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La psicología educativa se ocupa de los procesos de aprendizaje de temas educativos y

de la naturaleza de las intervenciones diseñadas para mejorar ese aprendizaje. No es


tanto una rama separada de la psicología sino como un conjunto de preguntas y
preocupaciones que psicólogos con diferentes formaciones, diferentes métodos y
diferentes perspectivas sobre el aprendizaje y el desarrollo se han planteado de
diferentes maneras a lo largo de décadas.

No obstante, la psicología educativa ha de ser tratada como una ciencia autónoma,


poseedora de sus propios paradigmas que van desde el estudio experimental hasta el
tratamiento de problemas específicamente educativos que se producen en el ámbito
escolar.

Podemos señalar por tanto que la psicología educativa trata de cuestiones tales como:

o El proceso de aprendizaje y los fenómenos que lo


constituyen como la memoria, el olvido, la transferencia,
las estrategias y las dificultades del aprendizaje.

o Los determinantes del aprendizaje, partiendo del estudio


de las características del sujeto cognoscente:
disposiciones cognitivos, afectivas y de personalidad que
pueden influir en los resultados del aprendizaje; la
enseñanza y desarrollo del pensamiento, implicaciones
educativas; y los alumnos con necesidades especiales.

o La interacción educativa existente entre maestro-alumno,


alumno-alumno, maestro-alumno-contexto educativo, así
como la educación en el ámbito familiar, la estructura y
proceso del aula como grupo, y la disciplina y control en
la clase.

o Los procesos de instrucción: procesos psicológicos de la


instrucción, instrucción y desarrollo, objetivo de la
instrucción, la enseñanza individualizada, la evolución
psicoeducativa y el proceso escolar.

La psicología educativa se ocupa de los procesos de aprendizaje de temas educativos y


de la naturaleza de las intervenciones diseñadas para mejorar ese aprendizaje. No es
tanto una rama separada de la psicología sino como un conjunto de preguntas y
preocupaciones que psicólogos con diferentes formaciones, diferentes métodos y
diferentes perspectivas sobre el aprendizaje y el desarrollo se han planteado de
diferentes maneras a lo largo de décadas.

No obstante, la psicología educativa ha de ser tratada como una ciencia autónoma,


poseedora de sus propios paradigmas que van desde el estudio experimental hasta el
tratamiento de problemas específicamente educativos que se producen en el ámbito
escolar.

Podemos señalar por tanto que la psicología educativa trata de cuestiones tales como:

o El proceso de aprendizaje y los fenómenos que lo


constituyen como la memoria, el olvido, la transferencia,
las estrategias y las dificultades del aprendizaje.

o Los determinantes del aprendizaje, partiendo del estudio


de las características del sujeto cognoscente:
disposiciones cognitivos, afectivas y de personalidad que
pueden influir en los resultados del aprendizaje; la
enseñanza y desarrollo del pensamiento, implicaciones
educativas; y los alumnos con necesidades especiales.

o La interacción educativa existente entre maestro-alumno,


alumno-alumno, maestro-alumno-contexto educativo, así
como la educación en el ámbito familiar, la estructura y
proceso del aula como grupo, y la disciplina y control en
la clase.

o Los procesos de instrucción: procesos psicológicos de la


instrucción, instrucción y desarrollo, objetivo de la
instrucción, la enseñanza individualizada, la evolución
psicoeducativa y el proceso escolar.

En las escuelas, la psicología educativa se ha aplicado para crear un sistema


de instrucción conocido como aprendizaje controlado, que se basa en la
creencia de que la mayoría de los alumnos pueden alcanzar notable éxito si se
siguen ciertos procedimientos, entre ellos: (1) el programa se divide en
sucesivas unidades estructuradas de una forma lógica, cada una de dos
semanas de duración; (2) los alumnos pasan un examen al final de cada
unidad antes de pasar a la siguiente; (3) hay suficientes alternativas para la
enseñanza y la examinación con el objeto de que los alumnos puedan
recuperar la materia si fracasan la primera vez, y (4) los alumnos determinan el
tiempo que precisan para completar una unidad. Esta forma de instrucción
tiene éxito normalmente en cursos que hacen hincapié en la adquisición de
conocimientos.

Normalmente, en la investigación y el desarrollo de un programa educativo hay


involucrados psicólogos educativos que intentan que los planes y las preguntas
de los exámenes se adecuen a los objetivos pedagógicos específicos. Los
planes así elaborados se evalúan y, si es necesario, se replantean sobre la
base de los hallazgos empíricos, método también empleado para crear
programas educativos televisados y de material pedagógico auxiliar.
Las técnicas de psicología educativa se emplean en los programas de
formación de maestros. Algunos principios de la modificación de conducta se
aplican a una amplia serie de problemas de la enseñanza como la reducción
del nivel de ruido en las clases o el aumento del tiempo de estudio de los
alumnos que dormitan durante las horas lectivas.

Los psicólogos de la educación han creado programas de formación


permanente del profesorado para mejorar el aprendizaje de asignaturas como
lectura o matemáticas, según los hallazgos empíricos recientes. Estos estudios
demuestran que las investigaciones sobre la enseñanza pueden utilizarse para
formar a los profesores, de manera que aumenten la capacidad de aprendizaje
de sus alumnos

Objeto de estudio de la Psicología de la Educación

De manera general, el objeto de estudio de la Psicología de la Educación son los procesos de


cambio comportamental provocados o inducidos en las personas como resultado de su
participación en actividades educativas. (Beltrán y Bueno, 1995; Coll, Miras, Onrubla y Solé,
1998).

Para Hernández (1984) es la ciencia que, teniendo en cuenta todos los aportes de la Psicología
en general,, estudia, en particular, las características, causas y condiciones del cambio
conductual humano en situaciones educativas, cuyo objeto es lograr un mayor y mejor
desarrollo intelectual, personal y social.

La Psicología de la Educación en opinión de Genovard, Gotzens y Montané (1981): a) debe


incluir el conocimiento y los medios disponibles para mejorar el proceso de enseñanza, desde el
aprendizaje en todas sus facetas hasta las escuelas que adiestran a los alumnos; b) realizará el
análisis, descripción e identificación de rasgos, requisitos, funciones de educación y
planificación, relacionados con el proceso educativo; c) incluirá una rama que se dedique a los
aspectos con aplicación directa en el medio escolar.

Sin embargo, el objeto de estudio de la Psicología de la Educación todavía es materia de


reflexiones teóricas, con aspectos terminológicos objeto de reflexión, con enfoques a veces
divergentes, pero con un desarrollo intenso durante los últimos años. Esta disciplina todavía no
ha desarrollado una imagen bien definida y es importante hacerlo si se quiere contribuir de
fórma significativa a la solución de los problemas educativos (Scandura, 1978). Todo ello es
debido a que todavía es una ciencia de incipiente desarrollo dentro de la Psicología (Coll,
Palacios y Marchesi, 1997). Pero, también, esta dispersión o confusión en cuanto al objeto de la
Psicología de la Educación puede ser debida, según Mayor (1981), a varios factores: a)
situación disciplinar confusa; b) tensiones teóricas y metodológicas consecuencia de los
distintos modelos o paradigmas implicados en el área; c) objeto de estudio ambiguo, ya que los
dos conceptos que conforman la denominación, "psicología" y "educación", abarcan una gran
diversidad de contenidos.

La fuente de divergencias fundamental proviene del énfasis dado al polo psicológico o al


educativo, o de que se mantenga una cierta equidistancia entre ambos como una disciplina
psicológica y educativa a la vez. A pesar de que hoy día existe un consenso generalizado
respecto al carácter aplicado de la disciplina, existen discrepancias en la interpretación de lo que
implica dicha aplicación. La discusión central se genera en torno a la cuestión de si la Psicología
de la Educación es un saber autónomo que genera nuevos conocimientos específicos o, si más
bien, se reduce al filtrado de conocimientos producidos por otras disciplinas psicológicas.

En un extremo se sitúan los autores que conciben la Psicología de la Educación, como campo de
aplicación más que como una disciplina científica con identidad propia, como psicología
aplicada a la educación. En este sentido, sería la ciencia encargada de extraer conocimientos
psicológicos relevantes, de una o vanas disciplinas psicológicas, y de aplicarlos al proceso
educativo. Por ejemplo, se trataría de una Psicología Evolutiva aplicada, de una Psicología del
Aprendizaje aplicada, etc. Este modelo incurre en algunos defectos notorios: a) la extrapolación;
b) la falta de sistematización; c) la indefinición del fenómeno educativo, que es el que en
definitiva constituye su objeto de estudio (Goñi, 1991); y d) la polarización en la dimensión
psicológica de la educación (Coll, 1989a). Esta caracterización de la Psicología de la Educación
como un apéndice de otras disciplinas psicológicas es explicitada por Palacios, Coll y Marchesi
(1990) del siguiente modo:

"La asimilación con la Psicología Evolutiva es lógica cuando se adopta


una explicación organicista u organísmica del desarrollo y del
comportamiento y se postula, consecuentemente, que la evolución y los
cambios que experimentamos las personas en el transcurso de nuestra
existencia están fuertemente mediatizados, cuando no determinados,
por el despliegue de fuerzas internas inscritas de uno u otro modo en
nuestro código genético. La asimilación con la Psicología del
Aprendizaje, por otra parte, es igualmente lógica en la perspectiva de
las explicaciones mecanicistas y empiristas del desarrollo y del
comportamiento, explicaciones que contemplan el cambio y la
evolución como el resultado más o menos directo de las experiencias y
aprendizajes acumulados durante nuestra historia persona" (Palacios,
Coll y Marches¡, 1990, p. 382).

Desde el otro extremo, se la concibe como una disciplina independiente, como una ciencia
autónoma, cuyo objeto es el estudio de las situaciones educativas o, si se prefiere, de los
procesos de enseñanza

aprendizaje. Esta postura es defendida por autores como Gage, Bruner, Glaser, Ausubel, Gagné,
entre otros. Las características que implica esta concepción de la Psicología de la Educación
son: a) mayor insistencia en el componente educativo que en el psicológico; b) no se limita a
explicar el aprendizaje sino también la enseñanza, por lo que mantiene estrecha relación con las
teorías de la instrucción; c) el carácter prescriptivo a diferencia de las teorías del aprendizaje
que son descriptivas; y d) la tendencia histórica a limitaría, si se la considera como ciencia
autónoma, a los aspectos purarnente instruccionales. Aunque no necesariamente debe ser así, ya
que lo decisivo es preguntarse previamente de qué se habla cuando se cita el término educación.

Sin embargo, la concepción mayoritaria, hoy día, es la que concibe la Psicología de la


Educación como disciplina psicológica y educativa de naturaleza aplicada, y estructurada en tres
dimensiones o vertientes en las que se ubica el conocimiento psicoeducativo así como los
diferentes tipos de actividades científico-profesionales en las que pueden verse implicados los
psicopedagogos.

Como puede observarse en la figura 2, la división en dos partes del núcleo teórico-conceptual
pretende reflejar la realidad histórica de su doble origen: selección y extrapolación de
conocimientos a partir de otras disciplinas psicológicas (enfoque predominante hasta la década
de los cincuenta) y elaboración de conocimientos específicos sobre los procesos psicológicos
implicados en las prácticas educativas (enfoque mayoritario en la actualidad) (Coll, Palacios y
Marchesi, 1997). Las flechas bidireccionales indican que la situación ideal sería aquella en la
que el núcleo teórico-conceptual específico, los procesos de diseño y planificación de procesos
educativos, y las técnicas de intervención psicopedagógica son objeto de un desarrollo paralelo,
simultáneo y coherente, con múltiples retroalimentaciones constructivas que pueden tener su
origen en una u otra de estas dimensiones. La separación mediante una doble línea (discontinua)
entre las tres dimensiones, quiere llamar la atención sobre el hecho deseable, aunque a veces no
se cumpla en la realidad, de una coordinación e interrelación entre ellas.

Figura 2. Las dimensiones de la Psicología de la Educación

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