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La rana que no saba que estaba hervida.

Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una ran a. Se est calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua est tibi a. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua est caliente. Un poco ms de lo que s uele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y adems el calor siempre le pr oduce algo de fatiga y somnolencia. Ahora el agua est caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, as que se limita a aguantar, a tratar d e adaptarse y no hace nada ms. As, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acele rada, hasta el momento en que la rana acabe hervida y muera sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela. Si la hubiramos sumergido de golpe en una cazuela con el agua a 50 grados, de una sola zancada ella se habra puesto a salvo, saltando fuera del recipiente. Si quieres "hervir" a alguien, primero asegrate de conocer sus gustos. Es muy fcil actuar ante un cambio brusco, pero si estamos en nuestra zona de conf ort, es comn que se dejen pasar de a poco las molestias para "evitar la fatiga", y cuando se es consciente de todo el cambio que se ha hecho suele ser demasiado tarde.

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