Algo para pensar y orar en esta semana

A medida que vamos madurando y tenemos menos tareas por delante, tenemos tiempo libre para recrear nuestros recuerdos. Debemos escoger con cuidado los recuerdos que nos permitimos. An en la edad madura ellos moldean nuestros estados de nimo. Si nos dejamos seducir por lo que podramos llamar recuerdos dolorosos, resentimientos o quejas, entonces las personas nos van a evitar. El mundo es duro de por s, sin una dosis de la penumbra ajena para obscurecerlo. Pero nosotros podemos levantar nuestro estado de nimo y el de otros si permanecemos en los misterios gozosos de nuestra vida, en las personas que queremos y en las experiencias que sentimos como una bendicin. No queremos aburrir a nuestros amigos con auto satisfacciones o presunciones. La gratitud por los regalos de Dios es diferente. Es uno de los temas bsicos de una espiritualidad madura y se nos hace fcil vivir con ella. Una conviccin es central a la plegaria cristiana: que Dios est activo en ella. Nosotros nos
inclinamos por la meditacin, no solamente como un ejercicio de auto mejoramiento, sino como una forma de abrirnos hacia nuestro Padre celestial que nos est esperando. Trescientos aos atrs, De Caussade escribi acerca del Sacramento del Momento Presente. Es solamente en el Ahora que tenemos acceso a Dios. Mirar hacia adelante o hacia atrs ejercita la mente y la imaginacin, pero nos distrae del verdadero encuentro con la oracin, con nuestro Seor que est presente en lo ms profundo de nuestra alma. Qudate tranquilo y conoce que yo soy Dios (Salmo 46). Hay una etapa en la plegaria donde vamos ms all de las palabras y los pensamientos: lo ms difcil es dejar de pensar. Un mstico es citado oyendo de Dios lo siguiente: Yo no tendr tus pensamientos en vez de t . A medida que vamos madurando, la plegaria comienza a tener menos palabras, menos racionalidad, y se parece ms a la de un campesino a quien el Cura de Ars sola ver en su parroquia: Yo miro al buen Dios y el buen Dios me mira a m . (Lo tom de Espacio Sagrado)