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Al correr la cortina para echar un vistazo hacia afuera, yo descubr que una hermosa araa negra y amarilla haba tejido su telaraa afuera del marco de la ventana. La observe por un instante. Ella pareca indiferente a la tormenta. Pareca quieta mientras se aferraba a su telaraa oscilante. Cuando hubo una calma en el viento, la araa comenz a reparar y a agrandar su telaraa. Cuando el viento empez de nuevo, dej de trabajar y volvi a aferrarse a su telaraa. Aprendamos, pues, una leccin de esta dbil criatura. Nosotros tambin nos aferramos a la dbil telaraa de la vida y a veces nos sentimos acosados por las tempestades, las pruebas y el desaliento. A veces parece como si la tormenta fuera a destruirnos. En lugar de permitir que nuestros corazones se llenen de temor y desesperacin, pongamos nuestra mirada en nuestro padre celestial y confiemos en l con la confianza de un nio. Confiemos que l en su soberana sabe lo que ms nos conviene a nosotros y esperemos pacientemente a que pase la tormenta. Luego podemos continuar nuestro trabajo tranquilamente, segn Dios dirija. Seor, t sabes lo que ms nos conviene. Ensanos a aceptar cualquier cosa que t nos mandes. Aydanos a no permitir que las circunstancias nos destruyan, sino ms bien aydanos a confiar en tu promesa que t estars con nosotros hasta el fin. Dios est al mando! David Keeney, Junto a Aguas de reposo. Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propsito. Romanos 8:28