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EL DESENLACE DE LOS CUENTOS COMO EJEMPLO DE LAS FUNCIO-

NES DE LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

TERESA COLOMER MARTÍNEZ *

RESUMEN. Se esquematizan en tres las funciones que cumple la literatura infantil


en el contexto sociocultural actual: el aprendizaje del lenguaje y de las formas lite-
rarias básicas sobre las que se sustentan y desarrollan las competencias interpre-
tativas de los individuos a lo largo de su educación literaria; la incorporación de
los niños al imaginario de su colectividad, y la socialización de las nuevas genera-
ciones en los valores y conductas de su cultura. Para cumplir estas funciones, la
literatura infantil se relaciona con las características del contexto en el que se pro-
duce. Para dar cuenta de la interdependencia entre los valores educativos y las for-
mas artísticas adoptadas en cada contexto se utiliza aquí como ejemplo el análisis
de los finales de los cuentos en las narraciones actuales.

ABSTRACT. This article deals with three different functions of children’s literature
in present-day social contexts. Firstly, language learning and the basic literary
forms through which individuals develop their interpretative skills during their
education; secondly, the children’s incorporation into the imaginary world of
those around them; and thirdly, the socialization of new generations in the values
and behaviours of their culture. In order to achieve these functions, children’s
literature interacts with its context. To illustrate this, I focus on the analysis of the
endings of contemporary short stories in order to show the interdependence bet-
ween the educational values and the art form adopted in each context.

LAS FUNCIONES DE LA personas de nuestro alrededor cuentan


LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL con gran profusión. También oímos o uti-
lizamos con frecuencia juegos de pala-
Desde que nacemos, vivimos inmersos en bras, efectos rimados, canciones o expre-
el uso artístico de las palabras. No parece sivas imágenes verbales. Con todas estas
ningún secreto que estamos rodeados de acciones se produce a menudo un efec-
historias que la televisión, el cine o las to estético y gratuito que nos induce a

(*) Universidad Autónoma de Barcelona.

Revista de Educación, núm. extraordinario 2005, pp. 203-216


Fecha de entrada: 07-07-2005 203
escuchar con atención, a intervenir en el literarios que se van multiplicando, etc.
juego o a meditar un verso. Esa escalera de complicaciones ofrece a
Los niños y niñas nacen con esta pre- sus lectores una «barandilla» para facilitar
disposición humana hacia las palabras, su ascenso. Se coloca a la altura de los
hacia su poder de representar el mundo, receptores al mismo tiempo que tira de
regular la acción, simplificar y ordenar el ellos y les sostiene en su ascenso. Es el
caos mezclado de la existencia y expresar caso, por ejemplo, de los libros para pri-
sensaciones, sentimentos y belleza. Cuan- meros lectores que utilizan la imagen, la
do, a mediados del siglo XX, los psicolin- fragmentación en secuencias cortas o los
güistas empezaron a estudiar el desarro- recursos de repetición-variación de las
llo del lenguaje de los bebés o la forma en
frases para facilitar la lectura autónoma
que los humanos intentan dar sentido a
de unos niños que, con seis o siete años,
las cosas, no estaban especialmente preo-
poseen poca habilidad lectora pero una
cupados por la literatura. Pero muy pron-
to advirtieron que la literatura siempre se capacidad ya bastante notable para enten-
hallaba presente. En los soliloquios de los der historias (Colomer, 1999).
pequeños en sus cunas repitiendo en soli- ¿Para qué sirve todo este esfuerzo
tario las cadencias y palabras que habían colectivo con el fin de que los niños y
oído, en la insistencia por volver a saltar niñas se incorporen a la literatura?
sobre el regazo adulto al ritmo de una
cancioncilla o por volver a enumerar de
forma personificada los dedos de la LA ENTRADA EN EL
mano, en los personajes de ficción que IMAGINARIO COLECTIVO
introducían en las historias inventadas de
sus juegos o en las fórmulas tipificadas, Una primera función de la literatura
como los inicios o las formas verbales en infantil es la de dar entrada en el imagina-
pasado que utilizaban tempranamente rio humano configurado por la literatura.
para contar. El término «imaginario» ha sido utilizado
La literatura infantil, tanto si llega a por los estudios antropológico-literarios
los niños de forma oral como escrita, a para describir el inmenso repertorio de
través de grabaciones o de audiovisuales, imágenes simbólicas que aparecen en el
constituye un instrumento culturalizador folclore y que perviven en la literatura de
de primer orden que ninguna comunidad
todas las épocas. Se trata de imágenes,
humana ha osado perderse. De esta
símbolos y mitos que los humanos utili-
manera, la literatura para los niños consti-
zan como fórmulas tipificadas para enten-
tuye una verdadera «escalera» que ayuda a
los pequeños a dominar formas cada vez der el mundo y las relaciones sociales: el
más complejas de usos distanciados de círculo como imagen de perfección, las
lenguaje y de representación artística. En cenizas como expresión de desolación, el
los cuentos y poemas que se dirigen o viaje por agua como fórmula de traspaso
comparten con ellos se introducen tramas a otro mundo, etc. Estas imágenes, temas
cada vez más complicadas, personajes y motivos literarios permiten que los indi-
más numerosos, perspectivas narrativas viduos puedan utilizarlos para dar forma
menos habituales, progresivas ambigüe- a sus sueños, encarrilar sus pulsiones o
dades entre los planos de fantasía y reali- adoptar diferentes perspectivas sobre la
dad, finales menos esperables, géneros realidad.

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Desde el campo de la psicología, la colores asociados a las emociones, el uso
corriente psicoanalítica tuvo el papel de los animales humanizados para hablar
principal en destacar la importancia de de los defectos y virtudes de las personas
los cuentos en la construcción de la per- o las posibilidades de los espejos para
sonalidad a través del uso de la literatura. representar realidades distintas (ocultas,
Concretamente, Bruno Bettelheim utilizó paralelas, etc.). Saber que todo el mundo
los cuentos populares para ayudar tera- comparte ese conocimiento es lo que per-
péuticamente a los niños y niñas trauma- mite utilizarlo para explicarse ante los
tizados por su experiencia en los campos demás, añadirle nuevos matices en una
de concentración nazis. De ahí surgió, a nueva versión o entender mejor lo que se
finales de los años setenta, la reflexión nos quiere comunicar. Algunos de los
sobre el papel del folclore como un mate- motivos y elementos del imaginario pare-
rial literario sabiamente seleccionado y fil- cen ser universales, otros pertenecen a un
trado a través de los siglos para responder área cultural y otros son propios de una
a los conflictos psicológicos propios de la cultura concreta. Entre todos ayudan a los
etapa infantil. En muchas ocasiones, los pequeños a construir sus distintos niveles
auténticos cuentos populares inquietan a de pertenencia al sentirse formando parte
los adultos por la violencia y crueldad que del espectro que va desde su cultura más
contienen. Pero, en cambio, no parece próxima hasta su constitución como parte
que eso haya impresionado en gran medi- de la humanidad.
da a los niños que reciben de forma
inconsciente los mensajes simbólicos que
los impregnan. Se trata de mensajes como EL APRENDIZAJE DE MODELOS
el que reafirma que «si nos esforzamos lo NARRATIVOS Y POÉTICOS
suficiente, siempre podremos salir victo-
riosos» o motivos que permiten manejar Una segunda función de la literatura
conflictos básicos al desplazar, por ejem- infantil es la de facilitar el aprendizaje de
plo, los sentimientos ambivalentes en los modelos narrativos y poéticos que se
relación con la madre hacia la figura de utilizan en cada cultura. Sin demasiadas
las madrastras. programaciones escolares, métodos espe-
Los niños se familiarizan con muchos cíficos o ejercicios sistemáticos, los niños
elementos del imaginario a través del fol- inmersos en un entorno literariamente
clore y las historias que se les explican, estimulante progresan mucho más rápi-
desde los personajes diminutos, como damente en el dominio de las diferentes
Pulgarcito o los enanitos, a la existencia posibilidades de estructurar una narra-
de ficción de los anillos mágicos o de los ción o el ritmo de unos versos, en las
bosques adormecidos. Eso les permite expectativas sobre lo que se puede espe-
compartir un gran número de referentes rar de los diferentes tipos de personajes,
con su colectividad, entender muchas alu- en la existencia de reglas propias de géne-
siones culturales de su entorno y experi- ros narrativos o poéticos determinados,
mentar el indudable placer del reconoci- en el abanico de figuras retóricas disponi-
miento de esos elementos a lo largo de la bles, etc. Así, un cuento encadenado o
lectura de nuevas obras. Normalmente, uno acumulativo, un conjuro o una adivi-
todo el mundo a su alrededor conoce el nanza, una personificación o un héroe
cuento de Caperucita, el argumento de épico, una metáfora o las posibilidades
Romeo y Julieta, la connotación de los juguetonas de una polisemia serán cosas

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familiares mucho antes de que nadie se En realidad, los primeros libros escri-
haya preocupado de catalogarlas bajo la tos deliberadamente para niños se coloca-
etiqueta de estos nombres. ron deliberadamente en este ámbito.
Por eso, es importante que la expe- Cumplían una función didáctica que se
riencia literaria de los niños y niñas sea proponía enseñar a comportarse, señalar
muy variada, tanto si pensamos en las la forma de ser obedientes, caritativos o
actividades –juegos de regazo, de corro, bien educados. Lo habitual, cuando prima
narraciones, adivinanzas, etc.– comparti- esta función, es que los libros se alejen de
das con ellos, como si atendemos a los la verdadera acción educativa de la litera-
libros que ponemos a su alcance –libros- tura, ya que es muy difícil que ésta pueda
juego, de imágenes solas, álbumes, cuen- ejercer su influencia desde unas premisas
tos de géneros variados, canciones, poe- tan superficiales y explícitas para el lector.
mas, fábulas, relatos psicológicos, de Sin embargo, y a pesar del tiempo trans-
humor, del mundo al revés, de aventura y currido, cabe resaltar que una gran parte
un largo etcétera que debería llevarnos a de los libros actuales continúan porfian-
examinar detenidamente los estantes de do en este intento aleccionador. Lo que
la librería infantil para ver si ya figuran ha cambiado es que hoy en día los valores
ahí. son distintos y los libros se proponen
ahora enseñar la manera de ser imaginati-
vos, solidarios o cívicos.
LA SOCIALIZACIÓN CULTURAL No hay nada que objetar si se desea
dar a los niños libros que reflejen situa-
Una tercera función ejercida por la litera- ciones y conflictos propios del mundo
tura infantil es la de ampliar el diálogo moderno, como por ejemplo las nuevas
entre la colectividad y los pequeños para formas familiares, los flujos migratorios o
darles a conocer cómo es o cómo se dese- la creciente atención a conflictos piscoló-
aría que fuese el mundo. Al identificar las gicos infantiles como las pesadillas y mie-
imágenes o las acciones de los persona- dos nocturnos. El problema es que ello se
jes, los niños no aprenden únicamente a realice «desde la literatura» y no se vea
identificar lo que aparece representado, determinado por objetivos didácticos,
sino los valores que se atribuyen a todas por decirlo de forma simplificada. De
esas cosas: qué se considera correcto o todas maneras, cabe señalar que tampoco
mal hecho, bello o asqueroso, normal o vale magnificar la función de transmitir
exótico, apropiado o fuera de lugar, etc. valores, como tendemos a hacer los adul-
En cualquier época, la literatura ha cum- tos, ni pensar en efectos mecánicos de
plido esta función socializadora simple- traspaso entre los modelos presentados y
mente porque habla y reflexiona sobre los los niños lectores. Por una parte, porque
humanos, es decir, porque nos permite los libros son sólo «una» de las múltiples
ver con los ojos de los demás y desde fuentes de socialización que combinan
perspectivas distintas cómo pueden sen- los niños durante su crecimiento. Por
tirse las personas, la forma en que valoran otra, porque lo que quisiera decir la histo-
los sucesos, los recursos con los que se ria, lo que dice realmente y el sentido
enfrentan a sus problemas o lo que signi- que, finalmente, va a darle el receptor son
fica seguir las normas y las consecuencias cosas que muy a menudo no concuerdan.
de trasgredirlas según las variables de Las sociedades occidentales actuales
cada situación. tienen una amplísima producción de

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libros infantiles capaz de cumplir todos hermanos Grimm, podía ser separado de
estos propósitos culturales que acabamos su familia y entorno para ir a servir a la
de esquematizar en tres funciones. Los ciudad, como ocurre en Heidi de Johanna
niños y niñas sienten curiosidad y placer Spiry, o podía verse obligado a sobrevivir
por estas formas de arte y ficción. Ésta es como un robinson adolescente en Dos
la auténtica motivación que puede llevar- años de vacaciones de Jules Verne. Pero,
les a convertirse en lectores. Ahora bien, por mucho que el lector se hubiera horro-
para que ello ocurra es preciso que se rizado, llorado o estado en tensión, podía
cumplan tres condiciones: tener la seguridad de que al final de la lec-
tura experimentaría un alivio definitivo.
• La primera es que noten que los El conflicto desaparecería para siempre y
adultos también consideran la lite- el lector podría emerger de su viaje litera-
ratura y los libros como algo intere- rio con la satisfacción de la felicidad obte-
sante y placentero, puesto que los nida.
niños desean crecer y hacer lo que Precisamente, el desenlace positivo
parece funcionar en el mundo de de los cuentos populares fue uno de los
los mayores. aspectos más valorados por los psicólo-
• La segunda es que reciban una gos que se dedicaron a analizar la literatu-
ayuda suficiente y sostenida para ra infantil a lo largo del siglo XX. Bühler,
aprender a leer y llegar a ser autó- por ejemplo, ya lo hizo en 1918 y la obra
nomos en su lectura, puesto que de Bettelheim (1975) lo resaltó especial-
leer no es fácil y requiere esfuerzo. mente. El psicoanálisis hizo tanto énfasis
• La tercera es que los libros que lean en la virtud tranquilizadora del final que
sean lo bastante buenos para conti- ello le llevó a rechazar rotundamente los
nuar manteniendo la idea de que escasos desenlaces de la literatura infantil
vale la pena hacerlo. que no resultaban nítidamente positivos,
como ocurre con algunos de los cuentos
Hay un tiempo –poco más de diez de Andersen, como la Pequeña vendedo-
años– y un número de obras –pongamos ra de fósforos o El soldadito de plomo,
unas quinientas como mucho– para que dominados por las corrientes románticas
los pequeños recorran este itinerario. Así de su época. Por razones semejantes, los
pues, es necesario elegir muy bien los educadores abandonaron los antiguos
libros y pensar buenas maneras de acom- cuentos didácticos que terminaban con el
pañar a las nuevas generaciones en el castigo de los protagonistas que se habían
viaje que la literatura les construye y les portado mal, un castigo que debía servir
ofrece «desde el hogar hasta el mundo». de lección a los pequeños lectores al
enseñarles la manera en la que no debían
comportarse.
EL CONTEXTO EDUCATIVO Y Pero, a pesar de este consenso de par-
ARTÍSTICO: EL EJEMPLO DEL DESENLACE tida, la literatura infantil y juvenil moder-
na ha ido ampliando las posibilidades
Hasta la década de los años setenta, podía narrativas con la utilización de diferentes
afirmarse que lo esperable en los cuentos tipos de finales. Ya no son siempre felices
infantiles es que teminaran «bien». El pro- ni se dividen en una simple dicotomía
tagonista podía caer en poder de una entre acabar bien, si el protagonista se ha
bruja y estar a punto de ser devorado, portado correctamente, o acabar mal, si
como pasa en Hansel y Gretel de los se ha saltado las normas. En realidad, sólo

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un 60% aproximadamente de las obras de infantiles han sufrido estos cambios en
calidad de la década de los años ochenta nuestras sociedades occidentales?
continuaba la tradición de resolver el con- Por lo pronto, si se analizan las obras
flicto inicial haciéndolo desaparecer. La que se apartan de la norma habitual,
desviación de la norma convencional del puede verse que se han adoptado tres
género en una proporción tan alta (casi nuevas posibilidades básicas de desenlace:
un 40%) resulta verdaderamente especta-
cular ya que el final de los cuentos supo- – la aceptación y asunción del con-
ne un elemento decisivo tanto para otor- flicto por parte de los personajes
gar sentido a la narración, como para dentro de unas nuevas coordena-
provocar la reacción emotiva del lector. das de vida
Este aspecto resulta muy revelador, – los finales abiertos que nos dejan
pues, de los cambios habidos en la litera- sin saber cómo termina el conflicto
tura infantil y juvenil durante las últimas planteado
décadas y puede servirnos para ejemplifi- – los finales negativos que dejan el
car el modo en el que los cuentos se conflicto sin solucionar.
adaptan a su contexto para seguir cum-
pliendo las funciones atribuidas a la edu- En el cuadro I puede verse la propor-
cación literaria de los niños que acaba- ción en la que se produce cada una de
mos de señalar. Así que podemos estas soluciones narrativas, tanto en su
preguntarnos: ¿por qué las historias conjunto, como en cada grupo de edad
de los destinatarios1.

CUADRO I

Desenlace 5-8 8-10 10-12 12-15 Global


Tradicional
positivo: 71,88% 79,10% 60,00% 40,43% 63,68%
desaparición
del conflicto

Final positivo:
asunción del 6,25% 8,95% 18,18% 25,53% 14,92%
conflicto

Final abierto 15,62 % 10,45% 1,50% 20,00% 25,53% 17,42%

Final negativo 6,25% 15,62% 1,50% 1,82% 8,51% 25,53% 3,98%

100% 100% 100% 100% 100%

(1) Los datos provienen del análisis de los distintos elementos constructivos de doscientas
narraciones infantiles y juveniles publicadas en España entre 1977 y 1990 y destacadas por su
calidad por la crítica especializada. T. Colomer: La formació del lector literari. Barcelona,
Barcanova, 1998 (trad. cast.: La formación del lector literario. Narrativa infantil y juvenil.
Madrid, Anaya).

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Como puede verse aquí, la presencia Por supuesto, también a la innovación en
de los nuevos tipos de finales aumenta a los finales. Nos hallamos, pues, ante un
lo largo de los grupos de edad de los lec- ejemplo de las variaciones y contradiccio-
tores destinatarios, de manera que la fic- nes que se producen, por distintas causas,
ción para adolescentes es la que más se durante el itinerario ascendente de lectu-
aparta del final tradicional, tanto en su ra ofrecido por los libros.
resultado global, como en cada una de las Una vez constatada la relación del
nuevas opciones adoptadas. Es un resul- final con la función de aprendizaje pro-
tado que confirma la idea de «escalera» gresivo de modelos narrativos, vamos a
que hemos indicado, la idea según la cual analizar las razones que parecen abonar
los recursos narrativos utilizables y las exi- la extensión cuantitativa de cada uno de
gencias de lectura aumentan progresiva- esos nuevos finales.
mente a medida que los lectores crecen y
adquieren competencia literaria.
Sin embargo, también podemos ver LA ACEPTACIÓN DEL CONFLICTO:
algo más: que la evolución hacia la com- UNA NUEVA VERSIÓN DEL FINAL FELIZ
plejidad narrativa no es estrictamente gra-
dual. En el caso del desenlace, el rasgo Si un personaje se ha perdido, se enfrenta
narrativo específico que estamos analizan- a un dragón o debe encontrar una planta
do, la excepción se sitúa en una presencia mágica, el conflicto se sitúa en el espacio
de finales abiertos y negativos en las obras exterior y el personaje puede eliminarlo.
dirigidas a los primeros lectores significa- Pero en los libros actuales el conflicto
tivamente más numerosa que la de la proviene muy a menudo del propio inte-
etapa siguiente, la de los lectores de ocho rior del personaje, lo causa su agresivi-
a diez años. dad, celos o intolerancia, por ejemplo. O
Una posible explicacion es que ese bien se produce por su encuentro con las
resultado anómalo se produce porque los adversidades inevitables de la vida; con la
libros para primeros lectores son un enfermedad, la muerte o el desamor, pon-
género reciente en la historia de la litera- gamos por caso. Difícilmente puede pen-
tura infantil. Antes, los libros infantiles se sarse entonces que exista un desenlace
dirigían sólo a los niños que ya sabían feliz que borre las causas del conflicto de
leer. Mientras no sabían, mientras estaban un plumazo.
aprendiendo en las « cartillas» y abeceda- Ello ha llevado a buscar una nueva
rios, se suponía que las historias se las versión de final «positivo»: se brinda al
leerían y contarían los adultos. Pero la lector la idea de que el protagonista ha
manera de enseñar a leer en la escuela fue terminado por asumir que las cosas son
cambiando y, a partir de los años setenta, así y ha hallado vías para superarlas. Para
empezó a sentirse con fuerza la necesidad que la literatura infantil haya aceptado
de usar cuentos «de verdad» y no sólo esta solución han tenido que pasar dos
materiales didácticos. Urgía, pues, tener cosas:
libros pensados para niños con muy poca
habilidad lectora. Los autores se encon- • En primer lugar, que haya habido
traron entonces con que no tenían unos una cierta ruptura de la protección
modelos a seguir que hubieran configura- infantil existente hasta entonces
do ya una tradición en la literatura infan- sobre los temas que pueden abor-
til. Por ello, los libros para principiantes dar los libros. Es decir, que no se
resultaron más propicios a la innovación. considere que determinados pro-

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blemas no tienen cabida en esa lite- Pero en la literatura infantil actual la
ratura justamente porque su solu- muerte se aborda como tema principal
ción no puede ser estrictamente con mayor frecuencia y no acostumbra a
feliz. recurrirse al más allá. Lo que se dirime es,
• En segundo lugar, que el propósito
moral que se persiga sea precisa- precisamente, su falta de solución y el
mente el de incrementar la capaci- sentimiento interno de pérdida que aque-
dad de los niños para enfrentarse a ja a los protagonistas. La salida del con-
problemas internos. Esta perspecti- flicto tiene que pasar entonces necesaria-
va educativa ha ido ganando terre- mente por la maduración del personaje,
no porque, a lo largo del siglo XX, es decir, por la adquisición de la capaci-
las dificultades vitales de los indivi-
dad de aceptar y controlar los sentimien-
duos de las sociedades occidenta-
les han dejado de situarse en la tos negativos suscitados por la situación
supervivencia material y externa de duelo que se describe. En Nana vieja2,
para ubicarse en las relaciones per- una abuela y su nieta se despiden delica-
sonales y en la gestión de las emo- damente una de la otra. La abuela deja a
ciones y sentimientos. Por ello, la la cerdita protagonista su amor por las
literatura ha ido concediendo cada
cosas buenas de la vida como consuelo,
vez mayor atención a este tipo de
conflictos y, tal como hizo en su mientras que el afecto mutuo y la digni-
momento la literatura de adultos, dad ante lo inevitable dan salida emocio-
los cuentos infantiles modernos nal al lector a través de distintos recursos
han puesto en primer plano la des- narrativos como la elipsis o la serenidad
cripción de los procesos internos de las escenas descritas.
de los personajes. Constatar que los finales han cambia-
El tema de la muerte, por ejemplo, do en este sentido nos sirve, pues, para
muestra con claridad el proceso de psico- ver un rasgo importante de la literatura
logización sufrido por la literatura infan- infantil y juvenil propia de nuestra época:
til. A decir verdad, la muerte hacía acto de la extensión hacia los temas psicológicos
presencia en los relatos tradicionales para y el propósito de enseñar a los niños que
niños con bastante frecuencia. Suponía el el conflicto personal no puede evitarse,
desencadenante de la acción, forzaba a
sino que forma parte de la vida. Lo que se
los huérfanos a tomar la iniciativa o resol-
vía la salida de escena de personajes que busca del joven lector es que aprenda la
ya habían cumplido su función en la obra. forma de incrementar su capacidad de
En último extremo, cuando la muerte asumirlo a través de una nueva propuesta
constituía un tema central, la literatura de valores que incluyen mayoritariamente
infantil resolvía la contradicción ofrecien- la comunicación y el afecto de los demás,
do a los protagonistas la posibilidad de
así como el recurso a mecanismos com-
reunirse con sus seres queridos en el más
allá, tal como ocurre en Marcelino, pan y pensatorios que, según el tema tratado,
vino de Marcelino Sánchez Silva, ponga- acostumbran a ser la fantasía o la desdra-
mos por caso. matización humorística.

(2) M .WILD; R. BROOKS: Nana Vieja. Caracas, Ekaré, 2000.

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EL FINAL ABIERTO • La segunda radica en el intento edu-
cativo de fomentar la toma de con-
El aumento de los finales abiertos se debe ciencia social de los niños y niñas
principalmente a la voluntad de reflejar precisamente a partir de la incerti-
una realidad más compleja que antes, en dumbre del resultado. El mensaje
la que las cosas no se solucionan del todo consiste, entonces, en mostrar que
o para siempre. El grado de obertura del las cosas no tienen por qué termi-
final puede ser más o menos acentuado. nar bien si las personas –y el lector–
En cualquier caso, es preciso que afecte a no hacen algo por ello.
aspectos sustanciales de la obra si vamos
a considerarlo como tal. De hecho, ésta es Sin embargo, el factor más importante
la forma de desenlace preferida por los para que los finales abiertos sean la desvia-
autores que han abandonado la norma ción cuantitativamente más adoptada en
del final feliz. Incluso puede decirse que los libros para niños es porque se suma
muchas obras psicológicas que se situarí- aquí la potente voluntad de juego artístico
an en el apartado anterior presentan un propia de toda la literatura actual, tanto la
cierto grado de final abierto, ya que termi- infantil como la dirigida a los adultos. Y ése
nar aceptando el conflicto deja siempre es un rasgo que hace aumentar de forma
en suspenso la incógnita de saber cómo muy notable el recurso de ceder la última
va a evolucionar más adelante la disposi- palabra al lector. Las obras que se basan en
ción de ánimo del personaje y, por lo el humor y la imaginación predominan en
tanto, se puede considerar que todo el la literatura actual y tienden a jugar con las
bloque anterior de obras se hallan en expectativas y a apelar a la interpretación
algún punto determinado entre el final del lector hasta el último momento. Con
positivo y el abierto. mucha frecuencia se proponen dejarle
Ahora bien, si consideramos el final sonriente o soñador sin poder precisar
abierto de una forma más específica, qué ha ocurrido y qué no en la historia que
podemos afirmar que esta opción se ha acaba de leer o especulando sobre cuál
visto favorecida, en primer lugar, por otro puede ser su continuación.
tipo de ampliación en los temas tratados: Muy a menudo, tanto los autores que
la consideración de los temas sociales. A denuncian temas sociales, como los que
diferencia de las obras tradicionales, los se declaran cómplices del lector, evitan
conflictos sociales, como la tiranía, la emi- una resolución clara de las expectativas
gración, la ecología o múltiples temas de narrativas para obligarle a ir más allá de la
actualidad casi periodística proliferan en simple curiosidad argumental. Al frustrar
los libros para niños y jóvenes. Cuando al lector en su interés por saber cómo ter-
los autores han escrito sobre ellos, han mina «realmente» la historia se pretende
necesitado recurrir a los finales abiertos. que disfrute prioritariamente de otros
Y ello por dos razones: aspectos y que profundice en los niveles
de significado de la obra, aunque sea
• La primera, porque deben mante- retrospectivamente. Como dice, fusionan-
ner la verosimilitud narrativa de un do recursos literarios y morales, el narra-
conflicto que no puede tener una dor de Filo entra en acción de Christine
solución positiva definitiva y sin Nöstlinger en el título del último capítulo:
matices, tal como muy bien sabe el
lector a partir de su conocimiento En el que no se llega a ningún «final
social o histórico. feliz», porque una historia «policíaca»

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como ésta no puede tener «final tristes a las historias. Pero a muchas
feliz». A no ser que haya lectores tan personas no les gusta leer finales tris-
duros e insensibles que sólo les inte- tes; para ellas hemos inventado un
rese saber quién era el ladrón (Nös- final feliz (Alonso: El hombrecito ves-
tlinger: Filo entra en acción. Madrid, tido de gris. Madrid, Alfaguara, 1978).
Espasa Calpe, 1983, p. 204).
Como no podía ser de otro modo, la
Analizar el uso de los finales abiertos discusión sobre la conveniencia de utili-
revela así que los libros infantiles y juveni- zar finales negativos ha sido especialmen-
les han cambiado, no sólo porque traten te dura cuando los libros van destinados a
nuevos temas con nuevos propósitos los lectores de menor edad. Fue el caso,
morales, igual que en el apartado ante- por ejemplo, de !Ahora no, Fernando! de
rior, sino también porque desean propi- David McKee. Este cuento plantea la situa-
ciar aprendizajes más sutiles y directa- ción, bien conocida por los niños, de un
mente artísticos, como el aprendizaje de pequeño Fernando a quien sus padres,
la ambigüedad, los niveles de significado ocupados en sus tareas, no prestan ningu-
y el juego literario, alineándose así en ten- na atención. Ante la indiferencia paterna,
dencias propias de nuestra época. el niño avisa de que hay un monstruo en
el jardín que puede devorarlo. Y eso es lo
EL FINAL NEGATIVO que ocurre efectivamente, sin que los
Los finales negativos suponen la elección padres noten en ningún momento que el
narrativa que más impacta al lector al monstruo ha sustituido a su hijo en la
romper tajantemente sus expectativas o vida familiar.
herirle a través de su identificación con Puede objetarse que, en realidad, se
personajes que no hallan salida. Una vul- trata de una fantasía de Fernando, ya que
neración tan fuerte de la norma sólo se le vemos señalando el peligro antes de
utiliza cuando se desea producir un efec- que nos conste que haya visto al mons-
to muy intenso, ya sea humorístico, ya truo. Pero eso no hace disminuir la
dramático. Los autores tienen una con- denuncia de la situación familiar, ya que,
ciencia tan elevada de hallarse en los lími- en último término, se trataría de un recur-
tes de lo que se considera adecuado para so fallido del protagonista para captar la
los niños y adolescentes, que llegan a atención de sus padres. Tampoco la dismi-
hacer explícito el debate sobre su opción. nuye el considerar el cuento como una fic-
Así, en El hombrecillo vestido de gris de ción dirigida a los adultos que pueden ver
Fernando Alonso, se ofrecen dos finales a los niños como pequeños monstruos
posibles para que el lector elija el que molestos, porque de lo que se trata es de
prefiera. Sin embargo, el narrador se considerar la lectura que los niños hacen
apresura a señalar que el final feliz sólo de esa historia dirigida a ellos, en princi-
supondría un consuelo en el nivel de la pio. Así, pues, hay que concluir que la des-
ficción y, por lo tanto, el comentario cons- aparición del protagonista en plena narra-
tituye un simple atenuante gracias al cual ción y el final negativo resultan rasgos tan
el autor se atreve a abordar la falta de poco habituales, que sólo el humor que
solución en una obra destinada al público domina todo el relato permite utilizarlos.
infantil: Y ésa es la vía adoptada efectivamente
por la literatura infantil y el aspecto que
La historia termina así. Así de mal. Así deseamos resaltar aquí. El dato más sor-
de triste. La vida pone a veces finales prendente del cuadro sobre el desenlace

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que hemos visto antes era que los finales
negativos se situaban en los extremos de Con ello, podemos llegar a una nueva
edad, es decir, que se dirigían casi exclusi- constatación: la introducción de nuevos
vamente a los primeros lectores y a los recursos en la ficción infantil, como el de
adolescentes. Pero, si se analizan las obras poder usar un final negativo, genera
en las que aparecen, puede verse que el inmediatamente nuevos límites y barreras
final negativo se asocia siempre con el de protección, como la de asociarlo con
humor y el juego en el caso de los peque- el humor, aunque el tipo de límites que se
ños, mientras que en la novela juvenil o colocan varía según la edad de los desti-
en álbumes complejos, como La isla de natarios.
Armin Greder3, normalmente se halla al
servicio del impacto emocional, especial-
mente cuando se tratan temas sociales. FINALES MEZCLADOS
En este último caso, se trata simple-
mente de otra vuelta de tuerca respecto También puede pasar que los diferentes
del mensaje de toma de conciencia al que tipos de finales aparezcan mezclados. Lo
hemos aludido al hablar de los finales más frecuente es que eso ocurra en virtud
abiertos. Tanto en el Mecanoscrito del de la complicación estructural de las
segundo origen de Manuel de Pedrolo4 narraciones; por ejemplo, con la apari-
como en Hermano en la tierra de Robert ción de temas secundarios a partir de una
Swindells se describe una hecatombe cierta edad lectora, de modo que un tema
nuclear. Pero, mientras en el primero se acabe de una manera y otro de otra. En
nos deja la incógnita, y la esperanza, de No pidas sardina fuera de temporada de
que los humanos podrán sobrevivir, en el Andreu Martín y Jaume Ribera5, la investi-
segundo no hay duda de que no podrá gación detectivesca llega a buen puerto,
ser así. Y Swindells se dirige a los lectores pero el enamoramiento producido duran-
para decirles al respecto: te la aventura queda abierto y la obra ter-
mina con el protagonista adolescente ins-
En alguna ocasión una mujer me dijo: talado en su flamante despacho en espera
«No me gusta su libro. No hay ningu- del posible retorno de su amada.
na esperanza en él». Tenía razón. No Pero los finales también pueden mez-
hay esperanza en mi historia, porque clarse por la misma voluntad de ofrecer
se sitúa después de las bombas nucle- una imagen más compleja de la realidad
ares. La esperanza, la única, es que la que hemos visto en los apartados anterio-
generación de ustedes demuestre ser res. Por ejemplo, en Las brujas de Roald
más sabia y más responsible que la Dahl, los protagonistas, un niño y su
mía, y que las bombas no sean arroja- abuela, consiguen vencer a la convención
das (Swindells: Hermano en la tierra. de brujas inglesas y evitar su conjura con-
México, Fondo de Cultura Económi- tra los niños (final positivo). Pero esa vic-
ca, 1995, p. 220). toria tiene como contrapartida que el

(3) A. GREDER: La isla. Salamanca, Lóguez, 2004.


(4) M. DE PEDROLO: Mecanoscrit del segon origen. Barcelona: Edicons 62, traducido en
Diagonal/Ed. 62, 2002.
(5) A. MARTÍN; J. RIBERA: No demanis llobarro fora de temporada. Barcelona, traducido en
Alfaguara, 1987.

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niño queda convertido en ratón y que, guir el contraste en las interpretaciones.
por lo tanto, y tal como se nos recuerda En muchos cuentos modernos, los ele-
explícitamente, su esperanza de vida es mentos gráficos forman parte de la histo-
corta (final negativo). Se comunica al lec- ria y no se ofrecen sólo como una mera
tor que el tiempo que les queda a ambos ilustración del texto. Ello ocurre por el
protagonistas van a dedicarlo a combatir a auge de la imagen en nuestras sociedades
las brujas de otros países, pero no sabe- y por la idea de que en sociedades alfabe-
mos si tendrán éxito en ello (final abier- tizadas las historias van a ser «vistas y leí-
to). En cualquier caso, este futuro lleno das» más que «oídas». Así que es muy fre-
de aventuras no puede esconder que nos cuente hacer que en el texto pasen unas
hallamos ante un ejemplo muy claro de la cosas y en la imagen otras distintas. En lo
experimentación moderna con nuevas que respecta al desenlace, libros como
formas de desenlace. Tanto es así, que la Una pesadilla en mi armario de Mercer
versión cinematográfica de esta narración Mayer6, por ejemplo, terminan el cuento
no se atrevió a asumirla y retrajo el final a con un final positivo en el texto –el niño
fórmulas más tradicionales, haciendo que durmiendo plácidamente en su cama con
el niño recuperase su figura humana. la pesadilla–, pero con un final abierto en
Otras veces es la tendencia a la bús- la ilustración en la que vemos a una
queda de complicidad y al juego con el segunda y divertida pesadilla saliendo del
lector, a la que también hemos aludido, la armario.
que provoca un doble final: el que el Así pues, la proliferación de la mezcla
narrador explicita y el que el lector dedu- de finales obedece también a rasgos pro-
ce. Es lo que sucede en El pequeño Nico- pios de la literatura infantil y juvenil
lás de Goscinny, donde se exige al lector actual como la complicación estructural
que entienda la distancia entre lo que narrativa a partir de su extensión a lecto-
pasa en la narración y lo que interpreta el res de mayor edad, el deseo educativo de
protagonista como un recurso para el mostrar una realidad compleja, la tenden-
contraste humorístico: cia al juego con el lector y el auge y auto-
nomía de la imagen en los libros.
¡Basta! ¡Cada uno a su sitio! No repre-
sentaréis esta comedia durante la fies-
ta. EL DEBATE SOBRE EL DESENLACE
¡No quiero de ninguna manera que el
señor director vea esto! El uso de nuevos desenlaces ha estado
Nos hemos quedado con la boca acompañada de grandes polémicas sobre
abierta. su idoneidad. La primera de ellas es del
Ha sido la primera vez que hemos visto tipo más habitual en este campo: niega su
que la maestra castigase al director. conveniencia al cuestionar hasta qué
(Sempé-Goscinny: El pequeño Nicolás. punto esos elementos pueden ser enten-
Madrid, Alfaguara, 1985, p. 95). didos o asimilados psicológicamente por
los niños. Aquí se sitúa la discusión susci-
En este punto, cabe señalar que los tada por ¡Ahora no, Fernando!, por ejem-
libros infantiles actuales utilizan muy a plo, aunque su lectura parece haber dis-
menudo el texto y la imagen para conse- frutado siempre de un gran éxito infantil.

(6) M. MAYER: Una pesadilla en mi armario. Pontevedra, Kalandraka, 2001.

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En realidad, a lo largo de este debate ha que denominó «historias en forma de
ido extendiéndose la aceptación de los cono truncado» a aquéllas en las que falta
finales abiertos y de los negativos humo- la tensión hacia el desenlace. Los textos
rísticos, mientras que los mediadores ricos en tensión serían aquéllos en los que
mantienen muchas más dudas sobre el la distancia entre la capacidad de lector
acierto de los finales negativos dramáticos. para preveer cómo acabará la historia y el
Una segunda reacción denuncia que los punto donde se encuentra es grande,
finales de las obras realistas que acaban con la pero no desalentadora. Y Simone defien-
aceptación psicológica del conflicto ofrecen su de, precisamente, este tipo de narración
mensaje moral como si fuese «directamente «en forma de cono» como más pertinente
trasladable» a la realidad y el lector hubiera de para el aprendizaje narrativo de los niños
tomar nota literalmente de cómo debe com- y niñas, en contra de la tendencia actual
portarse caso de enfrentarse a un conflicto hacia las escenas deslabazadas (donde da
parecido. Se argumenta que esas obras parecen igual que pasen tres cosas o diez) o hacia
dar por sentado que la capacidad de asumir los las series acumulativas.
conflictos en la vida real proviene de la imita- Señalar el tipo de debates suscitados
ción de los personajes, de la percepción de su en torno a los finales actuales nos permite
«ejemplaridad», cuando, bien al contrario, cabe explicitar otro rasgo propio de la literatura
pensar que el efecto educativo de los finales infantil actual. El hecho de que su valora-
positivos tradicionales no provenía del hecho ción ya no se limita a los aspectos morales
de que reflejasen la realidad (de que uno fuera de los libros, «lo que es adecuado para
a vencer a los ogros o hallara a su familia perdi- niños», sino que la preocupación por los
da) sino de la vivencia positiva que el lector libros se ha ampliado hacia la discusión
experimentaba a través de la lectura, lo cual sobre «lo que pueden entender» y lo que
remite a un mensaje enormemente indirecto, «favorece su aprendizaje literario». Una
tal como ya hemos señalado al principio al ampliación que ha surgido con fuerza en
hablar de los cuentos populares. la medida en que las obras no sólo han
Un tercer tipo de crítica objeta que los variado los valores y los márgenes de per-
libros que debilitan el final en favor del misividad moral de las historias, sino que
simple juego literario, de series imaginati- han experimentado con las fronteras de
vas inconexas (cosas que me gustan, tipos las formas convencionales de contarlas.
de emociones, colecciones de camas ima- Vemos que los libros se han puesto al día
ginarias, etc.) o de una narración psicoló- en sus temas y valores cuando hablamos
gica basada en un «panorama» de la vida de los conflictos psicológicos que abordan
del protagonista (los problemas acumula- o de la transgresión de los antiguos tabúes
dos o transversales en su entorno familiar, y cuando constatamos que el humor, el
escolar, vecinal, etc.) puede causar pro- afecto, la relativización de la jerarquía, la
blemas en el interés del lector y en su consideración del otro, la iniciativa perso-
aprendizaje narrativo. nal o la imaginación son realzados como
El lingüista Raffaele Simone (1988) cualidades valiosas. Pero también vemos
denominó «historias en forma de cono» a que los libros se han hecho más extraños y
un texto «en el que todas las pistas (o casi sorprendentes al atreverse a jugar con el
todas) diseminadas mientras se avanza en lector, a volverse metaficcionales, a incor-
el relato contribuyen a orientar al oyente porar la imagen y los recursos materiales a
hacia una determinada clase de conclusio- la construcción de la historia, a vulnerar
nes o, en algunos casos, hacia una sola las fronteras de los géneros o a incremen-
conclusión específica» (p. 33), mientras tar la intertextualidad.

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Todas las posiciones con respecto a of Fairy Tales. London, Thames and
las nuevas fronteras de las obras –qué es Hudson, 1975 (Trad. cast. Psicoanáli-
adecuado moralmente, qué pueden sis de los cuentos de hadas. Madrid,
entender y qué les ayuda a crecer en su Crítica, 1977).
itinerario de lectura– responden a deba- BÚHLER, K.: The Mental Development of
tes que afectan a los educadores en su
the Child. London, Routledge &
tarea de selección y valoración de los
libros y la literatura que van a ofrecer a los Kegan Paul, 1949, en APPLEBEE: The
pequeños. De todo lo dicho quisiéramos Child’s Concept of Story: Ages Two to
desprender la idea de que el análisis de la Seventeen. Chicago III, University of
literatura infantil ofrece mucha informa- Chicago Press, 1978.
ción sobre lo que se espera que aprendan COLOMER, T.: La formació del lector lite-
las nuevas generaciones, tanto desde el rari. Barcelona, Barcanova, 1998
punto de vista sociocultural como de las (Trad. cast.: La formación del lector
competencias lectoras y literarias. Es literario. Narrativa infantil y
oyendo y leyendo esa literatura como se juvenil. Madrid, Anaya).
forman las bases de los futuros lectores — Introducción a la literatura infantil
de nuestras sociedades.
y juvenil. Madrid, Síntesis, 1999.
SIMONE, R.: Maistock. Il linguaggio spie-
BIBLIOGRAFÍA gato da una bambina. Firenze, La
Nuova Italia, 1988 (Trad. cast. Diario
BETTELHEIM, B.: The Uses of Enchant- de una niña. ¿Qué quiere decir Mais-
ment, The Meaning and Importance tock?. Barcelona, Gedisa, 1992).

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