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¿QUÉ PASA CON LAS SEMILLAS?

Actualmente en Chile se reconoce como “obtentor” a cualquier persona que crea o


descubre una variedad vegetal con las siguientes características:
• Nueva: aun no ha sido comercializada o lo ha sido sin su consentimiento.
• Distinta: se distingue en caracteres importantes de cualquier otra variedad
notoriamente conocida (que figure en las listas oficiales).
• Homogénea y estable: es uniforme en dichos caracteres, los cuales se conservan
luego de sucesivas propagaciones.
A esta persona se le otorga un “derecho” sobre la variedad, el cual se puede vender
y tiene vigencia de 18 años para árboles y vides y 15 años para las demás especies. El
obtentor es quien debe autorizar la utilización de esta variedad para fines productivos
o comerciales. Al agricultor le está permitido guardar parte de su producción para
volver a sembrar, pero no puede vender ni intercambiar semilla. Se entiende como
“semilla” toda parte de la planta destinada a multiplicación.
La fiscalización, multas y todo tipo de resguardo de los derechos de obtención están a
cargo del SAG. Este organismo puede otorgar licencias involuntarias en caso de existir
“abuso monopólico” por parte del obtentor.

¿QUÉ QUIEREN HACER AHORA?


Sumado a las anteriores definiciones y disposiciones, el nuevo proyecto de ley busca
extender el período de vigencia a 25 años para árboles y vides y 20 para otras
especies. El agricultor solo podrá guardar semilla en ciertas especies dispuestas en el
reglamento, y en una cantidad igual o inferior a la que adquirió inicialmente del
obtentor o distribuidor autorizado. Ni hablar de la venta o intercambio de semilla.
El proyecto faculta al obtentor para realizar la fiscalización. Cuando vea su derecho
vulnerado puede tomar acciones civiles y demandar el cese de actividades e
indemnización por parte del infractor.

¿Y LOS TRANSGÉNICOS?
El cultivo de transgénicos en el país está limitado a la producción de semilla para
exportación. Sin embargo, existe un proyecto que pretende liberar su cultivo para
consumo humano y animal. Este solamente contempla un etiquetado de aquellos
productos que no sean “substancialmente equivalentes” a los convencionales, y en dicho
etiquetado solo se exige detallar las características alimenticias y propiedades
nutricionales que hacen al producto distinto.

Infórmate, cuestiónate, organízate


CEIA 2011 – Departamento de Medio Ambiente

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