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RITUAL DE CANALIZACIÓN DE LA MORRIGÚ

Tiene como propósito entronizar dentro de tí la fuerza de la Morrigú, mediante


el rito de la canalización, para realizar alguna actividad personal en la que sea
necesaria una energía tan poderosa como sólo ella puede darte. Por eso no harás
el rito de despedida de la diosa y el dios al final del ritual, ni tampoco el asiento
de la energía después de terminado, lo que sólo tendrá lugar luego que hayas
librado la batalla para la cual canalizaste esta fuerza.

IMPORTANTE: No es conveniente para tu salud que pases más de tres días sin la
despedida de la diosa y el dios y el asiento de la energía.

**********

Inicias con el ritual básico. Luego que hayas cerrado el círculo, convocado a los
guardianes y encendido las velas de los airts, et cétera, procedes de la forma
siguiente:

Primero enciendes la vela blanca que te representa a tí, la colocas en el altar y te


pones de rodillas, dirigiéndote al Norte, dices:

Benditos sean mis pies, que me han traído hasta las puertas de Lir.
Benditas sean mis piernas, que se arrodillan en el altar sagrado de la
Morrigú.
Bendito sea mi vientre (hombres: falo) que trae (ha traído) vida a este
mundo.
Bendito sea mi corazón, que late con sabiduría y fuerza.
Benditos sean mis brazos y mis manos, que empuñarán el poder de la
Morrigú.
Benditos sean mis labios, que pronunciarán los nombres sagrados de los
dioses y sólo dirán la verdad.

Te pones de pie, cierras los ojos, levantas los brazos con las palmas hacia el
Norte y dices:

Salve gran diosa Morrigú, Reina del Sidhe,


Señora de Uindimagos.
Yo te saludo con reverencia desde el Reino de Fal.
Los guardianes de los cuatro elementos os presentan sus tesoros
Y yo te entrego mi espíritu en señal de devoción,
como manifestación de amor y en gesto de confianza.
Con tu vela blanca enciendes la vela negra de la diosa y en su llama enciendes la
varita de incienso de la diosa y la colocas frente a la vela y el símbolo que la
represente.

Salutación a Daghda:

Yo te saludo Padre Daghda


Consorte que fuiste de la Morrigú
Señor de la Abundancia.

(Si eres mujer, dices esta frase):

Permite que reciba tu fuerza en el Reino Oscuro del Vientre de la


Morrigú.

(Si eres hombre, dices esta frase):

Permite que penetre junto a tu fuerza, en el Reino Oscuro del Vientre de


la Morrigú.

En la llama de la vela de la diosa enciendes la vela anaranjada del dios, y en su


llama enciendes la varita de incienso del dios y la colocas frente a la vela y el
símbolo que lo represente.

Te sientas, te relajas, meditas profundamente (varios minutos) sobre el sentido y


el propósito del ritual y el buen uso que harás de la fuerza de la Morrigú; y
cuando te sientas preparada(o), te vuelves a poner de pie y, mirando hacia el
Norte, con las palmas de las manos igualmente extendidas, haces la invocación:

Yo te invoco, gran Morrigú, triple diosa de poder,


desde este espacio que no es espacio,
desde este tiempo que no es tiempo,
desde el mundo del hombre,
yo te pido que desciendas sobre el cuerpo
de esta sierva/sacerdotisa tuya (hombres: siervo/sacerdote tuyo)
y me prestes tu Fuerza Oscura
para que seas tú quien obre por mí
y me prestes tu brazo
para blandir tu espada.

Llamo a las nieblas del tiempo:


Llamo a través de las vastas tierras del presente
Llamo a través de los profundos océanos del pasado
Llamo a través de los cielos del futuro...
Deja que mi voz resuene a través
De las montañas y cañadas de Eire
Deja que mi voz llegue a los lugares oscuros
Los lugares prohibidos
Los lugares secretos del Sidhe
Las profundidades de Lir
La tierra de Uindimagos.

Invoco a la Señora de la Batalla


Ella, que es la Reina de los Fantasmas
Llamo a la Diosa de la Muerte
Aquella que es también Guardiana de la Vida
Llamo a aquella que es conocida como Locura
A ella que es conocida como Venganza
Llamo al Cuervo de la Batalla
A ella, que es la lavandera en el vado
A ella que es el último poder
Sobre la Vida y la Muerte

¡Ven mi Señora Morgana


¡Ven Badb! *
¡Ven Nemain!
¡Ven Morrigan!
¡Ven Fea!
¡Ven Macha!
Ven junto a mí, para que pueda honrarte
Ven junto a mí, para que aprenda de ti
Tu Tradición y tus Misterios
¡VEN, MI SEÑORA MORRIGÚ!

Aquí, te quedas de pie con los brazos alzados y las palmas extendidas hacia el
Norte, y la esperas hasta que la sientas entrar en tí. Quédate un minuto más de
pie, hasta que sientas que ha armonizado con todo tu cuerpo y con tus piernas, y
luego te sientas.

Medita sobre su presencia dentro de tí, y cuando te sientas en condiciones, haces


el festín con galletas oscuras (o torta de chocolate) y vino tinto, bendiciéndolos
conforme al ritual básico; das las gracias y terminas el ritual en tu forma
acostumbrada, despides a los elementos y abres el círculo.

Luego que hayas desmantelado el altar del ritual y guardado tus herramientas,
debes sentarte a meditar en una poltrona o sofá cómodos y relajarte bien, para
permitirle asentarse bien en tu cuerpo; incluso puedes tomar vino y ponerle su
copa a la Morrigú (cuando te vayas a dormir, déjale su copa en tu altar
permanente, hasta que ella decida).

Una vez que hayas utilizado la fuerza de la Morrigú en aquella tarea para la cual
la canalizaste (no debe exceder de tres días), debes realizar un sencillo ritual de
agradecimiento y despedida, y asentar la energía sentándote en el piso, sin
vestiduras, apoyando las plantas de los pies, los glúteos y las palmas de las
manos contra el piso, sin alfombra, no menos de diez minutos.

Finalmente, debes saber que puedes hacer modificaciones al ritual básico para
que armonice mejor con este ritual de canalización. La experiencia te dirá cómo
ir haciendo estas adaptaciones.

* Recuerda que se pronuncia “béiv”.

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