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El concepto de Patrimonio en los romanos

El origen etimológico de la palabra patrimonio se deriva al latín


patrimonium; término utilizado por los antiguos romanos para los
bienes que heredan los hijos de su padre y abuelos. (Lima Paúl,
2003:45)

Los romanos (recordemos) manejaban dos conceptos para la


herencia dependiendo de la rama por la cual se la pretendía. Así, los
herederos maternos eran llamados “cognados” y los paternos
“agnados”. Las diferentes alineaciones no podían cruzarse y quienes
heredaban de los cognados no tenían derechos sobre los bienes de
los agnados.

Pero como ya hemos distinguido, el patrimonio sólo se usaba (por


derecho paterno). Es decir, que si se descompone el término,
tenemos Patri (padre) y onium (recibido) que significa lo recibido
por línea paterna o por el padre.

Alonso Indacochea nos explica que en esa época los romanos no


poseían un corpus teórico para hablar del patrimonio. Más bien, lo
entendían como un conjunto de cosas (materiales y corporales) que
se transmitían generacionalmente. Desde esta perspectiva, la figura
era exclusiva de los sui juris y explícitamente excluía a los alieni
juris.

Es interesante notar que estos dos conceptos tenían significaciones


totalmente diferentes a las que se les da en la actualidad. Los sui
juris eran personas con autoridad sobre sí misma y sobre su grupo
como por ejemplo el pater familae (padre) mientras que los alieni
juris estaban privados de ese privilegio (hijos y a veces la esposa).

Las figuras legales de sui y alieni juris no estaban (in factum)


ligadas a la división de los géneros ni a discapacidades mentales
(como más de un escritor poco informado ha intentado hacer creer)
sino más bien a un carácter estrictamente religioso. En ocasiones y
bajo ciertas circunstancias las mujeres gozaban de posibilidad de
recibir y transmitir herencias (sobre todo durante la era de
Justiniano).

En este punto la palabra pater (protector) tenía una connotación


sagrada que hacia referencia a la heredad y a la potestad. Cuando
una mujer pasaba de la autoridad de su padre a la de un hombre
externo a la familia se celebraba un rito religioso por el cual ésta
juraba lealtad a los dioses lares de su esposo. La ceremonia de bodas
era extremadamente solemne y en raras ocasiones podía ser anulada
(differatio). De esta manera los antiguos daban idea de aquello que
representaba lo recibido de la madre Matri-onium, -más tarde
conocido como matrimonio (Coulanges, 2005:55-59).

Sin embargo (también) el término tenía para los antiguos una


connotación económica y no sólo religiosa. Las deudas eran
transmisibles de generación a generación por lo que conformaban el
mismo patrimonio (sujeto activo y sujeto pasivo); en otras palabras
esto quiere decir que tras la muerte del padre el sucesor respondía
por los mismos deberes que en vida este había incumplido.
(Indacochea, 2003)

Esta idea ha de estar presente durante mucho tiempo, inclusive


llegando hasta nuestros días, en la formula o definición económico-
contable de lo que se comprende por patrimonio. Ya sea concebida
como la diferencia entre pasivo (obligaciones) y activo (derechos) o
tras el resultado de los derechos y obligaciones (jurídicas)
heredadas. (No siempre los conceptos económicos se pueden
desprender de los jurídicos ya que estos últimos regulan la vida
económica).

Pero en los juris-consultos del régimen de la antigua Roma no


existía para el término la misma definición legal-racional que existe
en la época moderna. Los romanos no tenían más que breves y vagas
nociones (no tabuladas y codificadas – in lato sensu) de lo que en sí
implica la noción de patrimonio.
Dentro de este contexto, era impensable que ellos manejaran la
cantidad de conceptos y acepciones que encierra hoy el vocablo. Si
bien aún los arqueólogos no han podido establecer con precisión el
contenido de las doce tablas del código romano, se pre-supone que
la cuarta y quinta regulaban el derecho de sucesión, adquisición y
manutención del patrimonio.

Llegado a este punto del debate teórico, cabe agregar que no todos
los bienes o cosas (res) estaban sujetos de derecho privado. Para los
romanos existían dos tipos de patrimonios: res in patrimonio y res
extra patrimonio. En el primer caso, esta figura legal abarcaba todos
los bienes que conformaban el patrimonio tales como esclavos,
familiares y bienes materiales entre otros; mientras que el segundo
término hacía referencia a los bienes públicos que excedían al sujeto
jurídico; como por ejemplo las plazas públicas.

A diferencia de otros pueblos, el derecho civil romano permitía al


deudor venderse bajo el sistema de esclavitud al acreedor. También
pasaban a este último todos los bienes del primero.

Esto, en parte, encerraba cierta contradicción en el sistema mismo ya


que la ley natural romana hacía libre al ciudadano y en ese carácter
su libertad era parte de la res extra patrimonio. Sin embargo, era
bien sabido que una deuda en un proceso privado permitía al
acreedor hacerse hasta con el deudor mismo y de esa forma lo
público se transformaba en privado (res in patrimonio).
(Monstesquieu, 2004: 199)

En su vida social, todo el derecho emanaba de las leyes sacras (tabla


X), por ese motivo no era extraño observar que toda su
reglamentación jurídica exacerbaba la figura del padre como sumo
sacerdote y protector de culto al fuego sagrado. Pero esas
costumbres no fueron eternas, y poco a poco (revolución tras
revolución) fueron haciéndose cada vez más débiles.
En los orígenes de Roma, cada familia poseía un fuego sagrado que
el padre (pater familiae) debía alimentar diariamente. Extinguido el
fuego sagrado la familia y todos sus integrantes (y sus bienes)
debían dispersarse o agruparse bajo otros grupos gentiles
(compuestos por los integrantes de la misma gens) (Coulanges,
2005:66). El derecho sucesorio estaba muy ligado a lo sagrado; una
prueba de ello es el hecho de que el culto a los familiares muertos se
realizaba por línea paterna y no materna.

El padre ofrecía diversos sacrificios a sus muertos para garantizar su


propio bienestar una vez en el más allá; pero esa relación no se daba
sino en forma patrilineal. Específicamente, no existen indicios
(históricos) de que el culto a los dioses lares “protectores” se haya
realizado en forma matrilineal y tampoco que la sucesión se
realizara de madre a hija sino en casos muy particulares.

Por otro lado, es conveniente mencionar que la idea de patrimonio


también se encuentra unida a la de conservación. La cuestión que
inmediatamente surge, es si los romanos no poseían una noción
acabada sobre los que significaba el patrimonio ¿qué idea podían
tener de la conservación?

Uno de los primeros pueblos en preocuparse por la conservación de


sus tesoros fueron los griegos. La preocupación principal de este
pueblo era conservar aquellas cosas correspondientes a su cultura
pasada -considerada digna de ser conservada. En ese entonces, la
tradición y la identidad de los griegos era exacerbada por sobre la de
los pueblos “bárbaros” en una especie de “etnocentrismo”.

Si bien, la etno-génesis latina se cree estaba formada por un


conjuntos de pueblos de la región de Lacio tales como pelasgos,
sículos, savinos, latinos, etruscos también existen indicios de
extranjeros como volscos, arcadios, peloponesios, troyanos y se cree
algunos inmigrantes de origen griegos (entre otros); existe una fuerte
influencia de la cultura griega-helénica en la forma de pensar de la
Roma imperial. (Martínez Pinna, 2002:174)
Por esa misma influencia, entre los siglos III y II antes de la era
cristiana, Roma recibía en su panteón objetos enviados de las
diversas partes del globo de gran valía y que cumplían la función de
recordar sus triunfos militares y de ofrendas a sus propios dioses.

Los romanos eran grandes admiradores de las culturas y tradiciones


conquistadas; por tanto tomaban los objetos que consideraban
valiosos y los enviaban a su ciudad capital como prueba de su
prestigio y poder. Fiel a su espíritu de pueblo elegido por los dioses,
los romanos continuaron con la costumbre de preservación de los
griegos.

La lógica expansionista romana pronto se distribuyó por todo el


imperio y hacia la era de Constantino (312 A.C) se dispuso una
norma legal que prohibiera la comercialización y contrabando de
esos objetos. (Gonzaléz Varas, 2003:45-65) (Ballart Hernández,
2001:80)

Caído el imperio, Europa conocería lo que más tarde se denominaría


la edad media; y con ella una etapa de oscuridad nunca antes
experimentada. Luchas intestinas, monarcas despóticos y abusivos,
complicaciones financieras serían parte del mapa político del
continente. Dentro de ese contexto, surge el renacimiento como un
movimiento que rescata los valores humanistas (subjetivos) y los
ensalza con la retórica de lo bello y sublime (admirable). Entre el
caos que reinaba surgen dos ciudades italianas (Venecia y Florencia)
que son la cuna del movimiento y con él todo un nuevo pensamiento
que intentaba rescatar lo que alguna vez habían sido los valores del
imperio romano. (Burkhardt, 1985: 149-159)

EL PATRIMONIO ACTUALMENTE

Actualmente el patrimonio es una universalidad jurídica, compuesta


por el conjunto de bienes que posee una persona y las cargas que los
gravan. Es inherente a la personalidad, o sea un atributo de ella, por
eso no puede existir persona sin patrimonio. Si alguien solo tuviera
deudas, tendría un patrimonio negativo.
Este concepto difiere del que poseían los romanos, que en el derecho
justinianeo, definieron al patrimonio, como lo que queda una vez
deducidas las deudas, pero en caso de dar cero o saldo negativo, se
consideraba que esa persona no poseía patrimonio.
Las cosas que componen el patrimonio pueden ser materiales
(ocupan un lugar en el espacio) o inmateriales, como los derechos,
pero deben poseer un valor económico, lo que las transforma
en bienes.
Quedan fuera del patrimonio los derechos personalísimos que una
persona pueda tener, como su familia, sus afectos en general, o su
derecho a ejercer su profesión, en este caso sí integra el patrimonio,
el resultado económico de su ejercicio. En el caso de una propiedad
inmueble, su valor patrimonial es el del mercado, y no el de los
sentimientos que para ella representa por ser su hogar.
Los derechos siempre se ejercen sobre cosas (por eso muchos
autores afirman que las cosas no conforman el patrimonio, sino los
derechos reales o personales sobre ellas) y como acabamos de decir,
pueden ser personales, también llamados creditorios u
obligacionales, cuando la relación del sujeto con la cosa existe de
manera mediata, ya que depende del cumplimiento de una prestación
por parte de otra persona. Por ejemplo en un contrato de compra-
venta, para que el nuevo dueño llegue a contactarse con la cosa,
debe primero cumplir su obligación de pagar el precio convenido al
vendedor. En estos derechos existen tres elementos que integran la
relación obligacional: un sujeto activo (acreedor) integrado por una
o más personas, un sujeto pasivo (deudor) que también puede ser
uno o más, un objeto de la prestación, que es lo que debe cumplir el
deudor hacia el acreedor, generándose entre ellos un vínculo jurídico
(responsabilidad) que implica que si el deudor no cumple con la
prestación debida, el acreedor puede exigirla por vía judicial.
En los derechos reales la relación entre el sujeto y la cosa es directa,
por ejemplo, en el derecho de propiedad. El propietario usa y goza
del objeto sometido a su dominio sin interferencia de terceros,
haciendo con ella lo que quiere dentro del marco legal, y sin afectar
a terceros.
El antiguo derecho romano no reconoció la propiedad sobre los
objetos inmateriales, como el derecho de autor o inventor, que
actualmente son legalmente consagrados, como derechos
intelectuales, que son creaciones de la persona, que los registra a su
nombre.
Existen cosas que el hombre valora como recursos, provenientes de
la naturaleza, dotadas de valor económico, como la electricidad o la
energía atómica, y por lo tanto también son bienes.

Concepto de derecho real SEMEJANZA Y DIFERENCIAS


ENTRE DERECHO REALY DERECHO PERSONAL

En Roma la distinción entre derechos reales y derechos de


obligación surge a partir de la contraposición de actiones in rem y
actiones in personam.

Las actiones in personam se dirige contra una persona que es el


deudor y se pretende de ella que de algo, haga algo o responda por
algo. Las actiones in rem se dirige a una cosa y se pueden distinguir
los derechos reales y los derechos de obligaciones desde distintos
aspectos:

a) Punto de vista de los sujetos. En los derechos de obligación


existen dos sujetos:
- Activo. Acreedor.
- Pasivo. Deudor.
En los derechos reales existe sólo un sujeto activo de entrada que es
el titular de derecho real. En estos derechos el sujeto pasivo es
indeterminado y universal.
b) Por el objeto. En el derecho real el objeto se reconoce de forma
inmediata mientras que en los derechos de obligaciones el objeto es
inmaterial que es la actuación del deudor. Los derechos reales están
protegido con actiones in rem y los derechos de obligación están
protegidos por actiones in personam.
c) Duración. Los derechos de personales obligación tienden a
extinguirse mientras que los derechos reales tienden a perdurar en el
tiempo.

Conceptos de derechos reales y personales.

1Derecho real es aquel que tenemos directa e inmediatamente


sobre una cosa determinada está sancionado con una acción in
rem y que exige de todos respeto igual, pero puramente pasivo.
2Derecho personal es la relación especial entre dos individuos
determinados, de los cuales uno puede exigir de otra
determinada prestación que según el derecho común le es
debida.

La diferencia en el derecho real es oponible a cualquier tercero,


el derecho personal en cambio, permite a su titular reclamar de
determinada persona la prestación de un hecho –positivo o
negativo- .Un derecho real es eficaz mientras exista su objeto, el
derecho personal depende de la solvencia del deudor. Los
derechos personales producen satisfacción a sus titulares de una
manera que provoca su extinción, mientras que los derechos
reales tienen una existencia que en principio es ilimitada en el
tiempo. perduran en el tiempo.

Conceptos de derechos reales y personales.

1Derecho real es aquel que tenemos directa e inmediatamente sobre


una cosa determinada está sancionado con una acción in rem y que
exige de todos un respeto igual, pero puramente pasivo. 2Derecho
personal es la relación especial entre dos individuos determinados,
(acreedor y deudor) de los cuales uno puede exigir de otra
determinada prestación que según el derecho común le es debida.
La diferencia entre ambos es que en el derecho real es oponible a
cualquier tercero, el derecho personal en cambio, permite a su titular
reclamar de determinada persona (deudor) la prestación de un hecho
–positivo o negativo- .Un derecho real es eficaz mientras exista su
objeto, el derecho personal depende de la solvencia del deudor. Los
derechos personales producen satisfacción a sus titulares de una
manera que provoca su extinción, mientras que los derechos reales
tienen una existencia que en principio es ilimitada en el tiempo.

Características de los derechos reales:


El primero en tiempo es primero en derecho.
Carácter absoluto en cuanto a su oponibilidad
Relación directa e inmediata con la cosa, (CON EL OBJETO) el
titular de un derecho real pude decir “tengo”, en cuanto el titular de
un derecho personal sólo puede afirmar “he de tener”.
Creación legal exclusiva pues “los derechos reales sólo pueden
ser creados por la ley.
Perpetuidad, en el sentido de que el titular del derecho real no
lo pierde por su inacción, tanto que si alguien adquiere el derecho
real ajeno por prescripción adquisitiva o usucapion lo hace en
virtud de su acción, no de la sola inacción del propietario.
Adquisición por tradición
Posibilidad de usucapión: cuando transcurre cierto plazo de
posesión. Prescripción
DERECHO DE PREFERENCIA (Jus preferendi): o sea
preferencia a favor del titular más antiguo cuando concurren varios
pretendientes sobre la misma cosa, lo que no ocurre en materia de
derechos creditorios.
Derecho de persecución; (Jus persequendi): facultad de perseguir
la cosa aunque esté en manos de terceros.
Características de los derechos personales:
No existe acción persecutoria ni derecho de PREFERENCIA.
LA TRANSMISIÓN DE LOS BIENES Y DERECHOS PUEDE
REALIZARSE POR LA VOLUNTAD de las partes
TEMA I OBLIGACIONES EN GENERAL

1.- ¿Qué entiende por Derecho Real y Derecho Personal?


El derecho real, es un derecho, oponible a cualquier tercero, que
permite a su titular el goce de una cosa, ya sea en la forma máxima
que conoce el orden jurídico, o en alguna forma limitada,(como en
el caso de los derechos reales sobre cosas ajenas).
El derecho personal, en cambio permite a su titular reclamar de
determinada persona la prestación de un hecho – positivo o
negativo- que puede consistir en un “dare” (transmitir el derecho
sobre algo), “facere” (realizar un acto con efectos inmediatos) o
“praestare” (realizar un acto sin inmediatas consecuencias visibles,
como cuando se garantiza una deuda ajena o cuando uno se hace
responsable de cuidar de un objeto o se declara dispuesto a posponer
el cobro de un crédito). a estos conceptos podríamos añadir los de
“non facere” y de “pati” (tolerar).
2.- ¿Explique el concepto de “Obligatio”?
En las obligaciones de Justiniano se define como el “iuris
vinculum, quo necesítate adstringimur alicuis solvendae rei,
secundum nostrae civitatis iura.” “la obligación es un vínculo
jurídico por el cual quedamos constreñidos a cumplir
necesariamente, de acuerdo con el derecho de nuestra
comunidad política.”
3.- Mencione los distintos elementos que constituyen a la
obligación.
Uno o más sujetos activos (creditores, rei, credendi), uno o más
sujetos pasivos (debitores, rei debendi) y un objeto.
de la definicion de obligacion?
es la situación en la cual una persona tiene que dar, hacer, o no
hacer algo según la moral que posee. La etimología de la palabra
obligación proviene del Latín, ob-ligare, que significa atar, dejar
ligado.
2-.¿enumere y explique los elementos de la obligacion?
Primer elemento: En Roma se usó la expresión reus, para designar
al sujeto de derecho, de lo que se derivo creditor o reus credendi,
acreedor y debitor o reus debendi, o deudor. En nuestro derecho se
usa a los términos: sujeto activo y un pasivo, cuando menos
habiendo pluralidad de acreedores, de deudores o de uno y otros.
Segundo elemento: La relación jurídica, es el vinculo que se
establece entre los sujetos que intervienen en la obligación, es decir,
el acreedor está facultado para acudir al juez con el objeto de hacer
cumplir por parte del deudor la prestación. La relación jurídica se
reduce a la facultad que tiene el acreedor de poder exigir al deudor
que cumpla, y la situación del deudor es que debe cumplir con la
prestación de su acreedor. Tercer elemento: El objeto, es la
prestación debida por el deudor, esta prestación consiste en varias
veces en un hecho positivo, ejemplo: el pago de una suma de dinero,
la entrega de una cosa, etc. Como puede apreciarse el objeto
designado también con la expresión ""obtenida de la obligación o
prestación""

EVOLUCION HISTORICA DE LAS OBLIGACIONES


NTRODUCCIÓN : Según la teoría de Bonafonte, la obligación
romana nació en tiempos arcaicos dentro del terreno de los delitos.
Originalmente, la comisión de un delito hacía surgir a favor de la
víctima o de su familia, un derecho de venganza eventualmente
limitado por el principio del talión, el cual, mediante una
composición podía transformarse en el derecho de la víctima o de su
familia a exigir cierta prestación del culpable o de su familia. Como
garantía del cumplimiento de tal prestación, un miembro de la
familia del culpable quedaba ob-ligatus, o sea, “atado” en la domus
de la víctima como una especie de rehén. Por tanto, la obligación
antigua era una atadura en garantía de cumplimiento de prestaciones
nacidas de los delitos. Luego, al irse desarrollando la comunidad con
el aumento de los contactos económicos entre las domus, se
presentaba, a veces, la necesidad de que un paterfamilias prestara
valores a otro: en tal caso, el acreedor quería tener una garantía y así
esta “atadura” se trasladaba al campo delictual al incipiente Derecho
Privado. Por lo que desde la época romana encontramos utilizada la
palabra obligación en el sentido de deber jurídico, pero también
empleada para el hecho de obligarse, para designar el vínculo
jurídico entre sujeto activo y sujeto pasivo, e inclusive en el sentido
del derecho del sujeto activo (como en la expresión obligationem
adquiere). Es más correcto, en el primer caso, hablar de deber,
referirse, en el segundo, a la fuente concreta de la obligación en
cuestión, y decir, según el caso, celebración del contrato, comisión
del delito, etc., y utilizar, en el cuarto caso, el término obligación,
por lo que el término deuda no se refiere necesariamente a deudas
de dinero, sino que equivale a deber en general, de la misma manera
que pagar y pago (solvere y solutio) significan cumplir con un deber
y cumplimiento. Al igual que otros conceptos romanos, la
obligación sufrió transformaciones a lo largo de su vida jurídica y
por tanto se hace necesario seguir su evolución en las distintas
etapas históricas. DERECHOS REALES Y PERSONALES Los
derechos que componen el patrimonio de los particulares se dividen
en derechos reales y derechos de crédito. DERECHOS REALES:
Un grupo de derechos subjetivos se reúne bajo la denominación de
derechos reales o derechos sobre cosas. Tal denominación no es
romana, pues la expresión ius in re, es propia de los romanistas del
medioevo. Los derechos reales, que consisten en los diferentes
beneficios que el hombre puede obtener de una cosa, son en
número limitado. “El derecho real es un derecho, oponible a
cualquier tercero, que permite a su titular el goce de una cosa, sea en
forma máxima que conoce el orden jurídico (propiedad), sea en
alguna forma limitada, como en el caso de los derechos reales sobre
cosas ajenas.” 1 Es característico de estos derechos ser oponibles a
todos, razón por la cual, la dogmática moderna los considera como
relaciones jurídicas en las que todos los habitantes del planeta, con
excepción del titular del derecho, figuran como sujetos pasivos.
Las legislaciones modernas no han aumentado su lista. Quedando
sobre poco más o menos, los mismos que había en Derecho
Romano. Unos han sido organizados por el Derecho Civil, y los
otros han sido admitidos y sancionados por el Derecho Pretoriano: a)
El Derecho Civil reconoce, por una parte e implícitamente, la
propiedad, que es el más completo de todos los derechos reales, y
por esta razón los romanos confunden muy a menudo con su objeto;
por otra parte, y expresamente, las servidumbres, que se dividen en
servidumbres personales y servidumbres reales o prediales; b) Más
tarde, el pretor concedió en ciertos casos a personas cuya situación
le parecía digna de este favor la protección de una acción in rem, por
la cual podían hacer valer contra todos, sus derechos sobre una cosa.
De esta manera quedó sancionada la existencia de nuevos derechos
reales, que son: la superficie, los derechos de los colonos de los agri
vectigales, la enfiteusis y la hipoteca. DERECHOS DE CRÉDITO
U OBLIGACIONES: Hemos visto que los derechos que componen
el patrimonio de los particulares se dividen en derechos reales y en
derechos de crédito; hemos concluido el estudio de los derechos
reales, y nos falta hablar de los derechos de crédito. Se les llama
también obligaciones. El derecho de crédito, es en efecto, una
relación entre dos personas, de las cuales una, el acreedor, puede
exigir de la otra, el deudor, un hecho determinado apreciable en
dinero. Ahora bien, esa relación puede ser considerada desde dos
puntos de vista diferentes; del lado del acreedor, es un derecho de
crédito que cuenta en el activo de su patrimonio, del lado del deudor
es una obligación, una deuda que figura en su pasivo. Los
jurisconsultos romanos se sirven exclusivamente de la palabra
obligado, en un sentido muy amplio, para designar el crédito lo
mismo que la deuda. La teoría de las obligaciones es la que los
romanos han llevado al más alto grado de perfección. “El derecho
personal, en cambio, permite a su titular reclamar de determinada
persona la prestación de un hecho positivo o negativo que puede
consistir en un dare (transmitir el dominio sobre algo), facere
(realizar un acto con efectos inmediatos) o praestare (realizar un acto
sin inmediatas consecuencias visibles, como cuando se garantiza una
deuda ajena o cuando uno se hace responsable de cuidar de un
objeto o se declara dispuesto a posponer el cobro de un crédito). A
estos conceptos podemos añadir los de non facere y de pati (tolerar).
“ 2 Es que ella fue la obra de la razón misma de los jurisconsultos,
que, interpretes juiciosos de la voluntad de las partes, se aplicaron a
desarrollar sus principios con la delicadeza de análisis que era su
cualidad propia. Gracias a su influencia, las reglas de las
obligaciones, sustraídas muy pronto al formulismo primitivo, se
ampliaron hasta el punto que han acabado por constituir un fondo
común, aplicable a pueblos de costumbres y de civilizaciones
diferentes. Por eso, a pesar del importante puesto que ocupa en el
Derecho, los legisladores modernos han podido aceptar esta teoría,
en sus elementos esenciales, tal como los romanos la habían
concebido. La distinción sin embargo, no se plantea en el campo de
los derechos subjetivos, sino en el derecho procesal romano, en
materia de defensa de los derechos patrimoniales; así, la actio in rem
se opone a la actio in personam; mientras la primera representó la
posición avanzada de la propiedad y de los otros derechos sobre las
cosas, la segunda fue la defensa normal de los derechos personales.
La diferencia se basa sobre la intentio. La de la actio in personam
afirma un deber jurídico del demandado, mientras la actio in rem la
pertenencia de una cosa al actor, o del derecho de obrar en cierta
dirección respecto de alguna cosa, o la no pertenencia de igual
derecho al demandado. En tanto que la actio in personam no podía
concebirse sino en función del deber jurídico de otro, la actio in rem
se dirige en primera línea hacia la cosa que es objeto del derecho
pretendido; el demandado es un obstáculo que se interpone entre el
actor y la cosa.3 DEFINICIÓN Y ELEMENTOS DE LA
OBLIGACIÓN. Las instituciones de Justiniano definieron así la
obligación: Es un lazo de derechos que nos constriñe en la necesidad
de pagar alguna cosa conforme al derecho de nuestra ciudad. La
obligación está así comparada a un lazo que une una a otra a las
personas entre las cuales ha sido creada; es, por otra parte, un lazo
puramente jurídico. Pero si se sujeta al deudor, se limita su libertad,
no hemos de sacar de ahí la conclusión de que sea una molestia en la
sociedad. El hombre no puede bastarse a sí mismo. Tiene necesidad
de la industria, de la actividad de sus semejantes; es por medio de las
obligaciones por lo que obtiene y por lo que da por sí mismo
servicios recíprocos. Cuanto más se civiliza una nación, más se
desenvuelve en ella el derecho de obligaciones; de donde surge la
importancia capital de esta materia, que no ha cesado de
perfeccionarse desde los orígenes de Roma hasta nuestros días. De
la definición de la obligación surgen los tres elementos de que se
compone: a) Un sujeto activo, el acreedor; puede haber uno o varios.
Al acreedor pertenece el derecho de exigir del deudor la prestación
que es objeto de la obligación. El Derecho Civil le da, como sanción
de su crédito, una acción personal; es decir, la facultad de dirigirse a
la autoridad judicial para obligar al deudor a pagarle lo que se le
debe. Esta sanción organizada según los principios del Derecho
Civil romano, caracteriza a las obligaciones civiles, las únicas que
son verdaderas obligaciones, que consisten en un lazo de derecho.
En ciertos casos, sin embargo, se encontró bien admitir que una
persona pudiese más que según el Derecho Natural; era un simple
lazo de equidad. Resulta de consecuencias que los jurisconsultos y el
pretor acabaron por precisar. Pero estas obligaciones imperfectas,
calificadas de naturales, no han sido jamás sancionadas por una
acción. a) Aquel en provecho del cual habían sido reconocidas no
podía contar más que con una ejecución voluntaria de parte del
deudor; b) Un sujeto pasivo, el deudor, es la persona que está
obligada a procurar al acreedor del objeto de la obligación. Puede
haber en ella uno o varios deudores, como uno o varios acreedores.
c) Un objeto. El objeto de la obligación consiste siempre en un acto
que el deudor debe realizar en provecho del acreedor, y los
jurisconsultos romanos lo expresan perfectamente por medio de un
verbo: facere, cuyo sentido es muy amplio, que comprende a una
abstención. Al lado de esta fórmula general están más precisos
ciertos textos. Distinguen en tres categorías los diversos actos a los
cuales puede ser obligado el deudor, y los resumen en estos tres
verbos: dare, praestare, facere. La obligación tiene siempre por
objeto un acto del deudor, que esta personalmente obligado; resulta
de ello que nunca ni aun cuando ella consiste en dare, transfiere por
si misma ni la propiedad ni ningún otro derecho real. El deudor está
obligado solamente a efectuar esa transferencia por medio de los
modos especiales creados para este efecto.4 CONCEPTO DE
OBLIGACIÓN. Las instituciones Gayanas no definen la
obligación; el comentario se inicia, con un simple nunc-transeamus
ad obligaciones. Una definición que se atribuye a un glosador
postclásico de Gayo se encuentra en las instituciones justinianeas:
La obligación es un vínculo de derecho que nos constriñe en la
necesidad de pagar alguna cosa según el derecho de nuestra ciudad.
La expresión solvendae rei ha de entenderse como una referencia a
cualquier índole de prestación y no únicamente a la de entregar la
cosa. Si se examina con detenimiento la definición anterior, se ve
que la misma está formulada en función del sujeto pasivo o deudor.
Ello se debe a que la obligación es un estado normal, se limita la
esfera de acción de una persona (deudor) en beneficio de otra
(acreedor); por eso no puede durar indefinidamente, está destinada a
desaparecer, sea cuando el obligado cumpla la prestación prometida,
en cuyo caso se dice que hay solutio (de- solvere) y se produce la
liberatio del deudor, o bien cuando surgen causas de extinción del
vinculo de otra índole. También podemos citar otro concepto de
obligación que nos dejó el jurisconsulto Paulo, expuestas desde el
punto de vista del sujeto activo “lo esencial de la obligaciones no
consiente en que se haga nuestra una cosa, corporal o una
servidumbre, sino en constreñir a otro a darnos, a hacer o responder
de algo”. En cuanto a su etimología, el término obligación viene del
sustantivo latino obligatio; expresión que a su vez deriva de la
preposición ob y del verbo ligare, que significa atar. Lo que quiere
decir que por el sólo hecho de asumir la obligación, el deudor queda
ligado a su acreedor. En el viejo Derecho Romano la obligación era
la sujeción en que se colocaba a una persona libre para garantizar la
deuda que había contraído ella misma o por otra persona. En caso
típico, era la práctica de un préstamo seguido de un nexum por el
cual el deudor se entregaba en prenda al acreedor hasta que con su
trabajo o por intervención de un tercero extinguía la deuda y obtenía
su libertad.5 El sistema riguroso anterior termina en el año 326 a. de
C., cuando la Lex Poetelia Papiria, suprimió a la práctica de la
entrega de la persona en prenda por deudas civiles, y estableció el
principio de que el deudor sólo podía garantizar sus deudas con sus
propios bienes y no con su corpus. ELEMENTOS DE LA
OBLIGACIÓN. La obligación crea un lazo, una liga-vinculum-,
que presupone por lo menos dos sujetos: Uno activo y otro pasivo; el
primero creditor sujeta en cierta forma al segundo debitor para que
le preste la conducta debida. Las expresiones creditor y debitor se
usaron tardíamente, reus parece ser el término admitido en la vieja
lengua jurídica para uno y otro sujeto. El vínculo que es un lazo de
derecho permite al acreedor usar los medios coactivos para que el
deudor preste el comportamiento debido. El objeto de la obligación,
consistía en la conducta que el deudor debía observar en provecho
del acreedor; así, un dare, facere o praestare. DEBITUM Y
RESPONSABILIDAD. La obligación comprende dos elementos el
debitum: “Schuld” de los alemanes, es decir, el deber de prestar
cierta conducta y la responsabilidad: “Haftung” que otorga al
acreedor un medio de ejecución. Tales elementos, sin embargo, no
siempre se conjugaron, pues el debitum en un principio no fue
estrictamente jurídico ya que frente al deudor remiso, el acreedor no
podía lograr la ejecución forzada de la prestación misma, porque la
obligación en su origen no llevaba aparejada responsabilidad, pues
para que ésta naciera era necesario que el acto que originara a la
obligación (así, a la promesa contractual) se añadiera otro nuevo que
fundamentara la responsabilidad para el caso de incumplimiento. Es
hasta el momento en que el debitum y la responsabilidad están
unidos en un mismo negocio cuando se puede hablar de obligación
tal como en la actualidad se conoce. DIVISIÓN DE LAS
OBLIGACIONES. Las obligaciones pueden dividirse como sigue:
-Obligaciones de Derecho Civil y de Derecho de Gentes. Eran
obligaciones de ius civile, las derivadas de los contratos sancionados
por el Derecho Quiritario: nexum, sponsio, etc.; y el Derecho de
Gentes, las que se originaban en contratos reconocidos por este
derecho: comodato, compraventa, etc. En un principio, sólo se
conocían las obligaciones del Derecho Civil, que eran limitadas,
formalistas y sólo vinculaban a los cives. Así, la sponsio que se
verificaba mediante el empleo de palabras solemnes. Las
obligaciones del Derecho de Gentes no necesitaron el empleo de
formalidades solemnes para su perfeccionamiento, fueron además
accesibles a los extranjeros, tales como las que nacían del comodato,
depósito, compraventa, etc. -Civiles y honorarias. En las
instituciones de Justiniano se dice que la división principal de las
obligaciones se reduce a dos clases: Civiles o pretorianas; son civiles
las que han nacido por las leyes, o reconocidas por Derecho Civil.
Son pretorianas, las que el pretor ha establecido por su jurisdicción,
llamadas también honorarias. -De derecho estricto (stricti iuris) y de
buena fe (bonae fidei). Las primeras provenían del Derecho
Quiritario (nexum, stipulatio y contrato litteris). El deudor en una
obligación de éstas debía cumplir lo estrictamente pactado, tal como
se ve en el siguiente caso. Lo que se dijese al celebrar un nexum o
un mancipatio tenga fuerza de ley. De modo, que el juzgador no
podía apartarse de las palabras sacramentales que debía observar
como ley, y referirse a otros elementos extraños, como sería la
intención presunta de las partes, la equidad,etc. En cambio en las
obligaciones de buena fe, el juzgador tenía facultad de interpretar la
obligación del sujeto pasivo; así, debía fijar el monto de la condena
fundando su fallo en la equidad, en la voluntad presunta de las partes
y demás circunstancias del caso. En este tipo de obligaciones que
nacen de los contratos bilaterales, las partes podían invocar la
compensación, los vicios del consentimiento, etc. Posteriormente,
las diferencias apuntadas fueron desapareciendo con lo cual perdió
interés la división que comentamos. Dado que el pretor, basándose
en la equidad, concedió al deudor de una obligación stricti iuris que
acreditara haber sido víctima de maniobras dolosas por parte del
acreedor, la exceptio doli; y en caso de violencia, la exceptio quod
metus causa: excepción por miedo. -Civiles y naturales. Las
primeras, eran obligaciones provistas de una acción, que permitía al
acreedor compeler judicialmente al deudor en caso de
incumplimiento, y las segundas, eran aquellas que aún cuando
carecían de acción producían consecuencias jurídicas, así: el
acreedor insatisfecho podía retener el importe de lo pagado
voluntariamente por el deudor, sin que éste pudiera alegar pago de lo
indebido. También la obligación natural podía asegurarse su
cumplimiento mediante garantía real y personal; asimismo, podía ser
novada y compensarse con una obligación civil. Como casos de
obligaciones naturales, se pueden citar los siguientes: las
obligaciones de los esclavos con extraños, cuando el hijo de familia
recibía un préstamo en dinero y luego de salir de la patria potestad lo
cubría al mutuante, sin prevalerse del S. C. Macedoniano, no podía
reclamar ese pago. Las deudas extinguidas por la litis contestatio; la
obligación extinguida por capitis deminutio, etc. Junto a las
obligaciones naturales anteriores, se suelen señalar las obligaciones
naturales impropias fundadas en motivo de índole religiosa o moral,
de piedad o de buenas costumbres. Tales obligaciones no podían
repetirse cuando se cumplían en el Derecho Justiniano. Como
ejemplo de ellas tenemos la prestación de alimentos a parientes a
quienes civilmente no se está obligado a proporcionarlos; la
constitución de dote por parte de la mujer en orden a sí misma, si
creía estar obligada; el pago de los gastos del funeral de un pariente;
y el pago hecho por la madre para rescatar al hijo en esclavitud.
-Obligaciones divisibles e indivisibles. Una obligación es divisible
cuando la prestación es posible ejecutarla en partes sin alterar su
esencia; y será indivisible en caso contrario. Son divisibles aquellas
obligaciones cuyo objeto consiste en un dare. En efecto, la
propiedad y los demás derechos reales pueden constituirse en pro
parte. Sin embargo, no lo son las servidumbres prediales, pues su
división alteraría su naturaleza. Son indivisibles aquellas
obligaciones que consisten en un facere, ejemplo: pintar un cuadro,
porque la prestación no puede fraccionarse. Las obligaciones
indivisibles en el Derecho Clásico, se estiman solidarias, mientras
que el Derecho Justinianeo las consideró diversas de las solidarias
reconociéndoles, en caso de pluralidad de sujetos activos o pasivos
los efectos siguientes: 1. Si eran varios los acreedores, cualquiera
de ellos podía perseguir al deudor por la totalidad de la deuda, pero
este último podía exigir al acreedor que cobra, una caución que lo
ponga al cubierto de una ulterior persecución por parte de los demás
acreedores. 2.- Si concurren varios deudores frente a un solo
acreedor, éste puede perseguir a cualquiera de ellos por el todo, a su
vez, el deudor interpelado puede pedir que le otorgue un plazo para
dirigirse contra sus demás codeudores y exigir, antes del pago una
indemnización por las cuotas de éstos. 3.- Si a virtud de la
prestación uno solo de los deudores cubre toda la deuda, podía
dirigirse contra los demás para recuperar lo que hubiese pagado en
su descargo por medio de una acción que varía de acuerdo con las
relaciones del derecho que entre ellos existiere, que puede ser: la
comuni dividundo, la familia erciscundae, la negotiorum gestorum,
la pro-socio, etc. 4.- Cuando la obligación indivisible se traduce
como consecuencia del incumplimiento en la de indemnizar por los
daños y perjuicios causados se hace divisible puesto que estos se
pagan siempre en dinero. 5.- Cada deudor responde sólo de su
propia culpa. -Obligaciones genéricas y obligaciones específicas.
Son genéricas aquellas cuyo objeto no está determinado
individualmente, sino tan solo por sus razgos generales, ejemplo: un
esclavo, diez sacos de trigo, etc. La obligación es específica si versa
sobre un objeto cierto, individual y concreto, así: el esclavo Estico.
Tiene interés esta división en caso de pérdida de la cosa por fuerza
mayor antes del cumplimiento de la obligación; en efecto tratándose
de obligaciones genéricas éstas no se extinguen por perecimiento del
objeto: genus perire non censetur. El deudor continúa obligado, en
cambio, si la cosa específica perece por caso fortuito, el deudor
queda libre: especies perit ei cui debetur. -Obligaciones alternativas
y facultativas. Las primeras son aquellas en las que se señalan
varias prestaciones para que el deudor cumpla sólo alguna de ellas,
bien a elección suya o bien al acreedor. Ejemplo: dare bominem
stichum aut decem. En estas obligaciones el aspecto de mas interés
es indudablemte el relativo a la elección de la prestación a cumplir;
lo normal es que la elección la haga el deudor, salvo convenio en
contrario. El deudor tenía la facultad de cambiar de opinión (ius
varandi) hasta el momento de pago; y si la elección compete al
acreedor, el derecho a cambiar de opinión duraba hasta la litis
contestatio (Derecho Clásico) o hasta que hubiere reclamado
judicialmente uno de los 0bjetos (Derecho Justinianeo). El derecho
de elección se transmite a los herederos del deudor o acreedor, según
que lo tuvieran uno u otro. Problema también importante es aquel
que se refiere a la pérdida de las cosas comprendidas en estas
obligaciones. Esta pérdida puede originarse, por el hecho del deudor,
del acreedor o bien por caso fortuito. En relación a este problema el
Derecho Clásico adoptó soluciones acordes con la peculiar
estructura de la obligación alternativa y con las normas que rigen en
materia de responsabilidad civil. En cambio el régimen Justinianeo
se resume en estos dos principios : 1º. Si corresponde la elección al
deudor y sin culpa suya perece una de las cosas debidas, puede
liberarse pagando la aestimatio de la que pereció: 2º Si perece una
cosa por culpa del deudor siendo de éste la elección, y la otra sin
culpa, no se libera, dándose al acreedor la actio doli para obtener un
resarcimiento. Concentración de la obligación sobre el objeto que no
ha perecido en el primer caso, y extinción de la obligación en el
segundo fueron las soluciones dadas por los clásicos. -Las
obligaciones facultativas. Son aquellas en que el deudor se obliga al
cumplimiento de una prestación determinada aunque reservando
para sí la facultad de liberarse cumpliendo con otra distinta. Así, el
obligado por un fallo condenatorio a resarcir los daños causados por
un animal de su propiedad, podía liberarse haciendo entrega del
animal naxae deditio. Cabe advertir que el nuevo objeto no afecta al
contenido de la obligación, esto es, no entra in obligatione sino
completamente in solutione. Por lo tanto, si el objeto principal
perece por caso fortuito, la obligación se extingue y el deudor queda
liberado.6 FUENTES DE LAS OBLIGACIONES Se llaman
fuentes de las obligaciones a aquellos hechos a los cuales el
ordenamiento jurídico romano atribuía eficacia de hacer surgir un
vínculo obligatorio entre dos o más personas. Según Gayo, las
obligaciones derivan de dos fuentes: el contrato y el delito, pero en
la res cottidianae, surge una clasificación tripartita de las causas de
las obligaciones: las obligaciones nacen del contrato o del delito, o
por un cierto derecho peculiar de varias especies de causas, la
doctrina se inclina hoy por creer que tal división no es clásica y que
las Res Cottidianae que atribuyen a Gayo no son de éste. Los
jurisconsultos romanos al referirse al tercer término, indicaban a
veces que la obligación se desarrollaba en ellos de un modo parecido
como se desenvolvía la procedente de un contrato determinado o de
los delitos. En las instituciones justinianeas, la tripartición de las
fuentes de las obligaciones se transformó en cuatripartición: Por lo
tanto provienen las obligaciones de un contrato o de un
cuasicontrato, o de un delito o de un cuasidelito. Científicamente, la
cuatripartición, que puede considerarse justinianea, tuvo el solo
mérito de reafirmar de una vez y para siempre el concepto de
contrato como acuerdo de voluntades productivo de obligación.
Esta clasificación tiene la cualidad de señalar de forma definitiva
cuáles son las principales fuentes de las obligaciones, pero adolece
de defecto de que dentro de ellas no quedan comprendidos todos los
hechos que pueden dar origen a una obligación, hechos que por
ningún motivo fueron desconocidos por Justiniano y que fue
enumerando a lo largo de su obra.7 CONCLUSIÓN Esta
clasificación de las fuentes de las obligaciones llegó a ser
insuficiente a medida que el Derecho Romano se perfecciona. Los
jurisconsultos, tratando de determinar las causas de las obligaciones
sancionadas por el Derecho, reconocen que se puede estar obligado
sin que haya habido contrato ni delito, cada obligación toma en
Derecho Romano una fisonomía particular, según la causa que la ha
producido. Por eso los jurisconsultos no estudian las obligaciones en
sí mismas según sus caracteres generales, sino que se limitan a
describir las diferentes fuentes de donde nacen. Normalmente,
cuando el deudor cumple con sus obligaciones, éstas se extinguen;
pero el simple cumplimiento no disolvía la obligación, pues ésta era
una especie de ligadura que requería un desligarse, en términos
inversos a los empleados para obligarse. A esta liberación se le
conoce con el nombre de contrarius actus. Por tanto, para que se
extinguieran las obligaciones formales debía seguirse un
procedimiento inverso al realizado para constituirse. Así tratándose
de un préstamo celebrado por el antiguo contrato del nexum, la
extinción de las obligaciones se lograba mediante una acceptilatio
(pregunta seguida de una respuesta), así pues, el simple pago no
extinguía la obligación; sólo en la época clásica, el Derecho Civil
reconoció al pago como modo de extinción de las obligaciones.

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