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VARIABLES LINGÜÍSTICAS
La norma
La lengua tiende a ser conservadora y homogénea: de no ser así no podríamos entendernos. Sin embargo, la
lengua cambia a cada momento, aunque esas mutaciones no llegan al punto de afectar la dependencia de
una variante de la lengua respecto de su matriz. Si fuera así, significaría que tal variante ha mutado
profundamente en su fonética, y/o que creó sus propias reglas independientes. Así, podría adquirir la
categoría de lengua, como ocurrió con el español, que originalmente era sólo una variante del latín.
Hay muchos modos distintos de decir las cosas. Los usamos a cada momento. Pero, ¿cuál es la forma
correcta? ¿Cuál es la norma o lo normal? Hay tantas normas como variantes funcionales de la lengua. Vale
decir, un enunciado es correcto según la variante que se esté utilizando. Y es que cada uno de nosotros
maneja varias normas, que son funcionales en un determinado ámbito. Hay ciertos factores que determinan
las variantes y, por consiguiente, las normas. Son los siguientes:
a) Tiempo (variación diacrónica): la lengua cambia con el paso del tiempo. Hay lugares donde el cambio es
más lento (sectores rurales y lugares aislados). Las palabras cambian y el modo de decirlas también.
Desaparecen conceptos (botica, alberca, biógrafo, fenecer) y aparecen otros (zaping, estrés, gogglear). Esto
implica una diferencia entre las distintas generaciones de hablantes.
b) Lugar (variación diatópica): es una de las variaciones más evidentes de la lengua. Somos
instantáneamente capaces de distinguir a un cubano de un español, aunque ambos son usuarios del mismo
idioma y se entienden mutuamente. Las distintas normas diatópicas reciben el nombre de dialectos. Nuestro
dialecto es el español de Chile, aunque también es posible notar diferencias locales bastante claras entre
chilenos. Algunos de los rasgos generales del español de Chile son los siguientes:
d) Estrato (variación diastrática): esta variación nos permite distinguir dos niveles, uno culto y otro inculto
(y variedades intermedias). Si bien, entre ellos, hay incompatibilidades en la pronunciación y selección de
palabras, fundamentalmente, la dificultad de la variante inculta de comunicar mensajes precisos y abstractos
a causa de una inconsistencia léxica y gramatical es la característica que proporciona el contraste. Por lo
tanto, no es que el lenguaje inculto diga las cosas de otra forma, sino que es incapaz de expresarse de
manera eficaz en contextos no informales. A la variante inculta se la conoce habitualmente como antinorma
o marginal.
e) Otras variaciones: hay otros factores menos determinantes, porque afectan sobre todo a la parte más
superficial de la lengua, esto es, a la selección de las palabras:
El sexo no es muy significativo como factor de variación en español. El habla de hombres y mujeres es
prácticamente similar, aunque las mujeres hablan ligeramente más rápido que los hombres. Utilizan en su
discurso un léxico más expresivo o afectivo.
Hay circunstancias sociales relativas a la profesión, la ocupación y la convergencia de gustos y hábitos
(conocidas también como campos), que determinan el uso de cierto léxico especial. Esto da origen a las
jergas, que reflejan la existencia de referencias comunes y específicas entre los hablantes. Por ejemplo, los
hábitos lingüísticos de los adolescentes, que siempre buscan innovaciones que marquen una diferencia
social con los adultos, los llevan a la construcción de una jerga juvenil. Esta jerga varía frecuentemente
puesto que se desplaza rápidamente a las generaciones anteriores. Otra jerga que varía rápidamente es la
coa, del ámbito del hampa. Algunas palabras de la coa han pasado a la norma informal.
Lo anterior hace pensar en cómo tales grupos de interés crean jergas, como sucede en la hípica (placé), el
fútbol (córner), internet (chat), computación (placa madre), etc. Los grupos de especialistas en alguna
ciencia o alguna tecnología tienen sus propias jergas, así como los aficionados a determinadas artes,
tendencias, ideologías y religiones. Los campos profesionales dan origen a tecnolectos.
En algunas situaciones protocolares o rituales se usa una variante supraformal, caracterizada por su rigidez
absoluta e imposibilidad de cambiar formas definidas por protocolo o formas estereotipadas. Esto ocurre en
algunos oficios religiosos, ritos, ceremonias castrenses, relaciones diplomáticas, eventos oficiales de los
gobiernos, etc.
3. “Schhh! Loquito no seai tan güeno p´descomponete puh!. Esta expresión transformada a nivel culto
formal es:
A) “Amigo, no te enojes tan fácilmente”.
B) “Oye demente, no seas tan bueno para enfermarte”.
C) “Silencio, amigo, no seas una persona de mal aliento”.
D) “Señor, no sea mal educado”.
E) Ninguna de las anteriores.
4. El Rector del Colegio se dirigió a los alumnos para informarles acerca de las nuevas normas de
convivencia escolar.
En esta situación el nivel del lenguaje del Rector debe ser:
A) Culto informal.
B) Culta formal.
C) Inculta informal.
D) Jergal.
E) Inculta formal.
5. Ella mencionó que debía hablar en público, manejaba el tema y vocabulario de manera apta. Sin
embargo, debe considerar los siguientes elementos de la expresión oral:
A) Símbolos, señales, tono de voz, dicción.
B) Verbales, paraverbales y no verbales.
C) Fundamentalmente paraverbales.
D) Sólo el contexto.
E) Íconos, símbolos, señales.
8. La función del lenguaje que predomina en la comunicación, de acuerdo a la intencionalidad del Emisor, es:
A) Apelativa.
B) Metalingüística.
C) Referencial.
D) Expresiva.
E) Sintética.