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EDUCAR EDUCÁNDOSE

- OBJETIVOS

 Entender la educación como un proceso que demanda autenticidad y coherencia y


exige más "ser" que "hacer".

 Tomar conciencia de que la educación en actitudes y valores requiere que los hijos
puedan ver, de alguna manera, encarnados en sus padres los valores que se
aspira a transmitir.

- DESARROLLO

a) Lectura personal del texto siguiente

RELACIÓN PADRES-HIJOS

«La adolescencia es la época en que los hijos son particularmente sensibles a la


clase de vida que llevan sus padres. Durante los años de la preadolescencia se pone de
manifiesto que no basta ser un buen padre, como si ésa fuera la única función de una
persona mayor; hay que ser una buena persona, con intereses vastos y creadores en la
vida en conjunto, y no vivir exclusivamente preocupados por "mi hijo, mi familia, y si soy o
no un buen padre".

Alan Watts, experto en filosofía oriental, habla de la actitud de auto-derrota del


padre "que permanece sentado en su casa preguntándose si está haciendo lo mejor para
su hijo, y viviendo como si lo único que se espera de él es que dé al mundo un hijo bien
educado". Dice Watts: "Lo malo es que son muchas familias donde se ha inducido al
padre y a la madre a sentirse culpables acerca de si están educando bien a sus hijos.
Creen que la única razón para ejercer bien sus respectivas profesiones o empleos
consiste en producir un buen resultado en el hijo. Es como empeñarse en ser feliz sólo
para ser feliz, cuando la felicidad es un producto secundario..."

E igualmente lo es un buen hijo. Si lo único a que puede aspirar el chiquillo para


cuando sea mayor es a ser un padre que tendrá que "cuidar de un crío" (como él), ¿para
qué preocuparse? Por eso conviene que los padres se pregunten: "¿Qué clase de
persona soy a los ojos de mi hijo?", y no: "¿Qué clase de padre soy?". "Quiero que sea
feliz. ¿Hay alegría en nuestro hogar? Quiero que tenga espíritu creador. ¿Me muestro
interesado por las novedades? Quiero que aprenda algo. ¿Cuántos libros he leído el mes
pasado, o el año pasado, o en los últimos años? Quiero que tenga amigos. ¿Sé
ganármelos yo? Quiero que tenga ideales. ¿Tengo yo alguno? ¿Son lo bastante
importantes para que se reflejen en mi modo de obrar? ¿Le he dicho alguna vez cuáles
son las cosas en las que creo? Quiero que sea generoso. ¿Me compadezco de las
necesidades de quien no pertenece a la familia?" Las personas atraen no lo que desean,
sino lo que son. Igualmente los padres no crían a los hijos que desean sino a unos hijos
que reproducen lo que son ellos, los padres. Es en la "apertura" de sus padres donde los
hijos pueden empezar a ver un camino que les aleje de sus propias preocupaciones en
tomo del no estar bien. Es "ahí fuera", en el mundo y con la gente, donde está la acción, y
donde, bajo el mando de un adulto cada vez más fuerte, pueden tener lugar experiencias
que empiecen a producir los sentimientos de estar bien capaces de contrarrestar los
sentimientos iniciales de no estar bien y la desesperación»
(Thomas A. Harris, 1994)
b) Reflexión personal

c) Diálogo

 ¿Cuál es la idea más importante del texto?

 ¿Qué significado tiene para ti la frase: "Las personas atraen no lo que desean, sino
lo que son"?

 ¿De qué manera pueden los padres ayudar a sus hijos a superar los sentimientos
negativos y a sentirse bien consigo mismos?

 ¿Estás de acuerdo con estas afirmaciones?

a) Educar educándose.

b) Yo estoy bien, tu estás bien.

 Relata alguna experiencia positiva de diálogo con los hijos o un modo de solucionar
determinado problema que te ha dado resultado.

d) Recapitulación

 ¿Qué actitudes de los padres favorecen el diálogo con los hijos?

e) Cuestionario para los hijos

¿CÓMO ES NUESTRA FAMILIA?

1º. Confundir la familia con la casa o con otros aspectos más o menos
periféricos es desvirtuarla y minusvalorarla.

Para penetrar en su realidad ofrecemos estas pistas de reflexión:

¿Cómo es a grandes rasgos tu familia?

¿De cuántos miembros se compone?

¿Qué papel juega cada uno?

¿Cómo compartís las tareas de la casa?

¿Quiénes y cómo ingresan dinero?

¿En qué y por qué se gasta?

¿Qué medios de comunicación entran y cómo le influyen?

¿Cómo tomáis las decisiones más importantes?

¿Cuál es el clima general de las relaciones mutuas?


¿Qué dificultades o focos de conflicto existen?

¿Qué tipo de comportamiento predomina?

¿Qué grado de responsabilidad asume cada miembro?

¿Está abierta tu familia a otras realidades?

2º. Centrándote en tu comportamiento:

¿Facilitas o dificultas la solución de los problemas?

¿Crees necesario cambiar en algo?

¿A qué te comprometes personalmente?

¿Cómo desearías que fuera tu familia?

3º. Compartir las conclusiones con vuestros padres.


RELACIÓN PADRES-HIJOS

«La adolescencia es la época en que los hijos son particularmente sensibles a la


clase de vida que llevan sus padres. Durante los años de la preadolescencia se pone de
manifiesto que no basta ser un buen padre, como si ésa fuera la única función de una
persona mayor; hay que ser una buena persona, con intereses vastos y creadores en la
vida en conjunto, y no vivir exclusivamente preocupados por "mi hijo, mi familia, y si soy o
no un buen padre".

Alan Watts, experto en filosofía oriental, habla de la actitud de auto-derrota del


padre "que permanece sentado en su casa preguntándose si está haciendo lo mejor para
su hijo, y viviendo como si lo único que se espera de él es que dé al mundo un hijo bien
educado". Dice Watts: "Lo malo es que son muchas familias donde se ha inducido al
padre y a la madre a sentirse culpables acerca de si están educando bien a sus hijos.
Creen que la única razón para ejercer bien sus respectivas profesiones o empleos
consiste en producir un buen resultado en el hijo. Es como empeñarse en ser feliz sólo
para ser feliz, cuando la felicidad es un producto secundario..."

E igualmente lo es un buen hijo. Si lo único a que puede aspirar el chiquillo para


cuando sea mayor es a ser un padre que tendrá que "cuidar de un crío" (como él), ¿para
qué preocuparse? Por eso conviene que los padres se pregunten: "¿Qué clase de
persona soy a los ojos de mi hijo?", y no: "¿Qué clase de padre soy?". "Quiero que sea
feliz. ¿Hay alegría en nuestro hogar? Quiero que tenga espíritu creador. ¿Me muestro
interesado por las novedades? Quiero que aprenda algo. ¿Cuántos libros he leído el mes
pasado, o el año pasado, o en los últimos años? Quiero que tenga amigos. ¿Sé
ganármelos yo? Quiero que tenga ideales. ¿Tengo yo alguno? ¿Son lo bastante
importantes para que se reflejen en mi modo de obrar? ¿Le he dicho alguna vez cuáles
son las cosas en las que creo? Quiero que sea generoso. ¿Me compadezco de las
necesidades de quien no pertenece a la familia?" Las personas atraen no lo que desean,
sino lo que son. Igualmente los padres no crían a los hijos que desean sino a unos hijos
que reproducen lo que son ellos, los padres. Es en la "apertura" de sus padres donde los
hijos pueden empezar a ver un camino que les aleje de sus propias preocupaciones en
tomo del no estar bien. Es "ahí fuera", en el mundo y con la gente, donde está la acción, y
donde, bajo el mando de un adulto cada vez más fuerte, pueden tener lugar experiencias
que empiecen a producir los sentimientos de estar bien capaces de contrarrestar los
sentimientos iniciales de no estar bien y la desesperación»

(Thomas A. Harris, 1994)

Diálogo

 ¿Cuál es la idea más importante del texto?


 ¿Qué significado tiene para ti la frase: "Las personas atraen no lo que desean, sino
lo que son"?
 ¿De qué manera pueden los padres ayudar a sus hijos a superar los sentimientos
negativos y a sentirse bien consigo mismos?
 ¿Estás de acuerdo con estas afirmaciones?
a) Educar educándose.
b) Yo estoy bien, tu estás bien.
 Relata alguna experiencia positiva de diálogo con los hijos o un modo de solucionar
determinado problema que te ha dado resultado.
¿CÓMO ES NUESTRA FAMILIA?

1º. Confundir la familia con la casa o con otros aspectos más o menos
periféricos es desvirtuarla y minusvalorarla.

Para penetrar en su realidad te ofrecemos estas pistas de reflexión:

¿Cómo es a grandes rasgos tu familia?

¿De cuántos miembros se compone?

¿Qué papel juega cada uno?

¿Cómo compartís las tareas de la casa?

¿Quiénes y cómo ingresan dinero?

¿En qué y por qué se gasta?

¿Qué medios de comunicación entran y cómo le influyen?

¿Cómo tomáis las decisiones más importantes?

¿Cuál es el clima general de las relaciones mutuas?

¿Qué dificultades o focos de conflicto existen?

¿Qué tipo de comportamiento predomina?

¿Qué grado de responsabilidad asume cada miembro?

¿Está abierta tu familia a otras realidades?

2º. Centrándote en tu comportamiento:

¿Facilitas o dificultas la solución de los problemas?

¿Crees necesario cambiar en algo?

¿A qué te comprometes personalmente?

¿Cómo desearías que fuera tu familia?

3º. Comparte las conclusiones con tus padres.

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