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LA SALIDA DEMOCRATICA

El sistema democrático reconoce como principio la libertad, que es a su vez su fin, y se


funda en la alternativa del mando y obediencia, basado en el derecho político de
igualdad, donde el pueblo es siempre soberano, y que la voluntad de la mayoría es la ley
suprema; estas son las bases de los partidos políticos.

El bien es el fin de todas las ciencias, y la política es ciencia, ya que el bien en la


política es la justicia como utilidad general, es una especie de igualdad, que también es
propio de la naturaleza del hombre, lo cual constituye un importante problema político,
por el predominio de la desigualdad.

Esta división se expresa generalmente en términos económicos: Los pobres y los ricos,
ya que la fortuna y virtud no son análogas en todos los hombres, además, no es
necesario que los hombres se hagan más pobres, y que los ricos sean más fuertes, lo
cual constituye en toda sociedad conflictos de lucha social.

En todo caso el fin absoluto sería la justicia, que escapa a nuestras posibilidades
presentes, pero debemos caminar en las fatigosas marchas relativas, para alcanzar lo
absoluto, que son metas a los supremos ideales, para observar lo humano, con el
convencimiento de haber superado el pasado.

El tema de la justicia, está vinculado a la paz social en diversos niveles, partiendo del
hogar, base del desarrollo humano, para el derecho a la vida, partiendo de la educación,
alrededor del cual, se enfrentan posiciones, al interior de la comunidad nacional.

Hay demasiados diagnósticos para resolver los problemas políticos y económicos, todos
muy buenos, para el cual la política es apenas un medio, y la posmodernidad nos desafía
en este mundo globalizado del Siglo XXI, sobretodo a la juventud profesional, para
cambiar sustancialmente, el derecho a la vida digna, superando la crisis espiritual en el
Perú.

La nación necesita restablecer la adoración verdadera a Dios, reconociendo los caminos


pecaminosos, a través de la Palabra de Dios, mediante la obediencia, y aceptarnos a
nosotros mismos así como a los demás, venciendo una intensa oposición espiritual, para
dejar que el Señor determine la nueva democracia.

Lo que decimos no significa que sea un movimiento religioso, sino que sepa valorar los
principios cristianos, porque tenemos fe, más allá de los gobiernos de turno, que deben
aplicar política de Estado, bajo los acuerdos de la Mesa de Concertación. Es el tiempo
de volver a la grandeza.

GRUPO PACIFICO DE COMUNICACIONES


Radio – Televisión – Prensa – Internet

Lima, 10 / 11 de junio del 2006.

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