuando el dominus se reserva el usufructo de la cosa y sólo enajena su
dominio útil. Pe donación con reserva de usufructo.
Fiduciario (2626): es el que adquiere en virtud de fideicomiso, por contrato o por
testamento y que está destinado a durar hasta la extinción del fideicomiso. No tiene el carácter de perpetuo,
que sí tiene el dominio pleno. Se extingue por el acaecimiento de una condición o el vencimiento de un
plazo.
Caracteres.
Se discute si son dos negocios o un negocio con dos efectos, uno personal (obligaciones) y otro real
(dominio fiduciario). Es un contrato consensual, gratuito u oneroso (si se pacta una retribución para el
fiduciario por la gestión que realiza), formal (por escrito, si se trata de inmuebles además es solemne
escritura pública).
Plazo.
El fideicomiso cesa cumplida la condición o a los 30 años de constituirse si no se cumple la
condición o se estableció otro plazo menor.
Precio.
Puede existir como contraprestación por los servicios de gestión que presta el fiduciario.
Sujetos.
1. Fiduciante: es una de las partes del contrato, puede ser cualquier persona física o juridica.
No hay ningún tipo de restricción. Debe poseer capacidad para disponer de bienes. Es quien hace entrega de
los bienes e instruye al fiduciario acerca del encargo que debe cumplir. Sus derechos pueden transmitirse por
un acto inter vivos o mortis causa.
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2. Fiduciario: es una de las partes del contrato, tiene a su cargo la gestión del patrimonio
fideicomitido para la consecución de los fines perseguidos y la transmisión del mismo al cesar el fideicomiso.
Puede ser cualquier persona física o juridica con capacidad de disponer (salvo que se trate de fideicomiso
financiero, en cuyo caso sólo podrán serlo entidades financieras autorizadas por la Comision Nacional de
Valores). Sus derechos son disponibles sólo en la forma pactada en el contratp.
3. Beneficiario: es un tercero interesado, puede ser una persona física o juridica que puede o
no existir al tiempo del otorgamiento del contrato pero se confía en su existencia futura (si no existe deberán
darse los datos que permitan su individualización futura, por ej. el hijo de tal persona). Puede ser único o
plural; el beneficiario plural puede ser conjunto (los beneficiarios actuarían todos como tales al mismo
tiempo) o alternativos o sucesivos (si el primero no acepta o no existe el beneficio pasa al segundo y así
sucesivamente).
El beneficiario no necesariamente es un sujeto capaz (podría ser por ej. un menor). Si hay un único
beneficiario y éste no acepta el beneficio, actúa subsidiariamente como beneficiario el fideicomisario y si no
existiera este el fiduciante (nunca el fiduciario). Sus derechos son transmisibles inter vivos o mortis causa.
4. Fideicomisario: es un tercero interesado y es aquel a quien se le van a entregar los bienes
fideicomitidos cuando el fideicomiso se extinga. Puede ser una persona física o juridica, no necesariamente
capaz. Puede coincidir con la persona del beneficiario o del fiduciante (nunca el fiduciario). Sus derechos son
transmisible inter vivos o mortis causa.
Patrimonio fideicomitido.
Es un patrimonio especial (afectado a un fin determinado), diferenciado de los patrimonios generales
del fiduciante, del fiduciario y del beneficiario. Sobre él se ejerce un dominio imperfecto. Puede estar
compuesto de todos los bienes que se encuentren en el comercio, cosas muebles o inmuebles, registrables o
no y todo tipo de derechos (vehículos, propiedades, derechos personales, créditos, acciones, bonos, fondos de
comercio, etc) deben ser determinados o determinables (por ej. “el vehículo con dominio ABC 123” o
“todos los vehículos a nombre de Juan Pérez”). Los bienes ingresan al patrimonio fideicomitido en forma:
Originaria: son todos los bienes que transmite el fiduciante al fiduciario.
Derivada por subrogación legal: aquellos que se adquieren con los frutos producidos por el
patrimonio fideicomitido o que se adquieren con lo producido de la enajenación de los bienes que integran el
patrimonio fideicomitido.
Si bien estos bienes se encuentran en el patrimonio del fiduciario, no pueden ser agredidos por los
acreedores personales de éste.
Responsabilidad del fiduciario por el riesgo o vicio de las cosas fideicomitidas (art 14).
Por el daño que causan las cosas fideicomitidas que derivan de un riesgo o vicio, el fiduciario
responde hasta el valor de la cosa fideicomitida.
Se plantea la cuestión acerca de si se trata del valor de la cosa al momento de celebrarse el contrato
o al momento de producirse el daño (puede haber variado).
Esa responsabilidad limitada (hasta el valor de la cosa) cesa si el fiduciario pudo razonablemente
asegurarse y no lo hizo.
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Obligaciones del fiduciario.
1. Cumplir el encargo dado por el fiduciante con la diligencia y prudencia de un buen hombre
de negocios.
2. Transmitir el dominio cumplida la condición o vencido el plazo.
3. Informar mediante rendición de cuentas periódicas.
4. Deber de cuidado de los bienes que se encuentran bajo su custodia (los fideicomitidos).
5. No se puede dispensar de la obligacion de rendir cuentas, ni de la culpa o dolo en que
pudieren incurrir él o sus dependientes, ni de la prohibición de adquirir para sí los bienes fideicomitidos.
Efectos de la cesación.
1. Será reemplazado por el sustituto designado en el contrato o de acuerdo al procedimiento
establecido en el mismo. Si no lo hubiere o no aceptare, el juez designará como fiduciario a una de las
entidades autorizadas.
2. Los bienes fideicomitidos serán transmitidos al nuevo fiduciario.
Concepto.
Habrá donación cuando una persona por una acto entre vivos transfiera de su libre voluntad
gratuitamente a otra, la propiedad de una cosa.
Es un contrato con una gratuidad:
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Objetiva: desprendimiento del patrimonio del donante hacia el patrimonio del donatario
ausencia de reciprocidad.
Subjetiva: animus donandi excluye el enriquecimiento sin causa.
La liberalidad responde al interés de beneficiar a otro.
Elementos.
1. Acto entre vivos.
2. Obligación de transferir una cosa. No trae como exigencia para su perfeccionamiento la
tradición de la cosa.
3. Transferencia a título gratuito. Hay un desprendimiento del patrimonio del donante que
beneficia al donatario. Presupone una liberalidad. Si no hay desprendimiento no hay donación.
Hay donaciones con cargo sobre la cabeza del donatario pero éstas no inciden sobre el carácter
gratuito de la donación sino que son accesorias.
Cuestión.
Si la donación es un contrato porque hay quienes dicen que se asemeja más a un testamento. Para
algunos autores es un acto unilateral. Para otros (doctrina clásica) es un contrato que se perfecciona con el
acuerdo de partes. Para los autores contemporáneos la base sociológica de la donación es distinta al concepto
tradicional del contrato. En la donación lo más importante es la voluntad del donante de realizar una
liberalidad (es lo que lo asemeja al testamento), el donatario sólo se limita a aceptar. Además la donación
después de perfeccionada puede ser revocada, sujeta a reducción (por ser inoficiosa), sujeta a colación
(porque afecta la legítima de los herederos).
Caracteres.
Gratuito (los cargos no afectan a la gratuidad por ser obligaciones accesorias), unilateral, formal y
en algunos casos solemne, irrevocable una vez aceptada (salvo ingratitud, reducción o colación), consensual.
Elementos:
1. Consentimiento: no surte ningún efecto si no es aceptada por parte del donatario. La
aceptación puede ser formal o tácita. ¿Qué pasa en caso de muerte del donante o del donatario antes de
producida la aceptación? La muerte del donatario deja sin efecto al donación porque sus sucesores no
pueden aceptarla; la muerte del donante no impide manifestar aceptación (deroga la regla gral del art 1149).
En caso de realizarse la oferta a varios donatarios: si se la realiza separadamente la donación surtirá
efecto hacia quienes hayan aceptado; si se la realiza solidariamente la aceptación de uno o algunos de los
donatario se aplica a la donación entera ver.
2. Capacidad: respecto a la capacidad de hecho los menores pueden donar los bienes que
hayan obtenido con el fruto de su trabajo (art 128); los menores bajo patria potestad son incapaces de donar y
sus padres podrán hacerlo sólo con autorización judicial. Respecto a al capacidad de derecho no pueden
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donarse los esposos entre sí; no pueden los padres, tutores o curadores aceptar donaciones de sus hijos o de
las personas a su cargo.
Objeto de la donación.
Fundamentalmente las cosas corporales. Las cosas que pueden ser vendidas pueden ser objeto de
donación.
Cuando el objeto es incorporal puede haber una cesión donación.
Está prohibido donar bienes futuros (art 1800) son bienes que al tiempo del contrato no existen en
el patrimonio del donante, aunque existieren materialmente. Si la donación es sobre bienes presentes y
futuros la nulidad será parcial.
Una persona puede donar todos sus bienes presentes siempre y cuando se reserve el usufructo o una
porción conveniente de los mismos para solventar sus necesidades.
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Esta obligacion es subsidiaria, porque existen otras personas (por ej. parientes del donante) que
tienen obligacion de prestarle alimentos. El donatario puede liberarse de esta obligacion devolviendo el
objeto donado o su valor si lo hubiera vendido.
Donaciones inoficiosas.
Son los que afectan la legítima (20% del patrimonio del causante) que corresponde a los herederos
forzosos. Al art 1830 las define como aquellas cuyo valor excede la parte de que el donatario podía disponer.
Donación remuneratoria.
Es aquella que se da en los supuestos en los cuales el donante ha recibido un servicio por parte del
donatario el donatario tenía derecho a exigir una remuneración y no lo hizo. El carácter de remuneratoria
debe surgir del título.
Esta donación no es pago y tiene como requisitos: que el donatario haya prestado un servicio, que
haya podido exigir el cobro, que el donante la haya realizado teniendo en cuenta el servicio prestado, hay que
instrumentarla (para que no se cuestione su naturaleza).
Revocación de la condición.
Como principio general la donación aceptada es irrevocable, salvo…
1. Cuando medió un incumplimiento del cargo por parte del donatario y fue constituido en
mora. El derecho de revocar corresponde al donante y sus herederos.
2. Cuando el donatario incurrió en ingratitud.
3. Cuando después de la donación el donante tuvo hijos supernacencia de hijos. En este
caso podrá ser revocada si se ha pactado expresamente.
4. Cuando el adoptante hizo una donación a favor del adoptado y luego éste pide la revocación
de la adopción.
Supuestos de ingratitud.
El art 1858 trae una enumeración taxativa…
1. Cuando el donatario atentó contra la vida del donante.
2. Cuando le rehusó alimentos.
3. Cuando ha inferido injurias graves sobre la persona o el honor del donante.
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Acciones de los herederos forzosos cuando el donante excede la legítima.
1. Acción de colasión: la imponen los herederos forzosos contra donaciones hechas a otros
herederos. Regulada en los arts 3476 y 3478, tiende a que el bien donado vuelva a la masa de sucesión, al
patrimonio del donante, cuando la donación exceda la legítima que le correspondería al heredero más la
porción disponible.
2. Acción de reducción: la interpone un heredero forzoso ante un tercero no heredero. Está
dirigida a retraer la donación a sus límites exactos, o a anularla integramente si ello es indispensable.
Las acciones proceden en las donaciones simples gratuitas, pero no cuando son remuneratorias o con
cargos a la porción de onerosidad que contienen.
Donaciones mutuas.
Se da cuando dos o más personas se hacen donaciones en un mismo acto. No interesa la
equivalencia entre lo donado y lo recibido es una liberalidad. Si una de las donaciones se anula, esa
nulidad alcanza a la otra (hay conexidad entre ambas). Si ocurre alguna vicisitud ésta no se proyecta a la otra.
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Comodato.
Este contrato ha sido concebido como una prestación de cortesía mediante la cual una persona
entrega a otra una cosa mueble o inmueble en forma gratuita para su uso.
En la actualidad se presenta como vínculo conexo con otros contratos en la distribución de
bebidas se dan los envases en comodato gratuito, en la venta de equipos informáticos se entrega el software
en comodato, en la venta de teléfonos se entrega el aparato en comodato…
El comodato es un medio para abaratar costos y favorecer la accesibilidad, hay un ánimo de lucro
comercial. De todas maneras la finalidad típica del contrato es la transferencia del uso y goce (Lorenzetti).
Elementos:
1. La entrega de una cosa no fungible, mueble o inmueble, que se da en tenencia.
2. La gratuidad (diferencia clave con la locación).
3. El uso que se concede al comodatario el comodatario no recibe el derecho de goce de la
cosa, porque no puede extraer de ella sus frutos o aumentos (2265).
Caracteres.
Real (se perfecciona con la entrega de la cosa), gratuito (sino sería locación, la jurisprudencia ha
dicho que el pago de montos de dinero muy bajos por parte del comodatario, no lo transforma en oneroso),
unilateral (Salvat, Lorenzetti, no hay contraprestaciones recíprocas) o bilateral (Borda, hay obligaciones para
ambas partes), intuitu personae (se tiene en cuenta la persona del comodatario), no formal, conexo (con otros
contrato).
Sujetos.
Comodante es quien otorga el préstamo de uso es el comodante, no es necesario que sea el titular del
dominio de la cosa; y comodatario es quien recibe la cosa y debe restituirla es el comodatario.
Capacidad (2262).
Prohíbe a los tutores prestar bienes de sus pupilos, y a los curadores bienes de la curatela; y en
general, a todos los administradores de bienes ajenos, públicos o particulares, que estén confiados a su
administración, a menos que fuesen autorizados a hacerlo con poderes especiales quienes tienen
legitimación para obrar sobre patrimonio ajeno no pueden gravarlo gratuitamente, porque esto causaría un
perjuicio.
En cuanto a los titulares de la acción de nulidad el CC trae como reglas:
1. La pauta fundamental de validez del contrato es la capacidad del comodante, por lo que este
tiene acción de nulidad, sin que importe la capacidad del comodatario (art. 2257).
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2. El comodante capaz no puede pedir la nulidad si se funda en la incapacidad del
comodatario, salvo dolo (art 2258).
3. El comodatario no puede interponer la acción de nulidad fundada en la incapacidad del
comodante.
4. Si el comodatario es el incapaz, le podrá oponer la nulidad al comodante, pero deberá
proceder a la restitución de la cosa en el estado en que se halle (art. 2253).
Objeto.
Pueden ser muebles o inmuebles, como regla general deben ser no fungibles, porque es necesario
que se restituya la misma cosa. Tampoco pueden ser consumibles, pues desaparecerían en el primer uso y
estaríamos frente a un contrato de mutuo. Excepcionalmente pueden ser cosas consumibles (art. 2260)
cuando fuesen prestadas como cosas no fungibles, es decir para ser restituidas idénticamente.
Las cosa ajenas pueden ser objeto de este contrato. No las cosas cuyo uso está prohibido por ser
contrario a la moral y orden publico.
Causas.
Se aplican las reglas grales del CC.
Prueba.
Forma libre, no se aplica el límite de 10000$ sería el valor de la cosa prestada (art. 2263).
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3. El comodatario tiene el deber de conservar la cosa, por lo que carga con los gastos
ordinarios de conservación de la cosa (por ej. teléfono, gas, electricidad, etc.) (2282); si hubiere algún gasto
que el comodatario considera extraordinario, deberá ser abonado por el comodante (2287).
Extinción.
El comodato puede contener un plazo expreso o tácito o bien fijar un destino para el uso. Si no hay
pacto al respecto el comodato recibe el nombre de comodato precario pudiendo requerir el comodante la
restitución de la cosa en cualquier momento (art. 2285).
Son causas de extinción:
1. Agotamiento del plazo expreso (art. 2271).
2. Cumplimiento de la finalidad para la cual fue prestada la cosa (art. 2271).
3. Rescisión ante tempus: el art 2284 establece que si antes de llegado el plazo concedido para
usar la cosa prestada, sobreviene al comodante alguna imprevista y urgente necesidad de la misma cosa,
podrá pedir la restitución de ella al comodatario existe un plazo no vencido y una circunstancia urgente e
imprevista que deberá ser consignada por el juez.
4. Resolución: el comodante puede resolver el contrato por causa imputable al comodatario.
El supuesto más frecuente es al uso contrario al pactado, o el dañoso p/ la cosa (art. 2268).
5. Muerte del comodatario: cuando el préstamo se ha realizado en consideración a la persona
(art. 2283).
Efectos de la extinción.
El comodatario debe restituir la cosa prestada con todos sus frutos y accesorios (art. 2271) en el
lugar acordado en el contrato o subsidiariamente en el lugar donde se encontraba la cosa al momento de
contraerse la obligacion (art. 747). El incumplimiento de esta obligacion da derecho al comodante a reclamar
la entrega mas los daños moratorios. Si el comodatario no la devolviese por haberla perdido por su culpa o la
de sus dependientes, deberá al comodante el valor de la cosa (art. 2274).
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Contratos de garantía
Introducción.
El vocablo garantía tiene diversos significados juridicos:
Derecho constitucional: un modo específico de protección de los derechos fundamentales.
Derecho de daños: es un factor de atribución de responsabilidad.
Derecho de contratos: un reforzamiento del crédito del acreedor, agregándose un obligado
al deudor originario.
Este reforzamiento se verifica en relación a los siguientes riesgos:
1. Riesgo de incumplimiento
2. Riesgo de insolvencia: función tradicional de la garantía, es permitir contar con un
patrimonio sustitutivo del que normalmente está afectado al cumplimiento.
El contrato de fianza se concentra en la prevención del riesgo de la insolvencia. La fianza como
garantía es concebida como un poder de agresión sobre los bienes del fiador, pero no previene el
incumplimiento.
Actualmente el campo de las garantías se ha ampliado, no sólo a las obligaciones de dar sino
tambien a las de hacer.
3. Riesgo de la ejecución de la garantía: las garantías autoliquidables que prescinden del
proceso judicial tienen este objetivo.
4. Segmentación de riesgos: la garantía puede utilizarse para cubrir ciertos riesgos (por ej.
transporte) de un negocio global (por ej. compraventa).
Fianza:
La fianza se ubica en el campo de las garantías desde el punto de vista económico y juridico; su fin
es brindar seguridad.
Las garantías pueden ser:
Personales: son aquellas en las cuales el garante compromete todo su patrimonio en el
cumplimiento de una determinada obligación cuyo cumplimiento garantiza (por ej. la fianza).
Reales: en ellas se afecta un bien determinado del patrimonio al cumplimiento de una
obligacion (por ej. prenda).
Concepto (art.1986)
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Habrá contrato de fianza cuando una de las partes se hubiere obligado accesoriamente por un tercero
y el acreedor de ese tercero aceptase su obligación accesoria.
Proyecto de reforma cuando una persona se obliga accesoriamente por otra para satisfacer una
prestación en el caso de incumplimiento.
Hay una relación triangular; una relación originaria entre acreedor y deudor y una relación accesoria
entre acreedor y fiador, pero sólo este último es el vínculo de fianza no es un contrato plurilateral, el
deudor es en esta relación un tercero interesado, son dos contratos distintos.
De lo mencionado se desprende:
Es un contrato celebrado entre fiador y acreedor
Que causa una obligacion de garantía respecto de la obligacion que tiene el deudor en otro
contrato, en virtud de la cual el fiador se obliga a satisfacer una prestación ante el incumplimiento del
mencionado deudor.
Lo cual causa una relación de accesoriedad entre el contrato principal y el de fianza; dicha
accesoriedad es juridica (porque la obligacion principal afianzada es la razón de ser de la garantía) no
temporal (ya que la garantía puede constituirse antes, durante, después del nacimiento de la obligacion
principal).
Caracteres.
Se presume gratuito (pero puede ser oneroso), es unilateral (el único que se obliga es el fiador, si es
oneroso es bilateral), consensual, conmutativo, no formal (con forma requerida para la prueba), típico
(regulación civil y comercial), accesorio (presupone la existencia de una obligacion principal), subsidiario
(primero se debe ir contra el deudor), de duración (las prestaciones son fluyentes, se proyecta en el tiempo).
Diferencia entre la fianza convencional y la fianza legal (impuesta por ley) o judicial
(impuesta por el juez):
En la fianza convencional hay consentimiento entre el fiador y el acreedor (es un contrato); en
cambio la fianza legal y la judicial no son contrato, no hay consentimiento entre acreedor y fiador, no
requiere aceptación del acreedor sino cumplir con unos requisitos.
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Diferencia con la asunción de deudas:
Es cuando una persona asume la deuda de otra que no es liberada por el acreedor, el acreedor puede
demandar el cumplimiento al que asumió la deuda de otro sin necesidad de hacer excusión de los bienes de
éste (en la fianza si hay excusión).
Forma y prueba.
Puede realizarse por cualquier forma (verbal, escrita, instrumento publico o privado), excepto en los
casos del art 1184 inc 10: todos los actos que sean accesorios de contrato redactados en escritura publica
deben ser hechos en escritura publica (por ej. fianza de una compraventa inmobiliaria).
Respecto a la prueba, si fuese negada en juicio sólo podrá ser probada por escrito (2006).
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“Toda obligación puede ser afianzada, sea obligación civil o sea obligación natural, sea accesoria o
principal derivada de cualquiera causa, aunque sea de un acto ilícito; cualquiera que sea el acreedor o deudor,
y aunque el acreedor sea persona incierta; sea de valor determinado o indeterminado, líquido o ilíquido, pura
o simple; a plazo o condicional, y cualquiera que sea la forma del acto principal.” enumeración
enunciativa, principio amplio.
El art 1994 establece que la fianza no puede existir sin una obligacion válida; dos cuestiones a
analizar:
1. Afianzamiento de obligaciones resultantes de hechos ilícitos: en principio el CC permite su
afianzamiento; hay que distinguir: las que provienen de hechos ilícitos ya acaecidos pueden afianzarse, pero
las que provienen de hechos ilícitos futuros el CC nada dice, pero la doctrina sostiene que si se trata de
cuasi delitos (culpa) pude darse el afianzamiento, pero si fuera delito (dolo) no se admitiría (sería una fianza
ilícita por objeto inmoral).
2. Afianzamiento de obligaciones futuras pero lícitas: (art 1988) “La fianza puede preceder a
la obligación principal, y ser dada para seguridad de una obligación futura, sin que sea necesario que su
importe se limite a una suma fija. Puede referirse al importe de las obligaciones que contrajere el deudor.”
en principio no habría ningún problema en afianzar obligaciones futuras, pero con el requisito del art 1989:
“La fianza de una obligación futura debe tener un objeto determinado, aunque el crédito futuro sea incierto y
su cifra indeterminada.” establece para que sea válida la fianza que tenga objeto determinado (por ej. pago
de la tarjeta de crédito); esta amplitud es preocupante (Hernández) por lo que en el derecho comparado
además de la determinación del objeto debe haber un límite máximo establecido por el cual se obliga el
fiador.
La fianza futura puede ser retractada por el fiador en tanto no haya nacido la obligacion principal,
pero queda como responsable ante el acreedor y el deudor de buena fe que ignoraban la retractación de la
fianza, en los términos en que se encuentra el mandante que ha revocado el mandato.
Clases de fianzas.
Fianza convencional:
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Consagrada en el art 1986, nace con el consentimiento entre acreedor y fiador. Puede ser civil o
comercial de acuerdo a la naturaleza de la obligacion afianzada. A su vez cada una de ellas admite 3
variantes:
1. Fianza simple: muerta en la realidad, excepcionalísima, se da cuando el fiador tiene dos
derechos: beneficio de excusión (se da siempre) y beneficio de división (no se da siempre). La fianza simple
es la regla y se presume siempre
El beneficio de excusión es el derecho con el que cuanta el fiador de no pagar la fianza si el
deudor tiene bienes suficientes para ello; el fiador no podrá ser compelido a pagar al acreedor sin previa
excusión de todos los derechos del deudor (2012), si los bienes excutidos fuesen suficientes para el pago
parcial de la deuda el acreedor está obligado a aceptarlo y podrá ir contra el fiador sólo por la parte impaga
(2017) excluye los principios generales del pago porque va contra la integridad del pago.
Beneficio de división: si hubiere dos o más fiadores de una misma deuda (no siempre los
hay), que no se hayan obligado solidariamente al pago, se entenderá dividida la deuda entre ellos por partes
iguales, y no podrá el acreedor exigirles sino la cuota parte que les corresponde (art. 2024).
2. Fianza solidaria: aquí el fiador no puede invocar los beneficios de excusión y división, por
lo demás se rige por las normas de la fianza simple. La doctrina considera que si bien no hay beneficio de
excusión, por lo menos se debe intimar al deudor al pago (por el principio de buena fe) antes de ir contra los
fiadores. Son supuestos en los que hay fianza solidaria: cuando lo dice el contrato, cuando el fiador renuncie
al beneficio, o cuando el acreedor fuer el estado nacional o provincial. La fianza solidaria es la regla en el
derecho comercial.
3. Fiador principal pagador: es la más común, figura ampliamente complicada. Art 2005:
“cuando alguien se obligare como principal pagador, aunque sea con la calificación de fiador, será deudor
solidario y se le aplicarán las disposiciones sobre los codeudores solidarios.” Este articulo plantea un
problema respecto a la naturaleza juridica, y existen dos tesis mayoritarias al respecto:
a) Interpretación literal del art 2005: el fiador principal pagador no es un fiador, en el fondo
es un coobligado solidario, se aplican las normas relativas a obligaciones solidarias cátedra en contra.
b) Interpretación histórica, sistemática y lógica del art 2005: no será codeudor solidario
porque la solidaridad requiere identidad de causa (acá no la hay) e identidad de objeto (acá el fiador se obliga
siempre por una suma de dinero, no hay identidad de objeto). Además la nota al art 2004 establece que “la
fianza no es sino una obligación accesoria, y debe guardar siempre este carácter esencial” y que “el articulo
no tiene otro objeto que colocar respecto al derecho del acreedor, al fiador solidario, y rehusarle la facultad
de prevalerse del beneficio de excusión de que goza el simple fiador”. De todo esto resulta que será una
variante de la fianza solidaria pero se diferencia de ésta en que se puede ir directamente contra el fiador
principal pagador. cátedra a favor.
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3. Si el fiador es principal pagador, no será necesario que el acreedor requiera previamente al
deudor.
4. El fiador pude oponer al acreedor excepciones propias (defensas personales) y excepciones
que tenga el deudor y que podría plantearle al acreedor (excepto incapacidad del deudor, por ej. pago).
Extinción de la fianza.
Hay dos grupos…
Por vía de consecuencia: cuando se ha extinguido la obligacion principal y
consecuentemente se extingue la fianza. Las causales de extinción de la obligacion son causales de extinción
de la fianza (por ej. pago, novación, transacción, etc.)
Respecto del pago: en materia de fianza el CC trata la dación en pago en el art 2050:
“cuando el deudor paga con una prestación distinta de la debida, se extingue la obligacion. El fiador no
responde luego por evicción”. la dación en pago extingue definitivamente la fianza.
Respecto de la novación: más allá de las manifestaciones entre acreedor y deudor, la
novación siempre va a extinguir la fianza, aún cuando el acreedor la haga con reserva de conservar derechos
contra el fiador, salvo acuerdo del fiador en contrario (art. 2047).
Por vía principal o directa: cuando se extingue la fianza, pero subsiste la obligacion
principal afianzada.
Causales:
1. Imposibilidad de que el fiador se subrogue en los derechos que correspondían al acreedor
como consecuencia de una conducta negligente de éste último o por un hecho positivo (art. 2043).
2. Prorroga del plazo de cumplimiento de la obligacion principal esa prórroga es inoponible
al fiador porque éste se obliga por un plazo determinado, por lo que la fianza se extingue (salvo acuerdo del
fiador) (art. 2046).
3. Cuando el acreedor es negligente en la excusión de los bienes del deudor (art. 2018) esta
causal no es invocable por el fiador principal pagador.
4. Cuando hay negligencia por parte del acreedor cuando vence la deuda, el fiador puede
intimar al acreedor para que se accione contra el deudor; si el acreedor no acciona y el deudor se torna
insolvente, la fianza se verá extinguida.
En el caso del fiador pagador principal, si se admite la naturaleza de codeudor solidario no podrá
invocar estas causales de extinción.
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Contrato de crédito y financiamiento
Contrato de leasing.
Fue regulado recién en 1995 a través de la ley 24.441 (ómnibus), pero ya tenía tipicidad social.
Posteriormente a ley 25.248 deroga lo referido a leasing de la ley 24.441 y cambia ciertos aspectos del
contrato.
Su utilidad radica en el hecho de que no es necesario invertir mucho capital para acceder a un bien
de capital.
Nace en EEUU en el sector alimentario con las empresas que proveían de alimentos a las tropas.
Además posee ventajas impositivas (menor grado de imposición).
Concepto.
Hay contrato de leasing cuando una parte (dador) cede el uso y goce de un bien a otra (tomador)
quien luego del pago del canon previsto podrá ejercer una acción de compra por el valor residual.
Partes.
Son dador y tomador, pueden ser personas físicas o juridicas (con la ley 24.441 sólo juridicas). La
ley menciona que el dador “entrega la tenencia” no es correcto, cede el uso y goce de un bien.
• Bien: el mismo puede ser un mueble, inmueble, derechos, marcas, patentes, modelos
industriales, software (introducido por la ley 25.248).
• Canon: es determinado por las partes e incluye el uso y goce, gastos administrativos (si
hubiere), intereses de la operación económica, amortización y una pequeña parte del precio. Es un elemento
esencial del contrato, por lo que si no hay canon no hay leasing.
• Opción de compra: para adquirir la cosa se debe pagar el valor residual de la misma, el cual
debe estar determinado al momento de celebrar el contrato o con posterioridad (se aplican disposiciones
referidas a la compraventa). La opción de compra puede ser ejercida cuando las partes la hubieran previsto en
el contrato o una vez pagado el 75% del canon.
Caracteres.
Consensual, tipico, bilateral, conmutativo, oneroso, de tracto sucesivo, formal.
Tipos de leasing
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1. Leasing operativo: se caracteriza porque la función es de cambio (colocar un bien en el
mercado). El dador es el fabricante, el constructor, importador, etc. Por ejemplo: fotocopiadoras su
finalidad no es obtener los intereses del contrato sino colocar el bien en el mercado.
2. Leasing financiero: necesariamente interviene una persona o entidad financiera. Busca
financiar al tomador
3. Leasing de retro o leace back: incorporado por la ley 25.248, se da cuando el dador
adquiere el bien del tomador y luego se lo da a este en leasing. Es un refuerzo de la garantía (lo utilizan los
bancos); discutida desde el aspecto ético moral.
Modalidades.
Existen tres modalidades básicas que puede asumir este contrato
1. Contrato paritario: contrato entre iguales.
2. Contrato de consumo: si una de las partes es consumidora; quedaría incluido dentro de la
ley del consumidor.
3. Contrato predispuesto.
La importancia de distinguir de qué modalidad se trata radica en los diferentes grados de
responsabilidad.
Régimen de responsabilidad.
Se lo critica por ser demasiado flexible con el dador.
Hay que analizar tres aspectos:
1. Leasing operativo: prohibe la exoneración de la garantía por vicios redhibitorios y evicción.
2. Leasing financiero y leace back: si nada dice, en principio el dador no responde, salvo pacto
en contrario. No todo pacto de exoneración resulta valido, sera ineficaz la clausula de exoneración cuando la
demora o falta de entrega sea imputable al dador por su dolo o culpa grave, tambien si cae bajo la ley 24.240.
Si es un contrato paritario la cláusula de exoneración es válida. No en contratos de la ley 24.240.
3. La responsabilidad del art. 1113 (daño causado por el riesgo o vicio de la cosa): recae
exclusivamente sobre el tomador o guardián del bien dado en leasing.
Forma.
Es un contrato formal no solemne, rigen los arts 1785 y 178. .
Si el bien es inmueble, buque o aeronave, el contrato se debe realizar por escritura publica, su
duración no podrá exceder los 20 años. Para otro tipo de bienes el contrato se realiza por instrumento publico
o privado, plazo máximo de 10 años.
Inscripción.
La misma se realiza en el registro propio del bien de que se trate (por ej. inmuebles) y si este no
tiene un registro propio (por ej. bienes no registrables, software) en el registro de créditos prendarios del
lugar donde se entregue el bien (se aplica en forma supletoria la ley de prenda).
Respecto al plazo para inscribirlo existen dos: el primero es para que produzca efectos de la
registración y es el plazo registral (el establecido en el registro) el cual es de 45 inmuebles, 10 autos, 24 hs
muebles no registrables; si no se inscribe en ese plazo se aplica el plazo establecido en la ley 22.441 que es
de 5 días hábiles criticado porque los plazos en el derecho civil son corridos.
Importancia de la inscripción.
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Oponibilidad plena del contrato escrito: ningún acreedor del dador puede ejercer sus derechos sobre
el bien cedido; en realidad los embargos se hacen pero se inscriben condicionalmente (no surtirán efectos si
se ejerce la opción de compra) podrían llegar a embargar el canon o el precio residual.
La opcion de compra se da cuando al dador, en lo que respecta al tomador, pueden subrogarse en los
derechos de este sus acreedores y ejercer la opcion de compra.
En caso de inmuebles:
a) Si el incumplimiento se produce antes de haber abonado el 25% de los canones pactados; no se
requiere la intimación, la mora es automatica, y el dador puede demandar judicialmente el desalojo.
b) Si el incumplimiento se produce habiendo pagado mas del 25% pero menos del 75% de los canones
pactados, se requiere intimación por un plazo no mayor a 60 dias para que pague. Si en este plazo no se paga
puede demandarse judicialmente el desalojo.
c) Si el incumplimiento se produce habiendose abonado el 75% (o mas) de los canones pactados, se
requiere intimación por un plazo no mayor a 90 dias. Si el tomador no paga, puede demandarse el desalojo.
En caso de muebles.
Ante la mora del tomador del pago del canon el dador puede:
1) Obtener el secuestro del bien: para ello bastara la presentacion del contrato inscripto, y demostrar haber
interpelado al tomador por 5 dias para la regularizacion.
Producido el secuestro queda resuelto el contrato.
El dador puede proceder por via ejecutiva para el cobro de los canones devengados mas los
intereses.
2) Accionar por via ejecutiva para el cobro del canon no pagado, (incluyendo la totalidad del canon
pertinente, si asi se hubiera convenido, con la sola presentacion del contrato inscripto).
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En este caso, solo procede el secuestro cuando ha vencido el plazo ordinario del leasing sin haberse
pagado el canon integro y el precio de la opcion de compra, o cuando se demuestre sumariamente el peligro
en la conservación del bien, debiendo el dador otorgar caucion sufieciente.
Objeto.
Una cosa mueble consumible o fungible aunque no sea consumible (art. 2241)
Según Borda la esencia del mutuo es un prestamo (uso), pero al ser cosas consumibles su uso
implica su perecimiento, por lo que el prestatario no puede restituir sino otra cosa de igual especie y calidad.
Partes.
Son dos, el mutuante que es quien entrega la cosa y el mutuario que es quien la recibe.
Caracteres.
Unilateral (Salvat sostiene esto ya que después de la entrega la cosa al celebrar el acto solo quedan
obligaciones pendientes para el mutuario); segun Borda es bilateral (porque supone la obligación de entregar
la cosa y obligación de restituirla con el eventual pago de intereses); real (art. 2242, solo se perfecciona con
la entrega de la casa, el mutuo comercial es consensual); tipico; no formal (no obstante que la prueba
depende de su fecha cierta, art. 2246); conmutativo; oneroso o gratuito (se presume gratuito y el mutuante
solo podra exigir los intereses moratorios o daños y perjuicios derivados de la mora. Salvo que se convenga
oneroso, art. 2248. En materia comercial se presume oneroso).
Con el comodato:
En el mutuo hay transferencia de la propiedad; en el comodato no. En el mutuo los riesgos de la cosa
caen en quien recibio el mutuo (mutuario); en el comodato los riesgos caen quien lo hizo (comodante). El
mutuo puede ser gratuito u oneroso; el comodato es siempre gratuito. En el mutuo el plazo tiene reglas más
rigurosas; en el comodato el prestamista puede pedir la restitucion aun antes del plazo si sobreviene una
necesidad imprevista y urgente.
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La compraventa busca transmitir la propiedad de la cosa; el mutuo busca permitir al mutuario
disponer de un capital que debe devolver.
Promesa de mutuo gratuito: es una liberalidad. No obliga al que promete, sin embargo queda la
accion de abuso de derecho en la regla moral.
Promesa de mutuo oneroso: no cumplida da derecho por tres meses desde que debio ser ejecutada
para demandar la indemnización de perdidas e intereses (art. 2244).
Forma y prueba.
Si es celebrado por escrito no requiere doble ejemplar porque una de las partes llena sus
obligaciones al celebrar el contrato.
Se puede probar (art. 2246) tanto por instrumento publico o privado con fecha cierta si el empréstito
supera el valor de $ 10.000, excluye la testimonial y las presunciones.
Capacidad.
Como transfiere la propiedad el mutuante debe ser propietario (por ser cosa mueble la posesion vale
titulo, art. 2412).
Pago de los intereses. En principio el mutuo es gratuito. Se deben los intereses moratorios o las
perdidas ocasionadas por la mora (art. 2248). Si fuera oneroso tambien los intereses compensatorios pagados
en los plazos pactados (si no hubiera plazo cada un año).
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Entregados los objetos queda el respeto al mutuario (no reclamar antes del plazo)
Responde por mala calidad o vicios ocultos, siempre si fue oneroso, si fue gratuito solo si los
conocia, mala fe (art. 2247).
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Contratos de custodia
Depósito.
Elementos.
1. Entrega material de una cosa.
2. Finalidad esencial de la guarda.
3. Una obligación de restitución a cargo del depositario.
4. Objeto mueble o inmueble.
5. La gratuidad (deposito civil); la onerosidad (deposito comercial).
Caracteres.
Real (se consuma con la tradición de la cosa, art 2190), unilateral (en el depósito civil nace una sola
obligacion que es la de restituir) o bilateral (en el deposito comercial), gratuito u oneroso, no formal con
forma exigida para la prueba, de confianza (es un acto de confianza del depositario en el depositante), de
duración, profesional (en numerosos casos el depositario es elegido por su condición de experto). En
principio no es contrato de consumo. Respecto a la gratuidad la misma puede ser pura, pero se admite
tambien la remuneración ofrecida espontáneamente sin que afecte este carácter (si se pacta un precio como
contraprestación en el ámbito civil, el contrato es atípico).
Promesa de depósito.
Es válida y lícita. El depósito importa un contrato red y de confianza; si quien lo prometió perdió la
confianza en el futuro depositario, no puede ser obligado a entregar la cosa. No da acción alguna para
perseguir el cumplimiento. El incumplimiento de la promesa sólo da lugar a una acción por daños y
perjuicios.
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Comparación con otros contratos.
1. Diferencias con la locacion de cosas: en la misma la finalidad es de uso y goce, en cambio
en el deposito la finalidad es de custodia y guarda y si existe derecho de uso y goce es una autorización
secundaria del depositario.
2. Con la locacion de servicios: en la misma no existe una finalidad de guarda, aunque puede
ocurrir que se entreguen cosas al locador para que este cumpla con el servicio encomendado, asumiendo
entonces un deber colateral de custodia, que no alcanza a absorber la finalidad del contrato.
3. Con el mandato: en el mismo en algunos casos pueden darse cosas al mandatario para que
cumpla el mandato, por lo que nuevamente hay deber colateral de custodia.
4. Con el comodato: en el mismo la cosa es transferida con la finalidad de uso (préstamo de
uso), en el depósito se la entrega con la finalidad de guarda (si se autoriza el uso es accesoria). En el
comodato se entrega una cosa para ser usada por el comodatario conforme a su interés, por lo tanto no se
puede pedir su restitución en cualquier momento; en cambio en el depósito se entrega una cosa que debe
guardarse en interés del depositante y por ende se puede pedir la restitución en cualquier momento.
Forma.
El depósito no requiere solemnidades absolutas o relativas para su celebración; art 2200: la validez
del contrato no esta sujeta a ninguna forma en particular. En el depósito necesario dada las circunstancias en
que se celebra la informalidad se acentúa.
Prueba.
Se aplican las reglas generales para los contratos y el art 2201, de la interpretación armónica de este
plexo de normas puede llegarse a las siguientes conclusiones (Lorenzetti).
1. Prueba del depósito voluntario gratuito: cuando el depósito es de un valor superior a los
10000$, se debe probar por escrito. Se aplican las excepciones previstas en el art 1191 supuestos donde se
admite toda prueba: imposibilidad de obtener la prueba designada por la ley, o que hubiese habido un
principio de prueba por escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumentos privados, o que la
cuestión versare sobre los vicios de error, dolo, violencia, fraude, simulación, o falsedad de los instrumentos
de donde constare, o cuando una de las partes hubiese recibido alguna prestación y se negase a cumplir el
contrato.
2. Prueba del depósito necesario: es admisible todo tipo de prueba (2238).
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3. Prueba en el depósito comercial: mismo régimen que en el depósito civil.
Especies de depósitos.
1. Según el grado de libertad que tiene el depositante en la elección del depositario:
Deposito voluntario: el depositante elige al depositario sin ningún condicionamiento,
mediante el pleno ejercicio de su voluntad.
Deposito necesario: la libertad esta restringida por una circunstancia externa, art 2227:
“Será depósito necesario, el que fuese ocasionado, por incendio, ruina, saqueo, naufragio, incursión de
enemigos, o por otros acontecimientos de fuerza mayor, que sometan a las personas a una imperiosa
necesidad; y el de los efectos introducidos en las posadas por los viajeros.”
Depositante incapaz.
Cuando una de las partes de un contrato es incapaz falta uno de los supuestos de validez del
consentimiento, lo que permite invocar la nulidad del mismo. En este supuesto el depositante, a través de sus
representantes, puede reclamar al depositario la observancia de los deberes de un gestor, y éste puede
pretender la restitución de los gastos que le demandó la gestión (art 2193, 2196).
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Depositario incapaz.
En este caso tampoco hay contrato por la incapacidad del depositario. Las acciones que las partes
pueden invocar se fundan en el enriquecimiento sin causa; por esta razón el depositante está facultado para
reivindicar la cosa, que es de su propiedad, y tiene derecho a cobrar al depositario todo lo que se hubiese
enriquecido con el depósito (2194). Como contrapartida, el depositario incapaz no queda obligado como
depositario, ni es posible imputarle responsabilidad por incumplimiento obligacional, sin que oponga la
nulidad del contrato por incapacidad (art 2195).
** en el caso del depósito necesario cuando existe “ocasión de peligro o de fuerza mayor, puede
hacerse en personas adultas aunque incapaces por derecho, y éstas responden del depósito, aunque no estén
autorizadas por sus representantes para recibirlos” (art 2228).
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Extinción.
El depósito concluye por…
1. Si fue pactado por tiempo determinado, al concluir el tiempo.
2. Si fue sin tiempo determinado, cuando cualquiera de las partes lo quisiere.
3. Por la pérdida de la cosa depositada (sólo depósito regular).
4. Por la enajenación que hiciese el depositante de la cosa depositada la doctrina ha
justificado esta norma sólo para el caso en que hubiera pluralidad de depositantes y no hay voluntad unánime
de extinción, con lo cual se provocaría la extinción no por la voluntad directa, sino por efecto derivado de la
venta realizada.
5. Distracto: por mutuo acuerdo de partes antes del vencimiento del plazo.
6. Por consignación de la cosa robada (2215).
** no extingue el depósito la muerte de alguna de las partes, sino que los derechos y obligaciones
pasan a los sucesores.
Deposito necesario
Cuando fuese ocasionado por incendio, ruina, saqueo, naufragio, o cualquier otro acontecimiento de
fuerza mayor que someta a las personas a una imperiosa necesidad.
Tambien lo sera el de los efectos introducidos por los viajeros en las posadas.
No basta inconeveniencia o dificultad.
Tiene el mismo regimen que el deposito voluntario salvo…
• Es valido el deposito hecho en personas adultas aunque incapaces por derecho (refiere a incapaces de
hecho). Osea, se toma en cuenta el discernimiento. Dementes y menores puberes, no; sordomudos, si. El
incapaz es responsables por las consecuencias del deposito.
• Se admite cualquier medio de prueba, incluso testigos por que las circunstancias del deposito permiten al
depositante la instrumentación.
Clausulas eximientes.
Son nulas estas estipulaciones ya que este deposito se considera necesario y que el viajero no puede
discutir libremente sus clausulas. Nada se opone a que asuma mayor responsabilidad.
Prueba.
La prueba de la perdida, cantidad, calidad y valor de los objetos se puede realizar por cualquier
medio.
Derecho de retencion.
En principio el posadero tenia derecho de retencion sobre todos los efectos introducidos en el hotel
hasta que sea pagado el credito.
Luego se limito a dinero, alhajas, ropa suntuaria, dejando de lado la ropa y muebles comunes o
necesarios para la profesion del viajero.
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Medicina prepaga, elementos y concepto.
La medicina prepaga tiene como elementos tipificantes el compromiso de dar asistencia por la
empresa, sujeción a condición suspensiva (la enfermedad) y el pago anticipado como monto sustantivo de
financiación (aunque podría ser complementario).
Es el contrato mediante el cual una de las partes se obliga a prestar servicios médicos a los
pacientes, por sí o por terceros, sujeta a condición suspensiva de que se presente una determinada
enfermedad en el titular o beneficiario, contra el pago de un precio, anticipado y periódico.
Caracteres.
Contrato atípico, de cambio (precio por servicio), consensual, bilateral, oneroso, aleatorio, de tracto
sucesivo, de forma ad probationem., de adhesión, de consumo (el destinatario es una persona física, se aplica
la ley 24240).
Régimen aplicable.
El seguro de salud es un contrato típico, regulado por la ley 17.418 mas supervisión de la
superintendencia de la Nación. El contrato de medicina prepaga es atípico, se le aplican las reglas del seguro
porque hay un riesgo asegurable y el pago de una prima e intereses. La actividad no es controlada por los
organismos de aplicación prescriptos por la ley 17.418, ni se aplican sus normas legales y reglamentarias en
forma directa, sino en tanto se verifique la existencia de supuestos de hecho análogos.
Exclusión de cobertura.
Son las enfermedades o tratamientos no incluidos; éstas exclusiones son válidas con dos
condiciones: que se las informe correctamente y que se otorguen otros planes que las cubran.
Período de carencia.
Es el período durante el cual el consumidor debe pagar el precio sin recibir contraprestación.
Juridicamente la carencia es una modalidad de la obligación, dado que la obligatoriedad de asistir de la
empresa está sometida a un plazo suspensivo.
Las enfermedades.
Al ser un contrato aleatorio sólo cubre eventos futuros, no en curso o pasados. Pero no importa si lo
anterior es sólo el origen de la enfermedad: pude existir antes pero manifestarse luego (por ej. cigarrillo,
cáncer). Si se dijera que el origen de la enfermedad tampoco puede ser anterior a la celebración del contrato,
se excluirían muchísimas enfermedades.
La protección no comprende enfermedades preexistentes, que son aquellas donde ya hubo
manifestación (por ej. ya hay síntomas). En este caso al asegurado le corresponde la carga informativa
omitir esa declaración (reticencia) o falsearla (falsa declaración) vicia la voluntad del asegurador. Ese deber
de informar se extiende a toda circunstancia conocida (o que se debiera conocer) y relevante (susceptible de
alterar el equilibrio contractual). La reticencia autoriza al asegurador a solicitar al juez la anulación del
contrato y se prueba mediante la declaración jurada y el examen médico de ingreso.
Obligaciones.
1. Servicios mínimos: por ley 24.754 los sistemas de medicina prepaga deberán cubrir como
mínimo, los servicios obligatorios dispuestos por las obras sociales conforme a las leyes 23.660, 23.668,
24.455, etc.
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2. Nuevas obligaciones: algunas de las mismas son las de dar tratamiento a las personas con
HIV y desintoxicación para drogadependientes esta extensión es muy discutida y la ley 24.754 ha sido
cuestionada en su constitucionalidad, con fundamento en que constituye una regulación publica en un
contrato privado, acordado libremente entre la empresa, los médicos y los afiliados (Lorenzetti no comparte
éste argumento).
3. La cobertura de lo normal presume la de lo urgente: si se ofrece un tratamiento de una
enfermedad se debe incluir lo necesario para las alternativas que esa terapia esencialmente presenta. Sería
incongruente que estén incluidos gastos de maternidad pero no situaciones de urgencia en el parto
(jurisprudencia).
4. La promesa de una calidad especial: elijo un plan porque creo que posee una calidad
especial, superior, mejor. Contrato en razón de ello, por lo que el incumplimiento de esa calidad especial
afecta la causa del negocio. Según un sector doctrinario existe en estos casos el derecho a indemnización por
afectación de la calidad y que el monto debe estar relacionado con un porcentaje de la inversión de la
empresa en publicidad.
Modalidades.
1. Modalidad temporal: según Lorenzetti no es en principio ilícita, pero ha traído algunos
inconvenientes relativos a los estados de necesidad y la ambigüedad de las cláusulas.
Respecto al primer asunto, puede darse el caso de un paciente en tratamiento que lo necesite por más
tiempo del previsto en el contrato aquí colisionan el derecho a la salud y a la vida con el derecho
patrimonial. Solución: primero acreditar el peligro a la vida, luego buscar alternativas (por ej. salud publica)
y si no hay alternativa prevalece el derecho a la salud (jurisprudencia).
Respecto a la 2º cuestión (ambigüedad de las cláusulas) si se presenta se interpretará a favor del
usuario (la empresa debe informar con claridad al consumidor, concordante con la ley 24.240).
2. Modalidad que limite la cantidad de prestaciones : por ej. sesiones de kinesiología, son
lícitos si cumplen con la claridad y la razonabilidad para determinar si es o no razonable se deberán acudir
a los usos y costumbres, por ej. si el promedio de sesiones es de 10 y se fijan 2 no hay razonabilidad y la
cláusula será nula por desnaturalizar la obligacion (art 37, ley 24.240).
Publicidad.
Necesariamente se le aplicará la ley 24.240 y hay fallos que dispusieron que todo aquello que se
ofrezca (promesa publicitaria) será incorporado a la etapa formativa previa a la celebración del contrato
particular.
Sistemas.
Los mismos pueden ser cerrado, abierto o intermedio. Puede incluso haber variantes dentro de ellos
pero hay que destacar que la apertura es inversamente proporcional al contrato que puede ejercer y por ello a
la responsabilidad.
1. Sistema cerrado: Es el mas barato por que esos médicos se comprometen a cobrar menos.
2. Sistema abierto: El paciente puede elegir los profesionales pero implica un aumento en el
precio.
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¿Es realmente aleatorio?
Si, aunque estadísticamente vuelve el conjunto de los contratos en algo previsible. Que la empresa
prevea la frecuencia estadística de los suministros es algo legítimo y no por ellos perderá aleatoriedad el
contrato particular.
Deberes colaterales.
1. Ofrecer alternativas suficientes: Implica dar mayor libertad y cumplir lo exigido por el 42
CN (libertad de elección)
2. Deber de cooperación: se lo ha relacionado con prácticas abusivas que desarrolla el
empresario, por ejemplo, exigir estudios previos perturbadores de la intimidad o riesgosos. Aquí la empresa
debe cooperar a fin de no obstaculizar o hacer mas difícil ese cumplimiento. La empresa carga sobre si lo que
la doctrina ha denominado “carga de diligencia”.
3. Deber de seguridad: Por hechos de sus dependientes, auxiliares o sustitutos y siempre que
la seguridad del paciente dependa de la pauta médica.
4. Deber de atender las urgencias: Según Lorenzetti el interés público autoriza a los jueces
para agudizar el análisis del cumplimiento de los deberes que asume la empresa, por ejemplo, impidiendo que
cuestiones burocráticas (por ejemplo no tener la cuota al día) desplacen valores superiores (vida).
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Contratos de Recreación
Juego y apuesta
Conceptos: Existe discusión doctrinaria sobre las diferencias entre juego y apuestas:
1. Para algunos autores el juego supone la participación personal en los ejercicios de destreza
física o mental, sobre cuyo resultado se arriesga una postura; la apuesta en cambio recae sobre hechos o
circunstancias extrañas a los contratantes. Éste es el criterio seguido por Vélez en el artículo 2052 y 2053 CC.
Art. 2052. El contrato de juego tendrá lugar cuando dos o más personas entregándose al juego se
obliguen a pagar a la que ganare un suma de dinero, u otro objeto determinado.
Art. 2053. La apuesta sucederá, cuando dos personas que son de una opinión contraria sobre
cualquier materia, conviniesen que aquella cuya opinión resulte fundada, recibirá de la otra una suma de
dinero, o cualquier otro objeto determinado.
2. Para otros la distinción está en el motivo que inspira a las partes: el juego tiene por objeto
una ganancia y la apuesta tiende a robustecer una afirmación.
Todo esto es una discusión estéril por que tanto el juego como la apuesta están sometidos a un
régimen común.
Concepto.
Hay apuesta o juego cuando cada una de las partes promete a la otra una prestación si las
circunstancias aleatorias que intervienen no le son favorables.
Clases de juegos.
1. Tutelados: Son aquellos que el estado autoriza expresamente y genera obligaciones civiles.
El vencedor puede exigir jurídicamente el pago de la apuesta con dos requisitos (art. 2055 CC): que el juego
o apuesta provenga de ejercicio de fuerza, destreza de armas, corridas, y de otros juegos o apuestas
semejantes, y que no haya habido contravención a alguna ley o reglamento de policía.
2. Tolerados o no prohibidos: Son aquellos que no fueron autorizados expresamente pero
tampoco se encuentran prohibidos, aparejan obligaciones naturales. No confieren acción al vencedor pero
pagada la apuesta no se puede reclamar su devolución. Art. 2056: “Los jueces podrán moderar las deudas que
provengan de los juegos permitidos por el artículo anterior, cuando ellas sean extraordinarias respecto a la
fortuna de los deudores”. El principio de que el pago de las deudas de juegos tolerados no concede a quien lo
realizó derecho de repetición cede en tres casos: pago involuntario, paga hecho por incapaces, dolo o fraude
del ganador (certeza del resultado, artificio para conseguirlo).
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3. Prohibidos: Fueron expresamente prohibidos. El deudor no podría repetir lo pagado por
causa ilícita. El dolo o fraude del ganador que recibió el pago no autoriza al perdedor a repetir, pues para ello
tendría que invocar la comisión de un delito. En ningún caso podría admitirse la acción por restitución de la
apuesta depositada en manos de otro jugador o de un tercero. El que ha otorgado el mandato para jugar no
puede demandar por entrega de lo ganado al mandatario. En caso de realizarse un préstamo a los jugadores, si
el prestamista es un 3ro la obligación es exigible judicialmente, pero si el prestamista es uno de los propios
jugadores, no tendrá acción para reclamar el cobro (art. 2060).
Loterías y rifas.
La reglamentación de las mismas ha sido delegadas a las leyes locales. La rifa requiere autorización
del Estado y destino social de los fondos.
La suerte.
Puede ser entendida de 2 maneras:
1. Como juego de apuesta, “Art. 2054: la suerte se juzgará por las disposiciones de este título
si a ellos se recurre como apuesta o como juego.”
2. Como medio de partición y transacción: la suerte es un recurso para división de cosas
comunes (partición legítima) y en cuestiones litigiosas o dudosas (transacción) en ambos casos los
resultados obligan.
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Caracteres.
Atípico, por adhesión, de consumo, consensual (se instrumenta mediante la entrada o ticket),
oneroso, conmutativo, no formal, bilateral.
Deber de seguridad en los establecimientos educativos de recreación, clubes deportivos: ídem deber de
seguridad en general.
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