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NACIONAL
DEL PERU
AGRICULTURA PERUANA
El PBI agropecuario en el período 1991-2000 creció 64,4% en términos reales,
tasa mayor a la del crecimiento del PBI global de la economía, de 44,8% en el
mismo período. El crecimiento agrícola de la década pasada se registró luego
de la retracción de la producción durante los 70s y del estancamiento de la
década de los 80s, consecuencia de la Reforma Agraria y del Fenómeno El Niño
de 1983, respectivamente.
PRECIOS
En el período 1991-2000, el precio promedio real de los productos
agropecuarios, medido a través del ratio entre los índices de precios del sector
agropecuario y del PBI global, cayó 13,4%.
DESCENTRALIZACION
Antecedentes de la Descentralización
cada CTAR constituye un pliego presupuestal dentro del Sector del Ministerio
de la Presidencia.
POLÍTICA ARANCELARIA
Una política arancelaria eficiente debe orientarse en el tiempo a reducir el
promedio y la dispersión arancelaria. Para el logro de este objetivo se debe
considerar: a) el balance entre el impacto efectivo sobre producción, empleo y
recaudación, y el efecto sobre la eficiencia en la asignación de recursos y el
bienestar de la población, b) otras formas alternativas de alcanzar los impactos
de producción, empleo y recaudación, tales como la estabilidad económica, las
políticas de inversiones o mejoras de la infraestructura y del capital humano, c)
que las negociaciones multilaterales, bilaterales y de bloques
De otro lado, ante la incertidumbre sobre la perspectiva del ALCA, los escasos
progresos en APEC y la culminación de la ATPDEA en el 2006, se hace
necesario y urgente la concreción de un TLC con nuestro principal socio
comercial, Estados Unidos.
Además del sesgo hacia la protección productiva del arancel, éste último
también suele servir a objetivos recaudatorios del Tesoro o de estimulación de
empleo. Cualquiera sea el uso que se le quiera dar al arancel, es una decisión
política que debe considerar los siguientes elementos:
• El balance entre el impacto efectivo sobre producción, empleo o
recaudación versus
aquél sobre la eficiencia en la asignación de recursos y el bienestar de
la población. Desde el punto de vista de la eficiencia del instrumento, su
manejo debe tender a lograr mejoras en la competencia internacional y
productividad de las empresas, así como, la mayor satisfacción del consumidor,
y no el beneficio sólo para algunos sectores y grupos en términos de ingresos y
empleo. En otras palabras, la política arancelaria debe tender a distorsionar lo
menos posible la :
A pesar del conjunto de medidas adoptadas a inicios de los años noventa, que
permitieron reducir el tamaño de un Estado que hasta entonces era el principal
actor de la economía
nacional, el proceso de reforma integral del Estado Peruano tiene aún una
agenda pendiente en el ámbito de la Modernización del Estado y la
consolidación del proceso de Descentralización. El objetivo principal de la
Modernización del Estado es incrementar la calidad de los servicios públicos y,
consecuentemente, aumentar la calidad del gasto público, para lo cual se
requiere reducir la participación del gasto corriente e incrementar la
participación de la inversión pública, mediante criterios de focalización y
optimización. De este modo, será posible incrementar tanto la efectividad de
las intervenciones públicas como la eficiencia en el uso de los recursos.
Así, en lo que respecta a la organización del Poder Ejecutivo, estos objetivos se
traducen en la necesidad de racionalizar el aparato administrativo del Estado
mediante la eliminación de duplicidades precisando sus funciones y
responsabilidades a nivel nacional, regional y local y simplificando las
estructuras organizativas de los ministerios y organismos públicos
descentralizados; así como en la necesidad de reformar el Sistema Público de
Pensiones y fortalecer la autonomía de las entidades reguladoras. De igual
modo, se requiere implementar una gestión moderna de los recursos humanos
del sector público y adecuarlos a la demanda real por bienes y servicios
públicos y diseñar e implantar un registro unificado de los empleados públicos.
POLITICA TRIBUTARIA
Por su parte, la equidad implica que la carga tributaria debe ser distribuida con
justicia entre los miembros de la sociedad, respetando sus capacidades
contributivas. La aplicación de este principio considera dos criterios: el de
equidad horizontal, por el cual un sistema tributario es equitativo cuando
contribuyentes con el mismo nivel de riqueza
deben pagar la misma cantidad de impuestos y equidad vertical o capacidad
de pago, mediante el cual, el establecimiento de tributos debe guardar relación
con la capacidad económica del contribuyente. Por último, bajo el principio de
simplicidad, el
sistema impositivo debe ser un conjunto ordenado, racional y coherente de
tributos, comprensible para todos los contribuyentes, de modo tal que reduzca
los costos de cumplimiento y la probabilidad de evasión y elusión fiscal.
Los principales avances del Gobierno en línea con los citados principios han
estado orientados a:
(i) La reducción de la evasión y la elusión utilizando medidas
administrativas como el reforzamiento del sistema de retenciones del
Impuesto General a las Ventas (IGV), la ampliación de la cobertura del
sistema de detracciones, la mejora del control de reintegros tributarios y
la intensificación de las auditorías a las empresas;
(ii) La modernización de la gestión y la capacidad funcional de la
Administración Tributaria a través de la fusión de SUNAT y Aduanas, que
centraliza en una única institución la responsabilidad de la recaudación
de impuestos; y
POLÍTICA COMERCIAL
Una de las lecciones aprendidas de los países que superaron el subdesarrollo
para convertirse en las nuevas potenciales industriales es que el crecimiento
económico requiere de políticas que promuevan la exportación, en especial, de
productos con alto valor agregado, que son los que generan mayor empleo e
ingresos y son, a diferencia de los bienes primarios (comúnmente llamados
commodities), menos dependientes de las fluctuaciones de precios en los
mercados internacionales. Sin embargo, las políticas que priorizan sectores
deben tener mucho cuidado en no tratar de identificar arbitrariamente sectores
ganadores, sino trabajar sobre aquéllos con ventajas comparativas potenciales
o reveladas, como puede ser el caso de la agroindustria.
En este sentido, la política comercial del Gobierno tiene como uno de sus
principales objetivos la negociación de acuerdos bilaterales y multilaterales
para expandir los mercados de bienes y servicios, y la reducción del nivel
promedio de aranceles, en consistencia con el programa fiscal y los
compromisos asumidos por el Perú en diversos foros internacionales, con el
objetivo de mejorar la competitividad de nuestros productos.
EMPLEO
El principal problema del mercado laboral en Perú es la deficiente calidad de
los empleos, la cual es producto de, al menos, dos causas: la baja
productividad de los trabajadores y la precariedad de las condiciones de
empleo, ambas relacionadas con el alto nivel de informalidad. Si bien la tasa de
desempleo es relativamente baja en comparación con otros países de América
Latina22, existe una considerable proporción de empleos de mala calidad. En
tal sentido, sólo uno de cada cuatro empleos en áreas urbanas cumple con las
regulaciones impuestas por la legislación laboral.
POLÍTICA SOCIAL
Ser pobre en el país implica no poder acceder a una canasta básica de
consumo, la cual se define como un conjunto mínimo de bienes y servicios que
permite satisfacer las necesidades esenciales de un individuo.
Este conjunto mínimo incluye una canasta básica de alimentos, con los
requerimientos nutricionales indispensables y gastos en servicios como
vivienda, salud y educación, entre otros. Al 2002, las cifras revelan que más de
la mitad de los peruanos —alrededor de 14,6
millones de personas o 54,3 por ciento de la población— es pobre y no puede
satisfacer sus necesidades indispensables. Más aún, el 23,9 por ciento de la
población es extremadamente pobre, y ni siquiera puede acceder a la canasta
básica de alimentos para satisfacer sus requerimientos nutricionales
indispensables.
El Gasto Social Total es aquel que permite formar capacidades básicas de las
personas y
hace posible su posterior perfeccionamiento y utilización. Estas capacidades
son indispensables para lograr una vida digna, sana, prolongada, creativa y
productiva. Según el grado de priorización se puede distinguir dos grandes
tipos de gasto social, el gasto social básico y el gasto social complementario.
El Gasto Social Directo es aquel que permite evaluar la real capacidad del
gobierno en la
producción de bienes y servicios sociales para el desarrollo de capacidades y
reducción de la pobreza en el país.
El Gasto Social Protegido es aquél que permite asegurar el funcionamiento
eficiente y eficaz de los bienes y servicios calidad del gasto provistos a través
de: Educación Inicial, Educación Primaria, Educación Secundaria, Salud
Individual, Salud Colectiva y Promoción y
Asistencia Social y Comunitaria.
Durante las décadas pasadas los Gobiernos del Tercer Mundo incrementaron
sustancialmente sus gastos, financiándose a través de endeudamiento. Este
flujo de fondos fue posible gracias a una particular coyuntura internacional
caracterizada por bajas tasas de interés. Cuando a inicios de los ochentas la
FED implementa una política monetaria contractiva se genera una recesión que
rompe las condiciones de solvencia. Las tasas de interés se hacen mayores a
las tasas de crecimiento del PBI.
De otra parte, el stock de deuda como proporción del PBI alcanzó 46,6 por
ciento en el año 2002, cifra sumamente elevada que configura un escenario
potencialmente peligroso para la sostenibilidad de la deuda. Dado este
panorama, la gestión de la política económica debe orientarse principalmente a
reducir los niveles de endeudamiento de tal manera que, no solo se asegure la
viabilidad de la política fiscal sino principalmente se generen las condiciones
para el desenvolvimiento de las iniciativas privadas de inversión, fuente última
del crecimiento económico y del bienestar. El problema actual de la deuda
pública se gesta en los años setentas cuando la coyuntura internacional se
caracterizó por la abundancia de financiamiento externo. En la Comunidad
Financiera Internacional de entonces, era común la idea que el “riesgo
soberano” era relativamente conveniente comparado a otras alternativas de
inversión. Tanto los bancos privados, los bancos multilaterales como los países
desarrollados proveyeron líneas financieras en abundancia para los países en
vías de desarrollo.
inversión que tuviese financiamiento era buena. Fue la época de las grandes
obras de infraestructura realizadas con recursos externos, independientemente
de si financieramente o socialmente se tratase de obras rentables.
En el caso peruano por ejemplo, si bien existía un sistema que debía dictar las
prioridades de inversión, los proyectos que tenían financiamiento a través de
endeudamiento externo estaban al margen de este sistema y eran
incorporados directamente al Presupuesto de la República. Como consecuencia
de este particular escenario, el déficit fiscal se hizo incontrolable y el nivel de
endeudamiento del país se elevó sistemáticamente. Así, el coeficiente de
deuda externa a PBI se elevó de 16,5 en 1970 a 72,4 del PBI en 1990. Es decir,
el endeudamiento prácticamente se quintuplicó en 20 años.
El Plan Baker fue un fracaso, en particular debido a que los bancos privados no
efectuaron los desembolsos conforme se habían comprometido. La principal
causa del fracaso de este programa fue que se concentraba en garantizar el
repago de los intereses, perdiendo de vista que el principal problema de los
países del tercer mundo ya no era el financiero o de liquidez sino más bien de
insolvencia que se derivaba del altísimo nivel de endeudamiento que tenían.
Cuando en julio de 1985 el nuevo Gobierno Peruano anunció que limitaría los
pagos de la deuda a 10 por ciento de las exportaciones, en la práctica se
consolidó el proceso de aislamiento de la comunidad financiera internacional
que se había iniciado en 1983. Esta situación solo terminó de resolverse
plenamente en 1997 tras la finalización del Plan Brady, es decir 14 años
después. Desde un primer momento, una de las prioridades del nuevo gobierno
asumido en 1990 fue lograr la reinserción del Perú en el sistema
financiero internacional. Era claro que sin los fondos provenientes del
financiamiento externo el Perú nunca podría crecer a las tasa requeridas que
permitieran aliviar la situación de extrema pobreza y carencia de empleo que
afligía a buena parte de su población.
Un primer paso en el norte de conseguir la reinserción fue la aprobación de un
programa económico que contara con el aval del FMI, así como al conformación
de un grupo de apoyo que provea de los recursos financieros internacionales
para hacer viable el programa económico para el periodo 1991- 1992.